Jump to content

A oscuras... todavía


Ellie Moody
 Compartir

Publicaciones recomendadas

—Tu propiedad es un centro de tortura y caerá. Y tú caerás al mismo tiempo

 

Por un momento se molesta con Madeleine ¿Cómo puede pensar siquiera que Hobb pudiese pensar en negociar con esa tipa? Pero se calma cuando termina la frase. Le cuesta mantener la presencia de la doctora fuera de su mente, pero lo logra. Es verdad que la oclumancia no sirve, es verdad que en ese momento sus varitas mágicas son inservibles. Pero la magia de los paladines es más fuerte. No importa cuan oscura sea esa maldad, ellos pueden contra ella.

 

Convoca la magia del Mjölnir haciendo que una réplica de este se materialice en su mano. No hace uso de todo su poder porque en un lugar como ese podría ser mortal incluso para él y para sus compañeros de bando. Sin embargo el martillo tiene fuerza suficiente para la batalla que está a milésimas de segundo de suceder. Las cápsulas se abren y salen de ellas personas y criaturas cuyas miradas están perdidas. Se ven como seres sin alma aunque sabe que eso es imposible. En el pasado ha visto los efectos que el beso de un dementor tiene en las personas y está seguro que un ser sin alma no podría siquiera moverse. Y sin embargo eso es lo que parece.

 

Golpea con el martillo a varias criaturas mágicas. ¿Cómo rescatar a una bestia tan pura que ha sido profanada de esa forma? Ha trabajado con criaturas mágicas durante mucho tiempo antes de mudarse a Londres. Sabe lo que tiene que hacer. Salvar a los humanos puede llegar a ser posible, pueden intentarlo, pueden buscar una forma de dialogar con ellos. Pero para esas criaturas vivir de esa forma debe ser una tortura de la que jamás podrán salir. Mientras vivan. En su cultura los lazos con las bestias y los espíritus es bastante fuerte. Mata a las criaturas de un golpe seco, sin sufrimiento, sin darles tiempo a que les duela pues con cada golpe una pequeña descarga les paraliza el sistema nervioso.

 

La muerte de Violeta le hace dudar. Antes, cuando la chica aún estaba viva, él estaba bastante seguro de las acciones a tomar contra los obscurials producidos gracias a los experimentos realizados en el edificio. Pero ahí está, dudando. Ahí está defendiéndose en lugar de hacer daño. Ahí está poniendo su vida en mayor peligro del necesario. Pero incluso mientras duda tiene claro el destino de Tenenbaum y es que asesinarla es un camino demasiado fácil. Su castigo será un corte con la hoja de su Kanskje Sword. Se convertirá en algo menos que un despojo, dejará de ser humana, será la escoria que es.

NHCeJlw.png

T7Qipl9.gif
O1KlJf5.png
f5DcgjA.gifXuR0HEb.gifGPQsszk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

En un acto instintivo, su mano vuelve a tomar otra flecha y la coloca en el arco. Sus pies están ligeramente separados, a ambos lados de la línea de tiro, con las puntas hacia afuera; mantiene los hombros bajos y los músculos de la espalda, tensos. Lentamente, tira de la cuerda a lo largo del brazo del arco y apunta hacia la doctora con el ojo dominante, sin perderla de vista. Madeleine ha dudado mucho en aquella misión y quizás es por eso que todo ha ido, a su parecer, fatal; quizás si deja de pensar tanto y sigue su instinto, aquella redada no vaya a tener un final catastrófico. Sabe que hay obstáculos más cercanos, que no durarán en arrojarse sobre ella, pero ¿no es Tenenbaum el verdadero enemigo? ¿El verdadero objetivo? Conoce a los de su clase, ocultándose tras seres que no son más que unas piezas sin importancia para ellos, totalmente descartables; aunque se refiere a ellos como sus creaciones, no los ve como seres vivos que valgan la pena, pues no dudó en eliminar a Violeta cuando dejó de serle útil. No porque Violeta no tuviera poderes asombrosos, sino porque logró salir de aquel letargo mental, porque logró escapar y pensar por sí misma. Porque no podría usarla como una marioneta más.

 

Las criaturas mágicas que saltan hacia ellos se interponen entre ella y su objetivo, pero el paladín las derriba fácilmente. Madeleine sabe que no puede apartar la vista, pues si van a tomar una vida deben hacerlo con dignidad, así que se obliga a mantener los ojos abiertos y fijos en lo que está ocurriendo. Sabe que sus compañeros no son del tipo de personas que toman una vida a la ligera, que sólo lo hacen cuando no hay otra alternativa, incluso si se trata de criaturas mágicas. A veces, sacrificar a un perro rabioso es la única opción. Y sabe que debe ser el mismo razonamiento de Graves, cuando observa que no ataca a las personas. Después de todo, aunque Violeta ya no está, la Orden del Fénix logró obtener suficiente información sobre su condición e intentó comprenderla, incluso pudieron ayudarla a controlarlo brevemente; todo lo que aprendieron de ella no fue en vano, de la misma forma en la que su historia los condujo hasta allí. Había esperanza para Violeta, por eso su muerte fue tan dolorosa y avergonzante. No pudieron salvarla a ella, pero todavía no es tarde para los demás.

 

Y para lograrlo, hay que tomar decisiones difíciles.

 

Tenenbaum ni siquiera tiene que molestarse en dar órdenes verbales; aquellas creaciones parecen estar programas para defenderla. La punta de su flecha helada sigue apuntando a la mujer, pero pronto esto cambia. Un muchacho, que no debía llegar a los diecisiete años, salta hacia adelante y se interpone en su camino. A pesar de que está despierto y aparentemente consciente, Madeleine advierte que no parece... humano. Parece enojado, lo cual se manifiesta en su magia —comienza a formar una onda destructiva a su alrededor, creciendo con cada segundo, probablemente canalizándose para ser arrojada en cualquier dirección—, pero aún así sus ojos parecen vacíos, como si no hubieran pensamientos racionales detrás de ellos. Parece la mirada de una bestia, de un animal, no de una persona.

 

—¡No quiero hacerles daño! —gruñe Madeleine por lo bajo, a lo cual Tenenbaum suelta una carcajada.

 

—Patético —suelta, sacudiendo la cabeza sin dejar de sonreír—. Te aseguro que no dejé nada humano en ellos. No poseen recuerdos, deseos, ni siquiera recuerdan su propio nombre. Son vasijas sin alma, así que no tienes por qué sentirte culpable. Lucha sin contenerte, adelante. Siento curiosidad por esta magia tan extraña que poseen.

 

Sabe que no debe oírla, aunque se vea tentada a prestar atención a sus palabras. Aún así, sabe qué es lo que debe hacer para llegar a ella. Contiene la respiración y desvía el extremo de la flecha. Pero no apunta tampoco al muchacho, ni al par de mujeres que están tras él, canalizando su energía destructiva. No, Madeleine apunta hacia arriba de ellos y suelta la fecha. Es una apuesta peligrosa, pero hay que arriesgar para ganar. A un par de metros por encima de sus cabezas, la flecha se queda suspendida en el aire y, entonces, un campo elemental comienza a formarse a su alrededor; un domo de hielo, similar al que invocó en Ravenrock para contener a Violeta pero de bastante menor escala, comienza a tejerse rápidamente. Los cristales azulados los encierran y, entonces, una ligera escarcha comienza a cubrir sus pieles. El hielo no los lastimará ni les quemará, pero los detendrá temporalmente y el propio domo los mantendrá encerrads.

 

El temor de Madeleine no es por ella y Graves, sino por ellos mismos. No sabe si, tratando de escapar o incapaz de controlar su energía destructiva a esas alturas, podrían hacerse daño a sí mismos.

 

Otra flecha aparece en el arco, pero se demora en soltarla.

 

—¿Cuál es el objetivo de todo ésto? —susurra, pero su voz ronca se escucha perfectamente en la bóveda. Sabe que intentar hablar con ella es arriesgado, especialmente cuando no puede hacer uso de la oclumancia, pero necesita hacerlo; confía en Graves para mantenerla en la raya, tanto a Tenenbaum como a ella misma— ¿Para quién trabajas? ¿Para el Inquisidor?

 

—Niña ingenua —se burla la anciana, y su voz resuena por los altoparlantes—. Este es el trabajo de mi familia y de mi vida, aunque reconozco que tengo una gran variedad de clientes. Organizaciones terroristas, gobiernos mágicos y muggles... Durante muchos años nuestro trabajo tuvo que permanecer oculto, como si fuera algo tan terrible, pero gracias a todo lo que ha sucedido podemos vender nuestro producto.

 

»¡Deberían sentirse agradecidos! Huérfanos, pueblerinos, vagabundos, todos a quiénes he tomado son perfectamente prescindibles en nuestra sociedad. Por lo menos, ahora tienen un propósito, una utilidad y un poder con el que jamás habrían podido soñar. Y si me dan más tiempo, podría hacer que los muggles sean útiles también. Hablan como si derramara sangre, pero no soy una asesina... ¡No, yo soy todo lo contrario! ¡Soy una creadora!

 

Madeleine tensa el arco con fuerza, pero no suelta la flecha. Cree comenzar a comprender.

NHCeJlw.png
iB5wHYG.gif
T7t3MEE.png
sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Agradece no tener que atacar a las personas porque no se siente capaz de hacerlo. Lo intentó un par de veces durante la pelea pero sencillamente no pudo. Esquivó, se defendió, empujó a un par pero no les hizo daño. Su único objetivo es avanzar, lo hace mientras escuchar la charla que tienen las dos brujas. Tienes dudas ¿Realmente alguien se merece ser ejecutado de esa forma? ¿Realmente alguien merece un destino como aquel? Saca la varita mágica aunque todavía es inútil. Sincroniza un hechizo antiaparición con la explosión de sus clones destruyendo los inhibidores de magia. Si Tenenbaum tenía planeado escapar aquel no es su día.

 

Las dudas desaparecen en cuanto su magia no paladín recorre su cuerpo. Hay segundo en dónde todas sus habilidades aparecen de golpe, en dónde sus ojos se alternan entre blancos y marrones si control, en dónde la legeremancia actúa como una antena receptora y en dónde todos los muros mentales de su cabeza aparecen. El descontrol de la legeremancia le da la respuesta. Quizá no sea justicia y su acto sea visto como venganza. Pero es la única forma en que esa gente dejará de sufrir.

 

Usando los poderes del Combate cuerpo a cuerpo de su Kanskje Sword deja la punta de la espada en el cuello de Tenenbaum

 

—Eres tan malvada que soy incapaz de odiarte. Verte a la cara me causa repulsión. Arriesgaré mi propia vida si es necesario para curar el mal que hiciste en estas personas. Tendrás un destino peor que el de ellos.

 

No mata a la doctora. Al contrario, realiza un corte superficial desde su cuello. La punta de la espada camina en dirección del brazo dejando un rastro de sangre que parece insignificante. Le toma una segundo realizar una herida que abarca todo el brazo derecho de Tenenbaum. Es cuando el acero sagrado rompe el contacto con la piel de la mujer que el dolor aparece y la convierte en un despojo.

 

—¿Qué hacemos con toda esta gente, Madeleine?

NHCeJlw.png

T7Qipl9.gif
O1KlJf5.png
f5DcgjA.gifXuR0HEb.gifGPQsszk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Efectivamente tras traspasar la seguridad las alarmas ya estaban sonando, su aspecto había vuelto al propio de la vampiresa pero ni sus criaturas oscuras ni su sombra eran afectadas por la supresión de la magia que tenía el lugar. Pero poco le importó los cuatro siguieron avanzando por aquel pasillo hacia el ala oeste del segundo piso, observando los carteles y recordando lo que había visto en la mente del que había poseído gracias al escendia.

 

Movió su diestra al ver como de repente se abría una puerta unos metros delante de ella, aparecía un hombre con una criatura sostenida por una cadena. Criatura que no esperaba ver en realidad, un grifo. El movimiento de su mano y sus pensamientos hicieron que una de las criaturas de sombras que caminaba invisible a su lado se materializara. La quimera se lanzó contra el grifo que el guardia que acababa de soltar la cadena de su cuello mientras la Potter Black utilizaba el ilusionismo para convencer al guardia que frente a él no ocurría nada, que no había lanzado ninguna criatura al ataque y que solo había salido a recibir a un recién llegado Cody Banks.

 

—Señor Banks, no lo esperaba tan tarde —dijo mientras le cedía el paso hacia la oficina de la que había salido.

 

—Hay cosas urgentes que terminar —respondió la bruja mientras ingresaba a la sala de guardia del piso y tras ella su sombra invocada al llegar gracias al umbra, se ocupaba de desmayar, desarmar y atar en lugar seguro al guardia —sin heridos graves —murmuró mientras observaba los registros, los monitores y se ocupaba de dejar fuera de servicio los que mostraban dónde estaban sus compañeros.

 

Pero los ojos de Darla se centraron en dos monitores en particular, en el piso en cuestión indicaban una sala amplia en donde se podía ver dos capsulas, una en cada esquina y en el centro, en una mesa con controles y monitores de apariencia médica podía ver a cuatro personas trabajando, dos hombres y dos mujeres, que parecían estudiar lo que ocurría con los dos adolescentes que estaban en las cámaras de cristal.

 

La vampiresa no lo duda, corta con el puñal su mano mientras dibuja un pentagrama con su sangre. En el pasillo la quimera ha dejado fuera de combate al grifo mientras su sombra le quita el collar que parece ser lo que permite dominar a la criatura. El nuevo dibujo que realiza ella mientras tanto representa al demonio del miedo.

 

— Daimōn Agramon —susurra mientras de su sombra, se materializa lentamente una nube oscura de gas y polvo, Darla señala a los cuatro en el monitor —te he invocado para que te ocupes de ellos cuatro, no les hagas daño a los de la cápsula, si alguien intenta ayudar a esos cuatros, ocúpate también de que se arrepientan de haberlo intentado, no los mates, solo imposibilítalos.

 

Darla no puede ver más que el destello de unos ojos, pero casi juraría que es una sonrisa y en su mente sabe que demonio convocado, provocará que los que están allí caigan en un estado de terror sin igual. Tampoco le queda muy claro por qué hace caso al no lastimarlos, quizás porque en su paso por el otro lado sabe bien que la muerte sería muy benigna, la tortura y el sufrimiento para los que han experimentado con sus congéneres es más adecuado. La Doctora Tenenbaum seguramente lo sabe.

 

La pelirroja camina lentamente hacia la sala en que Agramon ya se está ocupando de los cuatro científicos o lo que en realidad sean. Ella debe ocuparse de encontrar el modo de abrir aquellas cápsulas sin dañar a los que están a su alrededor. El sonido de la alarma, apagado, pero constante le está provocando un nuevo dolor de cabeza, pero para su sorpresa suena una voz femenina, ofreciendo un tour si bajan las armas y dejan de arruinar su propiedad. Aquello es como una invitación a hacer explotar todo en realidad, y por un momento piensa en usar fragoquinesis en cada puerta y ventana del lugar, pero se controla, hacer estallar vidrios sería peligroso para todos, incluyendo sus compañeros y los transeúntes sobre los que cayeran los exteriores.

 

El dolor en su cabeza sigue penetrante cada vez más y la charla por los altoparlantes es cada vez más de guión cinematográfico. Esa mujer debería callarse la boca. Darla no duda esta vez en utilizar la fragoquinesis, nota como los jóvenes en las cápsulas se debaten y no está segura por qué, pero lo sospecha. Clava sus ojos en los altoparlantes y uno por uno va acelerando las partículas que los componen hasta hacerlos explotar. Incluso ese sonido al destruírlos resulta más agradable que la voz de la mujer que le recuerda de algún modo el control mental. Sabe que no puede cerrarle su mente con oclumancia pero también sabe que como miembro de la orden oscura y como vampiro, es más poderosa que ella. El que vaya apagando la voz de Tenembaun cerca de ellos parece ir calmando a los ocupantes de los domos de cristal.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

No notaba el frío. No notaba el agua. No notaba más que la furia que me movía hacia adelante, siempre adelante, en busca de aquel lugar y vengar la muerte de Violeta. En esta transformación no sentía a mis compañeros, a Darla, a Sherlyn, a las sacerdotisas... Pero en aquel momento no me importaba. Sólo quería llegar a Truro cuanto antes para cumplir con la media hora en la que nos citó nuestro líder.

 

Salir del río no fue difícil; encontrar aquel laboratorio de ingeniería genética, tampoco. No se ocultaban. Tal vez lo hicieran con el contenido de sus investigaciones (o no, eso ni lo sabía ni me importaba) pero su nombre aparecía por todas partes de la ciudad y su edificio dominaba el paisaje urbano desde cualquier punto que miraras. Así, a la media hora en punto, estaba ante la puerta, escuchando las órdenes:

 

"Infiltrarse en el edificio.

Pasar desapercibidos.

No lastimar a inocentes..."

 

Todos fueron muy activos y comenzaron su labor de entrar de la forma más rápida. Enarqué la ceja cuando vi que la fuerza parecía ser el arma utilizada por la mayoría. Yo miré hacia arriba, resiguiendo el perfil de aquel edificio. Demasiado moderno para mi gusto, a mí, que me gustaba lo tradicional, lo tranquilo, lo natural. Algo brillaba y noté que alguno de los compañeros había hecho una especie de bóveda de cristal. La reconocí, no era cristal; era hielo, como hicieron también al aparecer Violeta en la plaza del pueblo.

 

Violeta.

 

Su nombre, su recuerdo, su sencillez, su ternura y su miedo, me envolvieron y aspiré con fuerza, recordando por qué estaba allá.

 

-- Porque hay otros atrapados como ella -- dije, en voz alta. Un muggle asustado, que quedó atrapado en aquel domo de hielo que habían creado, me miró con miedo; intentaba escapar de aquella trampa de hielo pero no lo consiguió. Normal. Mis compañeros eran tan buenos como yo en los hechizos de su clan. Mal momento para pasear por la calle aquella tarde ya oscura. -- Busque refugio y apártese del edificio, buen hombre. Quédese cerca de los árboles.

 

No eran muchos. Como toda calle de la ciudad, cada equis metros había un alcorque de tierra en los que crecían árboles raquíticos. Mucho edificio extra-moderno pero se olvidaron de lo importante: cuidar de la naturaleza, supongo que para que no tapara aquella fachada tan... moderna. Me apoyé en uno, murmurando unos hechizos exclusivos del clan de las sacerdotisas. Si Ela o Sherlyn estuvieran cerca, les pediría a ellas que me ayudaran con el Foraoise o con algún otro hechizo. La invocación funcionó a pesar que no estaba segura que arraigara en aquella poca tierra visible, aunque supuse que había más debajo de todo aquel asfalto gris, tierra fértil tapada por piedras, celosillas, parterres móviles en cementos y otros materiales que ahogaban a la naturaleza que estaba antes que ellos.

 

Los árboles crecían. No sólo crecían, se desarrollaban en un crecimiento imparable alrededor del edificio, sus ramas se extendían a lo largo y a lo ancho del edifico mientras yo iba levantando las manos hacia arriba. Yo misma me elevaba. No levitaba. Una de las ramas había engordado lo suficiente para subir y elevarme a medida que todos los árboles se juntaban e iban rodeando toda la fachada. No era lo único que crecía de ellos. Las raíces también estaban fortaleciéndose y el pavimento se resquebrajaba ante su presión, saltando adoquines hacia los lados. Pronto, el cemento gris y patético quedó escondido bajo una masa de verde.

 

La Naturaleza me obedecía y recobraba su espacio. Yo no lo veía pero lo VEIA: las raíces estaban erosionando todos los cimientos que encontraban dentro del límite del domo de hielo. El frío no parecía gustarles así que se adentraban cada vez bajo el suelo de aquel parásito edificio y los sótanos del laboratorio genético empezaron a resquebrajarse, al principio imperceptiblemente; después, con fuerza, haciendo saltar cemento, placas, vigas, lo que encuentraban a su paso.

 

El Edificio estaba en peligro.

 

Pero para mí no era suficiente. El recuerdo de Violeta seguía ahí, presente. Así que subí por los diferentes pisos de aquel edificio, sintiendo resquebrajarse las medidas de seguridad tan notorias y tan modernas con la mera presión de las ramas de los árboles y plantas que habían crecido ante mi invocación y lo seguían haciendo, como si la Diosa supiera que tenía que prolongarse para deshacer todo aquel veneno. Yo paseaba por el exterior de aquel edificio mientras seguía ascendiendo, viendo breves escenas a través de las ventanas que estallaban pronto ante la presión de las ramas. Los zarcillos entraban en todas partes e inundaban suelos, paredes, objetos, cubriéndolos. Los ataques de los guardianes nada podían contra la naturaleza, cuando se enfadaba, contra Sagitas, cuanto estaba enfadada. Y hoy lo estaba, muchísimo.

 

Alarmas estridentes que desaparecían entre los estrujamientos de los zarcillos de las plantas de todo tipo que se habían unido en aquel ataque. Cámaras de vigilancia ultra modernas que eran chafadas por la presión de las ramas, monitores que eran apretujados... Al principio de llegar a aquella planta, una especie de sugestión intentó manipular las mentes de los miembros de la Orden. No sé cómo lo resistieron los otros pero yo sólo susurré un

 

-- Besto Mirlo

 

y de la invocación aparecío un hermoso pájaro negro de pico amarillo que se situó en mi hombro, cantando de forma tan estruendosa y melódica que acalló todo sonido ajeno a su hermoso canto. Pronto, aquel hechizo desapareció, tal vez porque la persona que lo hacía ya no podía hablar. Seguro que había muerto para que su magia desapareciera.

 

A punto de salir de aquella planta y seguir ascendiendo, vi la cabellera roja de Darla y fruncí el ceño. Por un momento, me había olvidado que no estaba sola para acabar con aquel maldito antro de maldad. Desde fuera no veía bien qué hacía pero noté que las sombras que habían ocultas en una especie de cápsulas eran humanas.

 

Salté de la comodidad del árbol y entré por aquel balcón ya cubierto de ramas y hojas que corrían por los pasillos, como si fueran hiedras veloces, deteniendo a los pocos que aún ponían resistencia. Intuí que la Orden estaba triunfando cuando noté que huían.

 

-- ¡Miér... coles, Darla! Quería encontrarla yo y... -- acallé el "matarla". No era propio del clan asesinar así tan a las primeras pero intuí que la Dra. Tenenbaum no existiría si los encargados de seguridad huían de forma tan descarada. -- ¿Quieres que te ayude a abrir más habitaciones con cápsulas?

 

Para las ramas de los árboles no era problema destrozar las cajas de las contraseñas, directamente las arrancaban y se entremezclaban entre cables, botones, túneles de aire, puertas... Nada se les resistía y en un momento, las habitaciones se abrieron tras una serie de chisporrotazos que se producían cuando los controles fallaban. El pájaro cantor abandonó mi hombro y se puso a cantar, en una melodía tan cálida y pacífica que creo que los ocupantes temerosos de aquellas cápsulas se relajaron un poco por encontrarse en un lugar desconocido.

 

Un estruendo se expandió por el suelo y las paredes y sonreí a Darla.

 

-- ¿Los sacamos? La raíces están socavando el edificio y vamos a tener un derrumbamiento de un momento a otro.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Se había concentrado tanto en lo que hacía que no había notado cuando su sombra se unió de nuevo a ella para darle más fuerza, cuando sus criaturas oscuras se plegaron a su lado, para protegerla de lo que podían sentir era peligroso. Agramon había seguido corriendo por los pasillos y los diversos pisos, haciendo víctima del terror a los demás civiles, miembros de la seguridad e investigadores que él veía que no eran inocentes como los que estaban contenidos en las cápsulas. Él había sabido que ella quería que siguiera deteniendo a los restantes miembros de aquella banda.

 

La pelirroja pensó que podría haber utilizado una vez más la convocatoria de espíritus, pero sospechaba que los fantasmas de los que habían muerto allí necesitarían más descanso y no estaba segura de que en ese caso hubiera podido cumplir con el objetivo de la Moody. Ella también mataría más que atormentar a los que hubieran causado su muerte si fuera uno de esos espíritus o almas en pena.

 

No supo bien cuando cesó la voz que llenaba el espacio, y no había sido porque ella hubiera explotado todos los parlantes de ese piso. Miró a su alrededor. ¿De dónde habían salido tantas plantas? La respuesta no tardó en llegar minutos después. El dolor de cabeza le había aflojado y la expresión de los jóvenes en las cápsulas parecían también más relajados. Asintió antes las palabras de la Potter Blue.

 

—Lo sé, todos queríamos, pero no te fíes, quienes hayan llegado a ellos querían mantener sanos a inocentes y seguramente también habrán querido mantener con vida a la “bruja” para saber más de ella. En las computadoras había registros —agregó, su sombra se había encargado de recopilar algunos de la sala de seguridad y de esa sala antes de volver a ella.

 

Volvió sus ojos hacia las cápsulas y luego hacia Sagitas, asintiendo una vez más, estaba segura que sí necesitaría su ayuda, podía manejarles si había en ellos oscuridad, pero lo mejor era si podían lograr que ellos fueran purificados, tranquilizados, y eso, no lo podía negar, era más un trabajo para sacerdotes que para miembros de la Orden Oscura o vampiros.

 

—Sí por favor, saquémoslos —miró las paredes resquebrajadas y a los árboles ahora gigantes y no pudo evitar sonreír —quizás necesitemos hipogrifos oscuros para poder bajar volando —río mientras invocaba nuevas criaturas de sombras, esta vez un par de hipogrifos, aunque ella con el phantom y Sagitas con su árbol seguramente podrían llegar rápidamente al exterior.

 

 

Movió las manos y concentró su vista sobre una de las cápsulas —¿Crees que sea seguro que las explote con fragoquinesis? —volvió a dudar —puedo utilizar el escendia, para poseer las cápsulas o incluso los controles y de esa manera abrir todas las cápsulas posibles —giró hacia la computadora, notando que varias ramas la atravesaban en ese momento habiéndola reducido a restos —ehm… creo que mejor la abro con escendia a menos que tengas una mejor idea —propuso la bruja sin considerar que quizás las defensas habían desaparecido y solo bastaría con evanescer los cristales con sus varitas.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

8mB7TQf.png

 

Entonces las alarmas empezaron a sonar, más la bruja no se inmutó. A esas alturas seguramente ya sabían que aquel era un ataque al igual que el que sus compañeros estaban llevando a cabo en Truro. Afuera del edificio había empezado a nevar, estiró la mano con la palma hacia arriba, varios de los copos cayeron en ella más no se derritieron. «Fūsiō» murmuró Kaori y el dolor la golpeo de pronto como si millones de agujas se clavaran en toda su piel al mismo tiempo, se mordió los labios para no gritar, sus ojos se cerraron y sus manos se hicieron un puño que apretó con tanta fuerza que las uñas la lastimaron.

Por un momento pensó que no podría soportarlo, pero la imagen del cuerpo sin vida de Violeta la llenó del coraje que le hacía falta para hacer a un lado el dolor y dejar que su cuerpo se transformara, dejó que todo el poder que Sombra le había dado finalmente fluyera libre. Cuando abrió los ojos se sentía diferente, su cabello se había tornado de un color azul y su piel tan blanca como la nieve misma. Alzó la mirada hacía el grupo de guardias que se acercaban amenazantes a ella, levantó las manos y una ráfaga helada los congelo en cuestión de segundos.

Miró sus manos, dudando por un momento si lo que tenía pensado hacer era lo correcto. Pero es que acaso ¿Había otra alternativa? ¿Se merecían esas personas una oportunidad? No, la respuesta a todas sus preguntas era, no. Las personas que ocupaban cargos de poder no harían nada, después de todo los intereses económicos siempre tendrían prioridad sobre la vida de personas inocentes, de personas que ellos pensaban eran insignificantes. Tenía que acabar con ellos de raíz y quizá por esa razón es que Hobb le había pedido a ella hacer ese trabajo, sabía que ella podría lidiar con esas muertes en su conciencia.

Lanzó un suspiro mientras empezaba a caminar hacia el interior del edificio, mientras sacaba la moneda que solía usar para comunicarse con Graves, el mensaje era simple. Las coordenadas exactas del edificio y dos palabras más “todo listo”. Esperaba que no tardase mucho en llegar hacía donde ella estaba, así que sin perder mas tiempo y a sabiendas que canalizar tan grande poder drenaría su energía, apresuró el paso. No se molestó en apagar las cámaras de seguridad, pues cuando ella dejara el edificio no quedaría nadie con vida.

Los primeros pisos fueron sencillos, no había mucha información relevante y cada persona que trabajaba ahí, que con su silencio habían sido cómplices, terminaron igual que los guardias que habían intentado detenerla, congelados o con carámbanos de hilo clavadas en puntos vitales. Varios intentaron salvar su vida ofreciendo información a cambio de clemencia, otros usando a su familia, sin embargo, nada de lo que pudieran decir la harían cambiar de opinión.

A partir del cuarto piso el camino no fue sencillo, menos si no podía hacer uso de magia ordinaria y no se creía capaz de usar otro hechizo del clan, no en esas condiciones. Los líderes de la organización se habían refugiado en el lugar en donde los inhibidores estaban colocados, en un vano intento de ganar tiempo. Los guardias que custodiaban la entrada consiguieron herirla en el hombro y en un costado del abdomen, la sangre había manchado su ropa, pero paro la hemorragia haciendo uso de hielo, debía aguantar un poco más. Tenía que aguantar hasta que llegara Hobb, hasta que el edificio sea como un castillo de hielo listo para ser destruido.

—Porque tardas tanto…—murmuró temiendo que las cosas en Truro se hubiesen complicado, tenía que apurarse para poder ir con ellos, pero, ¿Podría ser de ayuda luego de regresar a su forma normal? —Demonios… —Dijo dejando de cubrirse en una columna para volver a atacar a los guardias, esta vez con más éxito, pues los carámbanos impactaron en su objetivo. Cuando finalmente abrió la puerta entró en una enorme sala de juntas, en donde hombres y mujeres vestidos con sus trajes importados la miraban con verdadero terror en los ojos.

—¿Cuál es el precio por dejarnos libres? —Preguntó una mujer cuando al fin recupero la voz.

—Lo que te hayan pagado lo triplicamos —Dijo otro y así se fueron uniendo los demás.

—Nada de lo que digan podrá salvarlos… nada de lo que digan podrá devolverles la vida a las personas que usaron en sus experimentos… esos niños inocentes, esos jóvenes, el dolor de esas familias… nada de lo que hagan o digan cambiará el resultado. Su destino ya ha sido trazado. —Mientras hablaba la temperatura fue bajando, la sangre de los presentes en la habitación se fue congelando poco a poco, causándoles dolor y pánico al ver su inminente muerte.

Cuando la vida de todos esos seres despreciables fue arrebatada por Kaori, sintió como su energía poco a poco se iba agotando, como su piel empezaba a ser normal. Tenía que salir de ahí cuanto antes, tenía que destruir ese lugar desde los cimientos «solo un poco más» pensó concentrándose en no perder el poder que el Fūsiō le había otorgado.

trFd9O9.gif       |E1K6rE7.gif |             6ulee7D.gif

https://i.imgur.com/IALDOC3.png

OtrJr1c.gif |1WWGxI5.gif|BeQGYFc.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Todo era confuso para mí, no terminaba de asimilar las cosas, de un momento a otro todo salió de control, Violeta se nos fue de las manos y me sentí tan impotente al no poder ayudar, sé que todos sentían lo mismo, mis pensamientos me rebasaban... una pesadas lágrimas empezaban a brotarme sin que pudiese hacer nada, veía a través de estas con dificultad, el nudo en mi garganta impedía que pronunciara palabra alguna, por lo que fui una espectadora por algunos minutos nada más.

Conmovida por todo lo ocurrido tiendo sólo a asentir a lo que me dijeran, seguí por inercia al grupo que se dirigían hacía Turro, lugar en el cuál no había estado antes, pero qué por lo poco que comprendí es el lugar donde torturaron a Violeta y muchos otros más.

<< ¿Qué haremos? ¿Podremos salvarlos?>> mis pensamientos iban a mil por hora, miraba de un lado a otro intentando conectarme con alguno, pero todos estaban afectados, en busca de aquel edificio para intentar detener desde raíz toda esa podredumbre.

 

Al llegar encontré con qué ya estaban atacando aquel lugar, habían ramas, raíces, hojas y tierra por todos lados <<Esto es obra de alguna sacerdotisa del Clan>> dije entre dientes y sonreí lúgubremente, a varios metros más lejos pude vislumbrar a algunas personas saliendo del edificio, corriendo de aquel lugar emanando miedo, cansancio y aterrados. Me dispuse ayudarles a calmarse y los junté por grupos, dando tiempo a que mis demás compañeros de la orden me ayudasen para poder trasladarlos a un lugar seguro.

 

Algunos minutos después de estar organizando a las personas afectadas y calmándolas, el piso empezó a temblar, rápidamente hice el ademán de que corriéramos un poco más lejos del edificio, este estaba dañado estructuralmente y empezaba a caerse de a pocos, los cimientos no iban a aguantar mucho, sabía que mis compañeras estaban dentro y por un momento no dudé en ir tras ellas, pero mi misión también era cuidar de estas personas que se encontraban desvalidas <<Que la Diosa las proteja>>pedí, casi suplicando y me concentré en poner a buen resguardo a todos.

3dFfRud.gif

1QLdccl.png

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Escucha la voz de aquella mujer por los parlantes y por un momento se detiene y siente el deseo de irse por donde vino pero un leve quejido proveniente de la capsula la hace detenerse y volver a ser ella misma. El ansia de lastimar y matar a aquellos que estan en aquel infierno en la tierra hace que olvide del todo aquella voz, ya no se detiene mas a pensar. Mira la puerta frente a ella y la hace explotar usando la fragoquinesis que aprendio apenas hacia unos meses y que ahora domina del todo, la puerta se rompe en pedazos y el pseudo medico que esta con una joven conectada a maquinas se levanta e intenta llamar a alguien.

 

- oh, no lo creo, querido - susurra mientras obliga a su corazón a detenerse. Dijeron que no lastimaran inocentes, pero ese hombre en el suelo no se ve nada inocente a su parecer. Se acerca a la maquina que daña a la chica y la destruye para después volver al pasillo e invocar a un viejo amigo que estará emocionado de ser liberado en aquel lugar y mas aun de que le sea permitido campar a sus anchas

 

- Daimon Pazuzu - grita. Un ser incorpóreo se presenta frente a ella y espera las ordenes de su invocadora

 

- Vez a ese ahi, ataca a cualquiera que haga lo mismo que el, no me importa como lo hagas, no tienes restricciones y no toques a los chicos dentro de esas capsulas. - ordena.

 

Tras dejar ir al demonio la rubia regresa a la habitación y mira dentro, la chica le regresa la mirada asustada. No parece tener el descontrol que tenia Violeta por lo que supone que esta en las primeras fases del proceso y probablemente aun conserve su conexión con la varita. Le pide que se cubra aunque no esta segura de que la escuche y vuelve a usar la fragoquinesis para romper el artefacto infernal.

c3cuSMA.gif4dV4RuU.gif

adUnqJb.png

8qIYq5A.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Deja la pregunta al aire en cuanto el mensaje de Kaori llega a la moneda del simposio. No necesita sacar la moneda del bolsillo para leer lo que dice, lo sabe. El mensaje es sencillo y está compuesto principalmente por las coordenadas exactas a las que debe acudir. Por unos segundos únicamente mira a Madeleine. No espera poder comunicarse con ella con solo la mirada tal como es capaz de hacer con personas como Kaori así que dice unas pocas palabras. No le gusta dar ordenes pero están en una situación en la que debe hacerlo.

 

—Quedas a cargo Madeleine, me necesitan en otro lugar

 

Y sin esperar nada más desaparece. Con los bloqueadores de magia desactivados es capaz de hacerlo. Se materializa casi de forma instantánea en el edificio indicado. Hace mucho frío, tanto que con cada exhalación deja en su andar un rastro de vaho. No tarde en encontrar a Kaori: debe simplemente caminar hacia el sitio en dónde hay más frío.

 

Invoca un corpus patronus que comienza siendo diminuto hasta que sale del edificio por la ventana. Ya fuera, sin tener un contener que lo limite, el corpus patronus crece hasta adquirir su máxima envergadura. El corpus patronus se convierte en un colacuerno húngaro que queda a la espera de las ordenes que Hobbamock puede llegar a darle. Sabe que despertará el interés de los nomajs pero es un riesgo que debe tomar. El dragón es el plan B, la alternativa en caso de que lleguen refuerzos por parte de la gente que está escondida en el edificio.

 

—¿Están todos muertos?

 

La pregunta es únicamente una forma de estar seguro de lo que va a hacer. Él conocía los planes de Kaori desde el principio, estaba al tanto de lo que ella tenía pensando hacer y ni siquiera intentó detenerla. No lo hizo porque esté de acuerdo con la muerte de toda esa gente (aunque de cierta forma lo está) sino porque es imposible detener a Kaori cuando tiene un objetivo.

 

Invoca un Divine Shield que lo cubre al igual que a la bruja. El poder sagrado del escudo cura las heridas que ambos pudieran tener. Le llena de fortaleza y sabe que de igual forma le devuelve su poder a Kaori. Pero ella no queda completamente fortalecida debido al estado que tenía cuando aplicó la curación de su magia paladín.

 

—Todos muertos

 

—Lo supuse, necesitaba confirmación para lo que voy a hacer. Necesitarán tu ayuda para mover a la gente, hay más como Violeta.

 

La bruja, aunque claramente quería ver lo que iba a suceder, asiente y desaparece.

 

Hobb sale del lugar volando sobre su ansuz hasta estar a varios metros de altura sobre el edificio. Invoca el poder del Mjölnir haciendo que este se materialice en la mano. No es el martillo original mostrando toda su magia pues es complicado de controla, se hace más y más poderoso desde que descansa en el templo. Él fortalece a los paladines y los paladines lo fortalecen a él.

 

Activa el poder Ten Son del Mjölnir pero no mostrando toda su magia. Ten Son en su máximo esplendor sería capaz de destruir no solo el edificio, sino también la ciudad en dónde está. El poder de la tormenta atraviesa el edificio desde el último piso hasta penetrar varios metros el suelo. La energía de la tormenta hace tambalear el edificio, hace que todo rastro de aparatos electrónicos revienten y se calcinen. Incluso los cimientos mismos del edificio se debilitan, los cristales explotan un segundo antes de derretirse.

 

Mientras Hobb cae al suelo invoca otro corpus patronus idéntico al anterior. No realiza todo el camino del martillo, pues es rescatado por el ansuz y alejado de la edificación. Da la orden. La oscuridad es rota por la explosión de fuego de sus dragones. La noche se convierte en día por el fuego, brilla tanto que Hobb debe cubrir sus ojos y apartar la mirada.

 

Se siente cansado por la cantidad de magia que está usando. Estando ya el edificio en ruinas y reducido prácticamente a cenizas por el fuego de dragón, sus corpus patronus desaparecen. Pero Hobb convoca dos corpus patronus más, dos thunderbirds que junto a su magia paladín desatan la tormenta. La lluvia es tan fuerte que parecería que el cielo se está cayendo. Es tan fuerte que es capaz incluso de apagar el fuego de dragón.

NHCeJlw.png

T7Qipl9.gif
O1KlJf5.png
f5DcgjA.gifXuR0HEb.gifGPQsszk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.