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El Día de la Verdad


Nate Weasley
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Ya en Buckingham, una seguidilla de asesores me esperaban en la chimenea receptora; ¡Estábamos ad portas del cambio de mando! y mi salida estaba siendo una larga lista de conventilleos políticos, de esos sucios y difamadores como el que había presenciado en el viejo Ministerio. Fue a paso firme que me encaminé hasta mi despacho, para cerrar ambas puertas en la cara de brujas y magos que no hacían más que desconcentrar mi mente.

 

-Fenixianos... ¡vah!- solté en la soledad de la estancia mientras dejaba que la túnica se deslizara por los brazos para hacerla sobrevolar luego hasta el perchero, que por poco y tras parecer tener vida propia, no le atinaba a la prenda que casi roza el suelo. Agité la varita con un elegante y seco movimiento de muñeca para que un vaso chato se llenase de agua pura y cristalina. Bebí la mitad del contenido, rellené y me senté tras el escritorio.

 

Tocan a la puerta, ruedo los ojos y apunto la varita hacia la puerta para que se abra. Una bruja de mediana estatura, facciones finas y algo torpe, cruza el umbral y vuelve a cerrar la entrada a su espalda. Me cuestioné, como muchas otras veces, si Maida la tenía bajo la maldición imperius.

 

-Señor Black, una reportera solicita una cita de urgencia con usted...- dijo-... se apellida... Gry... Gryffindor.

 

-¡Lo único que faltaba!- exclamé con una irónica sonrisa. Apoyé ambas manos en el mesón y acerqué medio cuerpo- dígame, madame, ¿qué reportera no solicita citas de urgencia?...Que pase.

 

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Ni en sus peores pesadillas, la bruja escarlata había imaginado que los muggles causarían tantos problemas. Recorría las páginas del diario que había aparecido sobre el mármol, los titulares del Post acompañaban el caos de sus noticias y en todos ellos, muggles eran causantes de la barbarie que se vivía en las calles de Washington, Londres y el mundo entero.

 

Pensó en su tibio mundo danes, donde la prensa había sido manipulada y sus gobernantes, en paz descansen muchos de ellos, habían dominado el interés público sometiéndolos a la incredulidad y la ignorancia. Gratificante era librarse del pesar en el que había vivido por cuatro largos años de gestión, ahora era ella quien decidía sobre la opinión pública y esa arma de doble filo ya tenía nombre y apellido. Conocía las internas políticas inglesas, sus allegados le habían dado información exclusiva sobre el candidato favorito en las urnas aún calientes. Maldita sea, la Orden del Fénix destruiría todo aquello que se había logrado por no resistir ante un simple muggle que hacía llamar “Inquisidor”.

 

Inmersa en sus pensamientos, la dulce voz con acento francés la abstrajo al mundo presente provocando que sus azulados ojos parpaderaran varias veces al notar su presencia.

 

-Ministra- saludó con una leve sonrisa en sus labios -Por favor, tome asiento mientras esperamos.

 

Observó a la dama de finos rasgos acomodarse y tomó sus manos con ternura.

 

-Sabes para qué estamos aquí. Debemos avanzar con lo planea...- no logró completar la frase cuando la recepcionista se hizo presente entre las mujeres.

 

-El ministro aprobó la audiencia de último momento pero...- observó a la rubia -solo la mencioné a usted, señorita Gryffindor.

 

-Descuide- dijo poniéndose de pie y extendiendo una mano a la ministra de Francia para que se levantara -No le robaremos demasiado tiempo.

 

La mujer asintió y nos dejó ingresar a la siguiente sala donde el mandatario inglés esperaba. Con elegante soltura, la bruja contempló el escenario y acercó su mano al ministro a modo de saludo.

 

-Espero no ser inoportuna- dijo con tranquilidad -Pero algunos asuntos requieren de su posición y me temo que no pueden esperar.

 

Sacó del bolsillo de su capa la móvil imagen de una bruja de cabello violeta y excéntrico maquillaje que sonreía animada y la arrojó a la mesa más próxima al mandatario.

 

-Ya está decidido- su semblante se mantuvo serio y sus fríos ojos examinaron los del mago, expectantes -Será tu sucesora y su “idea de paz” no cuadra con la que usted y nosotras compartimos.

 

Con sus níveos dedos retiró los cabellos que descansaban sobre su hombro derecho dejando al descubierto la calavera con la serpiente saliendo de su boca.

 

-Yo he venido ante usted ha ofrecerle una mejor posición en la prensa política- dicho aquello observó a su compañera -Y con la ministra aquí presente hemos venido a ofrecer una alianza para detener el accionar de La Orden del Fénix.

 

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@@Ada Camille Dumbledore

 

 

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Aaron Augustine Black Yaxley.

Buckingham

 

La recepcionista fue en búsqueda de la reportera que había solicitado la reunión, mientras yo estampaba manualmente algunos memorándum que requerían ser oficializados con urgencia antes de que él o la próxima mandataria comenzara sus propias directrices. No fue hasta entonces, que oí un par de taconeos y la puerta cerrarse nuevamente para levantar el rostro y observar a dos brujas frente a mi escritorio. A una le conocía; me llamaba abuelo.

 

-Buenos días, señorita... Gryffindor, ¿verdad?- consulté mientras me ponía de pie, mero protocolo de palabreríos diplomáticos. Observé a mi nieta o quién había criado como tal y le sonreí, seco y modesto- Ada, que sorpresa verte por éstos lados...-extendí la mano hacia la bruja de cabellos rojizos y tan solo se la sostuve. Era un mago educado- ¿Cuáles serían esos asu...

 

La mujer parecía no querer perder su tiempo. Sacó una fotografía con la imagen impresa de Sagitas y la dejó sobre la pulcra madera de mi mesón, a la vista. La imagen de Potter Blue sonreía con una soltura que me hacía perder la paciencia, por lo que alterné la mirada entre ella, la señorita Gryffindor y Ada. Desenvainé mi varita y elevé la fotografía en un masoquismo psicológico y desconocedor, apreciándola durante un par de segundos hasta devolverla a las prendas de la bruja. Sonreí y tomé asiento nuevamente.

 

Enarqué una ceja en cuanto la reportera descubrió su cuello, extendiendo la holgura de su prenda hasta mostrar su hombro desnudo, lugar donde comenzó a dibujarse el símbolo propio de la casta que presidía hoy en día; era mortífaga. Mi rostro se mantuvo parco y la mirada se tornó indiferente.

 

-Tomen asiento...- les dije, invitándoles a reunirnos en un aura de control en cuanto froté el anillo contra oídos indiscretos una vez que mis manos se entrelazaron en mi regazo. Me recliné y esperé a que enseñara su propuesta. Nadie más que nosotros tres, podría oír lo que se resolviera en aquella conversación- ¿Y bien?...- cuestioné para ambas, reparando especialmente en Ada- qué curioso Camille, que al ser Ministra de Francia, no hayas concurrido a nuestro llamado cuando Italia atacó. Espero no seas de la misma calaña traicionera que Di Médici... No te lo digo como tu abuelo, mucho menos como un ministro en retiro, lo digo como alguien que no teme usar la varita contra su propia familia ¿comprendes?, y en cuanto a usted, señorita Gryffindor. Se han visto a los más leales revocar su confianza ¿cómo saber que no me traicionaría?, porque de hacerlo ¡claro que puede!, el único problema es que no viviría para divulgarlo... ¿sabe a lo que se expone, verdad?

 

@ @@Ada Camille Dumbledore

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Atrio.~

Oh, si, hija. Estábamos poniéndonos un poco al dia con tu tía Zahil —le comenté a Lunática, que sin saber si se había dado cuenta de algo, me encargué de trasmitirle la paz que necesitaba escuchar. Apoyé una mano en su mejilla y le emití una sonrisa. Luego miré a Zahil y le guiñé un ojo. De alguna manera nuestra reunión privada había terminado y no necesitábamos más que eso—. Estás haciendo todo muy bien, hija. Estoy seguro que pronto necesitaremos una reunión para organizar el Departamento. ¿Si?

Asentí ante mis propias palabras. Teníamos que reunión a un grupo entero de trabajo, organizarlo y ponerlo en acción. Si respondíamos ante una figura, teníamos que demostrarle a la comunidad lo mismo que queríamos llegar. Avancé unos pasos, diciéndole tanto a Zahil como a Lunática que tenía que hacer algo.

Atravesé algunas personas que estaban mirando aquel escenario. Pedí permiso y a otros, los esquivé. Carraspeé mi voz. Ya sabía cómo actuaba el ministerio, sólo tenía que llamar la atención.

Disculpen, damas y caballeros. Aquí. ¡Sonorus!

Apunté la varita a mi cuello. Ya había alisado tanto el cuello de mi túnica como mi cabello. Y aunque éste se mostraba con algunos manchones de color blanco, se seguía despeinando en todas direcciones como siempre. Estaba aprovechando la situación, tanto de la representación de Nathan como de los medios que se encontraban ahí. Mi voz retumbó en cada rincón del Atrio, esperando que escucharan y trasmitieran aquel mensaje a toda la comunidad.

Como nuevo Director del Departamento de Seguridad Mágica les aseguro que su nueva Primera Ministra está trabajando junto a nosotros para llevarles seguridad y tranquilidad a toda la comunidad. Queremos demostrarles que estamos buscando los medios para poder arreglar ésta situación y lo vamos a lograr con cada ítem que nuestro compañero Nathan nombró. Estoy seguro que él —claramente que estaba haciendo política, poniéndolo en el ojo de la solución para que accediera a hablar y negociar con mi prima Sagitas —va a ser un elemento primordial en todo esto.

Y desde mi posición, quiero comunicarles que hemos reestructurado toda la figura de éste departamento y he creado tres áreas de trabajo, que invito a quienes quieran poner su tiempo y empeño a éstos nuevos espacios. Lo conformamos la Oficina de Aurores e Investigación de Magos Tenebrosos, La Comisión de Representantes Intercomunitarios que nos va a servir entre ambas comunidades como lo son la mágica y la muggle, y por último, la Secretaría del Comité de Seguridad Nacional. Los invito a formar parte y pronto tendrán noticias nuestras.

Me saqué la varita de cuello. Porque ya de alguna manera me había entregado ante la comunidad mágica. Tal vez algunas personas me subestimaban pero de alguna manera me tomaba aquel trabajo en serio y si de algo estaba seguro, era que necesitaba ganarme las cabezas de dos personas: la del Inquisidor y la de Aaron Yaxley. Ambas habían puesto en peligro tanto a la comunidad mágica como a mi familia.

Y ésas nuevas tres oficinas serían el nexo para poder lograr mi cometido. ¿O pensaban que no iba a ir puerta tras puerta para llegarles el mensaje?


@ @ @ @@Sagitas Potter Blue

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Palacio de Bukingham

 

Era inevitable el estar con la pelirroja, ambas compartíamos un cariño más allá de la amistad, y me sentía ligada a ella hasta para las más pequeñas cosas. Era cómplice en sus locas ideas y sabia que ella estaba consciente que la secundaria en todo. Habíamos quedado de vernos y justo llegaba al Palacio a verme con ella, más la secretaría de mi abuelo decía que esperara. No tuve tiempo ni de saludarla cuando fuimos llamadas a la Oficina de Aarón, me reí divertida de verme arrastrada por su mano por los pasillos de aquel lugar hasta la oficina del Yaxley.

 

Estaba muy ansiosa la vampira, yo solo llegué de su mano ignorando todo, se presentó ante el caballero y yo sonreí de manera encantadora al ver a mi abuelo, no solía saludarlo en público efusivamente así que solo le estreche la mano.

 

-Gusto de verlo Señor

 

Soltera con cariño y respeto, @ saco una foto de la nueva ministra y me enrede de nuevo pero tras sus palabras recordé algunas de nuestras reuniones a solas. Es un plan en el que haríamos que nuestras ideales estuvieran triunfando y desprestigiar a nuestro enemigo. Sonreí de ver que ella estaba en este ambicioso proyecto y que su iniativa fuera tan emocionante. Tome asiento mientras miraba a la Gryffindor emocionada.

 

Las palabras del Yaxley sobre donde estaba Francia en los acontecimientos de la guerra con Bulgaria e Italia me hizo verlo a los ojos y sonreírle.

 

-Si vez las fechas en que ocurrió todo aquello abuelo, aún no era elegida, para ese entonces fue asesinado mi antecesor y se planeaban las elecciones extraordinarias... en aquel entonces no tenía el poder aún...y se perfectamente que no dudaría en hacernos daño si fuera requerido, pero no es asi

 

Hubiera querido mostrar mi marca pero el lugar que había escogido para ella no era muy accesible para cualquiera y mi enterito no me daba la facilidad que Shelle tenía.

 

- en cuanto a lealtad no debes dudar, somos jóvenes, pero tenemos claras convicciones, si logramos realizar esto dominaremos gran parte de Europa y podremos acabar con la orden de una vez por todas

 

Asegure mientras miraba a @Aarón Black Lestrange a lo ojos, no tenía nada que esconderle.

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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La bruja sintió el deseo de desenvainar su varita cuando la palabra traidora salió de los labios del mago embistiendo con ella a @@Ada Camille Dumbledore, pero la dama con elevado decoro, respondió lo que era debido y las aguas se calmaron. Contadas eran las personas por quienes la vampiresa daría su vida, su inmortalidad, con tal de su bienestar. La Dumbledore encabezaba esa lista.

 

Meditó sus palabras antes de responder, la pelirroja era impulsiva y a veces imprudente, sabía que el hombre ante ellas era peligroso pero ella no tenía un ápice de miedo y mucho menos pelos en la lengua.

 

-No vengo por su lealtad, Yaxley, vengo por su cordura ante una situación que nos atañe a todos. Estamos en derecho de reclamar lo que nos corresponde. ¿Dónde están los sagrados 28? Black, Dumbledore, Gryffindor... familias puras auque fenixianos abunden en ellas con sus ideales carentes de fuerza y prestigio- rugió la bruja cuyos ojos ardían de furia, amaba a su padre, Elvis, pero estaba dispuesta a clavarle una daga en el corazón de ser necesario, por el bien mayor.

 

Sacó de su bolsillo nuevamente la fotografía de @@Sagitas Potter Blue y la rompió en dos arrojando al porcelanato los pedazos. Observó a su compañera, la señorita Dumbledore, y luego al ya ex ministro de magia.

 

-Hay que reconstruir viejas alianzas- dijo con calma -Y eliminar al que se deba eliminar para conseguirlo. La Orden del Fénix debe caer, el inquisidor debe caer y los muggles deben desaparecer de una vez por todas. Pero eso solo se logra cuando las varitas convergen en un mismo objetivo y no entre ellas.

 

Carraspeó y apretó sus puños con fuerza.

 

-¿Habla de lealtad? No la tengo hacia usted, sino a mis ideales, señor- entrecerró los ojos -¿Usted será también leal a la causa, a sus propios ideales? De ser así no deberá preocuparse.

 

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Editado por Shelle Dumbledore B.L

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Scarlet Akane

La pelirroja observó con atención aquel lugar arto conocido por ella, hacía demasiado tiempo había estado allí, personalmente, y luego lo había visto a través de la ventana que parecía ser la vida de Darla cuando ella estaba atrapada en el subconsciente de su alter ego. Había pasado mucho tiempo en realidad y se estaba volviendo a levantar, eso era bueno. A levantar o a ocultar en el subsuelo mágico. En eso enviadiaba a los del MACUSA, el edificio de ellos a la vista y jugando a las escondidas con sus ¿cómo les llamaban? no maj, sí, era muy extraño, pero los del otro lado del Atlántico siempre cambiaban algunas palabras.

 

Scarlet hubiera querido que su alter ego hubiera tenido más iniciativa, Darla jamás se había interesado ni en la política ni en los misterios que encerraba el viejo Ministerio. Apenas se había hecho con una llave y una moneda que jamás utilizaba. Una llave que llevaba a una de las tantas habitaciones secretas del Ministerio de Magia y que ella solo había aprovechado como habitación de estudio y descanso. Incluso una vez para una cita con el amor de su vida, pero nada más. La Akane siempre se preguntó cómo es que no sabía explotar toda la magia y el poder que podría tener si en realidad lo deseara.

 

Se acercó despacio al bendito aparato que la llevaría al lugar, como invitada, mientras jugaba con la moneda en su mano pensando si era o no conveniente intentar utilizarla. El Ministerio había tenido tantos cambios en esos años que la bruja dudaba si sería o no efectiva y sin embargo podía sentir la magia que contenían ambos objetos aún. Estaba segura que ambos aún eran efectivos.

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Aaron Augustine Black Yaxley
Buckingham- Con Shelle y Ada.

 

 


-Veo que ambas, al parecer, tienen sus convicciones muy claras...- comenté en completa parsimonia, aún con el rostro parco y una inquisitiva mirada que se paseaba lentamente entre ambas- ... y casi podrían convencerme, sobre todo usted señorita Gryffindor. Su familia tiene una amplia reputación por ir en contra de los ideales que hoy pretendemos restaurar, pero tiene razón al mencionarme el círculo de los Sagrados veintiocho, ¡de hecho!, le daré el beneficio de la duda...- sonreí dejando caer ambas palmas al borde del mesón al son de la sorpresa para ponerme lentamente de pie-... lo que no le permitiré, será cuestionar mis propios ideales...- sostuve de forma determinante.

Infiriendo una tormentosa mirada gris ante los ojos de la reportera, logré vincular mi alma con la de ella en un asalto psíquico que fomentarían sus temores más ocultos, como la decepción de un gran amor, su traición o el abandono de sus padres, ¡a saber!. Las prácticas de Asra Boswell eran de temer y yo solo seguía practicando sus enseñanzas como senescal, para aprovecharme de almas como la de ella- era un sentimentalismo tan puro y tan difícil de proteger- Extendí la mano sin esperar una negación.

-Como siempre he dicho, si no eres fiel a tu sangre, entonces no eres digno de tu magia. Tenemos un trato señorita Gryffindor, espero no me decepcione...- una vez que conseguí el pacto, la atraje con brusquedad hacia mí; me acerqué hasta su oído y le susurré entre dientes-... prueba que eres fiel al legado que nos une...- le solté y sonreí hacia ambas- por cierto, qué es de Elvis Gryffindor ¿algún parentesco supongo?...

>>¡Siento ser tan descortés!- exclamé con una innata ironía- algún café, té... ¿galletas quizás?...Aprovechando la cocina ministerial digo.

@ @@Ada Camille Dumbledore

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El semblante de la bruja se mantuvo firme cuando escuchó las palabras dedicadas a su familia, no podía negar que muchos de sus parientes fueron miembros de la Orden, pero los lazos familiares no eran de importancia para la Gryffindor, aunque agradecía que la línea de pureza se haya mantenido intacta durante tanto tiempo.

 

Estaba a punto de hablar cuando la mirada del mago escudriñó en sus ojos y por unos segundos se sintió presa de aquellas tormentosas orbes, como si su alma se encontrara poseída. Un escalofrío recorrió su cuerpo y un extraño sentimiento se apoderó de la periodista, algo que no pudo discernir, no en ese momento.

 

Presa de una sinrazón que se volvió obsoleta cuando sintió cómo el mago tomaba de su mano y la atraía hacia su cuerpo rompiendo sus estructuras. El perfume de su sangre perforó los sentidos de la vampiresa quien sacó sus colmillos tras un rugido de furia en instintiva defensa, sentía que aquél hombre la había invadido en más de una forma en solo unos segundos y tomaría venganza por ello. Sus azulados ojos se posaron en su delicado cuello, casi podía ver la sangre correr por sus venas, pero no era el momento ni el lugar. Escuchó sus palabras con recelo y se apartó de él tan rápido como pudo.

 

-Lo probaré- se limitó a decir cuando el semblante del mago se volvió temple y el nombre de su padre fue despedido de sus labios.

 

La pelirroja rompió en una suave y fina carcajada y observó a la ministra Francesa al tiempo que levantaba sus hombros.

 

-Elvis Gryffindor es mi padre- dijo con tranquilidad tomando asiento en un sillón próximo al escritorio y cruzando sus piernas hacia un costado con elegante postura -Pero vamos, con una taza de té estaré satisfecha.

 

 

@ @@Ada Camille Dumbledore

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Lunita Gryffindor Delacour- Empleada del departamento Auror de Gran Bretaña.

 

Sonreí cuando Elvis dijo que se estaba poniéndose al día con mi tía zahil, estaba feliz de estar en familia de vuelta, aunque algo me dijo que papá estaba planeando hacer algo, solo que no tenía idea del que incluso parpadee cuando dijo que estaba haciendo todo muy bien, ¿el me apoyaba? sonreí de nuevo ampliamente esta vez, si papá estaba de acuerdo con lo que hacía eso significaba que no todo estaba perdido y además podría tener su ayuda, ¿Qué más que eso querría para poder restaurar el caos que dejaron magos y brujas anteriores a nosotros? su apoyo era casi lo único que solía necesitar para hacer todo, el suyo y el de Annick por supuesto y así había sido por años y estaba seguría que así seguiría siendo tuviera la edad que tuviera.

 

- Papá nada me alegra más que verte, lamento interrumpirles, pero estoy feliz de encontrarte, por lo demás es cierto pronto tendremos una Reunión con el departamento auror para ponernos manos a la obra, hay mucho por hacer y muy poco tiempo pa, pero ¿a donde vas? vuelve luego ¿si? - Le pedí sonriendole feliz cuando me acaricio la mejilla, realmente Elvis me había dado como tantas otras veces la paz que necesitaba tener en esos momentos, era un bálsamo entre tantas cosas manos que pasaban a diario en la comunidad mágica -

 

Lo observé curiosa cuando dijo que se iba y tuve a un tris de seguirlo, incluso me moví unos pasos por detrás suyo hasta que escuché que decía aquel Sonuros que hizo que me quedará clavada en mi sitio sin moverme, escuchando que íbamos a ayudar a Sagitas, sonreí cuando dijo que Nat nos iba a ayudar, ¿papá estaba haciendo una jugada política o yo entendía mal? suspiré sonriendo porque nadie podía hacerlo mejor que él, así que me mantuve cerca suyo, solo para que no se sintiera solo con la idea, sin saber si así podía confortarlo, tal cual él hizo conmigo momentos antes.

 

Escuche lo de las tres oficinas nuevas y se me inflo el pecho de orgullo cuando menciono la de los magos tenebrosos, esa oficina era la que estaríamos ambos ¿o había entendido mal? como sea estaba tan feliz de que papá arreglará más o menos todo el asunto, además había logrado que Nathan no se quedara afuera de nada, estaba haciendo política y entendía que por eso había llevado a la comunidad magica tranquilidad, al menos, a mi me había tranquilizado escucharlo y no era solo porque era mi padre, era porque siempre Elvis me había dado la calma y la paz que me faltaba por lo nerviosa y ansiosa que solía ser siempre, le dije con los ojos lo orgullosa que estaba de él y si no lo hicieron mis ojos azules, lo hizo el aplauso inmenso que le di apenas termino de hablar, no me importaba parecer rara aplaudiendo, solo estaba feliz de que demostrará que realmente haríamos algo y no nos quedaríamos de brazos cruzados, llevarle calma a toda la comunidad fue una jugada maestra y muy buena idea, así que estaba completamente encantada de ayudarle en lo que pudiera, porque cuando había un Gryffindor reunido, siempre había más y esto era clara muestra de ello.

 

 

- Espero que ahora si les quedé claro que nada esta a la deriva y que Sagis y papá trabajaran codo con codo para llevar todo adelante, incluso yo tía Zahil podre hacerlo junto a ellos, al menos lo intentaré, supongo que podremos lograrlo todo juntos y de a poco, además de que fue una gran jugada la de Nathan, realmente papá estuvo ejemplar, ya lo felicitaré cuando baje, aunque me mantendré cerca de él por si las dudas - Le dije en un susurro sintiéndome orgullosa y feliz por él -

 

 

Todo era un caos tanto adentro como afuera del ministerio, pero Elvis había llevado paz y alegría a las personas que allí trabajábamos y además nos había dado algo que nos habían arrebatado cuando el estatuto del secreto y todo el lio con los muggles se desato: Esperanza y alegría, dos cosas que nunca podían faltar cuando querías hacer algo bien, así que era por esa esperanza por la que había vuelto al riel y lo más importante de todo era que papá contaba con mi absoluta ayuda, que si bien no iba a ser mucha, él podía contar conmigo cuanto quisiera y además siempre habíamos sido un buen equipo y esta no sería la excepción a la regla.

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