París Mon Amour

[Syrius McGonagall]

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[Kahlan Blackthorn]

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[Aaron Black Yaxley]

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[Mentita]

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[Lisa Weasley Delacour]

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[Dana Gryffindor]

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[Lisa Weasley Delacour]

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[Zoella Triviani]

El Panteón.

 

Triviani comenzó a correr tras la sombra, el hombre se escabullía entre los bullicios de personas. La bruja corría aguardando su potencial de vampira para no levantar sospechas entre el montón de muggles que se encontraban a su alrededor.

 

La luna brillaba en los cielos pero era totalmente opacada por las grandes luces de la ciudad, los deslumbrantes focos de la gran torre al fondo de todo. Sus pasos sonaban por sobre la música que a lo lejos se escuchaba, o al menos la calva percibía cada paso que daba mientras corría en persecución de aquella figura extraña.

 

Se encontraba cada vez más cerca, cada vez más cerca de tomarlo del brazo. Chocaba con diferentes muggles que se interponían en su andar, empujándolos con su cuerpo a medida que avanzaba y se acercaba al hombre que corría en huida. Triviani alcanzó a tomarlo del brazo finalmente, percibiendo como el hombre hacía uso de la aparición en medio de todos, para llevarla a quien sabe dónde.

 

Tocó el suelo, buscó a su alrededor y no vio a la figura que perseguía. Había sido timada, posiblemente los enemigos buscaban llevarla a un complot de ataque o quizás solo quizás los dioses jugaban con ella.

 

Materializó la varita en su diestra, sosteniéndola en alto para intentar descubrir en donde se encontraba. La bruja conocía poco por no decir nada de parís, realmente el lugar no era algo que llamara su atención como otras ciudades, pero aquella oportunidad de aventura lo era todo para conocerla aquí y ahora por primera vez. Triviani esperaba que la señal no solo hubiese llegado a ella, sino a otro compañero con el que sintiera cercanía, o al menos empatía alguna.

 

La bruja no dejaría morir a un igual suyo, o a alguien de su bando. Pero estaba seguro de que si algún enemigo llegaba, la mano no le temblaría a la hora de lanzar algún maleficio.

 

El lugar estaba despejado, extrañamente ningún muggle se encontraba donde ella había aparecido. ¿Habría saltado el espacio tiempo de alguna forma o realmente se encontraba desolado el lugar?

 

Fidelio.

[Valky]

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[Syrius McGonagall]

Captura: https://ibb.co/wC6K63B

 

Leonid Sila

 

 

Su destino estaba claro, no podía fallarle a sus compañeros, a su bando y sobretodo a sí mismo, se encaminó directamente a los baños para los pasajeros, antes de abandonar la borda observó si la mayoría de los pasajeros se encontraban allí, así parecía. Los baños parecían ser el mejor lugar para desaparecer sin alertar a los muggles que curiosamente podrían encontrarse dando una vuelta.

 

Sigiloso procuró moverse por los pasillos y escaleras del barco, debía apurarse no solo los muggles podrían dificultar su avance, los fenixianos estaban en la ciudad y tenían las mismas ambiciones. Veloz y en silencio llegó hasta el lugar elegido, sustrajo su varita del bolsillo de la chaqueta y dio una profunda inspiración, dejó que el aire fresco de la noche inundara sus pulmones y despejara cualquier duda que pudiera entorpecer sus acciones más adelante. Estaba listo.

 

El mago de cabello rojizo giró sobre sus talones en la tranquila noche parisina y se esfumó. La oscuridad opresiva clásica de la desaparición lo apresó, sentía su respiración dificultad y como le era imposible lograr acomodarse en aquel entorno pero ya estaba acostumbrado, no era la primera vez que lo hacía, era un mal trago al que su paladar se había habituado.

 

La opresión se desvaneció una vez sintió la tierra firme bajo sus pies, el aire ingresó al fin por su nariz y su boca, el pulso se tranquilizó al sentir como su organismo volvía a oxigenarse. El mortífago se permitió dos segundos para recuperar el aliento, no podía darse el lujo de más y tampoco es lo que necesitara.

 

El pequeño callejón en el que apareció se extendía oscuro, sucio y silencioso a su espalda, como esperaba no había nadie más allí, ni amigo ni enemigo. Sujetó con más firmeza la varita en su diestra, la madera tibia le infundió ánimos, podía sentir la magia recorrer su núcleo central, su vieja y fiel amiga, debía avanzar.

 

Aquel callejón se encontraba a tan solo una cuadra del lugar al que le correspondía conquistar, no se arriesgó a aparecer más cerca por si el enemigo se encontraba allí y precavidamente hubiera colocado un encantamiento de advertencia que le indicará si otro mago acababa de aparecerse, el haría lo mismo.

 

Sin perder el tiempo apresuró el paso por una serie de calles secundarias que lo conducirían a su destino. Por aquellos caminos empedrados y pobremente iluminados, la ciudad dormía. Edificio de apartamentos simples pero en buen estado lucían apagados a ambos lados de la calle, aquel era un barrio obrero y sus habitantes descansaban prontos para una nueva jornada laboral una vez el sol se alzara.

 

Solo se cruzó con un auto que se movía en sentido contrario pero por el resto, el corto viaje se mantuvo silencioso, en la próxima esquina se toparía con uno de los puntos más hermosos y reconocidos de la ciudad luz, la Ópera de París y también con la conquista, dios estuviera de su lado.

 

Fidelio.