París Mon Amour

[Sophie Elizabeth Granger]

Mientras miraba el cielo estrellado por la ventana de la Mansión Gryffindor, se preguntó que estaba ocasionando esa falta de empatía o de cualquier otro sentimiento en ella, era como si se estuviera adormeciendo lentamente y le preocupaba. Si terminaba de perder sus sentimientos sería igual que Sofia, su otra parte y eso era peligroso en un vampiro. De pronto, un mensaje dejado por un luminoso patronus le comunico que debían acudir a una misión de su bando, nada más y nada menos que en el bello Paris.

 

 

Se cambió tranquilamente, aun tenia tiempo, para ese tipo de misiones le gustaba vestir con su viejo traje de auror no solo por comodidad sino también porque le servía de camuflaje al ser todo negro. Se colocó su vieja capa de viaje también de color negro y abrió un portal para aparecer en el lugar indicado en el momento indicado, en cuanto estuvo segura lo atravesó sin más, prefería ese medio de transporte que la aparición y poseía el conocimiento para usarlo.

 

 

En cuanto estuvo ahí un puñado de recuerdos vino a su mente, no eran de ella, así que seguro eran de Sophia, después de todo ella era la francesa o al menos el cuerpo que ocupaban ambas lo era. Ya había más compañeros en el lugar de la cita y los saludo con una leve inclinación tras lo cual saco su varita mirando hacia todos lados para estar segura de que nadie los acechaba aunque su anillo detector no vibraba, siempre era mejor constatarlo de todas las maneras posibles.

 

 

- Expecto Patronum –

[Kahlan Blackthorn]

París era considerada la cuidad el amor. Ella no creía en cuentos muggles que rettataban ese sitio como el paraje ideal para enamorarse y perder la razón en medio de una bruma rosada cargada de corazones y aromas que marearían a un ser como ella. Se decantaba por enamorarse de la muerte y el dolor, el ver sangrar el cuello de un desgraciado que cayó en sus manos y para su mala suerte se transformará en su cena.

Sus orbes de dos tonalidades diferentes destellaban como las brasas ardientes de una chimenea recién encendida, aspirando el aire europeo sentía cierta nostalgia al estar lejos de Nueva Zelanda. Aunque se le antojaba surfear un poco en Australia, echaba de menos sus ratos de ocio. Ahora la Nigromante tenía más ocupaciones que el Primer Ministro Ruso y eso era decir demasiado en su caso.

Ahora sus metas estaban centradas en tierras Londinense de momento, pero no descartaba escaparse a Nueva Zelanda. Ratos de ocio bien ávidos y retribuidos con la buena compañía, momentos que se veían eclipsados por una batalla cargada de sensaciones gratificantes y extrañas por momentos. Moverse entre las sombras era pan comido para ella, pero prefería llevar siempre en sobre su marmórea faz su máscara.

Vieja compañera que siempre le echaba más que una mano amiga, confidente que resguardaba en su material los secretos más oscuros que poseía Hasani. Su varita estaba escondida entre sus ropajes, aunque para ser sinceros solo una túnica verde esmeralda protegía su anatomía. Perderse en medio de la multitud era una buena opción, pero el mezclarse con los muggles siempre le había provocado una inaguantable alergia. Les consideraba inferiores a ella, pero al estar en sus terrenos debía morderse un poco la lengua y no dejar que las cosas se le salieran de las manos.

El autocontrol era algo que aprendió a dominar los meses que estuvo alejada del mundo mágico, ahora era una persona mucho más centrada y mental. Empleando nuevas estrategias para destantear a sus enemigos, mostrándose imperturbable la mayor parte del tiempo—Es bueno sentirse de este modo—asintió caminando de forma despreocupada sin rumbo fijo. El aire agitaba sus cabellos provocando que se elevarán un poco, creando una atmosfera cargada de misterio a su alrededor. Continuaba con su andar dejándose llevar por el ritmo de la música que sonaba a lo lejos o eso ella lo que percibía.

Flidelio

[Valky]

La pelinegra estaba realmente agotada, se le notaba en la forma de caminar, casi arrastrando los pies. Había tenido un día ajetreado en el banco y la verdad es que odiaba cuando tenía que vestirse con ropa formal, esos zapatos de tacón que llevaba puesta la estaban matando lentamente. Subió un par de escalones más y finalmente desistió sacándoselos, después de todo estaba por llegar a casa, podía darse el lujo de andar descalza.

 

Un par de escalones más y entonces el brillo tan particular de un patronus ilumino el lugar, estuvo tentada a cerrar los ojos e ignorarlo, pero el hermoso buey empezó a revolotear a su alrededor, llamando su atención. Lo reconoció de inmediato, era el de Rory, el predicador que tan bien le caía y que se podría decir que incluso le tenia cariño. Lanzo un suspiro mientras se giraba.

 

—Ok, ok, iré contigo…—Dijo estirando la mano para tocar el patronus. Cuando sus dedos se fundieron con los hilos plateados que lo componían, giró sobre si misma y desapareció.

 

—Hay no… esto debe ser una broma…— Se quejó apenas sus pies, aun descalzos, tocaron el frio suelo de esa estrecha callejuela — La ultima vez casi no salimos con vida, Rory… dime que hay una buena razón para volver a Francia —Le suplicó.

 

Mientras hablaba volvía a ponerse los zapatos de tacón, apoyando la mano en una de las paredes para poder mantener el equilibrio. Quizá si hubiera sabido que el destino de la reunión era ese lugar no hubiera acudido. La ultima misión no había salido del todo bien, de hecho habían logrado llegar al Arco del Triunfo agotadas. En su rostro se veía reflejada la preocupación que sentía, quizá no debió hacer caso al llamado, pero por otra parte, tampoco podía dejar que Rory se aventurara solo en esa nueva aventura.

 

—Teniendo en cuenta la ultima experiencia, no se si venga alguien más… —Comentó preocupada.

 

Expecto Patronum.

[Aaron Black Yaxley]

1d2

[Gatiux]

1d10

[Zoella Triviani]

1d10

[Maida Black Yaxley]

1d10

[Dana Gryffindor]

Tiemblan las campanas de Notredam, mientras la bruja camina a paso silencioso tras las terroríficas criaturas de piedra que con sus enormes bocas abiertas contemplaban la ciudad de las luces en dirección a la torre que se alzaba en lo alto frente al Sena, Eiffel.

 

Su porte elegante, camuflada en la noche con su vestido negro con un escote en su espalda que llegaba al punto de encuentro donde la curvatura de sus nalgas iniciaba, los largos tacos en punta y un sombrero de ala ancha que caía a un costado de su rostro coronado por largas ondas color borgoña.

 

El luto la había llevado a Paris, luto y un amor que se había quebrado en su interior por un hombre que no merecía su alma y que jamás la tendría. Se llevó una mano al cuello y acarició las finas líneas de la serpiente que en él llevaba.

 

-Es una hermosa noche para rendir honor a mi maldita fe.

 

Las estrellas brillaban en lo alto y una gélida brisa envolvía a la vampiresa. Era hora de romper las estructuras, de dejar a la periodista de largo y permitir que la mujer que llevaba dentro despertara.

 

 

Quizás jugar un poco con sus demonios era meterse en una ruleta rusa, era bailar con la muerte, pero a veces le gustaba ser Shiva, le gustaba generar infiernos en mundos terrenales.

 

 

Fidelio

[Rory Despard]

1d10

[Orión Yaxley]

1d10