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-Departamento de Seguridad Mágica//Ministerio Italiano-


Illidan Burke
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Un suspiro escapó de sus labios al sentir que la abandonaba, pasando a jugar débilmente en su exterior, pero aún aferrando sus caderas con fuerza. Casi lograba predecir lo que vendría mientras los labios del rubio reafirmaban que aquel sentimiento era mutuo. Lo conocía, sabía lo que le gustaba, y conocía sus intenciones al observar su gesto. 

No pudo evitar, sin embargo, que ante aquella brusquedad repentina un grito escapase sin control alguno, entregándose al placer de ser poseída en modo tan posesivo. Sonrió ante el sonido del escritorio que se movió al mismo tiempo que ella gritaba, era imposible que si alguien pasaba fuera no se enterase de lo que allí estaba sucediendo. 

Él empezó a tomarla una y otra vez del mismo modo, violento y ansioso. Su cuerpo se adaptaba a él, estaba entregada por completo y el placer del encuentro entre ambos se hacía más intenso con cada movimiento del rubio. 

-Soy solo tuya, de nadie más- murmuraba en respuesta a sus requerimientos, así era, así se sentía. Con cada encuentro se volvía más real la necesidad que tenía de pertenecerle. Ambos se deseaban y atraían al punto de no poder contenerse de acabar así, incluso en un lugar tan poco apropiado. 

La intensidad de sus movimientos la estaba llevando al punto cúlmine de placer, luchaba con todas sus fuerzas para contener los gemidos y hacerlos lo más silenciosos posibles, aunque fracasaba en su intento. 

@ Illidan Black Lestrange

 

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Sus gritos lo llevaba más allá del entendimiento, si bien ella se esforzaba por contenerlos no podía hacerlo, estaba toda sudada, dispuesta a él, y él a ella. Nunca había sentido tal sensación, o amado con tanta intensidad, donde lo carnal y emocionan encontraban el equilibrio justo. 

Seguía golpeándola con intensidad, el escritorio intentaba resistirse a esos impulsos, lejos de conseguirlo se acercaba centímetro a centímetro hacia la ventana. La aferraba fuerte contra él, era su único objetivo, no dejarla escapar, y seguir dentro de ella. Golpe a golpe. 

Lágrimas de sudor le recorrían la cien, el tórax, la espalda. Ella brillaba sobre el escritorio, no solo por el sudor, sino por su propia belleza, la amaba, en serio, la deseada en todos los sentidos. No quería separarse de ella nunca más. - Te amo Mica... - Diría, sintiendo como culminaba el acto.

Su alma abandonó su cuerpo, y su masculinidad soltó todo dentro de ella. Tuvo que bajar las regulaciones, como si de un momento a otro, su cuerpo le demandara detenerse. Su miembro palpitó varias veces, dejándose ser dentro de ella. Él no pudo más. Deseando claro que aquel instante sea eterno. 

@ Mica Gryffindor

 

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El calor recorría todo su cuerpo, empapándola de una fina capa de sudor, su respiración se entrecortaba y el pecho parecía querer estallar al palpitar. Sentía las manos que aferraban con tal fuerza su cadera que le producían un dolor leve pero excitante, así como cada embestida de su cuerpo contra el de ella, invadiéndola, reclamándola. 

-Te amo- respondió, aunque sus palabras se entremezclaron con los intensos gemidos que el punto cúlmine del placer le generaron. Sintió cómo apenas instantes después él también llegaba a ese momento de plenitud, disminuyendo el ritmo en forma evidente. 

Lo miró agitada, sonriendo, y sin separarse de él movió con cuidado sus piernas para bajarlas a ambos lado del cuerpo del rubio, antes de incorporarse para abrazarlo, aún temblando de placer. Rio tranquilamente besándole el hombre, pegándose a su pecho desnudo. 

-Eres increíble... me encanta todo de ti. -afirmó antes de apartarse un poco para mirarlo a los ojos. -Te amo, amo cómo me haces sentir. - agregó acariciando con ambas manos el rostro de él -Será mejor que nos vistamos antes de que puedan llegar visitas ¿no crees? -empezaba a regresar a la realidad. 

@ Illidan Black Lestrange

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La sintió incorporarse, liberando sus piernas de su torso, sintió el abrazo y el beso. - ¿Me diste alguna poción en algo? - Preguntaría, tratando de explicar todo lo que sentía por ella. - Yo también te amo mucho... - soltaba disfrutando de sus labios, y aquel abrazo. 

La castaña lo volvería a la realidad, tenía razón, tal vez las personas del primer piso estarían pendientes de que ambos bajen, con los ojos abiertos de par en par, ahora con los pies en la tierra sabia, que ambos, se habían desconectado de todo decoro posible, aun así poco él importaba. 

- El único problema esa... - Diría llevando la mirada al suelo, hacia aquella prenda totalmente desgarrada. - Te compraré otra, o muchas otras... - Su sonrisa pícara se plasmaba en su rostro, mientras rescataba del suelo sus ropajes, antes claro, liberando a la Gryffindor de sus propias garras.

No puedo evitar observarla mientras ella hacia posesión de sus vestimentas, no solo adoraba desvestirla, verla vestirse también le causaba cierto morbo. Él por su parte no tardó mucho. - No encuentro mi corbata... - Diría con la camisa a medio abotonar. - ¿No la viste? - Decía un tanto preocupado. 

 

@ Mica Gryffindor

 

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-Ojalá hubiese sido así, para que pudiera tener algo de control de todo esto... pero no lo tengo- sus labios la atraían tanto que le costaba dejarlos ir para por fin hacer aquello que ella misma propuso: volver a vestirse y recobrar la compostura, en la medida posible. 

No pudo evitar reír ante la mención de esa prenda que había sufrido las consecuencias de aquel pasional acto. La tomó sin preocuparse y la arrojó al cesto de papeles, antes de buscar las demás prendas que estaban esparcidas alrededor. Se colocó primero la falda y luego la blusa, abotonándola sin prisa antes de voltear a mirarlo, sorprendida de que se preocupara por la corbata que ni siquiera solía llevar bien colocada. 

-Amor... ¿Quién crees que va a notar si traes o no corbata?- dijo bromeando, poniéndose a buscar por el suelo, encontrando al fin la corbata entre todos los papeles que habían caído del escritorio. -Aquí está...- se acercó desatando el nudo para pasarla por detrás del cuello de su novio y anudarla con cuidado, mirándolo a los ojos al finalizar y anudar poco a poco el nudo. -Listo. -le robó un suave besito antes de soltar la prenda y alejarse, para empezar a juntar ahora los papeles que se habían alborotado debido a su encuentro.

@ Illidan Black Lestrange

 

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- Tú de primeras, aunque nunca me reñiste por la desprolijidad de mi nudo... - Diría terminando de abrochar el último botón, ahora ambos listos, ella se acercaba con la corbata, iba a tomarla, pero ella decidió hacerlo, paso la misma por su cuello y con habilidad realizo un perfecto nudo, observarla hacerlo lo lleno de ternura, volvió a robarle un corto beso.

La siguió al suelo para comenzar a levantar todos los papeles y objetos que había sobre el escritorio, tras juntarlo todo y depositarlo en el mueble, acomodo el mismo volviéndolo a su sitio, intentando analizar cuantos centímetros lo habían desplazado. 

La lluvia cesó, ahora era puro silencio, el blues de la vieja radio se hacía más audible, había olvidado que seguía encendida, se acercó al artefacto para apagarlo. Miro la hora en su reloj de pulsera, la oscuridad se hacía prénsente anunciando la nocturnidad. - ¿Quiere que bajemos y busquemos un sitio donde cenar? - Preguntaría sin poder evitar llevar su índice al nudo de la corbata y aflojarlo un poco. 

Se acercaría a ella y la abrazaría por la cintura, elevándola apenas unos centímetros del suelo, para dejarla caer nuevamente. - Amarte da mucha hambre... - Bromearía sonriente. Está tan feliz de haberla encontrado, de tenerla en su vida, que lo demás comenzaba a perder importancia, solo era ella, todo lo que estaba bien en su vida era la Gryffindor. 

@ Mica Gryffindor

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-No te reñiría por algo tan insignificante- le hizo gracia que esperara algo así -debo admitir que aún así te ves siempre bien - agregó, mientras ambos juntaban todo lo que había caído desde el escritorio por culpa de la impulsividad de ambos. Dejaron todo sobre la superficie, sabiendo que ponerlo en orden sería un buen desafío. Ya se encargaría de ayudarlo con ello luego. 

Él acomodó el escritorio nuevamente en su sitio mientras ella se incorporaba, lo vio acercarse al aparato que reproducía música y apagarlo. De seguro decidiendo ya finalizar del todo su jornada laboral. Lo observó mientras se acercaba, sugiriendo ir a cenar y aflojando el nudo de la corbata que ella acababa de amarrar. Se dejó tomar por sus brazos y lo abrazó también por detrás de su cuello, sintiendo cómo él la elevaba unos centímetros y luego la dejaba volver al suelo. 

Se ruborizó ante aquel comentario, sonriendo y negando con su cabeza tranquilamente antes de besarlo con dulzura. Era tan feliz a su lado, cada momento se volvía único. No lograba comprender cómo había vivido tanto tiempo sin él a su lado, ni tampoco el hecho de haberse vuelto loca tan pronto por él. Sin embargo, estaba agradecida de haberlo encontrado y de que ahora sus caminos se encontrasen unidos. 

-Bueno amor, yo invito la cena ya que soy quien inspira ese apetito -bromeó, agradeciendo que fuera ya no estuviese lloviendo, así podrían caminar tranquilamente hasta encontrar el sitio adecuado donde continuar la velada. 

@ Illidan Black Lestrange

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- Que bueno porque aún no me pagan... - Diría encaminándose al perchero para tomar un sobre todo marrón y colocárselo, sin abrochar, parecía un típico italiano de los 80 con él. Tomo el pomo de la puerta para girarlo y esta no cedió. - Claro... - Diría levantando las cejas, tras hacer uso de su varita el "click" los liberaba de aquella oficina. Abrió la puerta unos centímetros rogando que nadie estuviera del otro lado, tras espiar, suspiro aliviado. 

Tras darle paso a la castaña cerraría la puerta, y nuevamente el click resguardaría su oficina. Se acercó al ascensor y toco el único botón disponible.  - No conozco ningún sitio, pero sé que en la avenida hay varios... - Comentaba pensando que comer. Las puertas metálicas se abrieron para ellos. Ingreso detrás de ella y marco el botón de planta baja, para luego observar el reflejo de ambos en uno de los espejos. 

- Eres muy hermosa...¿Hacemos linda pareja no crees? - preguntaba buscando los ojos de ella desde el espejo. Segundos después el ascensor se detenía para darles paso. Tomo la mano de la joven y salieron al hall, el cual seguía tan vacío como cuado la Griffyndor llego horas antes. - Hasta mañana - Saludó a la recepcionista, la cual se despidió de ambos. 

Salieron a las calles de Italia, e Illidan giro a la derecha, caminando por la mojada acera, el cielo parcialmente nublado ahora, dejaba ver poco a poco algunas estrellas que jugaban a las escondidas entre las nubes. Caminaron unos cuando metros para llegar a la esquina, un auto se detuvo dándoles el paso. - Que gente educada, en mi país si no te detienes te arrollan... - Comentaba. 

@ Mica Gryffindor

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Lo siguió hacia la puerta, observándolo mientras se ponía su abrigo antes de intentar sin éxito abrir la puerta. Un movimiento de varita bastó para volver a destrabarla, recordando el motivo por el cual estaba en ese estado y ruborizándose un poco. Salieron ambos y él volvió a cerrar, seguramente para resguardar información que podría manejarse allí dentro. 

Ella conocía menos de aquel sitio, así que solo les quedaba caminar y ver qué encontrarían. A fin de cuentas nada los apuraba e, hicieran lo que hicieran, compartir tiempo juntos siempre sería grato.  

Las puertas del ascensor les abrieron paso, dentro el espejo les devolvía la mirada. Intentó acomodar un poco su cabello, alborotado debido a acontecimientos recientes, pero le era imposible que luciera prolijo. Él no pareció preocuparse por ello, halagándola antes de preguntar si hacían linda pareja. -Claro que sí- sonrió mirando los hermosos ojos que la veían desde el espejo. Ese comentario la llevó tiempo atrás, a la gala en que él había insinuado lo mismo tras tomar una foto juntos. ¿Quién iba a imaginar que terminaría asintiendo aquella vez y robándole un beso antes de que el ascensor llegase a destino?

Saludó a la recepcionista, mientras se dejaba guiar por él hacia la calle. Caminaron tomados de la mano, sorprendiéndose juntos de la cordialidad de los conductores. Fueron hacia la avenida, donde muchos negocios empezaban a cerrar ya, dejando solo espacio para aquellos que se dedicaban al área gastronómica. Como era de esperarse, pastas y pizzas por doquier. Un par de bares empezaban a sacar mesas y sillas, seguramente resguardadas anteriormente por la lluvia. 

-Yo invito, pero tú eliges- advirtió, atrayéndolo para mirarlo a los ojos y darle un fugaz beso. 

@ Illidan Black Lestrange

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Los faros de la calle se encendieron al unísono, se detuvo en la avenida, justo en la esquina, mirando hacia ambos lados. Las tiendas de ropa bajaban sus persianas, a la vez que los locales gastronómicos armaban sus mesas sobre la acera. Tiras de luces colgaban en las afueras de cada uno, marcando desde lo alto, los límites de cada local. La gente comenzaba a mostrarse en aquellas calles. Con las nubes despejando toda amenaza de precipitaciones, se animaban a salir a cenar o dar un romántico paseo. 

- Bueno, será cuestión de buscar... - Diría optando por ir hacia la izquierda, a paso lento, observando no solo el aspecto de los locales, sino también lo que ofrecían en pequeños carteles. - Es la primera vez que salgo a las calles de  Italia. - Confesaba sin soltar la mano de su novia, observando con asombro la elegancia de cada uno de los sitios. Y lo peculiares que se le hacían los habitantes de aquel país. 

Un cartel anunciaba que metros adelante se encontraba la Plaza Navona, llevo la mirada hacia un uno de los Ristorante, como le decían allí, el lugar alzaba un trabajado letrero que rezaba "Roma", le llamo la atención. - Ese - Diría intrigado, y cruzarían la calle juntos para hacerse presentes en la entrada. 

Aún era temprano para la hora típica donde todos los lugares colapsaban de gente. Por lo que al ingresar un hombre de aspecto festivo, y delgado bigote los saludaría en el idioma típico, pregunta si la mesa era para dos. - Destra! - contestaría el brujo, para ser guiados ambos hacia una mesa. 

Sobraba elegancia en el lugar, las mesas tenían una distancia prudente las unas con las otras, el tono de luz era bajo, simulando la típica luz de lectura de su biblioteca. Bastante sofisticado. Se quitó el saco entregándoselo al Francés, para luego ayudar a la Gryffindor a tomar asiento, acompañando el movimiento de su silla. - Te va a salir caro... - Bromearía, sin dejar de admirar el entorno. 

@ Mica Gryffindor

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