La Cueva del Horcrux

[Ludwig Malfoy]

Conforma iban avanzando por el sendero lleno de rocas, el ruido del agua se hacía más y más fuerte, aquel movimiento no solo estaba acompañado con el sonido del líquido si no con algo parecido a lamentos, el Malfoy padre estaba seguro que algo había dentro del lago y no tenía intenciones de luchar contra ello, por el contrario debían de buscar una manera mucho más fácil de transportarse y por suerte el rubio contaba con el medio ideal para estas más cómodos y seguros. Caminaron lo suficientemente cerca y se encontraron con una barca pero se encontraba bastante deteriorada y no estaba seguro si podía aguantar el peso de los tres así que sin dudarlo sacó de su bolsillo de piel de moke la alfombra voladora que había comprado en el magic mall varios meses atrás y la mostró a su equipo.

-No tengo mi escoba a la mano pero traigo un medio que nos puede servir a los tres, les presento a mi amiga la alfombra voladora no se si tenga personalidad pero me ha salvado de muchos problemas así que creo que nos servirá en el día de hoy -  mientras decía todo desenrollaba cuidadosamente el objeto y lo colocaba en el piso, en cuanto estuvo totalmente extendida comenzó a flotar con toda naturalidad - ¿Quién desea ser el primero?

Esperó a que sus hijos se comenzaran a subir mientras observaba con más cautela los pedazos de tierra que había a lo lejos, Tazz tenía razón se trataban de islas pero no era una, había al menos cinco de ellas y no estaba seguro si en todas se encontraban aquellos horrocruxes, no quedaba de otra más que averiguarlo por su cuenta. Acto seguido miró hacia el agua oscura la cual seguía tranquila pero emitiendo aquel sonido extraño de lamento, no quería decirlo pero era posible que estuvieran por enfrentarse a un ejército de inferis – suban rápido y preparen sus varitas, siento que algo pronto nos atacará y es mejor estar preparado.

[toji]

La luz que salía de su varita apenas alumbraba la inmensidad de la cueva. Al parecer esa cueva era la que habían estado buscando y habían tenido suerte en atinarle a la primera, se imaginaba la cantidad de kilómetros que recorrían los pasillos laberinticos y sintió mucho alivio cuando divisaron las cinco islas que en teoría tenían que inspeccionar. Su hermana Noe comentó lo obvio, necesitaban algún medio de transporte para poder atravesar las aguas negras infestadas de a saber que tipos de criaturas peligrosas. —Creo que una barca no es la mejor opción para atravesar estas aguas… y aunque tuviéramos la oportunidad de hacernos con una barca, sería muy peligroso— resaltó Tazz después de el comentario de la pelirroja. —Además tu eres una profesional con la escoba, ¿por casualidad no te has traído la tuya? — se apresuró a comentar. —Yo desde luego la mía no, es más no creo que sean tan fácil el poder desplazarnos por separados … si tuviéramos algo que nos permita viajar a los tres juntos sería la clave— nada más finalizar la frase su padre comentaba que tampoco traía escoba, sin embargo, poseía algo mucho mejor. 

—¡¡¡¡Genial!!! — comentó el Malfoy. Su padre había sacado una alfombra voladora, Tazz nunca había visto una en acción, más allá de su moto voladora que tenía desde su graduación en la academia, no utilizaba otros vehículos para transportarse, las escobas no eran mucho de su agrado. —Espero que no nos eche de encima mientras sobre volamos las aguas misteriosas que tenemos en enfrente— bromeó mientras observaba como su padre desenrollaba la alfombra. 

Se acercó a su hermana y agarro su mano, la llevó junto a la alfombra ya desenrollada. —¿te imaginas, hermanita si el quidditch se jugase encima de estas cosas? —soltó entre risas. —Creo que habría un poco más de entretenimiento a la hora de ver el partido… — desde luego era una broma hacia su hermana, le gustaba tanto verla jugar al Quidditch, pero también le divertía tomarle el pelo de vez en cuando. Malfoy padre llamo l aatención de ambos hijos instándoles a subir de prisa a la alfombra y a prepararse para defenderse en caso necesario. Tazz así lo hizo, antes de subir al vehículo sacó su varita nuevamente y preparado para cualquier cosa subió en la alfombra haciéndoles sitio a su hermana y a su padre. —Adelante, suban… — repitió la petición de su padre. Ya los tres a bordo la alfombra se elevó, primero con suavidad hacia arriba para coger un poco de altura y luego poco a poco avanzó hacia delante subiendo la velocidad a medida que avanzaba. Sin embargo, la altura no era la suficiente, del interior del lago largas manos de cadáveres se elevaban hacia ellos para intentar detenerlos. 

—Mirar abajo, son inferis… prepararos para contrarrestarlos. — el pelinegro levantó la voz más de lo habitual para avisarles de que iban a ser atacados por estas criaturas. 

[Noeline Malfoy McFarlan]

Luego de sus palabras habían dispuesto una alfombra para sobrevolar el lago. Le resultaba raro montarse en este artefacto, nunca en su vida lo había hecho, la Malfoy era más de escobas y apariciones, ni los trasladores eran de su agrado, mucho menos lo eran las alfombras. Su hermano, por su parte, parecía animado con la idea. 

–No se supone que estaba prohibido usar una de estas. En el quidditch sería terrible son muy grandes.– comentó mientras se embarcaba con cierta duda. —Recuerda que soy muy buena golpeadora— concluyó con respecto a las bromas que le hacía. Sobre la alfombra, apoyó la mano sobre el tejido y la textura le gustó, tal vez podría resultar más agradable elevarse en esta que en su Nimbus. Lo que era innegable era que resultaba bastante elegante, ella sin duda la tendería en el piso de su habitación. 

El viaje no tuvo mayor inconveniente pero sí alcanzó a fijar sus ojos en algunos movimientos que agitaban las aguas. Fragmentos blanquecinos y brillantes se elevaban de la superficie del lago. En ese momento recordó que la noticia que había escuchado mencionaba el avistamiento de inferis. Podrían aquellos movimientos ser provocados por miembros de cadáveres hechizados. Sus pensamientos, también fueron acompañados de las palabras de su hermano. 

Se detuvieron sobre la primera de las islas. Y bastó con que pusieran un pie en la superficie, que de las aguas que les rodeaban se levantaron los cuerpos cual marionetas dispuestos a atacarlos. Sin pensarlos dos veces los labios de la bruja se movieron y de la punta de su varita surgió la magia para crear un Círculo de Fuego que los rodeaba. 

–Lo más prudente será revisar de inmediato la isla antes de que esos seres, si es que se pueden llamar así, nos den alcance.– Le comentó a su padre y hermano instándoles agilidad, con una voz pausada que denotaba que aún se mantenía serena ante la situación que estaba desarrollándose. 

No había terminado de pronunciar sus palabras y antes de recibir comentario alguno, alcanzó a darse cuenta que los cadáveres continuaban en su intento de acercarse a los magos y cada segundo se multiplicaban más. Nuevamente agitó su varita en dirección a ellos y provocó un segundo Círculo de Fuego.

[Ludwig Malfoy]

Una vez que los tres magos se subieron a la alfombra voladora la misma comenzó a elevarse como si tuviera un mecanismo que supiera exactamente hacia donde tenían que ir, era extraño y maravilloso a la vez parecía que el objeto podía actuar a la voluntad de su dueño y moverse hacia donde fuera necesario con tal de cumplir sus deseos así que prácticamente no era necesario tener que preocuparse por un destino en específico ya que la alfombra lo conocía. Mientras surcaban el lugar el rubio prefirió acostarse y descansar un poco sabiendo que se encontraban a salvo y mientras tanto sus hijos discutían un poco sobre el uso de la alfombra en el quidditch.

-Nunca había pensado que se pudiera jugar aunque sería interesante encontrar alguna variación, podríamos intentarlo un día de éstos aunque nos tacharían de locos y de despilfarradores – recordó el costo que tuvo que pagar por la alfombra, siempre fue criticado por Cubias e Illidan por haber gastado tanto en la alfombra y al menos ahora se aliviaba de poder darle un buen uso - ¿Qué es eso?

De un momento a otro el agua por la que flotaban comenzó a hacer un ruido aún más fuerte y entonces se dio cuenta de que el ruido pertenecía a inferis que comenzaban a salir sacando sus manos y avanzando vorazmente hacia ellos, desafortunadamente se encontraban lo suficientemente cerca que pudieron agarrarle la pierna al Malfoy quien casi cae al rio de no ser por el circulo de fuego que Noe había invocado, se incorporó rápidamente tratando de no perder el equilibrio en la alfombra y con su varita en mano se dispuso a hacer lo mismo que su hija – tercer círculo de fuego – de inmediato un el fuego salió de su varita con toda velocidad para impactarse con los inferís que se seguían agrupando.

Volteó y miró que detrás de ellos estaban las mismas criaturas tratando de atraparlos, el rubio no podía permitir que los alcanzaran así que decidió invocar un cuarto círculo de fuego logrando así tener un poco más de ventaja, no debían bajar la guardia pues sabía que más adelante estaban aún más de aquellos cadáveres esperaba que no fueran tantos como para ser superados, no les quedaba más que esperar y luchar.

[toji]

La acción que estaba esperando empezaba a surgir de parte de las criaturas que habitaban el fondo del lago maldito de aquella cueva. Tazz solo esperaba que la espera por poder lanzar algún hechizo no se viera interrumpida por la acometida de fuego que había empezado su hermana Noe. Mientras su padre se preparaba también para contrarrestar a los inferis Tazz hizo lo mismo. Volvió a alzar su varita y con una floritura dibujó un circulo. Del extremo de su varita salió fuego, incandescente y abrumador, rojo brillante y centellante. Dicho hechizo los envolvió en un circulo de fuego, alejando y haciendo retroceder a las feroces criaturas que amenazaban con tirarles del artefacto volador en el que se desplazaban. Tanto él, como su hermana y su padre habían conjurado varios círculos de fuego para poder protegerse y volar sin que los inferis les atacasen. 

—¿Y estas cosas pretenden detenernos? —masculló el pelinegro. Estaba un poco decepcionado ante el poco empeño de las criaturas por matarlos. O eso le pareció a Tazz, pero la verdad es que ellos eran magos más que experimentados y que ni unos simples seres que viven debajo del agua podrían con aquella familia. —Desde luego amigables no son, pero… — el joven Malfoy se vio interrumpido por una mano huesuda y muy fría, a pesar de todo el fuego de pululaba por doquier. —¡¡¡mier**!!!

Una de las manos de los inferis apenas le rozó, no le hizo ningún tipo de daño. No sabía muy bien por donde se había colado, entre los tres habían creado varios círculos de fuego para su protección y sin embargo una de esas criaturas se hizo con la forma de colar una de sus huesudas húmedas manos entre tanto fuego abrazador. La temperatura estaba en aumento y aunque no quemaba a los manos que la habían invocado, la sensación de calidez si que la percibían. De seguida Tazz reaccionó y con un movimiento similar al anterior de su varita volvió a salir fuego, volvió a dibujar la forma de un circulo sobre ellos y este se fue manifestando de forma que los envolvía y protegía. Era el sexto Circulo de fuego invocado. —Uff… — resopló aliviado. —Eso ha estado cerca, no debí apresurarme a decir que no pretendían hacernos nada— volvió a bromear, esta vez un poco más relajado. 

[Noeline Malfoy McFarlan]

Las tres varitas ya se habían tenido que elevar y comenzaban a ser instrumento para que la magia de los Malfoy cobrara forma. Habían seguido la recomendación del mayor de ellos y se mantenían juntos, a su alrededor los inferis incansables seguían intentando atacarlos al mínimo descuido. 

En los ojos de la pelirroja no sólo brillaba el reflejo del fuego que habían provocado. En su mirada serena también brillaba una emoción controlada, el desafío y la aventura habían marcado su vida desde muy temprano y se habían convertido en sus mejores amigos. Cuando había viajado hasta América su vida se había encontrado envuelta en situaciones que exigían un dominio de sí mismo y una resistencia a la que no había tenido que recurrir en sus últimos meses, desde su regreso a Europa. 

De entre las lenguas de fuego que les rodeaban unos brazos pálidos y con múltiples heridas surgieron, un nuevo intento de aquellos seres por querer alcanzarlos. Los dedos en garras arañaron el aire vacío a escasos centímetros de la nariz de Noeline. Como acto reflejo echó el cuerpo para atrás y en un rápido movimiento de la varita brotó de su punta el séptimo círculo de fuego. Un alarido se escuchó como respuesta al hechizo y de donde había estado la mano cayeron fragmentos de piel chamuscada. 

Por todos lados surgían manos, piernas y rostros que continuaban adelantándose. El fuego los repelía, pero el hecho de carecer de vida los hacía inagotables. Los magos también, sin darles tregua, continuaban con los hechizos. En un movimiento de varita surgió un octavo Círculo de Fuego. Se fijó atraves de la cortina de fuego que algunas siluetas se tambalearon y otras tocaban tierra. Ninguna emprendía retirada, la opción única que tenían era terminar de incinerarlos. Desde que habían puesto pie en la isla, todavía no habían tenido si quiera la oportunidad de explorarla, tenían que deshacerse pronto de la molestia de los inferi para continuar con la misión que tenían por delante.

[Ludwig Malfoy]

Era evidente que sus hijos estaban perfectamente preparados para cualquier adversidad pues no se habían detenido un solo instante para hacer frente a las criaturas que salían en masa para atraparlos, desconocía la manera en la que aquel mago tenebroso había reunido tantos cuerpos y sometido a sus hechizos, después de todo el que no debe ser nombrado ya tenía muchos años de haber fallecido y era impresionante la manera en que su magia perduraba aún después de tantos años.

Los círculos de fuego que invocaban no solo ayudaban a deshacerse de aquellas criaturas si no que además permitía mejorar la vista en aquella cueva, fue así que pudo darse cuenta que no era solo una isla, eran cinco, el rubio esperaba que en todas tuvieran suerte y no caer únicamente en una isla vacía pues no estaba seguro de si aquellos monstruos los seguirían una vez llegado a tierra firme. Hubiera deseado poder elevar un poco más la alfombra pero de hacerlo seguramente de estrellarían sus cabezas contra las rocas de la cueva que después de todo no era tan alta como pensaba.

-Son cinco islas, ya no puedo ver ninguna más allá, así que debemos ser rápidos – dijo mientras apuntaba con su varita a otro grupo de inferis que no tardaban en reagruparse para pensar en un noveno círculo de fuego de inmediato las criaturas se alejaron pero atrás de ellos había más cadáveres moviéndose a toda velocidad por lo que se vio forzado en invocar un décimo círculo de fuego.

Una vez lanzado aquel último círculo pudo ver que los muertos vivientes ya no se acercaban más como si un hechizo los mantuviera alejados de la isla, era extraño y a la vez relajante el saber que ya no tendrían que pelear más contra esas cosas y ahora solo les quedaba encontrar aquel objeto, la alfombra se detuvo justo al llegar a tierra firme y permitió que los viajantes se bajaran de la misma, al rubio le costó un poco de trabajo ajustar su mirada ante las penumbras de aquel lugar así que también se vio obligado a decir – lumos – su varita se encendió al instante brindando un poco más de visibilidad al trio – bueno eso fue más fácil de lo que esperaba pero ahora tenemos que buscar a aquel objeto maldito y algo me dice que aquella vasija nos dará una pista… tenemos que beberla.

[toji]

Isla 1 

PV: 100

La pelea estuvo muy reñida entre los inferis y la familia Malfoy. Hicieron falta muchos círculos de fuego para hacer frente a toda la horda de cadáveres malditos que estaba a disposición del mago o magos que los habían hechizado. Finalmente, el trio Malfoy pudo atravesar sin más oposición la poca distancia que quedaba entre ellos y la primera de las islas, la más cercana. —Deberíamos inspeccionar la isla más cercana, algo encontraremos seguro… — se apresuró a decir el joven Malfoy. De pronto como si la alfombra de Ludwig tuviese vida, esta descendió poco a poco hacia la más cercana de las islas, la misma que había mencionado Tazz. A simple vista no parecía muy grande, lejos de ser una isla como tal parecía más un islote. Estaba oscuro, pero rápidamente su padre puso solución a ello invocando luz en su varita. 

—No de be ser seguro hacer eso padre, según mi experiencia si hay algo muy evidente frente a ti, no lo es… siempre tiene trampa— reflexionó el pelinegro ante la idea de su padre de beber de la vasija. Los viajes de Tazz alrededor del mundo le habían enseñado que no se podía fiar de las maldiciones, de la magia que guardan los objetos malditos. —Deberíamos tomárnoslo con calma— susurró casi para si mismo, no espera obtener respuesta a su sugerencia, pero sin embargo en el fondo sabía que su padre tenia razón. 

Respiró hondo. La idea se le pasó por la cabeza, rebotaba en su subconsciente… Era más fácil así, tenia que ser él. No podía permitir que ni su hermana ni su padre bebieran de aquella pócima. No pretendía hacerse el mártir ni mucho menos, pero se trataba de su hermana. Ya la había perdido una vez hace mucho tiempo y ahora que la estaba volviendo a recuperar no quería perderla nuevamente. Por otro lado, su padre también había vuelto a la vida del pelinegro recientemente. Los últimos meses habían sido los primeros en los que Tazz había experimentado lo que significaba tener una familia. —Lo haré yo— verbalizó. No sabía si le habían escuchado o no así que lo repitió, pero esta vez más fuerte. — LO HARÉ YO— luego de eso el silencio se apoderó del trio. Tazz buscó la mirada de su hermana para buscar apoyo en la decisión que había tomado y luego pasó a la de su padre a por su aprobación. 

Se acercó a la vasija y tomó el cuenco que había dentro. Cogió un poco de la poción y la bebió. Apenas sabía a nada, no olía a nada, pero sin embargo un dolor que le quemaba por dentro, cada parte de su cuerpo sintiendo punzadas como si de millones de agujas se trataran. El pelinegro calló de rodillas después del segundo trago y se retorció apoyado en un lateral del recipiente de la pócima.

[Noeline Malfoy McFarlan]

La cueva del Horcrux
Primera Isla
Dado para número de posts

[Ludwig Malfoy]

ISLA 1

La isla por si sola emitía un ambiente oscura y tenebroso, desde el momento que habían puesto un pie en ella los sentimientos oscuros comenzaron a abrumar al Malfoy, su cuerpo se sentía pesado y cansado, los párpados le pesaban y misteriosamente se estaba poniendo de muy mal humor tanto que las palabras de su hijo rebotaban en sus oídos como ofensas y contraindicaciones, Ludwig quería guardar la compostura pues sabía que aquellos pensamientos eran solo producto de la magia tenebrosa del lugar y no deseaba alterar a sus hijos - si si lo que digas - comentó un poco fastidiado pero se arrepintió y prefirió guardar un poco de distancia para evitar llegar a un conflicto.

Fue de esa manera que no se pudo adelantar a lo que su hijo había hecho, tanto Ludwig como Noe se encontraban lejos como para evitar que Tazz bebiera la poción de desesperación, en cuanto el chico anunció que lo haría se llevó el líquido a la garganta e ingirió por completo el contenido del envase - ¡No! Pero ¿que has hecho? - dijo gritando sin importar si eran o no escuchados por las criaturas que habitaban el lago que habían cruzado, todo el enojo y malestar que sentía se transformó de un momento a otro con miedo y no pudo hacer nada más que correr para ver a su hijo sufriendo los estragos de la poción.

Ludwig era profesor de artes oscuras en Castelobruxo, sabía muy bien los efectos de la poción, también sabía que no había nada por hacer pues ni inducir al vómito era suficiente y sabía que la única manera de salvar a su hijo era escapando de ahí, también sabía que la única manera de escapar era llegando a la última isla así que no tuvo otro remedio más que actuar con seguridad y empezar a dar indicaciones.

-Hija, tenemos que hallar ese horcrux con rapidez no podemos esperar ni un solo momento, la vida de tu hermano se encuentra en riesgo y la única manera de salvarlo es escapar, en cuanto lo encontremos debemos ir volando a la siguiente isla hasta encontrar todos los objetos y poder salir ¿está claro? - sabía que su hija entendería las indicaciones pero el miedo de perder a alguien de su familia lo abrumaba y no le permitía pensar con claridad, era momento de tener la mente fría y salvar la vida de sus seres queridos.