La Cueva del Horcrux

[toji]

isla 1. Buscando el Horrocrux 

PV: 

—No quiero más … no dejéis que beba más por favor os lo suplico…— Apenas le quedaba el ultimo trago de la pócima que estaba bebiendo. Seguía en suelo, ahora apoyado de espalda en el recipiente aquel. Su hermana Noe, por indicación de su padre Ludwig le estaba acabando de dar el ultimo poco de poción que quedaba, con la esperanza de que en el fondo encontrar alguna pista o incluso, llamando a la suerte, el propio horrocrux escondido como premio por haber sido capaza de resistir el envenenamiento por parte del liquido que ingería. Pero no eran más que los delirios de un mago que pierde la cordura, segundo a segundo, sorbo tras sorbo. Obviamente no iba a ser tan fácil e iban a encontrar el objeto maldito tan fácil, pero su padre se encargaría de ello. Los Malfoys que aun quedaban de pie tenían que ponerse a buscar dichos objetos para poder sacar de la cueva a Tazz. 

—Dejadme aquí … solo os retrasaré… ¡Dejadme! — gritó el pelinegro. Con cada palabra que salía de su boca el dolor aumentaba, la tolerancia al dolor disminuía cada segundo. Lo que estaba sintiendo Tazz no se lo deseaba a nadie, era una desesperación terrible apenas igualable a la maldición torturadora repetida varias veces seguidas. 

Tanto, su hermana Noe y su padre Ludwig se apresuraban a rebuscar el horrocrux que se escondía en esa pequeña isla. Andaban de lado a lado, alumbrando con la punta de la varita para iluminar en cada momento. La oscuridad que había en ese sitio no era como si de la noche se tratase, más bien una sensación de vacío que se apoderaba de las personas que atrapaba y que la sensación de vacío aumentaba minuto a minuto mientras estuviesen atrapados allí en la cueva. 

Tazz intentó ponerse de pie para ayudar en la búsqueda del horrocrux pero sus piernas flaquearon y débiles hicieron que el pelinegro vuelva al suelo. El golpe seco producto de la caída de el pelinegro se vio ahogado ante la diligencia con la que su padre y su hermana buscaban el objeto maldito. — ¡mi****! — resopló casi ahogándose en su propia saliva. —Ni siquiera me puedo poner en pie y ayudaros… dejarme aquí y huir…  

[Noeline Malfoy McFarlan]

Isla 1

Habiendo puesto pie en la roca que flotaba sobre aquel lago, la familia Malfoy se encontró con una poción. La primera propuesta ingerirla. Al parecer solo tenían esa opción o regresar por donde habían llegado.

—¿Con calma?— antes de que pudiera comentar algo su hermano ya lo había dado su opinión. —la magia oscura requiere acciones inmediata. Si la dejas actuar te envuelve, te domina, te hace parte de ella.— conocía hechos, había visto cosas, peores que la muerte. Y los inferi que los habían recibido eran la señal para comprender que no podían descuidarse ni un segundo o serían convertidos en uno más de los guardianes de las maldiciones que habitaban este lugar.

Cuando Tazz muy enfático se ofreció voluntario para beberla acudió a su mente la idea de que podría haber sido su comentario el causante de aquello. Idea que fue ahuyentada rápidamente al recordar lo valiente y arriesgado que siempre había sido. Por su parte, su padre estaba perdiendo la serenidad, el mago no era de asustarse en estas situaciones, por lo que se podría entender que era la magia oscura del lugar que lo llevaba a actuar así. Había que ser cuidadosos en todo momento, porque podrían verse perdidos a causa de ese poder.

Al principio envalentonado, el pelinegro había comenzado a beber rápidamente el contenido, pero poco a poco la poción iba actuando. Los primeros rastros se mostraron en su rostros, los gestos se mezclaban entre la agresividad y el horror. Luego sus palabras lo acompañaron y finalmente sus gestos. Antes de llegar a ese punto la pelirroja se agachó junto a él y sosteniendo sus manos le ayudó a continuar bebiendo la poción.

—Cuánto más rápido lo bebas, más cerca estaremos de la salida. Sólo piensa que es vodka.— le susurraba animándolo. Una parte, su corazón, le decía que era una crueldad someterlo a esto, al dolor de su cuerpo y a las posibles visiones que inundaban su mente. Pero la razón aún la sostenía y se apuraba, antes de ella misma caer en la angustia.

[Ludwig Malfoy]

Isla 1

No podía entender como había permitido que su hijo se sacrificara de aquella manera, la frustración y el miedo invadían su mente, no podía imaginarse lo que pasaría si Tazz o Noe murieran en aquella isla por culpa de su falta de toma de decisiones, desde antes de aventurarse a aquel lugar sabía que no debía hacer y al final la curiosidad, la codicia, el hambre de fama y más lo habían cegado por completo, como con secuencia ahora su hijo se debatía entre la vida y la muerte y por más que quería ayudarlo sabía que la única manera era continuar.

Miró a su hija quien también estaba muy preocupada y trataba de mantener la compostura, pese a lo difícil de la situación se mantenía con la mente fría y calmada, el Malfoy sabía que tenía que actuar de la misma manera y dejar atrás sus miedos si querían sobrevivir, al mismo tiempo Tazz también utilizaba todas sus fuerzas y se debatía contra los efectos de la poción para ayudarlos a encontrar al horcrux rápidamente.

-Tu debes descansar- le dijo de manera impositiva al hijo Malfoy – trata de recuperar fuerzas y pase lo que pase no te acerques al agua, sabes que hay inferis y que nos atacarán si nos acercamos – miró a su hija y entre ambos se separaron para encontrar al objeto oscuro que los sacaría de aquel embrollo, no obstante no encontraban nada, no había nada más que tierra y piedras alrededor ¿acaso estaban dando vueltas en círculo? Sabía a la perfección que el que no debe ser nombrado había ocultado sus objetos de una manera bastante celosa pero no podía creer que su magia perdurara aun después de muerto. No le quedó de otra más que continuar buscando y ser lo más veloz posible para poder ayudar a su hijo y juntos ir hacia la siguiente isla – Noe – le preguntó a su hija - ¿puedes ver algo? Yo desde acá no encuentro nada, todo está muy oscuro – Tazz por última vez acuéstate y descansa – dijo mientras veía al chico levantarse de manera obstinada y seguir. Miren ahi está lo pude encontrar el horrocrux. Si ahí esta

[Noeline Malfoy McFarlan]

 

[toji]

[Ludwig Malfoy]

[Noeline Malfoy McFarlan]

Isla 2 

 

Tazz había consumido toda la poción y ahora se reflejaba no sólo en su rostro, sino en sus movimientos. Su energía se notaba que había sido mermada, estaba lento y torpe. Nunca había visto a su hermano reducido de esta manera. En su pecho comenzó a aflorar la angustia y el dolor al verlo. El rostro, usualmente frío y calculador ahora mostraba aflicción y sus azules ojos comenzaron a tornarse vidriosos, si no encontraba las fuerzas necesarias pronto las lágrimas surcarían su rostro. Esa actitud no era propia de la Malfoy. 

Escuchó la voz de su padre resonar en su mente, como si viniera de muy lejos. Y eso la hizo reaccionar. No tenía claro lo que el rubio había dicho pero cuando se encontró con su mirada la señal era clara. Tenían que continuar con la búsqueda que los había llevado hasta ahí. Se separaron y cada uno recorrió el lugar, tenían que encontrar lo más pronto posible el objeto. Ya se habían enfrentado a una poción, a los inferis y era probable que esos no fueran los únicos desafíos. 

Noeline se detuvo le parecía haber percibido un ligero titilar en el borde de su rango de visión. Y al mismo instante Tazz gritaba señalando hacia el mismo punto, con pasos rápidos se acercó al lugar donde estaba el objeto. Envuelto entre las rocas parecía estar un joya, se entreveía la plata en partes cubierta y en partes brillante. También se lograba percibir piedras de color verde que lo adornaban. 

—Confringo— lanzó el hechizo, con un movimiento de varita, para que el horrocrux se separara de la piedra. El hechizo redujo a polvo la piedra y con sus largos dedos levantó el ornamento completamente limpio, la magia de la que estaba imbuido lo había protegido y lucía intacto. Su padre y su hermano ya se habían acercado donde estaba, se los extendió para que lo tomaran, mientras se lo pasaban de mano a mano para analizarlo. 

—Avancemos hasta la próxima isla, pronto.— teniendo a su hermano al frente la angustia y la desesperación también regresaron, tenían que acelerar el ritmo para poder salir de ahí y buscarte una cura. Estando todos sobre la alfombra se volvieron a elevar, en esta ocasión los cadáveres mantuvieron la calma, parecía que no se iba a producir el mismo enfrentamiento anterior. El avance sobre el lago parecía ser más rápido en esta ocasión, cruzaron rápidamente y llegando a la segunda isla desembarcaron, su hermano cada vez se veía peor, no sabía si dejarlo bajar por su cuenta o ayudarlo.

[toji]

Isla 2. 

PV:  85

Rápidamente la pelirroja Malfoy se acercó a Tazz para ayudarle a subir a la alfombra voladora. Cada vez que movía algún musculo de su cuerpo el dolor se intensificaba, a esto sumado la horrible sensación de que estaba a punto de morirse, de sentirse triste y abandonado por sus seres queridos le quemaba por dentro. Sin embrago, muy en el fondo Tazz sabía que no podía sentirse así, que no podía dejar que la poción siga haciendo de las suyas, apoderándose de su mente y de su cuerpo, quebrantando su espíritu poco a poco, segundo a segundo mientras no salieran de esas cuevas malditas. A pesar de las quejas del pelinegro, cosa que no podía evitar ya que el dolor era constante, Malfoy joven hizo un gran esfuerzo para subirse encima del artefacto volador que los transportaría hasta la siguiente isla, la siguiente más cercana. 

—Gracias hermanita… gracias por no abandonarme en esta isla… — soltó entre quejas, intentando que sonase como una broma. —Al menos nos desplazamos a nuestra siguiente parada— añadió el pelinegro mientras se acomodaba sobre la alfombra. Cerró los ojos para descansar y disfrutar del viaje. Quería a provechar al máximo esa sensación de unidad y colaboración entre padre e hijos. A los pocos segundos despertó, fue instantáneo o eso le pareció a Tazz. 

Su padre y su hermana le ayudaron a colocarse junto a la fuente que encontraron en el centro de la isla, tal y como había sucedido en la primera isla. Ya daban por hecho que sería él quien bebiera nuevamente del fondo de la fuente, era lo más lógico y lo más prudente dadas las circunstancias. —Ayudarme a beberla, cueste lo que me cueste he de poder acabarme toda la poción— verbalizó mientras lo dejaban el suelo junto al recipiente de la poción. —y… y aunque os suplique que paréis no lo hagáis… porque nuestro propio bien debo ser yo quien siga bebiendo esta poción— finalizó mirando a los ojos de su padre. —¡Prometérmelo! — suplicó pasando ahora a los ojos de su hermana. Ambos asintieron y procedieron a dar de beber la poción a Tazz. Sorbo a sorbo este suplicaba a sus familiares que parasen. Con lagrimas en los ojos lamentándose el haber tenido que llegar a esta situación. 

[Ludwig Malfoy]

[Noeline Malfoy McFarlan]

Isla 2 

 

Una vez que Noeline había bajado de la alfombra, volteó para posar los ojos en su hermano. Del mago fuerte y valiente que conocía no quedaban rastros. De su voz salían quejas y lamentos, se notaba que intentaba ponerle ánimo a sus actos, pero el efecto de la poción lo traicionaba y cada vez que hablaba, sus palabras tenían el tinte de un lamento y los movimientos de su cuerpo se volvían más torpes en cada segundo que pasaba. Su vida se iba extinguiendo, la pelirroja agitó su cabeza intentando alejar esos pensamientos, no era el momento de dejarse llevar por la desesperación, tenía que ser valiente. 

El rostro del mago se distorsionaba por el dolor. Presurosa se acerco a ofrecerle su brazo como apoyo. Era cansado mantenerse en la escoba sin brazos y a la vez sostener el bate para golpear con fuerzas, pero ni su entrenamiento llegaba al nivel que requería esta situación. En el instante en que se apoyó sobre ella se dio cuenta que ya no podía contenerse, pronto tendrían que llevarlo a rastras. Su corazón se encogió y de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas, primero eran solo unas gotas, pero como no había hecho ningún intento por detenerlas, ahora en dos ríos que cubrían sus pecas. 

En la isla los esperaba una nueva fuente con más poción. Antes de darles la oportunidad de opinar a su padre y hermana Tazz pidió que lo llevarán ante ella, volteando a ver a su padre, reconoció que no habría otra opción. Ya era complicado cargar con uno de ellos en esa situación, si fueran dos todo sería más terrible. Las manos temblorosas del pelinegro intentaron tomarla pero ya no podía ni eso, así que no le quedaba más opción que ser cómplice del daño que se autoprovocaría. Poco a poco veía como avanzaba con la bebida, ahora era más lento que la vez anterior, algo en su ser le hacía pensar que no saldrían vivos de esta aventura, el arrepentimiento también intentaba hacerse un espacio.