Complejo de Descanso "Cajita Feliz" - (MM B: 117561)

[Darla G Dumbledore]

Tenía una idea que venía dando vueltas en su mente hacía varios días, le habían dicho de aquel complejo, pero no tenía mucha seguridad que ellos hicieran lo que buscaba. Aunque había una sola manera de averiguarlo y era yendo a investigar. Los rumores contaban que el lugar se había inaugurado con una boda. ¿Sería la forma de decir de los novios “aquí muere tu soltería”? No sabía bien, pero le resultaba entre gracioso y extraño, pero no le disgustaba.

El traslador que le habían dado en el Diagon tenía hora de activación. Una vieja fotografía del lago que había tras el local, le habían dicho. Darla lucía esa tarde un vestido sencillo de color gris, últimamente le gustaba mucho ese tono, un chal cubría sus hombros ocultando los gruesos breteles del vestido y una sandalias estilo griegas enroscaban sus cintas hasta la rodilla marcando las pantorrillas y luciendo un tacón chino algo más alto de lo habitual. Ningún traumatólogo muggle estaría feliz.

El traslador de iluminó y la Potter Black apareció en un bosquecillo frente a un edificio semicircular. Podía escucharse el sonido proveniente de la parte trasera y se sorprendió que al ingresar al local lo primero que la recibiera fuera un ¿bar? Se detuvo, dudando, ¿le habrían dado el traslador correcto?

Como fuere, tomarse algo no le vendría mal, estaba en uno de esos días en que no sabía qué hacer exactamente con su vida, más luego de todos los acontecimientos pasados y, salvo que fuera un rukia, todo venía bien.

[Eterno Black Triviani]

Mientras ordenaba el local ahí dentro de la cabaña esperando a su esposa terminar de alistarse, este sale a respirar un poco de aire a las afueras de dónde ambos se encontraban, lo único que le faltaba era terminar de colocarse el saco para estirarse ante ese sol que iluminaba tan fuertemente qué iba a necesitar una sombrilla. 

Buscando entre sus pertenencias aquel objeto que se suponía habían equipado antes de la boda pero no encontró nada, sin quedarle más que salir tal como estaba mientras abría la puerta colocó sus brazos al cielo para impedir que esa luz le incomode la vista, caminando en dirección hasta la gran barca aquella que la habían dejado de regalo mientras sostenía en su mano esa escoba que los no magos utilizaban para limpiar dentro de sus casas y viendo que no había mucho suciedad sacó su varita y haciendo un movimiento desapareció la misma para dejarlo en su lugar correspondiente.

Todo el lugar estaba tal cual lo habían dejado las sillas en dicha posición, las mesas en tal posición pero lo único diferente era que había estado enrollada aquella alfombra que habían usado para ingresar a la ceremonia que aún no recogían.

Se sentía muy feliz ante todo ya que había cumplido ese sueño y estando muy agusto se recostó en una de las hamacas para que pasaste el tiempo esperando terminar lo que ella hacía.

 

[Darla G Dumbledore]

Caminó despacio, recorriendo aquellas filas de mesas y sillas con una cálida y tenue iluminación. Había visto barras de bares antes pero aquella tenía un aspecto algo inusual, imaginaba que los que pierden a un ser querido pueden terminar bebiendo una copa de consuelo. Aunque quien sabe, algunos “herederos” podrían llegar a celebrar su herencia allí mismo. A su derecha parecía haber unas oficinas y distinguió a la izquierda el ingreso a un salón que parecía una florería y estaba segura que había reconocido algún objeto que no era precisamente “sanctum”. Después de todo, especialidad en  maldiciones, había sido de los primeros conocimientos que había tomado y sabía reconocer objetos altamente prligrosos. Una vez más su pertenencia al DAMyC venía a su mente, últimamente parecía que eso estaba dando vueltas en ella en forma inesperada y seguida.

Se acercó a la barra y observó las bebidas que había en el lugar, sí definitivamente la estaban tentando a tomarse algo antes de dedicarse a contratar el evento que pretendía. Bueno, claro, tendría que verificar que prestaran ese servicio, no solamente el de justo al momento de morir. Acomodó sus cabellos sueltos y el ópalo iridiscente que había pasado por su corazón un par de veces antes de ubicarlo como sostén de su chal.

Sus ojos castaños pasaron una vez más hacia la izquierda, estaba más tentada por revisar esos objetos que parecían oscuros que en tomar una bebida, por eso desvió hacia aquel lago sus pasos.

[Eterno Black Triviani]

Tenía mucho que hacer pero me sentía muy cansado ya que el estrés de esa ocasión lo había absorbido casi en su totalidad, ya que la tensión de esperar a la novia y sin saber realmente si quería casarse o posponer el evento lo mantenía en ese momento en duda, aunque confiaba en esa persona que ahora es su esposa había estado en tensión por eso.

Aún en la hamaca con los ojos cerrados y tapados por una revista, ese escuchaba algo a cierta distancia mientras se le acerco uno de los elfos y le comento que una señorita estaba ahí. Cómo no quería levantarme del lugar que era tan cómodo y tenía una pereza inmensa, le indique al mismo que vaya a ver que era lo que necesitaba.

Este con sus ropas aún de etiqueta fue a encontrarse con dicha mujer quién miraba a las cercanías de su amo, camino a dicho lugar donde ella se encontraba manifestándole lo siguiente:

-Buenas tardes mi señora, disculpe la molestia espero se encuentre muy bien en esta parte del lugar y darle la bienvenida al Complejo de Descanso Cajita Feliz, este servidor tratara de darle la información si a usted le parece.- 

De manera atenta se expresó lo mejor que pudo y sin apartar su mirada de sus ojos el elfo con mucha paciencia se dirigió ante aquella persona.

 

[Darla G Dumbledore]

Se alegró que quien hubiera aparecido fuera una criatura, prefería realmente en ese momento tratar con un elfo doméstico, a quien le tendría más paciencia que a algún ser humano o menos humano, en mayor o menor medida. Vamos, que la vampiresa últimamente venía notando las transformaciones en su vida, como en ese momento que sentía como el fuego de su brazalete se venía apagando, a la par que algunas esperanzas que había perdido hacía tiempo ya.

—Buenas tardes pequeño —dijo tras escuchar todo el discurso introductorio observando al elfo con su traje de gala, sintiendo curiosidad si esa sería la típica vestimenta de los elfos que atendían aquel local, formales y serios o si tendría en realidad relación con lo que le habían dicho, un esmoquin iba muy bien para una boda. Levantó unos segundos la vista queriendo descubrir algo más allá, pero optó por mejor que no.

—Por favor, no me llames mi señora, simplemente dime Darla, y al contrario, no es molestia, es un gran placer que puedas atenderme y darme la bienvenida al Complejo —sonrió al elfo antes de continuar —creo que sí podrías ayudarme, estoy buscando información, en un par de meses se cumple un aniversario de la partida de alguien muy querido por mí, y estoy averiguando si hay alguna ceremonia que se pueda llevar a cabo con motivo de este nuevo aniversario de su partida, no sé si acostumbran a brindar ese servicio post morten o solamente brindan en el acto ehmm… —era consciente de que sus palabras sonaban algo raras, pero no sabía en realidad como expresar si era solo la ceremonia al toque de ocurrido el óbito o si había algo más allá de la muerte, curiosa expresión la que había venido en ese momento a su mente.

[Eterno Black Triviani]

Notaba como el decorado del lugar se encontraba bellamente predispuesto para ser apreciado y que con los mismos nos daban el ambiente navideño necesario para poder congregar estás fiestas.

Esperaba que los demás se presenten para así esto se vuelva así más divertido de lo que se sería, y para cerrar con broche de oro con la entrega de regalos. Sonriendo a lo último ya que tenia ganas de abrir alguna de las cajas que se encontraban sobre aquella mesa. Ya imaginaba estar entregando una por una a los que les correspondía.

Paso casi una hora antes de que la Palabra del Mayor logrará repartirse por la banda de ignorados. - Quien hable a un exiliado también es un exiliado, quien mire a un exiliado viola la ley de la Caja.- se escuchó un voz a su espalda que rodearon ese momento al mago quien no notaba a nadie pero las palabras provenían en dirección de la embarcación aquella que flotaba en el rio mar que se encontraba a las cercanías. 

Organizando luego unas sesiones de práctica exactamente encima de la Playa del Consejo, y, por primera vez, forzó a esos mal agradecidos elfos hasta el límite de sus habilidades, estos habían estado inamovibles durante ya más de un buen tiempo en el lugar que se estaba llenando de tela de arañas por casi todas la partes del lugar y sin contar el polvo que le cubría.

En la más ligera brisa, llegó a curvar la vela que sujeta al mástil hasta elevarse sin el menor aleteo, desde la arena hasta las nubes y abajo otra vez.   Poco a poco, por la noche, se formó otro círculo alrededor de los elfos; un círculo de curiosos que escuchaban ahí, en la oscuridad, hora tras hora, sin deseo de ver ni ser vistos, y que desaparecerían antes del amanecer 

Un mes después del Retorno, cruzó esta la primera línea encallando la embarcación sin desplomarse después de haber aprendido mucho se dirigió en dirección a la cabaña que tenía un tanto cerca, surcando su recorrido mientras arrastraba la arena esforzándose para llegar y darse un refrescante duchazo en la regadera.

[Anthony R. Dracony M.]

No se explica por entero su acción, pero el mago de cabello verde, sintió la necesidad de ir hasta aquel local. No es desconocido para él, hace meses que fue participe de un bello evento en ese sitio, la ceremonia de boda de dos grandes amigos suyos. Casi se deja abatir por los recuerdos, emite unos suspiros al aparecer frente a aquel local, no cruza la puerta, se mantiene de pie frente al local observando el lugar, saben los dioses en que pensaba sin mostrar intención de lo que haría.

Dentro parece no ocurrir nada fuera de lo normal, solo lo que generalmente se acostumbra, el joven mago lo sabe porque él mismo posee cuatro locales en el Callejón Diagón, los cuales son atendidos por elfos domésticos y solo cuando hay algo importante, se presenta el mismo para hacerse cargo de algún evento o venta especial, claro que tiene meses sin necesitar de acudir a dichos locales, así que tiene todo el mes libre, salvo por un concierto que debe presentar el 14 de Febrero... ¡Vaya coincidencia! menos mal que no es de música cursi, sino de rock, el tipo de música que le gusta más interpretar y escuchar.

Hay una nueva tonada que se ha estado difundiendo en el mundo, un rock ero Famoso de antaño, pero que a Dracony le gusta escuchar con aquel cover  de un éxito  pasado. En la letra parece "tocar" un sentimiento que sigue prevaleciendo en la juventud, como si se tratará de un mismo grito de la generación actual que sigue deseando "cambiar su destino".

El ojimiel recobra la conciencia de hallarse frente al local y ese "hilo invisible" que le ha jalado hasta llegar ahí, sin más que una promesa velada, sin necesidad de palabras pero que le ha convencido para presentarse esperanzado del encuentro que se realizará muy pronto.