Celebración 234 de la Revolución Francesa

[Ada Camille Dumbledore]

 

La fecha del año tal vez más importante para la agenda política del Ministerio llegaba, este año quería una celebración más calmada y que todos estuviéramos más tranquilos que los años anteriores, habían demasiadas cosas de los años anteriores qué ahíta me causaban risa, pero definitivamente necesitábamos qué la celebración fuera algo mas “normal”. Por eso planee un festival, en donde todos tuvieran la oportunidad de divertirse sin tener solo la posibilidad de la frialdad y la diplomacia. 

El sitio elegido en esta ocasión para la gran celebración había sido los jardines del Palacio de Versailles, en París. , la maravillosa visión del Rey sol plasmada en cada rincón de este paraje qué hizo de su vida cotidiana un espectáculo digno de la realeza. Su visión de magnificencia hizo qué fuera plasmada en piedra en su residencia y por supuesto en los fascinantes jardines. Con una superficie de 800 hectáreas, un canal de agua de 23 hectáreas, 50 fuentes y unos 200.000 árboles, Versalles, característica de la época es la proliferación de fuentes ornamentales con motivos clásicos, especialmente del dios Apolo, identificado con el sol, que abundan en los jardines. Las fuentes de Versalles son conocidas por su espectacular ornamentación, con estatuas que reflejan episodios de la mitología greco-romana en plomo dorado y bronce.

El legado más importante de esa etapa es la conocida perspectiva que, desde la plaza de armas, en la parte posterior del palacio, tenemos de los jardines, con el Parterre de Agua:  dos grandes estanques que reflejan la fachada de la galería de los espejos, y la fuente de Latona, dedicada a la diosa madre de Apolo, en primer plano; seguidos de la fuente del propio Apolo y el ‘Grand Canal’.
Sin duda lo más espectacular del conjunto es el ‘Grand Canal’, que parece alargar la vista hacia el infinito. Las grandes dimensiones de este estanque con apariencia de río, qué mide 1.500 metros de longitud y 62 de ancho, así como su forma de cruz hicieron posible que se escenificaran allí espectaculares luchas navales. El ‘Grand Canal’ tenía, además, una función práctica: colectaba los desagües de las fuentes situadas por encima de su nivel. Luego, el agua se bombeaba nuevamente a la cisterna en el techo de la Gruta de Tetis, un edificio independiente al palacio situado en su norte que fue demolido debido a una ampliación posterior del palacio.
El agua, con los estanques y las fuentes, es un elemento importantísimo en Versalles. No podemos dejar de citar la fuente de Neptuno, ubicada al norte, en el eje perpendicular al del ‘Grand Canal’. Completado en época de Luis XV, éste último es uno de los estanques más grandes del complejo con estatuas del dios del mar y su esposa entre otros, aunque su fama procede de los espectaculares juegos de agua que los surtidores hacen a través de su ornamentación; algo muy avanzado en su época y signo distintivo de las fuentes de los jardines.
En el lado opuesto, otro gran estanque, llamado de ‘los Suizos’ debido a que la guardia suiza se encargó de su construcción. Este estanque está precedido por ‘l’Orangerie’, donde los naranjos, limoneros y granados tienen su espacio en un edificio de 150 metros de largo rodeado de un parterre de tres hectáreas. Sin embargo, hasta la altura de la fuente de Apolo los protagonistas son los parterres de formas geométricas, auténtico signo distintivo del jardín francés y los bosquetes igualmente ordenados y salpicados de fuentes. Aun así, cabe destacar el ‘Tapis Vert’ o Avenida Real, la gran explanada de césped que conecta viusalmente el palacio con el ‘Grand Canal’, proporcionando al conjunto una gran majestuosidad.
Las carpas estaban distribuidas a lo ancho y largo de los jardines, en aquellas habían juegos, comidas, presentaciones de teatro, cantos, poesías relatadas por nardos mágicos, hasta una gitana versada en diferentes clases de adivinación. 

La carpa de tiro era una de la más interesantes, un rifle de la época de la revolución encantado para disparar a pequeños soldados de la guardia real de miniatura, qué si no les daban te disparaban y sus balar te causaban una pequeña sensación de dolor donde te golpeaban. Los premios eran pequeños muñecos de peluche en forma de la Reina María Antonieta o el Rey Luis XVI, o almohadas de la bandera de Francia. 
La carpa de quidditch esta dispuesta para golpear pequeños jugadores de quidditch qué volaban en medio de la carpa y debías derribarlos con una réplica pequeña de una bludger, el premio dependía de cuantos lograrás derribar. Habían  cojines en forma de escoba o de stitch dorada, peluches con jugadores de quidditch con el uniforme de la selección de Francia. Varias carpas donde repartían bebidas y  pequeñas tablas de quesos distribuidas por toda el área del festival. 

Una rueda volante donde canastas gigantes transportaban magos y brujas para que vieran desde lo alto el hermoso paisaje de Versailles.  Un carrusel dorado de dos plantas donde se podía ir sentado en caballos o en carruajes tirados por ellos. Una gran recta con una pesa qué subía tanto como el golpe de martillo del concursante lo permitiera con la fuerza impresa en el golpe. 

No muy lejos de allí un ajedrez gigante podría jugarse usando la posición que se eligiera, el tablero estaba adecuado con todas las piezas del juego además de que al momento de elegir la pieza que sería el juego mágicamente vestía de manera adecuada a quien jugará. 

Al filo de la fila de árboles había una pista de patinaje de hielo, para que disfrutarán dando vueltas alrededor de la enorme pista. 
Cerca de ese lugar un campo de quidditch en donde podrían jugar un partido quienes desearan hacerlo. En una tienda a su lado habían uniformes de la selección Francesa y del equipo Frances París Promise para que lograrán jugar un partido de la manera adecuada. 

En los grandes canales habian dos  barcos en donde se podrían simular batallas navales. 

Un total placer celebrar  en los bellísimos jardines del Palacio y  disfrutar del verano en sus hermosos y verdes prados perfectamente adornados, claro que para la hora en que todos estaríamos a la mesa y fuera el momento de brindar por el aniversario se había adaptado la carpa principal qué estaba más cercana al palacio en donde se situaba las mesas formales y una pequeña tarima en donde se darían algunas palabras alusivas para la ocasión y por supuesto otras actividades programadas para el festivo momento. 
 

[Matt Blackner]

Me miré al espejo, tratando de peinarme, pero no había manera. Al final, me di por vencido mientras salía de la habitación. Sagitas y Jack habían decidido que sería buena idea ir a la fiesta de @ Ada Camille Dumbledore , qeu organizaba cada año en Francia, en el palacio de Versailles, para conmemorar la Revolución Francesa. Después de lo que había pasado en Theotihuacán, y la conversación qeu tuvimos en casa....ahora les parecía buena idea salir a divertirse.

 

En cualquier caso, esta vez no iba a discutir. Al menos, este año sería al aire libre, y algo menos formal. Por eso había elegido botas, pantalón negro y camisa blanca, sobre la cual llevaría una chaqueta del mismo color.  No era demasiado formal, pero tampoco iba con pantalones cortos, asi qeu Sagitas no podría decirme nada (mentira, seguro qeu encontraba algo con lo que protestar)

 

Al llegar abajo, atrapé a Elentari, qeu correteaba tras los lobos. La alcé, haciendo qeu riese, antes de dejar que volviera a correr hacia el salón. Dejé la chaqueta sobre el respaldo de una silla mientras me asomaba, parándome junto a la puerta que daba a los jardines. La niña jugaba con los lobos, mientras Babila intentaba que le obedecieran. 

- Con suerte la casa seguirá en pie cuando regresemos - murmuré, metiendo las manos en los bolsillos. El grandullón y Harpo cuidaría de la niña y de la casa en nuestra ausencia, porque Jack vendría con nosotros (cosa que me extrañaba, poruqe la última vez que llevó a Jack a Francia, estuvo a punto de matar a más de un fantasma.

[Darla G Dumbledore]

Darla y Carlos Aguirre en la embajada de Argentina, antes de la celebración.

 

Darla leyó el documento que tenía en la mano, lo bajó lentamente, levantó la mirada y miró al hombre que estaba frente a ella. Carlos, uno de los secretarios del embajador argentino la observaba con una expresión sería, pero ella sabía que el hombre era cualquier cosa menos eso. Con su saco sport, una camisa blanca y unos jeans azul oscuro nadie hubiera dicho que el castaño fuera parte importante del cuerpo diplomático.

–¿Está bromeando? –los ojos de la pelirroja se clavaron en los oscuros ojos del hombre que a duras penas disimula una sonrisa.

–Para nada, es una solicitud muy formal, y si no le molesta puedo ser su acompañante. 

–¿Me está tomando el pelo? –su humor le impedía tirarlo.

–Claro que no, es una fiesta de su cuñada y no me molestaría para nada acompañarla, cuestión de diplomacia –esta vez el hombre sí se permitió una leve sonrisa.

–El embajador sabe… –quería expresar que ese no era el trabajo para el que había sido contratada pero Carlos la interrumpió.

–El embajador desea que nuestra delegación se vea representada no solo por la parte diplomática sino también por alguien que conozca bien a la ministra y pueda conocer los entretelones del espionaje de la región.

Darla se puso de pie dando un golpe con la carta sobre la mesa pero Carlos la ignoró y continuó hablando.

–La asistenta de protocolo ha elegido para usted un vestido de satén celeste con detalles o bordados en tonos celeste y blancos, a juego con nuestra bandera, ehmm… eso me ha dicho –agregó el hombre encogiéndose de hombros a pesar de la mirada asesina de la Dumbledore.

 

[Ada Camille Dumbledore]

 

 

 

 

 

 

 

El día finalmente había llegado, después de tanta preparación y antelación me había decidido a organizar un festival digno de una celebración, definitivamente era una fortuna el poder realizar la conmemoración del aniversario de la Revolución francesa y hacerlo en un lugar tan icónico como Versailles, mi amado Versailles. Había perfilado cada detalle, cada juego de manera que hubiera diversión para todo y de la manera más sencilla, ojalá todos se animarán a jugar y a divertirse en los bellísimos jardines del Palacio y disfrutar no solo del paisaje sino de todo lo que estaba allí.

La verdad quería montar en todos los juegos aunque me preocupaba un poco la llegada de cierto invitado especial, esperaba que realmente si asistiera, trataría de disfrutar el evento al máximo. Dada mi ci edición en este día no podía disfrutar de la bebida por lo que había dispuesto ciertas bebidas sin alcohol en los puestos donde podría disfrutar de ellas sin ingerir ninguna clase de licor para cuidar de mi.

Ya se acercaba la hora en que la gente empezaría a llegar y por supuesto era una celebración temprana porque había dispuesto qué sería todo el día, me parecía más a apropiado. Yo de debería estar en el Palacio desde la mañana finiquitando y revisando obviamente que todo estuviera perfecto, como me gustaba a mi.

En mi apartamento aun arreglaba algunos detalles de lo que usaría, había optado por usar un vestido vestido blanco y ligeramente holgado  para estar más cómoda pero sin permitirme no estar elegante dada mi posición, además que el vestido disimulaba muy bien ciertos detalles nuevos de mi figura. Habían detalles que pocos sabían, solo dos personas estaban enteradas y no era el momento en que daría la noticia por lo que debía esperar.

De la seguridad había encargado al jefe de la oficina de aurores, porque a Anne Marie la quería celebrando con nosotros y sobretodo dispuesta a ayudar en la exhibición de quidditch y siendo facilitados en la carrera de observación, actividad que esperaba todos participarán pues tendrían que encontrar pistas de un tesoro y adentra a encontrar los pasadizos secretos del Palacio, todo obviamente muy supervisado.

Esperaba que este año los fantasmas se comportaran pues serian parte del espectáculo y acompañarían a los invitados, camine por los jardines esperando los invitados y por supuesto revisando algunos detalles. 
 

 

Editado 14 de Julio del 2023 por Ada Camille Dumbledore

[Noeline Malfoy McFarlan]

Noeline Malfoy McFarlan 
Mansión Malfoy

En el exterior el día comenzaba a clarear y la pelirroja aún no había cambiado su cómodo pijama gris y negro. Noeline se encontraba en el comedor de la mansión, disfrutando de su desayuno. El ambiente era sereno y elegante, con la luz suave que filtraba a través de las cortinas de seda. Desde pequeña le había sido habitual estar en el gran salón con alimentos para un ejercito y a pesar de ello disfrutarlo sola. A su alrededor, Chavez, el leal elfo doméstico de su abuelo, se movía inquieto, susurrando para sí en susurros apenas audibles.

Sobre la mesa de madera pulida reposaban bandejas llenas de frutas frescas: manzanas rojas y verdes, naranjas jugosas, uvas y racimos de brillantes bayas. También, se encontraban tazones repletos de cereales crujientes y nutritivos, acompañados de recipientes de leche fresca y yogur cremoso. Una selección de panes recién horneados se exhibía en una cesta de mimbre, algunas mermeladas caseras y la suave mantequilla. 

Mientras saboreaba una taza de té caliente, repasaba las noticias del día. En la portada de El Profeta destacaba la breve nota sobre un evento que se realizaría ese mismo día en Versailles. Aunque no fuera una actividad de la isla, los eventos del continente solían tener un espacio en el diario. Sobre la mesa, junto a la pelirroja, reposaba una ornamentada invitación. Era un papel elegante, cuidadosamente doblado, que emanaba un aire de importancia. Se reconocía el sello distintivo de la Ministerio de Francia. Lo único perdurable del matrimonio de su padre, había sido la adhesión de la Ministra francesa a la familia. Y con ella los múltiples compromisos.

 

[Darla G Dumbledore]

No iba a negar que había tenido su momento de berrinche. Esperar que Carlos acomodara su ropa y se preparara para partir hacia el lugar de la fiesta era algo que la estresaba. Se había echado a descansar en el jardín interior que tenían las habitaciones del consulado. No le importaba lo que mostrara el tajo de su vestido ni el escote corazón bordado. De hecho jugueteaba con sus habilidades metamorfomágicas cambiando el color de sus ojos y el largo de sus cabellos mientras golpeaba suavemente el sobre que utilizaba como cartera. Su vestimenta no daba para muchos más detalles en su opinión, llevaba unos anillos en su dedo medio, clásicos, de compromiso entre otros y sin aros ni collares. Solo unas sandalias plateadas y había pintado oscuras sus uñas.

—¿Estoy listo y tú? —la voz de Carlos la sacó de sus pensamientos, los cuales ni estaba muy segura cuál era su derrotero en ese momento.

—Lamentablemente sí —respondió poniéndose de pie antes de que él pudiera terminar de extender la mano para ayudarla.

—No exagere mademoiselle, la llevo a una fiesta no a un velorio —el tono burlón de él y la mirada asesina de ella hicieron un buen complemento.

—Ajá —dijo simplemente mientras tomaba una capa de hilos de plata que completaban su atuendo.

—Utilizaremos la red flú del consulado, creo que será lo más práctico —comentó el mago sudamericano y Darla simplemente asintió mientras él le tendía amablemente el brazo —no me ha dicho que le parece mi atuendo —dijo haciendo mención a su smokin a lo que ella simplemente contestó casi sin mirarlo.

—Está bien —y era verdad, la ropa de gala parecía sentarle bien al mago a pesar de que era un hombre de acción también. Él sonrió resignado, obviamente no tendría una mejor respuesta de la Dumbledore.

Con paso tranquilo se dirigieron hacia las habitaciones de seguridad en que se encontraban las chimeneas de la red flú, algunas conectadas allí mismo con distintos lugares de Gran Bretaña, bajo total seguridad, otras con Argentina y la que utilizarían, una de las que iban a la parte continental de Europa, en este caso a Francia.

[Matt Blackner]

 

Miré por la ventana, suspirando antes de separarme de ella. Aun tenía que abrocharme la camisa, a menos que quisiera armar un escándalo por aparecer en el Palacio de Versailles con el pecho al aire. Me acerqué hasta el espejo que solía atravesar, esta vez para mirarme, mientras intentaba colocar algún mechón de pelo que no quería quedarse en su sitio. 

 

No solía ser corpóreo, mi forma habitual era la fantasmagórica, pero...nigromancia, bendita nigromancia. Aunque el motivo principal era la situación que atravesábamos con el chico, ante la necesidad de tener que controlarlo....en parte sabía qeu Sagitas también había aceptado porque no quería que las fantasmas del palacio francés se me acercasen. 

 

Con una media sonrisa me acerqué hasta la cama, tomando la corbata, que pasé por el cuello mientras me acercaba hasta la puerta del baño, donde seguía Sagitas.

- Eh, niña! creo que el chico no ha tenido paciencia. - dije en voz alta, mientras abrochaba los últimos botones de la camisa. - Lo encontraremos allí. A no ser, que prefieras... - murmuré, gruñendo levemente, insinuando....ciertas "maldades" que podríamos hacer, aprovechando que estábamos "solos" en casa. Al mismo tiempo, centraba la vista en la corbata, con la que tenía una pequeña "pelea" para poder anudarla.

[Ada Camille Dumbledore]

 

La celebración tan típica con en ministerio de asuntos mágicos de Francia estaba lista para recibir a los invitados qué la Señora ministra había escogido con sumo cuidado, aunque en otras ocasiones ella había optado por celebraciones más formales esta vez había cambiado el formato por algo más familiar y eso me hacía pensar que algo estaba cambiando en ella. Su actitud últimamente era muy extraña, aunque eramos grandes amigas desde la infancia yo la veía muy extraña y cambiada. Prefería un café o un te en vez de una buena copa de vino y había dejado de salir a lugares de fiesta y prefería estar en casa de la familia Dumbledore o en su apartamento en París, algo totalmente inusual en ella. 

Yo había estado alejada un tiempo por haber sido encargada de una misión, ella misma me había dado la orden, y tenía entendido que en ese tiempo había conocido a alguien que la había cambio profundamente, pero ese cambio me estaba extrañando demasiado.  Usaría esta fiesta para poder leer su comportamiento y de paso poder estar con ella y tener una conversación que me aclarara si estaba bien o simplemente tenía roto el corazón y por eso su cambio de actitud. 

Bueno llegando ya a los terrenos de los tan singulares jardines del Palacio de Versailles, me dispuse a dirigir el despliegue de seguridad para los amplios terrenos, habíamos usado como transporte aéreo escobas para la vigilancia y  diferentes hechizos protectores para evitar que las personas que quisieran infiltrarse en los jardines fuera tele transportada directamente fuera de ellos, los muggles solían ser bastante curiosos. Para la seguridad personal de la Ministra habíamos dispuesto varios elementos del departamento de seguridad del ministerio y yo estaría cercana de ella mientras el evento de quidditch diera inicio, no la dejaría sola el día de hoy.  

Con el uniforme de aurores, traje azul oscuro, camisa blanca y corbata, me dirigí hacia el salón de los espejos a mirar que todo lo que estaba dispuesto para la búsqueda del tesoro, actividad que se me había encargado, estuviera listo y en su lugar, al menos no tendría que estar animando a nadie ni bailando, eso se lo agradecía a la Dumbledore, poco me apetecía socializar. 

 

[Darla G Dumbledore]

El sudamericano cedió el paso a Darla, quien tras tomar un puñado de polvos flú ingresó a la chimenea y tras arrojarlos dijo con voz clara su destino, rápidamente al llegar dio un paso adelante y segundos después su compañero llegaba a su lado.

—Permítame sacarle algunos restos de cenizas —susurró el hombre mientras pasaba delicadamente su mano por los hombros de la pelirroja quien emitió un suave gruñido que hizo que el mago quitara su mano rápidamente y le ofreciera su brazo —¿vamos?

Caminaron despacio observando el lugar el Palacio, desde donde estaban podían apreciar por los altos ventanales los bellos jardines decorados para la ocasión. En realidad todo Versalles estaba delicadamente decorado con los colores de la bandera francesa y los escudos del ministerio de magia.

—Es curioso como intervenimos en todo desde las sombras y hacemos que los muggles sientan suyas cada una de nuestras intervenciones en la historia y como ellos hacen que olvidemos que fue gracias a muggles que logramos llegar tan lejos ocultando muchas veces nuestra magia —comentó la pelirroja mientras observaba un cuadro que representaba uno de los eventos de la Revolución Francesa.

—¿Y eso desde cuando nos importa? —preguntó Carlos observando con extrañeza a su compañera, en realidad por su mente se preguntaba cuándo le importaba en realidad a ella. Pero no obtuvo más respuesta que un encogimiento de hombros y continuaron recorriendo el lugar, buscando el lugar exacto del evento y aprovechando a disfrutar de Versalles, al menos él.

Darla podía sentirlo, había algo distinto en el ambiente, pero no lograba identificar qué era, no era malo, pero no era habitual. Se detuvo una vez más y observó su reflejo en un espejo, el celeste le quedaba bien y como le había dicho a Carlos, el smoking a él le quedaba más que bien. Él sintió el suave tirón en su brazo al quedarse ella detenida frente a aquel espejo.

—Ya no sé qué me importa Carlos, sólo sé que cumplo mi deber —sonrió, claro que ella había elegido cambiar sus deberes, hacía mucho tiempo.  Volvió su mirada hacia su acompañante y le sonrió.

—Pero no te preocupes, no estoy perdiendo la cordura y no pienso fallarle al embajador, así que quédate tranquilo —la pelirroja amagó seguir caminando y él la detuvo viéndola a los ojos.

—No dudo ni de tu cordura ni de tus lealtades pero ambos sabemos que algo ha cambiado ¿verdad? —Darla sonrió más.

—Pero no nos afecta, no te afecta ni afectará mi trabajo, así que no tienes que ser mi niñera Carlos —él lanzó un bufido.

—No soy tu niñera, que a ti no te agrade es otra historia —ella río.

—Muy bien, vamos pues, no te quiero arruinar la velada, creo que pintaba que la ibas a disfrutar y yo trataré de disfrutarla también —agregó Darla mientras le señalaba el pasillo hacia los jardines.

[Matt Blackner]

En Versailles.

Pasé las puertas del palacio, en dirección a los jardines. Todo estaba decorado, preparado para la ocasión. @ Ada Camille Dumbledore  no perdía detalle, y tampoco la ocasión de celebrar aquel día. Cuando llegué al jardín metí las manos en los bolsillos, un poco abrumado por la situación. No había demasiada gente, tal vez esta vez había llegado temprano....no acostumbraba a acudir a eventos sociales, y menos solo. Pero me ponía nervioso esperar en casa a que Sagitas y Jack bajasen, asi que me había adelantado a ellos.

 

Cerca de la hebilla del cinturón colgaba un pequeño llavero con forma de moto que no era más que mi moto voladora, reducida y lista por si...bueno, necesitaba fugarme. Eché un vistazo alrededor, observando las decoraciones y diferentes áreas de juegos hasta que reparé en la zona de aperitivos y bebidas. Me acerqué hasta allí, tomando una cerveza. Di un trago, dejando que me refrescara, observando alrededor. 

 

Me quedé cerca de las columnas, echando un vistazo, tratando de dar con alguna cara conocida, porque si Sagitas y Jack se daban cuenta de que estaban solos....tal vez no pensaran aparecer.