† Mansion Ragnaventus † (MM B: 88988)

[Hades Ragnarok]

Aquella reacción de Emilia tomo por sorpresa al vampiro. Entrecerró los ojos pero no dijo nada ante aquellas palabras. La observo a los ojos y suspiro mientras se giraba nuevamente después de que ella le había abrazado. Dio unos cuantos pasos hacia arriba para adentrarse en el pasillo pero antes de que se perdiera por allí, en algún sitio de su mansión ladeo la cabeza lo suficiente como para verla de reojo.

 

-No es necesario que hagas nada ni compenses nada –comento para luego mirar hacia el frente- supongo que tu solita podrás encontrar la habitación que tanto querías, tienes permiso de revisar las habitaciones o si el explicas a Odín que es exactamente lo que buscas el te podrá ayudar –dibujo una mueca comenzando a caminar lentamente por el pasillo rumbo a quien sabia donde.

 

Entró en aquella habitación perdida de quien sabia que parte de la mansión, él conocía el camino, nadie más que él conocía los pasadizos y recodos de aquella casa, él mismo se había encargado de la construcción, de las cosas divertidas y de colocar aquellos sitios para casos de emergencia. Había guardado aquella esfera en el mismo lugar donde llevaba las cosas que apreciaba, una vez hecho aquello salió de la habitación y se paro en la ventana observando el cielo. Un movimiento fue suficiente para llegar al techo de aquella residencia donde se sentó por un buen rato mirando el cielo y las estrellas que comenzaban a aparecer en el firmamento.

 

*************

 

La noche avanzaba lentamente mientras observaba a Marte y los planetas, al menos el cielo nocturno le brindaba toda su belleza ya que ni nubes había, por lo que pudo pensar. Cerro los ojos y suspiro levantándose. Lo mejor era entrar nuevamente a su casa y quizás leer un libro, ya había estado mucho tiempo afuera, quizás para no ser mal educado iría a ver que quería Emilia, ya que supuso que al pelirroja seguía allí esperándole donde ella le había indicado. Tomo el amuleto volador y salto planeando tranquilamente hasta el suelo.

 

Entro por la puerta de atrás, la más cercana al salón comedor y habitación donde estaba la Malraux. Al llegar no dijo nada, simplemente observo a la mujer.

[Emilia Malraux]

Habia subido las piernas al sofá donde estaba sentada, su mano derecha simulaba en la rodilla donde yacía apoyada las notas de alguna melodía que en su cabeza se formaba, Extrañaba tocar piano, extrañaba su vida cuando todo era mas sencillos cuando vivir era el pan de cada día por que cada segundo se acercaba un inminente final que para ella lamentablemente no llego.

 

Miraba a la ventana, la luna brillaba de manera hermosa dándole cierto aire de melancolía a la estancia que se encontraba con las luces apagadas, El elfo de su amigo había querido encenderlas pero a decir verdad ella no necesitaba de luz para ver por lo que casi como suplica le había pedido que no las encendiera, le gustaba la oscuridad, y el silencio. Era una de las cosas que mas apreciaba, Normalmente solía perderse en algún mundo extraño en su cabeza y así podía pasar horas sin hacer nada mas que mirar un punto fijo.

 

Pero en ese momento solo se preguntaba donde estaba el vampiro, La otra pelirroja ya se había ido a sus aposentos a dormir pero ella, En cambio, seguía allí esperándolo, no había elegido aun habitación por lo que suponía e sofá sería su cama. Cosa que a ella no le molestaba era tan grande que pasa perfectamente en el, pero en ese momento no tenía sueño. No escuchó cuando el vampiro entro al hogar.

 

Por lo que al sentir su energía giró con lentitud el rostro para encontrarse con el parado en la puerta, su mirada clavada en ella, con los brazos cruzados, gesto que lo caracterizaba y a que ella le resultaba elegante - Hades... - Murmuro mientras se levantaba entre la oscuridad de la habitación y caminaba hasta el con algo de duda pues quizás el no quería hablarle y sencillamente daría media vuelta y se iría .. o por el contrario se quedaría con ella algún rato antes de irse a dormir...

[Hades Ragnarok]

El cainita observo los ojos de la pelirroja una vez que ella se dio cuenta de que él estaba allí. La escucho susurrar su nombre en aquella oscura habitación. El no necesitaba luz para guiarse por su mansión, además era vampiro, tampoco necesitaba luz para poder ver lo que el rodeaba. Observo como la Malraux se acercaba a él. No la perdió de vista mientras sus pasos permitían que se acercara cada vez más a él.

 

-Y bien, ¿ya escogiste habitación o piensas dormir en el sofá? –le pregunto en tono serio- o no me digas que aun me estas esperando para darte el tour –dijo el vampiro en tono tranquilo.

 

Suspiro y se acerco a ella, Una vez que estuvieron a la par. Pudo haberla evitado o haberse alejado de allí pero no lo hizo. Más bien se quedo allí parado esperando ver si ella tenía alguna cosa que decirle o más bien le respondía aquella pregunta que él había hecho segundos antes. No perdió mucho tiempo antes d que se volviera a sentar, estaba realmente cansado, cosa extraña para un vampiro como él, sin embargo, aquella trampa de sus amigas y todo lo que había pasado pro su mente habían hecho mella en el.

[Jank Dayne]

La luz de la luna reflejaba el lago del que los ojos de Jank se habían enamorado. Estaba cristalino, perpetuo, tan puro y auténtico que ni siquiera los peces lograban perturbar su paz. El hombre lanzaba suspiros ocasionales cuando los veía nadar por la superficie, y trataba de descifrar los colores con sumo interés. Unos eran tan dorados que brillaban cuando sus aletas se movían; otros, tan rojos como el salmón, diferenciándose por las manchas negras pintadas sobre sus aletas. Se preguntó si se trataban de Rámoras, pero fuera lo que fuesen, dotaban de una belleza inmutable a un lugar que, para él, se llenaba cada vez más de oscuridad.

 

Poco faltó después de que abandonara el lago frente al Castillo Evans, para encontrarse de frente con la Mansión Ragnaventus. Estacionó su bicicleta cerca de la verja, extrayendo del canasto una salsa de tomate para dejar el rastro de sus pasos lo suficientemente visible para sus compañeros. Avanzó fugazmente entre el jardín que lo separaba de la puerta de roble y llegó hasta ésta, no sin antes cubrir su rostro con una luz tan naranja que parecía una calabaza andante. No tocó la puerta antes de entrar y encontrarse con una maravillosa estancia, esa misma que le recordó tanto las descripciones que le daba Andrómeda en sus tiempos. Logró contener el sentimiento de nostalgia que, casi siempre, lo cegaba, y avanzó hasta el comedor, donde se encontraba Hades. Una vez allí, lo apuntó, y elevó su varita para vofiferar un:

 

- Expecto Patronum! - que avisó a todos los miembros de su bando de su ubicación, mediante una esfinge de luz.

[Romina Black Lestrange]

El patronus del Demon Hunter hizo acto de presencia cuando la joven Targaryen se encontraba caminando por las calles del diagón. Al parecer tenía que estar lo antes posible en la Mansión Ragnaventus. Llevaba puesto un pantalón de jean azul, una remera de un tono similar y unas zapatillas deportivas. Corrió por el callejón hasta buscar un lugar que no estuviese tan concurrido para poder desaparecer sin que nadie se diese cuenta de eso.

 

Cuando llegó a una zona que consideraba apartada giró sobre sus propios talones apareciendo a unos doscientos metros de dicha mansión. Esperaba que alguno de sus compañeros apareciera en el lugar para hacer acto de presencia. Al llegar a la verja de la mansión y mirar al suelo vio lo que parecía ser una especie de camino marcado por un líquido que era tan rojo como el tomate.

 

Llegó hasta la puerta de roble e ingresó a la Mansión Ravnaventus, allí logró visualizar a Jank. Lo saludó con una pequeña sonrisa, sin decir absolutamente nada. Solo esperaba las indicaciones de su Alto Rango.

[Jank Dayne]

El hombre encendió las luces antes de que Romina entrara. Cuando lo hizo, solo movió su cabeza en forma de asentimiento, como si considerara tácito el hecho de que se presentara tan pronto. Y de cierta forma, así era. Cuando las lámparas fueron encendidas (accionando los interruptores con magia), pudo observar la estancia con más detalle, y fue donde se percató que Hades se encontraba acompañado. El rostro de Emilia le sonó demasiado a Jank como para dejarlo pasar. Algo le sonaba, quizás cercana a Arya, o incluso en La Madriguera..

 

- Tú - fue lo que alcanzó a decirle, señalándola con la curva varita vinotinto - apartate. Te recomiendo que salgas de la Mansión. Este es un cateo de la Orden del Fénix. Hemos localizado a Hades Ragnarok como un presunto criminal que mantiene relaciones con mortífagos. No creo que quieras estar con alguien así, ¿verdad? ¡Ardius Morphos!

 

El ropaje superior de Hades se transformó al instante en un mortal escorpión dorado israelí. Éste, al sentir el calor que irradiaba desde el cuerpo del mago, inyectó su mortal veneno por instinto, derramando la letal sustancia que contenía su agujión dentro del organismo de Hades. The Hunters no se equivocaba, y se rumoreaba que el poder del mago distaba mucho de ser minúscul0; tendrían que tener precaución.

 

- Lusentium! - gritó después, haciendo una onda mágica se dispersara desde su varita mágica y recorriera los seis metros que lo separaban de Hades. Al chocar contra éste, le anuló el sentido del gusto y, por ende, el del habla misma.

 

- Expelliarmus! - conjuró al final. De su varita brotó un rayo escarlata que llegó hasta Hades para arrebatarle su varita y haciendo que volase a cinco metros a su derecha.

[Ley Gryffindor Rosier]

-A la mansión Ragnaventus, rápido- y el patronus de esfinge de Jank desapareció frente a mi dejando una estela de luz que medio iluminó la oficina. Si, estaba en el ministerio todavía arreglando unos pendientes y mis ojos ya pedían descanso, pero fallarle al bando nunca. Por merlín que ya había terminado la mayoría de los pendientes así que acomodé los papeles en elegantes montones y guardando la varita en uno de los bolsillos del pantalón y acomodé mi blusa que se había arrugado, no quería dar una mala impresión.

 

Salí del ministerio por la puerta para empleados y dando vuelta por un callejón oscuro desaparecí no sin antes pasar la varita por mi rostro y conjurar la luz que me protegería de ser reconocida, pero que con ésto cualquier mortífago sabría que era una fenixiana pues era algo común entre nosotros. Al caer a Ottery mis tacones resonaron por la calle mientras aceleraba el paso para llegar a mi destino. Al llegar pude ver a Jank y a Romina que se encontraban allí ya.

 

-Siento el retraso, vine lo más pronto que pude- me disculpé y tomé la varita con la mano derecha lista para comenzar.

[Romina Black Lestrange]

Una vez en el comedor visualizó a quien sería su objetivo. En ese momento le hubiese gustado saber la causa por la cual tendría que atacarlo, ya que no le gustaría atacar a cualquiera porque sí, pero confiaba en que Jank tenía sus motivos, por lo que no iba a cuestionarlo.

 

—¡Floreus!— exclamó esta vez apuntando nuevamente hacía la varita de Hades. El efecto sería inmediato y actuaría directamente sobre la varita del hombre, ya que de su siguiente hechizo su varita vibraría haciendo que de esta salga un pequeño ramo de flores; al igual que los trucos de “magia” que hacían los llamados “magos” muggles.

 

—Limitate— pronunció apuntando con su varita en dirección a la varita de Hades, aunque para ese hechizo la puntería no era necesario le gustaba hacerlo. El efecto sería inmediato y actuaría directamente sobre la varita del mago limitándole sus funciones mágicas por los siguientes minutos, ya que no podría lanzar hechizos de tipo rayos e invocaciones.

[Ley Gryffindor Rosier]

-Vaya vaya, creí que la mansión estaría sola y tenemos a dos... pero venimos a por ti, Hades Ragnarok- dije al mortífago mientras tomando la varita y haciendo una floritura con ella decía un -Sectusempra- y de inmediato de la punta un rayo rojo muerte salió volando en dirección al mortífago antes mencionado, al momento de que el rayo lo golpeara haría que por su cuerpo se formaran múltiples cortadas, como si le hubiera atacado con una espada y lo hubieran dejando malherido. Por supuesto, toda la sangre que corriera por sus venas saldría en segundos y si no se curaba moriría en menos de lo que decían "morsmordre".

 

-¡Morphos!- volví a decir a uno de los cuadros de la mansión. Enseguida el mismo se transformó en una araña del rincón que de inmediato se escondió cerca de su objetivo, pero aún no era hora de que picara... estaría allí esperando para recibir mis ordenes de inyectar su letal ponzoña en el cuerpo de Hades. Era mejor comenzar a atacar y si el mortífago moría bueno... sería una pérdida bastante lamentable... pero no para mi ni para la orden del fénix. Aunque matar iba en contra de nuestros principios, siempre creí que no estaba mal del todo derramar algunas gotas de sangre mágica siempre y cuando se tratara de enemigos.

[Jank Dayne]

- Aqueora!

 

Conjuró para sí, envolviéndose en una capa de agua que se fue convirtiendo en una esfera cristalina, dejándolo cubierto por todos los flancos en los que se le podría atacar. Jank tuvo la intención de volver a tocar las burbujas salientes del encantamiento protector, pero tenía en cuenta que debía concentrarse en cosas más importantes. Hades había sido su compañero durante la peligrosa expedición para Alaska, y durante ese tiempo las sospechas solo habían incrementado. Para ese entonces, consideraba insólito dejarle pasar una noche más sin cumplir con la justicia...

 

- Morphos!

 

Bramó después, mutando la blusa de Ley en una resplandeciente y útil piel de dragón, la cual la protegería de diversos ataques en su contra si llegaba enfrentarlos. A ella también la saludó con un movimiento escueto de su cabeza, y se arrepintió pasados unos segundos. No era la clase de personas que se quedaba callado cuando sus compañeros acudían a su llamado; por el contrario, los atormentaba con recomendaciones y les bombardeaba con discursos motivacionales que no resultaban en nada fructífero. Pero sus pensamientos solo le presentaban el noble recuerdo de Andrómeda, y aquel lugar no hacía más que activarlo..

 

- Corpus Patronus!

 

El encanto hizo que un fénix blanco se materializara frente a sus ojos a partir de cientos de hilos plateados. La criatura se posicionó sobre su hombro, a la expectativa. Sus orbes visualizaban cada rincón del lugar, e incluso sus pezuñas, fijas sobre su hombro derecho, le insistían para que inspeccionara el sitio. Pero lo menos que quería era encontrarse con otra sombra de un pasado inescrutable como el que lo perseguía esa noche..