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Planta Baja: Trastienda


Boss Elessar
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Caminaba como siempre por las calles del Callejón Diagón intentando recordar porque lugar no había pasado para entrar y pasar un buen rato observando las cosas que allí se encontraban. Llegue hasta Gringotts y me llamo la atención el lugar que se encontraba en frente y como era un poco curiosa decidí acercarme a la puerta de bronce que al abrirla lentamente daba paso a lo que parecía ser un largo pasillo que a cada paso que daba lograba ver ventanales. Después de haber pasado un largo rato observando el pasillo llego a lo que parece ser el final de este y me encuentro con una verja la cual paso sin ninguna dificultad y voy directamente hacía la Trastienda para ver las criaturas y decidir por fin tener una mascota que me acompañara.

 

Por un momento me dio la sensación de que no estaba en una tienda, sino que me había perdido en medio de una selva y que nunca más volvería a mi casa. Respire profundo sin darle mucha importancia a mis pensamientos y esta vez me concentré en observar atentamente las criaturas para elegir una y tener una mascota que siempre estuviera conmigo. Había tantos animales que me costaba escoger solo uno ya que siempre había sido muy indecisa en esos aspectos pero me esforzaría mucho por concentrarme en uno solo. Ya tenía planeado que animal comprar y justo en ese momento apareció una persona (Edna Moolier) detrás de mí e hizo que me sobresaltara un poco ya que no esperaba que alguien apareciera. Me entregó una ficha la cual comencé a llenar en ese preciso momento y esperaba a alguien que me dijera si la compra estaba bien hecha o no.

 

ID: 118823
Nick: romina12345
Bóveda: B:104408

Fecha: 29-12-2014

Nombre del producto: Chimpancé

Objetos, Criatura o Poción: C
Catalogación: X
Puntos por unidad: 10
Cantidad de unidades: 1
Precio por unidad: 500

Precio total: 500
Total de Puntos: 10

Si es una criatura para personaje, colocar el Rango Social del comprador: Unicornio de Bronce

En caso de ser criatura, objeto o poción para familia o negocio: --

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Era imposible que ellas dos pudiesen hacerse cargo de semejante dragón. Una y otra vez soltaba llamaradas, en dirección a todas partes y estas se propagaban por la bodega; no había lugar libre de fuego. Leah inútilmente usó cuerdas para amarrar el hocico de la criatura, las que fácilmente pudo romper. Aún continuaban en el suelo, incapaces de hacer algo más y viendo como en animal se preparaba para lanzar una nueva llama. Lo peor de todo era que las demás criaturas también se verían afectadas.

 

—Ya estoy en eso —respondió Caroline a su amiga—. ¡Wingardium Leviosa! —masculló, mientras apuntaba el resto de jaulas y las hacía levitar hasta donde Leah había dejado el primer grupo.

 

Al menos estarían fuera de la zona de peligro y así ellas se podrían mover con libertad. Sin embargo, la Ryddleturn terminó de bajar su varita cuando el dragón lanzó una potente llamarada hacia las Mortífagas. No se preocupó de nada más, ni siquiera de Leah y rápidamente corrió lejos, antes de incinerarse. Un poco más y en unos segundos se habría vuelto cenizas. En tanto se pudo poner de píe vio que la Atkins había hecho lo mismo y que su túnica se le había quemado. La de ella se había carbonizado en una esquina.

 

—Sí, lo estoy, ¿y tú? —preguntó con voz agitada—. Necesitamos ayuda —señaló, para luego apuntar a un viejo armario que se empezaba a quemar—. ¡Aguamenti! —El chorro de agua fue suficiente para apagarlo—. Espérame un minuto y volveré con alguien que pueda controlar al Ridgeback.

 

En un parpadeo se encontró en la Trastienda, donde estaba Derek. Una muchacha se retiraba y otra ingresaba al local. Caroline se detuvo en seco, al recordar que su aspecto no era el mejor de todos. Su rostro estaba lleno de manchas negras, al igual que toda su ropa. No podía decirles que un dragón había escapado, porque eso alertaría a todo el Callejón Diagón, sin mencionar que se meterían en un tremendo lío por su descuido. Lo mejor era actuar lo más natural posible y fingir que todo estaba bien.

 

—¡Derek! Qué bueno que estés acá —murmuró, con una forzada sonrisa—. Con Leah estamos limpiando la bodega. ¿Por qué no le ayudas a correr unas jaulas? Están pesadas y yo no soy capaz. Ve tranquilo, que yo atiendo a esta chica. —Le guiñó un ojo, al tiempo que se acercaba al mostrador—. Buenos días —saludó y le extendió el formulario para que lo completara.

 

Se sentó sobre el taburete y a cada tanto miraba hacia atrás, como si esperara que de pronto todo se incendiara. Al menos no se alcanzaban a escuchar los gritos, ni todo el alboroto que debía haber en la bodega. Se sentía culpable por dejar a su compañera sola, pero ¿qué más podía hacer? Si dejaba el local abandonado estaría en un problema mayor y Derek ayudaría más que ella. Además, en cuanto la clienta se fuera iría a intentar detener a la bestia; si es que podía...

 

Sonrió sin ganas cuando Romina le entregó el pergamino y comenzó a revisarlo.

 

—A ver... —Leyó de arriba a abajo y, al comprobar que todo estaba bien, puso el timbre del Concilio—. No hay ningún problema con tu compra. Puedes llevar tu chimpancé —dijo y le indicó la jaula donde estaba.

 

Caroline soltó un suspiro y espero a que la joven dijera si necesitaba algo más o se marchara, así iba a ver si Leah y Derek continuaban con vida.

 

OFF:

 

@ ¡Hola! Todo bien con tu compra. Me la llevo a las oficinas para que tu mascota pueda ser agregada a tu ficha. ¡Un saludo!

Ivashkov
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~Leah Atkins




¿Qué? Ah sí, ve, ve.


No le estaba prestando la más mínima atención a su mejor amiga, la verdad. Sus verdes ojos estaban plantados en los amarillentos y aterradores del Ridgeback, intentando mantener la calma ante la situación que estaba viviendo y la falta de ideas. Los dragones eran criaturas fascinantes, sí. Pero les tenía un miedo particular, a pesar de tener tatuado el mismo ejemplar frente a sus ojos en toda la espalda. Por un segundo, la tonta idea de mostrarle la espalda al dragón fue inteligente. Pero entonces la bestia empezó a acercarse a ella, indispuesta a incinerarla y abriendo las fauces hasta su posición, haciendo que todo se le fuera de la cabeza, incluidas las ganas de correr.


Sin darse cuenta, había avanzado hacia atrás lentamente y fue consciente de ello solo cuando dio contra la pared, dando un golpe seco que la regresó a la realidad. Era la segunda vez que el timbre se escuchaba desde la parte frontal de la tienda y el retraso de Caroline indicaba que estaba atendiendo a alguien. Se hubiera enfadado de no ser por su gran instinto de responsabilidad, además de que no era momento para dejar mal una vez más al concilio. Apretó su varita. Tenía dos opciones, empezar a lanzar cuerdas a lo loco e intentar atarlo o directamente tratar de asesinarlo, cosa que dudaba lograr; en todo caso, tendría que pagarlo y no tenía ganas de ello.


Eligió la primera.


Incárcerus —soltó, apuntando a su hocico—. ¡Incárcerus, Incárcerus, Incárcerus!


Doce gruesas cuerdas veloces dieron con el hocico del dragón y se ataron con fuerza en él. Al parecer había sido suficiente para protegerse de las llamas pero aún tenía que preocuparse por algo y ese algo eran las grandes garras del Colacuerno, que en ese momento arremetieron contra ella con toda la furia contenida. Se lanzó hacia un lado, rodando hacia un lado para evitar ser aplastada por una pata. Claro, no era suficiente. El dolor del brazo fue tan grande que incluso lo sintió dormido de forma automática y evitó ver, sabiendo que las garras habían logrado hacerle grandes cortes sangrantes en la piel. Y si bien no los había visto, empezaba a perder el color.


¡Line! —gritó, pensando en cómo demonios tenía que hacer para librarse del resto del cuerpo del dragón—. ¡Caroline, te necesito!


Intentaba no parecer desesperada. Sin embargo, era difícil y más por el hecho de estar tendida en el piso, esperando el ataque para lanzarse a un lado con la esperanza de lograrlo.

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—¡Maldición! —soltó Caroline, al escuchar el grito de Leah.

 

No podía seguir pretendiendo que todo estaba bien, mucho menos fingiendo delante de la clientela. Se dio la media vuelta y salió corriendo hacia la bodega. Afortunadamente Leah se las había logrado arreglar de cierta manera, ya que pudo amarrar el hocico del dragón. Pero por otra parte, había sido atacada y yacía sobre el suelo. Sobre su piel había heridas sangrientas, como garras que se la desgarraron. Caroline corrió hasta su amiga y se arrodilló al lado de ella, mientras la apuntaba con su varita.

 

—Episkey —susurró, de manera que la carne de la Mortífaga comenzara a sanar—. Perdón por dejarte, Atkins. —Se mordió el labio y la ayudó a pararse—. Hiciste un buen trabajo con esta bestia —añadió y sonrió.

 

Con las ataduras al menos ya no lanzaría más fuego y eso era lo mejor que les podía ocurrir en ese momento. El problema era que seguía siendo veinte veces más grande que ellas, además de la fuerza que poseía. Entonces Caroline recordó que en su primera clase en la Academia tuvo que enfrentarse a criaturas semejantes y pudo salir con vida gracias a un simple hechizo. El problema era que no lo recordaba. «Tengo el maldito nombre en la punta de la lengua —se dijo—. Es algo de conj...»

 

—¡Eso es! —exclamó y se situó delante del dragón—. Conjuntivitis —conjuró, al tiempo que apuntaba los ojos de la criatura.

 

El efecto fue inmediato y el Ridgeback comenzó a dar tumbos de un lado a otro. Estaba ciego, mas no muerto. Lleno de rabia batió sus alas ferozmente, levantando un par de jaulas y provocando chillidos en los demás animales. De haber estado en un lugar abierto habría sido una buena idea, como la vez en la que la Ryddleturn se enfrentó a uno. Necesitaban otro hechizo que lo dejara inconsciente, para volver a encerrarlo. Pero ella no conocía ninguno y su magia era tan limitado. La que tenía un rango más era su compañera.

 

—Leah, por favor dime que conoces algo que lo duerma —susurró, evitando que el dragón la escuchara y fuera hasta ellas—, o esta cosa nos terminará aplastando.

Ivashkov
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Su camisa se agitó al ritmo del viento al igual que su cabello, paso una de sus manos por la misma, pensando en muchas cosas, y una de ellas era la de volver al trabajo. Por mucho que quisiera, y por todos lo problemas que en su vida personal pudiera tener, tenia que cumplir con sus obligaciones y una de ellas es su trabajo en el concilio. Y luego de cumplir con algunos deberes menores se encamino a la Magic Mall, concretamente a la Trastienda.

 

 

Algunos magos curiosos parecían estar con cierto desconcierto observando desde la entrada, el pelinegro pensó que quizás estaban presentando alguna nueva criatura a la venta, y al estar algo ausente de las oficinas no estaba enterado de ello, o se organizaba algo por las festividades navideñas. Eso no le importaba, se acercó al grupo de magos pero no parecía acontecer nada dentro del lugar, hasta que escucho un grito de su Leah y luego observo a Line correr. El chico saco su varita y luego de hacerse espacio entre las personas, ingresó y siguió lo pasos de la bruja.

 

Su sorpresa fue grande al encontrar a un dragón completamente fuera de control. Luego de recuperado de la primera impresión, noto que tenia el hocico cerrado por varias cuerdas y como Carol con uno de sus hechizos lograba cegarlo. Lo único malo es que empezó a dar tumbos y caminar o intentar caminar sin dirección alguna. Fokker tuvo que moverse rápidamente para salir del camino de la criatura. Dio un salto para tomar impulso, y trato de caer lo mejor que pudo pero igual no pudo evitar ensuciar su camisa.

 

—Hola, así que están divirtiéndose sin mi!

 

Dijo con las palabras tan despreocupadas que siempre mostraba cuando esta en problemas, y acercándose a ambas brujas, pero sin descuidar en ningún momento al dragón.

 

Me pregunto como este chico salio de su jaula, en fin creo que solo tenemos que aturdirlo. ¿Supongo que conocen el encantamiento aturdidor?— pero solo era una pregunta retorica, sabia muy bien que lo sabían, era un requisito conocer los variados hechizos para controlar a las diferentes criaturas del lugar.

 

A mi señal, tenemos que lanzarlo juntos, por suerte no es un espécimen adulto o necesitaríamos mas ayuda para dominarlo.

 

Alisto la varita en el momento que el dragón se acercaba hacia ellos —Uno, dos ¡¡¡TRES!!! — y los rayos salieron directo al dragón. La idea era aturdirlo el tiempo suficiente para devolverlo a su jaula.

Don't make promises you can't keep... but those are the best kind.

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kRRKjq1j.gif         "Perdón por la sangre derramada xD "

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~Leah Atkins




— No pasa nada, Ryddleturn —murmuró, más de allá que de acá.


Había lanzado una mirada rápida a su costado y había visto, sin proponérselo, el pequeño charco de sangre que se había formado debido al ataque del dragón. Su piel parecía un jamón, literalmente, pues el brazo se había hinchado por el impacto de las garras y estaba bañado en sangre, haciendo que las grandes heridas parecieran adornos. Ya no estaba del color del papel, se había empezado a poner verde y de no ser por la presencia de Caroline, se habría desmayado sin más. No tenía problemas con la sangre, bien que había acabado con muchos muggles y magos en su vida de las formas más sangrientas imaginables. El problema estaba en que era su sangre, era ella.


Ni siquiera estaba segura de cómo había terminado de pie, ni de por qué Fokker estaba ahí con aire despreocupado. Incluso no sabía por qué los tres estaban ahí sin preocuparse, en general, por el maldito animal. Pestañeó, percibiendo menos dolor en su piel y se atrevió a mirar de nuevo, notando que los cortes se habían cerrado a la mitad bajo la enorme mancha de sangre. Episkey, pensó. Su piel volvió a la normalidad y si bien estaba aún un poco adolorida y su brazo se seguía viendo claramente más gordo que el otro, era una mejoría muy agradable.


— ¿Cómo dices? —preguntó a su hermano, mirándolo como si no supiera que estaba ahí—. Ah sí, claro. Lo siento...


El conteo de Fokker la llevó a ponerse alerta de nuevo e inhaló profundamente cuando llegó el último número, moviendo su varita hacia la bestia con una floritura llena de experiencia.


— ¡Desmaius! —exclamó.


Un rayo violeta salió de su varita y fue a dar contra el pecho del animal al mismo tiempo que otros dos.Los tres mortífagos contaban con suficiente poder y coordinación e hicieron que el Colacuerno cediera por fin ante su magia. La Atkins dio un respiro y se sujetó de una caja. Su frente estaba bañada en sudor, claramente había pensado que iba a morir aquella tarde. Pero todo estaba bien. Tardó un poco en incorporarse pero al final se puso con sus compañeros de trabajo a arreglar el horrible desorden que se había creado en el depósito, se ocupó de ver si había bajas con los animales y luego los tres salieron al frente. Ella y Caroline estaban en peor estado que el Crowley pero al menos ninguno de los dos había sufrido heridas.


— Bueno, eso fue intenso, mis queridos. Mucho más intenso de lo que me hubiera gustado —negó con la cabeza y señaló su uniforme chamuscado e incompleto—. Pero bueno, a ganarse el pan.




ID: 114477


Bóveda: N° 95010

Fecha: 29-12-2014


Nombre del producto: Lobo

Objetos, Criatura o Poción: C

Catalogación: X

Puntos por unidad: 10

Cantidad de unidades: 1

Precio por unidad: 500


Precio total: 500

Total de Puntos: 10


Si es una criatura para personaje, colocar el Rango Social del comprador: Unicornio de Bronce


En caso de ser criatura, objeto o poción para familia o negocio: --




Dio la vuelta para ponerse en el lugar de los compradores y dejó la ficha en el mostrador, viendo quién llegaba primero.

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—¡Perfecto!—

 

 

Dijo cuando los tres rayos impactaron en el dragón sincronizadamente, la criatura en un comienzo pareció no estar afectado por los mismos, pero luego comenzó a sentir los ataques. La criatura empezó a ceder en sus impetus, lo estaban logrando, el poder de los tres mortifagos juntos era suficiente. pronto estaba lo suficientemente aturdido para dejar de atacarlo y luego con ayuda de la magia estaba de vuelta en su jaula.

 

Fokker se acercó a la jaula para asegurarse que estuviera bien cerrada —Brenson se encargara de ti ahora— le hablo al dragón, para volver la vista a ambas chicas. Su estado no era perfecto, pero estaban vivas, Leah tenia una herida en el brazo que empezaba a sanar y Line también la pasó mal, pero entre todos organizaron el lugar lo mejor que pudieron.

 

—Lo que me molesta mas es haberme perdido toda la diversión. Pero lo importante es que están bien. Sin embargo, espero que esto solo haya sido un descuido, no quisiera que alguien quisiera boicotear o causar caos en el Concilio.

 

Leah parecía tener ganas de obligarlo a trabajar, algo que no hacia desde hace mucho. Le sonrió y se puso en el lado correspondiente en el mostrador

 

¿Veamos?— tomó el pergamino y le dio una revisión rápida, —todo esta perfecto. ¿Alguna compra mas?

 

 

 

 

off rol:

 

Venta Aprobada *o*

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~Leah Atkins




—Cómo duele esto, por Merlin —se quejó, mirando hacia su brazo.


Con el dedo de la mano izquierda, tanteaba lentamente la piel hinchada. Hundía levemente el dedo y veía cómo quedaba la pequeña marca blanca antes de ponerse roja de nuevo. El dragón había hecho un buen trabajo en dejarle la piel mallugada y realmente empezaba a sentir los efectos del golpe y algo así como una cortada fantasma. Fokker le había ganado a Caroline de antemano y la Atkins no pudo evitar soltar una risita, era gracioso que su hermano siempre estuviera listo para las ventas a pesar de haber dejado de ser un vendedor hacía bastante tiempo. Esperó, en lo que el hombre trabajaba y asintió como respuesta a su última incógnita.


—Así es, tengo más compras que realizar. Pero no te preocupes, Line, para ti tengo otras tantas y ya te tocarán las mágicas, esas son más interesantes.


Soltó una pequeña y musical carcajada que no iba de la mano con su aspecto, como si estuviera fuera de lugar. Tomando en cuenta que el uniforme aquamarin estaba más bien verde, incompleto y con evidentes quemaduras y con su rostro lleno de suciedad, parecía una recoje latas cualquiera. No obstante, el porte de la matriarca italiana no estaba del todo afectado. Seguía erguida y aparentemente saludable, sin contar con la falta de color en lo que se podía apreciar de su rostro. De por sí era pálida pero cuando veía su sangre se ponía traslúcida.


—Aquí tienes, cariño —terminó de llenar el formulario que había tomado con antelación y lo colocó sobre el mostrador, frente a Fokker—. Trabaja, trabaja.


Se le hacía divertido no tener que hacerlo ella.



ID: 114477


Bóveda: N° 95010

Fecha: 29-12-2014


Nombre del producto: Leopardo

Objetos, Criatura o Poción: C

Catalogación: X

Puntos por unidad: 10

Cantidad de unidades: 1

Precio por unidad: 500


Precio total: 500

Total de Puntos: 10


Si es una criatura para personaje, colocar el Rango Social del comprador: Unicornio de Bronce

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—La verdad, creo que debería llevarte a San Mungo para que vean esa herida.

 

Exclamó con evidente tono de preocupación, y aunque pareciera pasar por alto el estado de ella, realmente estaba preocupado por la integridad de su hermana. Pero la conocía muy bien para saber que ella no demostraría ningún signo de debilidad con facilidad. Y en ese momento lo estaba demostrando a pesar de la carcajada que la matriarca soltó.

 

—Cuando terminemos con estas ventas, claro. Al igual que tú Line.

 

Volver a estar tras el mostrador era algo divertido, y lo estaba tomando como un juego mas que trabajo, espero por el formulario que la joven llenaba con algo de dificultad, y no tardo en darle su aprobación apenas lo tuvo en sus manos, era obvio que ningún error podría haber en el mismo.

 

jajaja recuerda quien es el jefe aquí. Ah por cierto, felicidades por tu nuevo puesto de jefa, ya entiendo porque me tratas así. Y porque Line tendrá las ventas mas divertidas, eso es discriminación con tu hermano preferido.

 

Y le cedio el lugar a Line para que se ocupara de las posteriores ventas, pero aun estaría en el lugar, quería estar completamente seguro que todo este en orden.

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~Leah Atkins




—¡Ja! Discriminación, dice —rió—. Ya quisieras que te discriminara, hermanito, estarías atendiendo ventas en el sótano y no creo que sea la experiencia más agradable y limpia de todas.


Tomó otro formulario de compra y le indicó con un ademán que se hiciera a un lado, ladeando una sonrisa divertida. Cada vez que estaban juntos terminaban bromeando de esa manera, como que si no se querían. Por la parte de Leah, la verdad era que tenía a su hermano en un nivel considerablemente alto de aprecio y no era de los familiares que tenía tachados de insoportables. Y la verdad, eran bastantes. Suspiró y alzó la mirada, retomando la conversación anterior.


—No creo ir al doctor, he pasado por cosas peores y tú y yo sabemos eso.


Era cierto. Los dos habían estado muertos al mismo tiempo la última vez que habían visitado San Mungo. Recordaba la reacción de su padre como algo gracioso pero en el momento no se lo había tomado tan bien. Ella era bastante unida con sus hijos y no se imaginaba cómo sería tener que revivir a dos de forma continua. Demasiado aguante había que tener y sabía que León lo poseía, por más unido que fuera con ese par. Negó con la cabeza y bajó la mirada, acabando con el tercer formulario del día.


— Line, te toca —colocó el formulario en el mostrador—. Es momento de explotarte como la nueva jefa que soy, esto de los ascensos me los tomo en serio —hizo un falso puchero y acabó por reírse—. Ven a ver lo que compraré, muy acertado para los tres.


ID: 114477


Bóveda: N° 95010

Fecha: 29-12-2014


Nombre del producto: Serpiente

Objetos, Criatura o Poción: C

Catalogación: X

Puntos por unidad: 10

Cantidad de unidades: 1

Precio por unidad: 500


Precio total: 500

Total de Puntos: 10


Si es una criatura para personaje, colocar el Rango Social del comprador: Unicornio de Bronce

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