● Ars & Vita ● (MM B: 94346)

[Paú Gryffindor]

No terminaba de acostumbrarse a las reacciones que tenía el hermano de Gomita, Mikael. El chico era extrañamente agradable; frío. A veces llegaban momentos incómodos al no saber como tratarlo, ni tampoco tener nada para hablar.. pero es que el hombre no facilitaba las cosas tampoco. Sonrió, mientras seguía los pasos de Mikael; ella no sabía nada de ese lugar.

 

— ¿Algo diferente? ¿Quieres ser actor?— preguntó curvando sus labios ligeramente—. O bueno, ¿aquí dan clases de música o algo así?— añadió, mientras miraba a sus alrededores.

 

Mikael se sentó, y ella imitó su acción acomodándose en el asiento de un lado. Esperaba que no le molestara, pero en realidad no tenía ni la menor idea de que hacía en el Ars & Vita. Mordió sus labios ansiosa, mientras cruzaba la pierna. Escuchó atenta a las palabras del chico; ¿el sabría que su hermana formaba parte de la Orden del Fénix? ¿Gomita le había comentado algo? No quiso hablar más del tema.

 

— Bueno, hoy fui a San Mungo por milésima vez— comentó intentando romper el hielo— Pero el dinero no se lo ganó Gomi, pues estaba ausente.. ¿Sabes que me estoy quedando pobre? Espero que la próxima vez sea gratis.

 

Rió ligeramente, mientras se percataba de la presencia de Madeleine. Se levantó de su asiento y la abrazó, invitándola a sentarse a su lado también.

 

— ¿Maddie, que haces tú aquí?

[Ellie Moody]

Tuvo que haberlo previsto, a decir verdad. Estaba claro que Mikael no parecía abandonar ese tono de ironía nunca; pero la joven Rambaldi no estaba dispuesta demostrar que eso le enojaba un poco, pues era casi como rendirse, y quizás hacer sentir bien al joven Haughton por haber hecho <<su trabajo>>. Así que trató de disimular su disgusto —lo cual, especialmente a ella, le era algo difícil—, pero sólo logró mirar con amargura sus zapatos unos momentos, como si eso la calmara.

 

Por lo menos debía tratar de tener un poco más de tacto con las personas... pero Madeleine recordó que ella había tratado de hacerle un par de bromas a él, lo cual fue un golpe bajo. ¡Y se lo había dado ella misma!

 

—Sí, un nombre interesante; esperemos que no haya necesidad de usarlo tanto.

 

Entonces observó a su hermana, y le devolvió el abrazo al sentir sus brazos envolviéndola.

 

—Pues, sólo vine porque siempre quise venir a un teatro —dijo Maddie, tomando asiento—; es que no sabía que acá había uno. Aunque, bien, en el Callejón siempre hay cosas que uno no espera encontrarse.

[Gomita Haughton Westrong]

Mikael

 

 

Me quedé escuchando atentamente lo que Paú me decía y miré su sonrisa fijamente, luego sonreí muy levemente al escuchar su pregunta. Realmente no tenía ninguna intención de ser actor, ya que estar frente a las multitudes no me gustaba. Tampoco era algo que me molestara, pero no sentía tener suficiente talento para eso a pesar de que a lo largo de mi vida hubiese vivido un doble papel.

 

― Tal como lo pensé, eres cliente frecuente ― le dije a la chica mientras observaba tomar asiento al igual que Madeleine, mientras escuchaba el sobrenombre que la chica me había puesto apenas hacía poco tiempo ― y yo también espero no utilizarlo ya Madie, aunque realmente a quien le incomoda no es a mí ¿Verdad?

 

Mientras pasaba una mano por mi cabello desordenado, miré hacia el frente para escuchar las palabras de los profesores ante la inauguración que al parecer estábamos a punto de presenciar y sonreí un poco cuando me acordé de algo. Posteriormente escuché a las chicas conversar entre ellas y levanté una ceja mientras las miraba extrañado, al reparar en algo que hasta el momento no me había puesto a pensar.

 

― ¿Así que son hermanas ustedes? ― pregunté con un poco de ironía en mi voz ― creo que les empiezo a encontrar parecido.

[Ellie Moody]

No pudo evitar poner los ojos en blanco; hizo todo lo posible, pero no fue suficiente. ¿No tendrían algún tipo de café en ese lugar? Quizás eso la pondría de mejor humor.

 

—Por supuesto que no es a ti a quien le incómoda acosar cabezas, pues creo que no tengo pensamientos tan perturbadores; lo que pasa es que me gusta guardarme cosas únicamente para mí —comentó la joven Rambaldi, fingiendo ser más agradable de lo que era en ese momento, pues pensó que aquel juego podía ser para dos—. Ya sabes, conservar mis problemas fuertes.

 

Al escuchar la pregunta, tan inevitable, entrecerró casi imperceptiblemente los ojos y miró unos momentos a Paula, buscando alguna similitud con ella; pero, a decir verdad, no encontró nada, salvo que las dos eran castañas y un poco bajas.

 

—Sí, somos hermanas —dijo Madeleine, un poco incómoda con eso, pues era la primera vez que lo admitía de una manera tan explícita—. Nos parecemos sólo un poco de apariencia, pero nada más.

[Adrian Wild]

- Seguramente que no tenga ningún problema en preparar alguna actuación o mostrarnos alguna que ya tenga montada, iré a consultárselo más tarde –dije contestando a Little-. Y sí, hay que organizarlo todo. Si conoces alguna agencia no nos vendría mal un poco de ayuda para los preparativos, porque por lo que respecta a nosotros... ¡Tenemos que montar el espectáculo!

 

Paré un momento escuchando como fuera del salón de actos llegaba gente. Aquello tomaba el ambiente propio de un local de aquel calibre. Finalmente, y para levantar aquella pequeña reunión, exclamé:

 

- ¡A por la fiesta de inauguración que se merece el Ars & Vita!

 

Bajé del escenario mirando con una amplia sonrisa a Cye y, más tarde, reuniéndome con Little. También había echado en falta a Devi, como bien dijo Little de pasada segundos atrás, pero estaba desaparecida. La enviaría una lechuza para ver si daba señales de vida, pero antes debía ponerme de acuerdo con Little para organizarnos.

 

- Vale, encárgate si puedes de buscar la agencia si lo crees conveniente. Lo que haya que pagar saldrá de la bóveda del negocio –le expliqué a la profesora de danza-. Y bueno, quédate de encargada aquí con Cye, que yo iré al circo a hablar con mi hermana.

 

Asentí mirándola fijamente para que me confirmara y después salí del salón de actos, observando a un grupo de tres magos y brujas que charlaban en el hall, atendidos en cualquier caso por Bolinda. Me acerqué a la elfina tras el mostrador y tomé una túnica negra que siempre utilizaba cuando volaba en escoba.

 

- Quédate aquí controlando el vestíbulo –le dije a la criatura-. Vuelvo enseguida.

 

No tardé en recorrer el gran vestíbulo casi diáfano, con algunos sofás para esperar, despidiéndome de aquel grupito que tan alegremente charlaba, y salir del edificio. Hice aparecer mi Saeta de Fuego y en menos de lo que canta un gallo, me perdí entre las nubes que poblaban aquel día todo el Callejón.

[Gomita Haughton Westrong]

Mikael

 

 

La mención de Madeleine acerca de el "acoso de cabezas", le parecía realmente divertida. Sabía que aquello no estaba bien, pero aún así me había entretenido bastante en la fiesta leyendo la mente de la chica que en aquella ocasión estuviese disfrazada de mimo. Luego mencionó algo que me puso a pensar y le di la razón, en ocasiones uno desea mantener ciertos pensamientos ocultos del resto dela gente.

 

— De acuerdo disculpa, prometo que no se repetirá.

 

Mencioné mirando a la chica, quien ahora explicaba que entre ella y Paú no había mucha semejanza además de cierto parecido físico muy sutil. Aquello me hizo formar una sonrisa cuando recordé a mi hermana, a quien sí conservara un parecido más marcado debido a que éramos gemelos, aunque esta semejanza se limitaba solamente a algunos rasgos físicos. En ese momento miré a Paú fijamente.

 

— Entonces... ¿Tomarán clases de música? — pregunté a ambas chicas — tal vez les parezca entretenido, deberían animarse.

 

En ese momento me di cuenta que la reunión dentro del auditorio llegaba a su fin, un mago salía de éste y se despedía, para luego tomar una escoba y desaparecer por completo del lugar.

[Ellie Moody]

~ Flashback.

 

No pudo evitar ocultar la pequeña sonrisa de gusto al escuchar a Mikael disculparse, por la vez en la cual había usado sus poderes para fastidiarla; había pasado un pequeño tiempo desde eso, pero de cualquier manera fue agradable escuchar palabras de perdón. Eso siempre caía bien, especialmente a la joven Rambaldi, que sabía apreciar ese tipo de cosas.

 

—Está bien, siempre que no necesites usar esas cosas de Legeremancia para saber algo o lo que tú quieras.

 

Al escuchar la mención de las clases de música, Madeleine inmediatamente recordó que, cuando era un poco más joven, había querido aprender a tocar el violín; pero no se lo permitieron, para que se dedicara exclusivamente a sus estudios en la Academia de Magia y Hechicería y a su pequeño trabajo de aprendiz en San Mungo. Hacía tiempo que no se detenía a pensar en las cosas que había dejado de hacer para poder desarrollar habilidades que le sirvieran para desenvolverse mejor en ese lugar.

 

—¿Clases de música? Pensé que sólo se dedicaban a cosas de teatro, como actuación o eso —comentó Maddie—. Me pregunto si me enseñarían a tocar el violín sin mandarme a comprar uno.

[Gomita Haughton Westrong]

Mikael

 

 

Aquello que decía Madeleine era verdad, el utilizar ese tipo de habilidades para sacar a la fuerza pensamientos o recuerdos que se preferían mantener en secreto era una verdadera falta de respeto. Era por ese motivo que yo no me atrevía a hacer aquello a semejante alcance, sino simplemente para cosas superficiales, triviales... las cuales curiosamente se encontraban en los estratos superiores de la mente.

 

— No solamente es teatro... yo también lo creí hasta que se me ocurrió hacerle caso a mi hermana cuando decidió traerme.

 

Madeleine estaba interesada en tocar un instrumento que para mí era de lo más complicado, sin embargo si ella tenía la habilidad podría hacerlo perfectamente bien. Yo en cambio, tenía la intención de afinar mis conocimientos en guitarra y posiblemente me animara también con el piano. La inscripción estaba hecha ahora, por lo que no faltaba mucho para que las clases dieran comienzo.

 

— La escuela ya tiene los instrumentos Madie, no es necesario que compres nada.

[Ellie Moody]

Lo pensó un poco, interesada en el tema. Si allí le daban el instrumento, sería más fácil de lo que pensaba. Esperaba que las lecciones también fuesen gratis, pues sabía que en algunas Academias de artes, como esa, habían profesores especializados, y solían aprovecharse de eso para cobrar una buena cantidad de dinero por las clases.

 

―Si es así, está bien, supongo.

 

La joven Rambaldi recorrió el lugar con la mirada casi inconscientemente, pues quería saber si habría algún despacho o una ventanilla en donde pudiese anotarse; o, a lo mejor, el dueño del lugar o un empleado se estaría paseando por allí, y sería a él a quien Madeleine debía consultar sobre las clases de música.

 

―Pero, Mikael, ¿en dónde dices que me debo anotar?

[Gomita Haughton Westrong]

Mikael

 

 

Me di cuenta de que Madeleine se convencía cada vez más de tomar las clases dentro de la escuela, lo cual era extraño pero me parecía agradable. Era un poco sorprendente mirarme sintiendo esa sensación de aprecio por alguien que no fuese de mi familia, al menos de esa manera. Madeleine se había convertido para mí en una especie de "hermanita menor" aún sin proponérmelo y era lo más gracioso del asunto.

 

― ¿La firma? Ah sí... creo que es en recepción.

 

O por lo menos era el lugar en el que Gomita se había acercado para dejar su inscripción la vez anterior. Y en caso de no ser así, seguramente en ese lugar podrían indicarnos el procedimiento adecuado. Miré a mi alrededor y no pude encontrar a nadie más, así que me disculpé con la chica y me acerqué a la recepción para preguntar. No había pasado ni un minuto cuando regresé con ella y pude resolver su duda.

 

― Sí Madie. Te tienes que anotar ahí. Te entregarán una ficha de inscripción.

 

Mencioné señalando el lugar.