El Hipogrifo Asustado (MM B: 105757)

[Sagitas E. Potter Blue]

-- ¿Yoooo? ¡Qué va! Yo no deseo conocer a nadie. Si llega a tiempo, pues le contaré un cuento junto a los otros niños, pero si no está aquí, pues nada. No siento nada de curiosidad, lo prometo.

 

Jo, como me conocían, me moría de ganas por ver a ese crío y a su madre (o padre, aún no lo tenía seguro; ese nombre era raro hasta para mí, quien solía conocer muchas cosas). Me encogí de hombros y tomé un libro de encima del mostrador. Al abrirlo, miles de mariposas en efecto sombra empezaron a aletear sus alas. Reseguí las líneas y sonreí.

 

-- Gran libro, sobrina. ¿Ya has pensado qué historia quieres que le cuente? ¿Tradicional, inventada? Tengo salida para todos...

 

Cerré el libro y las mariposas desaparecieron.

 

-- Guau... No quiero ni pensar si leo un libro de Dragones, lo que puede suceder -- les dije, sonriendo porque ese tipo de cuentos eran los que les gustaba mi hijo Ithilion.

[Matt Blackner]

Sagitas tomó la carta para revisarla. POr lo qeu estaban comentando aquel niño qeu pretendían traer era el hijo de una especie de deportista famosa o algo parecido, a lo cual Sagitas se metía con Reena poruqe de ser asi, necesitarían medidas de seguridad extra y ya no corría a su cargo hacer todo aquello.

 

Pero Xell no tardó en desviar la conversación, alabando a Sagitas en su faceta de cuenta cuentos para asi convencerla de qeu le narrara uno a los pequeños.

 

- Si que debe ser buena contando historias... - corroboré - Siempre escucho como Ithilion lo pasa de miedo cada vez qeu le cuenta una... - terminé murmurando, mientras Sagitas cerraba aquel libro de cuentos del qeu habían salido mariposas, y al cual me había quedado mirando fijamente.

[Reena Vladimir]

Miré a mi tía y le sonreí mientras negaba con la cabeza.

 

-Escoge tu la historia, no sea que alguno de los niños posea el poder de la imaginación y tengamos problemas.

 

No sería la primera vez que ocurría algo parecido en la familia. Eso era algo de lo que empezaba a tener algo de miedo sobre toda esta velada de los cuentos.

 

Los miré a ambos y luego me rasqué la cabeza, iba a tener que tomar algunas medidas de seguridad. En aquel momento solo se me ocurría reclutar a todos los elfos domésticos que conocía y blindar mágicamente la clase, puede que incluso privar a los niños de su magia mediante alguna poción que durase todo lo que el cuento...

 

-Ideas descabelladas -murmuré para mi misma.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- Pues claro que soy una gran cuenta cuentos -- exclamé, entre enfadada y halagada. -- Mi hijo siempre disfruta con mis lecturas, como dice Matt. Eso sí, ni te cuento lo que sale de los libros. A veces... Es algo contraproducente, pero nada que no se controle cerrando el libro, así que no hay peligro.

 

Puse cara de niña buena a Reena, para que realmente me dejara leer a mí, que confiara en mí, aunque... conociéndome... Mejor tener la varita de un adulto (y que no fuera la mía) cerca.

 

-- Es bueno que los niños tengan imaginación, sobrina. A mí no me gusta eso de cercenar la magia en los niños. Sí encauzarla, por supuesto, no podemos dejar que suelten un troll en medio de la clase. Pero sí podríamos dejar que se metieran en el papel e hicieran nevar, o que volaran alguna mariposa... O que un Erupent correteara por los pasillos...

 

Sonreí un poco y me mordí los labios antes de seguir.

 

-- Bueno, eso no, eso no hace falta que suceda, sobrina. Anda, confía en mi. Tendré a la clase bajo control.

 

Aunque la pregunta correcta sería: ¿Y quién me tendría a mí bajo control?

[Reena Vladimir]

Hice pequeños mis ojos y carraspeé al darme cuenta de que al parecer mi cara había sido un poema, ya que, al parecer me había leido el pensamiento. Suspiré y volví a carraspear.

 

-No quiero nada peligroso. Sabes que me alarmo con nada y daré el cuento por terminada al mínimo indicio.

 

Definitivamente iba a tener que reclutar a todos los elfos que estuvieran en la familia. Mi tía y los niños eran un accidente apunto de suceder.

 

-Quiero leer ese cuento antes de que los niños lo escuchen, osea que has de pasarme una copia.

 

Y también tenía toda la intención de reclutar a mi primo para la clase, osea que le miré de reojo y sonreí brevemente.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- ¡Aguafiestas! -- le dije, cruzándome de brazos. -- No sabes lo que te pierdes con la improvisación.

 

¿Intentaba limitarme a mí? Sonreí, como una gran niña buena que ¿era? y asentí.

 

-- Te lo prometo, te dejaré leer antes el cuento que les narre a los niños.

 

Lo que no le dije es que no suelo leer los libros, sino que a medida que leo, mi imaginación se desbordaba y le daba giros y al final, lo que contaba, no se parecía mucho a lo que ponía el libro.

 

-- Además, con cerrar el libro, se acaba la magia y todo lo que ha salido se vuelve dentro. Ay, mira que eres mal pensada. Ni que tuvieras algún motivo para desconfiar de mi palabra...

 

Y chasqueé la lengua mientras miraba al suelo y juntaba dos dedos de mis manos, como si nada, dando golpecitos índices contra índices.

 

-- Te prometo que no morirá nadie en el transcurso de mi clase -- susurré, al fin.

[Xell Vladimir Potter Black]

Todos esperábamos a la nueva niña, aunque aún tendrían que contestar a esa misiva. Supongo que mami contestaría en cuanto tuviera un momento para irse al Despacho de la Dirección, ahora para ella solita. Pero no podía porque estábamos preparando la lectura para los niños y... No parecía fiarse mucho de la tía Sagitas. Para ser sincera, a mí tampoco me parecía muy de fiar con lo que estaba diciendo.

 

- Creo que eres demasiado buena leyendo cuentos. No podemos tener Erumpent ni animales violentos recorriendo la Guardería. ¿No podías leerle ese cuento muggle sobre los garbancitos? ¿O eran migas de pan? Esa en la que los niños se pierden y ponen migas de pan para volver atrás en el camino. Eso es instructivo, les hace pensar en buscar medios para no perderse y pensar en soluciones sin caer en el pánico.

 

Menos mal que mami también es previsora y le dijo que quería leer el cuento antes de compartirlo con los niños. ¡Oh! ¿Morir?

 

- Hum... Mamá... ¿Y si dejamos que lea Matt? Él nunca se ha estrenado como lector en el guardería. No es que no me fíe de la tía Sagitas pero... eso de que no va a morir nadie, no ayuda...

[Helike R V PB]

Ivanova Selenska

 

Había pasado ya muchísimo tiempo desde la última intentona de asesinato dentro de la guardería, pero en ésta ocasión no debía doblegarse ante sus sentimientos y actuar sin presteza. Al menos matar a un niño para darle como aviso de que ella pasaría por ahí.

 

Sabía que debía de mantener la calma. La bruja había pasado muchísimos años antes de volver al lugar en dónde su pequeño niño había muerto... Tendría que preparar mejor el ataque. Quizá asalto y muerte era lo mejor, como actuaban los famosos mortífagos.

 

Con su varita de álamo temblón de madera fina, con pelo de thestral esperaba que le diese la fuerza necesaria para volver a actuar. Ya que, la última vez no había podido.

 

Estaba a varias callejuelas de la guardería, y en un callejón oscuro, esperó para trazar un plan mejor que el de la otra vez.

[Matt Blackner]

Tenía que aguantarme la risa, era verdad qeu Sagitas era la mejor contando cuentos, Ithilion siempre lo pasaba bomba cuando estaba contándole uno, asi qeu me parecía que era la más adecuada, pero al mismo tiempo Reena intentaba controlarla exigiéndole qeu llevara antes el cuento para poder repasarlo.

 

Y mientras Sagitas la calmaba asegurando que tal vez nadie se muriera....era para echarse a reir. Aunqeu claro, entre la miradita de Reena y luego la propuesta de Xell se me atragantó la risa.

 

Alcé las manos, yo ni me había ofrecido, pero me ponía nervioso solo de pensar en tener qeu leer delante de todos.

- Yo? contar un cuento? venga ya! si...ni siquiera me se uno...no se contar cuentos...

[Sagitas E. Potter Blue]

Bueno, al menos Xell creía en mí y me alababa como lectora de cuentos, aunque era cierto que si salía un erumpent podríamos destrozar media guardería si chocaba contra una pared...

 

-- ¿Cuento de garbanzos? ¿Qué garbanzos? -- No tenía ni idea del cuento a que se refería. Los únicos garbanzos buenos eran los que me comía y no sabía que hubiera cuentos sobre cómo comer garbanzos. Pero como después apoyó que fuera Matt quien leyera, me enfurruñé un poquito y me crucé de brazos, pronunciado un "Huuum" demasiado sonoro.

 

Menos mal que Matt dijo que él no sabía contar cuentos. No sé si lo hizo como apoyo a mí o porque realmente le daba algo de corte ponerse a contar cuentos delante de niños. Excepto de Ithilion, no creo que se llevara muy bien con los infantes.

 

-- ¿Veis? Él me deja que sea yo la que cuente, ¿a qué sí, Matt? Él es un gran hijo que cree en mis cualidades lingüísticas, imaginativas y mi capacidad de comunicación. No se hable más. Yo cuento cuentos y los elfos que hagan desaparecer los erumpent, dragones o cualquier otro animal peligroso que se aparezca durante la lectura.

 

Y sonreí, satisfecha.