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Tienda P.B. de Material Escolar (MM B: 96638)


Matt Blackner
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Lo primero fue el almacén, donde revisé albaranes y cajas, para luego subir y revisar las estanterías, saber qeu faltaba por colocar y que debía reponer tras las compras del día anterior.

 

Me disponía a bajar cuando primero sentí a Heliké y un instante después, la escuché. Sonreí, alegrándome de pronto al oirla alli. POr eso bajé las escaleras y la abracé, levantándola en el aire antes de besarla. La miré, embobado.

 

- Si te sirve de algo, estoy yo en casa. - dije.

 

Pero después de llevarse la mitad de las reservas en materiales para pociones, tinta y pergaminos, no sabía si venía para comprar algo más que hubiera olvidado o solo a saludar.

 

- Puedo preguntar a que se debe tu visita?

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  • 2 meses más tarde...

Sentí los brazos de Matt en mi cintura y la manera de levantarme.

 

- Vaya ¡ésto es todo un recibimiento! - expresé con alegría y sin cortarme le di un tierno beso.

 

- Pues me alegro que estés tú, la verdad - sonreí con cara de boba, mirando sus facciones - guapo - respondí con una sonrisa cantarina.

 

- Pensaba que estarían sólo los elfos y vine a ver si todo estaba bien - le informé a mi pareja- o si necesitabas cierta clase de ayuda - carraspeé y miré encima del hombro, para darle un beso en el cuello - espero que la bruja de tu madre no esté por aquí ahora - susurré en su oído.

 

- De la última compra que hice, creo que tengo suficiente para después de navidades - me encogí de hombros, aún abrazada a él- pero quizá venga por algún regalo o algo. Ya veremos - y para terminar le di otro beso.

 

- Y si no estás ocupado, no me importaría ir al almacén a hacer inventario - comenté con doble intención y alzando las cejas, con una sonrisa picarona. (jajjajaj tranqui, nada de porno jajajaja)

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En un principio creí tener suficiente tiempo y después...¡que tenía el tiempo encima!

Fui caminando por las calles del callejón Diagon ¿cuál visitar primero? No tenía ganas de andar toda la tarde en visitas a los locales y una inspiración vino a mi mente.

 

Fui de inmediato, la última vez me di cuenta que la mayoría de los familiares andaban en el local de mi primo Matt, así que volvi lleno de confianza en tener una pronta respuesta.

 

Frente al local di un respiro tranquilizador y entre a él, pude ver a Heliké haciendo compañía a Matt, sonreí y luego dije el motivo de mi visita:

 

-- Hola, buenas tardes Heliké, buenas tardes primo Matt, solo he venido hacer una consulta, quiero adquirir unos globos parlanchines como los que tiene tía Sagitas en el Departamento de Accidentes mágicos ¿dónde puedo comprarlos? ooo ¿he de hechizar algunos?

 

Miré a Matt y espere que no le pareciera tan extraña mi duda, pues quería ir a lo seguro y no perder tanto tiempo en su búsqueda.

 

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Estaba encantado de tenerla alli en brazos, nunca estábamos a solas y era...bueno, era bastante tímido para algunas cosas, más aun cuando notaba la mirada de mi madre clavárseme encima...

 

me puse un poco rojo al oir que me llamaba guapo, riendo levemente.

- Vamos, no me digas esas cosas...siempre estoy por aqui. - cerré los ojos y gruñí un poco al sentir qeu me besaba en el cuello. Negué con la cabeza al oir su pregunta. - No, hace tiempo qeu no viene por aqui...ya sabes qeu ha estado de viaje.

 

La miré, mordiéndome el labio. Estaba tentado a llevarla a la parte de atrás, al almacén...eso del inventario se hacía apetecible.

 

Pero claro, igual que Sagita nunca lograba un poco de intimidad cn Jack, empezaba a temer qeu nosotros íbamos a correr una suerte parecida. Y es que Antoni entré en la tienda con bastante prisa, un poco agobiado tal vez. Cn una última mirada y un poco de pena bajé a Heliké, dejándola otra vez en el suelo.

 

El primo preguntaba por globos parlanchines, como los que mi madre tenía. No me parecía raro, bueno...si, era raro pero como eran tan llamativos, no me extrañaba tanto qeu alguien preguntara como hacerse con ellos.

- Buenas primo. La verdad Antoni es qeu no se como los consiguió mi madre. Cuando yo llegué aquí ya los tenía, pero si quieres puedo hablar con ella y si es posible, ayudarte a conseguir unos. Por qué los necesitas?

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Mi primo Matt de inmediato me atendió, yo sonreí porque él era siempre tan atento, así que me alegre mucho de haber tenido la idea de acudir con él.

 

Era algo que me ayudaría bastante, me ahorraría tiempo, esfuerzo y quizás también galeones.

 

Matt me saludo y aunque no tenía mucho que nos habiamos encontrado en el ministerio, precisamente en el departamento de Accidentes mágicos, me alegraba esos encuentros.

 

Escuche atento su respuesta, entonces pense; ¿no había ella nombrado a un mago que le enseño todo sobre el circo?si...a lo mejor y ese mago...puede que desde ese entonces, aquel mago le diera esos especiales globos...

 

-- Mmm, entonces son únicos...ah, es que pensaba llevar algunos como donación a una fiesta que me han invitado, es a cambio de publicidad para mi local ¿sabes? y bueno, fue solo una idea. ¡gracias! creo que ya se que voy a ser primo, buscaré algun otro adorno y la agrandaré para que los sorprenda ¿no esta mal, verdad?

 

Sonrio de manera traviesa, si, era una buena idea!

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  • 2 semanas más tarde...

Estaba agarrada a Matt dándole besitos cariñosos y ni siquiera me había dado cuenta de que, alguien había entrado a la tienda hasta que habló. Frustrada, le di un beso en el cuello a Matt.

 

- Ya seguiremos más tarde - le susurré al oído en un tono sugerente que daba a entender lo que pretendía.

 

- ¡Hola primo Antoni! ¡Cuánto tiempo! - saludé yo, cambiando mi cara, para que no se viera que me había molestado su entrada. No era que fuese él, nada que ver... Pero estaba tan agusto en los brazos de mi pareja que eso me había contrariado un poco.

 

Yo me quedé parada ante su pregunta, pero en ésta ocasión era deber del pelirrojo de que le contestara. Escuché atentamente las palabras del dueño, la verdad es que, no tenía ni idea de la historia de esos globos parlanchines. Me coloqué apoyándome con las manos en la mesa en dónde se hacían los pagos de las compras.

 

- Seguro que aquí encuentras algo Antoni - dije con una sonrisa- no creo que te defraude éste lugar - comenté.

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-- Hola Heliké -- Conteste entusiasmado.

 

Tenía tiempo de no platicar con Heliké, la bruja me agradaba mucho, sobre todo desde que fuimos juntos a ver ese problema de un virus mortal y conocí mucho más de su habilidad y conocimiento de las artes oscuras.

 

Me sonreía cuando ella me comento:

 

-- Seguro que aquí encuentras algo Antoni - dijo con una sonrisa- no creo que te defraude éste lugar.

 

-- ¿En serio? ¿acaso tienen un apartado para fiestas y bromas estudiantiles? que la fiesta es infantil y bueno...por eso pensé en los globos. Mmmmm, pues podría ser...algunos juegos, resbaladillas o algo parecido ¿tienen algo por el estilo?

 

En verdad me alegraba la seguridad de Heliké, sería de lo mejor si tuviesen algo que me sirviera y con esperanza en su palabra espere que me diera respuesta.

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- eeeem, ésto - pensé un poco, la verdad es que no sabía si la librería tenía para ese tipo de eventos que comentaba Antoni.

 

- La verdad es que él - le di un palo cariñoso en el brazo a Matt- te podrá indicar qué cosas tienen, aunque la verdad, no tengo ni la menor idea, yo sólo compré algunas cosas que me hacían falta, y cómo son más baratas y de buena que en otros lugares - me encogí de hombros, y sin poder evitarlo, jugué con el anillo de compromiso que, el pelirrojo, me había dado hacía tiempo.

 

- Si la fiesta es infantil, cómo dices, yo puedo servirte mucho chocolate - comenté risueña. No quería alardear de nada, pero...

 

- Mira el negocio que tengo a medias con Deiwan, mi padre -aclaré- es el Ladurée y está aquí en el callejón. Además de servir pasteles de todo tipo, son especialistas en chocolates. Así que, si buscas una buena tarta, pásate por allá y por un buen precio, tendrás una riquísima - le guiñé el ojo.

 

- Por suerte y después de todo tipo de circunstancias aún sigue abierto. Y la verdad es que va bastante bien. Si quieres, cuando termines aquí, vamos allá y le indicas al cocinero lo que quieres. Bueno, si aún estás interesado por supuesto. Me gustaría saber los detalles de la fiesta por si es necesario ir a ese lugar - comenté y sin poder evitarlo, mordí el labio inferior. Sería una buena publicidad para el local, que aunque era muy elegante últimamente parecía algo decaído.

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Puse la cara seria, lo que decía Heliké era una buena noticia, pero de solo oír chocolate...sentí que el alma se me caía al piso, me sujete del filo del mostrador..."¡calma! ¡CALMA!" me grite a mi mismo a mis adentros..."ellos no saben...no saben nada, no lo estropees!"

 

Mi respiración era agitada, entrecerré los ojos y me concentré en regularla rapidamente, que yo odiará el susodicho, no quería decir que los demás también, por el contrario, todo mundo parecía preferir lo por encima de lo demás.

 

Ya un poco más controlado, abrió sus ojos miel y mirando a su primo Matt y su prima Heliké dijo con sinceridad:

 

-- Si no tienes primo Matt, algo que supere la propuesta de Heliké, supongo que es una buena idea, Heliké si quieres que vaya, lo haré si es muy forzoso, no me gustaría ir...yo prefiero que lo elijas tú, que se nota que conoces bastante de ello, y además será necesario que lo entreguen directamente en la fiesta, es precisamente para tener propaganda del local, si un encargado del local de tu padre lo lleva con algún distintivo del local sería genial, yo cubro el montó, de eso no te preocupes.

 

El chico saco un pergamino, rasgo el papel con una pluma y anotó la dirección y el nombre del local donde se llevaría la fiesta infantil.

~ Moon River ~

-- Toma Heliké, así podrás llevar sin ningún problema una de las especialidades de tu local.

 

@ @@Matt Blackner

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No comprendí la reacción de Antoni, enseguida se agarró al mostrador y parecía que estaba a punto de darle algo.

 

- ¿Estás bien? - pregunté, poniendo mis manos encima de sus hombros.

 

- ¿Antoni? - llamé preocupada por el estado del joven.

 

- ¿Qué ha pasado, dije algo que te molestara? - inquirí nuevamente al ver el estado en el que estaba. No sabía porqué, pero parecía que había cierta fobia (miedo) a algo de lo que yo había dicho. Pensé rápidamente en lo que le había comentado y no lo entendía, sólo le había dicho que el Ladurée era especialistas en chocolate. Pero era absurdo, ¿era por eso el motivo por el que se había puesto así? No tenía ni la menor idea.

 

- Está bien. Entonces en cuánto terminemos aquí, iré al Ladurée a hacer el encargo - comenté preocupada porque el chico parecía o eso me daba la sensación de que aún estaba en shock. Era lo que pasaba cuando alguien tenía un terror extremo.

 

- Si quieres, también puedo llevar varios tipos de infusiones - ofrecí yo, aunque quizá me estuviese pasando... Pero con tal de probar. Me fijé en que mi primo me daba un pergamino con el nombre anotado del lugar al que había que llegar la tarta.

 

Me lo quedé mirando un segundo y varios sentimientos contradictorios anidaron en mi pecho. Apenas había ido a ese lugar e incluso había sido socia en su momento. Lo recordaba cómo lugar de la Orden del Fénix ¿aún lo sería? Estaría bien averigüarlo y quizás investigar también a las personas que estuviesen por allá. Con tal de aprovecharme de la situación... Haría cualquier cosa.

 

Metí el documento en el bolsillo sólo por si acaso, porque aunque era nefesta para rememorar nombres y lugares, sabía que ese no lo olvidaría tan fácilmente.

 

- Entonces ¿cuándo sería la fiesta? Lo digo para ir avisando al cocinero y que lo tenga listo lo antes posible. A él le gusta sorprender a los clientes con formas originales y lo único que pide es eso, tiempo - le indiqué yo al joven que tenía por primo.

Editado por Helike Rambaldi Vladimir
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