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Tienda P.B. de Material Escolar (MM B: 96638)


Matt Blackner
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Este día me sentí realmente eufórico, un día antes había decidido volver a la Universidad mágica.

El día anterior estaba Cindy compartiendo conmigo su experiencia ...escuche a Cindy sobre su clase y lo que me narro, me recordó esas agradables experiencias de participar en las clases...

 

Me fui al jardín y me senté a columpiarme mientras pensaba...fue cuando vi que nada me impedía repetir esas agradables jornadas escolares...¡si ya lo había hecho antes! ser estudiante u oyente, pero volvería!

 

Así que me fui esa mañana al local de mi primo Matt, debía prepararme mejor, así que compraría lo necesario para volver a clases.

El lugar esta bastante bien, pero no veo a nadie en el mostrador, tal vez y este en el piso superior o en la trastienda, así que recorro los estantes para curiosear un poco mientras mi primo o mi tía, vienen al mostrador.

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  • 2 semanas más tarde...

hago entrada nueva que me he perdido jajjaja

 

On:

 

Con las prisas de querer comprar, se me había olvidado de nuevo el dinero. Y eso que siempre los llevaba en el morral de cuero, que como era habitual, lo llevaba colgado al cuello. Había tenido que ir al banco Gringotts a sacar más monedas doradas. Tenía la "mala costumbre" de usar la varita para cambiar de ropa, pero en esa ocasión no había sido necesario, llevaba lo de siempre; tejanos, camiseta, cazadora y zapatillas de deporte, era lo más cómodo que tenía en mi armario y no desaprovechaba la ocasión de ponerlos.

 

Abrí de nuevo la puerta, y mientras caminaba sonaban las moneditas con el típico blin, blin. Cuando entré, reconocí varios aromas y sobre todo el de mi tía Sagitas y de alguien más, aunque no sabía realmente a quién pertenecía. Justo había entrado detrás de Antoni, al que sonreí con alegría.

 

- ¡Hola primo! ¿Tú también vienes por aquí a comprar? - dije sonriente - creo que es la mejor tienda para los que quieran proveerse de artícu.los antes de ir a Hogwarts. Aunque generalmente, compro objetos referentes a pociones. Son los mejores y te los recomiendo - le dije, guiñándole un ojo al primo @

 

- Y, a todo ésto... - recordé algo- ¿no tenías tú, por casualidad, un negocio aquí en el callejón? - le pregunté- porque si es así, puedo ir a hacerte una visita - comenté alegre. Siempre me gustaba ver, los nuevos negocios de mis familiares, así tendría más lugares al que visitar.

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@ off rol Coloco la mención que después con la emoción se me olvida! :P

 

 

Estaba por subir a la segunda planta del local, ya había visto los artículos que están exhibidos en la planta baja. No sabía bien que comprar, tal vez un poco de todo. Me encamine con la intención de ir a la escalera de caracol, una voz conocida me hizo girar para ver a la prima Heliké.

 

Me detuve en ese lugar, hace mucho que no hablo con mi prima, tampoco le veía en el Ministerio, pero me es grato encontrarla.

--¡Hola Heliké! :lol: pues...si, compro pergaminos y esas cosas, como voy a volver a clases en la Universidad Mágica, pues vine de compras. Ingredientes para pociones! ¡Oh vaya! bien, lo tomaré en cuenta.

 

- Y, a todo ésto... ¿no tenías tú, por casualidad, un negocio aquí en el callejón? porque si es así, puedo ir a hacerte una visita - comento alegre. --Siempre me gustaba ver, los nuevos negocios de mis familiares, así tendría más lugares al que visitar.

 

 

--Jajaja...¡si que son numerosos los locales en Diagón! ¡ay prima Heliké! no solo uno, tengo tres --Sonreí divertido, porque era extraño hablar de locales y de "visitas"-- No recuerdo que tan lejos de aquí...un poco si, esta mi Hotel "Aliento de Dragón" que según es en sociedad, pero solo estoy yo, también tengo un estudio de Fotografía y Pintura, ese si esta lejos de aquí y...hay un tercero del cual soy socio, el restaurante Divergente. ¿Sabes si Matt puede atenderme?

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  • 1 mes más tarde...

Di un respingo y gruñi. Estaba tan a agusto...

 

Me acomodé en la cama, pero era raro...tardé un par de minutos en darme cuenta que no estaba en la cama, sino en el sofá de la parte de atras de la Tienda PB, con envoltorios de chocolate y dulces por el suelo y la mesita, además de los vasos con restos de whisky de fuego...a saber cuanto habíamos bebido.

 

Al sentir que algo se me agarraba al brazo miré, para ver como Sagis dormía. El recuerdo no tardó en venir a mi mente. Habíamos estado bebiendo y comiendo chocolatinas hasta quedarnos dormidos.

 

- Despierta. - dije, zarandeándola. - Creo qeu @ y @Antony Ryvak Draconi están fuera. - lo más seguro es que su charla me había despertado.

 

- Tendremos que salir a ver que quieren - le dije.

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  • 1 mes más tarde...

Eructé.

 

¿Eso hice? No, no, de ninguna manera, sólo solté un poquito de aire. Una dama no hace eso. Bueno... Tal vez... Qué caray, no soy una dama y me había llenado de chuches y gominolas así que sí, eructé y me froté la barriga, dolorida. Dormir en el sofá no me había favorecido el humor. Así que, cuando Matt me zarandeó, la gruñí con rabia.

 

-- No quiero despertarme y menos por culpa de tu maldita novia.

 

Vale, no debiera insultarla pero es que me dolía la tripita. Sí, vale, ella no tenía culpa de mi gula, pero es que me dolía la tripita.

 

-- ¿Y para qué han venido a la tienda? ¿No es fiesta o está cerrada o... ? ¡Ay! ¡Harpo...! Una pócima herbovitalizante, pliiis... Matt... ¿Puedes ver qué quieren? Yo sólo quiero olvidar que me gusta el dulce.

 

Me giré en la cama y, de golpe, y de duro golpe, recordé que no era una cama sino un sofá incómodo y aterricé contra el suelo.

 

-- ¡Maldita sea! ¿Qué fiesta nos corrimos ayer noche que ni nos dio tiempo de irnos a la mansión a descansar? -- Bostecé. -- ¿Qué hora es?

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Me levanté pesadamente, sintiendo los párpados pesados. Demonios, cuanto habríamos bebido?

 

Para colmo, mi madre no paraba de quejarse, que le dolía la tripa, qeu no pensaba levantarse solo poruqe mi novia estuviera alli. Sonreí ligeramente, mientras la escuchaba gruñir en mi camino al exterior.

 

-Pues si escuchas jaleo fuera, procura no salir en un buen rato, no sea uqe te lleves un susto - bromeé, en voz alta para uqe me escuchara.

 

Pero alli no había nadie. Ladeé ligeramente la cabeza, puesto que desde la puerta, la luz aun era oscura, aunqeu empezase a clarear. Pero...yo les había oido alli. Tal vez lo hubiese soñado. A lo mejor Harpo les había atendido el día anterior y ni nos habíamos dado cuenta.

 

- Ahí fuera no hay nadie. - respondí, regresando a la trastienda, donde Sagis parecía levantarse del suelo. - Creo qeu todavía no son las 7 - sobre la mesa de la trastienda había una cafetera y olía a café, además de algunas galletas. Harpo pensaba en todo, seguro que era cosa suya.

 

- Solo recuerdo qeu tu estabas baja de ánimos, y que acabamos bebiendo y comiendo dulces juntos. - le dije.

 

De pronto, una imagen se cruzó por mi cabeza. Me sujeté a la silla con la mano izquierda, mientras que con la derecha me sujetaba la cabeza.

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  • 2 semanas más tarde...

*hago una entrada nueva, que me perdí bastante de rol jajjajaja espero que no os importe :P*

 

Necesitaba con urgencia ingredientes comunes para pociones y sabía dónde podía encontrarlo. Estaba echando las últimas hierbas cuando me había dado cuenta de ese detalle. Dejé que el brebaje se cociese a fuego lento, mientras recogía todo lo que había encima de la mesa. Le pedí a Galadriel que la vigilara y en cuánto empezase a hervir, apagar el fuego y embotellarla en las pequeñas ampollas de cristal, dispuestas para ello.

 

Me vi en el espejo y comprobé que tenía mucho potingue encima de la chaqueta del chandal que usaba para esos menesteres y de andar por casa, así que, me di un baño rápido para sacarme de encima esos vapores y tras secarme y ponerme mis ropas interiores me puse una camiseta, cazadora de cuero, tejanos y botas de piel de dragón. Até el pelo en una cola de caballo alta y recogí la varita de álamo que tenía encima de la mesa. Además, guardé el monedero de piel de moke en el bolsillo y puse en el dedo corazón el anillo de animagia.

 

Usando el 'fulgura nox' abrí un portal y éste me dirigió al callejón Diagón. Aparecí unos dos metros calle abajo del negocio y fui caminando despacio hasta que divisé la puerta y accedí a su interior. Noté diferentes aromas y parecía que Sagitas, Matt y Antoni estuviesen en su interior.

 

- ¡Hola! -saludé con alegría a los presentes, pero me callé, porque parecía que no había nadie- ¿hay alguien? -pregunté, esperando respuesta.

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  • 2 meses más tarde...

-- ¿Yo bebiendo? Mientes.

 

Era algo extraño decir eso cuando estaba sufriendo una horrible jaqueca alcoholosa pero necesitaba infundarme ánimos a mí misma para autoconvencerme que no me había dado a la bebida la noche anterior.

 

-- Sabes que no bebo. Lo de la comida me lo creo. Seguro que comí más que tú. Tengo el estómago revuelto. Demasiado dulce...

 

Y algo más que no iba a confesar. Me levanté en busca de un vaso limpio en el que poner alguna poción pimentónica o algo que me serenara.

 

-- Creo que si me tomo ese café, lo vomito. ¿Hay algún mejunje para el dolor de cabeza. Me duele tanto que me tomaría cualquier cosa que me ofreciera Babila. ¿Por qué me dejaste be... comer tantos dulces? Sabes que el azúcar me sienta mal.

 

Veía borroso aún y las luces me molestaban. Nada que no se curara con un anti-resacas. ¿Por qué no vendían algo así en el Mall? Siempre tenía que hacerme uno manual y a veces te quedabas corta en algunos ingredientes y otras te pasabas...

 

-- ¿Qué te pasa? -- En aquel momento me fijé que Matt parecía estar peor que yo, que no paraba de murmurar por lo bajini sobre lo mal que estaba y él no tenía mejor aspecto. -- ¿También te duele?

 

En aquel momento, una voz femenina atronó en el exterior. Hice un mohín de dolor y grité (no pierdo la costumbre)

 

-- ¡Por los Dioses, Heliké! ¿Es que no puedes entrar sin hacer tanto ruido? Aquí hay gente enferma.

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- Ya, no bebiste. Que va. murmuré, mirándola.

 

Aun mantenía los ojos entrecerrados y el ceño fruncido. El dolor punzante en la cabeza era molesto, pero sabía que nos e debía al alcohol, a pesar de haber bebido más que mi madre.

 

- Si, estoy fantástico. - mentí.

 

Ella pedía una poción pimentónica. Tomé la varita, y murmurando un accio, varias pociones se acercaron levitando hacia la mesa.

- Mezcla todo eso en dos vasos y en un rato se pasarán los efectos del alcohol - le dije.

 

Pero las voces de @ hiciern que Sagitas saltara. Reí, tan malhumorada como siempre.

- Estamos en la trastienda, Helike! - no tendría muchos problemas en pasar hacia el interior.

 

Como Sagitas seguía un poco gruñona, tomé yo las pociones y comencé a mezclarlas. Aquello iba tomando un color de lo más raro, y burbujeaba, aunqeu al menos olía bien. LE ofrecí uno de los vasos, de forma que, bebiendo ese mejunje, olvidaría la resaca.

 

Pero tomé aire, notando una nueva punzada en la frente. Definitivamente, eso no era resaca....me llevé la mano a la frente, cerrando los ojos, sintiendo que algo me bajaba por la boca, y las pequeñas gotas de sangre cayeron desde la nariz hacia la mesa.

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  • 1 mes más tarde...

Escuché algunas voces que reconocí enseguida. Sonreí. A saber de qué hablaban pero parecía que no era cosa buena y mucho menos aún, con el recibimiento dado por tía Sagitas. Negué con la cabeza y con el aviso de Matt me adentré al interior de la trastienda... En cuánto accedí a la zona me los quedé mirando, no era por hacerles el feo pero es que, no tenían buen aspecto. Iba a hacer una broma pero seguro que me echarían a patadas. La peliovioleta fijo que se apuntaba a ello...

 

Miré a Matt preocupada. Tenía un poquito de sangre y aunque no me afectaba como al principio, cuando era neófita, no quería arriesgarme a saltar a su carótida, aparte porque era mi pareja y aparte porque mi tía me asesinaría si intentara algo. Aunque bueno, tendría justificación... O eso esperaba.

 

- ¿Qué os pasa? Tenéis mala cara - noté cierto aroma a poción pimentónica- ¿acaso, tenéis gripe? -miré a ambos y sacando el morral de cuero, extraje de él un pequeño botiquín mágico de primeros auxilios. Vale que, no había hecho el curso pero, siendo jefa de enfermeras en la clínica Santos Mangos, se suponía que algo había aprendido con los sanadores. Muchas de las veces, con guardias de hasta 24 horas, que me dejaban físicamente cansada.

 

Saqué un algodón mágico que absorbía la sangre en cuánto hiciese contacto y que así, se lo hice saber a Matt.

 

- Bueno, no parece una sangre escandalosa -le dije con cariño mientras le ponía el algodón en el orificio en dónde le salía la sangre - pero si ves que no remite, tendré que darte poción reabastecedora de sangre. Lo último que necesitaríamos es que, si va a más, que desfallecieras...

 

- ¿Y a ti, qué te sucede Sagis? -le dije de la misma manera que al pelirrojo- ya te he escuchado que estás enferma... Puedo darte algo para que restablezcas el estómago, pero no me extrañaría nada que no me lo quisieras, por pensar que confabulo contra ti -le dije con una media sonrisa burlona- pero tú misma, si quieres pasar el resto de la mañana con ese malestar, a no ser claro, que quieras ir a la clínica -le sugerí. Fijo que se le cambiaba la cara, con tan sólo imaginarse al tener que ir hasta allí.

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