Botica Macnair (MM B: 97349)

[Artemis Macnair Malfoy]

Henry intentó zafar, pero la vampiresa tenía muchos más años, era dos generaciones más que él, por tanto más rápida. La probeta impactó en su rostro de duras facciones, justo la mitad izquierda de la cara. Parte del líquido se había derramado en el suelo durante el viaje y parte se vertió sobre el Ventrue.

 

-¿Estás loca? ¿Qué contenía eso? –inquirió el franco-normando, yendo directamente a una de las duchas de seguridad del laboratorio para limpiarse con abundante agua-. Así que te gustaría un trío con Ricardo… o te gustaría verme con él. Eso se puede arreglar –comentó entre vez y vez en las que agarraba agua en sus dos manos que formaban un cuenco para echársela a su propia cara.

 

Artemis casi aplaudió cuando la probeta lo alcanzó y estaba curioseando a ver si tenía algún efecto sobre el vampiro. Entonces escuchó el "quizá" y clavó sus ojos avellana en Cissy.

 

-¿Cómo que quizá? Yo también soy una experta en preparar pociones –replicó la humana. Sonrió más ampliamente porque Henry no entrase en el paquete de gente a la que no matar.

 

-Un hada loca llamada Eveling y una vampiresa sádica y sanguinaria que es príncipe en Manchuria que se hace llamar Xi Wangmu, como la diosa china que posee el secreto de la vida eterna, traducido como "La reina madre del oeste" –explicó con fastidio Lance.

 

Eveling:

 

 

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Xi Wangmu:

 

 

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[Cissy Macnair]

Le saqué la lengua a Henry, un gesto aniñado que me hacía sonreír y luego le guiñé un ojo a Artemis.

 

-Probablemente orina de dragón, por el olor que tiene... Tendrás que retirarte de la Botica, tu aroma nauseabundo me desconcentra- dije con una amplia sonrisa, mientras lo observaba echarse agua en el rostro-. Con Ricardo y Lance, tú no entras en la ecucación- dije en tono malicioso, mientras volvía mi vista al semi humano.

 

Alcé una mano y la agité frente a Artemis como para quitarle importancia a lo de hacer pociones, sabía que le iba a molestar que dijera eso, porque ella trabajaba haciendo precisamente eso mismo, pociones, así que era buena en el tema. Pero tenía miedo de que envenenara a alguien, aunque había prometido no asesinar a Lance, algo que me parecía justo.

 

-Oh, conozco a la loca de Manchuria, me hubiera gustado cortarle la cabeza un par de veces, sobre todo porque tenía la mala costumbre de engatusar a los mismos hombres que yo quería. Creo que Aidan pasó por su cama... tres veces- negué, molesta, pero luego volví al tema-. Vale. Necesitaré un poco de tu cabello para la poción, será más potente si agregamos una escencia de eso que deseamos que repelan las mujeres, así que tu olor será genial. Bien...ahora...

 

Llevé los ingredientes al laboratorio y llamé a Artemis con la mano.

 

-Eres más precisa que yo con las medidas, toma las de la receta y comencemos- dije, poniendo un caldero en el fuego.

[Artemis Macnair Malfoy]

-Te fastidias, no habérmelo tirado. Ahora vas a olerlo –contestó Henry con un gesto de desagrado-. Lo sé, preciosa, no quieres compartirme con nadie –dio la vuelta a la respuesta de la vampiresa sobre el trío, con una sonrisa canalla tremendamente seductora. Al escuchar lo de la vampiresa de Manchuria chasqueó los dedos-. Ah, era por eso que se acostó conmigo tantas veces, porque sabía que tú también me tenías ganas –comentó como si hablase del tiempo meteorológico.

 

Lance puso cara de “sigo aquí”, mientras lo metían a él en la conversación sobre el trío. En silencio tiró de uno de sus pelos, lo arrancó y se lo dio a la vampiresa.

 

-Aidan es un descerebrado. Haz un favor a todos y no vuelvas a convertir a nadie más –soltó Artemis con molestia. Maldita Joanna, la sentía furiosa y celosa en su interior-. Claro –dijo yendo al laboratorio y comenzando a tomar medidas exactas de cada ingrediente, mirando el libro. Las fue dejando en diferentes pequeños platitos para que Cissy pudiese tomarlos de allí.

 

-¿Celosa, gatita? –preguntó Henry divertido a Artemis-. Creo que le mandaré un mensaje a Aidan diciéndole que le tienes ganas –comentó, sacando su móvil y tecleando.

 

-Sí, tengo ganas de vomitar cada vez que lo veo –replicó la humana.

 

-“Estoy en la Botica Macnair. Punto. Cissy dijo que te encamaste tres veces con la loca de Manchuria. Punto. Artemis se molestó. Punto. Se puso celosa. Punto. Te tiene ganas. Punto. Disfruta el momento” –dijo Henry a medida que escribía el mensaje.

 

-¡Borra eso! –gritó Artemis, intentando alcanzar el celular.

 

-Y… aaaah, qué lástima, se envió –soltó el franco normando con una enorme sonrisa, después de haber alzado su brazo para evitar que la Macnair agarrara el teléfono móvil, por mucho que saltase. Se llevó un rodillazo en la entrepierna a modo de respuesta-. Eh, eso duele –protestó el Ventrue, doblándose de dolor.

 

Lance miraba la escena perplejo, planteándose el pedir adopción por parte de otro padre.

 

 

[Cissy Macnair]

Rodé los ojos y negué con la cabeza.

 

-Mira, sé que sigues obsesionado conmigo, pero ya está. Debes crecer y reconocer que ya no te quiero- sonreí de manera maliciosa a Henry y luego me volvía a Lance-. ¿De verdad es tu padre? No te envidio...

 

Sonreí a mi prima. Era cierto que Aidan lo era, pero había que tener en cuenta que siendo mi primer chiquillo le había pasado todo lo malo de mi y aumentado lo que él ya poseía. Era un malcriado, egocéntrico, abusador, bipolar y otros tantos defectos que me hacían imposible entender ese amor devoto que le tenía Joanna. Sabía que esos sentimientos se mezclaban dentro de Artemis en aquel momento, así que me compadecía por ella.

 

La observé mientras se alejaba a medir los ingredientes y comencé a echarlos dentro del caldero a medida que debía hacerlo. Me preocupaba que no saliera bien y le creara más obsesión a las chicas,pero confiaba en que Artemis me ayudaría con eso.

 

-Ni se te ocurra enviar ese mensaje- amenacé a Henry, pero ya era tarde.

 

Artemis lo golpeó en la entrepierna y el vampiro se retorció de dolor. Bien merecido lo tenía. Esperaba que Aidan no se apareciera, le había dicho que permaneciera lejos del rango de alcance de Artemis hasta que las cosas se enfriaran un poco. Sonreí satisfecha cuando un móvil sonó en el laboratorio.

 

-Oh, lo siento.. olvidé decirte que Aidan no tiene móvil, me lo quedé yo- sonreí con malicia al Ventrue-. Tendrás que hacerte de otra forma para intentar atraerlo... Aunque me pregunto por qué lo quieres muerto- coloqué un dedo en mi barbilla, pensativa.

[Artemis Macnair Malfoy]

-Probablemente nunca me quisiste. Equivocas amor con necesidad de estar con alguien. Yo hablaba de lujuria –marcó Henry con suma tranquilidad

 

Lance suspiró.

 

-¿Me adoptas? –le preguntó a Cissy el híbrido.

 

-¿Estás llamando a Cissy hombre? Porque… oh, bueno, iba a señalar algunas partes anatómicas obvias, pero quizá ella me partiría la cara –soltó Henry, irguiéndose de hombros, divertido por dentro.

 

-¡No! ¿Por qué tienes que darle la vuelta a todo? –preguntó Lance a su progenitor.

 

-Es parte de mi encanto –contestó el Ventrue con una sonrisa de superioridad.

 

Artemis se carcajeó cuando supo que la otra Macnair tenía el móvil de Aidan e hizo un baile de victoria muy cómico.

 

-¿Te lo dio a cambio de favores sexuales? –le preguntó Henry a la vampiresa con toda maldad-. No quiero atraerlo y muerto ya está. Simplemente me gusta molestar –explicó con voz cansada porque la vampiresa no terminase de conocerlo aún.

 

La cosa pequeña que era Artemis corrió en dirección al sonido del móvil y lo sacó, husmeando el contenido.

 

-Hala, qué guarro, tiene fotos de mujeres en cueros –soltó la irlandesa. Aprovechó para borrar el mensaje que había enviado Henry y leyó otros, en un ataque frontal a la privacidad.

 

 

[Cissy Macnair]

Rodé los ojos. Detestaba cuando Henry se ponía en plan "te daré vuelta todo lo que digas y siempre terminaré ganando porque hablo hasta el cansancio". Asentí a Lance.

 

-Puedes ir a vivir a la mansión Macnair cuando gustes- sonreí ampliamente, dándole la espalda a Henry-. Te partiré la cara de todas maneras si no dejas de decir bobadas- amenacé a Henry, antes de meter dentro del caldero las Ortigas Secas.

 

La risa de Artemis al escuchar el móvil me pareció divertida, casi relajante.

 

-No, a cambio de que le entregara tu no vida a Artemis- acoté, alzando una ceja y sonriendo con malicia a mi prima-. Creo que le salió bien salvarse el pellejo. Él está escondido y tú a merced de Artemis... Y si sigues hablando, yo me encargaré de que ella te clave la estaca en el corazón de manera lenta y dolorosa.

 

No hice mucho caso a lo que Artemis decía, no había husmeado el móvil de Aidan para nada y no pretendía hacerlo. Sólo evitar que recibiera mensajes de Henry todo el tiempo, a quien le gustaba comentar hasta cuando se lavaba el c***.

 

-Hay que revolver tres veces en sentido de la aguja del reloj y tres a la contraria, luego agregar tu cabello- observé a Lance-. Debes hacerlo tú y ponte guantes, así no sufrirás consecuencias en caso de un derrame de poción.

[Artemis Macnair Malfoy]

Henry sonrió con autosuficiencia. Agarró un pergamino y escribió algo en él. Luego lo levantó hacia Cissy. Se podía leer: “Oh, sí, sientes una gran lujuria por mí”. Había un pequeño dibujo a un lado de una mano echando el cabello para atrás y un rostro con una sonrisa egocéntrica muy graciosa.

 

-Gusto ahora –contestó Lance en un tono que pareció desesperado.

 

-Ambos sabemos que lo que quieres es partirme como a un queso –soltó Henry sin abandonar su sonrisa-. Venga ya, Aidan nunca querría verme hecho cenizas –dijo con toda la seguridad a la vampiresa-. Realmente, creo que tu manera tan hostil de tratarme se debe todo a frustración sexual. Lo podemos arreglar cuándo y dónde quieras. Después de todo, no fui yo quien jugó a dos puntas –bateó Henry sin citar a Matt pero se estaba refiriendo a él.

 

 

 

 

 

-Oh, por favor, déjame torturarlo y luego acabar con él –dijo emocionada Artemis, antes de seguir husmeando en el móvil de Aidan.

 

Lance se puso unos guantes de piel de dragón que había por allí, agregó un par de cabellos propios al caldero y revolvió cómo le dijo la vampiresa que hiciese, con una tranquilidad y meticulosidad impresionantes.

 

 

 

 

[Cissy Macnair]

Moví la varita dirigiéndola hacia el papel que sostenía Henry en las manos y éste se prendió fuego.

 

-Tienes razón, como un queso. Quiero agarrar un cuchillo y cortarte en ocho pedacitos, luego meterlos en bolsas negras y echarlos al mar- sonreí, contenta con la respuesta de Lance-. Vale, te prepararé una habitación entonces. Será agradable tener visitas- me volví de nuevo hacia Henry-. Si, me has frustrado sexualmente. Creí que lo que tenías entre las piernas funcionaba mejor pero....- coloqué mi dedo índice hacia arriba y luego lo doblé, indicando que algo se caía.

 

Esperé a que Lance terminara de revolver la poción. Había comenzado a tomar un color rojo sangre y algo brilloso, como si le hubieran puesto alguna especie de brillantina dentro.

 

-Lo haces muy bien- lo felicité, aunque no mostré sonrisa ni nada parecido-. Puedes hacer lo que gustes, prima, pero ciérrale la boca antes. Ya he escuchado demasiadas boberías por ochocientos años.

[Artemis Macnair Malfoy]

-¿Y el noveno pedazo te lo quedas de recuerdo? –preguntó Henry pervertido-. Amor, los dos sabemos que lo último que deseas es verme desmembrado o hecho cenizas –agregó, moviendo un dedo índice en dirección hacia ella mientras hablaba-. No llegamos a acostarnos, ¿recuerdas? Lo único que llegaste a probar fueron mis manos y mi boca y gemías como loca –soltó alzando una ceja oscura.

 

-Avísame en cuanto la habitación esté preparada y voy –dijo con el mismo tono desesperado Lance. Luego puso cara de “tierra trágame”. No quería estar presente en aquella discusión de los vampiros. Finalmente terminó de revolver la poción-. ¿Ya está? –preguntó.

 

Una estaca voló por el aire y se clavó en el pecho de Henry, a la altura del corazón, dejándolo paralizado.

 

-Ah, qué descanso –comentó Artemis con maldad. Continuó husmeando en el móvil de Aidan-. Qué hijo de p***, tiene mi número de móvil. ¿Cómo es que lo tiene? ¿Se lo diste? -preguntó a su prima, frunciendo el entrecejo.

 

 

 

[Cissy Macnair]

Moví la mano como para quitarle importancia a lo que decía Henry, me había cansado de escucharlo y que retrucara todo lo que le decía. Ahora comprendía la desesperación de Lance hacia su padre y me daba pena por él. Yo lo había tenido que soportar casi el mismo tiempo que él llevaba haciéndolo.

 

-Puedo enviar a un elfo ahora mismo- dije, seria, dándole a entender que iba en serio eso de que podía quedarse en la mansión-. Si, creo que ya está- observé la poción de nuevo y parecía lista, así que apagué el fuego debajo del caldero-. Lo pondremos en un frasco para que lo lleves. ¿Ya sabes cómo se los darás de beber?- pregunté, mientras iba en búsqueda de un frasquito con tapón de corcho.

 

Pegué un salto cuando la estaca pasó tan cerca de mí que casi se me clavó en un hombro, así que salté hacia atrás y la vi clavada en el petrificado Henry. Iba a soltar un improperio, pero prefería eso a que lo hubiera hecho cenizas.

 

-Vale, buena movida, avísame la próxima vez que desees empalar a alguien- le solté en tono de broma a Artemis, acercándome a Henry para tocarle el hombro y comprobar que estaba tieso como la roca-. Se lo habrá dado Joanna, porque yo no se lo dí. ¿O Henry? Creía que tú le habías dado tu número a él, ¿no? Es posible que se lo haya pasado.