Botica Macnair (MM B: 97349)

[Artemis Macnair Malfoy]

Metió una mano en la cartera de cuero negro desgastado, sacando las monedas doradas, contándolas con la mirada de intenso azul oscuro.

 

-Aquí tiene –dijo con una suave sonrisa, calmo, depositando el dinero exacto sobre el mostrador-. Oh… bueno… -se rascó la parte trasera de la cabeza, bajando un poco la mirada-. Quizá sea porque mi madre era un hada –sugirió por el aroma.

 

-Mal, odio este horrible tiempo –contestó la Macnair, con la molestia de un gato que ve que llueve y que va a mojarse. Los ojos avellana se fijaron en el cliente y caminó hasta él, mirándolo pareciendo que quisiera hacerle un escáner para saber qué había dentro-. ¿Quién eres? –preguntó, entrecerrando los ojos.

 

-Un cliente –contestó él de lo más pacífico.

 

-Tu nombre, ya –exhortó la irlandesa.

 

-Lance Wilson –respondió, adelantando una mano cordialmente a modo de saludo, la cual ella no tomó.

 

Artemis alzó una ceja y fingió una sonrisa sumamente encantadora, marca celta.

 

-Encantada, yo soy Artemis Macnair –se presentó-. ¿Vas a hacer una poción? Puedes elaborarla aquí, tenemos un laboratorio, ¿verdad, Sybiss? –dijo de lo más amistosa.

 

-Yo…

 

-Insisto. Ven, es por aquí –tomó su brazo, enroscando uno de los propios en él, para llevarlo hacia el laboratorio.

 

 

[Cissy Macnair]

El cliente depositó las monedas sobre el mostrador y luego volvió a rascarse la cabeza, lo que ocasionó otra oleada de intenso y delicioso aroma. Alcé ambas cejas, sorprendida por lo que decía sobre su madre.

 

-Oh... Bueno... ese es buen motivo- comenté, sintiéndome yo apenada ahora.

 

Dirigí mi mirada a Artemis, esperando una respuesta y cuando llegó simplemente resoplé. Era tan propio de ella que me parecía conocerla de toda la vida (si acaso era eso cierto). Pero entonces ella se fijó en el hombre al que estaba atendiendo y mientras yo guardaba las monedas en la caja, comenzó a atosigarlo con preguntas.

 

-Oye, Artemis...- empecé, pero el pobre hombre ya estaba respondiendo a sus dudas.

 

Rodé los ojos y luego rodee el mostrador, aunque no me parecía apropiado acercarme demasiado a Lance, como se hacía llamar.

 

-No, déjalo... Sí, tenemos un laboratorio, pero es algo personal lo que él desea hacer...- adelanté ambas manos, pero mi prima ya enroscaba su brazo en el de Lance-. No, espera Artemis...

 

Golpé una mano en mi frente y los seguí de cerca. Subiendo la escalera, como bien sabía mi prima, se encontraba el laboratorio. No sabía por qué ella quería llevarlo allí, para mí era otro cliente aunque fuese inusual lo de su madre, pero parecía que ella le conocía o algo así.

[Artemis Macnair Malfoy]

Ignoró premeditadamente a Cissy. Subió las escaleras con el chico hasta el laboratorio. Antes de que la vampiresa pudiese entrar, cerró la puerta y echó el pestillo y lanzó un hechizo para sellarla, apuntando con su varita a la puerta con la mano derecha. Con la izquierda, sacó una pistola de su propia espalda, le quitó el seguro y apuntó a Lance.

 

-Wilson, ¿eh? ¿Dónde está? –preguntó la irlandesa, mirándolo con dureza sin bajar el arma.

 

-No sé a qué te refieres –dijo con voz suave Lance, levantando las manos, intentando apaciguarla.

 

-No qué… quién –marcó Artemis-. ¿Dónde está tu padre? –preguntó-. No me hagas perder la paciencia.

 

-No sé de quién hablas –contestó él-. Escucha, no sé con quién estás tan enojada y por qué, pero no puedes ir apuntando a cada persona que creas que tiene una conexión con ese hombre –trató de tomar el control.

 

Se escuchó un chasquido. Artemis había disparado sobre Lance, pero de las manos de él salió una intensa luz que lo rodeó y sirvió de escudo protector que la bala no logró atravesar, cayendo al suelo.

 

-¿Qué… qué mi**** eres?-preguntó la Macnair, frustrada y sorprendida.

 

-Baja el arma y hablaremos –respondió Lance-. No quiero hacerte daño –agregó. Artemis dudó pero lentamente fue bajando las pistola.

 

 

[Cissy Macnair]

Artemis se apresuró con el Wilson y me cerró la puerta en la cara. Escuché un murmurllo de su parte, probablemente habría bloqueado la puerta con magia.

 

-ca***o, Artemis, ¿qué sucede?- pregunté, aporreando la puerta.

 

Escuché que ella amenazaba a Lance y el chasquido de un pestillo de seguridad de un arma. ¡Un arma! Le estaba apuntando con un arma a mi cliente esa enferma loca psicótica. Tan pronto como logré acomodar mis ideas, cosa que no tardó más de cinco segundos, salí de la tienda corriendo y la rodee por un callejón donde se solía dejar las cajas vacías de los productos. Había una escalera de incendios que nunca se usaba, pero que estaba allí porque yo había querido darle el toque de una tienda del mundo muggle. La subí a toda velocidad y rompí el vidrio de la ventana de la habitación contigua al laboratorio.

 

-¡No!- grité, al ver en cámara lenta como mi prima apretaba el gatillo para dispararle a Lance.

 

Pero una fuerte luz encegecedora salió de las manos del hombre y detuvo la bala. La mirada de desconcierto de Artemis hizo que tardara un poco en reaccionar a lo que él le pedía, pero yo ya estaba corriendo hasta ella y arrebatándole el arma de las manos.

 

-Demonios, mujer, ¿qué te pasa?- el sonido de alarma de mi voz era muy claro y miré a mi prima y luego a Lance-. ¿Ustedes se conocen? ¿Qué está pasando aquí?

[Artemis Macnair Malfoy]

Cuando se dio cuenta, ya no tenía el arma en las manos. La vampiresa se la había quitado, con toda seguridad para que no pudiera volver a disparar.

 

-Es uno de los bastardos de TU querido Henry –contestó la humana, con desagrado en su voz y en la expresión de su rostro, levantando de un lado el labio superior.

 

-¿Quién es Henry? –preguntó Lance aturdido.

 

-No te hagas el idi*** –avisó de mal humor Artemis.

 

-Nunca conocí a mi padre –el Wilson levantó las manos en gesto de inocencia.

 

-Mentiroso.

 

-Neurótica –contraatacó Lance.

 

-¡Ja! Replicas del mismo modo que él –apuntó la Macnair-. De tal palo tal astilla –citó el famoso dicho-. ¿Y se puede saber de qué raza eres? Esa mi**** que hiciste antes con las manos...

 

-Soy un híbrido de humano y hada. Te repito que no conocí a mi padre, no sé de qué hablas -insistió él.

 

 

 

[Cissy Macnair]

Me quedé atónita con las palabras de Artemis y miré a Lance. ¿Hijo de Henry?

 

-No... no puede...- miré al chico, frunciendo el ceño.

 

Pronto ellos comenzaron a insultarse y tuve que levantar los brazos para separarles, que parecían a punto de estallar.

 

-Artemis, basta. Tú, Lance o como te llames... ¿Eres hijo de Henry?- pregunté, acercándome a él un poco para poder olerlo mejor.

 

El aroma delicioso de las hadas tapaba por completo el humano y si Henry era su padre, me costaba distinguirlo, aunque Artemis parecía bastante segura de lo que decía y eso me llamaba tanto la atención. ¿Cómo demonios se había dado cuenta de eso? ¿Qué había visto que yo no?

 

-Quiero una explicación. Nadie se va de aquí hasta que alguien me la de...- dije, furiosa.

[Artemis Macnair Malfoy]

-No conozco a ese tal Henry –insistió, mirando esta vez a la vampiresa.

 

Se quedó quieto cuando ella se acercó a olisquearlo, sintiendo aquella situación de lo más extraña.

 

-Mentiroso –soltó Artemis, entrecerrando los ojos-. Yo te daré la explicación. ¿Te acuerdas cuando te di esquinazo en Nueva York? –preguntó a la vampiresa.

 

Flashback

 

Se vistió con unos pantalones largos color chocolate, la misma tonalidad del cinturón de cuero con dorada hebilla rectangular que se ceñía a su cintura. Botas de cuero negro, altas. Una camiseta de tirantes color gris topo y encima una camisa negra de manga hasta el codo y pequeños botones blancos, algunos desabotonados para crear un escote en pico. El cabello lo recogió en una cola de caballo alta, danzando a cada paso que daba.

 

 

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Después de un poco de descanso dijo que iba a Central Park a patinar sobre hielo. Lo hizo, sí. Sólo omitió lo que haría después. Se aseguró de que nadie la siguiese, confundiéndose entre la gente. Visualmente se hizo difícil de perseguir, casi pareciendo desaparecer entre la marea humana. Después se aseguró de que no pudiesen encontrarla por su aroma. Frotó su piel y parte de su ropa con un poco de barro y hierba, confiriéndole un aroma fresco a naturaleza.

 

Recordó que una de sus reencarnaciones solía guardar armas cerca de su posición. Se dirigió hasta el lugar y sacó una caja de un hueco de un árbol, con un arma de hacía unas décadas, balas de madera de sauco blanco y correas de sujeción para el muslo. Se lo puso en el derecho y comprobó la limpieza del arma. Debía de tener un hechizo, porque no estaba sucia después de todo aquel tiempo. Cargó el arma con la munición y la enfundó, dejando la caja vacía en el hueco de nuevo.

 

Se dirigió a uno de los oscuros puentes de Central Park que pasaban por encima de un camino. Allí había quedado con Henry. Sólo la tenue luz de la luna iluminaba el lugar. No tuvo que esperar mucho. Una figura alta, de espalda ancha, se dirigió hacia el puente. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, desenfundó el arma, quitando el seguro en una milésima de segundo y disparó. Una luz intensa se hizo presente, cegándola. Sintió cómo era empujada y lanzada contra una de las paredes del puente. Emitió un delicado quejido de dolor y sintió que su visión se nublaba.

 

-Tenías razón, era una trampa –oyó decir a un hombre.

 

-Es terca, sabía que no cesaría en su empeño –fue la contestación de otro. ¿Henry? Sí, esa parecía ser su voz-. Bien hecho, se nota que no sólo tienes Wilson de apellido –el tono de la voz del vampiro se volvió divertido antes de que todo fuese negro para la humana.

 

Fin Flashback

 

-Cuando desperté, estaba de nuevo en el hotel –terminó de decir Artemis en la botica, después de contar a la vampiresa lo que había pasado.

[Cissy Macnair]

Artemis volvía a discutir con Lance, pero entonces ella me sacó de mi duda cuando comenzó a contarme alguna de las tantas cosas que se le había dado por hacer en nuestro viaje a Nueva York.

 

Estuve a punto de interrumpirla varias veces, pero sabía que necesitaba oír más antes de regañarla.

 

-No me sorprende que supieran lo que ibas a hacer, hasta yo lo sospechaba- murmuré, molesta-. ¿Y cómo sabes que era Lance y no otro?- pregunté, ahora mirando al híbrido.

 

¿Para qué demonios estaba allí entonces? ¿Había sido lo de la poción una coartada perfecta para acercarse a mi o a Artemis? ¿Qué quería conseguir? Ahora que me fiaba menos de ese hombre, miré a Artemis con mayor interés, invitándola a que siguiera.

 

-Bien, pero no te pasó nada. Aunque aún no me has dicho por qué crees que él- le señalé con el dedo al hombre-, es hijo de Henry...

[Artemis Macnair Malfoy]

-Bah, no lo sabían, sólo intentaron asegurarse. Era un cincuenta por ciento de probabilidad –soltó la irlandesa con molestia y tono despectivo-. Su figura. Obviamente hay algunas pequeñas diferencias, pero se parece a Henry. Sus ojos son sin duda los de Fitzroy. Y se apellida Wilson, algo que tu ex amante adora utilizar. Usa esa maldita luz. Oh, y no creo en las coincidencias –terminó de contestar a la pregunta de la vampiresa.

 

-Sólo son conjeturas –Lance habló de nuevo, rodando los ojos-. Creo que fue mal idea venir a este lugar con la cantidad de boticas que hay por aquí. Gracias por los ingredientes y la receta, señorita Macnair –le dijo a Cissy, haciendo una inclinación de saludo y dispuesto a irse, dando media vuelta.

 

-Ni hablar, tú no te vas así como así –la mirada de Artemis se volvió oscura y se movió rápida, poniendo su menudo cuerpo entre Lance y la puerta, como si eso bastase para impedirle el paso. Aunque un hombre tan alto como él podía apartarla con facilidad. Pero el chico no parecía tener intención ni de empujarla ni de tocarla.

 

 

 

[Cissy Macnair]

-Entiendo lo de las similitudes físicas, pero no se le parece demasiado- comenté, aunque menos convencida ahora que escuchaba los motivos de mi prima.

 

Wilson, me sonaba... ¿De dónde?

 

-Lo lamento, señor Wilson, no creía que algo así podía llegar a acontecer... Le devolveré su dinero y los ingredientes correrán por mi cuenta- dije, disculpándome.

 

Pero Artemis no le permitía irse. Se había interpuesto entre él y su única salida, aunque aún quedaba la ventana del callejón.

 

-Vale, Macnair, no te pases- le espeté a Artemis, mirándola con serenidad-. Podemos arreglar este malentendido trayendo a Henry, si no lo matas, claro está- dije a mi prima.

 

No era una sabia decisión por mi parte, pero esto de mantener secuestrado a una persona dentro de mi botica me estaba poniendo nerviosa.