Botica Macnair (MM B: 97349)

[Artemis Macnair Malfoy]

Artemis/Joanna

 

Gimió de dolor cuando el vampiro le torció la muñeca, obligándola a soltar el arma. Quiso seguir luchando, apartarse y atacarlo de nuevo. Pero el grito de Cissy la detuvo. Miró hacia la puerta y se dio cuenta de que la bala había alcanzado a Jared. Él no era su objetivo, no tenía nada contra él. Quería acabar con Henry y con Aidan, no con el otro chiquillo de la Macnair.

 

Entonces todo se bloqueó en ella. Todo se volvió negro. El menudo cuerpo se vino abajo, precipitándose hacia el suelo, inconsciente.

 

Henry

 

Ignoró a la humana irlandesa y rugió exasperado al ver a Jared en el suelo.

 

-Maldita reencarnación. Yo dije que la matásemos hace mucho tiempo –gruñó molesto, acercándose a Cissy y a Jared.

 

En sus manos pronto tuvo unas pinzas con las que hurgó en la entrada de la bala, la cual finalmente sacó sin dañar más el cuerpo del otro vampiro. Luego agarró un pequeño recipiente de cristal que había en el cuarto, se acercó a la humana inconsciente y le hizo un corte en un brazo. La deliciosa sangre manó y la vertió en el recipiente. Se aproximó de nuevo al otro Plantagenet y le separó los labios para darle de beber el rojizo elixir. Así se curaría rápidamente.

 

Off: Ságitas siempre viene en lo mejor

 

 

 

[Cissy Macnair]

Aidan

 

Escuchó el grito de Cissy y antes había sentido a su hermano ingresando en la habitación, pero no notó lo que pasaba sino hasta que Henry maldijo. En ese momento, Artemis se retorció de dolor y su cuerpo se vino abajo, se había desmayado. Aidan la atajó justo a tiempo, antes de que chocara contra el suelo.

 

-¡Por Caín!- soltó, resoplando, abrumado.

 

Miró a Henry, que ya corría a socorrer a Cissy y Jared.

 

 

Cissy

 

-Jared- murmuré, mirándolo a los ojos.

 

Henry enseguida acudió en nuestra ayuda. Sacó la bala de madera del cuerpo de Jared y fue a sacar sangre de Artemis para dársela de beber.

 

-Tendría que haberme dado cuenta que no era prudente tenerla en el negocio con ustedes merodeando- murmuré, conmovida y molesta conmigo misma, mientras observaba al más joven de mis chiquillos beber la sangre de mi prima-. ¿Cómo pensaste eso? En primer lugar, fue vuestra culpa que ella regresara o, que en primera instancia, desease matarlos. Ustedes la secuestraron, torturaron y enfermaron...- les recalqué, dejándoles toda la culpa de lo que sucedía.

[Artemis Macnair Malfoy]

Artemis/Joanna

 

Tardó un poco en reaccionar. Gimió muy delicadamente antes de abrir los ojos, despacio. Estaba desorientada y se tomó unos instantes para enfocar el rostro de Aidan. Se sintió atajada por él y se ruborizó.

 

-¿Qué… qué ha pasado? –preguntó. Sentía que su muñeca le dolía y un escozor en el corte, el cual miró alarmada-. Por los dioses, ¿qué ha sucedido? –insistió. Había un par de armas en el suelo y se preocupó muchísimo. Sus ojos captaron a Jared en el suelo, bebiendo sangre-. ¿Jared? ¿Cómo te encuentras? ¿Qué te ocurrió? –inquirió con temor, queriendo ir hacia él pero no pudiendo porque se encontraba débil.

 

Henry

 

-Yo no la secuestré, en primer lugar. En segundo lugar, había una orden de busca y captura de La Hermandad por la cazadora que hizo cenizas a Sasha y a otro par de vampiros. Y ella es tu prima. Tercero, tampoco fue una tortura. Sólo algunas cadenas para que no se largase por ahí mientras íbamos a la reunión. No exageres. Y la enfermedad me temo que es de familia. Si la gatita no hubiera ido clavando estacas por ahí, no se hubiera metido en problemas –se lavó las manos ante los cargos que se le imputaban-. Oh, miren quién despierta. Tú atacaste a Jared. O mejor dicho, Artemis lo atacó.

 

-¡NO! –gritó la humana, llorosa-. No puede ser cierto, no puedo haber ido a atacar a Jared –agregó, con las lágrimas surcando sus mejillas y palideciendo-. Tenéis que iros, no quiero haceros daño –suplicó en llanto-. Perdóname, Jared, perdóname, por favor -le pidió, temblándole el mentón y escondiendo su rostro en el pecho de Aidan, llorando.

 

 

 

[Cissy Macnair]

Aidan

 

Jo recuperó la conciencia o al menos eso le pareció a Aidan, que era Jo y no Artemis, porque la segunda hubiera clavado una estaca en su pecho y no comenzando a hacer preguntas sobre lo sucedido, aunque ya no sabía qué pensar.

 

-Hey, tranquila- Aidan intentó acunarla entre sus brazos.

 

Henry, con toda la delicadeza que se le permitía tener, le soltó lo que había hecho y la pobre Jo rompió en llanto.

 

-Tranquila, todo estará bien- volvió a tranquilizarla o intentarlo, al menos, mirando con cierto odio a su mejor amigo.

 

Se mordió la muñeca y la colocó en los labios de Artemis/Joanna. Era la segunda vez en el día que hacía eso.

 

-Bebe- ordenó.

 

 

Cissy

 

Jared, que por un momento había estado inconciente o eso parecía, se recuperó al instante cuando tomó algo de la sangre de Artemis, que era como una especie de elixir para todos los vampiros que la tomaban, nadie podía rechazarla. Apenas se había comenzado a incorporar cuando Jo regresó y yo coloqué mis manos alrededor de él, manteniéndolo cerca de mi.

 

-Está bien, Joanna, no te preocupes por mi- dijo en tono conciliador el Plantagenet, mientras miraba de manera despectiva a Henry-. Sé que querías matar a Henry o Aidan, no a mi, no te preocupes...- una sonrisa extraña cruzó sus labios.

 

-¡He! que no es para estar de bromas- dije-. Hale, Henry, que rápido te lavas las manos- solté, totalmente molesta, aún abrazando a Jared como a un niño pequeño.

 

-Vale, mamá, suéltame- dijo el vampiro más joven de la sala, pero yo no quería, asi que se giró y depositó un beso en mi mejilla-. Estoy bien, mamá, las estacas de madera no matan, paralizan... y las balas igual- agregó.

 

Pero yo aún sentía el miedo de perderlo. Eso de que me llamara mamá me reconfortaba, aunque no sabía por qué. Jared tenía varios años menos que yo, pero parecía mayor y aún así me trataba como si fuera su madre, hermana, amiga, conssejera, mentora, protectora... era muchas cosas para él y él era muchas cosas para mi. Si lo perdía...bueno, ni siquiera quería pensarlo.

 

-Hay que hacer algo contigo, Joanna, tu escencia está siendo reemplazada por Artemis- comenté, volviendo al rollo del alma-. No sabíamos cuándo iba a ocurrir pero sabíamos que era posible. Ahora hay que saber cómo ha surgido... y debemos mantenerte lejos de Aidan y Henry.

[Artemis Macnair Malfoy]

Henry

 

-¿Qué? ¿Querías mentirle acaso? –preguntó a Aidan al ver su mirada de odio-. Venga, dime que no son ciertos los puntos que puse sobre la mesa –retó a Cissy-. Yo tengo dos opciones. Matarla y esperar que la siguiente reencarnación sea mejor. O encerrarla en una habitación con paredes acolchadas de máxima seguridad –sugirió.

 

Artemis/Joanna

 

Se aferró llorando más a Aidan cuando él comenzó a acunarla. Estaba aterrorizada y desgarrada por dentro por no haber podido tener el control, haber herido a Jared y haber estado a punto de matarlos a todos.

 

-No –rehusó beber de él, con la voz estrangulada, negando con la cabeza-. Si bebo de ti y vuelvo a perder el control, seré más fuerte y rápida –lo abrazó más fuerte, sollozando y con su rostro húmedo por las lágrimas v ertidas-. Pero casi te mato a ti también –sollozó al escuchar a Jared, no estando para bromas, totalmente desconsolada. Sólo se apartó de Aidan lo suficiente para mirar a los demás, llorosa y sin dejar de rodear con sus brazos al irlandés-. Sí, por favor, encerradme. No quiero hacer cenizas de vosotros, no lo soportaría –pidió al escuchar a Henry, con desesperación en su voz.

 

 

[Cissy Macnair]

Aidan

 

La negativa de Joanna le frustró, pero conocía el motivo por el que ella no quería beber y simplemente la abrazó, dejando que sus dedos danzaran por el cabello de la humana.

 

-No vamos a encerrarla- reprochó a Henry-. ¡No!- repitió cortante a Joanna, pero en el fondo sabía que algo tenían que hacer.

 

Su mirada se cruzó con la esmeralda de Cissy.

 

-Jared... abajo quedó... Sagitas, mi amiga... ¿Podrías ir a agradecerle por las cosas que ha traído y preguntarle si necesita alguna poción? Dile que bajo enseguida- dijo Cissy, mirando de reojo a Jared que aún tenía el agujero en la camisa por la bala y el rastro de sangre.

 

Obediente, el Ventrue asintió y bajó las escaleras, dejando a Henry, Aidan, Cissy y Joanna en aquella habitación.

 

-Henry, necesitamos encontrar un libro de conjuros en la Macnair... El Sagrado libro de los Macnair- dijo la vampiresa en un tono de voz serio-. Aidan, ve con Joanna a la mansión Macnair. Activa el cuarto libro de izquierda a derecha de la tercera estantería detrás de la mesa, se abrirá una puerta al sótano. Bajen por el sótano y encontrarán una serie de túneles. Doblen dos veces a la derecha y una a la izquierda, encontrarán una cámara donde hay un escritorio y algunas cosas de laboratorio. Quédense allí, los alcanzaré en cuanto pueda- finalizó, mirándolos a todos con seriedad.

 

Era momento de cortar el problema de raíz... pero sin matar a nadie.

[Artemis Macnair Malfoy]

Artemis/Joanna

 

Se quedó abrazada a Aidan, temblorosa, frágil. Aidan se negaba a encerrarla, pero ¿qué podía hacer? Si perdía de nuevo el control y él tomaba la decisión de irse para salvarse, probablemente ella lo rastrearía para darle caza, igual que a Henry. Quizá la próxima vez el cambio fuera para siempre, volvería a ser Artemis permanentemente.

 

Cissy comenzó a hablar sobre encontrar el Sagrado Libro de los Macnair. Era una opción, posiblemente con la que todos estuviesen de acuerdo. Miró llorosa a la vampiresa y asintió, incorporándose rápidamente.

 

-Vamos ya a la Macnair –aceptó asintiendo, tomando la mano de Aidan para inducirlo a seguirla fuera del local e ir a Ottery.

 

Henry

 

-Quizá sólo tengamos las opciones de matarla o encerrarla, vete pensando cuál de las dos prefieres –replicó a su amigo, serio-. Voy con ellos a la Macnair. Que al menos Jared te acompañe después –resolvió al escuchar a la matriarca Macnair, yendo hacia la puerta. No quería dejarla sola, pero si dejaba que Aidan fuese solo con la humana y su vida actual tomaba de nuevo el control, prefería estar en la retaguardia. Ni Cissy ni Joanna le perdonarían que el Howard dejase de existir.

 

 

 

[Cissy Macnair]

Jared bajó a la Botica para decirle a Sagitas si necesitaba algo más y el resto de los presentes salieron de la tienda rumbo a la mansión Macnair, donde intentaríamos saber qué pasaba con Joanna. Suspiré, todo el tema de la reencarnación me estaba poniendo de los pelos.

 

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Habían pasado alrededor de dos semanas desde que había ocurrido el ataque de los vampiros y todo el tema de Egipto en la mansión Macnair, la defunción de Bree, la partida de Aidan y Jared a Estados Unidos y la visita de una nueva integrante a la mansión, la pequeña Aiya. Llevaba conmigo el pequeño huevito de plástico donde la bebé dormía plácidamente mientras me encaminaba a la Botica.

 

-Buenos días Swey, ¿alguna novedad?- pregunté al elfo, mientras colocaba a Aiya tras el mostrador.

 

-No, amita, la Botica no ha recibido muchos clientes últimamente, pero esperamos que pronto vuelva a tener el brillo que en principio- respondió, acercándose a la bebé y mimándola.

 

Era genial tener a Swey conmigo, a ese elfo le encantaban los bebés.

 

-¿Alguna novedad del Artemis?- pregunté.

 

El elfo negó.

 

No había visto a mi prima en un largo tiempo... esperaba que estuviera bien.

[Artemis Macnair Malfoy]

Un hombre muy alto, vestido con unos pantalones vaqueros con algunas roturas, camiseta blanca y camisa a cuadros marrones y negros, entró en la botica. El cabello castaño lo llevaba un poco hacia atrás, desenfadado, marcando algunas ondas. Tenía barba de dos días, recortada. Sus ojos azules cobalto intenso tenían una mirada profunda y atrayente. Las botas negras de estilo militar hacían un sonido seco al tocar el suelo.

 

-Buenos días. ¿Podría darme los siguientes ingredientes para una poción contra la obsesión, por favor? –preguntó, desdoblando un pequeño papel donde los tenía apuntados, dándoselo a Cissy.

 

Era calmado, con una energía tranquila y atrayente. Su expresión era serena y los demás seres solían verlo amigable. Aparentaba veintipocos años, pero se lo notaba mayor en edad. Estaba vivo, su corazón latía. Pero había algo en él, en su sangre, que atraía irremediablemente a los cainitas.

 

 

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[Cissy Macnair]

Swey se alejó para acomodar los nuevos ingredientes que habían llegado a la Botica. Habia escacez de algunos de ellos, como el pelo de unicornio, que era bien difícil de conseguir y los antídotos para los veneneos se habían vendido casi todos, así que tendría que ponerme a fabricar otros nuevos porque la gente no dejaba de envenenarse continuamente. Casi parecía que lo hacían por diversión.

 

-No pierdas de vista a la niña- le dije al elfo, mientras iba a buscar algunas algas para crear una poción del olvido muy potente.

 

En aquel momento, alguien ingresó en la Botica y su delicioso aroma me hizo olvidar por completo lo que estaba haciendo. Los colmillos hicieron un terrible esfuerzo por aflorar solos, pero los contuve. Miré con ojos rojos al humano que había perturbado mi mañana.

 

-Buenos...días- saludé, totalmente perdida en el aroma.

 

Decidí no aspirar aire para dejar de olerlo, pero parecía que lo tenía incrustado en la nariz porque no podía dejar de desear su sangre en mi boca.

 

-Ahm... lo siento- dije, como saliendo de un trance y yendo detrás del mostrador-. Si, poción para la obsesión- murmuré, buscando los ingredientes que estaban en la lista.

 

No quería ser entrometida, pero...

 

-¿Es para dársela a alguien más o para beberla usted?- pregunté, sin poder evitarlo.