Botica Macnair (MM B: 97349)

[Artemis Macnair Malfoy]

-Obviamente no es un clon –replicó la irlandesa, frustrada porque su prima no la creyese.

 

-No hace falta devolución del importe, usted no tiene culpa de la paranoia ajena –contestó el híbrido con tranquilidad y todo afable, en tono comprensivo.

 

-Manipulador. A mí no me engañas –casi bufó Artemis, molesta. Lance la ignoró y la Macnair entrecerró los ojos al escuchar a Cissy-. Vale, llama a tu ex. Prometo no hacerlo cenizas nada más entre –resolvió, cruzándose de brazos.

 

Sabía que Henry era tan bocazas como tramposo, no podía estar segura con que fuese la solución para apoyar sus palabras. Por otro lado, se fijó en que Lance parecía un poco incómodo y nervioso ante la sugerencia de la vampiresa. Quizá, si jugaba bien sus cartas, lograría que fuese evidente el parentesco entre aquel cliente y el Fitzroy.

 

Se sentó en una silla del laboratorio, en una pose muy parecida a la de la niña en la mente de la Macnair cuando Cissy se metió dentro de ella en la mansión. Enfurruñada y a la defensiva, así se podía resumir aquella posición que había adoptado.

 

 

[Cissy Macnair]

Alcé una ceja y saqué el móvil, al parecer era la única manera de contentar a Artemis.

 

Cariño te necesito en la Botica, es de carácter urgente

 

Teclee aquellas palabras y esperé una respuesta o a que el vampiro se apareciese por allí. Artemis parecía estar más que convencida de que Lance Wilson era uno de los bastardos de Henry y eso diría mucho del vampiro. LE gustaban las hadas, se había acostado al menos con una y tenía un hijo que parecía ser casi inmortal, porque tendría al menos unos setecientos u ochocientos años.

 

Por otra parte, era cierto que mi prima tendía a la paranoia y quizá en su locura de querer vengarse del Fitzroy estaba inventado todo aquello sobre Lance.

 

-Tramposo o no, podré leer sus recuerdos cuando me toque, así que dudo que pueda ocultarme información- comenté con seguridad a Artemis-. Henry posee el don de la telepatía, así que es casi inevitable que entre a su mente con el contacto.

[Artemis Macnair Malfoy]

-Bien, estoy deseando que venga y tú aprendas en confiar en mí –contestó Artemis, aún cruzada de brazos.

 

Voy ahora

 

Fue el escueto mensaje del Fitzroy que la matriarca Macnair recibió en su móvil. Quince minutos después estaba entrando por la puerta de la Botica, vestido completamente de negro. Pantalones largos tipo tejanos, zapatos, camiseta de manga corta y cazadora de cuero. Tenía barba de dos días y el cabello echado completamente hacia atrás, con aire de chico malo irresistible.

 

-¿Cissy? –inquirió con su voz grave y profunda. La puerta del laboratorio se abrió y dejó ver al franco-normando, quien miró a los tres sorprendido-. ¿Qué sucede? –preguntó, alzando una ceja. Lance se puso más incómodo y Artemis lo miró como si quisiese matar a los dos.

 

-Sybiss, ¿se lo explicas tú? –dijo la irlandesa, controlándose mucho para no saltar sobre él y hacerlo cenizas.

[Cissy Macnair]

No tuvimos que esperar mucho para una respuesta de Henry a mi móvil ni mucho más para tenerlo en la Botica. Tan pronto como escuché sus zapatos en la escalera, lo tuvimos en el laboratorio. Noté la tensión que supuso el que él entrara en aquel terreno, tanto para Lance como para Artemis, que estaba resisitiendo el impulso de matarlo.

 

-Entra y cierra la puerta- fue mi respuesta-. Temo que hubo un... malentendido... o un muy bien entendido- intenté explicar, aunque no hice más que poner acertijos.

 

Me resultaba imposible creer que Artemis tuviera razón, pero antes no se equivocaba cuando sospechaba de algo o alguien, así que no sabía por qué estaba dudando de ella. Quizá por el temor a que su odio la encegueciera.

 

-Verás, Artemis cree que este hombre, Lance Wilson, es hijo bastardo tuyo- dije, sin más rodeos, mirando fijamente al Ventrue.

 

Oh... sabría si mentía.

[Artemis Macnair Malfoy]

Entró y cerró la puerta, tal y como Cissy le dijo que hiciese.

 

-¿De qué hablas? –miró sin entender a la otra Ventrue, alzando una ceja oscura. La otra pronto la acompañó, con sus ojos cobalto fijados en los esmeralda de Cissy-. No es ningún bastardo –contestó, entrecerrando los ojos con molestia. La griega pudo ver los recuerdos que inundaban en su mente.

 

Flashback

 

Estaba a punto de amanecer. Un joven Henry, de diecinueve años, cabalgaba en su caballo marrón oscuro. Tenía el cabello corto y barba incipiente. Sus vestimentas eran botas, pantalones y chaquetilla, todo de cuero negro, con una camisa blanca. El rocío se asentaba en su pelo, humedeciéndolo. Entonces vio una luz, muy pequeña, que se deslizaba por el aire. Con curiosidad la siguió, pero aquel punto luminoso cobró velocidad y la perdió de vista. Galopó en dirección en la que creía que se había perdido, hasta una cascada.

 

Lo que vio allí lo fascinó. Una bellísima mujer de cabello como el fuego, tez pálida como la luna, facciones y movimientos delicados, ojos de un intenso color azul. No supo si quedarse o avanzar. Por un momento, un brevísimo instante, en su mente se asentó otra mujer. Morena, de ojos esmeralda y piel tan blanca como aquella. En algún momento la había visto, quizá de pequeño. Desde que en su cuerpo las hormonas estaban revolucionadas, había pasado noches a solas, tocándose febril.

 

-Ven, acércate, no tengas miedo –susurró la bella pelirroja. Como hechizado, él desmontó y se aproximó.

 

Días después, en el mismo lugar, Henry y un sacerdote esperaban. El hada llegó, con un vestido azul claro, casi pareciendo blanco a la luz de la luna. La boda fue rápida, pero romántica. La brisa nocturna acariciaba las hojas de los árboles, haciéndolas vibrar con un delicado sonido. Henry miraba embobado a la pelirroja. Cuando el sacerdote se fue, consumaron allí mismo el matrimonio. Al amanecer, el franconormando despertó desnudo, en el bosque, solo. Todo pareció un sueño, estaba confuso.

 

Nunca más supo de ella hasta después de la tragedia del Titanic, después de que Ambrose mandase ejecutar a su otro hijo biológico por saltarse las normas. Había vuelto a caer en una depresión profunda. No podía seguir perdiendo a los que le importaban. No quería sentirse como quien destruye todo lo que toca.

 

Entonces la bella pelirroja apareció de nuevo, como un ser etéreo, imperecedero. El vampiro captó su aroma, la deliciosa e irresistible sangre. Se sintió hambriento, cerca de perder el control. ¿Era otro sueño? No le importaba. Se perdió entre sus muslos, bebió de ella. El último momento de olvido, perder la cabeza antes de acabar con su existencia. Después, esta vez ella no desapareció. Le contó que hacía siglos, cuando habían yacido juntos, habían engendrado un hijo. El mundo de las hadas estaba en peligro y el híbrido estaría más seguro con él.

 

Fin Flashback

 

 

 

[Cissy Macnair]

Henry respondió molesto, que no era ningún bastardo ese Lance, así que eso suponía que era un hijo legítimo y que Artemis tenía razón.

 

La mirada penetrante del otro Ventrue se posó en la mía y hubo transmisión de recuerdos tal como si utilizara la Legeremancia. Pude ver todo lo que él recordaba, sentir todo lo que él sentía y experimentar todo lo que él hacía. El recuerdo era corto, si bien era detallado, pero dejaba en claro que lo que decía mi prima era cierto y que yo era una est****a por no creerle.

 

Cuando el recuerdo acabó, me tomé la cabeza por la ligera migraña que me había provocado y luego miré a Artemis.

 

-Bueno, dejaré de dudar de ti- dije, ahora dirigiendo mi mirada hacia Lance-. Vienes a mi negocio y me mientes en la cara, eso no me hace gracia-murmuré.

 

Bajé la mano y señalé a Henry con un dedo.

 

-Tienes razón, él no es un bastardo, tú sí- sonreí, molesta-. ¿Cuanto te ibas a tardar en decirme que tenías un hijo con un hada? No es gracioso, aunque sí delicioso...

[Artemis Macnair Malfoy]

-Wow, wow, cuidado –Henry sostuvo a la vampiresa con sus fuertes brazos después de que ella anduviese tan campante por su mente-. No deberías de hacer esas cosas, sabes que te sientan mal.

 

-¡Ja! Y yo voy y me lo creo. La próxima vez volverás a dudar de mí y te haré de nuevo tragarte tus palabras –replicó Artemis, rodando los ojos, cruzada de brazos.

 

-Yo… yo sólo… tenía que protegerlo… me habló de una humana loca que quiere convertirlo en cenizas… -intentó explicarse Lance, casi en un murmullo, bajando la cabeza y poniendo una adorable carita que daban ganas de ir a abrazarlo y consolarlo.

 

-Loca tu abuela -replicó con todo el mal humor la humana.

 

 

-¿Te gusta decirme bastardo? ¿Te pone? –inquirió Henry, chasqueando la lengua con fastidio-. No lo sabe ningún vampiro, ni Aidan ni Ricardo. No iba a poner a otro hijo mío en peligro, más cuando hay tanta tentación de beber su sangre –contestó, soltando la vampiresa-. Él y yo nos vamos antes de que a la loca de tu prima se le ocurra descargarse su ira sobre nosotros o tú te apresures a beber de Lance –anunció, girando sobre sus talones y haciéndole un gesto a Lance para irse.

 

 

[Cissy Macnair]

Me quité los brazos de Henry de encima tan pronto como me agarró, prefería caerme al suelo que estar entre ellos.

 

-La próxima... no habrá próxima vez que no te crea- sentencié, mirando a Artemis-. Sí estás loca, pero no en el sentido que ellos desean darle.

 

Miré de nuevo a Henry, que parecía molesto conmigo.

 

-Yo no voy a comérmelo, no me gusta lo suficiente como para clavarle los dientes- mentí, porque una cosa era que no me agradara Lance y otra diferente que su olor no fuera rico, algo que distaba mucho de la realidad-. No irán a ninguna parte, ustedes dos- los señalé con el dedo, sacando la varita-. Aún deseo ayudar a Lance con su poción... Siempre y cuando Artemis prometa no asesinarlo- volví la vista a mi prima, esperando su confirmación.

[Artemis Macnair Malfoy]

Henry rodó los ojos cuando la otra vampiresa se quitó rápido. No comprendía su repulsión hacia él. Bueno, vale, el franco-normando no había tratado bien a su prima cuando estaban en Rumanía, pero Cissy usualmente se comportaba con él con asco desde hacía siglos. Salvo cuando le dijo que lo amaba. Se le había pasado rápido el capricho, enseguida se había ido con un brujo.

 

-Ya veremos… No estoy loca, simplemente soy diferente –contestó Artemis.

 

-Mientes fatal –le dijo Henry a Cissy-. Sé que siempre me has tenido ganas, pero hay mejores formas de conseguirme que retenerme por la fuerza –le soltó jocoso a la vampiresa-. Si quieres un trío o un cuarteto, sólo pídelo –agregó divertido.

 

El rostro de Lance se volvió granate ante ese comentario de su padre biológico. No podía creer que el vampiro tuviese la cara dura de soltar aquello. Era un degenerado.

 

-A mí no me metas en tus repugnantes fantasías –dijo Artemis con total desagrado.

 

-Te recuerdo, querida, que hace unos cincuenta años te estremecías y gemías en mi cama –replicó Henry, pasándose la lengua sensual y masculinamente por los labios.

 

-¡No era yo! –exclamó la humana, frunciendo el entrecejo.

 

-Oh, sí eras. El caso, no hace falta que ayudes, Cissy. Yo mismo haré la poción, gracias –de nuevo se volvió a la otra Ventrue para hablarle.

 

-Prometo no asesinar a Lance –anunció Artemis, con una enorme sonrisa y balanceando su menudo cuerpo hacia los lados, lentamente, con las manos en la espalda, dándole un aspecto adorablemente infantil.

 

 

 

 

[Cissy Macnair]

Alcé primero una ceja y luego lentamente la otra. Tomé lo que tenía más cerca: una proveta de vidrio repleta de algún líquido amarillento extraño y se la arrojé a Henry, esperando que impactara en su rostro.

 

-Ni muerta... y eso que ya lo estoy. Quizá con Ricardo...- señalé, mientras negaba con la cabeza.

 

Hice de mis ojos dos hendijas amenazantes y luego volví a abrir los ojos, haciendo que rodaran por sus cuencas y se viera el blanco. Cada vez que Henry daba con Artemis por algún motivo se ponía a molestarla... Casi tenía ganas de que mi prima le clavara una estaca o lo hiciera polvo, pero sabía que luego lo extrañaría.

 

-No, tú no harás la poción, la haré yo- acoté, acercándome a Lance y tendiendo una mano, pidiéndole que me diera la bolsa de papel con los ingredientes-. Nadie aquí prepara mejor una poción que una experta y esa soy yo... y Artemis, quizá (XDD), así que la haré yo. ¿Quién te acosa?- pregunté a Lance y luego me volví hacia Artemis-. Con Lance me basta, gracias.