Botica Macnair (MM B: 97349)

[Cissy Macnair]

Swey - elfo de la Botica

 

El elfo siguió con la vista los movimientos del intruso y volvió a mirarlo con cierta incredulidad. ¿Esa negación de su parte a qué se debía? Sabía que había magos que no querían a los elfos, su ama era muy especial, así que aquel desprecio por parte del mago no le vino en gracia.

 

-Pues váyase a San Mungo, entonces- espetó el orejón, con la voz más chillona que antes, obviamente ofendido. Se quitó de la dirección de la daga, que cayó a sus pies y la miró coni interés, sin atreverse a tocarla por temor a que estuviera hechizada de alguna forma-. ¿Quiere que termine con su vida?- preguntó Swey, señalando el arma blanca-. Swey no es un vulgar asesino de magos, señor. Swey jamás haría daño.

 

Se puso derecho y siguió observando al mago. Entonces, comprendió algo. Si había sido atacado en el callejón, quizá la daga fuera el arma que habían utilizado contra él. La volvió a mirar de forma más detenida y dio con un líquido apenas visible, de color negro, que brillaba inusualmente azulado, al menos en lo que podía distinguir por debajo de la sangre. Era veneno, eso estaba más que claro.

 

-Está usted muriendo, señor- le comunicó Swey, aunque estaba seguro de que el mago a eso ya lo sabía. Chasqueó los dedos y se encontró en la planta baja de un abrir y cerrar de ojos, a distancia prudente del desconocido-. Swey puede conseguirle un atíndoto... Pero el ama Cissy se enfurecerá con Swey si ve que ha tocado sus pociones sin su consentimiento. ¿Está usted dipuesto a pagar por la cura?

 

El elfo miraba al malherido mago y sopesaba la calidad de la cortada y cómo el veneno iba a esparciéndose. Mantícora, estaba seguro. Las serpientes de las Mantícoras eran extremadamente venenosas y mortales. Al chico le quedaba poco más de unas horas.

Editado 27 de Junio del 2014 por Vyssedhra Macnair

[Aaron Black Yaxley]

Aaron Augustine Black Ryddleturn.

 

Trataba de mantener el cuello erguido.... La mente era un arma de doble filo, todos sabían que el delirio era su peor enemigo; Me vi sentado en una roca, mirado el etenso y desafiante mar, las olas reventaban pocos metros bajo mis pies y la brisa marina humedecía mi rostro... El sudor era lo que mantenía aquél delirio.

 

- Cre..crees que si podría ir a San mun...go, ¿estaría acá?...- pregunté a duras penas volviendo a mi realidad. El elfo me miraba atónito, sin permiso para decisiones rápidas- no.. ti..re la daga para ata...atacarte- agregué tratando de mantener la mirada gris en los dos platos que traía la criatura como ojos- creo que serás el..pri...mer elfo..al..cual agradecería si...si pudiese ayudarme- espeté derrotado, sino pedía ayuda al elfo moriría en cuestión de horas, el mismo me corroboraba el hecho.

 

Intenté holgar más el cuello, un calor abrazador tomaba mi cuerpo, quizás era la fiebre efecto del veneno. Busqué a duras penas una bolsita de cuero que traía atada al cinto, aquella estaba llena de galeones que podrían pagar más de alguna poción. Al estar sentado, apoyando la espalda en el mesón de la recepción, lancé la bolsita a ras del piso, impactando suave con la daga que giró diez veces más rápido que un segundero del reloj; las monedas se esparcieron por el piso.

 

-Haz lo que ... ten.. tengas que hacer, no moriré aquí..con..tigo- solté en un bufido, aquél que se detuvo al ir tragándome el orgullo que tenía por sobre los elfos, era el único ser que podía brindarme una mano en aquél minuto.

 

Me retorcía levemente, mordiendo el labio inferior por la herida que ardía con los efectos del veneno.

[Cissy Macnair]

Swey - elfo de la botica

 

Vio la bolsa deslizarse por el suelo y miró los Galeons que ahora estaban desparramados. Bueno, eso bastaba. Si le dejaba el dinero, el ama no se enojaría por tomar el antídoto adecuado.

 

-Debería usted de agradecer más a los elfos: son ellos los que limpian y encienden el fuego de su chimenea para que no congele en el invierno- soltó desafiante el elfo, mientras iba en busca de la poción adecuada para salvar al mago, que si bien no le caía en gracia para lo más mínimo, no iba a dejarlo morir: iba a salvarlo y luego que limpiase las manchas de su propia sangre del piso.

 

Luego de al menos un minuto de revisar las estanterías, Swey se dio cuenta que la poción en cuestión no estaba allí. Seguro que el ama la había puesto en la caja fuerte junto a otras cosas de sumo valor. Se mordió el labio, pensativo y de inmediato tomó algunos ingredientes para pociones. Podía hacerla allí mismo y no tardaría más que unos pocos minutos: una gota de sangre de unicornio, dos ramitas de valeriana, tres gotas de agua del río Lethe y dos espinas de pez león machacadas en el mortero hasta convertirlas en un fino polvo. Colocó todo en un pequeño caldero y encendió un pequeño fuego con un chasquido de sus dedos.

 

-Sólo un minuto- dijo, mirando la poción hervir tan rápido que se sintió aliviado. La mezcló tres veces en el sentido contrario a las agujas del reloj y tomó una pequeña pipeta para colocar su contenido en una botellita transparente que llevó hasta el mago-. Tómese todo el contenido, señor- le indicó, sosteniendo el recipiente de cristal junto a los labios del moribundo.

[Aaron Black Yaxley]

Aaron Augustine Black Ryddleturn

 

"Encendería el fuego contigo", pensé en una risa irónica, apenas visible por las facciones apagadas producto del veneno. Trataba de mantener la vista fija en el elfo, aquél que comenzó a moverse con rapidez por el local. Le vi negar con la cabezota y rodé mis grises ojos en una desesperanza que me causaba gracia. La herida se bordeaba negra, y lentamente comenzaba a perder la conciencia.

 

Aquella criatura se me hizo mi única salvación; comenzó a preparar una poción mientras le miraba en lo que ya traía como rendijas, como si cayera en un pesado sueño que me costaba mantener los párpados abiertos. Me costaba levantar los brazos, y cuando tomé la varita el elfo apareció a mi lado.

 

- Te mataré aho..-tosí y volví a retomar la lucidez en fracción de segundos, ya que había caído en otra alucinación, una en la que me veía enfrentado a un viejo fenixiano. Abrí de par en par aquella plomiza mirada que me caracterizaba en totalidad, viendo que tenía mi diestra amarrando la frágil muñeca de Swey; acto seguido le hice caso y dejé que me diese la poción, puesto que volvía a caer en una profunda debilidad- No podía ser...-tosí- más dulce?- sonreí un poco más aliviado, puesto que al menos sabía que no moriría.

 

En unos cuantos minutos comencé a sentir el efecto de la poción, aquella que me devolvió un poco más de ánimo y con el cuál pude levantarme a duras penas tras apoyarme nuevamente en borde del mesón. Saqué la varita y me apunté a la herida que había dejado la daga; "Episkey", pensé para luego apuntar mis manchas de sangre.

 

-Fregotego- susurré con cierta debilidad en la ligereza varonil de mis movimientos; las manchas se desvanecieron poco a poco- Así que Swey, ¿eh?..- bufé en una sonrisa, había sido salvado por un elfo, ¿Quién lo diría?, jamás pensé que viviría para contarlo- ¿que nombre lleva éste local?- pregunté a la criatura puesto que andaba en búsqueda de un local que me había mandado la casta de mortifagos- por cierto...-dudé en soltar las siguientes palabras-... gracias- espeté a secas tras otras tos.

[Cissy Macnair]

Swey - elfo de la Botica

 

Swey observó al mago tomar la poción, no sin antes haber esquivado la punta de la varita del chico, que parecía a punto de echarle un maleficio encima. El brebaje actuó rápido, como bien el elfo sabía y pronto el mago se puso en pie y limpió el suelo con un conjuro, algo que a Swey se le cantó de lo más bonito, al punto que le sonrió.

 

-De nada, señor. Swey está feliz de haber salvado una vida hoy- convino el joven elfo, sonriendo de oreja a oreja, una tarea bastante difícil debido a la distancia entre ambas pero que el verde ser hacá con enorme gracia-. En efecto, Swey es mi nombre y Cissy Macnair el de mi ama. Deberá agradecerle a ella, esos fueron ingredientes suyos, no míos- dijo, muy serio, aún temiendo que su ama lo regañase por haber tomado cosas del local sin permiso-.Esta es la Botica Macnair, señor. Pertenece a mi ama. Aunque ella poco está por aquí. Es una señorita muy ocupada mi querida ama.

 

Corrió buscando la única butaca del lugar, que estaba tras el mostrador y se la dió al mago para que se sentase. Luego hizo aparecer un vaso con agua sólo chasqueando sus dedos.

 

-Debería descansar, señor. Swey le trajo algo de agua. Aunque si el señor prefiere otra bebida, Swey encantado se la traerá- volvió a sonreír, complacido.

 

Aunque antes la presencia del mago le había parecido amenazante, ahora se le antojaba una buena compañía mientras esperaba a su ama. Y estaba totalmente dichoso de poder contar a los otros elfos que había salvado a un mago de morir por un veneno. ¡Qué diría Tipsy! Ella siempre decía que era la mejor curandera de la mansión, pero ahora que Swey sabía de pociones, la elfa Tipsy se iba a morir de envidia.

[Aaron Black Yaxley]

Aaron Augustine Black Ryddleturn.

 

-Agradecerle a tu ama, ¿dices?- pregunté mirado de vez en cuando la herida que comenzaba a cerrarse- oh, ya veo...son sus pociones- sonreí en efecto- será nuestro pequeño secreto, aparte que con lo que hay ahí..- señalé los galleons con la mirada- podrás comprar y reponer lo que haz utilizado, ¿no?- proseguí mientras envainaba la varita en el cinto.

 

"Patético anciano.." pensé mientras recordaba el encuentro que había tenido con él allí fuera, en el callejón. Aún no entendía porqué me atacó, ni porqué aludió a la gris mirada que me precedía como un Black de linaje puro. Volví a mirar al elfo en un dejo de entretiempo.

 

- Botica Mcnair..-susurré- creo que es el lugar que andaba buscando, pero dices que tu ama no está.. de todas formas entendería de mi presencia, así que creo que te haré compañía un rato- inferí al elfo mientras me sentaba en la silla que había puesto a mi espalda- ¿Descansar?...- últimamente eso es lo que hacíamos, y era algo que debía cambiar- ¿De que pueblo eres?..- pregunté al elfo mientras bebía un poco de agua; Quizás compartir con al criatura no sentaba tan mal como recordaba con los elfos del castillo, aquellos a quienes acostumbraba a fastidiar desde mi niñez- si pudiera me tomaría un bourbon para no recordar que hablé con un elfo-sinceré en una carcajada- pero con ésto está bien- le guiñe un plomizo de la mirada- porque te dejan solo, a cargo de éste local... hay rumores de ataques, no creo que puedas sobrevivir a uno tu solo ...- dije aún con cierto sopesar de la musculatura y mis movimientos.

[Darla G Dumbledore]

Le habían encargado que se ocupara de aquel patético chiquillo y ya tenía demasiadas cosas en su mente para encima hacer ello, pero ella había prometido ocuparse de aquellos asuntos y no le quedaba otra que cumplir. Respiró profundo, maldiciendo que él no apareciera donde debería haber estado, la única ventaja de aquello era que podría vigilar que no le hiciera daño a su prometido.

 

De repente el cuerpo de Darla se tensó, había encontrado un rastro, un aroma a sangre y reconoció al instante que era el de Aaron ¿qué demonios? ¿ya se había metido en problemas? Gruñó y envolvió más su capa alrededor de su cuerpo, intentando contener su deseo de clavar los colmillos en alguien. El aroma de su sangre era empalagoso levantaba los deseos de matar de la vampiresa, pero debía contenerse, no creía que quisieran que en medio de su misión fuera dejando un reguero de cuerpos muertos y mucho menos que se hiciera con uno de los neos de la Marca.

 

Sus pasos finalmente la llevaron hasta el ingreso de un local cubierto de mármol negro, el taconeo de sus botas revelaban lo molesta que se sentía mientras leía el desvencijado cartel: Bótica Macnair ¿Cissy? ¿Qué hacía Aaron en el negocio de la que había sido ¿o era? novia de su primo. Claro que si el reguero que había seguido era de él tenía cierto sentido estuviera allí, después de todo la esencia del humano estaba mezclada con algo más y no tan sencillo como cualquiera pudiera pensar.

 

La mano de la bruja empujó el doble juego de puertas vidriadas para ingresar al local, su mirada castaña recorrió el mismo mientras su diestra sacaba de la túnica su varita. Debía encontrarlo.

 

--Black ¿estás acá? ¿qué demonios?--apoyó las espaldas contra la vidriada puerta tras girar el cartel que indicaba que el local estaba cerrado y asegurar con un alohomora la misma.

[Cissy Macnair]

Se me había hecho tarde, muy tarde. Haber dejado a Swey solo en la Botica no era una buena idea, a ese elfo novato no se le daba bien estar solo y con la desaparición repentina de Artemis, que de seguro estaba haciendo lío con Marius por algún lugar de Asia, no me quedaba de otra que ir a cuidar el negocio. Cierto, podría haber enviado a Jill a que lo regañara por asustadizo, pero Jill estaba ocupada con Aiya y no quería darle más trabajo.

 

Una silueta claramente femenina entrando en la Botica me hizo detener en un recodo del callejón, ocultándome de la vista. ¿Quién era aquella mujer? Mi vista era buena aún en la distancia pero había una neblina molesta que jugaba con mis sentidos. ¿Corría mi pequeño Swey algún peligro? No podía detenerme a pensar en perderlo... a pesar de ser un asustadizo, yo lo quería, era mi elfo. Giré sobre mí misma, consciente de estar poniéndome en medio del peligro, si lo había y me aparecí dentro de la Botica, como se me permitía por ser la dueña.

 

¡PAF!

 

El sonido fue estrepitoso al contrario de mis (anormales) silenciosas apariciones. Me ajusté rápido a los hechos. Había una bruja con la varita levantada enfrete de mi y, hacia un lado, había un mago sentado en una butaca y Swey, mi elfo, atendiéndole.

 

-¿Darla?- solté, mirando a la bruja. La conocía bastante.

 

-Ama Cissy- chilló Swey, tirándose a mis pies en un movimiento tan veloz que apenas lo vi hacerlo-. Ama Cissy, Swey no ha tenido nada que ver... Swey es bueno, ama...

 

Miré a la criatura y luego al mago.

 

-¿Quién es usted? ¿Y qué hacen ustedes dos en mi tienda?- pregunté, confundida, quitándome al elfo de encima-. ¿Qué pasa Swey? ¿Alguien ha robado algo? ¿Estás bien?- le pregunté, porque días antes habían perpetrado un robo en el negocio,llevándose valiosas pociones e ingredientes prácticamente inconseguibles. Pero Darla... bueno, tanto ella como el mago me desconcertaban...

[Darla G Dumbledore]

Dio un respingo cuando el sonido de la aparición sonó en el lugar, Edelweiss apuntó hacia la figura que acababa de materializarse en el local y el aroma de la vampiresa frente a ella la hizo detener cualquier ataque que pudiera ocurrírsele.

 

--Cissy --respondió a la vez que el elfo se arrojaba a los pies de su dueña. Como agregando referencia a lo dicho por el elfo la pelirroja bajó su varita y le aclaró a la morocha frente a ella --llegué siguiendo el reguero de sangre de Aaron, dudo que tu elfo le haya hecho daño alguno. Perdón las formas --susurró mientras se dirigía hacia el aludido y con su mano libre y sin pedir permiso volvía a descubrir la herida envenenada del mago.

 

--¿Quién hizo ésto? --dijo seria observando la herida y pasando su frío dedo por los bordes de la herida ahora cicatrizada.

 

--Debía encontrarme con él --dijo una vez más sin esperar respuesta mirando por sobre el hombro a Cissy --me encomendaron enseñarle algunas cosas de ehmmm... nuestro trabajo --la marcada expresión de esa frase era doble, no podía resultar sospechosa ya que Aaron y ella trabajaban en el Cuartel Auror del Ministerio así que era fácil pensar que a eso se refería y no que le habían encomendado enseñarle sobre las guardias mortífagas al mago.

 

Los castaños ojos de la vampiresa volvieron a posarse sobre el mago y su herida, Darla descubrió que estaba conteniendo la respiración al notar como la vena en el cuello de Aaron palpitaba cálida e invitadora. Demonios, pensó mientras trataba de recordar cuándo había sido la última vez que había salido de cacería, su mala costumbre de dejarse llevar por su bajo apetito la haría cometer alguna locura algún día de éstos.

 

--¿Y bien? --dijo más para distraerse que para obtener una respuesta más detallada del mago.

[Cissy Macnair]

Swey asentía a todo lo que Darla decía, aunque no sabía si era porque ella tuviera razón o porque él supiera lo que había pasado. No había olido yo la sangre o era que no le había prestado atención. Pero al descubrir Darla la herida del mago, me quedé perpleja.

 

-Ese mago llegó herido, ama, tenía veneno en su sangre- asentía el elfo, mirándome con los ojos vidriosos-. Swey tenía que salvarle la vida para que limpiase la sangre en el suelo- me señaló una zona del suelo que parecía recién limpio y luego al mago llamado Aaron.

 

Miré a Darla y luego al chico.

 

-Oh, vale...- dije, comprendiendo a qué se refería con lo del "trabajo". Recientemente y luego de que se robaran algunas pociones del lugar, había pedido a mis compañeros de Bando que se dieran una vuelta de vez en cuando para poder vigilar que no volviera a suceder otro atraco. Conocía a Darla, sabía que ella era una Mortífaga, pero el chico me resultaba poco familiar-. Lo siento, ¿estás bien? Soy Cissy Macnair, dueña del negocio- dije, acercándome a Aaron para saludarlo formalmente y luego puse una mano sobre el hombro de Darla-. Está bien, al parecer, puedes relajarte... ¿Dónde te atacaron?- pregunté, dirigiéndome al chico.