Jump to content

Matt Blackner

Magos Expertos
  • Mensajes

    2.761
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    21

Mensajes publicados por Matt Blackner

  1. Ay si, menos mal que me había llevado a mi madre por los hombros, o habría acabado maldiciendo a Xell por una chocolatina. Sonreí de medio lado, algo triste, mientras seguía tirando de ella hacia la puerta del MACUSA.

    - Los dos somos unos gruñones - contesté riendo. Supongo qeu eso me venía de ella, contestar a base de gruñidos cuando algo me enfadaba.

     

    Agache de nuevo la cabeza, metiendo una de las manos en el bolsillo. Es cierto, se habían revelado....contra los dos. La mentira no había sido solo hacia ella, también me habían mentido a mi. Me respetaban mucho menos que a ella, y eso era un decir, visto lo visto. Asi qeu no me quedaba otra que tomarlo con humor. Al menos, nos libraríamos de la purga en Ottery.

    - No nos respetan a ninguno de los dos, mamá, vamos, no te lo tomes asi. - intenté quitarle hierro al asunto, para animarla.

     

    Su propuesta para dejar de protestar? que la dejara meterse con algún americano que solo buscara chocolatinas. Alcé la ceja, divertido, fingiendo qeu me lo pensaba por un instante.

    - Bueno...claro qeu si. Siempre podemos buscar a algún americano despistado qeu no sepa por donde le vienen. Lo aterrorizaremos un poco, los dos. - propuse, esperando que aceptara y se animase.

     

    Pero pocas cosas fastidiaban más a Sagitas que perder un dulce. Asi qeu, mientras ella se centraba en protestar al trío qeu nos seguía, utilicé mis dotes de sigilo para robar varias chocolatinas de la calabaza de un grupito de adolescentes, qeu seguro no las iban a echar de menos. Sostuve una de ellas delante de Sagitas para que la tomase.

    - Ten. Nadie le negará una chocolatina a Sagitas. - La miré, esperando que aceptase, mientras aprovechaba para comprobar que los demás estuvieran bien, que no se hubieran perdido o peor, sufrido algún hechizo no verbal de Sagitas, parándome un momento más de la cuenta en mirar a la vampiro, apartando de golpe la mirada, sonrojado. - No mientras esté aqui contigo - bromeé.

    • jajaja 1
  2. Automáticamente alcé las manos al ver la mirada de reojo de Sagitas. No, ella definitivamente no estaba bien, nada contenta.

    - Si, la....la disculpo. No creo que tuviera mala intención. - dije a Sagitas, pues ella no se creía que yo pudiera perdonarla tan pronto. Pero no me parecía bien torturar a @ Xell Vladimir Potter Black  toda la noche, aunqeu pudiera ser divertido solo por ver como la defendía @ Sean -Ojo Loco- Linmer  de nosotros.

     

    Miré un momento a @ Helike R V PB , pues permanecía bastante callada, antes de meter una mano en el bolsillo y sonreír, antes de sujetar a Sagitas por los hombros.

    - Anda, vamos gruñona. - dije, riendo. - no perdemos nada por entrar ahí dentro. Seguro qeu encuentras a algún americano al que poder torturar. 

     

    Mientras decía esto, eché un vistazo hacia atrás, a Xell, Sean y Helike. Ellos nos habían traido aqui, ahora sería mejor que nos siguiesen, o sería yo quien los amenazaría, ya qeu me sacaban, ahora que no se echasen atrás.

    - Y Sean, si te pasas más de la cuenta con Xell, tendrás que vértelas conmigo. - dije, dándoles la espalda, con una media sonrisa. No iba a amenazarlo mal de la cuenta, como si hizo Sagitas.

     

    Mientras la empujaba hacia la entrada del MACUSA, mi expresión volvió por un momento a ser triste. Echaba de menos a Ithilion, al peuqeño SJ y a mi hija. Allí lo habrían pasado genial, seguro.

    - No la culpes. No ha tenido mala intención. Lo se. - "asi lo siento" pensé, pero no lo dije. - No pensó qeu nos sentara tan mal. Solo se preocupaba por nosotros. - murmuraba al oido de Sagitas, fingiendo qeu la arrastraba.  

     

    Ya bastante teníamos en casa Sagitas y yo, como para que sumaramos tensiones con los demás, con Sean, que parecía pasarlo en grande con el viaje, Xell, que solo pretendía sacarnos de casa y que nos divirtiésemos un poco, y Helike, qeu permanecía callada, cosa que agradecía poruqe sus prontos, cuando chocaba con Sagitas, podían llegar a ser tremendos.

    - Pasemos un rato con ellos y después volvemos a casa. - propuse.

    • Gracias 1
  3. Ficha de reporte:
    Motivo de lanzamiento : Tirada extra 1 por Terminar Mazmorra
    Resultado del dado: 2 + 2 + 2 + 5 + 6 + 3 = 20
    Premio: 20. Poción Cara de Calabaza

     

     

    Ficha de reporte:
    Motivo de lanzamiento : Tirada extra 2 por Terminar Mazmorra
    Resultado del dado: 1 + 1 + 3 + 1 + 6 + 2= 14
    Premio: 14. Sigue intentándolo

     

  4. CASILLA 31: CONQUISTAS LA MAZMORRA DE DESEO-DESESPERO Y DELIRIO

    La situación se había vuelto un completo caos. Para colmo, el último de mis episkeys no había servido de nada, asi que trastabillé, arrastrando la pierna hasta quedarme quieto, mientras Sean me ayudaba, atando a Lazarus con su incarcereus. Tendría que felicitarle más tarde, cuando hubiera acabado también con él. Mientras, Xell se enfrentaba a algo que, para ser sinceros, me interesaba poco. Lazarus se atrevía a acercarse, confiado porque casi no me sostenía en pie.

     

    Aunqeu todo eso dejó de importarme cuando alguien apagó las luces. Poruqe....las habían apagado, verdad?

     

    No. Nadie puede apagar las luces de un espacio abierto. Estaba tan centrado en Dernhorn que alguien me había alcanzado con un desmaius, y tonto de mi, había caido inconsciente.

     

    "Ha sido divertido. Muy divertido"

    "Cállate ya" dije, mirando a la joven con desprecio. Aquel olor me daba asco, pero su aspecto me daba repelús. "Esto ha sido culpa tuya."

    "Oh, míralo, pobrecito. Necesita encontrar culpables a sus actos, claro que sila joven rió, mirándome. Su expresión cambió....por un momento, parecía cuerda. "Te diré donde está la salida"

     

    Abrí los ojos de golpe, jadeando, desorientado. No sabía donde estaba, no sabía que estaba pasando. Intenté moverme, pero tenía las manos atadas y me encontraba en el regazo de Sagitas. La pierna dolía, parecía sana, pero el recuerdo del dolor seguía ahí, como el calor en todo el cuerpo, parecido a la fiebre. Cuando había enfermado?

    - Y Dernhorn? - murmuré, asustado. Sean y Xell se habían acercado a nosotros, y no me pasó desapercibida su mirada... parecía lástima hacia mi. - Donde...que...

     

    No me pasó desapercibida la expresión de Sagitas. A ella no la sentía como a los otros, pero había aprendido a recordar que significaban sus expresiones. Pena. Y un leve recelo. Además, sostenía la varita en la mano, cosa que era más propia de mi que de ella.

    - Que he hecho? - pregunté, asustado. Porque ellos parecían más o menos bien. Y yo apenas recordaba nada, aunqeu tampoco estaba seguro de querer saberlo.

     

    - Por qué me habéis atado? - pregunté, aunque preferí qeu no me respondieran. - Se como se sale de aquí, solo hay qeu cruzar ese campo de margaritas negras. Donde está mi varita? Accio Varita - pronuncié, abriendo la mano derecha a la espera de recibirla.

     

    Pero no pasó nada. Fruncí el ceño y repetí el hechizo, pero seguía sin pasar nada. Sostuve la respiración y miré a Sagitas. Sabía que la única con un poder asi debía ser ella. Tan horrible era lo que había hecho como para que me dejara sin magia? 

     

    Alguien se agachó a nuestro lado. Helike debía de haber ido a buscar mi varita. Con un intento de sonrisa calmada, que me recordó a sus últimas palabras antes de aquel lapsus extraño, soltó mis manos y me devolvió la varita. Con dificultad, gruñendo, me puse de pie. Tenía la sensación de estar agotado física, pero sobre todo, mentalmente. 

     

    Guardé la varita, ahora inservible, en el bolsillo trasero del pantalón y emprendí la marcha, cojeando dolorido aunque sano, guiándolos una última vez por aquel campo de margaritas negras, donde una vez más, la sensación de electricidad estática volvió.

     

    Aparecimos de nuevo en el MACUSA, al otro lado de aquella puerta tan rara. Apoyé la mano en la pared y comencé a cojear. Para aquella gente había sido un momento, para nosotros, parecían días. Ahora mismo, yo solo quería salir de alli y estar solo. Ni siquiera me atrevía a mirar al resto a la cara.

     

    Al menos, los había sacado de allí con vida.

     

     

  5. SEGUIMOS ATRAPADOS EN EL CASILLERO 26: EL DELIRIO ES TAL QUE EMPIEZAS A ATACAR A TUS PROPIOS COMPAÑEROS DE EQUIPO. DEBES LANZAR UN DADO CON TANTAS CARAS COMO COMPAÑEROS TENGAS Y, SEGÚN EL RESULTADO, ES LA CANTIDAD DE ROLES EXTRAS QUE DEBEN REALIZAR. CADA ROL DEBERÁ TENER 3 HECHIZOS/PODERES DIFERENTES

    Mi estrategia de inmovilizar a Dernhorn funcionó a medias. Logré inmovilizar su brazo lo justo para detenerlo y que los cascotes lo atraparan. Pero la suerte estaba de su parte, y mi kiorke pasó a ser una serpiente, enorme y pesada, que cayó al suelo con su ruido sordo, para luego liberarlo con un tornado, mientras la serpiente reptaba, alejándose de la acción y perdiéndose de mi vista, buscando algún otro ser vivo al que poder echarle el diente. Algo definitivamente protegía al anciano.

    - La suerte no seguirá de tu parte mucho más. - grité, levantándome furioso del suelo, al que había caido como si algo me zancadilleara mientras una neblina parecía rodearle. Si hacía falta, lo mataría usando mis propias manos. No me importaba usarlas. Disfrutaría, de hecho.

     

    Avancé unos pasos hacia él cuando Helike salió a mi encuentro. Ni siquiera me fijé en ella, era más alto, y seguía con la vista fija en mi objetivo. Al menos, hasta que dos bofetones me volvieron la cara. Me quedé mirando el suelo unos instantes, notando la cara caliente a causa de los golpes. Levanté la mirada, despacio, y enseguida me di cuenta de quién era....

    - Lazarus. Debí imaginarlo. - mi reacción fue agarrarlo por el cuello de la camisa, sujetarlo con fuerza, alzando la varita dispuesto a...

     

    No escuché el hechizo. No me di cuenta. Solo sentí el chasquido de los huesos, seco, repentino, seguido de un estallido de dolor tan grande que no vi nada a mi alrededor y caí de bruces al suelo, sin poder respirar, soltando a Helike. La rodilla derecha me daba problemas desde hacía años, después de que una demonio me la rompiera para torturarme. Los días de lluvia, los días húmedos, siempre me molestaba, a veces incluso cojeaba dolorido.

     

    "Eso ha debido de doler. Si si si, ha sonado muy doloroso" la niña sudorosa seguía murmurando en algún lugar. Oía su risa, oía como disfrutaba. Seguía oyendo las voces anque no las entendiera. "Seguro que ahora se va a enfadar."

     

    Desde el suelo, reprimí...solté un gruñido ahogado, lleno de rabia. El dolor era horrible, y sabía, sin ser sanador, que tenía la rodilla hecha añicos. Si no hacía algo, Dernhorn volvería a escaparse con los niños. Pero no le iba a dar la satisfacción de verme llorar o quejarme, ni mucho menos. había dejado caer la varita, asi qeu me arrastré para cogerla, levantando la mirada hacia él. Intenté levantarme, pero era incapaz de mover la pierna, mucho menos, pensar en que soportara mi peso.

    Episkey - murmuré, con la voz entrecortada. El dolor era insufrible, pero al menos eso me daría algo de tiempo, antes de que la enfermedad me matase.

     

    Por fin, conseguí ponerme en pie...más o menos. Me erguí lo suficiente sobre la pierna sana para dirigir la varita hacia el frente.

    "Fuego Púrpura"  pensé. La llamarada violeta salió disparada hacia el frente, y con suerte, lo dejaría inconsciente, lo justo para que pudiera llegar hasta él. Si lo mataba, recuperaríamos a los niños. Si lo mataba, la PB volvería a ser lo que era y yo dejaría de sentirme culpable. Sagitas volvería a reir. Todo volvería a ser como antes.

     

    Intenté dar un paso, pero la pierna seguía sin estar curada del todo. El estallido de dolor volvió, casi haciéndome caer.

    - Episkey - murmuré de nuevo, aguantando la sensación de los huesos recomponiéndose mientras, renqueante, intentaba avanzar.

     

    "Eso ha debido de doler." la muchacha se alejaba, murmurando, canturreando "Alguien está buscando que le maten. Qué divertido, qué divertido."

     

     

  6. RETROCESO AL CASILLERO 26: EL DELIRIO ES TAL QUE EMPIEZAS A ATACAR A TUS PROPIOS COMPAÑEROS DE EQUIPO. DEBES LANZAR UN DADO CON TANTAS CARAS COMO COMPAÑEROS TENGAS Y, SEGÚN EL RESULTADO, ES LA CANTIDAD DE ROLES EXTRAS QUE DEBEN REALIZAR. CADA ROL DEBERÁ TENER 3 HECHIZOS/PODERES DIFERENTES

    Sagitas y Xell seguían calladas, demasiado. Aun dudaba y daba vueltas a lo que había visto. Quería apartarlo de mi mente pero no podía. Aquel lugar no nos dejaba en paz, no nos daba descanso. Necesitábamos salir de allí. No lo admitiría, pero no estaba centrado, no estaba bien. Como sería, qeu el poltergeist se acercó a mi oido y llegó a pillarme desprevenido, distraido.

     

    Miré a Sean, inseguro. Él intentaba....intentaba consolarme. Era sincero, era amable, y trataba de ayudar de la mejor forma que podía, dada su condición. Intentó recordarme los malos momentos que habíamos vivido, y aquel no era ni el primero ni sería el último, claro. Intenté de alguna manera sonreír, ofrecer algo de seguridad de la que ahora mismo yo carecía, ignorando el olor asqueroso a sudor rancio, a humedad cerrada. Sean llevaba razón, tenía que mantenerme firme por ellos, por volver a dar con Ithilion y SJ, por...Elentari...

     

    La voces volvieron a susurrar. Las escuchaba, pero el resto no, porque no hicieron mención a ello. Les acompañó aquel olor nauseabundo, y una risa. Busqué con la mirada, y sobresaltado, me encontré apenas a un palmo de Helike, que se había acercado sin hacer ruido (o yo no me había dado cuenta). Su expresión era tranquila, extrañamente tranquila, tanto como la cordura que seguía mostrando Sean, el más loco de nosotros, y el más racional en aquel páramo de locura. La vampiro sonreía, me sonreía, era....sincera. 

     

    Algo tan sencillo como un agradecimiento y un "tenemos que hablar", unido al contacto que sin que ella supiera, había rechazado un momento antes me pusieron nervioso, y noté que me sonrojaba de nuevo. Era....no era capaz de controlarme? Abrí la boca un par de veces, sin saber que decir. Solo alcancé a alejarme unos pasos, intentando orientarme, dejar atrás ese maldito olor que me estaba volviendo loco, dejar de oir las voces.

     

    Cerré los ojos, saturado, hasta que oí una risita. El olor a alcohol se intensificó, hasta tal punto que sentí un tremendo asco en el estómago. Desesperado, busqué la fuente de la risa, seguí la voz. Una muchacha de apenas quince años observaba a lo lejos, murmurando algo ininteligible, hasta que desvió la mirada hacia su izquierda. La seguí, y volví a verme. La misma visión, la misma copa, la misma botella a medio vaciar. Apreté los puños, intentando coger aire. Reí, bebí, y caminé hasta pasar tras una columna de espejos...

     

    Y lo vi. Estaba entre ellos, tras Helike y Sean. Con un gruñido, sin dudar, saqué la varita y apunté al viejo Nigromante, notando la rabia por todo mi cuerpo mientras en un movimiento ágil, entrenado, sacaba la varita del bolsillo trasero del pantalón y la dirigía hacia el anciano

    - Dernhorn! - gruñí. - Kiorke 

     

    Sin darle tiempo a reaccionar, el látigo azul neón brilló, y con un restadillo inmovilicé al anciano, enroscándolo en el brazo hábil para impedirle usar la varita, tirando de él con fuerza. Si le rompía el brazo tampoco me iba a dar pena.

     

    Sin desviar la mirada, alargué la mano izquierda, hacia un grupo de cascotes, restos de un edificio victoriano de colores chillones semiderruido. "Proyección Mágica", pensé. Los restos se alzaron y salieron disparados hacia el anciano, atrapándolo de cintura para abajo, evitando que pudiera moverse y huir

     

    Con una mirada de rabia y desprecio, con una sonrisa amarga, convoqué las Flechas de Fuego con un solo pensamiento, dirigiéndolas sin dudar hacia el pecho de mi enemigo.

     

    Por supuesto, aquel no era Dernhorn. Era Sagitas, qeu había hecho estallar su globo en el peor momento posible. Delirio, que reinaba en aquel lugar caótico, había conseguido jugar con mi cabeza perdida, mientras que mis ojos de pupilas dilatadas creían por fin dar muerte a quién llevaba meses torturándonos.

     

     

     
  7. CASILLERO 29: 500G

    Desvié la mirada hacia Sagitas, qeu parecía gritar malhumorada a @ Xell Vladimir Potter Black  y @ Helike R V PB . O se habían peleado, o alguno de sus comentarios la había sacado de quicio. Aquel extraño lugar nos estaba desquiciando a todos, eso era una realidad. Y no me gustaba. Quería sacarlos de allí para poder regresar a casa a esconderme en algún rincón de la Potter Black.

     

    Xell parecía azorada porque Sagitas hubiera escuchado sus quejas, aunqeu hubiera sido solo una broma, mi madre no estaba para esas cuestiones. Era raro qeu la rubia y ella chocasen tanto. Pero más raro se me hacía que Helike no el contestara a gritos de la misma forma. Al contrario, parecía calmada. Pero al mirar a la vampiro aparté la mirada, frunciendo el ceño. Aunque fuera solo un delirio, lo que había visto un instante antes seguía grabado en mi mente, las palabras, las miradas...Helike. Aparté la mano del pecho y nervioso, caminé, pasando junto a @ Sean -Ojo Loco- Linmer , el más cuerdo de todos nosotros, que alcanzó a dar los ánimos qeu yo no pude. Increible, pero cierto. El poltergeist encontró las palabras qeu yo no pude para que el resto se tranquilizara.

     

    Me dediqué a caminar, entre figuras coloridas que de pronto se oscurecían, pedazos de masas informes o seres amorfos, alternando césped con arena y retales de asfalto, pues ni siquiera el terreno guardaba una lógica. Solo caminaba con la cabeza gacha, levantándola a ratos para mirar alrededor. No respiraba del todo normal, sino que trataba de controlar el ataque de ansiedad qeu había sufrido, en silencio, ahogando el ardor y la presión en el pecho hasta qeu se pasara como tantas otras veces, con el gesto inexpresivo.

    - A mi este sitio me recuerda a una pesadilla que intenta volvernos locos - murmuré, pues la vampiro comentaba que aquel lugar le recordaba al un perverso espejo de Oesed.

     

    Arrugué la nariz, pues de pronto la brisa traía el olor a sudor rancio, a vino picado. De nuevo, tenía ganas de vomitar, aquel olor era...me recordaba cosas nada agradables. Por eso giré, en dirección contraria al viento. El instinto volvía a estar ahí, se sobreponía sobre todo lo demás, y me decía que, si queríamos salir, lo mejor era alejarse de aquel olor asqueroso, al contrario qeu había sucedido con el corazón en la primera sala, donde la salida la habíamos encontrado siguiendo los latidos, siguiendo los deseos que tratábamos de ocultar....porque lo sucedido había sido por aquella sala, verdad?

     

    - Basta! Dejad de pelear. - regañé, girándome para mirar a Helike y Sagitas. - Este lugar nos está volviendo locos. Alejémonos de ese olor y salgamos de aquí. "por favor" pensé.

     

     

     

  8. CASILLERO 23: Deberás lanzar un dado de 5 caras ( 1=Ira, 2=calma, 3=miedo, 4=preocupación. 5=cordura.) Tu rol dependerá del estado en el que Delirio a decidió afectarte. Este rol deberá contener la palabra que marca el dado 25 veces. Roles con sentido y la palabra deberá estar distribuida por todo el rol, lo que significa que no pueden por ser por ejemplo: Miedo, miedo, miedo, miedo, tengo mucho miedo.

     

    - A mi también me llaman - murmuré por lo bajo, como respuesta a la leve protesta de @ Helike R V PB  antes de alejarme de ella y retomar la marcha. Pasé junto a @ Xell Vladimir Potter Black  y @ Sean -Ojo Loco- Linmer , sintiendo que compartían una mezcla de estrés, diversión y miedo. Tanto era asi, que el poltergeist ni si quiera se había atrevido a soltar una nueva broma para aligerar la tensión qeu existía entre nosotros.

     

    Me quedé mirando a Sagitas, que mantenía la mirada perdida. Llevaba demasiado tiempo callada, y eso me daba miedo. Ella era la más locuaz del grupo, y el hecho de que perdiera el habla de esa manera no presagiaba nada bueno. Intenté decirle algo, pero no pude, no sabía que decirle para intentar que se relajara. Asi que me limité a seguir adelante.

     

    Por suerte para nosotros, el intento de la vampiro por destrozar uno de aquellos espejos que nos rodeaban y parecían mostrar los motivos de nuestras ansiedades, anhelos o nuestro miedo más profundo había esclarecido el camino ante nosotros, puesto que en seguida creí divisar un nuevo portal, el tercero, aunque su forma no era precisamente la...normal. De la nada surgió una especie de tronco hueco, del cual volvía a emanar aquella electricidad estática que resultaba casi familiar, después de cruzar los dos portales anteriores. Tal vez, al fin, fuera nuestra salida. Esta vez no dije nada, solo esperé que me alcanzaran antes de cruzar.

     

    Jadeando, abrí los ojos. Nos encontrábamos en...en...no estaba seguro. Era un lugar extraño, a ratos una pradera, a ratos una calle del Londres antiguo. Formas y colores, pájaros extraños como los del dibujo de un niño pequeño volaban por el lugar, de pronto cambiaban a ser figuras de palo sin forma concreta.

     

    No intenté analizarlo, solo avancé, harto. Me asaltó una idea, un recuerdo, la expresión de Helike tras apartarla del espejo roto. El miedo era evidente en sus ojos, no por el lugar, no por haberse hecho daño. Parecía tener miedo de lo que había visto, y por su expresión, aquel miedo iba dirigido a mi. Lo que hubiera visto, parecía haberse centrado en mi, o tal vez en Elentari, y eso la había asustado. Pero torpe como era en aquellas situaciones, no había pensado en consolarla, sino en contener mi mal humor.

     

    Porque era mal humor, verdad? Eran cansancio, malestar. Era...

    "Admítelo"

    Negué ligeramente con la cabeza, caminando, sin fijarme en los demás. Ya suponía que me seguirían, con la esperanza de que los guiara hacia la salida en algún momento de la noche. Sus sentimientos me embotaban los sentidos, una sensación qeu nunca me había agradado demasiado. Me hacía sentir torpe, no me dejaba pensar. Y sin embargo, no me cerraba a ellos.

     

    "No quieres sentir." la voz se burlaba de mi. Estaba en mi cabeza, pero se burlaba de mi. "Ad-mí-te-lo"

    Apreté los puños, sin darme cuenta de que no podía respirar con normalidad. No había dejado de jadear, y en cualquier momento terminaría por dejar de respirar si seguía asi. Me adelanté por un arco de colores neón y, de pronto, sentí un apagón. Estaba solo, con todo a oscuras.

     

    La voz, la figura del Matt del espejo, estaba ahí. Lo sabía. 

    "Tienes miedo" pronunció, disfrutando cada sílaba.  Negué con la cabeza, de nuevo, con furia, mirandolo a esos ojos vacíos que conocía, que despreciaba. "oh, mírate. Te da miedo la oscuridad? Quieres que llame a tu papá?

    Entre nosotros, pasó corriendo un niño, el pequeño Matt. El niño que tenía miedo a la oscuridad, que gritaba a Jack y que odiaba su vida, perdido en el bosque de un país cualquiera buscando a saber qué criatura. El pequeño que había perdido el miedo a ser devorado por hombres lobo o secuestrado por seres de leyenda, pero que pasaba miedo por culpa de la simple oscuridad de una habitación, aunqeu no lo admitiera para que su padre no le regañase.

     

    "No. Mejor podemos llamar a Sean y Xell." Los dos aparecieron ahí, tras la estela del niño. La rubia parecía decepcionada porque los hubiera dejado allí, perdidos, solos, pasando el evidente miedo ante lo desconocido, sin alguien qeu los guiara a la salida. Ellos se habían fiado de mi, habían puesto su vida en mis manos a pesar de que ni siquiera yo supiera como llevarlos a la salida. Su miedo a morir los llevó a confiar en mi, y sin embargo yo los había dejado tirados en vete a saber donde, y ahora no sentían. Ni ira, ni alegría, ni miedo o dolor. A su lado, Sean no parecía disfrutar o pasar temer por nada. Habíamos perdido a su hijo junto con Ithilion, y sin embargo, el parecía despreocupado. Si yo hubiera perdido a mi hija, habría sucumbido al miedo y la locura mucho antes.

     

    Tenía que razonar, que pensar. Estaba jugando conmigo. Esto no podía ser real. Sean y Xell estaban allí, no conmigo, pero los sentía cerca. Igual que a...

    "Sagitas? La prefieres a ella?" preguntó burlón, mientras me encontraba mirando directamente los ojos de mi madre, llenos de dolor y miedo. No necesitaba buscar los motivos. No la había apoyado en su período como Ministra, y hacía meses que no podíamos recuperar a los niños. Además, estaba....estaba el pensadero. No había tenido más remedio que enseñárselo, y sin necesidad de sentirla, pude ver todo el miedo que sentía en sus ojos, el miedo y el asco por estar cerca mia. Por saber que, si no lo evitábamos, mataría a Ithilion. Había tratado de explicarle mil veces que no quería hacerlo, qeu no era a propósito.

     

    "Porque nunca admitirás que quieres hablar con Helike." Allí estaba la vampiro, detrás de mi. Sobresaltado, me puse de pie, mirándola. "Que quieres volver a pasar una noche con ella, pero tienes miedo de qeu vuelva a marcharse y no lo superes." Aquello era cruel. La vampiro sonreía, feliz. La misma sonrisa qeu tenía antes de salir de la Potter Black, antes de que llegara Elentari,  antes de que pasara dos años sin saber nada de ella, solo con nuestra hija. Avanzó hacia mi, la única que se acercó. Alargó la mano y yo retrocedí un paso, con miedo al contacto con ella. Evitaba bajar la mirada de su rostro porque no me atrevía a enfrentar verla más allá, no quería saber qué intentaría usar conmigo.

     

    Cerré los ojos y me giré, ahora si, a mirarme directamente a los ojos. Con miedo, pero también con rabia. La imagen desaliñada que me miró era la misma imagen que tenía las primeras semanas después de que Helike se fuera de casa. Sagitas no había dicho nada, por pena, seguro, pero yo lo sabía. La mirada que devolvió aquella imagen era de odio, mientras bebía un trago de whisky de un vaso bien cargado. El sabor, seco, rasposo, pasó por mi garganta, dándome nauseas. 

    "Esto te da miedo. Admitir que eres una persona. Admitir que necesitas ayuda. Que tienes problemas. Te da miedo admitir que no estás bien"

     

    Con un gruñido, lo agarré por el cuello de la camisa, mirándolo fijamente a los ojos.

    - Claro qeu me da miedo. Temo no sacarlos de aquí con vida, no llevarlos a casa a salvo. Tengo miedo de no encontrar a los niños, de matarlos. - gruñí cada palabra, notando ardor en los ojos. 

     

    Lo tiré, al suelo, dándole la espalda. Despreciándolo.

    - Tengo miedo de quedarme solo. Pero son mis problemas, son mis sentimientos. Y ellos no tienen por qué saberlo. Nadie necesita saberlo. Los llevaré de vuelta a casa. - afirmé, mientras me alejaba.

     

    Atravesé de nuevo aquel arco, que se deshizo en un instante en miles de abejorros de colores brillantes. Para mi, parecían horas. Para ellos, probablemente había sido solo un instante. Aun me costaba respirar, mientras de forma inconsciente me llevaba la mano al pecho, frotándolo para tratar de contenerme y recuperar la normalidad.

    - Es por aquí. - afirmé.

     

     

     
  9. CASILLERO 20: 5000G

    @ Xell Vladimir Potter Black  estaba callada, mucho. Tenía la sensación de que prefería estar con @ Sean -Ojo Loco- Linmer  (su arlequinesco guardián improvisado) o con @ Helike R V PB  antes que con Sagitas o conmigo. Normal, teniendo en cuenta qeu los dos le habíamos casi gritado, echado un poco la culpa por mentirnos. Ninguno de los dos estaba siendo agradable, pero por mi mente solo pasaba la idea de sacarlos de allí a salvo.

     

    O tal vez fuera ese maldito lugar, qeu nos ponía los sentimientos a flor de piel. 

     

    En cualquier caso, el único ruido que nos llegaba desde la posición de la rubia eran las exclamaciones divertidas de Sean, y los chillidos de los animalillos antes de salir disparados. Suponía que ninguno intentaría curiosear los espejos, no quería quedarme cerca de ellos. Me parecía que nos vigilaban.

    - Sean, por tu bien, procura no acercarte a esos cristales - le advertí, recordando mi propia figura de mirada perdida.  - no creo que sea agradable acercarse a ellos.

     

    Pero el poltergeist me hizo poco caso. De reojo, vi que comenzaba a acercarse cada vez más a las superficies reflectantes, atraido como una mosca hacia la miel. Al menos, hasta que algo pareció repelerlo, y eligió volver a sus tareas de espanta-ratas. Hice una mueca de "te lo advertí" antes de continuar con la vista hacia el frente, hacia la niebla.

     

    Sin embargo, las chicas permanecían calladas. Sagitas, porque seguramente procuraba concentrarse en evitar las ratas, aunque Helike sentía cierta curiosidad por mi advertencia.  A mi esos espejos no me hacían ninguna gracia. Algo los volvía extrañamente inquietantes para mi. Tal vez poruqe era reservado, según Sagitas demasiado. No exteriorizaba nada, o casi nada, fuera dolor por una herida, mal humor por un trabajo mal hecho o... o como había llevado todo lo relativo a mis relaciones los últimos dos años. Y me daba la sensación de que, si miraba aquellos espejos lo suficiente, vería cosas qeu yo mismo no quería ver, o peor: que vieran los demás.

     

    Asi qeu prefería moverme con precisión quirúrgica para evitar sus reflejos, porque había llegado a comprender que aquello estaría allí, listo para devolverme la mirada.

     

    Cerré un momento los ojos, tratando de silenciar los murmullos de los espejos cercanos, cuando de pronto, un estallido se convirtió en el grito de dolor de una joven que no había oido en mi vida, pero que mi mente asoció con Elentari. Sorprendido, frené en seco y giré, llevando la mano derecha al bolsillo trasero del pantalón.

     

    Me quedé congelado mientras miraba a Helike, temblando, apuntado a lo que ahora eran los restos de uno de aquellos espejos. Sentí una furia inmensa crecer repentinamente en mi pecho, tanto, que en un par de zancadas acorté la distancia entre nosotros, sujetándola por los hombros para que dejara de mirar el espejo.

    - Qué parte de avanza y no mires los espejos no entiendes. -  gruñí. Aun en mi enfado, me alivió ver que no estaba herida.

     

    Pero el sonido de cristales resquebrajándose volvió, de forma extraña. Despacio, volví la vista hacia el espejo roto. Como si nada, este había comenzado a regenerarse desde el centro y en un instante, lucía intacto. Tan intacto que pude contemplarme en la habitación en penumbra, despeinado, con barba de varios días. El llanto de una niña, de Elentari, sonaba por algún lugar lejano, asi que, mientras volvía la mirada perdida hacia mi mismo, levantaba el vaso de líquido amb...

     

    De golpe, aparté la mirada.

    - Movámonos. Y dejad de jugar con esos espejos. - pedí, antes de volver al inicio de la comitiva.

     

     

  10. Alcé la ceja, aun de brazos cruzados, esperando una respuesta de @ Xell Vladimir Potter Black  o @ Helike R V PB . La rubia parecía risueña, ensimismada con las bromas de @ Sean -Ojo Loco- Linmer . No tenía del todo claro si el antiguo mafioso, ahora poltergeist, estaba ligado  a la Ojo Loco o si, de alguna manera, permanecía unido a Sagitas (aunqeu estaba seguro, no era la misma unión qeu tenía con Jack). Sean sabía como encandilar a las personas, más aun, a las mujeres. 

     

    Pero tal vez las formas, las mias, no habían sido las mejores. La pobre en seguida se asustó por mi forma tan brusca de dirigirme a ella. Estaba enfadado, molesto. Ella enseguida trató de disculparse, de justificar que verdaderamente había oido rumores y por eso nos había traido hasta el MACUSA. No era la mejor mentira del mundo, y no fue hasta que casi sentí qeu se echaría a llorar, que me relajé un poco. Más o menos.

     

    - No te disculpes Xell. - dije, cansado, llevándome las manos a los ojos, frotándolos. - Es cierto qeu Derhorn estuvo implicado en la explosión de Francia. Y que trató de meter mano en el incidente de Stonehenge. - la miré un momento, apenado. Ahora entendía que había intentado hacer un bien por nosotros, simplemente no había llegado a entender la...gravedad....de la situación. El efecto que esas simples palabras iban a provocar en nosotros.

     

    Xell solo pretendía animarnos. Ese era mi pensamiento, cuando un muslito de pollo salió de la nada y comenzó a agitarse a pocos centímetros de mi cara. Eso me llevó a retroceder con el ceño fruncido.

    - Sean! - exclamé. Mi antiguo cuñado había decidido alzarse como protector del arbolito rubio. Al final, sonreí. - no le haré nada. Y no quiero tu pollo.

     

    Me giré hacia el edificio del MACUSA, aun con las voces de los visitantes resonando en el lugar.

    - Esté ese maldito ahí dentro o no, ya que estamos aquí, deberíamos entrar. - dije. Tampoco quería martirizar a Xell. 

    • Me gusta 1
  11. CASILLERO 15: POCIÓN EROSIVA (-10PV EN CADA TURNO PARA AMBOS)

    Ignoré la conversación entre @ Sean -Ojo Loco- Linmer  al hombro de @ Xell Vladimir Potter Black y @ Helike R V PB  sobre no-se-qué de bragas. En otro momento me habría reido y automáticamente protestado por el hecho de que Sean tuviera la ropa interior de la vampiro en un lugar "de honor", además de que fue él quien había regalado a Helike cierto atuendo del cual no había quedado gran cosa después de...

     

    No, mejor no seguir aquella linea de pensamientos, o volvería a desviarme de lo importante: la salida. 

     

    De pronto sentí un golpetazo en mi espalda acompañado de un gruñido. Sobresaltado, giré para ver a Sagitas quejarse, llevándose las manos a la nariz.

    - Acaso tu no me ves? Creo que soy lo bastante grande para que me veáis todos sin necesidad de andar anunciando mis movimientos - contesté molesto. Ya bastante tenía con guiarlos y, además, aguantar en silencio a que sagitas protestara, burlándose de mis intentos de dar ánimo al resto.

     

    Me crucé de brazos, gruñendo antes de girarme para darle la espalda. En el fondo la entendía. Los entendía a todos. Xell nos había mentido con la buena intención de que, por una noche, Sagitas y yo no pareciésemos un funeral. Helike había intentado ayudarla, y Sean se apuntaba a cualquier cosa que implicase la posibilidad de hacer trastadas. No tenían mala intención, y Sagitas y yo no teníamos mayor pretensión que permanecer en la PB, a salvo en nuestro refugio mientras nos lamíamos las heridas y dejábamos el tiempo pasar.

     

    Sagitas optó por sentarse en el suelo árido, como un niño qeu monta una pataleta. De no ser por las ratas que chillaban y correteaban a nuestro alrededor (alguna ya me había rozado el tobillo, estaba seguro) seguro que me habría obligado a cargarla en brazos. Pero los roedores provocaron, precisamente, que se levantara.

     

    Ahora fui yo quien puso una mueca.

    - Claro, salida, salida. - murmuré, gruñendo. - seguidme.

     

    Una vez más, me decidí a encabezar la marcha. Trataba de caminar mirando hacia el frente, a la niebla inescrutable, aunqeu se me hacía bastante difícil. A nuestro alrededor no tardé en notar que centenares de espejos levitaban, creando un molesto reflejo de la tenue luz solar y, al mismo tiempo, poniéndose en nuestro camino, como si pretendieran forzarnos si o si a mirarlos. Yo lo evitaba, no quería.

     

    Lo bueno es que el nuevo paisaje ofrecía una diversión para Sean, que había adoptado la armadura de "valiente poltergeist" para defender a Xell. La rubia caminaba con el paso despejado de ratas, que volaban aquí y allá precediéndola. Supongo que Sagitas y Helike se movían por detrás de mi. Yo avanzaba despreocupado de los animalillos, pues era lo bastante grande como para que mis pisadas las espantaran, pues corrían riesgo de que las aplastara sin más ascos que un simple gruñido.

     

    Al tratar de observar al grupo en nuestro avance, desvié la mirada. La crucé por un momento en un espejo, y mi reflejo, una vez más, estaba ahí. Automáticamente aparté la mirada de la figura que sujetaba un vaso de líquido ámbar y mirada perdida. Suspiré, ignorando la imagen. Ignorando las voces que habían comenzado a susurrar desde los espejos. 

     

    No quería mirar.

     

     

     

     

     

  12. CASILLERO 12: POCIÓN DE ATAQUE (+20 ATAQUE)

    Aquellos pasillos comenzaban a parecerme iguales. Venas, mugre, paredes viscosas, latidos. Me dejaba guiar por el instinto, que casi nunca me había fallado, y el resto de la familia me seguía. Sagitas ya había perdido el control un par de veces allá dentro, con Dernhorn (yo ya empezaba a sospechar que @ Xell Vladimir Potter Black  nos había mentido, aunqeu fuera un inocente intento por sacarnos a los dos de casa) y con @ Helike R V PB , aunque con la vampiro había sido antes de entrar en aquel pasillo extraño. A @ Sean -Ojo Loco- Linmer   no lo contaba, esos dos siempre se llevaban a matar y siempre se buscaban mutuamente las cosquillas.


    Fuimos dejando atrás distintos corredores, en algunos sentía los latidos, en otros no. Mi cabeza me decía que debía seguirlos, y casi sin darme cuenta, comencé a entender que el ritmo de los latidos se parecía peligrosamente al de mi  propio corazón. Era solo cosa mia? Lo sentían los demás también? Tal vez solo alucinaba.

     

    Sean había permanecido extrañamente callado en aquel tramo del laberinto, tal vez porque el mismo entendía la situación, y se sentía tan incómodo como lo estábamos los demás. Se limitaba a permanecer cerca de Xell, como hace un loro con el capitán pirata para evitar que el resto de la tripulación lo devore. O en nuestro caso, qeu Sagitas lo abandonara aquí. Al menos, la prima conseguía que se comportara.

     

    Un nuevo giro, esta vez doble, me hizo notar un nuevo cambio. Las paredes venosas ya no contaban con el tono rojizo, casi vino tinto, que veíamos al principio, sino que habían adoptado, poco a poco, un tono más claro, más frío, pasando al azul violáceo. "Las arterias son de un color rojo intenso porque transportan sangre fresca, viva, llena de oxígeno." la voz de Jack comenzó a resonar en mi cabeza, una de tantas lecciones de cuando era niño "Las venas, tienen un tono azulado, más frío, pues ya han perdido ese oxígeno. Si las ves de color violeta, es que se encuentran muy cerca del exterior, de la piel. Encuentra ese punto y tu presa será más fácil de derribar." 

     

    Apreté la mandíbula, atento a lo que nos rodeaba. Las venas de las paredes habían adquirido ese tono azul violáceo, y si te acercabas lo suficiente, casi parecían en relieve bajo aquellas paredes, como si pudieras pasar el dedo por ellas y presionarlas. Eso tenía que ser una buena señal.

    - La salida tiene que estar cerca - murmuré.

     

    "Soy inocente. Si alguien le ha robado el corazón pregúntenle a la vampira" La alegre exclamación de Sean en mi momento de despiste volvió a mi cabeza, y de nuevo, noté que el calor me subía por la cara. Había evitado mirar a ninguno de ellos a la cara, supongo que por intentar ocultar los nervios que me atacaban de nuevo. 

     

    Apenas me fijaba por donde caminaba, solo seguía el instinto, y mis pies giraban antes incluso de que mi cerebro procesara que allí había un pasillo. Sabía por donde ir, y aprovechando un nuevo giro, volví a cruzarme con la mirada de la vampiro. Ella había protestado por estar allí, buscando a los niños, como si quisiéramos pasar la noche de Halloween asi, pero supongo que sus peleas con Sagitas eran lo más cercano a que se mostraran algo de cariño, al menos con público presente.

     

    Giré la vista al frente, frenando la marcha en seco. Habíamos alcanzado un nuevo hall, una zona abierta, de forma cuadrada, un espacio un poco más amplio que contaba con un espejo en su centro, y nada más. No había más camino que aquel del que acabábamos de salir. El marco del espejo, de color oscuro, se encontraba coronado por un cartel con un nuevo símbolo grabado, esta vez un círculo unido a una especie de figura triangular qeu surgía de él.

    - Parece que esto es la salida. - dije.

     

    Mire a los demás. Sean y Xell murmuraban entre si, preocupados. Sagitas había dejado de refunfuñar, pero parecía un poco perdida allá dentro, tal vez porque no había notado que aquel sonido era un latido de un corazón. "Del mio?" me pregunté, y de nuevo, desvié la mirada hacia Helike. No era la primera vez en la noche, cierto,  pero sin darme cuenta sonreí, como hacía tiempo, años, que no lo hacía, para tranquilizarla, pues la sentía asustada allá dentro. Durante ese breve tiempo volví a sentirme como hacía tiempo, como cuando estábamos casados. 

     

    Tomé aire, reaccionando. Encaré aquel espejo, sabiendo que me seguirían. Estaban confiando en mi, asi qeu tenía que sacarlos para volver a casa. "Porque definitivamente, ese viejo no está aquí"

     

    Esta vez la sensación no fue de tirón como al cruzar por el umbral, sino la de pasar a través de una cascada de agua helada. Los primeros pasos avancé por inercia, para dejar espacio al grupo. Los ojos tardaron un momento en adaptarse al cambio de iluminación, de la tenue penumbra de los pasillos, al espacio abierto...

     

    De un páramo desolado, cubierto por niebla y polvo que apenas permitía ver, como esos días de niebla lluviosa de Londres, solo que aquí no olía a humedad, ni parecía a punto de llover. De fondo, por todas partes, se escuchaban pequeños grititos, chillidos....

    - Ratas. - murmuré, frunciendo el ceño. Aquel espejo había sido la salida, pero no al MACUSA. 

     

    Me paré en seco. Me encontraba frente a un espejo que esta vez si me devolvía el reflejo. Me miré fijamente a los ojos, con la repentina sensación del "valle inquietante". Algo en ese reflejo no era...no era yo. Aunque me reflejara en él. Algo que me hizo temer seguir mirándolo y me llevó a desviar la vista hacia atrás. Todos miraban los espejos con la misma inquietud que yo sentía.

    - Parece que tenemos que seguir andando. No miréis los espejos. - "no me parece buena idea" pensé.

     

    Una vez más, emprendí la marcha.

    - Busquemos la salida.

     

     

  13. CASILLERO 9: POCIÓN CURATIVA (+10 PV)

    Supongo que no nos queda más que seguir adelante. Qué frase tan elocuente, verdad? Pero en ese momento, no teníamos otra opción. Bajo aquel extraño corazón dibujado en el pasillo del MACUSA, habíamos pasado por una especie de portal extraño, y ahora no podíamos volver atrás, puesto que, tras @ Helike R V PB , la última en pasar, solo había un muro que cerraba aquel extraño hall de entrada. 

    - Sean, será mejor que no tientes a la suerte. - dije, mientras intentaba orientarme en la penumbra de aquel laberinto. - Ni Sagitas ni yo estamos especialmente de humor. Y tú tampoco deberías.

     

    Lo único que escuchamos durante los primeros minutos eran nuestros pasos, una suerte de chapoteo ligeramente pegajoso sobre la piedra desgastada de los suelos, acompasado por el latido de las paredes. Porque seguía jurando que las paredes venosas latían, como si nos encontrásemos en el interior de un corazón. Por su parte, @ Sean -Ojo Loco- Linmer  seguía levitando alrededor de @ Xell Vladimir Potter Black , como si temiera que al alejarse de su pelo rubio Sagitas lo intentara abandonar, encadenado a cualquier columna del ministerio americano.

     

    No me atrevía a mirar a Sagitas. Por su expresión, temía que no solo estuviera enfadada porque me hubiera metido allí y los hubiese arrastrado al laberinto, sino que además estaba casi seguro de que se había dado cuenta de que me había quedado...embobado...mirando a Helike. Y de que me había sonrojado. No quería que me lo echara en cara, y menos delante de ella. 

     

    En lugar de eso, sentí a Xell inquieta. Por el laberinto? Bueno, todos estábamos intranquilos dentro de aquellos con paredes de aspecto pegajoso. Casi sin pensar, guiado por el instinto, giré hacia mi izquierda, sabiendo que el resto me seguía. Lo importante era dar con los niños. Sabíamos del "futuro" terrible que acechaba a  Ithilion y que acabaría con nosotros. Sagitas y yo habíamos visto mis visiones de Videncia en el pensadero cientos de veces, como mataba a mi hermanito en aquel Londres de ceniza y nieve. Pero, qué pintaba SJ en todo aquello? nunca lo veíamos, ni Sagitas ni yo. de hecho, no lo veíamos, ni a él ni a Elentari. Eso era bueno, o malo?

     

    Me detuve un instante. Habíamos llegado a una pequeña encrucijada. Metí las manos en los bolsillos, pensativo. No escuchaba los latidos.

    - Lo he perdido. He perdido el corazón. - admití, mirando al grupo. 

    Por donde deberíamos avanzar? me crucé de brazos, llevándome una  mano a la barbilla, pensativo. No quería que nos perdiésemos, porque no sabía si eso podría suponer nuestra muerte o, si con suerte, algún empleado del MACUSA nos encontraría cuando la fiesta hubiera terminado. Suponiendo qeu aquello fuera parte de la fiesta.

     

    Y por qué Dernhorn vendría hasta aquí? Me giré hacia Xell, observándola. Nos había mentido para sacarnos de la Potter Black?

    - Derecha. - dije de pronto. Había vuelto el latido, y lo escuchaba desde la derecha. Con un último vistazo a Xell, reanudé la marcha.

     

     

    • Me gusta 1
  14. INICIO

    @ Sean -Ojo Loco- Linmer , disfrazado de arlequín, se adelantó un poco para explorar entre la multitud, mientras esperaba a que @ Xell Vladimir Potter Black  nos dijera donde teníamos que ir. Aquella calma de celebración tranquila no era la típica destrucción a la que nosotros, como accidentosos, estábamos acostumbrados. Tanto era asi, que hasta ahora no me había fijado en el traje de época que había elegido @ Helike R V PB  para la ocasión, aunqeu le había hecho algunas modificaciones. Debía admitir que me quedé mirando un par de segundos más de la cuenta, antes de carraspear y desviar la mirada, agradeciendo la pintura en la cara para ocultar el rubor que me subía por las mejillas.

     

    A nuestro alrededor, los americanos festejaban felices, no muy distinto a lo que se acostumbraba en Inglaterra. Agradecí que la rubita hablara para centrar mi atención en ella. No estaba del todo segura de donde debíamos dirigirnos, más allá de los rumores qeu había oido: que  los problemas estaban relacionados con el incidente de Stonehenge y el departamento de Misterios, donde habían estado investigando. Asentí con la cabeza, pues si Dernhorn había viajado hasta el MACUSA, seguro que habría ido hasta Misterios.

     

    Sean se nos había adelantado más de la cuenta, asi que al resto solo nos quedaba caminar. Era la mejor forma de pasar desapercibidos entre las grandes multitudes: caminar, de forma tranquila, como si te movieras por esos pasillos cada día. Asi que, con un ligero gesto de la cabeza, los invité a seguirme, mientras volvía a ponerme el bombín bajo, cubriéndome el pelo. Las risas y los gritos, invitando al truco o trato a nuestro alrededor, eran como pequeñas agujas que se me clavaban en el pecho, y no dudaba en que Sagitas sentiría algo parecido. Nuestros disfraces eran de lo más dispar, no solo por el arlequín de Sean o el traje de época de Helike, también por el árbol lleno de vida de la prima Xell, o el traje payasa clásico de Sagitas, nada alegre, al contrario que mi traje, de un rosa feliz y vivo, nada que ver con lo que me pasaba por la cabeza.

     

    Era el más alto del grupo, asi que lo más sencillo era que yo abriera paso al grupo, en silencio, con la mirada fija en el ascensor, nuestra meta para alcanzar Misterios. No había dicho nada, no quería peleas ahora, pero con solo cruzar una mirada con Sagitas había visto...cierta rabia hacia mi. No nos encontrábamos en la situación más cómoda, y yo mismo me sentía culpable por dejar que el Nigromante se me escapara. Pero tenía tantas ganas de atraparlo como ella, y no iba a detenerla, cuando a mi tendrían que haberme encadenado en los cimientos de la PB para no venir a buscarlo. Escuchar los reproches que mi madre hacía a Helike sobre las joyas o su atuendo me hicieron agachar ligeramente la cabeza y sonreir, divertido, recordando por un momento los viejos tiempos, hasta que la vi  pasar a mi lado, acelerando el paso.

    - Te extrañaría que hubieran querido meter las narices? -  pregunté - tienen complejo de nuestras leyendas y tradiciones, ya lo sabes.

     

    Sagitas y yo encabezamos el grupo, pasando entre galerías, cada una con un símbolo diferente. Una llave, una especie de cruz, un libro encadenado...

    - Qué es eso? - pregunté, desviándome hacia mi izquierda, mirando uno de aquellos símbolos, una suerte de corazón tras dar los primeros pasos. La atmósfera se sentía extraña, diferente....notaba cierta electricidad estática en el ambiente, a nuestro alrededor. Algo me invitaba a avanzar, un paso, otro...

     

    De pronto, una extraña sensación, similar a la que sentía cuando Jack me atravesaba, pero acompañada de una descarga eléctrica que me ensordeció unos instantes. Cerré los ojos, llevándome las manos a la cabeza hasta que los oidos dejaron de pitarme. Cuando volví a abrirlos, nos encontrábamos en una especie de entrada, similar al Hall de Misterios, pero diferente al mismo tiempo. Las paredes parecían....parecían vivas. Estaban recorridas por lo que parecían venas, azules, rojas, violetas....Una suerte de cartel frente a nosotros, lleno de suciedad, rezaba: "UMBRAL".

     

    Me giré al sentir a los demás.

    - Vosotros también lo escucháis? - pregunté. Creía que eran mis oidos, pero podría jurar que las paredes latían. Tomando aire un momento, apreté los puños. - supongo que no nos queda más que seguir adelante. - comenté, adentrándome por el pasillo frente a nosotros.

     

    • Me encuerva 1
  15. Aun esperaba que @ Xell Vladimir Potter Black  reaccionara y dijese algo más cuando un misterioso viento revolvió su pelo rubio, seguido de la voz burlona de @ Sean -Ojo Loco- Linmer . La rubia era quién mejor le caía, tal vez porque Sagitas había jurado matarlo en multitud de ocasiones por sus idas y venidas con mi hermana Perenela, o porque yo había intentado matarlo al saber que había trabajado de alguna forma con el maldito Dernhorn....Aunque al final, incluso él había salido perdiendo.

     

    Lo primero qeu hizo fue afirmar que él no había hecho nada. Alcé la ceja, no sentía que mintiera, sino que lo percibía tan sorprendido como nosotros, incluida @ Helike R V PB , a la que habíamos puesto al tanto de lo sucedido hacía relativamente poco, para que entendiera por qué era necesario sacar de Ottery a Elentari. La decisión, que a Sagitas le hizo tan poca gracia como a mi, venía no por creer que estaría más a salvo lejos de nosotros que bajo nuestra protección, sino porque no éramos unos ilusos. Tenía enemigos, algunos conocidos y otros de los que la familia no había oido hablar. En realidad, todos habíamos hecho enemigos a lo largo de los años, y sabíamos que, por más que el Ministro hubiera prometido protección, seríamos el blanco de ataques en cualquier momento. 

     

    - Tranquilo Sean, no creo que tengas mucho que ver. Ese vejestorio no necesita utilizar tu imagen, al menos hoy. - contesté.

     

    Sagitas también había dejado la falsa sensación de calma a un lado, en cuanto soltó el periódico que fingía leer y se negó a acudir a ninguna gala, apoyando mis palabras. No teníamos ánimo de fiesta, sino de quedarnos en casa para lamer nuestras propias heridas lejos de las miradas del resto. Xell y sus palabras acerca del MACUSA hicieron que Sagitas y yo nos mirásemos, notando el brillo de esperanza en los ojos de mi madre, que me llevaron a fruncir el ceño, preocupado. No quería volver a ver como caía, presa de la tristeza, si aquello volvía a ser una falsa esperanza.

     

    No tuve qeu preguntarle. Ella cambió su atuendo casero por un disfraz de payasa, que me llevó a dejar escapar un suspiro de resignación. Ya repararíamos la PB mañana, si es que alguien se atrevía a atacarla. Con un gesto de varita, cambié los pantalones y la camiseta por  traje rosa de tres piezas, acompañado por una camisa negra, deportivas y gorro de copa bajo del mismo color. En cuanto a la cara, mi piel se vio cubierta por un tono negro, sobre el cual se dibujó una siniestra calavera de color blanco, una siniestra Catrina que no solo acompañaba mi disfraz, sino qeu me valdría para ocultar mis emociones, aunqeu los ojos azules y pelo rojo destacaban más sobre aquel fondo oscuro.

    - Vamos. - dije. - Deja que nos acompañe. Le digas lo que le digas, vendrá de todos modos. Mejor saber que viene a llevarnos una sorpresa. - terminé, aunque el poltergeist ya se había apañado para escudarse en la prima y acompañarnos.

     

    Nuestras prisas repentinas, aun asi, tuvieron varios inconvenientes. No figurábamos en la lista de trasladores que se utilizarían para viajar a las tierras americanas, asi que nos vimos obligados a utilizar uno que no era del todo...legal.... pero poco nos importaba cuando acabamos apareciendo en nuestro destino. La bandera americana ondeaba alegremente en el Hall del MACUSA al compás de la brisa de la noche americana.

     

    Ladeé la cabeza al escuchar la voz de Xell. Había convertido su vestido en un disfraz de árbol, lleno de hojas en distintos tonos de verde vivo, muy de su estilo. 

    - Como que qué hacemos? Eras tu quien tenía noticias, no? - pregunté.

    En la entrada al edificio, la gente se congregaba, feliz, todo risas y alegría, en contraste con nosotros, que no teníamos ánimo para celebrar.

     

    Me pareció escuchar a un par de críos que se alejaban llorando desde nuestra posición, antes de que Sagitas comenzara a protestar, y verbalizara lo que me temía. Xell había utilizado al Nigromante como excusa para....sacarnos de fiesta?

    - Xell...de verdad han visto a Dernhorn aquí? O nos has traído de fiesta? - pregunté, cruzándome de brazos, mirándola fijamente. - Tú sabías algo?  - se me ocurrió preguntar, volviéndome hacia Helike, tras ver la mirada que se le escapaba a la rubia, en dirección a la vampiro.

    • Me gusta 1
    • Me encuerva 1

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.