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Melrose Moody

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Todo lo publicado por Melrose Moody

  1. Catherine Moody Catherine estaba cansada de Inglaterra. Londres era una ciudad movida... y sofocante. De cierta forma, tenía que admitir que se había acostumbrado al ridículo ritmo de los vampiros del barrio francés: a veces la fanfarria, el glamour, las copas de vino a medianoche. A veces la desidia, el enojo y la complicación de cuestionamientos baldíos. No importaba: todo eso la hacía sentir más viva que sus solitarias luchas en un Londres, una ciudad cada vez más restringida por esos lunáticos edictos. De cierta forma, acudir a ese lugar también era un escape. Había ido sola, pensando en perderse entre la muchedumbre, tomar un vaso de agua o de ponche, observar el mar. Su cuerpo no sentía el frío como otrora, sus miembros no se quejaban con una circulación a medias. Era la nigromancia, que la consumía pero que de alguna forma también le recordaba cuán efímero era todo. Se encontraba sentada, en la arena. Pensaba en las épocas antes de Ottery, antes de que todo eso sucediera, cuando era apenas una talamasquin en formación, que tenía la capacidad de ver espíritus y estudiarlos. Cuando todavía podía percibir las energías de los otros cuerpos y sacar conclusiones. Cuando su magia no era más que un accesorio de sus otras tantas habilidades y no el motor principal de su fuerza. Sujetaba sus rodillas más por el hábito humano que por verdadera necesidad de calor. El amplio vestido de volantes negro hacía que su cuerpo pareciera más frágil y lánguido. Sus manos heladas, de dedos largos y delgados, aferraban parte de sus rodillas como si fuese una niña. Observaba el mar, intentaba no sentirse melancólica o nostálgica. Había un cielo estrellado. El cuello alto de su vestido resaltaba el roce de sus venas. Sus pies desnudos jugaban justo en el límite de la arena seca, muy cerca de la línea en la que se tornaba húmeda, cuando oyó los gritos. Algo espantoso, atroz, que sonaba a pérdida. Su cabeza se giró automáticamente hacia la fuente. El faro de luz, eligió ese momento, para apuntar en torno a esa área de la playa, mientras Catherine observaba desde su callada posición, el espectáculo que se desarrollaba ante ella. La luz amarillenta refulgió y pasó con la misma velocidad, apuntando hacia otro sitio. Eso sí, no sin antes de que ésta se mezclara con la luz de su varita, de tonos dorados: la jaula de barrotes blancos que había invocado se posó sobre las figuras protagonistas del problema. Catherine se quedó un instante de piedra, antes de volver a reaccionar ¿por qué había sacado la varita sin pensar? La guardó cuanto antes, esperando que la gente agolpada no hubiera visto la figura que se movía en la oscuridad y rogando que pensaran que la jaula se trataba de un espectáculo. No se atrevió a moverse otra vez, si no que esperó. @ Syrius McGonagall
  2. Catherine Moody Se preguntaba qué estaba haciendo allí a pesar de conocer la respuesta. Los pasos de Catherine no hacen ruido. Es un hábito, mucho más antiguo que su nigromancia. Se remonta a sus épocas de talamasquin y es un hábito que no hizo más que acrecentarse en con el tiempo que transcurrió en Ottery. Va de negro, no porque esté guardando luto si no porque ya se ha conformado como parte de sus hábitos. De alguna forma, siempre fue una bruja clásica, sombrero puntiagudo y todo; fueron las cosas sui generis que le fueron sucediendo aquellas que encarnaron el hálito de extrañeza que ahora la habita. Sus botas son cuero cálido forrado por dentro, acostumbrado a sus pasos, que de todos modos, no la preparan para mantenerse entera cuando observa la figura de Madeleine. Se repone en cuestión de segundos y se adelanta, intentando disimular el bulto que significa el morral en el que carga el libro y los aditamentos de éste. Sus ojos intentan concentrarse y embeberse de las palabras que el mago Uzza dedica a Madeleine: pues habla acerca del poder que ha venido a aprender. Catherine observa sus manos, a la par que cierra su mente. Sabe que Madeleine también puede hacerlo y no está segura de por qué lo hace ella misma: la desconfianza que se ha posado entre ambas no tiene nada que ver con el hecho de que hayan podido hacer las paces, es simplemente que Catherine se mantiene en guardia. Ya ha hecho suficiente daño. -Buenas tardes, maestro. Si es específica, ella vino a través de un portal, cuidándose de caminar hasta allí desde una distancia prudente para no perturbar al guerrero. Ha acudido desde un horario muy distinto y no quiere imponerse a pesar de sentir el golpe que eso implica en su organismo. Su voz tampoco interrumpe la explicación del guerrero si no que se deja oír como un bajo murmullo luego de que éste concluye. Le parece irónico que Gahíji hable de pérdida de la cordura como consecuencia del abuso de ese poder, cuando a ella le ha costado tanto recuperarla. Hace la venia que considera adecuada para la ocasión y se arremanga un poco la manga de su sencillo vestido de algodón. Sus piernas descubiertas, no parecen sentir ni frío, ni calor, ni el roce del viento o el polvo que podría acumularse en torno a la choza. Su percepción es deficiente. Gajes del oficio.
  3. Melrose asiente ante la decisión de Luna y la vampira que la acompaña, por lo que realiza una señal hacia Darla. Ha podido percibir un olor antinatural en el ambiente, uno que no había reconocido enseguida al inicio pero que ahora puede adivinar entremezclado con el resto de aromas agradables, a salvia, a tierra húmeda y a hojas. Decide abrir la marcha explicándole a Darla lo que ha percibido. A diferencia de los otros grupos (aunque ella no lo sabe) sus pasos la llevan a una zona más cercana al bosque, aunque no adentrada en éste. El tercer árbol se encuentra a una distancia mayor que los otros dos pero es el mismo tipo de sicomoro. Los ojos de Melrose se abren aún más al verlo. Es de un tamaño absurdo, como si las hojas quisieran cubrir todo el espacio sin dejar lugar a la luz. Además, Melrose puede percibir que no es un árbol normal a pesar de no entender del todo por qué. Para ella, sus poderes son todavía un misterio de cierta forma. -Creo que este árbol podría darnos respuestas -señala, indicándole el árbol aunque no es necesario siendo que resulta bastante obvio-. De todos modos, quiero probar algo primero. Hace un tiempo que Mel no utiliza el fortress pero cuando lo hace, puede ver cómo su piel se oscurece con la película de energía que ahora la cubre. Sus cabellos rizados se alzan, cuando la corriente pasa por su espina dorsal, erizándose como si fueran los de un fantasma de las películas, flotando de manera espectral, con la corriente como hilo conductor. Melrose se mueve con una rapidez que supera la del ojo humano, para dar un puñetazo a la base del tronco. La energía se trasloca de su mano hacia el tronco, por lo que cada hebra de éste parece iluminarse de la luz que el dios del trueno les otorga. Melrose puede ver cómo se dibuja cada línea del tronco como si fuese la tela de un tejido lujoso. Entonces, la luz del golpe destructivo muere pero el árbol queda inerme. Una cabeza asoma entonces detrás del árbol. Es un muchacho pero no parece que pueda hablar. Melrose retrocede con un par de saltos hacia atrás pero el muchacho solo se descubre, revelando su figura fuera del árbol ¿quién es? Melrose no lo sabe porque llegó tarde pero Darla debería saberlo. Melrose la mira de soslayo para confirmar si es que está tan perdida como ella o si acaso tiene una pista. Su mano, todavía crispada y con el puño cerrado, delata la energía que todavía la recorre. Los haces de electricidad no la dañan ni lo harían si ella así no lo comanda pero no da el alto a su poder todavía. @ Darla Potter Black
  4. Melrose se había distraído tanto con el tema de desenvolver regalos, que cuando Richard y Catherine partieron, pareció ser la única en no darse cuenta de que algo había ido mal. Había carne asada, frita y en espetón, salchichas, sánguches de pollo ¿esos eran bollos de crema? Sí, Melrose se demoró un buen rato en la mesa de la comida y Freya parecía verla con mala cara cada vez que tenía que volver a llenar una bandeja o una cacerola que traía humeando de la cocina, una y otra vez de manera interminable. Una vez estuvo llena (lo que tomó un buen rato) Melrose se limpió las manos y los labios con una servilleta y se dio cuenta de que no era la única que parecía haber perdido el sentido de la fiesta. Bel parecía estar reuniendo a las personas para algo (y lucía llamativo) pero la atención de Melrose le pertenecía por completo a una muchacha de porte elegante que derramaba parte de su bebida al caminar al parecer por haberse pasado un poquito de copas. Cuando se aproximó a Dayne, Melrose los observó todavía más curiosa mientras decidía zamparse los últimos trozos de carne tierna, ensartados en un palillo, que probaría por un buen rato (así se lo prometió a sí misma). Lo que sucedió a continuación le hizo tanta gracia que decidió ayudar. Hizo aparecer un marcador con su varita y se aproximó a la escena en donde Lillian (creía recordar) le hacía carantoñas a Jank Dayne. -Espera, espera -dijo para llamar la atención de la mujer antes de destapar el marcador a prueba de agua- esto ayudará. Decidió apoyarse un poco al lado de ambos para acercar su rostro. Luego, acercó el marcador para redoblar con esmero el volumen de las cejas de Jank, trazando líneas firmes, para enseguida colocar un solitario punto sobre su nariz y estirar tres líneas a cada lado de sus mejillas a modo de bigotes. -Mucho mejor, sí, sí. Le dio un mordisco a su carne, arrancándola del palillo con los dientes y le pasó el marcador a Lillian. Esa noche estaba prometiendo más de lo esperado. @ Jank Dayne @ Lillian Potter Evans @ Rory Despard @ Ania Evans Weasley
  5. Melrose ingresa al portal y en seguida se da cuenta de que todo eso parecía ser la continuación de otra cosa. Aislada, como estaba casi siempre de los entornos más cercanos de La Orden del Fénix, no cree entender del todo lo que se supone que estén haciendo ¿intentar recuperar sus poderes? ¿Mostrarse dignos? La confusión se siente cada vez más y más patente. Sin embargo, la irritación no llega: Melrose no es una persona de enojo fácil. En lugar de eso, siente algo de culpa por no haber estado al tanto, y también curiosidad. Si el líder dice que lo que tiene que hacerse es enfrentar el problema, entonces ella está más que dispuesta a hacerlo. Suena como una labor funesta y le habría gustado intentar hablar con esas apariciones que mencionaban, tal vez volver a intentar aproximarse al bosque (todo podía solucionarse conversando) pero no parecía ser el curso habitual de ese tipo de situaciones. Además, por algún motivo que no alcanzaba a captar, parecían correr contra el tiempo. La pregunta era ¿con quién iría? No quería admitir que estaba perdida en cuanto a todo ese asunto así que solo esperaba que alguien la acogiese y estuviese mucho más al tanto que ella. Por eso, cuando Luna pregunta quién desea acompañarla, decide hacer lo mismo. -Sucede lo mismo conmigo, puedo acompañar a quien lo desee -dijo. Antes que nadie pudiese aproximarse o contestar, Mel escucha con atención respecto a la perspectiva de Luna como una miembro más antigua del bando. Si, como ella dice, el bosque no suele rechazar visitantes es cierto que deben sospechar de algún tipo de inestabilidad. Melrose se volvió entonces alzando la nariz en busca de algún aroma fuera de lo común, notando que Rory se dirigía junto con la vampiro hacia la parte posterior de la construcción. Todavía sin terminar de decidirse, le dice entonces a Luna: -¿Izquierda, derecha? Explorar la cara delantera del templo parece una pérdida de tiempo ¿tal vez los alrededores haciendo círculos cada vez más grandes? -su voz es dubitativa pero tampoco quiere verse completamente inútil y sin sugerencias a los ojos de una futura compañera.
  6. ID: 110981 Libro de Hechizos: Libro de Hermes Trimegisto Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): Post Link a la Bóveda: 90471 Link a la Ficha: 110981
  7. ID: 110981 Nick: Melrose Moody Link a la Bóveda Trastero: 105643 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 90471 Link a Tópic de la clase o a la prueba: https://www.harrylatino.org/forums/topic/114022-libro-de-las-auras/ Nivel Mágico: 48 Fecha: 2021-08-25 Nombre del producto: Libro de Hermes Trimegisto Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): 35 Precio: 35000 Precio total: 35000
  8. "Catherine, este lugar tiene una magia extraña". Richard había intentado por todos los medios mantenerse a una prudente distancia de Montpellier porque Catherine le había comentado que la bruja tenía formas ingeniosas de averiguar lo que le interesaba pero de todos modos no era como si pudiese distanciarse demasiado. Además, se siente observado, lo que a veces es normal en Londres pero no debería ser en un lugar extranjero tan lejano ¿acaso se ha metido en la boca del lobo al acudir a la isla de los Diallo? Por enésima vez ese día, Dante es importunado para anunciar la llegada de visitantes. Sus dientes rechinan con contrariedad cuando ve la silueta de Richard Moody y el resto de la comitiva ante su carpa ¿y ahora ellos quienes son? ¿Más periodistas o solo idi***s lleno de curiosidad? Da indicaciones para que los dejen entrar en la carpa y se coloca con los brazos cruzados sobre los recién llegados, demandando una explicación. Con los periodistas, lo entendió y hasta con el muchacho que había conocido a Orfeo pero ¿por qué ellos han sido conducidos hacia él si no conoce a ninguno? ¿Otros referidos por Orfeo en un mismo día era eso posible o era algo totalmente distinto? Las personas que hacían de su seguridad parecían conocer al pelirrojo ¿era eso? -Buenas tardes, Dante Diallo -dijo el mago, con tono neutro- ¿ustedes son? Y, si no es mucha molestia, quisiera conocer el motivo por el cual se encuentran aquí. @ Rory Despard Morwena Diallo La mujer escoge cuidadosamente sus palabras al replicar: -Oh, aún mejor que eso, podemos mostrarles. Se incorpora. Si bien, no se ha esforzado todo lo que debería en limar los desaires, sabe que podrá ahora compensarlos con información confidencial, que nadie más conoce. El hecho mismo de que hayan podido ver el rostro de Morwena y hablarle, es un trato de por sí especial pero no puede culparlos por no saberlo. Además, no sería una forma justa de hacer negocios. Solo los guardaespaldas los siguen, cuando Morwena se incorpora y empieza a caminar por pasillos que dan muchos giros, siempre descendiendo. El aire empieza a tornarse más tibio, a medida que bajan al subsuelo, hasta que el sonido de gritos y bulla es más que evidente. La mujer los insta a continuar a pesar de que puede percibir cierto cambio en sus facciones. Luego, abre unas enormes puertas de metal ante ella, quitando una gruesa tranca del mismo material. Adentro, hay una plataforma de pelea, techada y rodeada con una mala metálica. Es un ring. Fuera, hay un grupo nutrido de hombres y mujeres, gritando, bebiendo, riendo. En la parte superior, una enorme televisión da el recuento de las apuestas, las probabilidades para el ganador, las probabilidades para el perdedor. En el interior de la arena de lucha, dos licántropos completamente transformados a pesar de no ser luna llena luchan a morir. Se escuchan las pifias cuando se quedan quietos y las hurras cuando desgarran la carne del otro. El ingreso de Morwena y sus acompañantes apenas ha causado impresión. -Bienvenido a Shadow Maze -dice entonces Morwena con una sonrisa- ¿desea colocar alguna apuesta antes de continuar con el recorrido? @ Hessenordwood Crouch
  9. Lowen E. Dwight Lowen no puede creer lo que está escuchando. Sin duda, debe haber oído mal, porque no puede ser que le ofrezcan un puesto, simplemente así, en el equipo ganador de la liga. Sus manos se crispan al escuchar "bienvenida a los tornados, Lowen". Está segura de que es un sueño destinado a romperse, así que intenta mantener la compostura lo mejor que puede. No, tal vez... tiene que creer que es posible si quiere aprovechar la oportunidad. Se limita a asentir ante la afirmación de Aedis sobre Jeremy y se fija en los demás presentes. Sí, quiere aceptar y está a punto de hacerlo. De hecho, no puede creer que haya tardado tanto en aceptar, debería haber sido la cosa más fácil del mundo desde un inicio, porque es lo que siempre quiso. Es solo que esa incómoda y terca sensación en su estómago no se va. -Por supuesto. Apenas acaba de soltar aquellas palabras, cargadas de alivio, cuando los grilletes se materializan alrededor de sus muñecas. Un sudor frío empieza a caer por su espalda pero no quiere alzar la vista para confirmar las miradas de sus apenas nuevos conocidos. En lugar de eso, sale a la carrera sabiendo lo que se viene a continuación: deja que la lleven de vuelta a Azkaban. off: xDD
  10. Melrose todavía está perdida en la situación actual. No está segura de quién provino el grito pero suelta la fruta muy a su pesar y sigue las instrucciones de Granger a paso firme. Por lo que va entendiendo, a medida que se desarrollan las conversaciones (mientras ella se aproxima al portal) parece tener algo que ver con tres figuras femeninas, que se habían aparecido a los que allí se encontraban poco antes de que Melrose llegara. Si "ellas" están relacionadas con algún clan ¿eso qué significa y por qué eso se traducía en que Melrose no pudiese comer del árbol? Intenta pensar, en lo que sucediera anteriormente pero, si bien las señales del dios (es tan raro llamar así a la entidad de su clan pero tampoco conoce de una mejor definición) han sido claras para con ella, es difícil evitar sentirse abrumada. Siempre siente como si fuese la última en captar ese tipo de cosas, aún cuando se supone que recibió una llamada personal de la deidad ¿o era acaso que se había dado de esa forma porque Melrose era muy lenta y todas las señales sutiles que le fueran enviadas se le habían escapado?
  11. Richard estira la mano para estrechar la de su sobrino, con pensamientos en viejos recuerdos otra vez. Es, de hecho, el momento perfecto, cuando Catherine se acerca pidiendo una copa, a interrumpirlos. Había pasado un buen rato. Melrose había bajado de la espalda de Dayne luego de dedicarle una sonrisa de curiosidad y, cuando éste se había apartado, había atrapado el paquete que éste le lanzara con una velocidad pasmosa. Examinaba y hasta olisqueaba el paquete, sin terminar de decidirse. Mientras tanto, la sonrisa frágil de Catherine hablaba de viejos demonios también. No se suponía que esa reunión fuese para eso. Richard le hizo un gesto a Melrose y ésta le lanzó un vaso autorrellenable ¿que por qué los habían traído? Eso no importaba, al menos, no debía concernirle a Evans. Lo utilizó para hacerse de más hidromiel criada en barrica de roble. Abre la puerta casi por inercia y nota la presencia de su sobrina. Ania. Otra persona que sorprende a Richard desde las brumas del pasado pero esta vez no trae recuerdos de melancolía. Solo recuerdos. Cansado de hacer las veces de portero, Richard decide jalar a Catherine, para internarse más en la estancia y alejarse de la puerta. Los ojos de Catherine están vidriosos cuando se acaba su segundo trago. -¿Qué sucede contigo? Catherine no dice nada. Sus ojos se alzan hacia los de Richard y éste siente un latigazo de dolor. Algo inconcebible, algo que solo Athena o su hermana habían sido capaces de causar, porque sus emociones están casi tan muertas como su mortalidad. -Quizá yo no deba estar aquí -replicó entonces Catherine en voz baja. Richard deseó, con las emociones recordadas y revividas por unos hermosos segundos, deseó con todas sus fuerzas que Catherine estuviera hablando de la fiesta. Sus ojos se concentraron en ella, dejando emanar por un instante peligroso e impulsivo, su aura asesina. Sus ojos se constriñeron como los de un gato, antes de volver a la normalidad. El sonido de la maldita puerta, pero que, al menos, consiguió sacarlo del estupor. Tirando de la muñeca de Catherine, mientras ésta no oponía resistencia alguna, la llevó derecho hacia la salida. Saludó a Leonid al pasar luego de abrirle, le hizo una señal rápida a Melrose, que todavía revisaba el primer paquete, para hacerle saber que debía quedarse o que podía quedarse. Daba lo mismo. Estrujó la muñeca de Catherine con fuerza innecesaria, amenazando con romperla. Ella se limitó a girar sobre sí misma, llevándoselo consigo de vuelta a casa.
  12. —Uhm... sí, es una excelente idea, alteza. En realidad, tiene que decirle muchas cosas. Que quizá el curso de la política internacional pueda cambiar, que la fanfarria podría ser interrumpida por cosas peores que los muggles o la ministra inglesa pero no lo hace. Richard no es el tipo de persona que disfruta de ganar o perder, si bien suele suceder lo primero: es una persona que disfruta extendiendo el juego hasta que la contraparte se cansa. —De hecho, me parece que debería hacer alguna clase de anuncio —afirmó, observando el contenido de su vaso antes de regalarle a Kamra una sonrisa calculada—. Haría que todo sea mucho más formal y solemne. También convertiría el hecho en algo de repercusión internacional y lo volvería diez veces peligroso pero Richard está seguro de que eso es algo que Kamra conoce a la perfección. La pregunta es ¿estará interesada en el reto que acaba de tirar a su cancha? Justo en aquel preciso momento, Hannity se acercó, por lo que la voz de Richard se tornó mucho más cálida. —Ah... señorita Ollivander —su rostro dibuja una sonrisa encantadora, el tipo de sonrisa que solo ven aquellos que abonan largamente a sus arcas—. Por favor, tome asiento ¿desea alguna bebida? Richard, para hacer que la situación sea más cómoda, le hace una señal a Melrose. La bruja, sabiendo de las limitaciones de "el brujo", asiente y agita la varita, de forma que una mesilla redonda de un solo soporte aparece al costado de la barra, rodeada de sillas altas. Richard conduce al grupo hacia allí, en donde, además, parecen gozar de un poco más de privacidad. De hecho, todo mundo parece ocupado en lo suyo, aunque Richard ha podido notar la mirada del duque sobre su cuello. No es como si él hubiese sido muy obvio pero su larga vida ha hecho que detecte la hostilidad con mayor facilidad. Melrose se conduce hacia el nuevo emplazamiento con rapidez, al parecer más relajada. Richard vuelve a preguntarse si es el efecto del licor o si solo está siendo Melrose. —Entonces, puede contactarnos cuando guste, alteza —replica Melrose, imitando el epíteto que Richard usara con ella—. Estaremos allí para apoyarla —Melrose también había saludado a Hannity con un gesto pero esta vez va un poco más allá y dice—. Por cierto ¿nosotras nos habíamos visto antes? Tengo la impresión de que sí. La muchacha vuelve a dar otro trago a su vaso, en aquella ocasión amenazando con acabarse el humeante brebaje. De hecho, antes de que Richard pueda decir algo, ya está conjurando una segunda ración.
  13. "'¿Finalmente?" En lugar de preguntar lo que está pensando, Mel decide girar noventa grados para ser capaz de observar lo mismo que Kamra. Toma pequeños sorbos de su bebida que por momentos todavía levanta volutas de la copa. Maksim le recuerda un poco a una de las sobrinas de Richard, una inmortal de porte aristocrático que siempre iba a todas partes en sus tacones número quince. Sin embargo, había en esa otra inmortal algo desapegado y frío que hacía que el instinto de Melrose no pudiese confiar en ella del todo. A pesar de su clara inmortalidad (antes, Mel había sido sensible al olor aunque ahora ya estaba acostumbrada), parece tener un porte sosegado y atento, un poco como Richard, pero no del todo desalmado; más bien, todavía capaz de generar sentimientos. —Oh por supuesto, jamás convertiría esto en un reclamo —le asegura Richard. Se ha volteado de manera parcial también, imitando a sus dos acompañantes. Mel espera que diga algo más pero las palabras no llegan. Mel no lo sabe pero es porque Richard había observado la llegada de la heredera de los Ollivander. Alza levemente la mano, antes la agitarla de lado a lado un par de veces. @ Hannity Ollivander Evans ¿lo habrá notado? De todos, Mel decide concentrarse en su conversación con Kamra. Luce como una chica agradable, aunque claramente ella tenga modales más provincianos. Todavía puede oír la voz de Richard en sus clases de etiqueta, reclamándole, pero no es de las personas que se aferran a pensamientos que puedan atormentarla. —Yo tampoco pude ir a la celebración —le confiesa. Normalmente Mel es más callada y tímida ¿será acaso el alcohol? La expresión de Richard no podría haber sido más elocuente—. Los anfitriones fueron Catherine y Richard Moody. Tengo entendido que fue una gran convocatoria pero eso no importa —agregó. Sabía de los fines de caridad que había tenido la fiesta pero honestamente, Melrose sabía poco de cómo funcionaban esas cosas ¿se comía caviar para regalar frejoles?—. Dado que usted es gobernante ¿no ha pensando hacer su propia celebración? Sus ojos, límpidos, están desprovistos de malicia. Mientras tanto, Richard da otro sorbo y vuelve la mirada hacia un lado para ocultar su rostro del todo. Observa una vez más como Hannity va a acompañada de dos personas, una de ellas con un cabello de un rojo muy encendido. Piensa en que Melrose, sin proponérselo, puede ser muy útil a veces. Es decir, si una pregunta semejante hubiera cruzado sus labios, habría sido rechazado de plano pero con ella... no hay segundas intenciones y por tanto, no hay lugar a la sospecha. @ Kamra Ashryver D.
  14. Lowen E. Dwight Turno especial de buscador 2. Dado de golpe. TT
  15. Melrose tenía la impresión de que quizá no serviría de nada que acudiese al llamado. Había estado en medio de un atolladero cuando llegó el buey del líder: de manera específica, estaba siendo regañada por Richard por quemar la cocina. Así que cuando se puso en camino ("dudo que el santurrón ese te diga algo" había afirmado Richard antes de cerrarle la puerta en las narices) sabía con antelación que tenía que apurarse. Así lo hizo. De hecho, se adentró con duda al bosque, porque no estaba segura de haberle atinado al emplazamiento a pesar del aviso claro. Eran los nervios por haber acudido tarde. Se había perdido de todo: el saludo, el preludio, incluso el momento de la manifestación de las diosas. Así que no comprendía: las caras estupefactas, los rostros preocupados. No quería averiguar nada todavía porque temía que le preguntasen por qué se había tardado, así que solo atinó a tomar un racimo de las frutas rosas, que todo ese análisis mental ya le estaba dando hambre. Cuál no sería su sorpresa, cuando escuchó un grito cuando estaba a punto de meterse la fruta a los labios.
  16. -Richard, ese de allí es el chico con olor a viento. Richard corrobora que sí se trata de Jank, antes de alzar la mano en señal de saludo, parco y firme. Mel agita la suya un par de veces con una sonrisa antes de volver a su bebida. No parece verse afectada por el alcohol pero solo por si acaso, Richard mantiene una estrecha vigilia sobre la muchacha. Mientras tanto, da otro sorbo a su hidromiel. No es la bebida más elegante, ni de lejos, pero la hidromiel criada en barrica de roble le trae viejos recuerdos. Tal vez, demasiado antiguos. No había divagado sobre su "mortalidad" hacía mucho tiempo y eso no es una buena señal. Al menos, nunca lo ha sido y tiene experiencias pasadas para comprobarlo. Por eso, cuando escucha una voz desconocida, se gira y hace caso de ella, buscando escapar con cualquier distracción, de pensamientos funestos e innecesarios. Su rostro se ilumina con una expresión provocativa al ver quién se ha dirigido a ellos. La misma expresión de deleite que lleva cuando está insultando a Bel Evans McGonagall o está ordenando a diestra y siniestra en su hogar. -Ah, señora regente -alza la copa para indicarle que beberá a su salud, antes de bajarla y asentir con la cabeza para hacer todo el saludo mucho más ceremonioso-. Es una lástima, sí. Como bien sabe, nuestra propiedad principal y residencia real se encuentra en Luss, tierras que en teoría usted administra. Aún cuando la celebración se dio en los terrenos en Ottery, su ausencia fue bastante notoria... Mel elige ese preciso momento para asomar detrás del brazo de Richard, inclinando la cabeza con curiosidad. Sus ojos, enormes y curiosos, exploran a la nueva persona que Richard conoce. No es que no conozca a muchas pero rara vez les habla de esa forma, así que para ella es una novedad. Normalmente, las observa a distancia, las critica, las desmenuza y enumera las formas en que podrían beneficiarse de su contacto. Si no existe beneficio alguno, ni siquiera se molesta en darles una mirada. Mel entiende que le interesa su vínculo con ella, debido a que es la regente ¿Debe suponer que de Escocia, por la forma en que lo ha expresado? Mel solo ve a una muchacha, que luce algo sola ¿o es solo una percepción errónea? Desciende de su banca en la barra y decide sentarse del otro lado de ella. Extiende la mano y se presenta como Melrose Moody. Richard ha fruncido el ceño hacia ella con gesto interrogativo cuando Ashryver no lo estaba viendo pero Mel no tiene motivos ocultos. Solo quiere conocerla. -Yo soy Melrose Moody y éste es Richard -señala- ¿Cuál es tu nombre? @ Kamra Ashryver D.
  17. Richard lleva un Armani y "zapatos italianos", como los llama Melrose. Está allí, no porque crea que a Melrose le importe, si no porque se lo debe a Ada. Es gracias a sus donaciones y a una serie de situaciones acaecidas posteriormente que su fiesta de recaudación no fue un completo desastre. Melrose va a su lado, peinada casi que por primera vez en su vida. Lleva el cabello liso y en un moño, en lugar de su habitual corona de rizos desordenados. Es la primera vez que ha logrado que se ponga seda, un traje de un azul profundo, con zapatos a juego. Nada vulgar, tan solo algo clásico y sólido. A Melrose le aburre, si bien no lo aborrece. Ambos alcanzan el recibidor, al que los invitados han ido llegando desde mucho antes que ellos. Richard espera ver a la anfitriona pero no es capaz de ubicarla al instante, antes de que Melrose tire de él, de forma que Richard decide seguirla, para no ser arrastrado sin ceremonias. La barra es hermosa y no hay mucha gente. Richard duda ¿Debe intentar pasar desapercibido o presentarse ante Ada primero? Melrose, mientras tanto, ha pedido una llamativa copa con frutos rojos acompañada de una aromática poción que ha sido mezclada con gin para dar la apariencia de la niebla. Richard suspira y toma una copa de hidromiel criada en barrica de roble para sí.
  18. Elvis, muchas gracias por análisis, te quedó beio. En general estoy de acuerdo con todo lo que has puesto. También me alegra verlo organizado porque si bien en ese momento notamos varios de los errores señalados, con estos análisis es más fácil aprenderlos y recordarlos (y por ahí fácil se nos escapó un par). Mi única observación sería en mi segundo post. Según yo si contaría mi curación porque está resaltado y no consume acción? Pero si hice algo mal avísame :c Gracias por los puntos, me cuesta todavía llevarlo a nivel númerico. Ojalá se pueda seguir armando más redadas/asaltos, distraer un rato /o/
  19. Stella Diallo: Turno 10. Penal 2. Dado de disparo (FF) https://ibb.co/7QpPgz3
  20. Lowen E. Dwight Turno 8. Dado de Golpe - (TT) https://ibb.co/mC9PSxn
  21. Melrose observa como se invoca el haz de la noche y alza la cabeza. La lluvia limpia el esfuerzo de su frente. La muchacha antes no podía realizar un patronus corpóreo pero cuando alza su varita hacia el cielo. Los topos que surgen de ella empiezan a correr a sus anchas por la extensión de la propiedad, que antes no conociera más que de luz. La mirada de Melrose se concentra en las sombras de ese jardín por un instante, antes de que su varita invoque una vez más, una señal en ese lugar, sin saber que era significativa de alguna forma: Sabe que permanecerán en los jardines. La mansión Gryffindor ha quedado sitiada. El cadáver del muchacho enmascarado, que Mel no tiene idea que se trata de aquel chico amenazante de la reunión pacifista, se ve menos agresivo en la tranquilidad de la muerte. Melrose agita su varita y un cúmulo de flores blancas rodea al muchacho. Melrose no sabe por qué lo hace pero no siente ánimos de dejarlo así, solo y vacío en medio de esa lluvia. Había luchado hasta el último momento, en defensa de aquel hombre, que había desaparecido tras un haz de la noche.
  22. -Expelliarmus El hechizo, en aquella oportunidad, potenciado por la vara de cristal, sí alcanza a impactar en Mael. Su varita sale despedida cuatro metros a su izquierda, dónde reposa en un charco de agua. -Cinaede Su objetivo en aquella oportunidad era Aaron. El líder de la marca vería sus vías respiratorias ser invadidas por el gas venenoso. Si bien era un hechizo que ya había Sido usado en batalla, no había sido por Melrose. Su mano tiembla un poco pero el efecto es inmediato. Aaron debe realizar un anapneo pronto para curarse o moriría.
  23. PV: 70 / 70+30= 100 PP: 7 Melrose se encuentra en un estado de completa alarma pero eso no quita que la bruja pueda pasar por alto como el reguero de sangre empieza a manchar su pechera. -No te atrevas. Sin embargo, quiere priorizar otra cosa. Apenas el hombre ha realizado un anapneo cuando Melrose ya está apuntando hacia él. -Vara de cristal sectusempra. Su varita crece en extensión, y entonces nota que los cortes de su pecho se vuelven más profundos, porque la herida ha sido profundizada con los efectos instantáneos del sectusempra. Él apenas acaba de librarse del veneno del Cinaede con un anapneo y ya tiene algo más con lo que lidiar. Se cura de eso también (al parecer) pero no de las heridas que Melrose ha causado con su magia. -Expelliarmus El objetivo, Mael, recibe entonces el impacto de su magia en aquella ocasión, de forma instantánea gracias a la magia de la vara de cristal. ¿Estaba echándolos porque era su hogar o porque realmente creía en esa magia supremacista? Atacar, a Mel le resulta contradictorio.
  24. PV: 100 p PP: 9 p Melrose no se quedó quieta, porque sabía que tenía que proteger a las personas que la acompañaban. -Anapneo- pensó entonces. Había notado el ataque con Cinaede, así que detuvo los efectos del veneno de los pétalos del pensamiento. Así él recobraría la respiración. Tambien, había notado el ingreso de alguien más a los terrenos, a pesar de la distancia que los separaba hasta la entrada misma por dónde habían llegado hasta adentro. No se había molestado precisamente en ser discreto y sus sentidos estaban a tope. -Inmolo Opuggnare. Volvió a decir y Aaron Black sufrió entonces un corte en su pecho, al igual que Mel.
  25. PV: 100 P PP: 9 Melrose avanza detrás de Ellie apenas estalla la verja. Sus ojos tienen la característica particular de haberse extendido, una pupila que parece ocupar casi todo su ojo. Cuando alcanza a notar que esa es una misión real, que en ese preciso instante algún hechizo podría alcanzar a alguno de los suyos sus pupilas se dilatan todavía más. -Strellatus Es la primera vez que la muchacha utiliza el hechizo. Un flash de luz sale expulsado de su varita, para impactar en Maida y Mael. Había alcanzado a escuchar perfectamente la voz proveniente del techo, pero el mortífago se había desplazado. Al igual que su compañera los había alcanzado desde el suelo. Melrose no sabe que encara al muchacho que la había amenazado hacía unos días. Era difícil distinguir con la lluvia pero su licantropía se lo permite. Sus pies recibiendo el impacto del agua que empieza a encharcarse. Avanza cada vez más cerca del edificio. Trae los amuletos Uzza que necesita, así que no lo piensa dos veces antes de invocar la daga del sacrificio. -Inmolo Opuggnare El impacto de la daga, que corta su pecho, también corta a Mael. Antes de hacer un curación a su propio pecho, sanando la herida causada por el daño compartido.

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