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Axel Rexdemort

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Todo lo publicado por Axel Rexdemort

  1. -Reg.- Por fin Axel termino con aquel silencio al ver al hombre al que estaba buscando. -Hola Axel- Respondió con una sonrisa en los labios, sus dientes chuecos y un poco amarillentos, a causa de los litros de café que consumía aquel hombre.- Vete de aquí.- Sus palabras eran claras, el hombre solo dio media vuelta, cuando Axel pudo notar que el bosque se encontraba absorbido en la oscuridad, había entrado a un portal, ni siquiera sabía que hacia allí, pero eso no le importo, el solo buscaba a su mejor amigo. – Vamos Reg.- Levantando su mano derecha y la ofreció para salir del portal.- Yo puedo, estoy seguro que puedo, confía en mí. – En su acento podía notarse cierto aire melancólico, incluso nervioso, Axel tenía miedo. -Vete hermano, ya vete.- Axel miraba la espalda de aquel hombre. – No me puedo ir sin ti, te necesito, eres todo lo que me queda. – -Tienes muchas cosas, ya no me necesitas.- Respondio el barbudo hombre, cuando Axel pudo notar el ruido en el fondo, el sonido de las ramas de los arboles retumbando. – Ya llegaron por mi.- Suspiro Regner, dando un par de pasos para alejarse. -¿De qué hablas, ven conmigo, estoy seguro que puedo, no puedo explicarlo, pero créeme, sé que puedo, por favor, confía en mi.- Se le fue un poco el aire al Rexdemort, mientras seguía esperando que Regner diera la media vuelta. – Por favor, no quiero perderte. – -¿Ves esos Jobberknols? - El comentario del amigo de Axel le pareció muy extraño.- Es extraño como empezamos persiguiendo jobberknols, y ahora ellos han venido por mí. Son psicopompos, están al acecho de almas como la mía, y que sincronizan al unísono sus pavorosos chirridos, para llamar a los demás, Axel esto termino… Adiós.- Una vez más Axel sintió húmedos sus ojos, pero aguanto y trago saliva.- Matare esos pájaros, pero regresa conmigo. Te necesito. – -Ya no me necesitas. – Más jobberknols de plumaje opaco empezaron a llegar, haciendo extraños sonidos, similares a jadeos. Algo inusual en un ave que se considera muda. Axel busco una roca e intento alejar a la parvada de avecillas que ahora rodeaban a los dos hombres, en espera de algo. Pero no funciono, las aves solo seguían llegando. -Acepta, ven conmigo.- Suplico el joven Rexdemort, te necesito. Llevo sus manos sobre su rostro al darse cuenta que los entes emplumados solo se multiplicaban. – Ellos me llevaran con Wolf, sabes como lo extraño. También me dijeron que Gabrielle estará allí, supongo que estar al lado de esa harpía, me deben de llevar al inferno. – El barbudo termino riendo un poco, colocando su mano sobre su cien izquierda. - Pero tu novio está muerto, y Gabrielle también, sabes que ellos tienen años muertos, no puedes irte.- Axel se desplomo de rodillas sobre el piso, y por primera vez sus ojos no aguantaron la presión, algunas lágrimas se le escaparon al danés. -No llores, no seas una niña, siempre tan ridículo. – Reclamo Regner el cual seguía de espaldas, aun con su mano sobre su sien. – Cállate idi***.- Grito Axel limpiando su sucio rostro con la manga de su chaqueta ensangrentada, la misma sangre del cadáver de Regner. -Le daré tus saludos a Gabrielle, le diré que nunca has dejado de amarla. Y estoy seguro que Wolf estará más guapo, sabes estoy emocionado, será una nueva aventura.- Axel levanto la cara, los pajarillos empezaron a aletear y encaminarse a un sendero oscuro. Regner giro su rostro y volvió a sonreír, aun con la mano derecha sobre su sien izquierda. – Adiós Axel, nos vemos, espero que no sea pronto. – Y con eso, Regner prosiguió su camino, Axel llevo su mano sobre su sien derecha, recordando aquel día que ambos hombre se tatuaron una pequeña cruz, y exploto en llanto y frustración. Su rostro golpeo contra el suelo y la oscuridad volvió a envolverlo todo. Miro sus manos, aún tenía algo de sangre y suciedad, alzo la mirada, le dolía el pecho pero puedo ver al anciano de pie, Báleyr lo miraba desde arriba con sus único ojo. Llevo su mano sobre su sien, sobre su tatuaje que compartía con Regner. Por un segundo había perdido la noción de las cosas, pero pronto recordó su situación, había sido una pesadilla. Axel se levantó del suelo y miro el portal detrás de su espalda. Bajo la mirada enfrente del arcano. No sabía que la prueba del portal sería tan dura y jugaría con sus emociones, pero allí estaba ya. -Maestro.- Su voz era entrecortada y volvió a limpiar su rostro esperando que el tuerto no notara que lloro. Estaba preocupado, Regner estaría bien, tenía tiempo que no lo veía. Ojala que todo acabara pronto, deseaba viajar inmediatamente a Copenhague y darle un abrazo a su amigo, además de un puñetazo.
  2. Axel levanto la ceja escuchando las palabras del profesor de Transformaciones, entonces conjurar o transformar objetos para sustituir ingredientes de una poción era una mala idea, el tatuado solo sonrió mientras continuaba mezclando la fórmula en el caldero de Elvis. Al parecer tendría que ir a buscar babosas, Axel suspiro no quería pasar el día en la orilla del lago levantando piedras para buscar aquellos insectos. Seguía arrodillado enfrente del fuego, cuando sintió algo suave y caliente que le tocaba la mano. - ¿Qué demonios? – Mirando con curiosidad sobre su mano cuando un pequeño roedor se había acercado, el danés solo quito la mano instintivamente aunque después quedo confundido. - ¿Kanin? – Exclamó con una sonrisa torcida y después levanto la mirada para ver a Ishaya el cual estaba también sofocado entre conejos. –Debe de ser normal. – Pensó el mago para reír un poco, y observa al conejo que se encontraba más cerca. -Ojala pudieras ayudarme a encontrar babosas. – Susurro el mago, esperando pasar desapercibido mientras acariciaba las orejas del animal, con su mano derecha donde un anillo de plata por un segundo brillo en su dedo. Axel se levantó del suelo, y miro a los alumnos de transformaciones mientras cruzaban una puerta, para compartir una mirada de complicidad con el director al notar la oferta del profesor Matt. Así mismo su cuchara volvió a transformarse en su varita.
  3. -Reg- Hablo rápidamente abriendo los ojos de golpe y mirando alrededor, la lluvia había terminado, pero el día seguía oscuro es que acaso en esa zona del bosque nunca amanecería. – Reg.- Repitió Axel, dándose cuenta que había caído dormido con su amigo a su lado. Los ojos del hombre seguían cerrados mientras Axel lo movía, - La lluvia ya paro, vamos. – Pero sus palabras eran sonidos huecos, su mejor amigo no despertaba. –Vamos, ya vámonos, tenemos que llegar a Copenhague. – Dándose cuenta que sus manos se encontraban húmedas, causa de la lluvia asumió el danés el cual continuaba insistiendo para que Regner despertara. -Que tienes bro. –Bajando la mirada, para tragar saliva un segundo después cuando un ápice de luz se hizo presente e ilumino el rostro de su amigo. La sangre escurría desde la nariz y la boca, llegando hasta su pecho. Observo sus propias manos, no era agua el líquido, era la sangre su mejor amigo la cual mojaba sus manos. Busco su varita y conjuro una pequeña llama con miedo en sus movimientos, una parte de él tenía terror de iluminar la escena. Regner yacía sentado debajo del pequeño refugio bañado en sangre, la misma sangre que cubría las manos de Axel, su amigo había muerto a su lado. -¿Qué paso? – Esa pregunta se repitió varias veces en la cabeza del hombre, mientras continuaba inexpresivo intentando reanimar el evidente cadáver de la única persona que le importaba. Instintivamente los ojos negros del mago se cristalizaron, respiro con dificultad intentando aguantar las ganas de llorar mientras caía de rodillas en el suelo derrotado, no entendía, no sabía, Axel estaba demasiado confundido y seguía impactado, cerro sus ojos y se quedó en silencio, paralizado estaba demasiado cansado tanto física como mentalmente. Los minutos transcurrían, las horas, la oscuridad del húmedo bosque no avanzaba, pero eso no le importaba Axel, el solo tenía algo en su cabeza. Levanto la mirada maldiciendo ahora ya se encontraba molesto, no entendía que había ocurrido, solo estaba enojado con todo, su único amigo se encontraba muerto. En un arranque de ira, una daga se materializo en la mano del hombre. Automáticamente y sin pensarlo hizo un profundo corte en su antebrazo haciéndolo sangrar. Las gotas caían sobre el mismo y usando sus dedos empezó a pintar un par de símbolos extraños sobre la tierra con su misma sangre, no sabía porque, ni si quiera sabia para que pero la ira lo cegaba. Axel había perdido su razonamiento, solo quería que Regner estuviera a su lado. Líneas torcidas y sucias, Axel movió el pesado cuerpo de su amigo, un hombre de casi 1.90m y 80kilos no era una tarea sencilla para el Rexdemort, la sangre seguía brotando de su brazo, pero eso no le importaba, ni siquiera se había dado cuenta que su brazo no tenía ningún tatuaje y un extraño anillo. Termino de preparar el escenario. Algo en su cabeza le decía que tenía que hacer, pero no sabía ni porque ni para que, simplemente lo hacía sin dudar. Finalmente curo su brazo el cual ahora empezaba a tornarse purpura. Un par de oraciones en un idioma que no era danés, ni mucho menos inglés, iluminado por el fuego que había conjurado se escucharon dentro de aquel bosque donde la oscuridad y la niebla inundaban todo. El portal de abrió ante sus ojos. Axel sin palabras ni una expresión en el rostro atravesó el lugar. Estaba dispuesto en ir hasta el infierno si fuera necesario para que Regner estuviera con él. No perdería a su única familia.
  4. -Veamos que shenanigans habrá que hacer. – Se giró Axel dirigiéndose a Elvis, el cual había empezado la clase con una idea de mejorar una poción. La sonrisa del joven tatuado apareció cuando el director dio una orden. Si bien tenía una ligera idea de pociones realmente estas nunca fueron su fuerte. -Forúnculos.- Repitió para sí mismo observando el caldero, intentaba no distraerse con la clase que ocurría al lado, aunque él ya tenía ese conocimiento le resultaba fascinante, ojala las pociones se le dieran tan bien, se alzó de hombros intentando recordar los ingredientes base. - ¿Es la poción esa que cambia de color como 7 u 8 veces no?- Pregunto riendo un poco y mostrando su sonrisa, en algún lugar de la cabeza de Axel le parecía recordar que esa poción era esa que cambiaba de rojo a rosa, se hacía verde e incluso azul. - ¿Colmillos de serpiente y babosas? – Pregunto poniéndose en cuclillas para observar el caldero de Elvis, no estaba completamente seguro de eso, pero algo así recordada de las clases de pociones, en Drumstrang esa fue una de las peores asignaturas que curso el tatuado. -Supongo que podemos encontrar estos ingredientes en un bosque, o un pantano… - Se quedó callado por un segundo, mientras materializaba su varita en su mano derecha. – ¿Sería posible usar el hechizo de babosas para no tener que ir a buscar? Sería más cómodo. – Riendo un poco más, para girar su varita con un movimiento rápido la cual se transformó instantáneamente en una cuchara de madera. -No soy muy bueno con los animales tampoco.- Susurro para si mismo, metiendo su nueva cuchara sobre el caldero para revolver la base, que tal si se quemaba esa cosa. Imagino por un segundo que ni la profesora Ricci ni el director, estarían muy contentos con un estudiante que quemaba las pociones, algo le decía que el fuego también era fundamental en ese tipo de pociones.
  5. La temperatura seguía bajando, lentamente los bosques del norte de Dinamarca se volvían más fríos y la noche acompañaba el frio vaho que se aproximaba. – Estamos perdidos Reg.- Susurro mientras levantaba la mirada y se despedía de los últimos rayos del sol. Aquel bosque estaba lleno de leyendas, quizá del producto de la imaginación del Rexdemort, quizá la misma oscuridad del portal, pero el recuerdo de Axel cada vez era más oscuro. Allí estaban los dos hombres caminando sin rumbo, vagando entre los árboles muertos y el suelo lleno de hojas secas. -Y ahora que hacemos hermano. – La grave voz de Regner se escuchó en la oscuridad de aquel bosque, donde las nubes oscuras reinaban sobre sus cabezas, era cuestión de minutos para que estas estallaran. Y tal como si hubiese sido predicho, las primeras gotas de agua empezaron a caer. – Vamos por aquí.- Uno de los hombres gritó, corriendo bajo la lluvia la cual empezaba a agarrar fuerza. Cuestión de unos minutos el agua había caído rápidamente. En ese momento ya no importaba donde estaban, ya ahora si estaban totalmente perdidos. Axel bajo la mirada al suelo, mientras Regner buscaba algo para secarse el cabello. Habían conseguido refugio gracias a un par de árboles caídos, donde el follaje inexistente les ayudaba a atajarse del agua. Los jadeos de aquel hombre, pasaron desapercibidos por Axel, pero nuevamente Regner tenía dificultad para respirar. -¿Y ahora qué hacemos? – Demandó Axel, cuando el otro tomaba asiento para descansar, habían corrido demasiado quizá. – C…co.. – Carraspeo un poco Regner. – Habrá que…. Que descansar. - Ambos hombre esperaron a que la lluvia terminara, mientras la temperatura empezaba a bajar considerablemente y el escalofrió del compañero del Rexdemort empeoraba. -¿Estas bien? – Pregunto el danés a su amigo, habían pasado un par de horas quizá, la oscuridad había dominado todo el lugar pero aun asi Axel pudo observar el sudoroso rostro de su mejor amigo entre la poderosa lluvia. Su semblante lucía un poco enfermo, algo no estaba bien con su amigo. – Reg estas bien? – Pregunto de nueva cuenta, llevando su mano sobre su frente y trago saliva. Buscando su varita. -Lumus.- Un rostro cansado y algo de sangre escurriendo por la nariz de su amigo, todo eso bajo la lluvia, Axel suspiro sorprendido. - ¿Qué paso? – El hombre no pudo responder, parecía más cansado de lo normal, la lluvia seguía cayendo cada vez mas poderosa, Axel no pudo dejar de maldecir el clima, estaba preocupado por su amigo, el cual se veía cada vez peor. Con la manga de su chaqueta Axel limpio la sangre que escurría de la nariz de Regner, un acto inútil pues la sangre seguía emanando. – Estas muy frio. – Susurro el danés, quitándose la chaqueta y cobijando a su amigo con la misma, el seguía respirando con dificultad y un temblor que no le gustaba nada a Axel. Las preguntas bombardeaban la cabeza del joven Rex, que había ocurrido, porque su amigo se encontraba así. Ya no sabía que más hacer, en cualquier momento se desmayaría. – Vamos Reg, respira tranquilo, ya casi es hora de que amanezca y la lluvia se ira. – Mintió el hombre algo andaba mal, habían pasado horas desde que Axel calculo que sería la media noche y ni un atisbo de luz solar aparecía, la oscuridad seguía reinando y la lluvia la acompañaba. El pequeño refugio de los hombres no estaba ayudando mucho, Axel estaba empapado. Las preocupaciones del Axel no disminuyeron cuando su amigo tosió con fuerza y un líquido rojizo broto de su boca. Con delicadeza limpio la sangre de la boca y de su nariz, Nerviosamente guardaba sus esperanzas de que la lluvia desapareciera pronto. Se sentó a su lado, y paso su brazo derecho sobre su cuello, sin darle importancia al extraño anillo en su mano. Axel no lo admitía pero Regner era su único amigo real pero ya no sabía que más hacer y el cansancio avanzaba sobre el. El sonido del agua cayendo, algo tenía que hizo cerrar los ojos a Axel. Finalmente ambos hombres sucumbieron a la fatiga, habían quedado dormidos.
  6. Ya habian pasado semanas desde la última vez que Axel visito la tercera planta del Magic Mall, pero no por eso había olvidado como era, ese lugar le agradaba de sobremanera, quiza por la decoracion o lo que significaba el lugar, algo tenía sin duda Sus pasos quietos y disimulados, caminaron dentro del lugar pensativo, en realidad haciendo cuentas mentalmente, los cursos eran elevados, pero bueno si no lo hacia ahora después lo despilfarria en sabe que cosas Con caminar pausado llego al mostrador, intentando localizar a algun empleado. Pero no observo a nadie cerca, Axel solo sonrio y tomo un papel para llenarlo con letra clara - Creo que esta listo. - Dijo sonriendo, dejando el papel en el mostrador esperando que alguien llegara a revisar los datos ID: 11499 Nick: Axel Rexdemort Nivel Mágico: XV (15) Link a la Bóveda Trastero: http://www.harrylatino.org/topic/107245-boveda-trastero-axel-rexdemort/ Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/topic/78301-boveda-de-axel-rexdemort/ Fecha: 2016-11-07 Nombre del producto: Libro del Druida Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente) AAAAA Puntos por unidad: -- Precio: 15000G Precio total: 15000G Total de Puntos: --
  7. Levanto un poco la mano derecha para hacerle un ademán de saludo a Ishaya el cual llego después del danés, al parecer era una clase muy concurrida la de transformaciones y al ver que Elvis solo tenía un caldero, era de suponer que el sería el único alumno de Pociones. – Ok…- Dijo tras un suspiro, al menos tendría atención personalizada lo que siempre era bueno. Sin embargo su atención se clavó en el otro grupo de alumnos, antes de que el director dijera palabra alguna. El otro profesor hablaba de leyes y técnicas de magia, Axel se cruzó de brazos mientras escuchaba con disimulo al docente. Las transformaciones no eran un campo muy usado por el mago, pero solo conocía lo básico, por lo que le pareció bastante interesante, fue cuando algo llamo nuevamente su atención y su curiosidad. Una linda jovencita se acercaba corriendo, Axel la miro de arriba abajo en silencio y su sonrisa apareció dentro de su barba. Entonces ella era Valentina. El tatuado miro con alegría la escena de ella y el director de la Universidad, solo levanto un poco la mano derecha para dedicarle una sonrisa con los ojos a aquella mujer. -Creo que solo seré yo, profesora. – Dirigiéndose a la pelirroja, para acercarse y ofrecerle una pequeña reverencia, era la primera vez que veía a la famosa Valentina Ricci; su nombre era bastante conocido en el círculo de los Warlocks, Zurin hablaba de ella a cada hora, y por fin Axel conocía a la encantadora señorita Ricci. Se arremango las mangas de su camisa y sonrió una vez más, el muchacho Rexdemort estaba listo para la clase.
  8. -¿Estas bien? – Pregunto inmediatamente al sentir como aquel joven que lo acompañaba se desvanecía entre sus brazos y su cuerpo se transformaba de nueva cuenta en un peso muerto. Llevo sus manos en el niño, que solo usaba la chaqueta de Axel para cubrir su desnudez, una ligera sonrisa apareció en medio de la desteñida barba del Rexdemort al ver que solo se encontraba dormido. Axel había hecho demasiadas promesas a almas en esos días, pero al verlo tranquilo y respirando, el mismo hombre se quitó un peso de encima. Recostó el cuerpo en el piso de piedra, cuando se percató del Ouroboros y las palabras del tuerto le caían en la espalda, como un balde de agua fría. Era hora del último desafío aquel que demostraría si era capaz de dejar de ser solo un aprendiz Axel suspiro, limpio el sudor y la tierra que resbalaba de su sien con el hombro de su ya sucia ropa, se acercó lo suficiente para tomar el anillo y analizarlo con detenimiento. -Jeg er klar.- Dijo inmediatamente mientras sonrió para sí mismo al colocarse el anillo en la mano izquierda. Pararse enfrente de aquella puerta, tomar aire y despedirse del anciano al entrar. ---- -Corre que se va idi***. – -Corre tu idi***, tú eres el lento. – -Demonios se fue, Axel eres un idi***- El joven Rexdemort se sentó en un tronco caído, el suelo aún estaba húmedo por la lluvia y la luz no era muy buena, ya que no atravesaba las grandes hayas dentro del Gribskov. -La hubiéramos alcanzado, pero eres un idi***. – Replico el mago a Regner, el otro hombre se sentó a su lado, respiraba con dificultad se encontraba fatigado por haber corrido tanto dentro del bosque. Regner solo respondió mostrando su dedo medio a Axel. Habían pasado toda la mañana intentando atrapar aquel jobberknol en ese enorme bosque y aun no se acercaban ni un poco. -Maldito pollo. – Dijo riendo el desaliñado compañero de Axel, mientras sacaba de su mochila un cigarro y lo encendía. – Ya estoy harto, ya vámonos a casa.- Se recostó en el suelo Axel, mientras le arrebataba de la boca el cigarro a su amigo. -Ese animal es más listo que nosotros.- Dijo riendo Regner, mientras recuperaba su cigarro de los labios de Axel y se acostaba a su lado. Ambos hombres quedaron tirados en el suelo mirando el cielo gris, el bosque de Gribskov era muy frio en esa época del año. -Lo mejor será irnos, no tengo ganas de estar aquí. – Axel volvía a robarle su cigarro y no se movieron. Los dos se encontraban cansados y el cielo seguía oscuro por la tormenta que acababa de pasar. Regner quito por última vez aquel cigarro cuando este se lo termino. –Ya vámonos, perdí mi reloj. – Se quedaron mirando el cielo un par de minutos, o quizá horas, Axel no entendía pero no quería levantarse se había quedado muy cómodo en aquel sucio lugar. -¿No extrañas a Gabrielle? - Regner rompió el silencio, haciendo que el mago abriera los ojos. – ¿Y tú extrañas a Wolfen? – Respondió el otro, buscando los ojos de su amigo. – Todos los malditos días, desde que murió, lo extraño cada vez más. – Dando un suspiro largo.- Yo también, aun no creo que ella también este muerta. – Contestó nuevamente el Rexdemort. - Algún día seré lo suficientemente poderoso para regresar a este mundo a mi guapo Wolfen y a tu molesta Gabrielle. – Ambos rieron. -Traer a la vida a un muerto, no eres capaz de atrapar a un avecilla. – Suspiro con nostalgia.- Ellos deben estar bien, por lo menos te tengo a mi lado.- Riendo un poco más, cuando Regner le arrojo tierra mojada al rostro. – Oye idi***.- Reclamo el hombre, buscando algo para arrojarle pero el sonido de las nubes lo detuvo. – Va a volver a llover, vámonos. – Ordeno el mago de casi 1.90 al Rexdemort el cual se limpiaba la tierra del rostro y se levantó. -Esta zona del bosque no la conozco.- Dijo Axel una vez que se dio cuenta que las nubes se estaban acercando más y cada vez estaban más oscuras. – Oriéntame – Fueron las palabras de Regner, al sacar su varita. – Para allá esta el norte, nosotros vamos al suroeste, vamos rápido no me quiero volver a mojar. – Axel solo siguió a su mejor amigo, acomodándose la enorme mochila en la espalda. Cada vez la oscuridad era mayor y la pareja seguían caminando por el bosque. Las nubes más grises, el viento más frio y ellos cada vez entraban más al bosque. -¿Por aquí debería estar el guardabosques? – Pregunto Regner a lo que Axel solo respondió levantando los hombros, esa parte del bosque no la recordaba en lo más mínimo. Los arboles estaban muertos en esa zona y el follaje grisáceo, Axel y Regner estaban perdidos en medio del bosque y una tormenta se aproximaba.
  9. INCENDIO.- Gritó en medio del aquel laberinto oscuro, la brillante flama brillo en la penumbra de aquel lugar, los inferi eran creaciones de nigromantes, el usar la Nigromancia para crear títeres que siguieran las ordenes de su creador, se debía de ser una persona sumamente egoísta para utilizar el cadáver de otra persona para hacer un sirviente. Pero en ese momento el danés no pudo pensar mucho sobre eso, las criaturas se acercaban a él y al niño que cuidaba, Axel prometió a aquella alma que él lo cuidaría, así que tenía que hacer todo lo posible para que no saliera lastimado. Su varita apuntaba en todas direcciones intentando crear un camino para ambos. Necesitaba salir de allí. Pero por más que el muchacho Rexdemort peleaba más se resistían aquellos seres, Axel sabía que había que ser muy poderoso para controlar un cadáver, en ese caso 9 diferentes, era obra del Nigromante, Báleyr había efectuado sus pruebas de una manera muy pulcra. -Vámonos. – Corrió Axel para acercarse al niño, lanzando un nuevo hechizo, el hombre no conocía muchas formas de eliminar inferi solo sabía que le temían al calor. El joven aun sin expresión en el rostro, solo tomo la mano del hombre para correr detrás de el. El tatuado entendía que el poder de la nigromancia abarcaba muchas áreas de la magia oscura, pero el tomar un cuerpo para crear un esclavo, o hacer un horrucrux, en verdad había muchas acciones que colocaban a la Nigromancia como una de las más poderosas y controversiales ramas de la magia negra. Habían salido del lugar cuando Axel se hecho sobre el suelo fatigado y una sonrisa aparecía por fin en sus labios. Miro a lo alto por fin había llegado a la pirámide. Acercándose al niño para volver a ayudarlo a caminar, parecía que el niño estaba lastimado, lo cual no resultaba raro. Axel aun no sabia bien como ayudarlo. – Vamos. – Le tendió su mano, y ambos empezaron a subir hacia la pirámide. -¿Arcano? – Su voz entro por la puerta, donde los primeros rayos del alba empezaban a aclarar el día había sido una noche larga. Sus ojos recorrieron el lugar la enorme sala donde el anciano se encontraba de pie, su tétrica expresión. Cansado, bañado en sudor y manchado de sangre, fue así como el joven Rexdemort se presentó ante su maestro, estaba listo por fin había terminado las primeras tareas que él le había encargado, pero faltaba la última. Camino hacia el tuerto aun ayudando a aquel niño que hacía apenas unas horas estaba muerto. Nunca pensó que le diera tanta alegría volver ver a aquel hombre.
  10. Apagó el cigarrillo con la punta de sus dedos, mientras el danés continuaba limpiando la superficie de su negocio, un barco en medio del callejón Diagon, no solo era una tienda de antigüedades y artículos muggles, también fungía como hogar del Rexdemort. Axel tenía unos días esperando la carta de la profesora Ricci, no conocía bien a esa mujer, solo que ella era la encargada de la clase de Pociones en la Universidad. Tenía sus pantalones negros arremangados hasta las rodillas con los tobillos descubiertos, Axel no era muy brillante con las tareas de limpieza y no quería mojarse los pantalones, por lo que no noto cuando una lechuza sobrevoló encima de su negocio. Cuando el animal voló por encima del tatuado, este reacciono sorprendido al ver el ave que aleteaba sus alas y llevaba un pergamino en la pata. -Calmado dude, calmado- Levantando las manos, al parecer el animal se había asustado un poco y salió volando del lugar, dejando el papel en el piso. – Really. – Suspiró el hombre, al menos la clase que esperaba no era criaturas. – Debe de ser de la señorita Ricci. – Se dijo a si mismo, tomando la carta para leerla rápidamente. Miro su reloj en la mano izquierda, después bajo por su varita y paso a su recamara solo para revisar su aspecto. Sacudió su cabello rápidamente, se cambió con una camisa corta, sonrió al reflejo y desapareció del lugar. Conocía bien la Universidad, así que dar con los lugares no sería tarea difícil, la carta decía que la señorita Ricci tardaría un poco, así que Elvis tomaría su lugar. Axel camino rápidamente entre las personas del lugar, la carta apenas había llegado por lo que supuso que todavía tenía tiempo. Miró el lago una vez que lo localizo, cuando por fin vio a un grupo de personas allí. – ¿Ellos serán? – Se preguntó mientras caminaba hacia las personas, fue cuando una sonrisa apareció debajo de su tenue barba. – Adam, Elvis, Mei. – Pensó al ver sus rostros, después miro al Matt, lo recordaba como si fuera ayer, justamente él había sido su maestro de transformaciones hacía tiempo. Axel se acercó lo suficiente como para saludar con un gesto de la mano, y se acercó hacia Elvis, al darse cuenta que no conocía al otro chico. - Hej Elvis, perdón la demora.- Lo saludo con la mano mientras observaba el caldero en el suelo. – Entonces la profesora Ricci llegara tarde. – El danés solo sonrió, no era tan malo.
  11. La magia negra, aquella magia tan pesada y densa se sentía en el portal, había que romper algunas reglas para dominar los dos mundos y definir la línea divisoria. Enfrentar a la muerte, Axel lo había hecho una vez, con ayuda del Arcano. Miro detenidamente el alma que estaba enfrente del, sus ojos blanquecinos y pálidos resaltaban en aquel rostro de inocencia. – Como lo dije, me llamo Axel. – El chico Rexdemort extendió su mano, al niño que aún lo observaba con duda sobre su mirada. -¿Qué quieres de mí? – Poniéndose a la defensiva, respondió aquel ente en medio de la penumbra. Axel quedo en silencio. – Yo no seré una marioneta, no te permitiré dañar mi cuerpo, no seré un juguete para ti.- El niño había gritado con rabia. El danés continuaba en silencio. -Te equivocas, esto lo hago por ti.- MIENTES.- El niño había vuelto a gritar. – Escúchame, por favor. – Las palabras estaban subiendo de volumen. – No miento, lo hago por ti y por mí, quiero conseguir el poder, quiero aprender. – PERO NO A MIS ANCHAS- Grito nuevamente aquella alma. - Por favor, confía en mí. – Axel bajo los hombros, había leído los pasos necesarios para apresar un alma rebelde y regresarla a su cuerpo, pero no era eso precisamente lo que el Arcano le había dicho que no hiciera, que no actuara por egoísmo. -Tú tienes un futuro brillante, eres un niño de apenas 14 años. – Tengo 13.- Lo interrumpió de nueva cuenta el alma, la cual no dejaba de mirar la ropa ensangrentada del aprendiz. - Te lo pido. – Axel dejo su varita sobre el suelo, y se inclinó ante el niño. – Te lo suplico, confía en mí, no mereces esto, sé que puedes hacerlo, no quieres ser un alma errante condenada a vagar eternamente. – El niño miraba la escena y al ver al hombre en el piso suplicando, con su arma como ofrenda- Levántate, el anciano me dijo que vendría alguien, quiero pensar que eres tu.- El niño suspiro, parecía resignado. –Vamos. – Fueron las últimas palabras, cuando ambos salieron del portal. El ritual empezó, el danés había memorizado los símbolos necesarios, incluso la noche anterior pensó que sería una buena idea tatuarlos en su brazo, aún tenía algo de espacio en el mismo. Coloco los últimos detalles con esmero y paciencia, no quería defraudar a aquel niño, estaba seguro que el alma seguía a su lado aunque él no la pudiera ver fuera del portal. Recordaba las palabras del anciano, esas habían quedado grabadas en su memoria, fue cuando empezó el ritual. El niño, estuvo bajos los cuidados del danés cuando este empezó a llamar a su alma. Solo la oscuridad de aquella noche y el hombre, conocían los secretos que Báleyr había compartido con su aprendiz, fue como la quietud del lugar de repente se rompió con horribles gritos de sufrimiento. Los quejidos cada vez más fuertes y dolorosos provenían de aquel cadáver, gritos de agonía y dolor. Tal como aquel día los escucho en el cementerio. La nigromancia no era una rama de la magia muy placentera. El cadáver duro varios segundos retorciéndose en la cama, entre los símbolos rojos del suelo, cada vez más violento, cada vez más atroz. Fue cuando un grito ahogado salió del interior del cadáver y abrió los ojos. El corazón estaba latiendo débilmente. El niño estaba vivo una vez más. Sus gritos de ansiedad y dolor. Axel se acercó al joven y le dio un abrazo para intentar tranquilizarlo. -Calma.- Sujetando el pequeño cuerpo y logrando que dejara de gritar. – Todo está bien, soy tu amigo, bienvenido. – Los primeros sonidos del alba empezaban a llegar a la isla, de un momento a otro amanecería, mientras por aquel laberinto el chico Rexdemort ayudaba a caminar a un niño pequeño. Axel le había regalado su chaqueta de cuero para que no anduviera desnudo, mientras lo ayudaba a mantener el equilibrio. Cada vez estaban más cerca del final del laberinto. La escalinata a la gran pirámide se presentaba ante los dos, Axel esperaba que el arcano le pudiera decir como ayudar al niño, el cual después de sus gritos no había hecho ningún sonido. Sin embargo sus planes se vieron arruinados por unas sombras que se encontraban en la entrada. El tatuado miro de arriba abajo las figuras.- Quédate detrás y no te muevas. – No sabía si el niño era capaz de entender, pero era lo mejor. – 7, 8, 9. – Conto en danés el hombre, una horda de inferi bloqueaban el camino, eso era lo que decía el arcano, títeres sin alma. Una de las expresiones de lo que era posible la magia negra que Axel intentaba dominar. La Nigromancia. Los cadáveres se acercaban lentamente, Axel desenfundo su varita, estaba listo para avanzar.
  12. @ Gracias por el aviso Elvis!! es una pena que al final no se haya abierto el conocimeinto, ya que voy a perder el conocimiento por el regimen transitorio T.T Supongo que la vida es triste u,u Ahora me anoto a otro conocimiento, gracias directores Nick: Axel Rexdemort ID: 11499 Habilidad: Pociones Nivel de Magia: 15 Link a la Bóveda: http://www.harrylati...axel-rexdemort/ Link a la Ficha: http://www.harrylati...axel-rexdemort/
  13. El chico Rexdemort miro el cielo oscuro, sus dedos índice y medio sobre el cuello del pequeño niño, hizo un pequeño corte intentando esquivar la yugular, Axel no intentaba degollar al infante. La sangre empezó a escurrir lentamente, el color era roja brillante y no había un aroma a podrido, Axel adivino que quizá el niño tenía como máximo dos días de haber muerto. No sabía si eso fuera bueno o malo, pero esperaba que el vínculo con el alma siguiera fuerte. -Lo siento.- Le dijo al cadáver, ese niño le recordaba a alguien pero no podía asociarlo a nadie. Metió los dedos a la boca del niño, intentando no hacer muecas para sacar la lengua. Un miembro seco y con un color amarillento. Unos días antes Axel hubiese vomitado al ver esa escena pero si algo había aprendido del Arcano era su temple, un hombre firme y fuerte, eso era algo que admiraba mucho del tuerto. No solo se enfrentaba a la muerte, si no que a la misma naturaleza. Báleyr era un ejemplo de como un Nigromante debería de ser, un ser capaz de poder controlar la situación y no un niño miedoso, tal como llego Axel aquel día que por su descuido termino mutilando a un pobre Andreas. El danés suspiro, ya no tenía esa expresión de asco intento imitar el comportamiento del arcano, y continuo con la examinación de la boca del pequeño niño. Saliva seca y amarillenta, inflamación de la garganta. Prosiguió revisando lentamente al notar que su nariz estaba llena de sangre seca. -¿Cómo un niño puede estar así?- El misterio de la muerte del niño, estaba frustrando al aprendiz de nigromancia, el cual solo tenía la pista de un problema en su garganta. Las horas pasaron, quizá fueron sus nervios o su determinación por hacer las cosas bien, pero Axel no se rendiría y ayudaría a aquel niño. Sus manos estaban llenas de sangre, pero había logrado abrir la garganta sin destrozarla y se encontraba limpiando con ayuda de su varita la zona, el niño había sufrido una infección en la garganta, la cual había afectado el sistema respiratorio y había muerto asfixiado, eso explicaba la nariz llena de sangre. Había sido un trabajo prodigo cuando Axel finalmente se quitó el sudor de la frente, y aplicaba la poción de reconstrucción de piel, y un par de episkeys, había logrado limpiar la garganta y estaba seguro que en aquel cadáver ya no había ningún problema. Estaba listo para el paso más difícil, entrar al portal y buscar el alma. Un aguamenti sobre sus manos, sobre su rostro, la noche y el trabajo le estaban jugando una horrible broma, el cansancio lo estaba torturando, pero no se daría por vencido, en ese momento vio el pequeño y desnudo cuerpo, un niño así no debería tener ningún pecado aun, Axel lo ayudaría. Observo su playera llena de sangre, sudor y suciedad, el tatuado bajo la mirada y respiro hondo, entro al portal que estaba al costado, Báleyr había planeado todo. Entro decidido, abrió los ojos una vez que atravesó el portal. La oscuridad no daba descanso la tenue luz de la luna no dejaba ver más allá de su nariz, pero no necesito buscar por mucho tiempo. Tal como su maestro lo había explicado, un alma recién muerta no se alejaba de su antiguo cuerpo tan rápido. Axel miro aquel pequeño niño que había estado atendiendo minutos antes lo miraba directamente a los ojos. -Hej, soy Axel. – Sonrió amablemente, había encontrado al alma del jovencito.
  14. Los gritos de dolor inundaron aquel lugar, la mirada de Axel estaba clavada en aquella alma, la mujer se retorcía enfrente del mago, el cual continuaba con una expresión pétrea. Encarcelar un alma no era algo sencillo, en ese momento entendió lo que el Arcano Báleyr le había explicado de las almas prisioneras, las marionetas y el egoísmo; Que era una fuente de poder para todos los nigromantes, insertar almas en cascarones solo por placer. Axel trago saliva, estaba demasiado cerca como para ponerse a analizar todo eso. Intento juntar sus manos, mientras la mujer seguía peleando, pero parecía una lucha perdida. Axel podía ser un mago bastante tranquilo pero no era ajeno a las artes oscuras, conocía los vestigios de la vida y la muerte, era su deseo aprender y un alma en pena no sería un obstáculo para él. Se escuchó un golpe sordo cuando las manos del hombre por fin se unieron y la esfera de energía desapareció en el aire. Era obvio que seguía dentro de aquel portal del mundo espiritual, un plano donde la fatiga y el cansancio lo hacían sentirse bastante mal. Calló de rodillas nuevamente, cerró los ojos y su cara se plantó en el piso, el agotamiento había acabado con el danés. El tatuado abrió los ojos, envuelto en la oscuridad de la noche, un cielo con una pálida luna que solo reflejaba un poco de luz, Axel trago saliva, estaba desorientado. -Demonios.- Dijo para si mismo el hombre, mirando a su alrededor, como pudo haber sucumbido, se sentía muy cansado, pero las horas pasaban, la noche seguía su curso. –¿Qué hora será? – Se preguntó el mago, mirando el lugar donde el alma estuvo y solamente un lecho de flores blancas se encontraba. Axel suspiro y pidió perdón en danés mientras entraba al oscuro laberinto de setos. -Lumus. – Levantó su mano caminando lentamente dentro del laberinto, recordaba las instrucciones del viejo anciano, sabía que no sería nada fácil, había pasado ya por dos pruebas que lo habían cansado en extremo. Sabía que la siguiente prueba sería bastante difícil. Camino recorriendo el lugar con el débil brillo de su varita, lo encontró, después de caminar entre las plantas, una cama de piedra y una manta tapando un cuerpo. Axel miro detenidamente, y se acercó para quitar el velo. Un joven hombre se encontraba acostado. Con la varita en mano, encendió un par de antorchas para propiciarle luz y observar el cuerpo detenidamente. -Hej.- Sonrió el tatuado al ver su rostro a la luz del fuego, y llevar sus manos sobre su pecho desnudo. – ¿Qué te paso? – Miro el cuerpo, de arriba abajo y su media sonrisa desapareció. Un cuerpo pequeño, músculos poco trabajados, un sexo de poco tamaño, era un jovencito. Axel cálculo de máximo 14 años, al mirar su cara. Ver un cuerpo así le daba remordimiento, tan joven, era apenas un niño y se encontraba en medio de un laberinto muerto. Coloco sus manos sobre su cuello, la luz de las antorchas lo pusieron nostálgico, que había pasado con aquel jovencito. Con sus dedos empezó a tocar lentamente su garganta, y empezó a avanzar. El pecho, el abdomen, los brazos, sus piernas. Prácticamente Axel gasto un par de horas tocando al joven, no encontraba nada mal en él. - ¿Qué te ocurrió? -Revisa la garganta. – Una extraña voz familiar sorprendió al joven, el cual respondió con la varita en lo alto apuntando a lo desconocido. Axel había vivido mucho en esa noche así que siguió aquella instrucción, llevo sus dedos sobre la garganta, donde encontró algo extraño. Estaba duro. Los ojos cerrados de aquel jovencito, el Rexdemort lo miro con nostalgia. Se quitó su chaqueta de cuero y busco en ella sus guantes. Había algo allí dentro y Axel solo conocía una forma de revisarlo, la daga del sacrifico apareció en su mano derecha. – Lo hago por tu bien. – Dijo al aire, había algo allí dentro.
  15. El frio rostro de aquella mujer enmarcado con arrugas bajos sus tristes ojos negros y una expresión subyugada y sobrecogida, se ponía enfrente del camino del mago. Axel Rexdemort, tomo aire no sabía exactamente que tenía que hacer. Estaba seguro que esa mujer se interponía por orden del arcano, el maestro de la nigromancia aquel arte que impresionaba tanto al joven mago, no sería un reto sencillo. - Necesito entrar al laberinto. – Sus palabras fueron lentas y claras. La pálida luna proyectaba espantosas sombras y la mujer seguía en silencio, Axel sospecho que ese no era un buen motivo. - Le pido una vez más, que me deje pasar. – El hombre apretó sus dientes y su varita sobre su mano derecha, intentando no mirar esos profundos ojos negros. Se estaba a empezando a desesperar. - Cual es tu motivo? – Un hilo de voz corrió por los oídos del hombre, la vieja mujer por fin había reaccionado. – El poder puede traicionar, en verdad deseas corromperte con el poder que va más allá de la vida y la muerte. – El alma levanto sus brazos y los coloco enfrente del mago. – Yo fui como tu, una bruja hambrienta de poder, un poder que no pude controlar, un poder que me condeno a perder mi cuerpo mortal y habitar en este plano. – Sus palabras se rodeaban de melancolía, con aquellas palabras trataba de predisponer a Axel. - No abandonare, anhelo ese conocimiento. – Las palabras del hombre parecían taladrar los oídos de aquella anciana mujer que aun bloqueaba el paso. Axel saco su varita y apunto a la cara de la mujer, no sabia exactamente que hacer pero ya había comenzado aquella locura. Le pido una vez más, déjeme pasar. – - No sabes nada, eres solo un mocoso engreído, crees que es fácil ganarle a la muerte, crees que es fácil caminar de un mundo a otro, la naturaleza nunca perdona, Axel Rexdemort no tienes lo necesario, vete de aquí. – - Es verdad que aun soy un aprendiz.- Axel suspiro, y continuo con la mano levantada apuntando al rostro de aquella alma en pena, la cual ya había perdido su contacto con el mundo y su propia entidad como antiguo ser humano. Báleyr ya había hablado de aquellas almas, que era mucho mejor evitarlas pero en este caso, el danés no podía evadirla. ¿Qué hubiera hecho el arcano en su lugar? Axel conocía la respuesta, hubiera enfrentado al alma, pero acaso Axel tenia lo necesario para oponerse contra aquella alma. El hombre dio un par de pasos hacia atrás sin dejar de apuntar. Intentando recordar lo que el arcano habría mencionado, lo más importante era convencer al alma, pero ese no era el caso en ese momento. En el grimorio que había robado, había un artículo que llamo su atención, pero sería posible usarlo, el tatuado tenía dudas, pero era el mejor momento para intentarlo. Concentro sus pensamientos, recordando las páginas de aquel viejo libro, haciendo un movimiento lento con las palmas de sus manos. Intentaría encarcelar aquella alma. El danés no era tan poderoso como para destruir un alma, pero era lo suficientemente hábil como para encerrarla. Báleyr le había advertido, el ocultar un alma era un proceso difícil, pero encerrarla era mucho más sencillo. Al fin de cuentas Axel era bastante hábil en las artes oscuras. Axel intento imitar los pasos que había leído en aquel grimorio robado del ministerio de Magia, tensando las manos. La mujer bajo las manos pegándolas al cuerpo, empezando a retorcerse. Cada vez que el mago intentaba acercar sus manos, podía sentir más aquella esfera de energía, aquella pequeña prisión. El arcano había sido claro atrapar un alma para un cadáver casi siempre salía mal, pero en ese momento Axel solamente quería quitarla de encima. La magia negra nunca fue desconocida para aquel mago.
  16. Axel callo de rodillas sobre el suelo, sus manos tapaban sus ojos; no quería seguir avanzando, lo deseaba pero no podía. Los minutos parecían alargarse en horas, había en el aire un pavor pesadillesco de mal inminente, algo que nunca había experimentado aquel tatuado hombre. - No soy un inútil, no soy un inútil. – Repetía continuamente el hombre cabizbajo, odiaba demasiado eso y más escuchándolo de aquellos labios, aquella voz que adoraba ahora lo torturaba. Su rostro lívido fulgurando pálido en la oscuridad dentro del portal. Las manos del hombre chocaron contra el piso, arrodillado había sucumbido al primer obstáculo. Axel mordió su labio inferior. – No soy un inútil.- Continuaba repitiendo para sí mismo. – Ya cállate, no fue mi culpa, no soy un inútil. – Los demonios internos del Rexdemort lo perseguían incluso dentro de aquel lugar, su temple relajado y divertido que siempre lucia con las demás personas, estaba eclipsado en un aura oscura llena de temor y remordimiento. Intentaba respirar lentamente para tranquilizarse, recordaba las palabras de su amigo Regner aquel con el que había vivido tantos años en Dinamarca, aquel que fue su consuelo cuando su esposa Gabrielle se suicidó. – No eres un inútil, tú no tuviste la culpa. – Axel imaginaba el rostro de su amigo, aquel con el que había compartido tanto, necesitaba encontrar algo de fuerza en ese lugar. Miro sus tatuajes, su mano derecha y la palabra LIFE, su mano izquierda y la palabra DEATH, el Rexdemort había profanado su cuerpo con tinta no para ser solo un adorno, tenía que ser capaz de ver a la vida y a la muerte como semejantes, no defraudaría a su único amigo con vida y mucho menos al Arcano, si el anciano hombre confío en que podría atravesar las pruebas, existía un ápice de esperanza. - No soy un inútil.- Susurró el hombre en un hilo de voz, y abrió los ojos lentamente. Observo confundido el lugar, la arena en sus manos, la luz de la luna reflejaba un poco de luz encima de la isla. Se levantó paulatinamente, estaba confundido, había demasiadas preguntas en su cabeza, había atravesado el agua, había llegado a la isla, había incluso salido del portal. Axel estaba hecho un manojo de emociones, en la cual destacaba la culpa. Su difunta esposa capitalizaba sus pensamientos. Caminó por el lugar, sus botas se hundían en la húmeda arena. ¿Estaría la señora Macnair en una situación similar? Se preguntó el hombre, sentía que la cabeza le daba vueltas, cuando pudo divisar entre la oscuridad una sombra, una figura femenina, era acaso que se había topado con Cissy. Trago saliva, levanto la mirada y camino hacia la sombra, Axel ya había perdido la noción del tiempo. – Hej ¿Es usted señora Macnair? – El tatuado se había acercado lo suficiente como para identificar a la mujer, un débil y siniestro eco de una risa se escurrió por sus oídos. Esa mujer no era Cissy, ni si quiera se parecía, Axel había llegado a la entrada al laberinto y aquel ente fungía como guardián.
  17. El danés miro su reflejo en el espejo, se puso su chaqueta de cuero y reviso su cabello. Antes de salir de su negocio en el callejón Diagón hacia el Ateneo. Había llegado unos minutos antes de la hora, aquel día representaba un reto difícil para el Warlock tenía demasiadas cosas en la mente. Esa noche el hombre había dormido casi cerca de 12 horas, suponía que el cansancio extremo era parte de la energía perdida dentro del portal y al momento de hacer los rituales. Aunque recordaba las palabras del Arcano, había que descansar. Arremango las mangas de cuero para desnudar sus antebrazos cuando llego a la zona marcada. Sus pisadas eran lentas, el sol desaparecía en el cielo y esa brisa asemejaba satánicos espíritus cabalgando en el viento. Levanto la mirada hacia una figura, Axel miro sus curvas y después su rostro, finalmente el cabello de aquella mujer. Conocía a Cissy Mcnair, su trabajo en el ministerio y en el Concilio de Mercaderes. Hizo una inclinación en señal de respeto y sonrió para si mismo, le daba algo de confort saber que no estaría solo en aquella tortura que el Arcano Báleyr llamaba prueba. Mas su intento por establecer una conversación con la señora murió rápidamente al escuchar la voz del tuerto. El muchacho levanto la mirada intentando descubrir de donde provenía aquella voz. De sus gastados jeans, Axel saco su varita. Sosteniéndola con ambas manos mientras analizaba la situación. Sabía que el arcano era un genio de irresistible talento en su campo, por lo que no estaba nervioso, pero estaba preocupado. ¿Qué tipo de cosas encontraría allí dentro? La oscuridad empezaba a inundar el camino, el tatuado le dedico una sonrisa a la mujer y sus pasos se dirigieron hacia adelante, tal como le había dicho hacía ya muchos años Orion Black, siempre para adelante. Cerró los ojos, apretó los dientes y los puños. Axel atravesó el primer portal y la primera parte de la prueba. Levanto la cara enmudecido, miro sus manos y observo el tatuaje de su mano izquierda, el tentáculo del Kraken, terminaba sobre su mano. Aquel representaba a su gran y querido amigo: Orión. Camino lentamente, el silencio era insípido intentaba no pensar en nada, pero su lento andar lo traicionaba y conspiraba con su respiración cortada, Axel se sentía cansado. – De nuevo por aquí mortal. – Una voz delgada llamo su atención. - Ayúdame.- La misma voz, era imposible ignorarla, cada vez era más molesta y repetitiva, empezaba a gritar. – Ayúdame mortal, tal como lo hiciste con el hombre del cementerio. – Ayúdame, AYUDAME. – A mi Tambien AYUDAME! - - Eres un inútil, tal lo dijo Gabrielle. – Ese comentario paro de seco al Rexdemort, no podía seguir fingiendo que no escuchaba las voces que cada vez eran más. – Cállate, NO SABES NADA.- El danés estallo, su paciencia estaba llegando al límite. - Ya lo dijo ella, eres un inútil, no sirves para nada. – Más y más voces empezaban a sumarse en el camino del mago el cual solo cerro los ojos, intentando calmarse. – Ella está con nosotros, por tu culpa, no pudiste cuidarla. – Una a una se sumaban nuevas voces, lo que produjo que el hombre se detuviera y sacara la varita. - Ya basta!- Grito furioso, las almas dentro del portal atacaban al hombre, aun no sabía si estaba cerca de la isla, no sabía ni como avanzaba, pero eso no le importaba en aquel momento, solo deseaba hacer callar a las voces. Ellas no sabían nada de como su esposa Gabrielle había muerto, y sus palabras solo herían más al joven hombre. - Eres un inútil, siempre lo has sido. – Una voz familiar penetro en la cabeza de Axel.
  18. Axel Rexdemort

    Nigromancia

    Axel sonrió entusiasmado, cuando escucho como aquel cuerpo sin vida estaba recobrando el sentido, estaba peleando por respirar. La sonrisa en sus labios era de satisfacción, cuando las palabras del Arcano le cayeron encima. – Le puedo prometer que cuidare a Andreas.- Exclamo el hombre, aunque el anciano hombre le aconsejo estudiar un poco más. El gesto en la cara de Axel cambio, necesitaba repasar con precaución todo lo que había vivido con el anciano. Axel levanto la cara estaba listo para el reto. Le hubiera gustado expresar su gratitud pero Báleyr había desaparecido, el tuerto seguía siendo un viejo difícil. Tomo su chaqueta, y aquel inútil grimorio. Sería una noche difícil estaba decidido a dominar el arte de entrelazar la vida y la muerte. Miro por última vez el cementerio de Ottery y suspiro, necesitaba visitar una tumba antes de irse. Caminó entre las tumbas, el sol brillaba con cierto fulgor tenue pero recordaba el recorrido hacia la tumba de cantera, la única tumba con una coloración rosada que había visto en aquel pétreo cementerio. - La tumba de Andreas. – Axel miro de arriba abajo la edificación de piedra. Una tumba vacía descansaba a sus pies, el joven solo mostro su sonrisa le había cumplido su promesa a Andreas, aunque no se sentía totalmente bien, un cansancio excesivo lo dominaba sobre todo por su espalda y su cuello. – Supongo que es el precio que tengo que pagar, para traerte de nuevo Andreas.- Bromeo el hombre, poniéndose en cuclillas enfrente de la tumba, la cual seguía entera y completamente cerrada. - Gabrielle... – Se escapó en un susurro, al leer las letras talladas en piedra e hizo que el hombre llevara su mano derecha cerca del pecho, exactamente donde la punta de su tatuaje de Kraken tocaba su corazón. El hombre se levantó, se dio media vuelta y se alejó del cementerio. Había demonios que no estaba dispuesto a enfrentar y aquella tumba representaba a uno de sus miedos.
  19. Axel Rexdemort

    Nigromancia

    Axel se mantenía con una vigilancia precavida, cuando el Arcano apareció instantáneamente, cada vez se sorprendía más de aquel anciano. Axel sonrió una vez que el viejo hombre aprobó su trabajo dentro del portal, siempre estaba latente la sombra de su miedo indescriptible a fallar no era una tarea fácil, así que cuando el tuerto lo indico Axel lo siguió. Miro fijamente cada símbolo, necesitaba prestar atención a cada símbolo para copiarlo en su mente, ya después con su pensad ero los analizaría, por ahora necesitaba enfocarse en cada detalle, no quería perder ningún detalle. Una vez terminado miro de nuevo el cuerpo desnudo del hombre, el Rexdemort por un instante sonrió, para volver a ver al tuerto, el cual parecía estar listo. Algunos de los mitos que rodeaban a la nigromancia tenían significativas conexiones con otras nebulosas leyendas tocantes a la magia negra y prohibida. Mitos primitivos y fantasías modernas coincidían con el ritual que los hombres preparaban alrededor de Andreas. - Conozco esa lengua. - pensó el Rexdemort una vez que el Arcano le dijo el cantico, conocía la mayoría de las palabras, era un hechizo del norte de Europa. – Noruego o Sueco. – Pensó el hombre, intentando imitar el mismo acento de aquellas regiones, el acento danés solía ser más influenciado por el alemán, lo que lo hizo pensar en aquellas leyendas de demonios y druidas que retaban a la muerte en los bosques muertos de Noruega. Axel repitió lentamente de la manera más clara, intentando no fallar con el acento y la pronunciación, la situación era extraña cuando el ritual empezó, el cuerpo sin mortajes estaba quieto, fue por lo que quizá el muchacho creyó haber escuchado la voz de Andreas en un susurro. Fue cuando sus ojos le mostraron una quimérica escena, el cuerpo empezó a retorcerse con dolor sobre la mesa, Axel miro la escena con la boca abierta y al escuchar el primer grito, cerró los ojos instintivamente, eran gritos de dolor que provenían del cadáver, el cual parecía estar siendo golpeado, un acto que el mago no pudo describir. No supo cuanto tiempo paso, pero el cuerpo inerte de Andreas parecía estar sufriendo un castigo de dolor verdadero desde hace horas, Axel no podía alejar la mirada del hombre y después mirar al arcano. – ¿Acabo? – Preguntó Axel tragando saliva, el cuerpo había dejado de gritar y torturas sus oídos con esos aullidos de angustia, el danés intento mirar el ojo bueno del Arcano, el cual solo señalo al hombre en la mesa con su vara de cristal. Axel no pudo cerrar la boca de asombro, aquel cuerpo que había mutilado, estaba abriendo los ojos, estaba respirando de nuevo, su corazón latía. Axel miro sorprendido y analizo la pregunta del arcano. - Pues.. aun me falta algo de conocimiento….men… hej quiero enfrentar la prueba – Exclamo con seguridad el mago, no podía esconder su entusiasmo, el cadáver estaba despertando, se sentía listo para enfrentar los retos del arcano Báleyr
  20. Axel miro el lugar con una enorme sonrisa en los labios, era un viaje que no olvidaría pronto, levanto la nariz intentando captar el aroma del campo, pero solo podía oler un extraño aroma de corcho quemado, el cual provenía de las llantas de aquel autobús, cuando Cillan le arrebato el aparato. – Genial. – Replico bajándose de hombros, toda una travesía y aun no podía sacar una selfie decente. El hombre suspiro. El tatuado caminó lentamente para colocarse al lado de una pareja muggle, mientras Axel inspeccionaba la cámara fotográfica, le parecía algo tan extraño y fascinante, por algo tenia debilidad por los aparatos muggles, le encantaba lo complejo que podían llegar a ser, y aquella rama conocida como electrónica, lo asombraba de sobremanera. El danés sonrió colocándose detrás de aquella pareja mientras tomaba una foto, un invitado no deseado en aquella foto, pero el joven se sentía complacido. Cuando noto a Cillan y a Sagitas algo apartados de la gente, el joven solo volvió a sonreír y camino hacia ellos. No son lentos.- Entrometiéndose en la conversación. – Como coleccionista de arte muggle, puedo decir que sus trabajos son increíbles, el hecho de controlar fenómenos sin ninguna habilidad mágica. – Ek Rexdemort suspiro mirando a los hombres y mujeres que los acompañaban, para volver a ver el autobús que sestaba a sus espaldas. – A mí me encanta su cultura, sus habilidades y su propia magia. – Cuando escucho la pregunta de la chofer. El muchacho levanto la ceja, y coloco su mano sobre su barbilla. Ellos tienen avances increíbles, medicina, tecnología, filosofía…. No se me ocurre otro ejemplo.- Axel término riendo un poco, estaba emocionado.
  21. Axel Rexdemort

    Nigromancia

    Abrió los ojos lentamente, retazos de lo que había vivido allí dentro se encontraban en ese momento en la cabeza del muchacho, cuando salió del portal. No le extraño que el arcano no se encontrara allí en ese momento, sabía que era un hombre ocupado por lo que suspiro aliviado. Cuanto tiempo había estado allí dentro, la posición del sol no le ayudaba en lo más mínimo. Axel sonrió complacido cuando el portal cerro, miro por encima de su hombro, sabía que no había nada, pero podía imaginarse que Andreas estaba a su lado, tenía el presentimiento que el hombre haba cruzado aquel portal a su lado. El pesado libro que había “tomado prestado” del ministerio no lo había ayudado mucho, pero aun así se encamino hacia el mismo, buscando entre sus ropas la pequeña libreta donde escribió todo lo que el Arcano Báleyr le decía. Garabatos, dibujos mal hechos, palabras en danés que parecían al azar. Entre sus apuntes no venía nada de como continuar. Levanto la ceja derecha, allí recostado sobre la cama de piedra, el cuerpo desnudo e inofensivo de Andreas yacía muerto. Axel había convencido al hombre de venir con él, pero no veía nada. Por un momento se preocupó, memorias abstractas lo inundaron por un par de segundos, sería capaz de ver el alma del joven hombre por allí, Axel estaba confundido. - ¿Andreas? ¿Estas por aquí? – Preguntó al aire, levantando la cabeza para tomar sus cosas y caminar hacia el cadáver. ¿Confías en mi verdad? – Axel sonrió mostrando esos dientes algo amarillentos a causa del cigarro, y se para enfrente del cuerpo. Apareció su varita en la mano derecha, aquella que decía LIFE, y empezó a tocar nuevamente el cuerpo, pasaron varios minutos asi, el cadáver seguía intacto, había detenido por unos días que se siguiera pudriendo, inclusive seguía intentando sanar aquella enorme herida que el mismo causo. - Creo que está listo.- Axel mordió su labio inferior, estaba listo para el siguiente paso, solo hacía falta que el arcano le indicara los pasos, trago saliva esperando olvidar aquellos nervios, algo en el interior le daba confianza, y estaba seguro que Andreas regresaría a este mundo, aunque le costara su mano izquierda.Era hora de empezar con el ritual.
  22. Pasando a saludar!!! Hoal directores!!! vengo a molestar alguien sabe que paso con el curso de aritmancia? No se si ya exista un profesor o un suplente o algo? No quiero perder este conocimiento por el esa cosa transitoria, solo por que no existe profesor T.T Vengo a anotarme por si en algun momento se apareciera un profesor, aunquedan un par de semanas, quiza si le prendo una vela, aparesca algun valiente Nick: Axel Rexdemort ID: 11499 Habilidad: Aritmancia Nivel de Magia: 15 Link a la Bóveda: http://www.harrylati...axel-rexdemort/ Link a la Ficha: http://www.harrylati...axel-rexdemort/
  23. -¿Qué demonios? – Exclamó Axel sorprendido, el viaje estaba siendo demasiado turbulento, por no decir peligroso. - ¿Esta mujer en verdad sabe conducir? – Pensó el mago tomando con fuerza la manilla del asiento del autobús, la forma en la que conducía Sagitas, no era precisamente una forma adecuada, Axel escucho con temor los insultos muggles que provenían por afuera y los que había dentro del vehículo. Se levantó lentamente y miro para atrás, esperando no caer de bruces sobre el piso, su café estaba temblando demasiado. – oh mi**…. – Se escuchó decir al danés, cuando el pequeño cuadrado blanco se le resbalo de los dedos y callo en el piso, el cual parecía demasiado pegajoso. – Mi teléfono. – Dijo preocupado, Axel estaba entendiendo la fijación de los muggles a ese tipo de aparatos y apenas tenía unos minutos con él. -Circo? – Levanto la cabeza del suelo, cuando una curva movió el aparato cayendo debajo del asiento. A que se refiere con circo? – Pensó el mago, sintiendo una sensación extraña y tibia bajo su mano, donde había caído el teléfono. – Un accio sería suficiente. – Susurro por debajo, cuando escucho al chofer hablar de la magia. Fue sin aviso pero el freno de golpe hizo que los brazos del hombre cayeran contra el suelo. – Diablos. – Mirando sus manos, que demonios había tocado, era asqueroso. Las personas del camión empezaron a levantarse de sus asientos, lo cual no fue una buena idea, ya que parecía que no veían al joven mago danés, un metro setenta y ocho fue ignorado por aquellos muggles que deseaban salir rápidamente del lugar, es que acaso estaban enfadados con el chofer, sería una turba molesta. Axel bajo la cabeza, no quería que lo fueran a pisar cuando sus ojos vieron el destello plateado bajo el asiento yuxtapuesto a la derecha, Cillan solo lo observaba. Cuando todos bajaron del lugar, Axel se arrastró hasta el lugar. – Bingo – Alargando la mano para sacar debajo del asiento, el teléfono. -¡Lo encontré! – Se levantó del suelo al darse cuenta que todos habían bajado. –No me esperaron. – Pensó el mago, caminando por el pequeño pasillo, para bajar a tierra firme, el viaje había sido algo difícil.
  24. Axel Rexdemort

    Nigromancia

    Axel levantó la ceja confundido, los Horrocruxes era un tema bastante delicado. El danés mantuvo la boca cerrada mientras bajaba el libro con pasta de cuero, y lo colocaba sobre una tumba sin perder detalle de las palabras de su mentor. Los Horrocruxes era algo prohibido por el ministerio, pero sabía que había gente que los seguía haciendo, y cuando escucho las palabras del arcano, el hombre solo miro el piso, había gente que deseaba el poder a tal grado, los grados de locura por la creación de un elemento así, algo singular pero en todo caso desconcertante. Había pasado la noche con el libro, pero no sabía ni siquiera en que idioma se encontraba, por momentos pensaba que era latín, pero las palabras en un idioma desconocido se atravesaban y podía jurar que estaba lleno de garabatos, aquel grimorio solo servía para hacer peso en la espalda del hombre, así que una vez que el Arcano abrió el portal el mago suspiro aliviado. – Gracias. – Susurró, mirando el portal de arriba abajo, estaba listo para encontrar a Andreas y ahora si convencerlo de una vez que regresara y tras esa última mirada al arcano Axel se encamino hacia adelante y entro. Ya no había duda de cual era su misión allí dentro, pero las palabras del anciano retumbaban sobre su cabeza, Axel escruto el panorama de tierra que había allí dentro que se extendía ante él. Nuevamente el cementerio vacío, Axel ya no le sorprendió percatarse que el arcano desapareció, la tarea del sujeto no era fácil, pero estaba decidido, camino con paso firme entre las tumbas, sabía a donde ir. Miro con detenimiento, volvía a encontrarse con aquella tumba de color rosado, la cantera lucia joven y allí pudo ver a un hombre sentado con la cabeza entre las piernas. – Esa debió de haber sido su tumba. – Pensó Axel, cuando el hombre se levantó y miro su blanco rostro, había encontrado de nueva cuenta a Andreas. El alma parecía furiosa con el mago, se dio la media vuelta para dejar al hombre solo. – Espera. – Acertó a decir el Rexdemort, acercándose al ente el cual solo intento ignorarlo. – Sé que anéelas regresar a la vida. – Lo que hizo detener a Andreas. – Sé que quizá viste algo grotesco, sé que no confías en mí, pero Andreas te ofrezco mi ayuda de la forma más humilde posible, necesito tu ayuda para aprender más sobre la muerte, estos días eh estado sanando tu cuerpo carnal, deseo llevarte a la vida y que en este camino me acompañes. – Exclamo sinceramente el mago, ofreciéndole su mano derecha como gesto de disculpa y de petición. - Vamos, confía en mí, soy hábil y no me doy por vencido, puedo hacer que recuperes tu antigua vida, no tienes que ser un alma errante, un ser atrapado dentro de este purgatorio, dame tu aprobación, déjame llevarte a la vida nuevamente, estoy seguro que por causas fatídicas del destino, quizá pereciste, pero sinceramente creo que puedo ayudarte.- El alma no se movió, parecía escuchar con atención las palabras del hombre, Axel solo respiro intentando mantener la calma y la expresión pétrea sobre el rostro. – Hazle caso. – Axel podía jurar, conocía aquella voz femenina que le decía a Andreas que confiara. La mirada desconfiada, su rostro triste, Andreas tenía pocas opciones, continuar en el limbo entre la vida y la muerte y terminar como un alma perdida, o luchar por lo que Axel le decía. - Te juro, que encontrare la manera de llevarte a nuestro mundo.- Bajo la cabeza el hombre y la levanto enseguida.- El arcano me ayudara, deseo regresarte, confía en mí- . Quizá Axel estaba loco, pero casi pudo notar como el alma del joven Andreas suspiraba resignado y aceptaba con un movimiento de la cabeza. Axel se sentía aliviado e impelido, sabía que podía llevarlo a la vida
  25. Axel Rexdemort

    Nigromancia

    Axel despertó inmediatamente, al caer de bruces contra el frio suelo de piedra. Abrió los ojos; había dejado la brecha humeante dentro de aquel portal cediendo de este modo a todo lo que había conquistado allí dentro. Miro a su alrededor, el cementerio seguía intacto y Báleyr detrás de él. - Arcano. – Suspiró el danés mirándolo hacia arriba desde el suelo, para levantarse aún estaba algo confundido, vislumbrando cuando el portal era cerrado. Escuchando con atención al hombre. Miro sus manos y después miro el cuerpo inerte de Andreas en la mesa entre las tumbas, era obvio que no seria una tarea fácil convencer a aquel joven de que el solo quería ayudar, ya lo había mencionado aquella familiar voz dentro de esa galería de almas, como confiar en un hombre que había mutilado su cuerpo. Axel solo suspiro, entendiendo los peligros de los que el tuerto hablaba, un alma molesta agradeció mentalmente al anciano que lo hubiese sacado en ese momento, fue demasiado arriesgado y peligroso aquel vertiginoso viaje. Levanto la mirada y susurro un – Entendido.- en danés cuando el Arcano le dijo que estarían yendo un par de días más a intentar convencer a aquella alma de regresar a ese recipiente, Axel estaba un poco decepcionado pero no podía darse por vencido y mucho menos con el tiempo pisándole los talones, no quería volver a abrir aquel cuerpo; pero escuchaba con atención al Arcano, era tan peligroso como él lo describiría. Axel bajo la mirada de nuevo y suspiro resignado. - Almas Fragmentadas. – Volvió a enfocarse en el anciano el cual tomaba sus cosas para retirarse. Axel aun sentía que le faltaba conocer muchos secretos de las almas. - Gracias por la ayuda. – Sonriendo un poco, aunque sus palabras desaparecieron con el aire, el Arcano había desaparecido. El muchacho tomo su chaqueta y se dirigió al Ministerio de Magia, en función de Warlock podría entrar al departamento de misterios sin llamar la atención y robar algún grimorio prohibido, necesitaba estar preparado para el día siguiente, Axel quería aprender a abrir el portal por sí mismo y convencer a la joven alma. EL día siguiente Axel estaba de nuevo en el cementerio, continuaba leyendo aquel pesado y viejo libro que había hurtado la noche anterior, en esta ocasión no fallaría, en traer de regreso al hombre.

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