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Binny Evans

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Todo lo publicado por Binny Evans

  1. ¿Conocimientos previos sobre Primeros Auxilios? Escuchó, no sabía sobre el tema era ese el real el motivo que le impulsava a tomar la clase. Aún así puso empeño en no quedar mal, hiló algunas ideas como si supiera que al final su opinión no se tomaría en cuenta, ya que ni ella misma estaba segura de lo que diría. Carraspeó. —Creo que aprenderemos diversas medidas que se adoptan ante un suceso trágico, como una lesión, una enfermedad, un accidente. Son los procedimientos iniciales ante tal urgencia, incluso antes de llegar alguien especializado como un medimago. He ahí el nombre "Primeros Auxilios" —sintió que solo daba vueltas el asunto y que en realidad no aportaba nada—. Lo primordial sería concentrarse en aliviar el dolor, impedir que se agraven las lesiones, facilitar la recuperación. Se puede hacer con o sin varita. La magia solo acelerarían estos tres pasos, mas no es imprescindible. Vio la forma en que Jessie sonreía a Richard, supo en ese momento que no podía confiar en sus decisiones. Tomó una mochila, notando que solo había dos. Se estremeció ante la idea, había confiado en que vería a Athena el resto de la clase pero no. —Y yo —le dijo a Athena como respuesta, se notó una pizca de tristeza en su voz «Aún tengo el huevo de dragón» quiso decirle «Tomé dos sin que se dieran cuenta, solo devolví uno al nido... El dragón seguía enojado cuando partimos, ¿recuerdas?» No podía soltar una sola palabra o quizás también la metería en problemas. —Suerte —susurró. Antes de partir volvió la vista, Richard y Athena se alejaban y por ende no podía quedarse inmóvil. Empezó a caminar rápidamente para seguir el paso a Anne, mientras acomodaba la mochila en ambos brazos. Por sus palabras no parecía interesada en tener compañía. Sin embargo, Binny no debía dejar que marchara sola y tuviera un accidente, porque de eso se trataba la clase ¡Muy pronto alguien tendría un accidente! Y si Richard hacía un buen trabajo instruyendo a Athena quizás ellos pudieran impedirlo. Finalmente rompió el hielo. —Tenemos un kilómetro y medio por recorrer —soltó ¿Hacia dónde quería llegar con eso? Ni ella lo sabía, no se le daban bien las charlas cotidianas y más con desconocidos— y tres horas de plazo, significa que debemos avanzar medio kilómetro cada treinta minutos. ¿Crees que lo consigamos? Sobre todo con criaturas mágicas en los alrededores y el terreno no es plano... —frenó sus palabras, lo que menos quería era asustar a Anne. Se encogió de hombros y cerró la boca.
  2. —¿Una fenix? Crees que soy tal cosa... ¡Una fenix! —dijo irritada, alzando la voz luego de mucho tiempo. Sostenía la varita en alto como si el fuego de sus cólera se propagara y le incendiara sin marcha atrás hasta la punta de la varita—. Una guerrera, una defensora. Eso es lo que soy. Lucho día a día por igualdad, por los muggles, por los squib, por magos como tú... para puedan usar ropa interior de Winnie Pooh, una caricatura creada por un hombre sin linaje mágico. Tan ilógicos son los Mortífagos que se visten a la moda muggle, escuchan música muggle, ¡Quieren parecerse a ellos! y aún siguen con el ridículo discurso de la superioridad y la sangre pura ¡HIPÓCRITAS! El muchacho había tragado el bezoar para curar el veneno de la avispa, pero en ese instante nada de eso le interesaba a Binny. Como primera respuesta obtuvo una amenaza de tortura y un incarcerus junto a una mueca retorcida. Fue como si todo se convirtiera en una visión de ellos en el futuro, de lo que les depararía el destino y supo instintivamente que esa no sería la última vez que se verían. —Evanesco —movió la varita y el encantamiento consiguió que las cuerdas del incárcerus desaparecieran en el aire metros antes de impactarle. Y sin esperar volvió a actuar— Expelliarmus —el rayo impactaría de lleno en el chico consiguiendo que su varita saliera disparada cuatro metros a la derecha. Aún en aquel estado, viéndose como la justiciera y el villano consiguió volver a su visión de comic americano donde el héroe siempre ganaba. —No necesito buscarte más, ni jugar a las capturas. Serás presentado como culpable ante el tribunal cuando yo asista a declarar.
  3. De nueva cuenta quedó silenciada, pero aliviada al recibir respuesta por parte de Ernest. No era como si quisiera una batalla en incómodo silencio, pues una pizca de interés había empezado a carcomer su ser. Y pronto no podría parar hasta entender qué tenía planeado el destino aquel día que se produjera el encuentro. Más aún cuando ocurrió un súbito giro que la descolocó y le obligó a reprimir un gimoteo de dolor. «¡Es un mortífago!» pensó, abriendo los ojos sorprendida ante semejante revelación a plena luz del día. Tomó la varita con la otra mano, la que estaba sana, para conjurar— morphos —convirtiendo el short azul de Ernest en una avispa marina que inyectó su letal veneno en la desnuda pierna izquierda del chico. —Episkey —pensó conservando la calma, para curar la muñeca lastimada por el absorvere. Sintió un alivio en cuanto a dolor se refería, pero su lucha interna era sobre el mortífago que tenía en frente y que debía detener a toda costa. Era su deber, se había convencido de aquello desde que dejara la Academia de Magia años atrás. —Ese hechizo —dijo, sonando ahora menos amistosa. Se refería al absorvere por supuesto— solo lo usan los miembros de la Marca Tenebrosa. Es magia oscura... —ni siquiera debía darle vueltas al asunto. Levantó la varita mientras se acercaba paso a paso hacia él— por consiguiente tú eres uno de ellos —. Consiguió estar a cinco metros de Ernest antes de decir con la amargura única que le producían aquellos magos dejados arrear por ideales corrompidos: —¡Ríndete, o te llevaré inconsciente ante el tribunal mágico!
  4. Solo apareció de improviso, cortando el recorrido del viento hacia el claro en las profundidades del bosque de Dean. Su túnica era del tono de las hojas de los árboles añejos; y sus botas, de los troncos grises figurados alrededor. Era su camuflaje, ya que corrían rumores sobre no usar la varita en dicha clase. Con tal idea en mente evocó a muggles, y todas las alumnas serían como tales. La idea, sin duda, le pareció brillante. En cuanto a amor, sentía por los muggles un profundo amor puro y maternal. A sus ojos eran como sus pequeños hijos pródigos regados a quienes debía proteger. Que se valían del ingenio, que creaban arte, historia, tecnología, etc. sin ayuda de un don sobrenatural como la magia. No tenían ventajas y por ende sus logros eran más gloriosos y más dichos de alabanzas. Sin embargo, no estaba en ese lugar para divertirse en el papel de un muggle, estaba ahí para iniciar la clase de Primeros Auxilios. Por conocimiento y por necesidad, pues en el momento menos pensado había requerido inspeccionar los signos vitales de una desconocida en Diaggon, y Binny había quedado petrificada e incapaz de hacer algo por ella. Lo único prudente y podría decirse rescatable era que había auxilio y favores a los demás. Y así, simplemente se dejó someter al sano juicio de los demás. Motivada por dicho acontecimiento tomó la decisión de aprender a consciencia todo lo referente a la clase. Fue así que empujada por viento hacia el centro del claro caminó saludando a Richard con una reverencia, no sin antes lanzarla capucha hacia atrás y dejar que vieran su rostro. Saludó del mismo modo a Athena para luego presentarse. —Soy Binny Evans —omitió su segundo apellido al escuchar a Anne. No por miedo a ser reconocida entre sus familiares lejanos, sino por la pizca de duda que tenía sobre las inclinaciones de los Gaunt en la actualidad—. Estoy aquí para aprender Primeros Auxilios. Se giró hacia Athena y le susurró— Parece que el destino quiere que llevemos clases juntas —le guiñó el ojo. Y volvió la vista al frente, donde estaban ambas profesoras.
  5. Sabía que el chico la silenciaría. Era lo que sucedía siempre que intentaba hacer un morphos seguido a otro hechizo, pero solo tanteaba el terreno para comprender qué tanto debía presionar al muchacho. Ante sus pjps él podía resultar un gran talento duelístico, como también una gran decepción. Todo dependía de la siguiente decisión. —¿Ya somos amigos? Pero aún no nos hemos presentado. Por eso pregunté quién eres y por qué me atacas —respondió, luego de recuperar la voz. Sin embargo la respuesta que recibió fue un contundente sectusempra en su dirección— Protego —el escudo absorbió el rayo mágicamente librando así las profundas heridas en el cuerpo y el desangramiento hasta la inconsciencia. Se echó la capucha para atrás fuertemente, dejando ver su rostro y por fin dio inicio al saludo tradicional antes de comenzar cualquier duelo entre magos. Se agachó con una ligera reverencia y dijo— Soy Binny Evans Gaunt, sin familia, sin hogar, perdida en este pequeño mundo —se irguió y levantó la varita apuntando al pecho de Ernest —¿Era a mi a quién buscabas? —Floreus —el hechizo encantaría la varita de Ernest y al lanzar cualquier encantamiento solo lograría lanzar florecillas blancas a sus pies.
  6. Binny Evans

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    Nick: Binny Evans ID: 115863 Libro de Hechizos: Libro de la Fortaleza Justificante de compra del Libro (Link a la bóveda trastero): Bóveda Nº 108174 Rango Social: Dragones de Bronce Nivel de Magia: 7 Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): 2012 Link a la Bóveda: Bóveda Nº 97424 Link a la Ficha: Binny Evans Un beso!
  7. En su búsqueda llegaba a México, una vez más. Su obsesión por recorrer los pasos de Alexander en el pasado le tenía completamente sometida a aquella averiguación, ya que creía fervientemente que si encontraba un cabo entre el pasado y el presente podría encontrar rápidamente al Gryffindor. Lo único que le faltaba era una pista, una pequeña pista insignificante sería suficiente. Se arrebujó bajo la sombría capa oscura pese al clima cálido, solo para que su rostro quedara menos visible en la capucha. En el interior el corto vestido de lino le llegaba hasta las rodillas y la capa terminaba de cubrirle hasta los tobillos, no estaba acalorada gracias al encantamiento en sus ropas que le mantenía fresca incluso en climas extremos. Pero esa no era la ocasión, el día era equilibrado con suficiente brisa para que el sol, que pronto llegaría a su máximo esplendor, no fuera un obstáculo. En el lugar la presencia de los juegos infantiles le regalaba calma y tranquilidad, lo que agradecía infinitamente ya que desde siempre aquellos espacios eran sus preferidos. Se sentó en una banca a observar el lugar casi abandonado, hasta que notó que no era la única en el lugar. Suspiró, se había roto la magia del parque. Escuchó la voz, parecía asustado pero no podía confiarse de la primera impresión. Fue la primera lección que le enseñó la vida, luego la vida se encargó de hacerle entender que a veces habían excepciones. Ágil y silenciosa como una pantera se movió rodeando el espacio donde el chico asomaba ante sus ojos. Se volvió hacia la izquierda del tobogán ocultando su presencia sin olvidar que debía vigilar. Le desesperaba en cierta medida que los mortífagos siguieran su rastro e incluso intentaran atacarla. Y más en tiempos actuales, donde nadie podía confiar ni en su vecino. —Avis —pese a no dejarse ver, intentó actuar con precaución de modo que una docena de palomas salieron de su varita revoloteando juntas, levantando el vuelo sobre la cabeza de Binny y cayendo en picada sobre el rayo que el muchacho había lanzado. Las aves desaparecieron al ser impactadas pero Binny no se quedó quieta. Estuvo de pie detrás del tobogán y empezó a rodearle avanzando hacia los columpios. —¿Qué te sucede? Dónde quedaron los modales de antaño... —dijo, dejó ver su silueta mas no el rostro, que aún lo tenía oculto bajo las sombras de la capucha, e hizo una reverencia muy tranquila— ¿Quién eres? Por qué atacas a las chicas indefensas... —rió quedamente, no era como si estuviera diciendo la verdad, para luego sostener firme la varita y murmurar— Morphos —el short azul de Ernest tenía suficiente tela para una serpiente Taipán y el hechizo lo hizo posible. La serpiente se transformó apresando sus piernas e inyectando el potente veneno de su interior en el muslo de Ernest. —Tranquilo, solo es una serpiente —dijo Binny. Al notar el rostro del chico supo que no era de fiar, que no podía ser un simple civil.
  8. Tras unos minutos Dúnedain regresaba con la única esperanza de Binny, y es que su hijo era medimago —aún en contra de los deseos de su propia madre—, y solo por eso le tenía en mente casi siempre. Un hijo rebelde, para una madre rebelde... Eso tenía que correr por la sangre de ambos. Groter, era su hijo y no cabía duda. —Estoy bien, muy bien ahora que llegaste. Pero es esta señorita... —miró con pesar a la muchacha en el suelo— es ella la que te necesita. ¡Groter, tienes que ayudarle! Se apartó un poco para darle espacio a su hijo y volvió a escuchar la misma explicación de Richard. Ella asintió, convenciéndose un poco más de sus palabras, no podía ser algo tan grave o al menos no esperaba toparse con ello durante el día. —¿Si está agotada no sería mejor dejarla descansar? —le respondió a Richard, pero este le sostenía la mano a Fengari— ¡Oh, Fengari! En qué momento... Hace cuánto estás... Lo siento, no te vi llegar. ¿Tú estás bien? ¿Te sientes débil? —volvió a notar la premura de Richard para no soltarla y pensó en que quizás ella también estaba enferma. Sin embargo, trató de no distraerse mucho e insistió sobre la muchacha tendida en el suelo— ¿Qué deberíamos hacer, Groter? ¿Será necesario llevarla a San Mungo o crees que pueda quedarse a descansar? Volvió la vista hacia su hijo y le tocó el hombro— ¿Groter? @ @ @@Groter Shulton Granpié Shulton Granpié
  9. Guiada por el impulso de no sentarse a ver pasar el día llegó hasta el Magic Mall, a paso lento pero seguro, pues la última vez le había agradado comprar en aquella planta e incluso resultó sumamente rápido. Claro estaba, la gema no le había sido útil aún pero pronto le encontraría una tarea. Era por eso que al ingresar se apartó del empleado enojado sin hacer el menos ruido. Y buscó con la vista al joven que anteriormente le había atendido. «Emmet... No puede ser tan difícil encontrarlo, no es como si la tienda fuera inmensa» Tomó un formulario y escribió todos los datos con apuro, pues aunque lejos sentía la vibra negativa del chico que gritaba cerca a la entrada. Se apartó un poco para asegurarse que no le perturbaran. Y finalmente terminó estampando su firma en el pergamino para proceder con la compra. —Ehm, quisiera llevarme esto por favor. Aún no veía al encargado que buscaba pero la esperanza era lo último que perdería. Volvió a insistir— ¿Alguien? Necesito ayuda. ID: 115863 Nick: Binny Evans Nivel Mágico: 5 Link a la Bóveda Trastero: Bóveda n° 108174 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda n° 97424 Fecha: 2016-05-10 Nombre del producto: Nimbus 3000 Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: AA Puntos por unidad: 20 Precio: 1000 G Nombre del producto: Capa "Camaleón" Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: AAA Puntos por unidad: 40 Precio: 2000 G Precio total: 3000 G Total de Puntos: 60
  10. Eh... Tomó el pergamino entre los dedos y lo leyó en la mente. En efecto el encargado tenía toda la razón. Binny se sintió ligeramente avergonzada pero se le pasó al instante. Sacó una pluma del bolsillo y rellenó el campo que faltaba. Ni siquiera había demorado dos segundos cuando escribió los datos de la bóveda trastero y dijo. —Estás en lo cierto. Lamento el inconveniente, toma. Esta vez tuvo la necesidad de cerciorarse por tercera vez que todo estuviera en orden, porque demorarse más no estaba en los planes de ningún cliente. Guardo la pluma y soltó— ¿Y ahora? ID: 115863 Nick: Binny Evans Nivel Mágico: 7 Link a la Bóveda Trastero: 108174 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 97424 Fecha: 2016-05-21 Nombre del producto: Libro de la Fortaleza Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Catalogación: AAAAA Puntos por unidad: Precio: 5000G Precio total: 5000G Total de Puntos:
  11. —Then show the world a burning light that never shined so bright ♫ La noche aún no llegaba y ya sentía el incesante deseo de disfrutar con música, alguna que otra bebida espirituosa y charlas cotidianas. La música era divertida, creativa, alegre, brillante, tal cual ella en su infancia temprana. Y era quizás por ello que no podía evadir salir y desperdiciar la vida solo por una noche. «Bah, si no lo hiciera sería igual de culpable» se dijo, con aquel acento despectivo que usaba solo para ella misma y que le dibujaba una sonrisa ladeada. Además, incluía en sus pensamientos a su hijo, que quién sabe dónde andaría, y sobre todo a Alexander que tenía el espíritu tan noble y tan radiante que solo de pensar en verlo de nuevo le daban ganas de bailar. Suspiró. Tenía que reparar el giratiempos de plata para volver a encontrarlo. Porque ese era su destino. Tomó una ficha y la completó al instante, ya que anteriormente había ido a hacer lo mismo solo que con otro libro. Garabateó sus datos, los datos de la bóveda y estampó su firma de la forma más limpia y rápida que pudo. Levantó una mano para captar la atención— ¡Hola, quisiera llevarme esto por favor! ID: 115863 Nick: Binny Evans Nivel Mágico: 7 Link a la Bóveda Trastero: (en caso de poseerla) Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 97424 Fecha: 2016-05-20 Nombre del producto: Libro de la Fortaleza Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Catalogación: AAAAA Puntos por unidad: Precio: 5000G Precio total: 5000G Total de Puntos:
  12. Nick: Binny Evans ID: 115863 Conocimiento: Primeros Auxilios Nivel de Magia: 7 Link a la Bóveda: Link Link a la Ficha: Link Un beso!
  13. —Pobre criatura, se ve tan frágil —Binny sostuvo la respiración para contener una marea de tristeza e impotencia. Veía el rostro de Luna, sus ojos aún estaban cerrados pero daba la impresión de que se abrirían en cualquier instante. Quería cargarla y darle reposo en un lugar más cómodo pero Richard tenía razón, no era correcto moverla en una situación como esa. —Buenos días, Richard. Gracias, me alegra verte —aunque fue sincera no era la mejor circunstancia para una plática cotidiana. Se volvió hacia el grupo de magos reunidos y dijo— ¿Alguno es médico? Alguien debía hacer algo. Si no es que era demasiado tarde. La estancia empezó a parecerle muy pequeña, incluso oscura, como si su anhelo desesperado por ayudar y no poder hacer nada le carcomiera el alma y le gritara ¡Eres una inútil! Acorralándole en la estancia y enjaulándole lejos de su querida libertad. Y aquello no podía permitirlo. —Necesitamos un medimago —susurró como dándose fuerza para despegarse del suelo. Y la idea brotó en su mente, necesitaban a @@Groter Shulton Granpié Shulton Granpié Binny tomó a Dúnedain del hombro y le pidió que trajera a Groter. El elfo que había aparecido junto a Evans segundos antes, aún desconcertado, desapareció en busca del hijo de Binny. Aquella era la única solución lógica en la cabeza de Evans que aún seguía sintiendo los gritos en su interior: ¡Eres una inútil!
  14. —Qué sucede El local era nuevo para Binny, no estaba en ninguno de sus recuerdos y descartó la idea de solo haberse borrado de su mente. No, el negocio debía ser nuevo. Y la situación al entrar también fue como un puño a sus sentidos. Una jovencita estaba inconsciente, tendida y rodeada por los magos y brujas del lugar. —¿Qué le sucedió? —insistió, acercándose más para verle el rostro. Se notaba completamente sana y en paz, como si tuviera un sueño feliz— Quizás debamos llevarla a San Mungo —se atrevió a murmurar, pese a ser la última en llegar. Su rostro se marcó con una sombra de preocupación y desconcierto. No era como si supiera de primeros auxilios, pero empezaba a creer que debía tomar una clase de eso y pronto. Se limitó a observar lo que hacía Richard y ver el efecto de la poción en la jovencita. «Si tan solo hubieras tomado esa clase...» se reprochó, todo hubiera sido diferente y no estaría de pie siendo una observadora más. Dejó escapar un suspiro hondo. Sus manos se movieron con nerviosismo pero agregó dirigiéndose a todos— ¿Y si la llevamos a un lugar más cómodo? ¿Hay algún sillón o una cama que pueda usar? @@Luna Sofia L.M @@Mr Zurin @
  15. El bolsillo ahora se sentía menos pesado. No como si estuviera en banca rota, ya que tenía suficientes galeones en la bóveda; sino más liviano gracias a las dos pociones que recientemente había adquirido. Estaba feliz, y ansiosa por conseguir más. Observó la primera planta cuando las puertas del ascensor de abrieron lentas y pesadas. En cierta medida le causaba gracia estar ahí, a la expectativa, esperando encontrar algo realmente útil. No unas orejas expansibles, que a ella para nada le servían y eran fáciles de notar. —Quizás... Unos anteojos —se dijo, sin notar que hablaba en voz alta. Aquello sí le era de ayuda, podría usarlos la siguiente vez que fuera a la reserva Newt Scamander a robar dragones. O solo, averiguar qué sentían las golondrinas al verla. Sí, eso sí que le hubiera gustado. Tomó un formulario nuevo cuanto estuvo al alcance y anotó su primera compra "Anteojos Alfa". En las estanterías se lucían diversos objetos mágicos, pero muchos de ellos no le generaban gran intereses. Binny tenía el deber de pensar con cuidado y elegir lo mejor. «¿Una moto mágica? No, prefiero las escobas» Pero no tenía licencia de vuelo, pese a haber aprobado el examen años atrás. Antes de comprar tendría que arreglar ese asuntillo ministerial. Suspiró, lo que menos quería era demorarse. Y por fin, doblando hacia la derecha de un estante repleto de bolas de cristal vio lo que quería. Dibujó una sonrisa ladeada, como señal de triunfo o haber encontrado algo realmente valioso. —¡Me lo llevo! —exclamó, no sin antes anotar en el pergamino y levantar agitar la mano en el aire para que el encargado se acerca a ella— Buenas. Tome. Quisiera estos dos, por favor. Espero que aún pueda llevarlos.... ID: 115863 Nick: Binny Evans Nivel Mágico: 5 Link a la Bóveda Trastero: Bóveda n° 108174 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda n° 97424 Fecha: 2016-05-10 Nombre del producto: Anteojos Alfa Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: AA Puntos por unidad: 20 Precio: 1000 G Nombre del producto: Gema de la Desaparición Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: AAAA Puntos por unidad: 80 Precio: 4000 G Precio total: 5000 G Total de Puntos: 100
  16. Derrochadora, así era como se sentía en ese preciso instante. Sabía que sus aventuras en América le dejarían pronto en la ruina, y que su fortuna no duraría para siempre. Pero, y eso qué. Nadie le quitaría lo vivido. Constantemente Binny pensaba en que quizás no habría mañana, y que planear "demasiado" el futuro era una idea agotadora y con pocos frutos. Y es que sabía cómo sería el futuro, gracias a su forma de ser ya tenía todo calculado, inclusive tenía un plan B y C. «Solo son galeones, puedo conseguir más... Sí que puedo.» Un préstamo a esas alturas no era mala idea, sería más sencillo; sin embargo, ya había ubicado un puesto de trabajo. Y si sus cálculos eran correctos tendría de regreso toda su inversión y más en tan solo un mes. Saludó a algún empleado, sabía que era del Magic Mall porque todos traían un uniforme azul para reconocerlos. Era una tradición, al igual que los futbolistas traían una camiseta del equipo. Binny hizo una seña para que este se acercara y de inmediato sacó la ficha lista que conservaba de la última visita al Mall. —¿Qué tal? —una sonrisa amable nunca estaba de más, incluso cuando se notaba evidentemente apurada— Quisiera llevarme esto, por favor. Entregó el pergamino con un ligero movimiento de varita y esperó ansiosa algún comentario del encargado. No quería que le dieran una mala noticia, como que las pociones que deseaba estaban agotadas. Esperaba un trámite satisfactorio, así continuaría su rombo hacia otra planta. ID: 115863 Nick: Binny Evans Nivel Mágico: 5 Link a la Bóveda Trastero: Bóveda nº 108174 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda nº 97424 Fecha: 2016-05-09 Nombre del producto: Esencia de Díctamo Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Poción Catalogación: AAA Puntos por unidad: 40 Precio: 2000 G Nombre del producto: Filtro de los Muertos Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Poción Catalogación: AAA Puntos por unidad: 40 Precio: 2000 G Precio total: 4000 G Total de Puntos: 80
  17. Sonrió escondiendo la tristeza gracias al comentario de Athena. Su compañía siempre le hacía sentir mejor. Un nuevo pensamiento afloró en su mente, aún tenía a sus amigas y no podía decaer por perder algo que ni siquiera era suyo. Además mamá dragona estaría muy enojada. —Tiene un encantamiento expansor indetectable —le respondió estirando un bolsillo de la túnica para que vieran mejor la millonada de golosinas que traía encima—. Deiwan me enseñó hace mucho tiempo en la clase de Encantamientos. Figuraban muchos años de eso, pero Binny lo recordaba a la perfección. Andrómeda había pasado con ella durante la noche, bebiendo té y mordisqueando galletas, para explicarle más sobre el asunto y que era ilegal hacerlo sin el permiso ministerial. Pero a Binny nunca le llegó ninguna carta del MM para comprobar. De manera que tenía encantados muchos baules y bolsillos. «¿El huevo?» Binny tuvo que interceder, claramente. Aquellos huevos, el pequeño dragón y la enorme dragona no podían permanecer en el laberinto. Tenían que ser trasladados a una reserva mágica donde serían cuidados y protegidos. —Ehm... Hay que rescatarlos —dijo, refiriéndose a sus tesoros; es decir, a los huevos—. El dragón sería difícil de trasladar pero no pueden permanecer aquí mucho tiempo. ¿O sí? ¿Qué era mejor? Una reserva o un laberinto intransitable para proteger aquellas legendarias criaturas. Binny sopesó las ideas y tomó una decisión rápida. —Tienen que ir a la reserva. Carraspeó— Claro, antes tenemos que averiguar donde está la salida. Binny, que era la practicidad hecha persona, levantó la varita y la pared del frente estalló dejando un enorme círculo por el que podían pasar. Lo hizo una, otra y otra y otra más. Pese a la reacción de sus amigas, había conseguido construir una salida a fuerza. En la última pared Binny se sobó los ojos a causa del polvillo y las pequeñas piedras salpicándole a la cara. Casi no veía a causa de la oscuridad pero cuando la estructura cayó la luz del día le obligó a cerrar los párpados con fuerza. Al otro lado les esperaba un claro. Cuando por fin pudo ver, la forma de unas montañas bañadas de blanco le sorprendieron. Estaban en la cima del mundo. Y el mundo era de nieve.
  18. ¿Había dicho "Patronus"? Binny recordó el encantamiento y que ella tenía uno particular. Trató de hacer memoria: Veía un brillo golpeando sus ojos. Un hilo de luz desapareciendo de la varita. Y mucha felicidad. «Necesito un pensamiento feliz, feliz y poderoso» se dijo. Athena sintió un ruido que Evans pasó por alto al estar inmersa en sus recuerdos. Sin embargo, no pudo dejar de notar el rostro tenso y la posición defensiva de la varita de esta. —¿Qué pasa? —preguntó con notable preocupación, ignorando lo que surcaba sobre sus cabezas. El ruido provenía desde el cielo y tuvo que mirar hacia arriba. Una bola de fuego cayó a escasos centímetros de ellas y Binny sintió el calor acariciando su piel. Su rostro se iluminó con un anaranjado cobrizo unos segundos haciéndole lucir como una escultura de ella misma al estilo de los jardines de Kensington. Hizo caso a Athena y corrió abrazando el huevo de dragón desesperadamente. «Un patronus, necesito un patronus para distraer al dragón» pensó rápida, pero no podía soltar el huevo. Corrió siempre hacia adelante a la par de Athena, pues más que morir calcinada le daba miedo dejar a su compañera atrás. Las pisadas restallaban cada vez más fuertes o era su impresión. Miró de reojo a su compañera, ella también debía estar pensando en cómo escapar. La salvación llegó desde la dirección hacia donde huían. Binny notó un chorro de luz iluminando los pasillos delanteros y aunque era una buena señal sintió correr un escalofrío. Tenía que ser Sherlyn de otro modo estarían perdidas. —¡Hacia allá! Es ella —hubiese gritado, pero su voz no daba para mucho. Cuando lo dijo se le sintió la agitación y la alegría desparramada— ¡Sherlyn! Un... dragón... nos sigue. Lo que pasaría a continuación era deducible, Binny tendría que devolver el huevo. Y aunque se lo dijeran de mil maneras su corazón no quería dejarlo. «No, es mío» Pese a ello, aceptó lo que dijo Sherlyn. Sabía que ella tenía la razón. Soltó el huevo bruscamente, sino no lo hubiese conseguido. Quizás para hacerse la idea de que no era nada, pero en realidad era un tesoro valioso. El huevo no cayó sino que quedó levitando frente a Binny y con ayuda de la varita lo trasladó hacia la enojada dragona. Quizás sus ojos se humedecieron, pero solo quizás. —Adiós, pequeñito —dijo esforzando el nudo que tenía en la garganta. —Que bueno que estés bien —le hablaba a Sherlyn—. Athena también estaba preocupada por ti, fue muy raro aparecer en un laberinto, pero ya estamos juntas de nuevo. Igual que los dragones —miró de reojo con tristeza hacia el huevo que perdía por completo en esos segundos. Rebuscó entre los bolsillos de la túnica y sacó botellitas con jugo de arándano, así daba la impresión de que todo estaba yendo bien—. Esto les refrescará —dijo y les dio a cada una.
  19. En efecto, la madre de los dragones tenía que estar cerca. Binny intentó acariciar al pequeño con timidez. Levantó la mano suavemente y dejó que la olisqueara primero; con esto le dio tiempo al dragón de sentirse cómodo. Esperó el momento preciso de acercarse un poco más para tocarle la piel que se veía escamosa y endurecida. Cuando finalmente lo hizo sus dedos sintieron la cálida rigidez, era tíbio y sus escamas filosas. Era como un cocodrilo de acero pero enorme y mortal. —Cuando crezcas, tu piel será el mejor escudo; y tu aliento, tu mejor espada —Escuchaba, el dragón escuchaba atento, con sus enormes ojos negros fijos en ella. Binny se apartó con la misma delicadeza con la que se acercó. Athena, más precavida, apuntaba con la varita al pequeño— Es un bebé, lo único que puede hacer es quemarnos los zapatos «o generar quemaduras no tan leves»—le sonrió, empujando su varita con delicadeza para que el pequeño quedara fuera del rango de la magia de la bruja —Cuando crezca será un peligro ¿Deberíamos dejarlo y correr el riesgo de que lo encuentren después? Sería bueno llevarlo a la reserva, ahí sabrán cómo cuidar de él. Pero tampoco quiero ser comida de dragón, le diremos a Sherlyn que regresen a buscar a los dragones cuando la encontremos. Sí, llevemos un huevo. Tomaré este... —el cascarón era dorado, del tamaño de una piña, liso al tacto pero cubierto por escamas que brillaban con la luz. Sin que Athe se diera cuenta tomó otro y lo metió en el bolsillo mágico de la túnica. Binny apoyó el huevo en el pecho y tuvo cuidado al salir por el agujero, con una mano balanceó el peso y con la otra levantó la varita para iluminar y divisar los pasillos. —Venga, vamos ¿Ahora hacia dónde? —le preguntó a Athena.
  20. Avanzar. No era una mala idea, para nada. Solo que en la oscuridad todo era más peligroso, tenebroso y riesgoso. Incluso un escalón podía costarles la vida. Binny contuvo la respiración antes de responder. No quería demostrar miedo, pero estaba congelada y la varita estaba rígida. Se acomodó el cabello con la mano enviándolo hacia atrás, para ver mejor. —Tenemos que avanzar. Tenemos que encontrar a Sherlyn lo más pronto posible —respondió, pero sus pies seguían dudando en su sitio. Athena estaba más convencida, si no fuera por ella Binny solo hubiera buscado la solución más fácil pero menos efectiva: Confringo. Una sola explosión hubiera deshecho la pared y ya estarían al otro lado. «No, no, tenemos que ir hacia adelante. Este camino debe llevarnos a alguna parte, es simple lógica. Solo es una prueba, Dúnedain me advirtió.» Había escuchado la rama partiéndose y eso solo podía significar que había alguien o algo muy cerca. Si todo se trataba de una prueba entonces no podía fallar. Dio un paso hacia adelante y no pudo detenerse, por miedo o por valentía, pero no pudo desacelerar el paso. Avanzó con la varita en alto y la luz arrasando con la oscuridad. Pero el camino no era todo recto, y tuvo que doblar en ocasiones. —¿No te emociona todo esto? —le preguntó a Athena, Binny lo dijo como si de verdad lo disfrutara. Sin embargo, en un rincón de su corazón también sentía miedo por ambas. El primer pasadizo se dividía en al menos diez, de manera que en este momento deambulaban por el laberinto perdiéndose más. Aquello también le asustaba, pues no conocía un rastreador mágico que funcionara bien en laberintos y si estaban perdidas nadie podría rescatarlas. —Si tenemos suerte habrán criaturas mágicas muy cerca, quizás unicornios —era una tontería, por supuesto. Los unicornios no se escondían en laberintos sino en lindos bosques profundos y misteriosos. Binny suspiró, era su deber mantener la calma y el buen ánimo. Si tan solo descifraba el motivo de la "caminata" hallaría una buena solución para el problema. Pero no entendía qué debían hacer además de buscar. Miró a Athe, ella seguía ahí. La luz de la varita le hacía lucir sombría y lista para contar un cuento de terror. Binny podía imaginar esa escena hubiera corrido despavorida si empezaba a hacer aquello, pues le tenía pánico a esos cuentos. Siguió caminando iluminando con la varita y otra ramita se rompió. De repente empezó a temblar la pared de la izquierda y un gruñido le hizo saltar. Binny se apartó de la pared, era lo más extraño. Solo la pared estaba inquieta y todo lo demás seguía igual. —Hay algo aquí —pensó en voz alta—. Apártate, Athe. Ya me cansé de caminar —súbitamente lanzó un hechizo que explotó la pared y esta cayó en trocitos dejando un círculo al frente. Una criatura chilló y al otro lado se movía asustada. El polvo les impidedía la visión y Binny tosió escondida tras la túnica. Cuando la situación mejoró y el polvo quedó como un manto fino sobre el piso, Binny miró hacia el interior y su sorpresa fue grande— Hay... huevos —dijo—. Muchos huevos. Se interrumpió— ¡Y un pequeño dragón! —el bebé lanzó una llamarada y volvió a gritar con un chirrido intenso. El pequeño dragón no más grande de Athe o Binny se apartó hacia el fondo y pisó uno de los huesos calcinados en el suelo. Aquello era lo que habían escuchado antes, no eran ramas eran huesos. «Los dragones son criaturas mágicas poderosas... de clasificación XXXXX, pero este pequeño debe ser más fácil de manejar» —No te asustes, pequeño —dijo Binny—. Athe, no podemos dejarlos aquí. Sería bueno llevarlos con Sherlyn para que los examine. ¿Tú qué crees?
  21. Antes de... Binny se sintió muy aliviada cuando Athena le pasó una pluma anaranjada y un frasco con tinta, lo que le faltaba era un pergamino donde escribir, lo más accesible que tenía eran los envoltorios así que tomó uno— ¡Gracias! —. Se tapó la boca como un rayo cuando cayó en cuenta que hablaba muy fuerte e interrumpía la clase. Sin embargo, lo que a ella le pareció una avalancha para el resto fue como el zumbido de una mosca. —El color está bien, lo importante es que cumpla su deber —respondió, al tiempo que miraba para atrás y veía la hermosa letra de Athena. Por su parte no se podía decir lo mismo, empezó a copiar lo del pizzarón tan a prisa que algunas letras parecían escritas en código morse. —Sí, funciona muy bien —agregó cuando colocaba el punto final—. Te debo una. ~*~ Asintió. Binny quería dar con Sherlyn lo antes posible, ya que según Dúnedain las clases terminaban siento muy peligrosas y algunas veces traumáticas. Ella no podía asegurar aquello ya que poco recordaba de su trecho por la academia de magia. Lo que sí escasamente sabía de su propia historia era de Andrómeda y de Only, pero de ellos no quedaba ni el rastro. Ese par hubiera sido excelente para la mejora de su memoria pero ningún elfo sabía sobre su paradero, así confirmó Dúnedain cuando le pidió que hallara alguna pista. Se agarró de la mano de Athena firmemente y así atravesaron el ventanal, pues temía que si se separaban algo realmente malo les sucedería. Al otro lado reinaba la oscuridad pero pudo sentir la pared de madera y rastros de plantas cuando pegó el hombro y se le quedaron en la ropa. —Lumos —susurró, tenía la varita levantada e intentaba iluminar hacia el fondo— No tengo idea, está... abandonado y descuidado. Al menos no estaba sola y ya podían ver mejor. Soltó a Athena y se quitó un hierbajo del pelo — ¿Sherlyn, estás bien? —gritó hacia lo profundo de la oscuridad— ¿Sherlyn? Ahora qué vamos a hacer... —buscó una respuesta en los ojos de Athena, pero estaba segura que ella también estaría igual de confundida.
  22. Se rió bajito cuando escuchó el comentario de Athena. La diestra escondía su sonrisa para no incomodar a nadie. Volteó para verla mejor, estaba más cerca y podían conversar tranquilamente. —Cierto. Algunos animales pequeñitos y muggles tienden a ser muy fuertes y poderosos —suspiró con alegría—. Me gusta pensar que si no es por magia es porque son un milagro. Un milagro humilde y poderoso, como deben ser. Sherlyn manejaba muy bien la clase y eso creaba un ambiente ideal para captar el interés de Binny y aprender todo lo que explicaba. Vio como en la pizarra se detallaban sobre clasificación de criaturas y recordó que no había llevado pluma ni pergaminos. Solo tenía dulces y con ellos no podía tomar nota... —¿Athena, tienes pluma extra? —le susurró para que solo ella pudiera oir, intentando no distraer a Sherlyn que en ese momento hablaba sobre rangos para controlar criaturas mágicas. Reparó en no voltear mucho para pasar desapercibida— Es que olvidé traer... —dijo sonrojándose un poquito y mirando mejor el rostro de Athe y volviendo rápidamente la mirada al frente. Tampoco traía pergamino pero podía usar un envoltorio y cuidarlo hasta llegar a casa. Hasta eso Sherlyn contaba sobra las características de los seres, bestias y espíritus. Aquella era un relato interesante, sobre todo porque involucraba la lucha entre especies. Los magos no tenían que dominar todo y le parecía injusto que Centauros, Sirenas, espíritus o bestias no implantaran su propio reinado, sirviendo a unos pocos. Por fortuna ellos también compartían su sentir. La explicación había acabado y Binny aún no copiaba lo escrito, había perdido tiempo divagando como siempre. Aún así se percató que Sherlyn encantaba uno de los ventanales creando un portal. La vio desaparecer y no volver, le dio una sensación extraña como de desconfianza ya que no les habían informado al respecto y resultaba muy misterioso por donde se le viera. Quedó mirando un rato el ventanal antes de decirle a Athe— Tengo un mal presentimiento... ¿Puedes sentirlo? ¿Te parece si vamos juntas? Ven, dame la mano. Así llegaremos juntas a donde sea que nos dirijamos.
  23. Consumibles en Batallas Nombre: Link a la certificación: enlace Nota: No se permiten más de 5 consumibles en inventario. Consumibles especiales: Nombre: Llave Maestra Link a la certificación: enlace Nombre: Llave de Ilvermorny Link a la certificación: enlace Nombre: Llave de Ravenclaw Link a la certificación: enlace Nombre: Llave de Hufflepuff Link a la certificación: enlace
  24. Poderes de Criaturas Tipo de Poder: Licencia de uso:
  25. Libros de Hechizos Nombre: Libro del Aprendiz de Brujo Nivel: 1 Link a la certificación: enlace Habilitado para su uso: Si Nombre: Libro de la Fortaleza Nivel: 5 Link a la certificación: enlace Habilitado para su uso: Si Nombre: Libro de la Sangre Nivel: 7 Link a la certificación: enlace Habilitado para su uso: Sí Nombre: Libro del Equilibrio Nivel: 10 Link a la certificación: enlace Habilitado para su uso: Sí En situación transitoria y sin poder hacer uso del libro: Nombre: Libro del Druida Nivel: 15 Link a la certificación: enlace Habilitado para su uso: No

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