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Binny Evans

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Todo lo publicado por Binny Evans

  1. No hay manera sencilla de explicar los giros en la vida de Binny. Por el momento, basta decir que vive cómoda y burguesamente, por supuesto. Ha adoptado una actitud proactiva, en esta nueva etapa soñó con fortalecer la alianza con la familia y decidió regresar a Ottery antes de cerrar el libro y empezar otra emocionante historia. No hace falta decir que Boss no estaría incluído. Se sabe que sus deseos y anhelos son tan variables que ella misma se acelera en este propósito. Por tanto se ha instalado en la torre del castillo que ocupaba durante la época de la academia sin anunciarse y ha planeado algunas bromas para causar un gran revuelo entre los familiares en el castillo. Naturalmente, tal actitud tiene precedentes clarísimos en la Orden del Fénix y más que nada en en sus pininos con Andrómeda y Only. Antes de entrar en más detalle sobre el objetivo de Binny se debe saber que tenía un negocio de música llamado Spark of Madness, fue ahí donde encontró una flauta mágica que atraía a Octa —una hermosa araña del tamaño de dos manos juntas, muy inteligente y venenosa que es capaz de realizar muchísimos trucos—, con el tiempo y sus dones de sacerdotiza se hicieron amigas y con su colaboración colocaron huevos dorados por el castillo para jugarle bromas a cada unos de sus parientes. Es muy importante reconocer el aporte de Octa en estas bromas, pues era quien se escabullía para reacomodar los huevo dorados y pudieran encontrarlos fácilmente. Les tomó toda una mañana colocar los huevos dorados por todo el castillo, estos se activaban al tacto y ninguno contenía nunca la misma broma, por ende ni siquiera Binny sabía qué podría ocurrir. En el castillo cayeron uno a uno, demostrando así que los Evans McGonagall poseían una loable curiosidad y capacidad de asombro. El primero fue Edward (@@Syrius McGonagall), luego @, @@Ania Evans Weasley, @ —la broma de los monos era la que más carcajadas consiguió— y finalmente @@Kutsy Stroud Lenteric hizo que los corazones de todos latieran acelerados por lo inesperado y peligroso de la situación. Para Binny fue asombrosa la reacción calmada y poco pudorosa de Kutsy cuando le vio cambiarse frente a todos. En ese preciso momento no pudo contener la risa y dobló la nimbus rumbo a la ventana de la torre oeste donde podría reír con total soltura y descompostura. Sin embargo había dejado sola a Octa y debía regresar pronto por ella, no quería de ninguna manera que la atrapen e intenten darle un escobazo. Para mala fortuna Binny nunca aprobó el examen de vuelo en escoba y la nimbus se resistia a obedecerle. Notó la llegada de @@Laimi Evans y ordenó a Octa que colocara un huevo cerca de ella. Sin embargo, la escoba temblaba más cada vez así que decidió aterrizar o al menos intentarlo. Tomó fuertemente la escoba para controlarla mejor pero fue inevitablemente una tragedia. La Nimbus enloqueció llevando a Binny de un lado a otro, arriba y abajo, hacia el cielo y ahora en picada. —CUIDADO LAS CABEZAAAAAAAS AAAAAHHHHH —gritó, pues iba en picada hacia el jardín principal donde estaba la familia. No podía controlar a esa Nimbus salvaje y furiosa, iba a morir o ser herida letalmente. En vano luchó por controlar la escoba porque no servía y veía el piso cada vez más cerca. Sin tan solo pudiera sujetar la varita...
  2. Aviso Importante: A partir de la fecha se darán INCENTIVOS a los miembros oficiales de la familia para promover la actividad en los diversos topics y la distribución de galeones en pro de nuestro crecimiento foril. La transferencia de galeones dependerá de la cantidad de post y se detalla a continuación: En el Castillo Evans McGonagall 1.- Se dará el íntegro de 50G por post de familiares. 2.- Se dará 10G adicionales por cada post de usuario externo a la familia.* En el Negocio Familiar Casamenteras Evans 1.- Se dará 30G por post de familiares. 50G si se supera los 10 post. 2.- Se dará 10G adicionales por cada post de usuario externo a la familia.* En el topic off rol Antro Evans McGonagall 1.- Se dará 10G por cada post de familiares 2.- Se dará 5G adicionales por cada post de usuario externo a la familia.* *La persona interesada deberá dejar los links a final de mes por el topic de registro. Yep, maldito dinero♥ @@Ethan Lenteric @@Groter Shulton Granpié Shulton Granpié @@Albus Severus Black @@Lillian Potter Evans @@Helen Evans @@Jank Dayne @@Ania Evans Weasley @@Kho Weasley @@Kutsy Stroud Lenteric @@Meight Evans @Marcus McGonagall @Junnyco Wright @Fengari Naberrie Black @Syrius McGonagall @Nicole Evans Crowley @Kira~ @Melrose Moody @Bel Evans McGonagall @Soamily Evans McGonagall
  3. Las puertas del elevador se abrieron y por un segundo Binny dudó sobre si era el lugar correcto, con mirada ansiosa recorrió los ojos por el panorama y salió disparada antes que las puertas se cerraran en su cara cuando comprobó que era el destino final del recorrido. Lo cierto era que solía visitar el Magic Mall una o dos veces al año y nunca todos los pisos, solo los necesarios. Por ende, anticipaba sus visitas y tenía la rutina preparada; sin embargo, esta vez había estado comprando en Diagon solo para pasar el rato y no vio mal entrar al Mall y conseguir el libro que había olvidado se necesitaba para la siguiente clase de la universidad mágica. —Uhm... ya que estamos... Accio formulario. Ante su sorpresa uno de los típicos pergaminos se acertó levitando hasta ella. Sintió la textura, sabía que estos se apilaban en la misma zona de la tienda cada vez que iba a visitarlos, pero no esperaba tener la razón este año. Meditando sobre eso rellenó los datos con su propia letra y caminando un poco buscó a alguien que pudiera ayudarla. Lo divertido era que siempre había alguien servicial disponible a aprobar la compra. —Buenos días, quiero realizar una compra —dijo sin levantar mucho la voz, la garganta no le permitía tener aquel don. ID: 115863 Nick: Binny Evans Link a la Bóveda Trastero: 108174 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 97424 Nivel Mágico: 9 Fecha: 2016-02-02 Nombre del producto: Libro de la Sangre Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): 7 Precio: 7000G Precio total: 7000G
  4. Tardes! @@Badru tú que todo lo sabes y si no te lo inventas xD Necesito de tu ayuda, me enviaron contigo para solucionar una duda sobre el Haz de la Noche en duelos/redadas, hasta que pase administración y aclare el asunto. Pero creo se podría ahorrar tiempo con aclaraciones certeras y buen criterio, y así es como llegué hasta ti. Además que le harías la vida más fácil no solo a Admin sino a todos. Esta es mi duda, por si quieres más detalle y algunas justificaciones: http://www.harrylatino.org/topic/100391-tablon-de-dudas-v/?p=4995341 Haz de la Noche: (Invocación. No Verbal) Permite abrir portales y desaparecer antes de los tres turnos en un asalto o redada, llevando un acompañante. La apertura del portal no consume acción y, por tanto, se pueden lanzar los hechizos que correspondan al turno en el post de desaparición. El portal se puede cruzar herido, aunque si se necesitaban episkeys de urgencia y no los hace, morirá tras cruzar el portal. Verás, para simplificar, es comprensible que la magia de los libros sea demasiado poderosa y sea innevitable que al usar el hechizo no se invoque un portal. Hasta ahí todo perfecto, se crea un portal porque se crea y no hay nada que pueda impedirlo. El problema radica en el acompañamiento de la definición "se pueden lanzar los hechizos que correspondan al post de desaparición". Es decir se pueden lanzar los hechizos del turno, ya sean dos o tres en caso de tener Celerus. La duda es sobre estos hechizos, del turno ojo, permitidos. Se sabe que el portal no altera el tiempo y por ende los hechizos que se realicen en ese post suceden al ritmo de la batalla y se rigen por la tabla de tiempos que se maneja desde siempre en los duelos. Dicho de otra manera, estos hechizos se pueden intercalar según las reglas. Y aquí radica mi duda ¿Estoy en lo correcto? ¿Y si no, si los hechizos no pueden intercalarse cuál es el sustento? Eso por ahora, luego regreso con la segunda parte xD
  5. Es hora de irme, si me quedo más tiempo no dejaré de ver el cuadro de la duquesa. Estoy encantada con ella y a la vez detesto sus carencias. Luce increíblemente hermosa con sus crespos rubios, pero aparte de su belleza no posee nada. Sus hermosos ojos verdes brillan con inocencia y su boca siempre parece a punto de sonreír. Sin una pizca de inteligencia es una obra de arte pintada en una servilleta, es el vivo retrato de una adolescente cabeza hueca. Pero, ¡ah! que bellos son sus colores y que bellas sus ondulaciones; a la vez, que agrias son sus maneras y que odiosos son los conflictos que sobresalen de su alma. Es carente de la llama de la vida, es un ser que vivió para morir y que se ahogó en maquillajes y vestidos finos. Me causa lástima, aún así quiero saber más sobre ella y sobre Alexander. Ambos tan contrarios pero tan preciados para mi. Sus secretos, son sus secretos lo que busco con tanto afán. En el castillo empieza a amanecer y los cuadros despiertan entre bostezos, la duquesa me mira con ojos cansados y sé que es el final de nuestra conversación. Será en la siguiente madrugada cuando charlemos sobre el paradero de Alexander, sobre las posibles pistas para reparar el Giratiempo de plata y sobre los juegos en el tiempo. Me despido igual de cansada y ella se ríe detrás del abanico de carey, es nuestro pequeño ritual. Apago la linterna que va colgada en la pared, que a estas alturas es inútil, y me dirijo a mi habitación. Ahí está la nota sobre el inicio de la clase de Transformaciones y no puedo dormir o terminaré inconsciente hasta el anochecer. Tengo más fuerza de voluntad que sueño por tanto me visto con unas botas rojas altas, un short y una campera mostaza. Llegar hasta la dirección en medio de una ciudad no es difícil, estoy acostumbrada aparecer en los baños de un metro subterráneo y a recorrer esas calles para convivir con los muggles. He descubierto que con el pasar de los años me gusta observar menos y actuar más, por eso sé cómo usar el bus, comprar en los centros comerciales y divertirme en los cines o las ferias. Me agradan los ingeniosos muggles y los respeto muchísimo. Camino decenas de calles ya que tengo tiempo y me pierdo entre el gentío. Llevo dinero apropiado en los bolsillos y en el centro comercial voy directo al puesto de hamburguesas. Pido una de carne, lechuga, papas al hilo y todas las cremas. Me distraigo viendo la sala de videojuegos mientras mastico, aún así una conversación sobre las leyes de Gamp me hace voltear a ver un grupo de aspecto poco convincente en realidad. Tengo que acercarme a ellos, pues reconozco a Sebas y a Anne. Sé de inmediato que todos son magos y trago rápidamente para saludar. Sin interrumpir a nadie, me deslizo hacia el costado de Sebas conservando distancia pues es solo a él a quien puedo hablarle con total confianza, al resto me cuesta saber de quiénes se trata. Veo que está con su novia y sonrío al conocerla por fin. Hago una reverencia muy rápida que pasa desapercibida y sin tantas vueltas les digo: —Soy Binny —me siento algo avergonzada sosteniendo una hamburguesa en medio de ellos, aún así saludo con un gesto sencillo—, llegué hace rato pero no los hallaba y... aproveché a comprar algunas cosas —en realidad, había quedado perpleja mirando los videojuegos de zombies—. Lamento el percance. Sobre las leyes de Gamp abarca la transfiguración elemental, todo aquello que puede transformarse, moldearse, aumentarse pero no producirse de la nada. Como por ejemplo la comida, esta puede agrandarse, achicarse, moverse, transformarse, se puede cocinar con magia inclusive pero nunca ser creada.
  6. El ascensor se detuvo en la segunda planta, las puertas se abrieron pesadamente y tuve que salir apresurada para no quedar atrapada y llegar hasta la tercera planta. Mi idea de un día de compras dista demasiado de este día, pues pese a la afluencia de magos y brujas siento que la tienda está medio vacía. No tan lejos puedo notar que la encargada está atendiendo a tres magos, pero sé que hay más encargados y puedo quedarme tranquila. Me dirijo entonces a tomar un formulario para rellenar los campos y empezar a comprar, sé que hay stock de lo que busco pues leí el catálogo en la planta anterior. Anoto claramente lo que quiero, aunque siento que mi bóveda sufrirá un colapso en cualquier momento. No es como si gozara de muchos galeones, en realidad ni siquiera es que esté haciendo el intento de tener más; simplemente estoy tomando el momento y disfrutando el comprar. Luego, en varias horas, mi sentido común me hará ir en busca de un reembolso y sé que los negocios en el callejón deben tener ingresos por mínimos que sean. Termino de escribir y sacudo el pergamino por los aires para llamar la atención de algún empleado. —Buenaaas, quisiera llevarme estos dos si no fuera mucha molesta —lo digo pero no sé si he sido escuchada así que insisto y repito la frase nuevamente. ID: 115863 Nick: Binny Evans Nivel Mágico: 9 Link a la Bóveda Trastero: 108174 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 97424 Fecha: 2016-08-16 Nombre del producto: Armario Evanescente Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: O Catalogación: AAAAA Puntos por unidad: 160 Precio: 8000 G Nombre del producto: Pensadero Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: O Catalogación: AAA Puntos por unidad: 40 Precio: 2000 G Precio total: 10000 G Total de Puntos: 200
  7. Supe de inmediato que el elfo traía buenas noticias cuando escuché sus pasos apresurados en la escalera acercándose a mi habitación, y quedó confirmado cuando tocó la puerta. No era necesario decir "Adelante" pero debía hacerlo ya que algunos de los elfos del castillo Evans McGonagall aún se sorprendían escandalosamente cuando les contaba sobre el P.E.D.D.O y algunos de ellos trataban de no acercarse a la torre oeste, donde moraba, por temor a ser liberados. —¿Sí? —le digo con curiosidad, centrando mi atención en los enormes ojos que se asoman por la puerta. —Buenos días, ama. Quiero decir, Sra. Binny. ¡Señorita! Señorita Binny, Ma... Ma... Mavado le envía un mensaje "Llegaron artículos nuevos al Magic Mall, apresúrese" fue lo que dijo. —Por Merlín, estaba esperando esto muchísimo tiempo, muchas gracias —le sonreí y a su vez él me sonrió, pero el elfo quedó mirándome como esperando otra clase de respuesta que sin lugar a dudas yo había pasado por alto—. Ehm, no soy señorita —le digo creyendo que la espera del elfo iba por ese camino—, debes conocer a mi hijo, Groter, y mi esposo vendrá pronto. Cuando eso ocurra te lo presentaré, de seguro también le agradarás. —Sí, señora —respondió y quedó mirando como esperando una propina. —Dime Binny, me agrada mi nombre y me harías feliz si me llamas así. Oh, cierto, debo darte una propina, tengo unos galeones por aquí... —¡NO! ¿Piensa pagarme? ¡NOOO! —pese a ser tan pequeño su grito fue ensordecedor, tuve que taparme los oídos para que no me haga daño. Quedé mucho más confundida que antes, y fue Alec quien intervino al salir de la ducha para ordenarle al elfo que se retirase y que le estaba prohibido castigarse. Por supuesto quedé atónita viendo la escena, no tenía la más remota idea de qué estaba ocurriendo ese día. Solo tenía asegurado que iría al Magic Mall. Le pedí a Alec que terminara de arreglarse y le dije que nos veríamos al atardecer en el Spark of Madness. Le contaría todo lo acontecido, en especial sobre Ernest y el encuentro que tuve con este en México. Había mucho por hablar y sé que él estaría cargado de aventuras aún más emocionantes. Sin embargo, dejé que descansara luego del viaje y partí al Magic Mall con los galeones en el bolsillo de la túnica. Me sentía un poco avergonzada por ser mala anfitriona, pero aquello nunca se me había dado bien y Alec lo sabía de sobra. Al llegar a la enorme tienda tomé el elevador hacia la segunda planta y tomé uno de los pergaminos que reposaban junto a la recepcionista. Podía notar que los magos y brujas iban muy apresurados, todos con ansias de comprar los pocos ejemplares que quedaban. Me sumé al motivo y garabateé el pergamino, comprobando antes que en el catálogo había el stock pertinente. Escribí tan rápido que temí no pudieran entender mis letras, sin embargo ya estaba hecho y traté de encontrar a algún encargado que aprobara mi compra. —Buenas, necesito ayuda. Quisiera comprar estas pociones, por favor. ID: 115863 Nick: Binny Evans Nivel Mágico: 9 Link a la Bóveda Trastero: 108174 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 97424 Fecha: 2016-08-28 Nombre del producto: Elixir de la vida Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: P Catalogación: AAAAA Puntos por unidad: 160 Precio: 9500 G Nombre del producto: Poción Incorpórea Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: P Catalogación: AAAA Puntos por unidad: 80 Precio: 4000 G Precio total: 13500 G Total de Puntos: 240
  8. Nick: Binny Evans ID: 115863 Conocimiento: Transformaciones Nivel de Magia: 9 Link a la Bóveda: Link Link a la Ficha: Link Un abrazo!
  9. Había tiempo, el requerido según las reglas para currar a algún compañero. En el momento que recordó aquello miró hacia sus compañeros. La batalla entre Bel y Catherine era bulliciosa, no dejaban de alentarse mutuamente con frases provocadoras. Le causó gracia verlas tan concentradas y llenas de energía, no pudo contener una ligera risita. Por otro lado estaba Sherlyn que iba muy bien y estaba ilesa. Solo Adrian y Juve eran los más alejados. Al examinarles rapidamente y ver los bylliwig cerca del chico sintió temor. Aferro fuertemente la varita, tuvo que concentrarse en él pese a colocarse en una posición vulnerable. Sin embargo, lo que hizo fue estando completamente segura de querer ayudar. -Curación -pensó, formulando el hechizo recién aprendido y sanando a Adrian de las picaduras de billywig que serían un gran inconveniente para continuar la clase y en definitiva la prueba. Ahora estaba segura que no podría realizar el hechizo de nuevo pues había consumido mucha de su energía. Prefirió retomar la vieja usanza y pensar- episkey -para sanar al hipogrifo de Bel que había sido atacado por otro animal de la misma especie. Y se preguntaba por qué el hipogrifo que le había acompañado en la travesía aún no llegaba a aquella zona.
  10. Desde luego que le encantaba la idea de un duelo, pero no podía decirle a Cye abiertamente pues terminaría sintiéndose algo tonta e inexperta, y Binny no quería que la tomaran por aquello. Sin embargo, fue una incompetente disimulando y le había descubierto. Se sonrojó, estaba segura que había notado cuando sonreía y podía jurar que aún lo hacía. Le agradaba hacer magia y ver los hechizos efectuarse, le agrada también tenerla como compañera en aquella aventura y por su puesto le agradaba la isla. Dicho de otra manera, no podía ocultar que estaba feliz de estar ahí en vez de la biblioteca del castillo Evans McGonagall. Trató de apaciguarse, miró a Cye para descifrar su mente pero le distrajo el movimiento que hizo para sacar la varita del cabello. Aquello había sido muy femenino, le hizo sonreír aún más. En comparación, Binny era un chiquillo mecanizado que aparecía la varita y de inmediato lanzaba un hechizo. Tenía mucho que aprender, aunque había descubierto que siempre se repetía aquel ciclo de nunca acabar. Dejó que se le escapara un suspiro de alivio cuando Cye se defendió del expelliarmus y nuevamente era el turno de Evans. Salvaguarda Mágica dijo tratando de mantener su fuerza de voluntad, pues le ponía nerviosa el hechizo. Era la segunda vez que lo realizaba y no estaba segura si el movimiento de la varita era el correcto o si había pronunciado de forma adecuada. Anteriormente todo había acabado trágicamente, con una Binny de holograma y varias horas para comprender a los espectros. Quedó transparente para cuando Cye intentó realizar un nuevo hechizo(Embrujo punzante) y el rayo atravesó el cuerpo de Evans, al igual que los billywigs que chocaron entre ellos y se alejaron. Cuando recuperó su corporeidad dijo ¡Estoy aquí! No soy un fantasma y rió bajito. Morphos susurró a nueva cuenta, encantando el traje de Cye y transformando una pequeña viuda negra que le envenenó al tacto con la piel del cuello, bajo la nuca. El veneno recorrería por el organismo rápidamente y podría causarle la muerte. Evans quedó mirándole fijamente, no quería hacerle daño pero debían rendir bien aquella clase. Mágicamente la sonrisa se le borró unos segundos, expectante por saber qué haría su compañera.
  11. Ahora estaba segura que el huevo dorado era un traslador y el hipogrifo quedó atrás. Cerró los ojos evocando la imagen de la criatura, le estaba agradecida por su compañía pero quizás no se vería nunca más. Le quedaba el recuerdo y una agradable historia por contar, pero aquello nunca era suficiente. No se limitaría, encontraría al animal tarde o temprano y la próxima vez sería ella quien le echaría una mano. Luego de notar que los demás llegaron, aunque Sherlyn había demorado un poco, Athena expuso que la playa donde estaban era la destinada para la prueba final. A Binny le gustó, le recordaba a la primera clase que cruzó en la academia y que atesoraba. Las playas, las islas, el mar abierto. Todo aquello le hacía entusiasmarse a tal punto que tenía la varita lista y esperaba que Athena terminara de dar instrucciones. «¡Duelos! Estaba esperando esto» pensó, la varita era al igual que acero en su mano. Empezaba a congelar sus dedos pero debía esperar un poco para que la mano se acostumbrara. La gran sorpresa que se llevó y le entusiasmo aún más fue cuando Athe indicó que se enfrentaría a Cye. Le causó alegría y al mismo tiempo una ligera alarma que le punzaba cerca a la nuca. Binny estaba segura que si estaban juntas en aquel desafío era porque ambas podían hacerse frente y aunque el estado de Cye era delicado no la subestimaba. Asintió. Tenía una sonrisa cuando se alejó del grupo para no interferir con el duelo de los demás y se detuvo a unos metros donde la arena de la playa cubría una extensión adecuada, había rocas pequeñas que no interferían a excepción de algunos troncos secos de palmera desparramados al azar. —Démosles un buen duelo —le dijo alegremente a Cye—, mucha suerte. Hizo una reverencia, le gustaba ser formal y a la antigua, agregó una floritura como saludo y sin más dijo— Expelliarmus —se movió rápidamente, pues prefería la velocidad de los rayos. El hechizo impactaría en el brazo de Cye con el cual sostenía la varita y esta saldría expulsada a tres metros en dirección derecha. Intentó mantener la calma, pues sabía que la chica era poderosa y no debía confiarse. El arma mágica caería limpiamente sobre la arena de la playa en caso Cye no se defendiera.
  12. El alivio que le embargó al sospechar y confirmar que Cye sentía su presencia fue sumamente tranquilizador, al igual que el pacífico sonido del mar alrededor de la isla. En el interior se regocijó al tenerla cerca y que compartiera aquel don que solo las sacerdotisas poseían. Y a decir verdad, el panorama era muy parecido a Avalon solo que sin los árboles que rebozaban de frutos y criaturas mágicas paseando tan libres y plenas como en el edén; pese a aquello tenía aquel aura mágica y de paz reinante que Evans apreciaba. —No sé con exactitud, usé un hechizo y algo salió mal —le respondió a Cye, aunque no pudiera escucharla. El momento lo evocó claramente: muchos bullywig le rodeaban y para salvarse de las múltiples picaduras que le causarían la muerte utilizó "Salvaguarda mágica" quedando al inicio como un holograma y luego tan transparente que hasta los rayos de luz le atravesaban. Se salvó de aquellas criaturas pero ahora quién le salvaría a ella de aquel estado. Pero había algo más que apenas notaba... había apretado con tanta fuerza la varita que tenía una rajadura y estaba ligeramente arqueada. Se arriesgó a repara la varita con ambas manos, presionando para que la madera fuera recta de nuevo y tras un crujido lo consiguió. En el acto volvió a hacerse visible, justo cuando Athena posaba los ojos donde estaba detenida. Suspiró, le sonrió a Cye. —Ya me siento mejor —le hubiera abrazado pero no se atrevería. Muy cerca Sherlyn y Adrian también habían notado al hipogrifo solitario, o mejor dicho que algo extraño ocurría. Les guiñó el ojo y volvió a sonreír. En cuanto a la clase Binny se lanzó por el acantilado no sin antes hacer uso de Amuleto volador cayendo lentamente y de ratos planeando en el aire. Al llegar a sentir el agua bajo los pies no tuvo más remedio que declinar, pues estaba agotada y no hubiera logrado nadar tan lejos. Para suerte propia el hipogrifo le seguía de cerca y con ayuda de este fueron volando hasta el huevo que les llevaría a la prueba. —Se agota el tiempo, amigo. Debemos llegar antes que los demás, vayamos en esa dirección —con una mano señaló el roquerío. El animal aún estaba bajo su poder y obedecía sin oponerse. Le acarició el plumaje, era reconfortante tenerlo de apoyo. En nada llegaron al destino y Binny saltó del animal para correr y tomar un huevo dorado ¿Por qué dorado? Ni ella lo sabía, pero le agradó la idea de que estuviera preparado exactamente para cada uno. —¡Ya lo tengo! —alzó la voz emocionada, estaba lista para ser trasladada al lugar de la prueba.
  13. Al pie de la cima del volcán miró hacia abajo, hacia el interior del cráter, y no pudo dejar de notar además del escenario verde la parte baja del camisón cubriéndole las rodillas. Y al tiempo escuchar a Bel mencionarle sobre el asunto. Casi se echó a reír, si no fuera por el malestar que sentía en el cuerpo y el dolor de cabeza producto de la gripe. Rió bajito, tratando de contenerse con una mano en los labios, antes de dirigirse a su hermana para responder. —Desde luego que así fue, no recuerdo dónde o con quiénes pero la resaca es increíble —le susurró alegremente, en realidad no había aceptado asistir a ninguna otra fiesta luego de la celebración en el Casamenteras Evans; pero prefería un millón de veces que Bel pensara aquello y que no se preocupara más de lo debido. Asintió luego, regalándole un guiño—. Vayamos entonces, aunque antes había algo que tenía que hacer... —no era cierto, Binny creía que sería un estorbo apenas recomponiéndose y sin el total de su energía natural. Antes debía encontrar la manera de disimular correctamente. Meditó el asunto, quedó detenida como una estatua sumergida en pensamientos sobre los anillos, los collares, los amuletos, ¿alguno podía hacerle sentir mejor? Recordó que traía encima el "Amuleto de curación" y que este le ayudaría a sanar, pero no de aquella gripe. Negó con la cabeza sin darse cuenta cuando desechó la idea. Fue la dulce voz de Cye quien le dio la respuesta. Al permanecer perdida en el mundo de las ideas, que hacía muy a menudo, no cayó en cuenta que a su lado estaba ella. ¿Le tendió una botellita de zumo de fruta? Claro que sí, y había incluido poción herbovilatizante. Binny se maravilló de aquello, ¡cómo era posible que Cye fuera tan atenta! tomó la poción sonriendo luego del "Hasta el fondo por indicación de tu sanadora". Así que era sanadora, aquello explicaba por qué había notado que algo no andaba bien con Binny. Se llenó de felicidad gracias a la acción de Cye y sintió que tenía suerte, suerte de conocerla y de encontrarla ese día. Y había sido tan cálida, sin regañarla o preocuparse de más. —Te lo agradezco muchísimo —dijo, la poción empezaba a hacer efecto y sus mejillas se enrojecieron. Cye caminaba hacia el borde del volcán, de manera que Binny recordó que debían partir pronto. Luego pensaría cómo recomenzar a Lockhart por su generosidad, y debía hacerlo bien. Por fortuna Bel había tomado la delantera y no perdía tiempo como sí hacía Binny. Mirando alrededor notó que era la última en descender. Al borde observó hacia abajo una vez más, no demoraría tanto si usaba el Amuleto volador, y así fue. Se lanzó a gran velocidad, al inicio, planeando y paulatinamente cayendo lentamente, aquello era mejor que correr hacia el fondo. Tal como calculó llegó en menos de dos minutos, no veía a nadie pero sabía que acechaban criaturas mágicas. Tomó más noción cuando el anillo de plagas le ayudó a detectar una plaga de doxies escondidas en un arbusto ennegrecido. Quedó a prudente distancia, pero aquellas salvajes hadas se percataron de su presencia. Aplicó un —Wingardium Leviosa— sobre las criaturas antes de que llegaran a ella, como expulsadas del arbusto al igual que balas de cañón y estas quedaron suspendidas en el aire, moviendo sus ojitos de un lado a otro desconcertadas. Binny se rió de ellas muy burlona y se despidió agitando la mano, siguió y apuró el paso para encontrar algún hipogrifo. Muchos metros más allá volvió a sentirse amenazada, escuchó el zumbido de decenas de alitas acercándose. El Anillo detector de enemigos le alertó de que pronto recibiría un ataque inminente y Evans no estaba preparada. No sabía a ciencia cierta desde qué ángulo le atacarían pues el zumbido provenía de todos lados. Algo desesperada corrió para escapar pero fue encerrada en un círculo de billywig enojadas que pretendían picarle. El corazón le dio un brinco, cerró los ojos para que no vieran el terror en sus ojos pues sabía que las picaduras serían fatales y levitaría meses o moriría si no lograba impedirlo. A una velocidad descomunal las billywig llegaron hasta Evans, pero en un acto reflejo «Salvaguarda mágica» pensó, apretando y casi partiendo la varita. Lo que ocurrió fue desconcertante aún para Binny, que abrió los ojos y vio a los insectos chocar entre ellos y atravesarla como si fuera un holograma. Siguió así durante minutos, durante mucho rato, parecía que el hechizo nunca se detendría y en efecto no se detuvo. «¡Pero qué está sucediendo!» Se horrorizó, ¿acaso era un fantasma? Si fuera así dónde estaba la luz, el túnel, los ángeles, los demonios, todo seguía igual solo que ella era lo mismo que una idea, abstracta. Las criaturas se alejaron luego de intentar picarla sin éxito, de hecho se dañaron entre ellas y ahora huían. Binny se encogió, hasta caer sentada en el suelo, aún con la mirada perdida en sus manos, los anillos y la varita que dejaban traspasar la luz del día. Intentó en vano arrancarse el anillo del dedo, parecía fundido con su piel inmaterial. «Algo salió mal o estoy muerta» se dijo, era como alucinar. Suspiró, pese a ser un shock tremendo verse de esa manera asimilaba asombrosamente rápido. Binny era esa clase de persona, debía existir una respuesta lógica y tenía que encontrarla, aquello le permitía conservar la cordura y actuar razonablemente. Se puso de pie, miró hacia la cima del cráter y luego sus manos de nuevo. Si era un fantasma... había muerto por tantas picaduras y tenía una pizca de sentido común. ¡Debía encontrar un medium! porque quizás funcionara, o alguien que reparara aquel fallo del hechizo y esa persona era Athena. Se dio cuenta que no podía flotar, como contaban las historias, pero que sí conservaba la varita. Caminó hacia los hipogrifos, quizás ellos la vieran... Encontró a un par en el centro del cráter. Volvió a mirar la varita de avellano, ¿era posible que aún transparente pudiese usar magia? «Orbis bestiarum» pensó. Se realizó. Ahora uno de los hipogrifos tenía un anillo dorado rodeándole, pero era un anillo igual de transparente que Binny. Le pidió que se acercara e intentó montarlo sin éxito, cada vez que intentaba "tocar" le atravesaba con sus brazos inmateriales. —Tendremos que ir caminando —le dijo tristemente al animal, le consolaba que al menos él supiera que ella estaba presente. Avanzaron hacia donde el grupo estaría reunido, demoraron mucho, muchísimo. Estaba exhausta pero había logrado llegar y tenía al hipogrifo. Observó lentamente pasando los ojos por cada uno ¿La verían cerca de ellos? pese a que la luz atravesaba su cuerpo al igual que los fantasmas.
  14. Durante algunos días después de charlar con la duquesa del retrato estuvo extremadamente enferma, apenas se movió para nada fuera de su habitación en la Evans McGonagall excepto para volver a encender el gramófono con la varita y escuchar una, otra y otra vez "Suddenly it's spring". Sin embargo, cuidándose de las corrientes de aire y de analizar cada palabra de la historia hasta leer entre líneas se restableció, e hizo un tercer intento para tomar la carta de la Universidad Mágica. Se pasó la mayor parte del día examinando su ropero, ojeando en el interior sin ver; decidiéndose al final —podría decirse por azar— por la capa de viaje más arrugada color tierra que pudo. La abrochó por la cintura sin darse cuenta siquiera que continuaba con el camisón blanco que le llegaba hasta las rodillas. A los lados tenía bolsillos mágicos donde guardaba el libro, los amuletos y los anillos. «Unas cuantas horas» pensó, observando el traslador e imaginando la aventura que aguardaba. Sin meditar más pues sospechaba que se arrepentiría, tomó el objeto entre los dedos y fue trasladada a la cima del Rano Raraku, un lugar pintado de verde y negro, en contraste con el cielo celeste salpicado de nubes. Hacia abajo borrosamente divisó Moais que le llamaron la atención. Si hubiese tenido más energía quizás planearía escaparse para observar aquellas enormes creaciones más de cerca. No había llegado tarde, hasta podía asegurar que en situaciones como tal todos llegaban sincronizados. Escuchó a Athena impartir la introducción y proseguir con las presentaciones. —Binny Evans, es grato reunirme con ustedes —hizo una reverencia pesada y cansina. Las caras de los demás le eran familiares, por suerte. Mientras la instrucción continuaba y Athena explicaba más detalles sobre el libros, los amuletos y los anillos tuvo que colocarse los objetos dejándose llevar. No le agradaban los accesorios exagerados y en efecto eso eran. Conforme se decía había un crater muchos metros abajo que Binny pudo distinguir pese a la distancia. Ahora que sabía lo que debía hacer quedó con los ojos puestos en el fondo. Notó como Juve tomaba la delantera, con aquel aura mal humorada que siempre cargaba. Y en contraste, muy cerca, Sherlyn que era el encanto hecha persona. También estaban Bel, Catherine, Richard, Cye, Adrian a quienes esperaba no incomodar con su aspecto decadente de quien acababa de levantarse de la cama luego de una larga temporada de enfermedad. Sonrió de lado— ¿Quién será el siguiente? —bromeó, aunque demacrada, mirando al grupo.
  15. Noches *-* Quisiera pedirles la aprobación de este nuevo negocio, el registro y el local actualmente están en funcionamiento. He tardado para solicitar este trámite pero espero no genere inconvenientes. Cualquier cosa estaré muy pendiente de este tópic. Nombre del Negocio: Taberna "El Mago Errante" Link a la Bóveda del Negocio: Link Trámite a Realizar: Aprobación de bóveda Un abrazo!
  16. Tardes *-* Quisiera pedir una manita para los trámites siguientes! Espero todo esté correcto y si hay algún fallo menciónenme que estaré muy pendiente jaja Nombre de la Familia: Evans McGonagall Link y N° de la Bóveda del Familia: 97458 Trámite a Realizar: - Retirar de matriarca a Romina Targaryen e incluir como nuevos patriarcas a Binny Evans y Syrius McGonagall conforme lo certificado por moderación - Cambio de iniciador de tópico de Bóveda a Binny Evans Un abrazo a quien pase a ayudar!
  17. Había disfrutado con alegría desmedida cada palabra, nada cambiaba en Heliké ella seguía siendo como una explosión cuando se enojaba. Se sintió como la primera vez que llegó a Ottery y no pudo esconder lo increíblemente feliz de escucharla tan llena de fuego. Le placía tenerla cerca, siempre le había agradado ese tipo de personas. Andrómeda, Alexander y ahora Heliké. Que maravillosa escena, se sintió como volver al pasado, se sintió como volver a ser realmente feliz. —Sabes que tenemos una historia, somos piezas el Ajedrez Mágico —dijo sonriente, quizás Heli hubiera olvidado aquello. Años atrás habían formado parte de un grupo de entusiastas amigos que manejaban la varita en defensa de los débiles—. Tuve que seguir con la lucha, no podía quedarme en ningún castillo —lo último sí lo dijo con pesar, pues había perdido años valiosos de su vida combatiendo mortífagos y la mayoría de veces terminaba calcinada en San Mungo; pese a todo, su deseo era interminable. A continuación escuchó la afrenta, a Binny le resultaba divertido que alguien pensara en el honor de Boss Elessar. Aguantó una risotada, no quería ofenderla de regreso. Mas la situación no iba acorde al padre de Binny. De Deiwan se podía redactar una lista inmensa de logros respetables pero de Boss... —No puedes hablar en serio, querida amiga mía. Mi padre es el mago más reconocido por su afán mujeriego así como increíble ego; claro, siempre opacado por la sombra de su hermano —era la verdad, Elessar pese a ser su padre no era la clase de mago al que uno quisiera mantener orgulloso. —¡Protego! —movió la varita rápida como una flecha logrando casi sin creer que el sectusempra había llegado tan cerca a punto de impactarle. El escudo absorvió el hechizo y Evans tuvo que actuar a continuación— Incárcerus —las cuerdas, que eran tres, iban dirigidas a la boca, los tobillos y las muñecas de manera que quedarían alejadas y pegadas a la cadera. Aún medio aturdida, por la rapidez que tuvo que actuar no logró formular que no había aparecido en el parque para retornar al castillo Rambaldi, pues su época allí había terminado hacía mucho cuando Andrómeda se fue. Lo que necesitaba era averiguar el paradero de la bruja, y el rastro de Altair, el ahijado que aún vivía en Ottery y que necesitaba recuperar. —Heli... —susurró—. Tengo que preguntarte... Qué sabes de Andrómeda —hizo una pausa, realmente no podría olvidar nunca a su amiga— o de Altair, necesito verlo. @ Perdona la demora , me agarraste cerca a fin de mes cuando la chamba se pone intensa D:!
  18. Desde un principio estuvo pendiente de los detalles del Magical Comic Con y le había resultado realmente fácil gracias a las habilidades que el traje le concedía; pero al terminar las últimas revisiones del ambiente para las confrontaciones superpoderosas, en caso de desastre, se dispuso a relajar y disfrutar el evento tanto como había puesto empeño. El escenario ardía consumido por cada nota y cada grito, durante un largo rato no paró de cantar a todo pulmón las canciones. Ahora sonaba "Centuries" que le envolvía en la magia de un sueño hecho realidad y el anhelado deseo de pasar a la historia como un personaje de fin de siglo o mucho mucho más. Al detenerse la música notó que había más gente, más de la que había visto minutos atrás. Si seguía así sus compañeras estarían igual de satisfechas acerca de la acogida afectuosa que estaban demostrando los magos y brujas en el evento. Levitar no le costaba nada, incluso leer los pensamientos de todos a su alrededor pues era Jean Grey y llevaba cómodamente el traje del Phoenix Blanco de la Corona que le permitía controlar las mentes de quien se le antojara, modificar los recuerdos y sin necesidad de la varita podía conseguir que hicieran lo que quisiera. No había intervenido aún y respetaba las mentes de los presentes; sin embargo, estaba preparada para poner orden en caso algún villano hiciera de las suyas o un superhéroe se pasara de listo. Aún a un medio metro del suelo se dirigió a la barra de bebidas y tomó dos copas de vino antes de dirigirse a los recién llegados @JunnyCo @Darian Mcnair a quienes saludó cordialmente antes de invitarlos a disfrutar del espectáculo. «Bienvenidos, esto es para ustedes, es cortesía del Magical Comic Con. Espero se diviertan y sea de su agrado» no tuvo necesidad de abrir la boca pues podía dirigir sus palabras directamente a la mente de los demás. Les tendió las copas de vino y las dejó levitando a centímetros de ellos. Inmediatamente continuó el recorrido hacia su familia. «Si les parece bien hay un grupo de amigos reunidos cerca a la banda, sería genial contar con ambos» Siguiendo el rumbo los encontró! Syrius con su traje de Superman lucía idéntico al héroe original y Bel de River Song se le hacía sumamente interesante, quería verla en acción. Ninguno había previsto que Linterna Verde colocaría una resortera gigante que dispararía a River Song por los aires hasta un blando cojín. Binny tuvo que contener el pánico que le produjo y canalizó sus poderes mentales para levitar a Bel y que esta cayera lentamente sobre el almohadón. —¿Todos están bien? —preguntó al llegar a Thomas y Bel, estaba preocupada— Me parece que alguien pasó por la barra de bebidas muy seguido —bromeó mirando al chico, tampoco quería regañarlo, y ayudó a Bel a sostenerse en pie. No sin notar que Superman había quedado rezagado algunos metros. —¡Hey, superman, vuela hasta aquí! —le llamó con un movimiento de la mano. Luego se giró hacia su hermana y volvió a preguntar— ¿Te sientes bien? @@Syrius McGonagall @ @@Thomas E. Gryffindor @JunnyCo @Darian Mcnair
  19. Binny Evans

    A magical Comic Con

    http://i.imgur.com/JbyKmno.jpg Una solitaria cabina telefónica policial, que a diferencia de las típicas cabinas londinenses era enteramente azul y de suficiente espacio para albergar hasta a cuatro personas a la vez. En el interior, un teléfono negro de rueda era el único nexo entre la superficie y la oficial "Magical Comic Con" oculta bajo el Gran Salón, a muchos metros de profundidad como la conocida Baticueva. Al levantar la bocina la delicada voz femenina de Lois Lane preguntaría “¿Es un pájaro, es un avión?”. A lo que debería responderse: — No... Es ¡Superman! Solo de esa manera la cabina se activaría, encendiéndose entre luces y cayendo al vacío. No se advertirían ni tres segundos para el brusco golpe de llegada y el sonido de la campanilla para salir. A partir de ese momento podían continuar al antojo mientras que la cabina regresaba a la superficie. Al abrirse las puertas lo primero que verían sería el enorme letrero del Magical Comic Con con colores saltones y fuegos artificiales explotando desde atrás. Pero lo realmente llamativo estaba disperso en los stands de colecciones de figuras, trajes, fotografías mágicas, cosplay e infinitas exhibiciones sobre héroes y villanos de todos los tiempos. En el centro estaría el escenario con pantallas gigantes, centenares de luces e imágenes de la banda, anunciando el inicio del concierto en vivo; “Fall Out Boy” calentaría motores y se alistaban colocándose en el escenario. La agrupación estaba absolutamente convencida de que los efectos especiales eran asombrosos y lo suficientemente atrayentes para sus promociones. Tampoco se limitaron en halagar las excelentes confecciones de los trajes de superhéroes que empezaban a llenar el lugar como salidos de los mismísimos comics. No se hicieron más preguntas, pese a que era extraordinaria la gama de trajes en el ambiente y que al ingresar al recinto estos cobraban vitalidad y fuerza, gracias al encantamiento en el que habían trabajado las organizadoras. Así es, los trajes eran hechizados y el portador adquiría los superpoderes del héroe o villano en cuestión. Y también se había puesto mucho empeño en el escenario de la zona posterior, donde todos podían demostrar sus habilidades en competencias contra otros. Cada detalle había ocupado insondables cantidades de magia, pero pese a todo valía tanto la pena presenciar aquello una vez en la vida. Al igual que la exhibición de autos de superhéroes, que eran réplicas exactas y estaban a disposición de quien quisiera probarlos acomodados en la pista muy lejos del patio de comidas y bebidas. "Cualquiera puede ser un héroe. Incluso un hombre que hacía algo tan sencillo y reconfortante, como ponerle un abrigo en los hombros a un niño, para hacerle saber que la vida sigue." Batman Superman ~ Syrius McGonagall Harley Quinn ~ Kutsy River Song - Bel Evans McGonagall Linterna Verde - Thomas E. Gryffindor The Joker ~ Ethan Lenteric Wonderwoman ~ Arya T. Macnair Batman ~ Groter Shulton Granpié Poison Ivy ~ reviguelle Hawkeyes ~ JunnyCo Deadpool ~ Darian Mcnair Jean Gray ~ Binny Evans emipuchucha ~ Spiderman
  20. La llegada de la tormenta fue como el inicio de un concierto de ritmo hipnotizante gracias a las gotas golpeando a gran velocidad el suelo, los truenos retumbando hasta estremecer el alma y los rayos danzando al tiempo que arrasaban con la oscuridad. La lluvia había llegado hasta ambas chicas, empapándolas a ellas y al inmenso jardín. Las estatuas de mármol con las espadas alzadas parecían saludar a un general que galopaba sobre las nubes negras, producía un ligero escalofrío verlos tan quietos. Binny dejó caer la cabeza hacia atrás, mientras su rostro se mojaba con el aguacero. Le había pedido a Heliké empezar un nuevo duelo, uno real y a la antigua como siempre había apreciado. Se enjugó el rostro con las manos antes de volver la vista a Rambaldi y sonreírle cuando un nuevo rayo iluminó de plata. —Danzaremos en la lluvia —rió alegremente—. ¿Estás lista? Primero una reverencia —Evans se alejó unos cinco metros colocándose a un metro detrás de una estatua y se inclinó con la varita en un movimiento de muñeca delicado y elegante—Ahora un saludo con la varita. Cuando levantó la vista Heliké seguía al frente y seguramente empezaría el duelo. Evans agradeció llevar aún la capa de viaje que le permitía mantenerse tibia, de lo contrario estaría tiritando. Alrededor todo era exactamente igual a momentos antes, las estatuas, las enormes macetas, la pileta en medio del jardín y las bancas de metal. Lo único que había cambiado era que su reencuentro desencadenaba el inicio de un entrenamiento de hechizos, pues ambas eran duelistas pesara a quien le pesara. Tenía la sensación de que Heliké no gustaba de charlar tomando el té, ella al igual que Evans iba por la vida agarrando al toro por las astas. Es decir, poniendo al límite su don mágico y exigiéndose tanto que su mejora era constante e interminable. @
  21. Ahora tenía el brazo vendado y la herida le producía un cosquilleo constante encima del radio. El árbol le servía de soporte y protección por el momento, mas aquello no podía durar ya que debían continuar con la marcha antes de que acaba el tiempo. Estaban a poco menos de la mitad del recorrido y seguramente pronto encontrarían otro obstáculo. Debían apresurarse. —Está bien así, aunque no es mala idea lo de la circulación sanguínea —sonrió—. Si sigo sangrando de esta manera quizás quede inconsciente —había bromeado alegremente, pese a estar segura de que pronto necesitaría una poción reabastecedora de sangre. —No me hizo nada más, solo el brazo —le dijo a Anne. Intentó mover la extremidad y una torrente de dolor le recorrió hasta el hombro. Simplemente se rió del desastre propio, incluso estaba viéndole el lado positivo: no había perdido el brazo, solo era un rasguño, uno un poco profundo. Dejó el brazo magullado a la altura del pecho como si tuviera un cabestrillo imaginario y le tendió la mano sana a su compañera para levantarse como si nada hubiera pasado. En efecto no se había percatado de la desaparición del hipogrifo, pero intentó no darle vueltas al asunto. De cualquier forma aquel animal y las dos chicas no eran enemigos, era parte de la regla de honor de aquellas fascinantes criaturas. Como respuesta a Anne levantó los hombros ligeramente evitando así tener que formular alguna extraña respuesta y se acomodó la mochila al hombro. Continuaron avanzando en línea recta hasta toparse con un río. Anne sugirió atravesar a pie por una zona menos profunda y Evans asintió, dejó que su compañera tomara la delantera y le vio usar la varita sobre su ropa. Por un momento pensó que había roto una regla, pero por otro lado no había sido un hechizo para curar así que no intervenía con la funcionalidad de la clase. Lo que le hizo abrir los ojos como platos fue ver a Anne siendo arrastrada por la corriente en el segundo siguiente,. No lo había previsto, la corriente le sumergió, le empujó y la devolvió a la superficie, así otra vez y otra. Evans tuvo que correr por la ladera pegada al río, estaba algo desesperada por estirar una mano y sacarla de ahí. La corriente fue más fuerte y Anne fue arrastrada antes de que Binny lograra alcanzarla. Tan alarmada como estaba consiguió olvidar la herida del brazo y jalarla con ambas manos cuando esta quedó sujeta a una rama y se arrastraba hacia la orilla. La corriente era muy fuerte y no hubiera logrado salir fácilmente, Evans logró sacarla antes de que la rama se rompiera por el esfuerzo y fuera devorada por el agua. —¡Por Merlín! —ahora estaba empapada y escandalizada. Dejó que Anne tosiera y escupiera todo el agua que había tragado, incluso ignorando por un momento la sangre que escurría por sus cabellos. Le frotó la espalda por instinto e inmediatamente descolgó la mochila para rebuscar entre los frascos y las vendas. Apartó una bolsa de gel frío, una toalla de manos y algunas vendas. —Será mejor que no te muevas luego de un golpe como este —le dijo y ayudó a Gaunt a terminar de recostarse. Inmediatamente intentó secar el área del corte con la toallita de manos y colocó la bolsa de gel frío para detener la inflamación. Dejó que esta reposara en la zona, aún preocupada por la sangre que no era mucha pero no se detendría tan fácil. —Espera aquí, estás empapada y la herida en la cabeza es cosa seria. Buscaré una forma de salir de aquí o hierbas... —¡Pero qué estaba diciendo!— Solo aguarda un par de minutos, sí? Evans dejó la mochila como almohada de Anne y echó a correr por la orilla del río examinando el terreno. Le dio la impresión de ver a alguien escondido entre los arbustos pero mágicamente el rastro desapareció. A la derecha y la izquierda el río parecía interminable, pero al frente los árboles se veían apacibles. Siguió avanzando río abajo hasta darse cuenta que el hipogrifo que antes le había atacado estaba devorando un hurón justo al frente. —¡Hey! Amigo, ven aquí —le llamó. El hipogrifo le ignoró, pero Evans continuó apareciendo un ave entre sus manos. Aquello sí que llamó la atención del hipogrifo, pues se alimentaban de ellos de vez en cuando. Cuando la criatura se acercó Evans dejó que devorara el pajarillo y le acarició el plumaje— Necesito tu ayuda, luego te conseguiré todos los hurones que quieras —le susurró y empezó a andar junto con él. Si la criatura se hubiese negado tendría otra herida pero no fue así, en completo asombro le siguió quizás por compasión o por conveniencia. Llegaron hasta Anne que había reposado todo ese tiempo. Y ahora podían montar en el hipogrifo para volar hasta el extremo del bosque donde pasarían la prueba y podrían usar la varita para curarse. —Anne, Anne —llamó, esperaba que estuviera bien ya que todo había sido para ayudarle—. Nos vamos a casa, ¿puedes levantarte? Nuestro amigo nos ayudará a salir de aquí, vamos —le tendió una mano para que terminara de incorporarse y le explicó sin muchas vueltas que debían subir al emplumado amigo, a menos que ella pusiera alguna objeción.
  22. «Heliké» El sonido de su voz le golpeó en el agujero que tenía a la altura de la boca del estómago, donde los muggles sugerían se producía la nostalgia. Se sumergió en la más profunda contradicción interior a continuación: Entre la alegría de encontrarla —prueba irrefutable del destino para hallar respuestas— y el dolor de comprender que esta usaba magia negra, magia de mortífagos. La varita de Heliké voló por el impacto del expelliarmus, pero no había quedado ahí. Binny tenía la muñeca rota, señal de un absorvere. Cuanto dolor sintió a causa de ella. Hubiese llorado si aún le quedaran lágrimas, pero las había perdido cuando dejó de ser una niña. Reprimió en ese momento crucial el deseo de correr hacia Heliké y sacudirle desde los hombros para que entrara en razón... En realidad, se reprimía porque no prioridad dar a conocer su pena pues quién era Binny para que entendieran su lucha o mucho menos para que le dieran explicaciones por vivir. La muñeca quebrada era lo que menos le incomodaba, se había olvidado de eso cuando tomó la varita con la otra mano. Pero pensar en ella como asesina, como mortífaga, eso le mataba por dentro ¿Pero en realidad podía desconfiar de ella de esa manera? —Accio varita —se oyó a si misma con la voz cargada de desdicha. El efecto había actuado antes de ver a la muchacha avanzar para recoger el arma mágica. En el segundo siguiente, gracias al hechizo, Evans sostenía firmemente la varita propia y la de Rambaldi. Con ello acaba la pelea, pese al gran espíritu de lucha de Heliké, porque así veía el Alma de ella, como fuego ardiente y abrazador, despiadado e implacable si desataban su furia. Finalmente respondió. —¿Cómo podría olvidarte? Estás tan ligada a mi como lo estuvo Andrómeda y como lo estará siempre. Heliké, eres igual que una hermana para mi y yo la pariente más ingrata que pudiste hallar. Jamás olvidaría nuestra historia. Se acercó lentamente, mientras la tormenta se propagaba a gran velocidad y un rayo rasgaba el cielo iluminando todo de plata. Evans se pudo ver con el típico gesto de preocupación en el rostro, pensó «Episkey» para curar la muñeca rota y quedar perfectamente ilesa. A menos de un metro Evans hizo una reverencia, estaba cargada de honor como la primera vez— Al fin juntas, luego de tiempo, amiga mía. Ten tu varita, tengamos un duelo. Empecemos de cero, pero esta vez prométeme que puedo preguntar por el pasado y tu me ayudarás a entender. Otro rayo había iluminado el jardín por completo y pudo ver aún más claro el rostro de Heliké. Con la misma naturalidad con la que un rayo aparece y se extingue le obsequió una sonrisa y tendió la varita a su dueña. La tormenta rugía amenazante y las gotas de lluvia empezaban a empaparlas. Fue como un concierto de bienvenida, un augurio de su fortuito reencuentro. —¿Qué piensas, aún quieres continuar? Somos guerreras, nuestra danza es la batalla y nuestro saludo un rayo. Festejaremos este día con un duelo, pero uno correcto. Solo si te parece —rió, se sentía a gusto pero sabía que resultaría extravagante. Siempre lo era. @ si te parece podemos continuar la segunda parte de esta trama. Claro, en otro topic para no hacer enojar a los encargados jaja.
  23. Despertó una vez más, agitada y temblando. Corrían gotas de sudor por su frente y la tela de las sábanas le asfixiaba. La noche era interrumpida una y otra vez por sueños del pasado; las imágenes saltaban entre la cabaña junto al lago donde Alexander había encontrado una cinta de video antigua, y la carita de un bebé en los brazos de su compañera. Le aterraba que cuando al fin los recuperaba ambos se desvanecían y ella no podía impedirlo. Lanzó las sábanas con desesperación mientras se sentaba al filo de la cama. Las manos le temblaban y le recorría un frío imposible de soportar con delgada la pijama de seda. Aún podía ver sus rostros, le dolía tanto la cabeza. Se frotó los ojos poniéndose en marcha para enjuagar su rostro y prepararse a dar un paseo, pese a ser casi las cuatro de la mañana. Tomó el vestido de lino que tuvo al alcance y escogió la capa de viaje verde oscuro con capucha que le cubría hasta las rodillas. Este último tenía un encantamiento en la tela que le permitía estar tibio sin importar el clima. Giró sobre los talones de las botas altas y sin siquiera estar consciente apareció frente al hogar de la familia Rambaldi. Durante muchos años los había apartado de su vida pero ahora siguiendo el impulso del corazón estaba ahí, frente a la marea de recuerdos. Iba a entrar, iba a tocar la puerta y preguntar por Heliké, necesitaba hablar con ella. Sin embargo, retrocedió. ¿Qué le diría? Con la vista fija en la acera caminó hasta un parque cercano y entró forzando el candado de la reja principal con un simple Alohomora. El interior estaba plagado de estatuas de guerreros romanos de mármol dispersos cada cuatro metros, cada cierto tramo aparecía un enorme jarrón repleto de flores. En los extremos las hadas volaban de árbol en árbol jugando a las atrapadas; y en el centro la pileta más grande como atracción principal. Evans tomó asiento en una banca metálica junto a la pileta, dando la espalda a una estatua. Se arrebujó en la capa de viaje pensando aún en la cara del niño. Altair. No cayó en cuenta que alguien le había seguido hasta que escuchó el crujir de las hojas y giró al momento justo cuando el rayo rojizo iluminaba el aire. —¡Protego! ¿Qué había sido todo eso? El escudo consiguió absorber el sectusempra. El rostro de Binny se iluminó con un tono sangriento hasta que el rayo se desvaneció. No vio el rostro de su atacante pero estaba libre para darle una probada de su propia medicina— Expelliarmus —dijo, el rayo golpearía de lleno en Heliké y su varita saldría disparada cuatro metros a la derecha. Era una lástima que los faroles estuvieran apagados y la luna hubiese decidido esconderse ese día, porque no tenía idea de a quién enfrentaba ni si debía continuar con tal locura. —¿Quién eres? Exijo saber quién me ataca —rugió, acercándose decidida hacia la silueta en medio de dos estatuas y un enorme jarrón copado de flores. @
  24. El impacto de ambos rayos fue repentino y adrede. El vestido de lino, debajo de la capa de viaje se rasgó en el pecho e hilos de sangre marcharon lentamente hasta empaparla. Por otro lado, la varita de Ernest reposaba en el suelo y fuera de alcance. Sencillo hubiese sido realizar un Accio y tomar la varita, pero por el frenesí y el un impulso de saber hasta dónde era capaz de llegar él, le obligaron a mantener el duelo. Aunque este no cambiaría nada en absoluto. Un mar de contradicciones, eso era Ernest en ese momento. Quizás por decisión propia o por obligación, pero no hacía honor a los suyos. Evans negó con la cabeza. Se decidió por lanzar tres cuerdas, dijo— Incárcerus —atando la boca de Ernest para que no hablara, y en ese momento cesó su discurso sin que pudiera formular la amenaza. Con la segunda cuerda amarró los tobillos para que el chico quedara inmóvil y en desequilibrio; y por último la cuerda sobrante ataría las muñecas consiguiendo que fuera imposible apuntar bien ya que la varita ahora apuntaba hacia el suelo y sus hechizos saldrían desviados. «Episkey» sin abrir la boca las heridas del pecho cerraron y la sangre dejó de correr sobre la piel. Quedó pensando en el sectusempra y en las palabras que consiguió escuchar al inicio, antes de dejar mudo a Ernest. —Es completamente ilógico —su voz sonaba agitada, aún sentía dolor en todo el pecho. Sin embargo había llegado a una conclusión sobre Ernest—. Eres mortífago, pero estás complemente confundido y cegado por la venganza. Es eso o solo eres un niño que se dejó convencer por la Marca Tenebrosa. Deberías conocer a los tuyos... Tu amigo, Oscar, de padres muggles es la clase de mago que es torturado y asesinado por mortífagos. La Marca Tenebrosa defiende el ideal de la sangre pura ¿Entiendes lo que significa? Que cualquier mago sin linaje puramente mágico debería ser desechado, erradicado, eliminado, asesinado. Es decir: squibs, muggles, a los que tienen parentesco con muggles... Oscar. A ellos les llaman "Sangre sucia", pero eso ya lo sabes. Todos en el mundo mágico lo saben. Había permanecido como una estatua, excepto por sus labios, y se dio cuenta al fin que todas aquellas palabras pronunciadas por Ernest habían golpeado duro en ella. Cómo era posible que dijera eso, si él lo creía por qué no el ministerio de magia, Ottery, Londres. Dio un paso hacia la derecha, a sus músculos tensos le costaron dar el primer paso. Pero ahora volvía a rodear el tobogán que siempre había estado a su costado. Continuó diciendo— ¿Qué clase de mortífago tiene amigos entre sus presas? Entre ellos serías un traidor, a menos que mientas. Lo ojos de Evans se clavaron duramente en los de él, aún sentía el más profundo intereses en sus motivaciones y su confusión. Estaba entendiendo poco a poco por dónde empezar a actuar. Sí, estaba descubriendo el punto débil de la Marca Tenebrosa ¿Y qué si Ernest no era el único que pensara así, y qué si habían más? La capucha le golpeó la espalda con la ráfaga de viento que recorrió el parque, le recordó que debía conservar la tranquilidad, que no debía actuar precipitadamente, no esta vez. @@Ernest Macnair Wilfred
  25. A la espalda quedó la voz de la profesora mencionando las últimas pautas. Con ella, un auxilio desesperado solo para casos trágicos y la posibilidad de encontrarla pese a la decisión de irse. La situación fue contradictoria y Binny pensó en el camino, para variar. ¿Existirían peligros que se superaran con vendas y alcohol? Si encontraran una acromántula, cómo se defenderían sin la varita. «Una bengala para recibir ayuda» pensó, pero aquello no sería suficiente. Se restregó el rostro con las palmas de las manos en un acceso de desesperación cuando el cúmulo de ideas le obligaron a conseguir la respuesta. Simplemente serían presas de las criaturas mágicas del bosque, quizás morirían o quizás la bengala funcionaría. Pero ¿Cuánto podrían aguantar? Con burla inocente se rió del la situación y de ella misma; sin embargo, se oyó tan sincero como pasajero. Levantó el mentón observando los árboles, avanzando a cada paso desafiaban al destino y fue la chispa de rebeldía que le mantuvo dando el siguiente paso. Si iban a sufrir algún ataque era la hora exacta y Evans no se resistiría. A su lado Anne. La miró de reojo unos segundos. Binny disfrutaba su silenciosa compañía, pues daba la impresión de estar preparada, de autosuficiencia y le agradó. Le agradaban las personas así. Por primera vez sintió que no debía ser la heroína, que Anne no necesitaba que la defendieran. Había algo muy familiar en ella, por un momento Evans recordó la sangre. Pensó en los Gaunt y por consiguiente en su difunta madre. ¿Si ellas eran familia qué debía decirle? "Hola, creo que nuestros padres eran primos o hermanos, no estoy segura, pero creo que deberíamos reunirnos y charlar sobre ello" De ninguna manera. Aceleró el paso como si consiguiera dejar atrás sus pensamientos, obviamente no lo consiguió y su mente se nubló aún más de posibilidades de toda índole. Estuvo tan sumergida en sus ideas, que no vio al hipogrifo frente a ella y chocó contra el costado de este. Con el golpe sintió las plumas en su pecho y rostro. Antes de reaccionar el animal se levantó amenazador, lanzó un zarpazo que magulló el brazo de Binny y esta solo pudo agachar la mirada. El dolor recorrió rápido como un rayo cae a tierra y Evans sostuvo el brazo intentando en vano que la sangre dejara de correr. Pese a todo no tenía miedo, el hipogrifo batía las alas y Binny tuvo que hacer lo que sabía le correspondía. Retrocedió unos pasos, se inclinó hacia adelante en una reverencia respetuosa mirando al suelo y el brazo recogido al nivel del estómago. Tras unos segundos la fiera se calmó y saludó inclinando el largo cuello hacia ella, mientras las patas delanteras se doblaban en una reverencia magistral. Tras finalizar el saludo Evans retrocedió aún más y cayó sentada a los pies de un árbol. Intentó quitarse la mochila torpemente y sacó un frasco de agua oxigenada, sin pensarlo dos veces derramó el contenido en la herida y esta empezó a burbujear sobre la piel. —Voy a necesitar un poco de ayuda —comentó hacia Anne. Sonrió con cierta vergüenza, no había causado la buena impresión que anhelaba y quizás ni recibiera una mano de su compañera— Sé qué hay vendas en algún lado.

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