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Syrius McGonagall

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Mensajes publicados por Syrius McGonagall

  1. Scott Wilkinson

    Manteo, Roanoke Island, Carolina del Norte. 

     

    -Gracias - el mago tomó el pasaporte que la extraña mujer le tendía, la luz de la luna llena era suficiente como para que pudiera leerlo y comprobar su autenticidad. Al parecer la bruja se llamaba Catherine Moody y venía del Reino Unido, sorprendido por el apellido y preguntándose si la misma tendría algún parentesco con el famoso auror inglés Alastor Moody le tendió el pasaporte a John para que le echara un vistazo. 

     

    -Y señora Moody ¿está de vacaciones en Estados Unidos? - preguntó el pelirrojo aunque no estaba seguro de que la mujer lo hubiera escuchado, parecía estar hipnotizada observando la esfera de luz que flotaba encerrada en aquella pesada jaula de hierro que había invocado. 

     

    Extrañado se giró por sobre su hombro e intercambió una mirada con John que perplejo encogió los suyos y negó con la cabeza. El mar oscuro como la tinta seguía lamiendo apacible la arena mojando sus zapatos y a lo lejos aún se podían oír los sonidos provenientes del pequeño puerto pero Catherine Moody parecía no prestarle atención a nada más que no fuera aquella luz. 

     

    -¿Se encuentra bien? - se adelantó un poco Scott y estiró con cuidado su diestra para tocar el hombro de la bruja que ahora le daba la espalda pero antes de que pudiera hacerlo, las barrotes de hierro negro se desvancecieron en el aire justo con el resto de la jaula y la luz comenzó a ¿cantar?.

     

    Una bella y triste melodía sonó sobre la playa envolviendo por completo al ojiazul mientras miraba como la superficie luminosa de la esfera parecía agitarse en sintonía con las notas, Scott no supo cuánto duró todo aquello pero tan inesperadamente como sucedió se acabó y con el fin de la música la esfera se apagó. 

     

    Como si hubiera salido de una especie de trance el mago agitó su cabeza y se volvió hacia Catherine -¿Usted hizo eso? - por un momento se olvidó del incendio y de las sospechas, quería saber como lo había hecho. 

     

    -Eso fue una canción algonquina - fue John el que se adelantó y tomó la palabra. 

     

    Sorprendido de que su compañero supiera aquella información, curioso se volvió hacia él. -¿Cómo sabes eso? - preguntó Scott. 

     

    -Soy parte algonquino, por el lado de mi madre, reconocí la melodía y algunas palabras, pero no todas, se estaban lamentando por algo…una pérdida - John parecía más extrañado aún por la situación -¿Tú lo hiciste? - repitió la misma pregunta que Scott había hecho instantes antes mientras le tendía el pasaporte a la Moody. 

     

     

    Scott guardó silenció esperando una respuesta por parte de la bruja pero cuando miró un poco más allá, hacia donde la playa se encontraba con un pequeño bosque se encontró con una situación que no esperaba. 

     

    Habían montado un hoguera sobre la arena  y un grupo de personas se revolvía junto a ella y por la distancia podían verlos y escucharlos claramente y eso parecía ser lo que hicieron. -Tenemos espectadores- interrumpió Scott y con un gestó de la cabeza señaló al grupo que los observaba en torno al fuego.

     

    @ Melrose Moody  @ Rory Despard

     

     

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  2. Scott Wilkinson

    Manteo, Roanoke Island, Carolina del Norte. 

     

     

    El humo se elevaba y se enroscaba como una gran serpiente oscura en su ascenso al cielo nocturno, mientras el fuego devoraba uno de los yates anclados en el puerto privado para los residentes junto al pintoresco faro de la isla. Eso fue lo primero que captó la atención de Scott cuando por fin llegaron a la playa, habían cubierto las cuadras que los separaban de la costa en pocos segundos tras escuchar el caos que se estaba desarrollando allí. 

     

    -Es un incendio - señalizo el pelirrojo tras detenerse unos segundos para comprender del todo la situación, el puerto se alzaba a menos de unos cien metros de ellos y desde allí podía ver a un grupo de personas corriendo de un lado a otro acarreando agua con baldes, mientras alguien desde un yate vecino lanzaba agua desde una manguera hacia las voraces llamas que se alimentaban de todo lo que pudieran quemar del bote. 

     

    Lo flashes llegaron antes de la sirena que anunciaba el arribo de los bomberos que se acercaban velozmente por la rambla que daba al mar -Los bomberos están llegando - se alivió el mago de no tener que hacer uso de la magia frente a todos los nomajs para ayudar, de igual manera sacó su varita y con un movimiento perezoso apuntó al agua junto al yate que inmediatamente se elevó como una especie de gran ola que barrió gran parte de las llamas mientras empapaba a las personas que se encontraban más próximas.  

     

    El fuego casi se había extinguido por completo mientras las personas exclamaban entre agradecidas y molestas por aquella inesperada ola salvadora. La sirena del camión de bomberos pronto acalló el sonido de las voces, sus flashes iluminaron de rojo y azul la escena mientras los profesionales bajaban listos para terminar de apagar lo que quedaba del incendio. 

     

    Fue la firme mano de John a su lado lo que hizo girar el mago y ver hacia donde el novato señalaba. Al otro lado del faro casi en el límite hasta donde las olas mojaban la arena, una figura en las sombras se movía junto a lo que parecía ser una gran jaula de hierro que contenía una pequeña bola de luz amarilla que flotaba suavemente en su interior. 

     

    El ojiazul estaba extrañado, no terminaba de comprender lo que estaba viendo ¿Qué hacía allí una persona con una jaula encerrando a una esfera de luz?

     

    -Es una bruja, la mujer junto a la jaula puede hacer magia, ella la invocó, la vi - John ya tenía pronto la varita en mano. 

     

    -Vamos a ver que sucede - indicó Scott mientras mantenía firmemente sujeta su varita, aunque apuntando hacia el suelo, no quería parecer intimidante -No la apuntes con la varita cuando lleguemos hasta ella - le señaló a su compañero, lo que menos quería lograr era provocar una escena con un grupo de nomajs a menos de cien metros de distancia a pesar de que estaban muy ocupados con el incidente en el puerto. 

     

    Mientras se acercaban el texano no podía dejar de pensar si aquella bruja tenía algo que ver con el incendio del puerto, no sería la primera vez que magos causaban problemas en aquel pueblo por aquellas fechas. La luna llena y la fama del pueblo era una mezcla muy peligrosa que no dejaba de atraerlos.

     

    -Buenas noches - se anunció cuando estuvieron lo suficientemente cerca como para que ella los notara, las olas del mar rompiendo a un par de metros de ellos y la corriente de resaca llegando hasta unos pocos centímetros de sus zapatos barriendo la arena eran los únicos sonidos junto a las lejanas voces del puerto que se podían oír. 

     

    La luz de la luna llena era suficiente para iluminar las facciones de la mujer y de las mismas el pelirrojo no pudo leer nada que le advirtiera peligro - FBI, División de Asuntos Mágicos del MACUSA, soy el agente Wilkinson y el es mi compañero el Agente Roberts, ¿Sucede algo señora? - preguntó esperando entender qué hacía allí durante aquellas horas.

     

    @ Melrose Moody

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  3. Leonid Evans

     

    Si su sorpresa fue grande al ver entrar en la tienda a esa comitiva Evans - Moody la misma fue mayor al enterarse que su motivo de llegada había sido el mismo, la profecía. El ruso comenzaba a entender que aquella misión era más grande de lo que hubiera imaginado en un principio. 

     

    No tuvo tiempo de intercambiar alguna palabra con su familia porque Dante tomó rápidamente el control de la conversación, al parecer el famoso arqueólogo tenía ciertas respuestas pero no creía que aquel fuera el lugar para compartirla con ellos. El pelirrojo asintió en silencio y guardandose todas las dudas que aquella situación no dejaba de generar siguió al italiano fuera de aquella tienda. 

     

    La espesa tela que servía como entrada a la tienda se abrió a un ambiente completamente distinto. Dentro de la misma con todos los misterios y dudas que se plantearon hicieron olvidar por completo a Leonid que se encontraban en medio de una excavación rodeada por periodistas de todo el mundo, el ruido, las voces, los flashes acompañaron al pequeño grupo mientras atravesaban un estrecho camino acordonado que los separaba de la prensa y de los admiradores de Dante.

     

    El ojiazul no entendía como el italiano era capaz de concentrarse en su trabajo dentro de un ambiente como aquel, quizás solo fuera un día abierto al público y el resto del tiempo la excavación se mantenía cerrada a externos, pero aún así…el ambiente era excesivo, o quizás él estuviera tan comprometido en entender qué era lo que realmente estaba sucediendo que estaba exagerando.

     

    Siguieron a Dante a través de una pesada puerta metálica oculta tras un paredón de roca que conducía a un pasillo que terminaba en un amplio invernadero, el olor a tierra húmeda y flores era algo agradable y el silencio de aquel recinto lo era aún más. 

     

    Escuchó en silencio lo que el arqueólogo tenía para decirles y mientras procesaba la información más dudas comenzaron a formularse en su cabeza, cuando las preguntas se permitieron el ruso no tardó en lanzarse primero. 

     

    -¿De qué trata esta excavación? ¿Que se estaba buscando? ¿Comenzaron por la profecía o es algo anterior? - no se amedrentó en preguntar -¿Y qué más se sabe de esta profecía? Todos hablaban de un niño, el fin del mundo pero nada más, yo no tengo más información, una vieja amiga en la siberia me mando hasta aquí por el fin del mundo pero no tengo idea de cómo se va acabar y que podemos hacer para evitarlo - el ruso quería comprender que estaba realmente sucediendo.

     

    @ Melrose Moody  @ Rory Despard  

     

     

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  4. Scott Wilkinson

    Manteo, Roanoke Island, Carolina del Norte. 

     

    La luna llena brillaba con intensidad en un cielo completamente tachonado con estrellas, pero la luz de plata del satélite era capaz de eclipsar las a todas, incluso las sombras en la tierra bien definidas recordaban a las del día pero no era así, era una noche cerrada de fines de verano. 

     

    El mago sorbió un trago de su intenso café negro, la mejor bebida para estar despierto todo la noche según su opinión y mas le valía estar aquella semana de desvelo despierto y atento. Le tocó una de las tareas anuales menos deseadas entre los agentes del FBI, semana de vigilia en Roanoke Island. 

     

    Estar al aire libre era la parte de su trabajo que más disfrutaba, mucho más agradable que pasar días encerrado entre archivos, pergaminos y tinta viendo solo la luz del sol en la pausa del mediodía. Pero aquella específica asignación no tenía el encantó de otras tareas al aire libre. 

     

    Todos los años durante la primera semana de luna llena del mes de setiembre la tranquila Isla de Roanoke y el apacible pueblo de Manteo dejaban de serlo. Localidad famosa a nivel nacional por la misteriosa desaparición del primer poblado inglés en suelo estadounidense a finales del siglo XVI no era de extrañar que fuera un foco de lo paranormal y los amantes del mismo. 

     

    Y durante aquella semana del año cuando el pueblo rendía homenaje a la colonia perdida con una serie de eventos y espectáculos, la isla se volvía un faro para los raros y eso siempre genera inconvenientes. 

     

    -¿Cuando llegara la secta? - la voz de John al otro lado de la mesa cortó el coro de grillos nocturnos que pululaban por todo el parque. 

     

    Scott se giró con una sonrisa dibujada en el rostro y se encontró con la misma expresión en el otro mago que sería su compañero durante la semana -No creo que a ellos le guste que se les llame secta - replicó el pelirrojo aunque pensara que aquella denominación encajaba a la perfección con aquel grupo. -Son una…. asociación - decidió que aquel término sería más adecuado -Interesada en la energía que se despierta en este lugar durante esta semana.. además tiene la autorización del gobierno de Carolina del Norte y la aprobación del MACUSA - explicó sin que fuera necesario, ambos ya sabían aquello. 

     

    -¿Y es verdad eso? ¿Lo de la energía? - preguntó curioso el recientemente ingresado a las fuerzas a su compañero.

     

    -Bueno - comenzó diciendo Scott -la Isla de Roanoke es conocida por su actividad paranormal… tanto por nosotros como por los nomajs, la colonia perdida y los distintos eventos que se han dado en la zona son claros ejemplos y es cierto también que durante esta semana esa actividad se dispara, por eso nos mandan aquí para que vigilemos que la situación no se descontrole -

     

    -Y bueno también esta semana es cuando todos los locos cazafantasmas deciden darse una vuelta y esos son lo que más me preocupan - reconoció el ojiazul antes de darle un nuevo trago a su vaso térmico de café. 

    -Esperemos que estos practicantes del vudú de Nueva Orleans no causen muchos problemas - John levantó la vista a la luna y suspiró.

     

    -¿Preocupado en tu primera asignación? ¿Tú no eres de Louisiana? - Scott preguntó para conocer un poco más a su reciente compañero. 

     

    -Lafayette, soy de Lafayette - el otro mago lo señaló con un dedo acusador -No todos los de Louisiana somos de Nueva Orleans - 

     

    -Ni comen caimán durante el desayuno, lo sé, lo sé - bromeó el texano viendo como el novato enrojecía de la ira. 

     

    -¿No tienes un rodeo al que ir? Porque …. - pero la réplica se vio interrumpida por una serie de gritos que provenían de la playa que se encontraba a un par de cuadras desde donde estaban. 

     

    Scott se incorporó rápido de la banca que habían escogido para descansar un momento y se giró hacia donde toda la acción sucedía. Desde allí no podían ver la playa pero sí sentir el sonido de la olas batiendo apaciblemente la costa y saborear el aire salado pero en aquella ocasión el pelirrojo notó algo más, un fulgor amarillento que no le gustó para nada.

     

    -¿Qué está pasando? - la voz de John deja entrever el nervio que sentía, lo notaba ansioso y agitado, Scot solo esperaba que aquello no afectará su capacidad de respuesta frente a la situación.


     

    -No lo sé John, eso estaremos por averiguar - contestó el ojiazul mientras ya se dirigía a enfrentar lo que estuviera delante aquella hasta el momento tranquila noche de verano en la Isla de Roanoke. 

     

     

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  5. Votos:

     

    Rory Despard: Que mas tengo que decir? jajajajaja, excelente rolera, persona, muy activa, con mucha imaginación y fue una gran líder de la orden y se que como ministra haría las tramas del foro muy entretenidas.

     

    Luna Gryffindor Delacour: Un user que siempre esta, activo, se lleva bien con todos, muy buena rolera y siempre dispuesta a dar una mano donde se lo necesite, que mejor perfil para ministro de magia? 

     

    Hobbamock Graves: Otro user que lo da todo por el foro y le dedica mucho de su tiempo, para mi fue el mejor presidente que tuvimos en el MACUSA jajajaja, y ahora que ya no lo es mas creo que haria un excelente trabajo también como Ministro de Magia.

  6. Bueno es hora de hacer uso del derecho al voto jajajaja

     

    Mi primera nominación es para Ellie Moody, se que posiblemente esto a ella no le guste pero creo que es un puesto que tiene muy bien ganado, de las mejores roleras del foro sin duda alguna y uno de los perfiles de la Orden mas fieles y mejores que he visto, sin duda haría un excelente trabajo como líder y como miembro de la orden no creo que podamos tener mejor cabeza para el grupo.

     

    Y mi segunda nominación es para Mica Gryffindor a pesar de que no he interactuado nunca con ella (literal xD ni en off ni en on xD) creo que se lo merece, la veo activa por la distintas actividades del bando y le dedica mucho trabajo y empeño a esto y eso es una caracteristica que me gustaría tener en un líder, asi qeu tambien la nomino a ella.  

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  7. Buenos días solicito los siguientes cambios:

     

    Necesito actualización en el campo Nombre de Personaje:




     

    Dice así: “Leonid Yaxley"




     

    Debe ser: “Scott Wilkinson”








     

    Necesito actualización en el campo Nacionalidad:




     

    Dice así: “Ruso”




     

    Debe ser: “Estadounidense”


     

    Necesito actualización en el campo Familia :


     

    Dice así:

     

    “Familia 1: Evans McGonagall

     

    Familia 2: Yaxley

     

    Padre(s) Sanguíneos: --

     

    Padre(s) adoptivos: Orión Yaxley y Gatiux”


     

    Debe ser:

     

    Familia 1: Evans McGonagall

     

    Familia 2: --

     

    Padre(s) Sanguíneos: --

     

    Padre(s) adoptivos: --



     

     


     

    Necesito actualización en el campo Aspecto Físico:




     

    Dice así:  “Leonid es un joven muy alto, es algo de familia, mide exactamente 1.92m y al igual que el algunos miembros de la familia Yaxley heredó un cabello castaño cobrizo y una barba rojiza brillante mientras que sus ojos son de un intenso color azul.


     

    Criado en el seno de una rama familiar cosaca siberiana donde el mayor proveedor es la inmensa naturaleza, un buen estado físico es fundamental para sobrevivir, además estar físicamente activo incluso en sus tiempos libres es de sus pasatiempos favoritos


     

    En su vida cotidiana utiliza ropas muy cómodas, tanto hechas por su familia al estilo cosaco como ropas muggles, obviamente tiene ropas más elegantes para cuando la ocasión lo amerita tanto para grandes eventos propios de su cultura como la etiqueta esperada en un mago en las reuniones en las grandes ciudades.Pero su estilo cotidiano es mucho más sencillo.”




     

    Debe ser: “Scott es un joven alto y en un buen estado físico, heredó de su familia el cabello castaño cobrizo y una barba rojiza brillante mientras que sus ojos son de un intenso color azul.

     

    En su brazo izquierdo lleva tatuado un Wampus, animal con el que siente una conexión, no solo por haber pertenecido a dicha casa durante su época como estudiante en Ilvermorny sino también a un avistamiento con la elusiva bestia que tuvo durante su infancia.

     

     

    Generalmente en cuanto a la vestimenta usa ropas muggles, quizás con un orgulloso estilo texano en algunas ocasiones pero se adapta muy bien a las situaciones. En cuanto a la ropa de magos la utilizaba cuando la situación lo demande, pero claramente no es su estilo predilecto.”








     

    Necesito actualización en el campo Cualidades Psicológicas:




     

    Dice así: “Duro e intenso como la Siberia. Así sea posiblemente la mejor forma de describir a Leonid en pocas palabras. El espíritu de los cosacos recorre sus venas y templa su espíritu, amante de los grandes espacios abiertos, de la frondosa y silenciosa taiga, del manto blanco durante el invierno, del ruidoso descensos de los caudalosos ríos durante los deshielos de primavera, del rojo, dorado y amarillo del otoño y del verdor y el canto de las aves durante el período estival, se siente fuera de lugar en las grandes ciudades aunque ha aprendido a adaptarse.


     

    Impetuoso, temerario, de sangre caliente y quizás un poco loco son las primeras impresiones que los extraños se llevaban al conocerlo y no están muy errados en sus percepciones, la calidez y la tranquilidad es algo que prefiere guardar para familia y amigos.


     

    Le gusta aprender, es observador y trabajador dos características que colaboran mucho en ese aspecto, siempre dispuesto a expandir un poco más sus horizontes y no quedarse encasillado en la conocido.


     

    Testarudo e intrépido son dos cualidades arraigadas en la cultura cosaca de las cuales marcan también su personalidad y con las que tienen que interceder constantemente.”


     

    Debe ser: “Poseedor natural del encanto sureño, Scott es sumamente extrovertido y no tiene problema en hacerse amigo de todos. De risa y palabra fácil, la comunicación jamás fue un problema para el mago excepto cuando la utiliza en exceso, situación por la que ha pasado en más de una ocasión.

     

    Es energético y osado, de cabeza caliente y normalmente esa impulsividad lo lleva a actuar sin pensar pero nunca se amedrenta frente a ningún desafío. También es temperamental, le cuesta guardarse las opiniones o las sensaciones que tiene y eso es un aspecto que puede llevar a conflictos. 

     

    Pero por sobre todo es una persona amable, siempre dispuesto a dar una mano y estar para quien lo necesite. 

     

    Amante de la naturaleza y el aire libre, no hay mejor escape para el mago que pasar un tiempo en espacios abiertos, naturales  y lejos de la urbanización. ”



     

    Necesito actualización en el campo Historia:




     

    Dice así: “Nació en el hogar que por generaciones fue el lugar de unión de su familia, en las profundidades de la Taiga siberiana en el centro del Krai de Krasnoyarsk. Un hogar de madera amplio y extenso construido por sus tatarabuelos en medio de un terreno aún más amplio y extenso rodeado de la más prístina naturaleza.


     

    Pese a que su familia vivía en Kansk una pequeña ciudad al sur del Krai donde su padre trabajaba para el gobierno mágico y su madre era dueña del mejor boticario de la zona, el hogar ancestral de su familia donde las tradiciones y modo de vida cosaco persistían era donde Leonid se sentía realmente en casa.

     

     

     

    Pese a que su familia llevaba asentada en la Siberia desde hacía generaciones, la sangre Yaxley original provenía del Reino Unido, una de las familias más prestigiosas de sangre pura de toda Gran Bretaña. Sus padrinos y casi padres adoptivos Orión y Gaitux Yaxley del Reino Unido y actuales patriarcas invitaban normalmente a Leonid a pasar su vacaciones en Inglaterra junto a ellos y conocer la historia de la familia.


     

    Adoraba estar rodeado por la inmensidad salvaje de la Siberia y aprender el modo de vida tradicional de su familia. Ese amor y esa necesidad por aprender de primera mano y en contacto directo con sus orígenes lo llevó a rechazar la carta que lo invitaba a formarse como mago en la prestigiosa escuela de Koldovstoretz y aprender de las tradiciones cosacas no solo de la Siberia sino de toda Rusia, con doce años comenzó un largo viaje que lo llevó a conocer de punta a punta su enorme país para aprender las tradiciones y costumbres de los cosacos del Volga, del Cáucaso, del pueblo Tuvano en este y de los Nenets en el Norte.


     

    Al cumplir la mayoría de edad decidió unirse a las Fuerzas Especiales Mágicas Rusas, un grupo de élite encargado de proteger y defender el territorio e intereses del país y velar por la seguridad y orden público.”



     

    Debe ser: “Nacido en Lubbock, Texas como primogénito de Matt Wilkinson director de la sede estatal del FBI en Texas y de Emily Wilkinson bruja ama de casa, se crió en un suburbio muggle donde sus padres lo hicieron crecer y convivir con nomajs. Pese a la naturaleza mágica de su familia, jamás existió ningún inconveniente que pusiera en peligro el Estatuto del Secreto, sus padres ya tenían la experiencia de la convivencia pacífica con el mundo no mágico y se lo enseñaron a su hijos.

     

    Scott asistió a una escuela nomajs en Lubbock hasta que su familia se mudó a Tennessee por una transferencia de trabajo de su padre donde al cumplir los once años comenzó asistir a la escuela mágica de Ilvernormy. Fue asignado a la casa Wampus y se graduó con buenos resultados. 

     

    Una vez finalizada su formación académica decidió continuar con los pasos de su padre y trabajar para el MACUSA y unirse a las fuerzas del FBI. ”

     

    ¡Muchas Gracias!

  8. Leonid.

     

    Su plan de ser directo y sencillo al parecer había funcionado y ahora que estaba frente al hombre causante de todo aquel alboroto fuera de la tienda creía que mantener la misma actitud lo ayudaría a empezar a resolver el nudo en el que se encontraba en aquel momento.

     

    -Leonid Evans - comenzó por presentarse el ruso mientras estiraba la mano para estrecharla con el afamado arqueólogo - Lamento interrumpirlo en su rueda de prensa, veo que está siendo muy solicitado - dijo eso último subiendo un poco el tono de su voz para hacerse oír por el enjambre de personas que se apiñaba en torno a la excavación. 

     

    - Quizás podamos posponer este encuentro para más tarde, necesito ayuda con una profecía… - el pelirrojo se fijó en la expresión del otro mago esperando ver algún atisbo de reconocimiento sobre el tema pero si el mismo existió el otro sujeto fue muy bueno ocultándolo. 

     

    -Se que puede sonar muy extraño, ni yo termino de comprenderlo pero esa profecía me condujo miles de kilómetros hasta usted y….. - Leonid se vio interrumpido por la llegada de un grupo de personas a la tienda. 

     

    El mago giró hacia la entrada donde la luz y el ruido del exterior se potenció por un momento mientras las nuevas figuras ingresaban a la tienda de campaña que cada vez parecía más pequeña.

     

    Pero la sorpresa fue mayúscula cuando reconoció a tres rostros en la comitiva recién llegada. ¿Qué hacían Rory, Catherine y Richard en aquel lugar? No tenía forma de poder asegurar nada pero sentía que sus caminos se cruzaban por el mismo motivo, la vieja Sayiina no dejaba de sorprenderlo.

     

    @ Melrose Moody  @ Rory Despard

     

     

  9. Leonid

     

    Era increíble que a pesar del tiempo que llevaban juntos el ruso aún no conocía el castillo de la familia Rune. El apellido Rune se remontaba a siglos en los anales de la historia francesa y un antiquísimo lazo de sangre el que ligaba a Helene con aquel nombre tan reconocido en la crónica gala y la hacía por derecho natural, actual matriarca de la familia.

     

    El castillo medieval y parte de su entorno había sido trasladado desde Francia hasta el condado de Devon en el suroeste de Inglaterra, donde los nuevos descendientes de tan ilustre apellido decidieron comenzar una nueva etapa en la rica historia familiar. 

     

    Leonid esquivó un charco de agua sucia que ocupaba buena parte del pequeño camino de tierra que atravesaba el bosque de abetos, robles y pinos que formaban parte de los terrenos familiares. Las lluvias recientes tornaron la tierra en barro y de las ramas aún rebosantes de hojas verdes caían frías gotas provocando la sensación de que el mal tiempo aún no había terminado. 

     

    El pelirrojo se subió un poco más el cuello del largo saco que llevaba puesto y abrazó más contra su pecho el pequeño bulto revoltoso que cargaba - Ya casi llegamos - le recordó en un tono no exento de dulzura al sentir al pequeño animal gimotear molesto por verse cargado tanto tiempo.

     

    Era un pequeño cachorro de grandanes que adoptó en un refugio en Londres, después de haber trabajado los últimos días actualizando la vieja dacha en Rusia pensó que sería bueno por fin conseguir el tan ansiado perro que ambos querían, ahora tendría el espacio para tenerlo y no había otro mejor momento. 

     

    La pequeña bola de pelo que llevaba contra su pecho se acurrucó finalmente dispuesto a dormir por un momento mientras el perfil del piedra y mármol del castillo se alzaba imponente más adelante en los lindes del bosque, el animal por el momento no tenía nombre, el ruso quería que la Bellerose la nombrara, sería una sorpresa y el ojiazul estaba ansioso por ver su reacción.


     

    El camino de tierra pasaba a ser uno pavimentado al salir del bosque y llevaba directo a la entrada del castillo por una serie de prolijos jardines, el resto del trayecto el pequeño animal durmió plácidamente entre los brazos del mago, ni siquiera cuando Leonid golpeó en la entrada esperando que alguien lo atendiera el cachorro se inmutó.

     

    @ Helene Eloise Bellerose  

  10. Leonid

     

    Últimamente había pasado demasiado tiempo en fiestas, no recordaba un solo día en semanas en el que no estuviera asistiendo a una de ellas o preparándose para dichas reuniones, no es que fuera una situación desagradable y mucho menos pero con el pasar del tiempo aquello comenzaba a cansarle. 

     

    Al menos en aquella ocasión no debía aparentar nada, sería una sencilla reunión con la familia británica que lo había acogido en aquel país, los Evans McGonagall. El ruso agradecía profundamente el apoyó que le brindaron desde que llegó al país y pese a que su primer encuentro podría considerarse algo fuera de lo común, el mismo no hizo otra cosa que crear una firme base sobre la cual se forjó esa nueva pertenencia. 

     

    El pelirrojo apresuró el paso mientras la noche anunciaba su llegada sobre Londres, una nueva vida con sus dinámicas y reglas comenzaba a despertar en la ciudad junto con las luces de todos los colores que ya iluminaban sus calles. Pero el mago no tenía tiempo para distraerse con las diferentes ofertas que la capital tendía, ya estaba llegando tarde a la reunión.


     

    Apretó la botella de vino que compró entre los pliegues de su campera ligera para resguardarse del frescor de la noche, no podía aparecer en la fiesta con las manos vacías. Esperaba que hubiera entre los Evans algunos apreciadores del vino porque él mismo le había costado más de lo que tenía planeado. 

     

    Después de avanzar un par de calles más llegó finalmente a la pequeña casa propiedad de los Evans protegida por el encantamiento Fidelio y golpeó con cuidado la puerta, esperaba que la música no estuviera muy alta como para que no lo escucharan. 

     

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  11. Leonid Evans.

     

    La puerta del vestidor se abrió y el mago levantó la mirada del nudo de la corbata con el que estaba luchando para encontrarse con una visión que le robó el aliento y le arrancó una sonrisa. Observó encantado como la francesa se acercaba hasta el envuelta en un hermoso y sensual vestido que no hacía más que volver aún más hipnótica el aura propia de su naturaleza, estaba radiante. 

     

    -Y usted está preciosa señora embajadora - le correspondió con una sonrisa el cumplido mientras estiraba un poco el cuello para que su novia pudiera terminar de arreglar la corbata, una vez la semi veela finalizó el nudo el pelirrojo llevó sus manos a las caderas de la bruja mientras se fundían en un cariñoso beso. 

     

    -Te amo - comenzó diciendo una vez terminó el beso pero aún manteniendo la corta distancia del precioso rostro de Helene -No sabes lo orgulloso que estoy de tí - continuó mientras elevaba su diestra y dejaba una tierna caricia en la mejilla de la ojiazul - Y todo esto que te esta pasando, te lo mereces completamente - el mago terminó aquel íntimo momento con la mujer que amaba con un beso. 

     

    No es que fuera necesario que lo exteriorizara con palabras, Leonid estaba seguro que la Bellerose tenía muy presente lo que que ella representaba para él y lo que aquel momento tan especial para la bruja significaba para el ojiazul. Eran una pareja muy unida y cualquier logro era sentido y celebrado por ambos pero el pelirrojo sintió que tenía que decir aquellas palabras en ese momento. 

     

    Una vez listos ambos partieron rumbo a Inglaterra donde una ceremonia en honor a la Toma de la Bastilla sería también la celebración donde harían oficial el nombramiento de la francesa como nueva embajadora por Francia en Gran Bretaña.

     

    Por una vez el clima británico parecía querer honrar el verano francés y celebrar el día patrio regalándoles un día completamente despejado, con un brillante sol enmarcado en un cielo completamente celeste que prometía una cálida y agradable jornada. 

     

    Y bajo aquel marco se alzaba el castillo, porque no había otra forma de describirlo. Leonid no esperaba para nada aquello, se había imaginado una linda casa, quizás de dos pisos en el centro de Londres pero no un palacio inglés rodeado por una esmeralda campiña que se extendía hasta el horizonte, aquel lugar era enorme. 

     

    Escuchó el comentario de la castaña a su lado y sonrió mientras se volvía a ella - Amor esto es gigante, no se como vamos hacer para limpiarlo - bromeó antes de recorrer el camino de adoquines bordeado por árboles verdes y dorados y fuentes de mármol y piedra que llevaba hasta la entrada del castillo. 

     

    -Amor - apretó la mano que la bruja que tenía entrelazada con la suya para llamar su atención - La Primer Ministra - le advirtió mientras la gobernante se acercaba hacia ellos para recibirlos en la entrada.

     

    @ Helene Eloise Bellerose  @ Ada Camille Dumbledore

     

     

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  12. Leonid Evans McGonagall

    Nueva York, Estados Unidos.

     

    -Salud - sonrió forzadamente el ruso mientras levantaba su pequeño shot de poción multijugos y se preparaba para el mal trago que estaba apunto de afrontar. Trató de seguir el consejo de la castaña y no respirar mientras tragaba el espeso lodo de la pócima, pero si en algo colaboró al pasar el desagradable sabor, no fue muy eficaz. De todas formas se forzó en terminar de una sola vez el contenido del pequeño vaso para terminar de una vez con todo el asunto.

     

    El pelirrojo alcanzó a inspirar una bocanada de aire para combatir el desagradable dejo en la boca antes de comenzar a sentir la extraña sensación de la transfiguración recorrer todo su cuerpo. Fue rápido, su cabello se oscureció al igual que su piel, pudo sentir como su cara adoptaba otro perfil y como la sombra de una barba crecía sobre su mandíbula. 

     

    Al levantar la vista hacia el enorme ventanal de la sala otro hombre le devolvió la mirada. Su cabello era oscuro como la noche, al igual que la prolija barba que recorría el perfil de su mandíbula, su tez era aceitunada y todo aquello ayudaba a resaltar los ojos de un brillante color verde. Si el cosaco tuviera que asignarle una etnicidad hubiera dicho que era un hombre del Medio Oriente, más o menos de la misma edad y contextura del ruso. 

     

    Era una sensación extraña verse de otra forma, instintivamente se llevó la diestra al rostro para comprobar que la imagen que le devolvía la ventana era realmente la suya. Haciéndose la idea de su nueva apariencia Leonid se giró para ver la mujer que había tomado el lugar de su novia y si verse distinto le causó una extraña sensación, verse a los dos como otras personas lo volvió aún más inquietante. 

     

    -Amor, no estas mal… pero te prefiero morocha - el mago bromeó en un intento de que pese al aspecto, el interior de ambos no se olvidara para nada. 


    Graves Park

     

    Graves Park explotaba de gente, la noche primaveral invitaba a salir y disfrutar del exterior luego de un cruel y rudo invierno, que no solo lo había sido en el aspecto climático. Risas, música, charlas ruidosas y el sonido de botellas y vasos llenaban el aire y le provocaron una espontánea sonrisa al ahora pelinegro mago. 

     

    ¿Hacía cuánto tiempo no se encontraba envuelto en un ambiente tan festivo como aquel? El ruso era incapaz de encontrar una respuesta, solo sabía que había sido hace mucho tiempo. Pero pese a sus ganas de perderse junto a Heléne entre la muchedumbre y disfrutar de la positiva energía que se respiraba bajo la luz de la luna y las estrellas, recordó que allí se encontraban por una misión de la Orden y aquel era su objetivo principal. 

     

    Se volvió al escuchar la pregunta de la francesa a su lado y sonrió al verla intentar poder ver algo entre aquel mar de gente - Cariño, si quieres te puedo hacer caballito - Leonid sabía que estaba jugando con fuego al conocer el temperamento de la semiveela pero amaba aquella mujer y sabía cómo manejar la situación. 

     

    -Creo que veo a Rory… y a Lunita, allí… cerca del poste de luz…. hay otra bruja con ella y otros tres magos que no conozco… ¿Acaso lo está abrazando por la cintura? ¿Ese tipo no era un predicador? - relataba el ruso extrañado observando la situación que se estaba desarrollando a unos metros de distancia. 

     

    -Amor hay que ver esto de cerca… - no pudo evitar esconder una carcajada por lo bizarro de la situación. Entrelazó su mano con la de la bruja y juntos se abrieron paso entre los cientos de jóvenes que disfrutaban de aquel evento organizado por el Anarquista hacia donde sus compañeros de la Orden se encontraban. 

     

    -Rory - llamó la atención del grupo al detenerse frente a ellos - Nos logramos deshacer de los ucranianos - dijo en tono casual, esperando que con aquella frase  que hacía referencia al primer encuentro que tuvieron en la Evans y su voz ayudará al líder de la Orden a reconocerlos con su nueva apariencia. 

     

    Reconoció a Lunita pero no a la otra bruja y al trío de magos que se encontraban junto al irlandés y no quería arriesgar la identidad de la francesa y la suya frente a potenciales oídos indiscretos. 

     

    @ Helene Eloise Bellerose  @ Rory Despard  @ Luna Gryffindor Delacour  @ Scarlet Akane  @ Cillian  

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  13. Leonid Evans McGonagall

    Nueva York, Estados Unidos

     

    El sol se ponía sobre la gran manzana pero el ruso sabía que en Inglaterra ya sería noche cerrada, la gran y sorpresiva fiesta que los Moody montaron estaría comenzando. Aún no terminaba de entender que buscaba aquella familia con aquel evento tan impropio de ellos, el cosaco no era un Moody pero si un Evans y ambas familias tenían un contacto estrecho difícil de definir, así que en parte funcionaban como una gran familia. Por más que le hiciera ruido todo el asunto, ese circo era una cuestión familiar. 

     

    Leonid terminó con dedos ágiles ajustarse el nudo de la corbata mientras su reflejo en el gran espejo de la puerta interior del armario le corrobora el buen trabajo que estaba haciendo, pese a que era su primera vez llevando una corbata, o un traje de etiqueta cómo luciría aquella noche. Otra situación que se le hacía extraña al recordar que los descendientes de Ojoloco eran los que organizaban aquella fiesta. 

     

    Sentía los sonidos provenientes del baño privado de su habitación donde Helene terminaba de prepararse para la gala, su novia era la única esperanza de no verse engullido en el mundo que los recibiría una vez llegaran a Londres. La castaña era una Bellerose, una de las familias más prestigiosas de Francia y de Europa, conocía a la perfección la dinámica de los eventos como aquel y como moverse con gracia entre la nueva aristocracia del viejo continente, era su salvavidas. 

     

    Conforme con el resultado que le devolvía el espejo el ojiazul se giró hacia la cama que tenía a sus espaldas, donde el saco que completaría su traje para la fiesta aguardaba prolijamente extendido. Aquella misma tarde compró el atuendo, tuvo que hacer una parada de emergencia en una tienda de ropa en su camino a casa desde el Prebisteriano si es que no quería verse más fuera de lugar de lo que se sentiría durante la noche. Pero pese a su reticencia inicial se sentía más cómodo de lo que hubiera imaginado, se vio obligado a admitir el cosaco mientras se colocaba el saco por sobre sus hombros. 

     

    El sonido de la puerta del baño al abrirse le hizo girarse hacia la misma, ansioso por conocer la apariencia de la francesa que juguetonamente reservó en un halo de misterio durante todo el día. Y fue aún más de lo que esperaba, estaba hermosa, deslumbrante - Wow - fue el primer sonido que logró articular mientras se acercaba sonriendo hacia la semiveela. 

     

    -Damn it babygirl - trató jocosamente de hacer su mejor intento de acento neoyorquino - ¿Que te parecería salir un rato? Conozco una buena fiesta que está por comenzar - bromeó el pelirrojo mientras apoyaba su diestra en la cadera izquierda de la bruja y terminaba de admirar el gran esmero que puso para la gala familiar - Estas preciosa amor - le reconoció encantando el cosaco antes de abrochar el cumplido con un beso que le robó el aliento - ¿Lista para que sea el mago más envidiado de la fiesta? - le sonrió mientras la tomaba de la mano.

    @ Helene Eloise Bellerose

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  14. Leonid

    Nueva York, Estados Unidos

     

    -Con que Pelmenis ¿eh? - descubrió sorprendido el menú que la francesa tenía planificado para la visita de sus padres -Me muero por probarlos, encantado de ser el conejillo de indias - le sonrió deseoso de ya degustar uno de los que posiblemente fueran de sus platos predilectos de la culinaria rusa. 

     

    -Quiero advertirte que soy un experto en Pelmenis, no tendré piedad en las críticas - bromeó con la castaña atrayéndola más hacia sí para besarla con cariño, se sentía muy agradecido de que la bruja se animara a prepararles algo con lo que no estaba familiarizada, era un gesto que sus padres apreciarían enormemente. - A mis padres les encantará - Leonid le reconoció una vez el beso finalizó.  

     

    Helene estuvo de acuerdo en comer algo antes de partir rumbo a la misión que los aguardaba en Inglaterra y propuso que pidieran algo del restaurante chino que habían descubierto en uno de sus escasos recorridos por el nuevo vecindario. - Entonces será comida china - estuvo de acuerdo el pelirrojo que creía haber anotado el número del restaurante. 

     

    Mientras el ruso luchaba por recordar donde anotó el número, la bruja se alejó hasta la gran isla de la cocina y abrió un pequeño cofre del que extrajo dos pequeños frascos de vidrio que el ruso miró extrañado. No tenía idea de qué era lo que podría llegar a contener hasta que la castaña se acercó con ambos en las manos, no hizo falta que le explicara qué era aquello, el color desagradable y la consistencia lodosa de la poción multijugos eran inconfundibles. 

     

    El cosaco escuchó las lógicas precauciones de su novia mientras observaba detenidamente uno de los pequeños frascos que había tomado - Estoy de acuerdo, sería lo mejor para nosotros - reconoció pese a que la idea de ir transformado en otra persona no era de sus predilectas, pero lo que le gustara o no poco importaba, la situación en Reino Unido era muy compleja y uno jamás podría asegurar que no lo estuvieran observando. 

     

    Siguió a la Bellerose hasta la isla donde reposaba el cofre con el kit para las transformaciones y se inclinó para observar el minucioso y organizado interior del mismo - Bueno - admitió al final mientras dejaba el frasco que sostenía en su lugar - Espero que al menos podramos elegir quién seremos - sonrió mientras rodeaba con su diestra la cintura de la bruja y apoyaba la mano en su cadera derecha - ¿Ya has utilizado este cofre? - le preguntó mientras observaba los estrechos cilindros de vidrio donde cabello de distintos colores y texturas se mantenían resguardados. 

     

    Hacía tan solo un par de días el cosaco tuvo que estudiar los casos adversos y potencialmente peligrosos que las pociones añejadas podían hacer en el organismo para su clases de venenos en el Prebisteriano, no quería correr ningún riesgo. 

     

     Ambos acordaron que sería mejor comer antes de probar la poción, por lo que el ruso fue hasta el teléfono de línea que tenían en la sala y tras rebuscar un poco entre el montón de papeles que se acumulaban en la pequeña mesita del teléfono di con el número del restaurante chino. Pidió un Chow Mein para dos y en menos de veinte minutos ya sintieron el timbre del delivery que los aguardaba con su improvisado almuerzo en la entrada del edificio. 

    Leonid bajó sorprendido con la velocidad del servicio pero también reconoció que a media tarde no era la hora más ajetreada para los restaurantes. Pagó con su correspondiente propina al sonriente trabajador y subió nuevamente hasta al apartamento lo más rápido que pudo para que no se enfriara la comida. 

     

    Comieron en la mesa del comedor acompañados por la impresionante vista de la movida Nueva York que el gran ventanal les ofrecía hasta que ambos quedaron satisfechos, mientras Helene se encargaba de ultimar los detalles de la poción multijugos Leonid se ocupó de limpiar los platos y cubiertos mientras esperaba que el desagradable sabor de la pócima no le hiciera devolver el exquisito almuerzo que acaban de tomar.

     

    @ Helene Eloise Bellerose

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  15. Leonid

    Nueva York, Estados Unidos. 

     

    Se limpió los pies en la desagradable alfombra de la entrada mientras la puerta se cerraba a su espalda, el ruso estaba cargado con las bolsas de las compras para aquel fin de semana, el apartamento recientemente comprado recibiría su primer visita y necesitaban estar bien provisionados. 

     

    Recorrió el largo pasillo con los pisos de madera que tanto le gustaban hasta el final, donde se abría hacia la habitación más grande y luminosa del nuevo hogar, la cocina moderna y amplia estilo americano que se abría a la mezcla de comedor sala donde pasaban la mayor parte del tiempo. 

     

    Pese a lo grande del espacio, las varias cajas de cartón desperdigadas por todos lados hacían mella en la sensación de espacio abierto del diseño. Lo positivo era, que cuando alguno se sentía ahogado por el ajetreo de la mudanza solo bastaba con levantar un poco la mirada y dejarse maravillar por la vista de los rascacielos de Manhattan que se extendían hasta la bahía que les regalaba el enorme ventanal que se podía ver desde cualquier lugar de la habitación. 

     

    Vista que se regaló Leonid antes de dejar las bolsas de compras junto a la mesa y sacar con cuidado de una de ellas la pequeña sorpresa que encontró en la tienda al otro lado de la calle. Apoyó la esbelta caja como si de cristal se tratase sobre la madera lustrosa de la mesa y con habilidad sacó la botella de vino francés para dejarla bien centrada, para que luciera. 

     

    Sonriendo juguetonamente se giró hacia la cocina donde Helene estaba muy concentrada desempacando unas cajas y guardando su contenido en los gabinetes. Tratando de ser lo más silencioso posible cruzó los metros que los separaban y cuando estaba detrás de la bruja la abrazo por detrás mientras rodeaba con su brazos la cintura de la francesa.

     

    -Que sexy te ves con la ropa de la mudanza - le dijo al oído mientras sonreía jocosamente y le daba un beso -¿Los platos presentan batalla? - bromeo antes de darle otro beso y con cuidado hacerla girar hacia el comedor - Mira lo que encontré en la tienda cruzando la calle, un vino de Bordeaux, para cuando mis padres vengan el sábado de Texas - señaló la botella que junto con su caja era lo único que había sobre la mesa - Igual necesitamos la aprobación de calidad de una francesa - sonrió mientras apoyaba la cabeza sobre el hombro derecho de la castaña

     

    -Amor dentro de una hora tendremos que partir a Sheffield - le comentó como si hiciera falta recordarle la misión que el día anterior recibieron por parte del líder de la Orden, al parecer no sería nada muy complicado, simplemente una reunión con un mago cabeza de un nuevo movimiento nacido de las turbulencias que vivía el país de los anglos y que tendrían muchos puntos en común con los ideales que defendían los hijos del fénix. 

     

    -Es media tarde pero ¿te gustaría comer algo ligero antes de partir? - le preguntó a la Bellerose aun manteniendo el cálido abrazo.

     

    @ Helene Eloise Bellerose

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  16. Leonid

    El brillo cegador solo fue obnubilado por el tremor de la tierra al quebrarse. Ya no había nada que sostuviera al mago firme y erguido, caía dentro de en un vacío luminoso que no era menos amenazante que el desplome mental que conmovía al pelirrojo y lo arrastraba a un profundo sentimiento de desesperación. No tener control lo aterraba. 

     

    Leonid no pudo asegurar por cuanto tiempo cayó, en su confundida mente la caída duró una eternidad pero por otro lado el pequeño resquicio de raciocinio que aún se aferraba en él le indicaba que era todo lo contrario, apenas solo unos segundos. Sintió el suelo bajo sus rodillas y sus manos pero no podía verlo, el resplandeciente blanco dio paso a la más cerrada oscuridad. 

     

    Enterró sus dedos en la superficie, sintió la humedad y los granos de la tierra y por alguna razón aquella sensación lo apaciguó. Se incorporó con torpeza completamente ciego mientras su agitada respiración se acompasa a la completa calma que lo rodea. Inspiró el helado aire de aquel lugar y el único dejó que pudo distinguir fue el de la humedad ¿Donde estaba?

     

    Llevó la mano que tenía libre hasta la altura de sus ojos y la agitó pero solamente sintió el aire frío en el rostro. -Lumos - susurró desarmonizado con el silencio imperante, esperanzado de que la magia le devolviera la visión pero no funcionó. ¿Dónde estaba? Nuevamente la pregunta encabezó sus inquietudes pero pronto se transformó en ¿Donde esta el resto?

     

    Helene fue lo primero que pareció desequilibrar el temple que parecía estar recuperando desde la caída ¿Donde estaba? Y como si los dioses del mundo que planeaba destruir decidieron ayudarlo una luz a un par de metros a su izquierda se encendió. Pronto el tenue brillo de cientos de rostros espectrales se iluminaron en todas direcciones y el mundo recuperó el sonido que contenía. 

     

    Sus compañeros de la Orden se encontraban entre ellos, distinguió a Rory el líder que en ese momento era cuestionado por el resto que parecía estar tan perdidos como el cosaco con aquel lugar. 

     

    El ojiazul distinguió a la francesa entre ellos y parte de su temor se desvaneció frente a una oleada de alivio al verla bien, quería asegurarse de aquello, hasta el momento no pudieron intercambiar palabra alguna pero como si el destino quisiese seguir manteniendo eso, el centar de espectros que deambulaban por aquel extraño mundo rodearon el pequeño grupo de magos y entonaron en una sola voz una sentencia de culpa para la Orden. 

     

    Una serie de imágenes se desencadenó incontrolable e inesperada como los ríos de la montaña durante el deshielo en la cabeza de Leonid, recuerdos que prefería olvidar, las pesadillas que lo perseguían durante las noches y la culpa que mortificaba gran parte de su vida. Su etapa dentro de los mercenarios volvió a abrirse frente a él y todo aquello de lo que se arrepentía lo aturdió, lo consumía, sintió el amargo sabor de la bilis en la boca manifestando físicamente aquel malestar que lo conflictuaba internamente. 

     

    No entendía cómo, pero sabía que aquello lo desencadenaron los espectros que los rodeaban ¿Serían sus fantasmas del pasado? ¿El dolor, la pena, la vergüenza de todos ellos? Rory y una bruja fueron los primeros en enfrentarlos, con palabras reconocieron sus errores y los de la humanidad pero también sus deseos de superarse y enmendar lo incorrecto, la redención… de nuevo aquel concepto, lo que el cosaco buscaba desde que puso fin a la turbulenta etapa de su vida. 

     

    Y fue ese deseo de redención lo que lo obligó hablar, borrando aquel embargador sentimiento que lo oscurecía y lo inhibía, el cosaco no era muy hablador pero con pocas palabras lograba hacerse entender, no necesitaba mucho.  

     

    -Cometí muchos errores que me perseguiran eternamente, vergüenzas que me acompañarán toda la vida y son acciones que constituyen al mago que ven en este momento, pero no es lo único que me define… estoy dispuesto a redimirme, compensar el daño que pudiera haber hecho, enfrentar los fantasmas del pasado mientras escribo una nueva historia donde habré aprendido de los errores cometidos, siguiendo lealmente los ideales de la Orden del Fénix y dispuesto ha realizar sacrificios en defensa de su causa - 

     

    El pelirrojo finalizó aquel impulso de hacer escuchar su voz no solo para los espectros, sino para sus compañeros y sobretodo para sí mismo, una promesa de cambio. Se volvió hacia Helene, recorrió la poca distancia que los separaba y tomó con suavidad su brazo derecho -¿Estas bien? - preguntó preocupado mirando a los ojos a la bruja, aliviado de estar a su lado. 


     

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  17. Leonid

    La francesa no tardó en despejar la curiosidad del ruso confesandole como su vida desde el inicio la condujo aceptar aquel nuevo desafío. Leonid jamás interrumpió mientras la castaña relataba su historia, dejó que desahogara su pasado y le revele aquella nueva faceta que hasta el momento le era desconocida, tal y como ella había hecho en aquel desayuno en la helada Siberia unos días atrás. 

     

    Pese que ambas historias se desarrollaban en dos universos completamente ajenos uno del otro, el mago no podía dejar de notar la similitudes que como hilos tenues, casi invisibles ligan en varios aspectos sus pasados. Ambos debidos a sus contextos familiares se vieron empujados a buscar un cambio, una mejora, una solución para los problemas contra los que luchaban diariamente.

     

    Y esa oportunidad, ese salvavidas en un mar tormentoso lo encontraron dentro de un grupo ajeno hasta el momento para ellos pero dentro del cual con el tiempo se sintieron tan parte del mismo como si de su familia se tratase. Salvando las distancias de que en el caso de Helene era una organización que buscaba el bien de todo el mundo mientras que los mercenarios que aceptaron al ojiazul solamente velaban por sus propios intereses. 

     

    Pero aún así el vínculo que se forja bajo el fuego del riesgo y el martilleo constante del peligro era más fuerte que el acero, y esa fraternidad volvía profundamente dolorosa la pérdida de un compañero en combate. Apretó la mano que sostenía entre la suya en silencio para cuando la bruja llegó aquel punto del relato y notó como esa remembranza hacia mella en su voz, dándole a entender que la entendía perfectamente y que lo sentía. 

     

    Y para el final del relato de su novia, aquellas historias tan disímiles pero a la vez similares se entrelazan en Inglaterra dando inicio a una nueva. El cosaco sonrió al escuchar aquello - Fue lo mejor que me paso hasta el momento - le correspondió aquella confidencia. Apartando su trago casi acabado a un lado para ganar un par de segundos más, Leonid procesó la invitación que la francesa dejó sobre la mesa. ¿La Orden del Fénix? ¿El?, no era una decisión sencilla pero algo de lo que había dicho la Bellerose hacía unos instantes le ayudó a escoger, la redención. Era el momento de dar vuelta la página y comenzar de nuevo. 

     

    -Me encantaría - 

     

    Respondió, feliz de haberla conocido. 

     

    Minutos más tarde después de haber pagado por los tragos, el mago y la bruja aguardaron bajo la sombra de un Gandaria junto a la calle la llegada del transporte que los llevaría hasta el Valle de los Rubíes. Un viejo Volvo Titan pintado de celeste con zonas donde claramente la pintura se había descascarillado por el pasar del tiempo se acercó a una velocidad inesperada hasta ellos. Leonid se apresuró a hacerle señas antes de que siguiera de largo y con un fuerte chirrido el camión detuvo a cero su marcha frente al par de magos. 

     

    El pelirrojo susurró una maldición en ruso mientras se acercaba junto a la castaña a la parte trasera del remolque del camión cubierta por un toldo blanco que hacía de techo para cubrir del sol y la lluvia a los pasajeros. Ingresó  primero y le tendió una mano a la francesa para ayudarla a subir, dentro al remolque había sido modificado para transportar personas, dos largos bancos de madera cubrían las laterales y un tercero más corto ocupaba la parte delantera - Será mejor que nos sentemos rápido si no queremos salir volando cuando esto arranque - se obligó a sonreír mientras se sentaba cerca de la entrada y sacudía un poco el polvo del banco a su lado para que se sentara la francesa - Al menos llegaremos rapido - le sonrió mientras el resto de los pasajeros, una decena, observaba extrañado a los dos únicos extranjeros en aquel camión.

     

    @ Helene Eloise Bellerose

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  18. Leonid

    Sonrió al ver como la francesa lidiaba con facilidad al insistente vendedor ambulante, mientras observaba cómo el hombre se alejaba tras otra pareja que disfrutaba su almuerzo bajo la sombra que ofrecía el alero del restaurante, replicó a la bruja con una sonrisa - Pues manejaste la situación con una diplomacia sorprendente, yo no hubiera sido tan educado - se sinceró antes de darle otro trago a la dulce bebida. 

     

    -Claro amor, lo que sea - se apresuró a responder cuando la castaña decidió confesarle algo que al parecer llevaba un tiempo rondando en su cabeza. Inmediatamente la atmósfera de relajación que el pelirrojo experimentó momentáneamente tras el encuentro con el vendedor se transformó completamente. Instintivamente tensó todos los músculos de su cuerpo, se irguió derecho como una flecha en su asiento mientras sentía como un nudo de preocupación comenzaba atenazar su garganta al escuchar el relato de la Bellerose. 

     

    No le gustaba el rumbo que aquello estaba tomando, Leonid podía casi sentir un paralelismo con la experiencia que él mismo le reveló recientemente a la bruja, quería detenerla, decirle que se alejara de aquellas personas pero algo lo detuvo, algo en su interior sabía que aquella situación poco tenía que ver con la que los había arrastrado hasta el otro extremo del continente. 

     

    ¿La Orden del Fénix? La sorpresa de la revelación se debió dibujar en el rostro del ruso, jamás hubiera esperado recibir aquella noticia por parte de su novia. Una mezcla de asombro y orgullo se extendió por el interior del mago mientras calibraba aquella nueva información, conocía perfectamente la misión de aquel grupo británico. Fundando por el legendario Albus Dumbledore, la organización fue la resistencia que se opuso al avance del que no debe ser nombrado y su hueste de mortífagos y  que en la actualidad pese a que las principales figuras ya no estaban, la Orden se mantenía activa defendiendo sus principios. 

     

    -¿La Orden? - fue lo primero que el cosaco logró articular mientras salía del estupor que la noticia le generó - La conozco si…. pero… wow - por un momento el ojiazul se quedó sin vocabulario en el repertorio - Eso es grandioso amor - fue capaz de sincerarse mientras el habla comenzaba a regresar de a poco al ruso.

     

    -Wow, la mujer que amo es una heroína - sonrió mientras estiraba su diestra por sobre la mesa para tomar la de la bruja - Estoy muy orgulloso cariño, un poco preocupado también debo admitir - rió un poco Leonid mientras acariciaba con cariño la mano que le sostenía. -En fin, bueno supongo que no puedes hablar mucho más sobre lo que hacen y lo entiendo perfectamente, pero bien sabes que tienes mi apoyo total para lo que necesites, lo que sea ahí estaré - afirmó a la francesa. 

     

    Ella ya había demostrado su compromiso con él, lo había acompañado hasta aquel infierno verde para que no estuviera solo y el pelirrojo estaría eternamente agradecido por ello, ahora era el momento de que el mago dejara en claro que estaba dispuesto hacer lo mismo por la mujer que amaba.  

     

    -¿Siempre tuviste ese anhelo o interés de unirte a la causa de la Orden? ¿O fue algo espontáneo al llegar a Inglaterra? -Leonid decidió preguntarle a la bruja, ansioso por conocer un poco más de aquella nueva faceta de su novia que hasta el momento le era ajena.

     

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  19. Leonid

    El viento sacudía con fiereza helada la ropa del mago, podía sentir sus garras atravesar las varias prendas que llevaba puestas mientras aguardaba junto al pequeño grupo a que la aventura diera inicio. El ruso fue uno de los últimos en llegar, fueron las dudas de verse involucrado en una historia de la que se había perdido los primeros capítulos, las que lo retuvieron. 

     

    Era el nuevo, el novato, el recién llegado y todo aquello era un combo que normalmente impiden abrirse y sentirse cómodo desde un principio frente a la nueva dinámica, le faltaba aún ese sentido de pertenencia y familiaridad que compartían todos sus compañeros en aquella misión. 

     

    Su vida se vio envuelta en cambios radicales en el último tiempo, básicamente todo le era algo novedoso y pese a que se consideraba un hombre práctico no podía negar que todas esas nuevas sensaciones resultaban un poco desgastantes tanto física como mentalmente. De todas formas aceptó la invitación que la Orden del Fénix dejó sobre la mesa, decidió que aquel momento era igual de propicio que cualquiera para dar sus primeros pasos y demostrar su compromiso con la causa que la organización defendía. 

     

    Había encaminado su destino y estaba dispuesto a afirmarlo con hechos. 

     

    Asintió en silencio reafirmando su decisión de formar parte de aquello cuando Benjamín ofreció la oportunidad de salirse si alguien no se sentía del todo preparado. Leonid escogió una intensa y desafiante bienvenida como su iniciación dentro del bando, de eso no había dudas, desatar el Ragnarok era una locura y el pelirrojo estaba dispuesto hacer su parte en el apocalipsis que estaba por dar inicio. 

     

    Observó nuevamente a sus compañeros, sus rostros le resultaron desconocidos, no conocía sus nombres, desconocía sus orígenes, no podía descifrar lo que pudiera estar pasando por sus cabezas en aquel momento, pero una presencia le hacía sentirse no del todo fuera de lugar en aquel pelotón.  

     

    Helene, la bruja que lo rescató del oscuro mundo por el cual deambulaba sin rumbo, se encontraba allí. Durante los últimos meses la relación que comenzaron a edificar entre ambos se fue curtiendo frente a los distintos embates y dificultades que tuvieron que arrostrar. Pero resultaron fortalecidos y para el cosaco no había persona más importante en su vida. 

     

    La luz danzante y cambiante del Bifröst, el puente de luz con los siete colores del arcoiris relucía con intensidad frente a ellos, era el único camino que los llevaría al Ragnarok. En el otro extremo, antiguas y desafiantes se alzaban las Puertas de la Desolación, su primer desafío, la primera barrera que debería saltear. La adrenalina comenzó a correr con vigor por las arterias del mago, despertando sus ansias de combate, ocultando las tribulaciones bajo un manto de osadía. Aferró su varita con fuerza, estaba listo.

     

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  20. Leonid

    El calor y la humedad de la capital Birmana era un gran contraste con el clima que dejaron atrás en Siberia pero no era algo que el pelirrojo no hubiera experimentado antes, no sería su primera vez en el monzónico Sudeste asiático. Al menos en aquella ocasión no parecía que fuera a llover en el futuro próximo, el sol calentaba con fuerza el pavimento de las calles levantando  una cortina vaporosa de los charcos de agua de lluvia que seguramente se formaron durante la noche.

     

    La dulce humedad de Naipyidó era un acompañante constante, Leonid podía sentir su holgada camiseta de manga corta pegotearse sobre su cuerpo mientras el sudor le corría la espalda. La ciudad se encontraba en el medio de un valle, rodeada por altas montañas cubiertas de impenetrables junglas que impedían al viento descender y traer un poco de frescor a la bulliciosa capital. 

     

    -¿Cómo está la bebida? - levantó la vista hacia la bruja que se encontraba sentada del otro lado de la pequeña mesa circular que compartían. Decidieron parar en un pequeño restaurante en una de las calles principales de Naipyidó para refrescarse un poco y ultimar los detalles de sus siguientes pasos en Myanmar. 

     

    Leonid le dio otro trago al helado jugo de frutas tropicales que pidió para aliviar un poco el calor que sentía, seguía pareciendo una infusión demasiado dulce pero con cada trago que daba su paladar se acostumbraba al azucarado néctar. 

     

    -Cariño ¿Podrías comunicarte con la Embajada Francesa? - Era necesario que contaran con algún lugar seguro a donde recurrir si las cosas se complicaban demasiado, el ruso no había querido llevar a la bruja en aquel viaje pero desde un principio supo que aquello sería imposible, la Bellerose se mostró firme en sus intenciones de acompañarlo y cuando la castaña estaba decidida en algo, no existía forma de impedírselo. 


     

    -¿Podrían….. - se interrumpió al pasar una ruidosa motocicleta junto a ellos - ¿Ofrecernos una vía libre para salir del país? ¿Para nosotros y para la familia? - Una vez lograran contactar con Aung en el valle de los rubíes tendrían que apresurarse en abandonar aquel país agitado por un golpe de estado. Leonid le prometió al minero y su familia la oportunidad de comenzar una nueva vida lejos del caos y el desorden que reinaba en Myanmar, quizás hasta podrían darles un estatus de refugiados en Francia pero eso dependería de las habilidades diplomáticas de la francesa. 

     

    -Van Kraiser y sus hombres llegaran mañana, tenemos que actuar rápido -

     

     

     

    @ Helene Eloise Bellerose

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  21. Leonid

     

    La intensidad de la reacción espontánea de la semiveela lo tomó por completa sorpresa, hasta el momento su novia se había mantenido en silencio y completamente imperturbable mientras digería el amargo relato que injustamente le compartió, pero algo la hizo despertar del estupor y ese fiero temperamento francés mezclado con su herencia mágica pronto inundó la pequeña cocina. 

     

    Leonid dejó que se descargara, que desahogará el agrio plato que le sirvió en aquel desayuno, tenía todo el derecho de estar furiosa, lo que acaba de contarle no era algo fácil de procesar, ni él terminaba de hacerlo después de tanto tiempo. El pelirrojo se preparaba para fortificarse, se mentalizó en esperar el rechazo, sentir las tenues notas de la decepción entre la estridente furia, pero nada de eso sucedió. 

     

    La Bellerose se encontraba dolida, lo podía leer en sus gestos, en su voz quebrada, pero no encontró el temido rechazo que esperaba. Al contrario, el nivel de comprensión y apoyo que la ojiazul demostró en sus sentidas palabras fueron superiores a la propia aceptación del oscuro pasado que cargaba sobre sus hombros. En tan solo unos minutos la francesa comprendió a la perfección lo que el mago era incapaz de ver, la redención. 

     

    La culpa que lo acompañaba diariamente le impedía ver otra cosa, le negaba el propio reconocimiento de sus intentos de alejarse del camino que le avergonzaba, de percibir el nuevo hombre que era, que se formó a partir de aquel oscuro pozo en el que se vio sumido durante la adolescencia. El no era un mal hombre y tenía que empezar aceptarlo sin olvidarse tampoco de todo el trayecto que recorrió para alcanzarlo. 

     

    La idea se le hacía algo novedosa, pero muy en fondo el ruso sabía que aquella verdad ya la conocía. Aún así fue la persona que tenía enfrente, la mujer que amaba, la responsable de rescatar ese reconocimiento de entre la confusión y el dolor que lo asolaban y no podía estar más agradecido de tenerla en su vida.

     

    Fue el dolor de sus últimas preguntas lo que lo hicieron levantarse y remover todas las falsas barreras autoimpuestas para mantenerse alejado y por lo tanto no dañarla. Rodeo la pequeña mesa y fue hasta la ojiazul, sujetó con suavidad sus muñecas mientras mantenía sus ojos clavados en los de la castaña, para que pudiera leerlo como solo ella podía. 

     

    -Te amo - dijo con una seguridad hasta el momento ausente en aquella mañana - No sabes cuanto, jamás sentí algo semejante a lo que siento por tí y te necesito… eres lo más importante que tengo y no me quiero alejar de tí y de todo lo que hemos construido juntos, no podría… siento estar haciéndote pasar por esto en nuestras primeras vacaciones, tendría que hacertelo hecho saber antes, pero fui un cobarde, tenía miedo al rechazo, a que me miraras con desprecio o temor y por esto último también te pido disculpas, no pude estar más equivocado - terminó de confesar mientras sus manos se deslizaban lentamente hasta tomar las de la bruja entre las suyas. 


     

    -Pero una familia en Myanmar necesita mi ayuda, si Van Kraiser y su gente los encuentran, los masacraran, debo ir, tengo que sacarlos del país a ellos y al rubí que tienen, no puedo fallarles - le explicó esperando que ella fuera capaz de comprender - Era mi plan para poder escapar al fin de esta mafia, el rubí, un sangre de paloma como jamás visto, suficiente dinero para poder sacar a mia familia de Rusia y ponerlos seguros al otro lado del mundo y ayudar también a esa familia de mineros a salir de un país inestable y corrupto, Van Kraiser y su organización tienen que caer, necesitamos exponerlos, amor, no me puedo quedar de brazos cruzados - el ruso no podía dejar escapar aquella ocasión, una luz de esperanza al final del túnel, la oportunidad para construir una base firme a partir de la cual poder edificar una nueva vida y la bruja que tenía delante era el motivo para alcanzar aquella meta, se lo debía, era la compañera que escogió para comenzar esa nueva etapa, no podía fallarle.

     

    @Helene Eloise Bellerose

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  22. Bueno mis motivos por los que me uní al club no son tan llamativos xD, lo hice porque me llegó la invitación y de arriba hasta un rayo jajajajajajaja.

     

    La verdad ni idea de como se juega al Quidditch en versión foro, se que es muy popular entre muchos usuarios pero la verdad nunca se me dio por conocer más ni tampoco se dio la charla con algun otro usuario que si participe o participara a este juego, asi que voy completamente ciego e ignorante con esta faceta del foro, bueno siendo sincero con muchas otras también pero lo que importa aca al menos es el Quidditch jajajaja.

     

    Se, no es la entrada mas motivadora lo siento pero es lo que me pasó jajajajajajajaja.

     

    Saludazos! 

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