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Syrius McGonagall

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Mensajes publicados por Syrius McGonagall

  1. Matt Ironwood.

     

    La invitación para aquel evento lo tomó por completa sorpresa, pero el sobre llevaba el sello presidencial y no había forma en que pudiera rechazarla. La nueva sede del Hospital St. Mary Jauncey en Washington DC resultó ser una obra millonaria pero necesaria para el país y demostraba no solo a América sino también al resto del mundo que los Estados Unidos era una nación que no detendría el progreso por nada. 

    También la inauguración de la nueva sede sería el momento donde se presentaria la nueva directora del mismo, la medimaga Valkyria Karkarov. Si el castaño se preguntaba porque invitarian a un simple agente del FBI a tamaño evento, la razón se encontraba al final de la misiva donde se detallaba que su rol fundamental en la creación del novedoso destacamento 184, un centro de respuestas a emergencia en la isla de Oahu en el que magos y nomajs trabajaban codo a codo se transformó en un ejemplo del progreso para el resto del país. 

    El nuevo hospital seguria la misma línea donde los conocimientos de ambos mundos volverían a forjar una nueva alianza en busca de un avance en la calidad de vida de las personas. 

    Matt no podía estar más orgulloso del camino que Estados Unidos estaba llevando en el contexto global que tristemente imperaba. Por lo que allí se encontraba, sentado entre magos y brujas de renombrado nombre escuchando las palabras de bienvenida del Presidente Slithering al público reunido frente al imponente edificio.

    Jacksonpoint, el jefe de la Oficina Regional del FBI en Hawaii prácticamente le impuso que sobre el traje luciera la medalla de honor que el anterior presidente O’Brien le entregó en persona por sus servicios durante los ataques sucedidos en Reino Unido durante el dia que el Estatuto del Secreto cayó. El Ironwood fue enviado junto a una docena más de agentes del FBI a evacuar a los nacionales que se encontraban en Reino Unido y por suerte la misión fue un completo éxito, ningún ciudadano americano resultó herido durante los atentados. 

    El final del discurso del presidente se vio interrumpido por unos protestantes que clamaban por la polemica desicion del gobierno de derograr la ley que permitia la pena capital, estuvo apunto de incorporarse para colaborar en aplacar el escandalo cuando recordo que alli se encontraba como un invitado, no como un agente del cuerpo de seguridad. La sensación de ver como sus compañeros lidiaban de la forma más pacífica posible el asunto mientras él permanecía sentado observandolo todo se le hizo de lo más extraña. 

    Una vez resuelto aquel asunto el presidente pudo concluir su discurso e invitar a la nueva directora, la señorita Karkarov. El hawaiiano no conocía a la sanadora pero le resultó una mujer muy resuelta, segura, atractiva y se sorprendió al descubrir que era indudablemente británica. 

    Pero una vez la bruja finalizó su discurso las explosiones comenzaron. 

    Instintivamente se incorporó como una flecha en busca del origen de aquel caos que acababa de desatarse. Las explosiones provenían del público ¿quien los atacaba? no podía distinguir nada con claridad con todas las personas huyendo por sus vidas. El ojiazul desenfundo su varita y miró al presidente que ya se encontraba resguardado con el Servicio Secreto. Matt tenía que actuar y rápido. 
     

    • Me encuerva 4
  2. Matt Ironwood.

     

    –Esto está demasiado silencioso - dejó escapar el castaño más para escuchar una voz humana que para dejar clara la idea, pues estaba completamente solo. Decidió darse una vuelta por el hogar de reuniones de la Orden del Fénix en el pueblo del Valle de Godric al sur de Inglaterra. 

    Como miembro en el extranjero de la Orden no eran muchas las oportunidades que tenía para tratar con sus compañeros, por lo que aprovechando aquellas semanas que pasaría en Reino Unido se acercó hasta al hogar Potter para ponerse al tanto con magos y brujas que desde hacía tiempo no veía. 

    Pero para su sorpresa encontró la casa completamente en silencio. Nadie se acercó para recibirlo en cuanto ingresó por la puerta principal, no se escuchaba el sonido de voces provenientes de la siempre concurrida cocina, ni pasos, ni risas, todo estaba envuelto en un sepulcral silencio. 

    ¿Era posible que no hubiera nadie más en el edificio?

    Matt siguió avanzando por el recibidor rumbo a la cocina como había hecho en sus anteriores visitas, esperando encontrarse con alguien que le pudiera explicar que estaba sucediendo allí. Pero mientras más seguía más notaba que al parecer nadie se había pasado por la Potter desde hacía un largo tiempo.

    ¿Acaso la Orden cambió de hogar seguro? ¿Habría sucedido algo y no estaba enterado? Las preguntas comenzaron a arremolinarse en su cabeza mientras la incomodidad crecía en el interior del Ironwood. Inconscientemente llevó su diestra hasta el bolsillo de su pantalón donde guardaba su varita para sentir que la misma seguía allí, por alguna razón aquel rose lo tranquilizó.

    La cocina la encontró desierta como temía hacerlo, nadie, ni un alma pululando entre aquellas cuatro paredes disfrutando de algún rico plato o divirtiéndose en una amena charla mientras vigilaba algo que se cocía en el fuego. Aquel silencio tan innatural resultaba deprimente ¿Donde estarían todos?

    El estrépito casi lo hizo saltar en su lugar, algo enorme había caído en el piso superior e hizo temblar el suelo bajo sus pies, al parecer el ojiazul no estaba solo como creía. 
     

  3. Matt Ironwood.

    Castillo Evans.

     

    El olor de las tostadas, los huevos revueltos, la panceta y las morcillas llenaban el aire del enorme comedor principal de los Evans provocando que al ojiazul se le hiciera agua a la boca mientras tomaban asiento en la larga mesa de madera. El lugar era tan grande que resultaba cómico que solo dos personas lo utilizaran dejando otra veintena de sillas vacías a su alrededor, pero uno nunca sabía con los Evans, si se prestaba a una reunión más integrantes podrían llegar como si el aroma de la comida los invocase.  

    Matt tomó la taza de humeante té que Bel le tendió y la colocó a un lado para después agregarle dos cucharadas de azúcar y revolver - ¿Sobre Rory? - preguntó al escuchar la consulta de la pelirroja -Bueno en América se comenta un poco sobre su ausencia y de los conflictos entre los países europeos, pero eso no es nada nuevo - se encogió de hombro mientras le sonreía a la bruja - Para los estadounidense ustedes los europeos constantemente están peleando entre sí - concluyó al tiempo que dejaba la cuchara sobre la servilleta y se llevaba la dulce infusión a los labios.

    -Cuánto extrañaba este té - exclamó tras saborear el primer sorbo.

    Claramente el Ironwood estaba al tanto de la gran noticia de aquel día, Rory volvería hacer su primera aparición pública en mucho tiempo y el mundo esperaba ansioso a oír que tenía que comentar el Primer Ministro Británico tras su largo tiempo fuera del foco público.

    -Creo que todos queremos escuchar qué es lo que tiene Rory para decir -  secundó la opinión pública general - Hace mucho tiempo que no se expresa al mundo - el mago conocía al irlandés y le tenía un gran aprecio después de todo lo que vivieron mientras socorrían a los ciudadanos de Londres el día que el Estatuto cayó. 

    Y Rory era un motivo importante de su llegada a Inglaterra, tenía que hablar con él en cuanto fuera posible. 

    -Mis novedades tienen una personalidad repelente y se llaman Zacharaiah Smith y está de camino aquí - casi se disculpó mientras lo decía -Es un compañero de trabajo, del FBI, de la oficina en Nashville, es un gran agente pero carece de las habilidades de socialización y cordialidad que todos manejamos - tuvo que reconocer mientras dejaba su taza de té a un lado - Quiere hablar con Rory, pero primero me gustaría tener la oportunidad de tratar con él antes, Zachariah detesta a la iglesia y a todo aquel que tenga que ver con ella, quiero prepararlo y si es posible evitar ese encuentro - observó a su interlocutora esperando su respuesta.  
     

    @ Rory Despard  

     

     

  4. Matt Ironwood.

     

    Había sido una calurosa jornada en Londres, el verano parecía haberse instalado definitivamente sobre Europa y se dejaba sentir a pleno. El castaño no recordaba haber sudado alguna vez como lo había hecho aquel día estando en Inglaterra, el calor era anormal pero los británicos parecían estar disfrutando con aquel inusual verano, se veían cara más amigables por las calles y las sonrisas afloraban con más facilidad de rostros enrojecidos por el sol. 

    Al parecer el clima de Hawaii lo había seguido hasta el otro lado del Atlántico pensaba el ojiazul mientras recorría el concurrido Callejón Diagon durante el crepúsculo. El callejón estaba álgido de actividad, cientos y cientos de magos y brujas recorrían sus calles empedradas disfrutando del atardecer estival sin tener que preocuparse del calor sofocante que los asoló durante el día. 

    Matt también estaba disfrutando de la tarde, estaba de vacaciones en una ciudad que consideraba su segundo hogar y junto amigos que eran prácticamente familia. Y era por ellos que cargaba con varias bolsas pesadas en ambos brazos, obsequios de los más diversos para los Evan McGonagall.

    Se estaba quedando en el imponente castillo familiar y no podía hacer menos que obsequiarles algo después de estar tanto tiempo sin verles. La jornada de compras resultó ser más extensa y exhaustiva de lo que pensó por lo que al pasar por una llamativa tienda de vinos decidió que era un excelente lugar para tomar un descanso.

    Ironwood ingresó al negocio y se sentó en un lugar que encontró libre en la barra, acomodó las bolsas de obsequio entre sus pies y aguardó a que el cantinero se desocupara con unos clientes. Mientras esperaba que lo atendieran se dedicó a observar el resto del local, sin dudas el exquisito trabajo en la madera de aquel negocio era un éxito entre los transeúntes del Callejón Diagon que abarrotaban la bodega en aquella noche. 

    Apartó la vista de una pareja de ancianos que disfrutaba de sus tragos y se topó con unos ojos azules que inmediatamente le helaron la sangre. No, no podía ser, la ansiedad y otro cóctel de sensaciones comenzó a desbordarse en el interior del mago. Vivían 8 millones de almas en aquella ciudad, ¿cuáles eran las probabilidades? 

    Su instinto le decía que se levantara y se fuera de aquel lugar, que escapara de aquella situación, la herida no se había cerrado como le gustaba pensar falsamente en su interior, seguía allí y tan dolorosa como desde el principio. 

    No quería tener nada más que ver con la Dumbledore, la rabia y el dolor seguía allí latentes pero la pena y la tristeza de haber perdido algo tan bello lo atormentaba de igual forma,además la sensación de no haber sido capaz de salvarlo lo llenaba de vergüenza. 

    No podía levantarse e irse, por más que todo su cuerpo le gritaba que lo hicieran. Habían hecho contacto visual y la francesa avanzaba hacia él, iba a tener que enfrentarse a aquello que prefirió enterrar en el olvido. Aunque en el fondo tenía muy en claro que no era más que una falsa sensación que optó a la que aferrarse para continuar como si nada. 

     

    @ Ada Camille Dumbledore

     

     

     

    • Love 1
  5. Matt Ironwood. 

    Castillo Evans McGonagall. 

    Se alegraba de poder ver nuevamente el perfil del castillo que se había vuelto definitivamente su segundo hogar. El sol brillaba con fuerza por sobre las torres y tejados del ancestral hogar de los Evans McGonagall en un inusualmente caluroso día de verano para lo acostumbrado en Inglaterra. 

     

    El castaño se sacudió una rebelde gota de sudor que caía por su rostro mientras que con la diestra cargaba el pesado bolso en el que llevaba lo que empacó para su estancia junto a los Evans. Por más magia que utilizó el bolso seguía resultando pesado, si algo aprendió de sus anteriores visitas era que uno debía estar siempre preparado para lo inesperado, aquel castillo parecía tener conciencia propia y uno debía estar listo para lo que aquellas antiquísimas paredes se le pudiesen ocurrir.

     

    El mago subió la escalinata de piedra que llevaba hasta la enorme puerta principal del castillo y se enfrentó al par de fenix tallados en la madera que la guardaban. Sabía que simplemente podía empujar la misma y entrar, más de una vez los Evans le comentaron que ya era uno de ellos y que aquel castillo era también su hogar. Pero aún así el Ironwood disfrutaba con golpear las puertas de roble y esperar ver del otro lado la sonrisa de P-ko dándole la bienvenida nuevamente. 

     

    Y así fue como sucedió. 


     

    -¡P-ko! - Matt exclamó alegremente al ver a la pequeña elfina - No sabes cuanto te he extrañado - saludó mientras la elfina le invitaba a pasar. Amable como siempre, con un simple chasquido de los dedos, P-ko se encargó de su pesado bolso a la vez que lo ponía al tanto de las últimas novedades del castillo. 

     

    -¿Con que Bel me espera en la cocina? - preguntó el ojizul mientras seguía a la pequeña elfina - Me alegro que mi carta hubiera llegado a tiempo, Hawaii está al otro lado del mundo y me preocupaba arribar antes que mi aviso - sonrió el mago mientras ingresa a la cocina donde una clásica cabellera rojiza trabaja arduamente en algo que por el aroma prometía ser exquisito. 

     

    -¡Bel! - llamó el estadounidense que en tres zancadas acortó la distancia que los separaba y estrechaba en un abrazo a la mujer. -¡Cómo extrañamos tus guisos en la 184! y ese té inglés que siempre era bienvenido aunque estuviéramos por encima de los 30° - soltó una sonora carcajada. 

     

    -Me alegra estar aquí de nuevo, los extrañaba mucho - dijo apartándose un poco de la Evans. Pasar un par semanas con su familia al otro lado del mundo era siempre un placer, aunque esta vez trajera consigo la noticia que prontamente recibirán una visita que no sería del todo “placentera”. 

     

    Matt no solo se alegraba de haber llegado solamente antes que su carta. 

     

     

    @ Rory Despard

     

     

     

     

  6. Matt Ironwood. 

     

    Los primeros rayos del alba se deslizaron por entre las cortinas del enorme ventanal y lentamente se arrastraron por toda la habitación hasta llegar a la cama. El cambio de luz del ambiente fue lo que hizo despertar al castaño, estiró sus largas piernas mientras echaba una rápida mirada al otro lado del dormitorio donde la brisa marina agitaba suavemente las cortinas de lino del ventanal. 

    Al parecer aquel sería un día perfecto, cálido y soleado, no podía pedir más. Matt apartó la mirada del exterior para volverse hacia la bruja a su lado y sonrió automáticamente como sucedía cada vez que la veía. Se embriagó con el aroma que desprendía su cabello, le encantaba aquel perfume que ella utilizaba jamás se cansaba del mismo, como jamás lo hacía de despertar junto a la hechicera que le robó el corazón.

    El Ironwood extendió su diestra por sobre el torso de la rubia que seguía durmiendo plácidamente hasta alcanzar su mano y entrelazarla junto a la suya. Se inclinó un poco hacia ella y besó su hombro justo en el momento que la francesa despertaba. -Buenos días mi bella durmiente - le sonrió antes de volver a besar con suavidad su hombro.

    -Que bueno que despertastes, hoy nos espera un largo día - le dijo con cariño previo a besarla en los labios. El hawaiano podría quedarse para siempre en aquel momento, cómodo en la habitación junto a la mujer que amaba, pero aquel no era su dormitorio, ni siquiera su casa. 

    Alquilaron aquella cabaña en la costa norte de la Isla de Hawaii para pasar unos días de vacaciones lejos de todo el mundo, disfrutar de la paz que les ofrecían las vegetadas montañas, el calor del sol y el paraíso de aguas turquesas y arena blanca que tenían a una decenas de metros desde la entrada de aquella casa. 

    -Voy a bajar a preparar algo para el desayuno, algo liviano para llevar a la playa - le sonrió a la bruja, sabía que ella amaba el océano y disfrutar del desayuno sentada sobre la arena viendo como el sol se alzaba por sobre el mar era una de sus actividades favoritas. -Te amo -  se despidió antes de volver a besarla listo para finalmente salir de la cama. 

    Recuperó su ropa y se vistió mientras hablaba con su novia que aún seguía en la cama, la dejó cuando ella comenzaba a levantarse y se encaminó directo a las escaleras que llevaban a la primera planta donde la cocina y la pequeña sala se encontraban. 

    Creía recordar que aún les quedaba algo de café, pan y un par de frutas, tendrían que pasar en algún momento por la tienda del pueblo porque se quedarían pronto sin comida, quizás a la vuelta de la playa, después ellos lo arreglarían. 
     

    @ Ada Camille Dumbledore  

     

     

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  7. Matt Ironwood.

     

    Luego del incidente de Ernest la fiesta pareció retomar el ambiente inicial pero aún así el castaño se sentía preocupado por el impacto de las palabras del mago pudieran tener en Ada, quizás lo mejor sería salir a tomar un poco de aire y aquella misma idea estaba por proponer en alta voz cuando un sonoro crack lo hizo voltearse. 


    Una pequeña figura envuelta en un delicado vestido apareció junto a ellos, por un momento Matt pensó que se trataba de una niña pero al darle una segunda mirada se percató de que se trataba de una elfina doméstica. La tela de su vestido se veía sucia y cubierta de polvo mientras que su rostro y brazos se encontraban en muchas zonas teñidas de negro, sus ojos tramistían terror y apenas podía sostenerse por si sola. 


    Ada gritó el nombre de la criatura y se arrodilló junto a ella, preocupado por lo que estaba sucediendo el Ironwood se inclinó junto a su novia y distinguió el inconfundible olor del humo y las cenizas. ¿Había escapado de algún incendio? Se preguntó el ojiazul mientras escuchaba lo que con voz temblorosa Lynnete relataba.


    ¿Una explosión en la mansión Malfoy? La noticia lo sacudió de una manera más fuerte de lo que hubiera pensado. ¿Cómo era aquello posible? Hacía tal vez una hora o un poco más que todos los presentes en la tienda se encontraban en los terrenos de la Mansión Malfoy como testigos de la ceremonia nupcial de Ludwig y Cillian ¿Y ahora en lugar se encontraba envuelto en llamas? ¿Qué había sucedido?


    Las preguntas se agitaban como un enjambre de abejas dentro de su cabeza, hasta casí podía oirlas zumbir. Se incorporó automáticamente al ver como la criatura partía rumbo a la mansión Dumbledore y observó consternado el rostro desencajado de Ada, la bruja se encontraba igual o más preocupada que Matt. Pronto todo la alegría y color de la fiesta parecía haberse esfumado junto con Lynnete. 


    -Claro - respondió sin pensarlo dos veces a lo que Ada propuso, debían ir hasta la Mansión Malfoy y ayudar en lo que pudieran. Sus instintos de rescatistas parecieron despertar nuevamente en medio de sus vacaciones, uno nunca lograba dejarlos por completo. Si algo lo había preparado aquel año trabajando en la 184 era para eso mismo, estar listo para lo inesperado. 


    Ludwig uno de los novios se acercó hasta ellos, el castaño no había podido intercambiar palabra alguna con el mago desde que la boda comenzó pero ya habría más tiempo para felicitaciones, ahora debían actuar. Atravesó junto a la francesa el portal que el Malfoy acababa de invocar en el centro de la tienda y se sumergió al frío de la noche. 


    Al otro lado se alzaba lo que alguna vez fue la imponente mansión Malfoy, parte de la edificación había colapsado, gruesas columnas de humo negro se alzaban desde los escombros del ala izquierda de la casona, mientras que de los sectores aun en pie ferocoes llamas rojas y naranjas lamían el cielo nocturno saliendo por ventanales, tragaluces y puertas. 


    El techo había desaparecido, de los pisos superiores las llamas danzaban directo hacia las estrellas mientras una especie de nevada estival de cenizas caía sobre los amplios jardines cubriendo árboles, arbustos, fuentes y estatuas de una fina capa gris. 


    Desde la distancia segura en la que se encontraban el calor de fuego llegaba hasta ellos, con las luces y sombras vivas del voraz incendio jugando sobre sus rostros el castaño se giró hacia Ludwig -¿Sabes si hay alguien dentro? - lo que menos quería el mago era tener que entrar dentro de la mansión.


    Escuchar la negativa fue un alivio para el Ironwood, no quería que aquella tragedia se extendiera como el fuego hacía por la mansión. Sus instintos como rescatista le insistían a que actuara de inmediato pero conscientemente sabía que actuar sin algún plan o apoyo era una completa locura. 


    -¿Existe en Gran Bretaña algún servicio de emergencias que responda a este tipo de incidentes? - preguntó alzando su voz para que se escuchara por sobre el sonido de las llamas. Cómo estadounidense no conocía el funcionamiento de aquel país, estaba al tanto de las unidades de respuestas del MACUSA porque él formaba parte de una pero desconocía por completo si existiera un análogo británico a lo que era su profesión. 


    -Nadie debe entrar a la mansión, está colapsando, no es seguro - se encontró sorprendidamente dando consejos - hay que mantener una distancia prudente, muchas cosas pueden salir disparadas como proyectiles, necesitamos agua y tenemos que dividirnos, hay que controlar este infierno - propuso Matt. 


    No tenía su uniforme, estaba vestido de saco y corbata pero volvía a sentirse en un día habitual de trabajo en la 184, entre los presentes serían capaces de apagar el incendio. Se sacudió las cenizas que comenzaban acumularse sobre sus hombros y con varita en mano se fue con un grupo hacia el ala derecha de la mansión donde las llamas todavía no llegaban a ciertos sectores.  

     

    @ noe_snape  @ Ashley Emily Black Lestrange M.  @ Luna Gryffindor Delacour  @ Veronica Prince Rambaldi  @ Thoth

    @ Ada Camille Dumbledore  @ Ludwig Malfoy Haughton  @ Datura

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  8. Matt Ironwood.

     

    La conversación con los familiares de Ada estaba resultando amena e interesante, no todos los días uno tenía la oportunidad de hablar con grandes figuras de la política global y tratar de entender un poco como aquellas personas veían los últimos eventos que se sucedían en el mundo. Era una conversación sumamente estimulante y el castaño estaba totalmente volcado a la misma. 


    Pero no fue sino hasta que una voz quebrada rompió la atmósfera que se respiraba dentro de la gran tienda blanca que el encuentro entre el grupo de magos se vio interrumpido. Curioso el Ironwood se giró hacia donde un sujeto mantenía la punta de su varia sobre la garganta del otro lado de la tienda.


    Su voz se encontraba ampliada por la magia y la misma llegada clara y cargada de dolor y resentimiento a cada rincón, todos los presentes interrumpieron lo que estaban haciendo, atentos y expectantes por lo que aquel muchacho tuviera por decir. 


    El ojiazul no lo conocía de nada pero estaba seguro que su novia si por lo que se volvió hacia ella para preguntarle justo cuando el dolido mago con la voz amplificada lanzó una serie de incoherencias sobre Ada.


    Se interrumpió al instante y confundido volvió a levantar la cabeza ¿De que estaba hablando? Al parecer el mago se encontraba bajo la influencia de algo, se podía percibir en el tono inestable de su voz y en la inmensidad de sin sentidos que continuó lanzando. Por suerte la bruja que se encontraba a su lado lo tomó con firmeza del brazo y casi arrastrándolo lo sacó a través de un portal que acaba de abrir. 


    Todavía desconcertado con aquel incidente se giró preocupado hacia la rubia que se mantenía callada a su lado, molestar a una veela podía llegar a ser peligroso y aquella expresión fría e impasible que ahora cubría el rostro de su novia no era una buena señal. Poco a poco la celebración volvió a retomar su rumbo pero muchos invitados continuaban lanzando curiosas miradas a la única persona señalada por el mago presente en el lugar.


    Percatándose que todo aquello era un cóctel muy peligroso el mago tomó la mano de la francesa -Amor ¿te gustaría salir un momento? ¿Te encuentras bien? - preguntó cauteloso observando como la semiveela mantenía clavada su vista allí donde el portal acababa de cerrarse. 

     

    @ Ada Camille Dumbledore @ Ernest Dumbledore Prior  @ Tessa Brower

     

     

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  9. Matt Ironwood.

     

    Ada a su lado pareció distinguir a alguien en un rincón de la carpa y decidió que era momento de presentarlo. El castaño sujetó su botella de cerveza en la diestra mientras que su mano izquierda era tirada por la bruja que prácticamente lo arrastró hasta el lugar donde un grupo de tres magos conversaban entre sí. 

    El estadounidense no reconoció a ninguno de ellos, pero los dos elegantes magos y la bella bruja sonrieron nomas ver llegar a la rubia hasta allí. Lo que no se esperaba y lo dejó completamente sorprendido fue la inclinación de cabeza que su novia hizo ante la otra bruja, el estupor debía haber quedado claramente reflejado en el rostro del Ironwood mientras procesaba lo que estaba sucediendo.

    ¿Acaso la había llamado alteza? Observó casi temeroso a la otra mujer ¿debería hacer lo mismo? ¿Inclinarse y llamarla “majestad”? No quería iniciar una reyerta diplomática apenas comenzada la celebración pero oportunamente fue la misma morocha la que lo salvó de aquel dilema preguntando por su identidad.

    -Matt Ironwood - se presentó simplemente estirando casi tímidamente la mano para estrecharla, repitió el gesto con los otros dos magos que se presentaron también a su vez. Una vez finalizada la ronda de presentaciones el ojiazul se atrevió a darle un corto trago a su cerveza fría mientras Ada se ponía al día con sus familiares. 

    Escuchó el comentario dirigido hacia él por Eterno y no pudo menos que sonreír pues era muy cierto - Si, fui muy afortunado - respondió mientras estiraba su brazo libre y rodeaba la cintura de la bruja para estrecharla un poco más al tiempo que le sonreía - Algunos dirían que demasiado, ya me he ligado un par de miradas de cuidado - replicó antes de darle un fugaz beso en la mejilla a su novia.

    -Escuche que Ada le llamaba alteza - comentó volviéndose hacia la noble -Es un honor - agregó tratando de sonar lo más educadamente posible -¿A que se dedican? - preguntó a los tres magos intentando comenzar una conversación para conocer a este nuevo grupo de personas. 
     

     

    @ Ada Camille Dumbledore  @ Malum Luxure  @ Eterno Black Triviani  @ Datura  

     

     

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  10. Matt Ironwood.

     

    -¿Con que el secreto es el amor? - preguntó juguetonamente mientras sentía los brazos de la bruja rodear su cuello, le encantaba sentir su tacto sobre la piel, poder mirar tan de cerca aquellos pozos azules en los cuales podía perderse horas, la semiveela lo tenía completamente enamorado y el castaño disfrutaba como hacía tanto tiempo no lo hacía. 

    Rompieron el abrazo en que cual se encontraban fundidos cuando la francesa sugirió a que fueron por unos tragos en el bar que se instaló por aquella noche, a Matt le pareció una buena y siguió a la rubia a través de la enorme carpa hasta la concurrida barra donde otros invitados se disponían a comenzar a disfrutar el comienzo de la velada. 

    El Ironwood apoyó su antebrazo izquierdo sobre la barra de granito negro pulida mientras aguardaba que algunos de los barman se desocuparan para atenderlos - Enserio amor, todo esto es… es … - el mago se esforzó tratando de encontrar la palabra precisa para que lo quería expresar pero no la pudo hallar - los detalles, los espacios, los colores, todo es perfecto, todo encaja, te has pasado, se nota que realmente amas a tu hermano - le dijo apartando la mirada de la tienda y volviéndose hacia la bruja.

    -Me gustaría conocerlo, quiero conocer a las personas que son importantes para ti, si… ya se, podría ser una sentencia buscada querer conocer a la familia de tu novia - le sonrió siendo incapaz de contenerse de bromear -Pero si me enfrento a incendios en mi trabajo creo que podría manejar un par de miradas asesinas, como si Darla o Adrian no me hubieran dado ya una probada - reconoció de su último encuentro con los mencionados. 

    De hecho Adrian se sentó junto a él en la ceremonia y pese a que no pudieron conversar mucho le pareció un gran tipo, estaba seguro que el resto de la familia de Ada le terminaría resultando de la misma manera. 

    -Una cerveza para mí - el ojiazul pidió después de que Ada hiciera el suyo al hombre que se acercó hasta ellos tras la barra. 

    El pedido no tardó en llegar y mientras el castaño abría la botella cubierta por una satisfactoria cobertura de escarcha le agradeció la prontitud - Mahalo - le respondió de forma automática sin pensar que el hombre quizás no tuviera idea de que acababa de decirle. 

    Se llevó la cerveza a los labios y disfruto de un largo trago de la helada bebida - Esto es delicioso - le comentó a Ada junto a su lado. 
     

     

    @ Ada Camille Dumbledore  

     

     

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  11. Matt Ironwood.

     

    Había sido una ceremonia encantadora, sencilla pero especial. El castaño disfruto y se alegró por el siguiente paso que ambos novios acaban de dar aún pese a no conocerlos, era una sensación extraña debía admitir. Que su primer contacto con su nueva familia fuera durante una boda sonaba muy irreal, pero así sucedieron las cosas y debía aprender a tratar esa incomodidad que lo acompañaba desde que tomó su asiento dentro de la gran carpa en la mansión Malfoy. 

    Recibir las sonrisas de Ada desde el altar fue de gran ayuda, estaba seguro que la bruja entendía cómo el mago se sentía, conocer la familia de tu pareja era siempre algo estresante y bajo aquellas circunstancia las sensaciones se potenciaban el triple. Por eso cuando por fin pudo volver a moverse, estirar un poco las piernas y volver a respirar el aire del exterior los nervios se calmaron un poco. 

    Y lo mejor de todo, podía volver a estar junto a Ada. 

    Matt siguió al resto de los invitados a través del portal que los llevaría hasta el lugar donde la celebración continuaría, el Castillo de la Familia Haughton. Una carpa aún más grande que la de la recepción aguardaba por ellos del otro lado. Quizás fuera por el hecho de que era una estructura abierta que dejaba entrar a raudales los rayos dorados del sol de la puesta que estaba sucediendo en el horizonte o el hecho de que el aire primaveral circulaba por todo el lugar pero aquel cambio de escenario calmó más al ojiazul.

    Buscó entre la muchedumbre a su novia y la encontró sonriendo mientras intercambiaba unas palabras con un par de brujas y magos. Estaba bellísima con aquel nuevo vestido, la luz de ocaso le daba un brillo especial y ella en aquel día simplemente estaba radiante. Sonriendo se acercó hasta la francesa justo cuando el grupo de magos y brujas que hablaba con la rubia partía rumbo a la barra donde se repartían tragos.

    -Me esta gustando esto de la sorpresa con los vestidos - le dijo mientras llevaba sus manos hasta la cintura de la ojiazul y cortaba la distancia entre ellos -Estas preciosa amor - le dijo como cumplido antes de inclinarse y besarla. Sintió aquella descarga tan vigorizante como cada vez que rozaba los labios de la bruja y al volverse a separarse le sonrió nuevamente. -Ha sido una ceremonia muy linda, sencilla pero mágica - le dijo - ¿Además de dirigir una nación, también organizas bodas? ¿De donde sacas el tiempo? - le bromeó antes de darle un corto beso.

    -¿Conocemos al resto de tu familia? - le preguntó volviéndose hacia el centro de la carpa, inspiró hondo y tomó la mano de la bruja -Espero que les caigan bien los estadounidense - sonrió una vez más tratando de domar los nervios internos. 
     

    @ Ada Camille Dumbledore  

     

     

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  12. Matt Ironwood.

     

    Ada lo condujo un par de pasos hasta una pareja que conversaba en la entrada de la gran tienda, el castaño no los conocía pero aquello no era novedad, el desconocido en aquella boda era él. Entrelazó su mano con la de la bruja mientras esta lo introducía a su cuñada y a su tío.

    Observó los gestos y miradas que le dedicaron mientras intercambiaban saludos y tuvo que esforzarse en mantener su sonrisa oculta. Su trabajo en el FBI le enseñó a leer lo que las personas no comunicaban de forma directa y bajo la cálida bienvenida que tanto el mago como la bruja le brindaron pudo sentir la preocupación por el bienestar de Ada y una promesa de que la retribución si llegara a dañarla no sería para nada como aquel saludo.

    Matt no esperaba menos de una familia que realmente se quisieran entre ellos, era su trabajo ahora demostrarles cuanto Ada significaba para él y que jamás la lastimaría. -El placer es todo mio - replicó a su turno con cortesía el estadounidense mientras estrechaba las manos de los familiares de su novia. 

    No pudo conversar con ellos mucho más tiempo pues un pequeño elfo se acercó al grupo y solicitó que Darla lo acompañara ya que uno de los novios quería hablar con ella, Adrian la siguió poco después y el ojiazul apenas llegó a despedirse de ambos. 

    Se volvió hacia su novia - Cariño, si tienes que ir hacer algo, corroborar que todo esté bien, ve tranquila - la despreocupó mientras le daba un cariñoso apretón en las manos que tenían sostenidas - Voy a estar bien, en serio, vi unos bocadillos en unas mesas de por allí y creo que algunos elfos estaban repartiendo algunas copas, creo que voy a estar bien - le sonrió a la bruja. 
     

    @ Ada Camille Dumbledore  @ Tessa Brower  @ Adrian Wild

     

     

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  13. Matt Ironwood.

     


    No tuvo tiempo siquiera de llegar hasta la larga mesa donde los invitados dejaban sus obsequios para los novios cuando un par de cálidas manos cubrieron sus ojos y una voz que automáticamente le hizo sonreír, le habló. Era inevitable, si estaba cerca de ella la sonrisa le afloraba de forma inmediata. 

    -¿La planeadora de bodas más sexy de toda Europa? - preguntó a su turno siguiendo el chiste. 

    Ada soltó sus manos y el castaño se giró para enfrentarse a ella. Se quedó sin palabras. La bruja estaba bellizima en aquel vestido negro. Le gustaba que fuera sencillo, resaltaba lo atractiva que era la semiveela, no necesitaba mucho para cautivarlo. 

    -Estas… - trató de encontrar palabras el Ironwood mientras recorría con la mirada a su novia - Estas preciosa amor - sonrió mientras le tomaba una mano antes de acercarse y darle un tierno beso sobre los labios. -Wow amor - siguió una vez se separaron negando con la cabeza - Menos mal que en esta boda no habrá ninguna novia, porque la opacarías por completo - le sonrió desenlazando su mano de la rubia para después llevarla a su cintura.

    -¿Te lo prestaran para llevar aunque sea por una noche? - casi le susurró al oído de forma juguetona para que aquella broma quedará solo para ellos. 

    -¿Cómo está tu hermano? - Le preguntó mientras le mostraba los leis que llevaba en el enorme paquete debajo de su brazo. -No es la gran cosa, pero creo que les gustaran, es un deseo de buena fortuna para el camino que emprenderán juntos - le explicó mostrándoles la artesanía que era aquel trabajo. 


    -¿Y tú cómo estás?, te notó un poco nerviosa, ansiosa - le comentó mientras llevaba el índice de la mano libre para hacerle una leve caricia en la mejilla -no te preocupes, todo esto es espectacular, hiciste un gran trabajo, todo saldrá bien - le animó abarcando con la mirada la enorme tienda donde la boda tendría lugar. 
     

     

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  14. Matt Ironwood.

     

    Era pasado el mediodía, la hora en la que los invitados podían ir acercándose hasta los terrenos de la Malfoy para unirse a los festejos de la boda. El castaño no conocía personalmente a los novios, de hecho no conocía prácticamente a nadie del resto de los invitados, él solamente era el novio de una de las damas de honor, que además resultaba ser hermana de uno de los novios. 

    Pero pese a no conocerlos, una boda era un evento que debía celebrarse a todo lo alto, donde dos personas unirían su vidas para comenzar un prometedor y novedoso camino juntos. El Ironwood se alegraba enormemente por ellos. Estaba ansioso por conocerlos y también al resto, aquella celebración sería la primera ocasión en la que conocería a la familia de Ada y eso era algo que lo tenía un poco nervioso, no podía obviar ese sentimiento, aunque por otro lado se sentía aliviado por el contexto en cual se daría el mismo, los focos estarían apuntando en otro sentido. 

    Una vez atravesó la imponente verja de hierro labrado siguió un camino de gravilla blanca como la nieve que lo conducía serpenteante por unos de los jardines más lujosamente decorado que Matt hubiera visto. Ahora entendía el porqué elegir un lugar aquel para celebrar una boda, lo tenía todo. 

    El ojiazul sujetó bien el paquete que llevaba debajo de su brazo derecho, la tela del elegante traje negro que llevaba puesto hacía que el papel que envolvía su presente para los novios se le resbalara. Había escogido algo sencillo, no conocía a los novios como para elegir algo más personalizado, más aún así esperaba que el obsequio fuera de su agrado. 

    Dentro del paquete que cargaba había dos lei, bellamente elaborados. Los leis era una especie de collar, guirnalda o como quieran llamarle muy tradicionales en la cultura hawaiiana, simbolizaban, amor, amistad, respeto y buena fortuna. Normalmente se regalan en celebraciones importantes tales como aquella. 

    En este caso ambos estaban confeccionados con hojas de maile y decorados con pequeños detalles como algunos caracolillos y pequeñas flores todos en  tonalidades blancas. Además ambos collares estaban hechizados por lo que nunca se echarían a perder, se preservarían frescos y como nuevos a lo largo del tiempo. 

    Matt siguió caminando hasta llegar a un amplio descampado donde una enorme tienda blanca se alzaba elegante frente a la fachada de la Mansión, allí se celebraría la boda. Más vale que encontrara a Ada antes de toparse con algún otro invitado curioso por presentaciones. 
     

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  15. Matt Ironwood.

     

    Escuchar la respuesta que en el fondo esperaba fue un alivio inmediato que se extendió desde su pecho hasta cada rincón de su cuerpo, acompañado por una sensación de calidez y alegría. El castaño casi se sentía eufórico cuando la francesa le regaló un fugaz beso en la mejilla que le generó una especie de descarga eléctrica a todas sus terminales nerviosas y le invitó a dar el siguiente paso. 


    -Entonces no creo que vaya arrepentirme de hacer esto - le sonrió a la bruja a la vez que llevaba su diestra hasta el rostro de la ojiazul para dejar una suave caricia en su mejilla izquierda antes de levantar un poco su mentón para que ambos se vieron a los ojos unos segundos. El Ironwood se perdió en aquellos pozos azules que tanto le recordaban al océano que tanto amaba.


    Se inclinó un poco hacia el rostro de Ada y la besó. Sus labios se rozaron con timidez al principio para después dejarse llevar por la embriaguez de aquel encuentro tan deseado. Las manos de Matt se deslizaron suavemente por la espalda de la bruja hasta terminar allí donde su cintura comenzaba. Fue un beso suave, delicado, romántico pero con una gran intensidad en cuanto a los sentimientos que involucraba. La Dumbledore era una gran besadora. 


    Al fin se separaron aunque Matt seguía tomando la cintura de la bruja - Wow - fue lo primero que pudo formular mientras trataba de recuperar el habla -Sin dudas, no me arrepiento de nada - le sonrió a la rubia aún embriagado por el efecto de aquel beso.  


    -Creo que la canción terminó - dijo volviendo a mirar al resto de los presentes que se movían por la pista, el tema ya había dado paso a otro pero al Ironwood poco le importaba, solo quería seguir pasando cada momento junto a Ada. 


     

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  16. Matt Ironwood.

     

    El castaño volvió a sorprenderse cuando escuchó la revelación sobre el origen de su don para el canto - No sabía que los Dumbledore tuvieran una tradición de talentos musicales, estaba al tanto de la conexión que ustedes tienen con los fénix, pero creo que esto es más provechoso - le sonrió a la bruja - Deberíamos empezar un dúo, que importan nuestros trabajos anteriores - bromeó mientras regresaban a la mesa. 

    La pareja que les siguió terminó su canción y Matt se unió a los aplausos de los demás comensales en reconocimiento por subir y dar un espectáculo para los presentes. Volvió su atención hacia Ada cuando la oyó proponer otro brindis. -Por otra noche más de aullidos - repitió en voz alta mientras elevaba un poco su copa de vino y la entrechocaba con la de la rubia. 

    Tras un par de rondas más de karaoke el ambiente en el restaurante cambió, música comenzó a sonar y varias personas decidieron que era tiempo de moverse un poco al compás de la misma. Al notar como la francesa observaba a las parejas bailar por la pista Matt se levantó y la invitó a la pista. -¿Te gustaría bailar? - le preguntó mientras extendía su mano para que la ojiazul la tomara.

    Fueron al área despejada de mesas junto al escenario que ahora funcionaba como pista de baile mientras la música pautaba un ritmo lento y romántico. -Creo que bailo un poco mejor de lo que canto - le dijo en tono de broma a la bruja mientras que con la diestra tomaba su mano a la vez que colocaba su zurda sobre su espalda baja. 

    Se movieron con soltura y elegancia por el centro de la pista, se notaba que Ada tenía experiencia en aquel tipo de bailes y a pesar de que el Ironwood no bailaba piezas lentas desde hacía mucho tiempo se adaptó muy bien al ritmo. Pero más que prestar atención a cómo se movían sus pies de lo que Matt no podía apartar la mirada era del rostro de la francesa. 

    -Ada - se decidió a comenzar mientras seguían moviendose al ritmo de la música - Gracias por haber aceptado venir esta noche, no me había divertido de esta manera desde hace un largo tiempo  y a pesar de la distancia que hay entre nosotros siempre, desde el momento que nos conocimos, te he considera una persona especial para mi, eres una mujer hermosa en todos lo sentidos y realmente me gustas - se atrevió a confesarle lo que comenzó a desarrollar por la Dumbledore desde hacía un tiempo. 


    -No espero que sientes lo mismo, no quiero que sientas que espero lo mismo, se que podría a llegar sonar repentino, pero me gustaría poder repetir más noches como esta y ver cómo resulta todo esto, se que tenemos agendas muy ocupadas, trabajos muy demandante pero estoy dispuesto hacer un tiempo por tí - reconoció el mago mientras observaba directamente a la bruja a los ojos, aguardando por su respuesta. 
     

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  17. Matt Ironwood.

     

    Subieron el par de escalones que llevaban hasta la tarima de madera que se enfrentaba al salón principal del negocio y el castaño al girarse hacia el par de micrófonos  que aparecieron de la nada frente a ellos se topó con las miradas curiosas y expectantes de los comensales presentes que aguardaban por la próxima presentación. 

     

    -Bien - casi le susurró a la Dumbledore a su lado mientras le daba un leve apretón a su mano que seguía entrelazada con la del mago antes de por fin liberarse. 

     

    La bruja agitó una vez su varita y la música comenzó a sonar, Matt se enfocó en la pantalla que tenían a su espalda donde la letra de la canción empezaría aparecer a tiempo con la música.

     

    Si sentía nervios en un principio estos parecieron desaparecer una vez subió los escalones que conducían al escenario, en aquel momento el Ironwood solo quería divertirse. - Listen, baby, ain't no mountain high - comenzó con el primer verso mientras miraba a los ojos a la francesa.

     

    Cantar no era su fuerte y quedó muy bien demostrado con solo aquella pequeña muestra pero aquello no importaba, el mago estaba disfrutando del momento y una sonrisa se apoderó de su rostro mientras trataba de no unirse a algunas risas de los espectadores que parecían también estar disfrutando con todo lo que sucedía. 

     

    La canción continuó y el ojiazul se dejó llevar por la misma, si era un desastre al menos podía compensarlo con la actitud. Se aflojó completamente. Siguió cantando mientras en algunos momentos volvía tomar la mano de la bruja, la hacía dar algunas vueltas en el escenario o pasaba su brazo libre por sobre sus hombros, sin dejar nunca de sonreír mientras el público parecía compenetrarse más y más con el espectáculo que estaban montando. 

     

    Por otro lado la señora Primer Ministro de Francia lo sorprendió completamente, realmente cantaba muy bien. Era un talento que había mantenido oculto bajo una falsa humildad de “aullaremos juntos” momentos antes de subir, se lo recriminaría una vez bajaran del escenario. 

     

    La canción llegó a su fin y  la veintena de espectadores que disfrutaban de la velada se unieron en una ronda de aplausos mientras ambos magos saludaban al público. Matt dejó el micrófono en su lugar y se giró hacia la bruja para darle un rápido beso en su mejilla - ¿Como que no cantabas? - le sonrió mientras conducía a ambos fuera del escenario. -Creo que los entretuvimos - comentó al observar como una nueva pareja se cruzaba con ellos en los escalones que conducían al escenario. Al parecer el espectáculo que montaron incitó a otros a tomar su lugar y seguir con la música que hasta el momento fue olvidada.

     

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  18. Matt Ironwood.

     

    -Aunque no me cabe la menor duda, de que la mejor ciudad de todas esas que visitaste fue Honolulu - bromeó mientras incitaba a la bruja a repetir aquella afirmación, pese a que Matt llevaba ya un par de años en la capital hawaiana y le había tomado mucho cariño a la misma, no era el lugar que le vio nacer. 

     

    El castaño nació en la ciudad de Hilo, en la isla más grande y nueva del archipiélago, y era aquel mismo sitio al que hacía llamar “su” lugar en el mundo, disfrutaba con el ritmo tranquilo y familiar que se respiraba en la Isla de Hawaii, del brillante océano, de los verdes bosques y las altas torres pardas que eran los volcanes que se cernían como los guardianes y creadores de aquel rincón de la tierra.

     

    -Nací en Hilo - decidió compartir con la Dumbledore -En la Isla de Hawaii, es un lugar encantador y con otro ritmo de vida distinto al ajetreo de Oahu, deberías conocerlo, si quieres algún día te podría llevar - la invitó - ¿Y tu? ¿Naciste en París? ¿O eres de alguna otra región de Francia? - preguntó curioso el ojiazul ansioso por conocer un poco más a la bruja. 

     

    La segunda ronda de copas de vino no tardó en hacerse esperar y Matt que no era muy afín al mismo se sorprendió a sí mismo degustando una segunda copa mientras disfrutaba de la charla con la francesa. El tiempo volaba en aquella cena, señal de que estaba disfrutando mucho la compañía de Ada y pero también significaba que la temida hora de automillación en el karaoke se aproximaba. 

     

    -Bien….- comenzó diciendo Matt mientras lanzaba una vista al escenario donde un par de microfonos aguardaban por los valientes -Saquemonos esto de una vez, mientras menos lo piense menos me voy a echar para atrás - se levantó y le tendió una mano a la bruja -Creo que un clásico sería lo ideal, ¿Que te parece “Ain't No Mountain High Enough”?, nada puede contra un buen oldie, ni siquiera nuestras voces - la apremió mientras la invitaba a que lo acompañara al escenario.

     

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  19. Matt Ironwood.

     

    -Nunca he estado en París o más bien nunca he estado en Francia, pero conozco la versión de la Torre Eiffel que está en Las Vegas, si eso lo compensa en algo - bromeó antes de llevarse la copa de vino que sostenía en la diestra a los labios. -Pero realmente me encantaría conocer tu país, es un lugar único y muy conocido del mundo y quisiera comprobar que todos esos lugares que he visto por televisión y escuchado hablar son tan hermosos y entrañables como cuentan, de lo que no tengo ninguna duda - le comentó a la francesa. 

     

    ¿Y qué mejor persona para hacer un tour por Francia que la mismísima Primer Ministro? Definitivamente no podía dejar pasar aquella oportunidad, desconectarse una vez cada tanto del trabajo y disfrutar de las experiencias que representaba conocer otros lugares era algo que trataba de atesorar cuando aparecía la oportunidad y si era algo que compartía con alguien que realmente le era importante, mucho mejor. 

     

    -Hannity - contestó inmediatamente, sorprendido de que Ada le dijera que conocía a la rubia, hasta el momento no se había puesto a pensar en aquella conexión tan lógica pero obviamente ambas brujas se conocían, después de todo ocupaban cargos importantes dentro del gobierno francés.

     

    -Si, Rory, - asintió con la cabeza -Aunque no es un Evans de sangre es parte de la familia, muy similar a lo que sucede conmigo - le explicó dejando en claro que pese a no apellidarse Evans McGongall sentía que todos esos magos y brujas locos eran su familia al otro lado del charco.


     

    Sonrió al escuchar como la rubia lo invitaba a subir al karaoke -Si quieres que suba a aullar para todo el mundo, más vale que me tome más de una copa de vino y no creas que me voy a humillar solo, si subo, subimos los dos y espero que tengas una canción que se pueda cantar a dúo - le retó divertidamente mientras trata de no pensar en el desastre que haría si se acercaba hasta el micrófono que reposaba solitario en la parte más alta del escenario.

     

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  20. Matt Ironwood.

     

    Se sorprendió cuando la Dumbledore mencionó que una droga estaba circulando por el viejo continente y al parecer estaba causando problemas, hacía un par de años habían tenido un caso similar en el estado, con varios casos extraños de un sustancia ilegal que afectaba a las persona y las hacía actuar de forma violenta. 

     

    El caso había quedado inconcluso pero por suerte ningún nuevo reporte de personas influenciadas por aquella sustancia se volvió a presentar en ninguna de las islas. Debería comentarle a la rubia sobre aquello - Sabe, hace unos años tuvimos una situación similar en Hawaii, una extraña sustancia que tornaba a las personas violentas, sin dudas su origen era mágico pero en ninguno de nuestros laboratorios fuimos capaces de replicarla, al final los casos dejaron de aparecer y paulatinamente todo regresó a al normalidad, quizás cuando vuelva al trabajo podría compartirles nuestros informes - le ofreció no imaginando que sus superiores tuvieran algún inconveniente. 

     

    La comida no tardó en llegar y el delicioso aroma que se elevaba desde los platos le hizo agua la boca al ojiazul -Por una excelente velada - inició el brindis con una sonrisa al levantar la copa de vino con la que decidió acompañar la comida siguiendo las sugerencias de Ada. 

     

    Todo estaba exquisito, al parecer los comentarios que escuchó de aquel negocio eran ciertos, los cocineros que trabajaban allí tenían una buena mano con la comida -Esto está delicioso - comentó mientras terminaba de saborear otro corte de la delicada y jugosa costilla que le sirvieron. 

     

    No pudo evitar reír al verla sonrojarse tras hablarle de los planes que tenía, se veía muy hermosa cuando lo hacía. -No tienes que disculparte por nada, me encantaría hacer todo eso, me gusta pasar tiempo contigo - le explicó sin contenerse - Dentro de unos días tengo que volver a Honolulu, pero por suerte existe algo llamado Aparición y en un segundo puedo cruzar medio mundo y admirar la Torre Eiffel - le sonrió a la bruja -Pero por ahora estoy de vacaciones, así que puedo ir a donde quieras - levantó su copa a medio beber por aquello y brindó junto a la bruja. 

     

    -Me estoy quedando con los Evans, son como mi otra familia al otro lado del mundo, es entretenido pasar tiempo con ellos, siento que estoy cenando junto a la familia real - bromeó haciendo referencia a sus acentos - Aunque ellos deben de pensar que tienen a un yankee bruto y algo bronceado bajo su techo -

     

     

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  21. Matt Ironwood.

     

    -Pues me alegra entonces no haber interrumpida nada y gracias a tí por aceptar - le sonrió a la bruja para después hacerle una seña a un camarero que terminaba de atender una mesa al otro lado de la estancia, el hombre asintió dando a entender que en unos momentos estaría con ellos.


    -¿Cambiar un poco de aires? - le preguntó retomando la conversación que mantenían -¿Cómo ha estado el ambiente aquí en Inglaterra? Supe que estaba un poco agitado, pero no he tenido mucho tiempo como para informarme más de la situación - concluyó para después rápidamente arrepentirse de haber dirigido la conversación en ese rumbo.


    -Lo siento - se disculpó negando con la cabeza - se supone que esta noche es para divertirse, no para hablar de política - le sonrió apenado - es como si me pusiera a contarte sobre las emergencias y casos que he tenido que atender en las últimas semanas, entretenida forma de comenzar una cita - negó una vez más con la cabeza. 


    El camarero no tardó en llegar hasta su mesa y les tendió dos cartas para que eligieran de un amplio y variado menú. El Ironwood repasó los distintos platos ofrecidos decidiendose por algo simple -Creo que voy por unas papas rústicas y unas costillas - le comentó a la francesa dejando la carta un lado. -¿Ya tienes algo en mente?, ¿Qué te gustaría beber?, hoy no te preocupes por nada, como invité yo pago, pero la próxima …..no prometo nada - le bromeó. 


    Los nervios que había sentido crecer en su interior mientras aguardaba que Ada llegara desaparecieron por completo en cuanto la bruja le sonrió, en aquel momento se sentía totalmente cómodo y feliz. 

     

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  22. Matt Ironwood.

     

    Al final tras una espera que le pareció una eternidad pudo ver la figura de la rubia cruzando el callejón mientras lo saludaba alegremente con la mano. Una automática sonrisa se dibujó en el rostro del castaño mientras avanzaba para encontrarse con la bruja, sintiendo como los nervios se aflojaban. 


     

    Trató de seguir el ritmo con aquel saludo tan típico francés sin parecer azorado y fuera de lugar, pero en Estados Unidos eran un poco más fríos, de todas formas era con aquella frescura y calidez con la que Dumbledore se desenvolvía de las facetas que el mago más apreciaba de Ada. 

     

    -Te ves genial - le comentó mientras se apartaba un poco de la bruja - Fue un viaje algo improvisado… - le sonrió - tenía unos días libres del trabajo y decidí que no había nada mejor que cambiar el sol y la calidez de Hawaii por la oscuridad y la lluvia de Londres - bromeó mientras le señalaba el cielo - Pero parece que no he tenido suerte, esta semana el clima ha estada espectacular, no me puedo quejar -

     

    -¿Y tú? ¿Cómo has estado?, te ves espectacular como siempre, no parece que tengas que dirigir un país y una familia al mismo tiempo, ¿delegas mucho a los senadores? - le guiñó un ojo jocosamente para acompañar el chiste. 

     

    La acompañó hasta la sobria entrada de “El Canto de Las Sirenas” -¿Has estado en este local antes? Me pareció un buen lugar para pasar una divertida noche, no se me da bien cantar pero escuche que la comida y la bebida aquí es deliciosa - le comentó mientras abría la puerta y dejaba que la francesa ingresara primero, 

     

    Si la entrada era sobria y elegante el interior era todo lo contrario, luces de neón, música, pinturas divertidas abrumaban los sentidos pero de una forma agradable, se respiraba un buen ambiente en aquel lugar. 

     

    Matt encontró una zona un poco apartada del área principal, donde unas cuantas mesas y sillas se arracimaban en un espacio acogedor y que permitía la conversación. -Creo que este lugar está bien ¿Te gusta? - le preguntó a Ada mientras le acercaba una silla, una vez estuvieron acomodados y mientras aguardaban a que algún camarero fuera atenderlos, el ojiazul se volvió hacia la francesa -Espero no haber interrumpido nada importante, se que el mensaje fue muy de improviso, pero realmente quería verte de nuevo - le comentó desde el otro lado de la mesa.

     

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  23. Matt Ironwood.

     

    Aún le dolía un poco el cuello tras el largo vuelo y el jet lag no se demoró en presentarse con todas la fuerzas, pero la emoción de volver a ver a los Evans nuevamente tras tanto tiempo era capaz de maquillar todos los cansancios acumulados que sentía. Por eso el castaño subía ligero el empinado sendero que conducía hasta la cima del peñasco donde el majestuoso castillo de los Evans se erguía orgulloso.


     

    El sol brillaba en un cálida mañana de primavera, se podía respirar el aroma de las flores silvestres que crecían por el verde bosque que crecía acompañando el camino y el Ironwood podía escuchar la vida que se desarrollaba entre las ramas y las raíces de los antiquísimos árboles. Todo parecía despertar con energía tras un largo y frío invierno. 

     

    Matt se alimentaba de aquella misma energía mientras ascendía, ansioso en poder ver aquellos rostros nuevamente. ¿Qué estaría haciendo Bel? ¿Lils se encontraría en el castillo? ¿Agnes leería  algún libro en la biblioteca? ¿Kutsy en los jardines? ¿Melrose estaría en las cocinas viendo que podría llevarse a la boca? ¿Jank seguría haciendo sus entradas espectaculares? ¿Y el entrañable pastor? el ojiazul sabía que el irlandés era nada más ni nada menos que el mismísimo Primer Ministro de la Magia ¿tendría tiempo para pasarse por el castillo o las responsabilidades de gobernar un país lo mantendrían ocupado?

     

    De lo que sí estaba seguro era de cuál rostro vería primero una vez tocará a la puerta, mientras aguardaba a que la enorme puerta doble de roble se abriera, el hawaiiano bajó la mirada esperando ver a P-ko.

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