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Khufu

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Todo lo publicado por Khufu

  1. Itemú PV: 40 PP: 6 La sala que ahora casi está inundada por la mitad se llenó además de arena de los bufidos de dolor de un guardián malherido hábilmente por su oponente. Itemú apenas puede respirar siendo víctima nuevamente de un hechizo venenoso lanzado por el aprendiz de magia guerrera, estaba claro que el muchacho ha dominado y entendido bien los alcances de un Cinaede en medio de una batalla. Khufu se cuestiona sobre la pasión de este brujo en el campo de los brebajes. El guardián Itemú piensa en un anapneo para curar sus vías respiratorias obstruidas ahora por el veneno, el efecto consigue despejar al instante para poder conseguir filtrar algo de aire (no necesariamente fresco y agradable) a su torrente y a su cerebro, lo cual según Khufu, al guardián le hará falta si quiere salir librado de esta batalla o al menos si quiere seguir siendo una piedra en el zapato (de cualquier tamaño) del brujo aprendiz. No obstante, el segundo ataque del muchachito es contundente y efectivo, naturalmente impacta causando un severo daño en el guardián de Siwa atinando un movimiento con la daga del sacrificio. Por un instante los pálidos ojos de Khufu recobran vida tras percatarse de la invocación del aprendiz al principio de su ultimo turno, es una decisión demasiado premonitoria hacia las posibilidades, cree el guerrero, pero que le ha resultado efectivo, ¿cuáles habrían sido las consecuencias de no funcionar? Él no tendría que preocuparse por ellas ahora. Itemú macula entonces algo en algún lenguaje diferente y antiguo, algo que es como un gruñido, y debe ser por toda esa bruma que carga encima, sofocado por la arena caliente cubriéndole ya casi hasta las caderas y los efectos de un par de heridas aun causándole daño tras cada bocanada de aire caliente que se esfuerza por obtener. Vaciló un instante, Khufu se aventura a pensar que en esa fracción de segundo, donde el guardián manotea un puñado de arena como si buscara algo mientras el aprendiz es aún incapaz de ver mejor su entorno, Itemú está deliberando entre si usar un último movimiento osado para emparejar el marcador o permanecer de pie firme ante su oponente. Cómo sea, el uzza considera que, de perder el combate, el guardián de Siwa ya ha conseguido su cometido hasta ahora. Aun así, el guardián ha pensado un episkey para terminar de sanar la herida que la daga del sacrificio le ha causado. La sanación es inmediata, pero pronostica, incluso antes de que fuera la sanación una opción, que el brujo aprendiz tiene preparado la siguiente ofensiva. Igualmente el guardián esta preparado para terminar con esto hasta las últimas circunstancias. Itemú PV: 70 PP: 6
  2. Itemú PV: 70 PP: 6 El mago aprendiz del equilibrio respondió contra los movimientos de Itemú con racionalidad, Khufu está casi conforme con lo que ve, ¿hace cuanto no ha tenido en presencia a un aprendiz tan lucido?, el viejo guerrero comienza a arrepentirse de haberle planteado a Siwa como un reto, sin embargo, aun si él interfiriera ahora con la prueba (para mejorar o empeorar las cosas según sea el caso) sabe que Itemú no los dejará salir de ahí, a ninguno de ellos dos, a estas alturas del combate a no ser que el muchachito pueda arrancarle la conciencia en la batalla al antiquísimo guardián del santuario de Siwa. El guardián Itemú en cambio respiraba ya con suficiente dificultad cuando consigue finalmente pensar un anapneo, el efecto inmediatamente destapa sus vías respiratorias por el daño causado por el hechizo venenoso del aprendiz, pero respirar todo ese calor acumulado en la sala no es tan reconfortante como habría imaginado que sería, pues aún necesita una curación más, por lo que cada inhalación que busca oxígeno arde ásperamente en su laringe cómo si estuviera directamente respirando la hirviente arena del exterior que se cuela desde el hoyo en la cubierta. Cinaede es sin duda uno de los hechizos preferidos de Khufu dentro de la magia guerrera en general, en eso cree que al menos había coincidido con el muchacho aprendiz en su explicación de horas atrás. Curación. Itemú piensa el hechizo casi de inmediato y al instante, la primera o la segunda bocanada de aire después de eso, circula nuevamente dentro de él dejando de lastimarle tanto. La respiración del guardián aún está algo forzada cuando consigue conjurar nuevamente en contra del aprendiz de magia guerrera. Arena del hechicero-, piensa con lo que Khufu casi considera que es un movimiento desesperado, si es que busca derribar a su oponente antes o tan solo recuperar terreno, eso es incierto bajo los prejuiciosos ojos del longevo guerrero. O bien, simplemente podría haber sido una acción mal influenciada simplemente por el efecto de los pétalos del pensamiento que ahora llenaba el atrio con su fragancia. El efecto de las arenas del hechicero que Itemú finalmente conjura contra el aprendiz funciona igualmente sin ser pronunciado y actúa inmediatamente, con algo más de suerte (cree Khufu) el hechizo terminará por finalmente cegar a su oponente por dos tiempos. No era una gran ventaja limitar al oponente a hechizos que no requerían puntería, pero a estas alturas, con la arena del desierto subiendo por las piernas y la fragancia de los pétalos del pensamiento penetrando su mente y cuerpo, cualquier ventaja en el campo era buena. Khufu por otro lado está considerando ampliamente la posibilidad de que quizá Siwa merece a otro guardián que cuida de sus tan preciados tesoros. ¿Estaría el aprendiz interesado en el puesto? Itemú PV: 100 PP: 6
  3. Itemú PV:100 PP: 7 La arena comienza a subir rápidamente llenando la sala de aspereza y calor del desierto, seguramente allá afuera ya a amanecido y algo del calor del exterior se cuela a la gran sala comenzando a sofocarla, y el polvillo arenoso que se levanta a su alrededor solo hace que sea un poco más complicada la visión entre los oponentes en el campo, incluso el mismo Khufu se las tenía que ingeniar para poder ver mejor de los movimientos de cada uno de los duelistas. Como era de esperarse, el mago aprendiz no perdió el tiempo en presentaciones, evidentemente el muchacho sabe reconocer los peligros que lo acorralan y tomar la delantera antes de que la situación se convierta en algo mucho más crítico, esa era una muy buena característica, sin embargo, era el duelo aún demasiado prematuro como para asegurar el ingenio del joven aprendiz. El maestro Itemú, sin embargo, es rígido y solemne mientras lo recibe y se prepara para su encuentro. Y para cuando la arena alcanza los tobillos del guardián el mago más joven parece finalmente preparado para atacar. Con tiempo suficiente Itemú puede pensar en un salvaguardas mágica que lo ayuda a deshacerse del primer movimiento del muchacho, algo muy osado, pero que terminó con la tira de flechas atravesando la delgada figura del guardián como si Itemú se tratara de simplemente un espejismo, una tras otra las flechas rápidamente quedaron enterradas y apagadas en la arena detrás de él, sin embargo, estuvo tan cerca que Khufu puede decir que ha sido por mero instinto la reacción del guardián al recurrir a la intangibilidad. —Cinaede (nivel 20 a 29)-, casi siseó el hechizo apuntando la varita en contra del mago, inmediatamente el embrujo tendría efecto sobre él, el veneno gaseoso terminaría por cortar sus vías respiratorios e intoxicaría su sangre lo que provocaría paralización de su torrente y eventualmente su cuerpo, finalmente, si el muchacho no procuraba las curaciones adecuadas el mago encontraría la muerte bajo toneladas de arena y ese santuario sería su tumba. Más que por comodidad que otra cosa, el guardián desenterró una a una sus piernas para posarse sobre el nuevo nivel del terreno, no obstante, la arena es tan flácida y escurridiza que cede al peso del viejo guardián de Siwa, escapar de ahí, incluso con el duelo finalizado, no iba a ser una cosa fácil. Khufu en cambio se preguntaba si las arenas que caen desde el exterior podrían haber atraído a alguna criaturilla entre sus remolinos movedizos. PV:100 PP: 6
  4. El santuario de Siwa es un lugar semi enterrado, escondido y camuflado entre la vegetación que la rodea, que la esconde y protege. Su acceso es a través de arenas movedizas que se avivan luego de presentar una gran prueba de valor, para acceder al interior del santuario debes ser tragado por las arenas y sumergirte unos tres a cuatro metros hacia las profundidades de una gran fosa, y se debe mantener suma calma si no se desea quedar atrapado en medio de la caja de arena y terminar ahogado. Una vez ahí abajo se puede apreciar una gran cámara de forma circular que funge como hall de recibimiento a los que han conseguido llegar hasta ahí. Es algo mucho más majestuoso que su apariencia externa, tiene brillantes y gruesos muros pulidos en oro y relieves con joyas y piedras preciosas. Sus gráficos trazados en las paredes y columnas también pintados con magia y colores brillantes cuentan historias o explicaciones sobre los tesoros que ahí se guardan. El piso, las columnas y los muros son de materiales sólidos, pero la cubierta sigue siendo arenosa, como si se estuviera apreciando el estanque de arena movediza desde una posición invertida. Evidentemente el salón está articulado, rodeado de arcos de algún material pesado protegidos con maleficios o simples acertijos según el contenido que guarda detrás de aquellas puertas abarrotadas que los sellan. Los muros además, tienen una apariencia ahuecada, como si simulara el interior del nido de algún insecto ponzoñoso, sin mencionar el modo en como las columnas que aparentan sostener la cubierta se tuercen hacia adentro desde el centro. De pronto deja la sensación de estar atrapado en un reloj de arena. Khufu apareció ahí tras un portal, su entrada es tan impecable y silenciosa que no perturba la calma del santuario, aun cuando nuevamente equipa la vara de cristal apuntando a uno de los murales tallados a mano quizá hace cientos de años atrás, e invoca nuevamente. El relato de ese mural habla de Itemu, un antiguo guerrero y guardián de la magia guerrera uzza. La imagen era la de un hombre grande, de piel tostada por el sol de Egipto, cubierta apenas con un shenti de lino blanco y múltiples joyas le colgaban por todas partes del cuerpo. Y a pesar de su apariencia casi delgada incluso en el mural de colores brillantes pinta las escenas de sus hazañas como violentas y poco piadosas. Itemú sin duda había sido despiadado con aquellos que se atrevían a creerse poseedores de los tesoros de Siwa. Era por eso que había permanecido todo este tiempo con este cargo tan importante como guardián. Khufu trazó sobre el mural, los blancos ojos del guerrero en el mural sin vida comenzaron a parpadear lentamente hasta que la figura salió de la pintura en la pared. El antiguo guardián de Siwa estaba presente en el atrio, listo para darle la bienvenida al que se atreviera a cruzar las arenas de su desierto. —Maestro Itemú, ha pasado mucho tiempo-, el mismo Khufu presentó sus respetos mostrando su diestra libre de armas, Khufu no estaba aquí para pelear, ni para robar tesoros. —Espero tenga algo de tiempo, quisiera cobrarle un viejo favor. —Khufu, maldito-, la voz del guardián hizo vibrar la arena. —¿Qué es lo que me trajiste ahora? —Aprendices, maestro Itemú, aprendices aparentemente capaces. Perfectos para mantenerlo en forma, señor-, el guerrero pudo apreciar como las arenas en el claro comenzaban a sacudir nuevamente esta vez sin la intervención del guardián. —Están cerca, será mejor que se preparé. La gran figura de Itemú se movió por el salón hasta quedar en un extremo de la circunferencia, con los blancuzcos ojos observando al techo, esperando la llegada de los aprendices. —Yo soy Itemú, guardián del santuario uzza en Siwa-, se presenta una vez que finalmente aparecen y las arenas sobre ellos se calman solo un poco más. —Muéstrame tu vínculo hacia con la magia guerrera de los uzza y a cambio yo te dejaré tomar una senda-, ofreció el guardián mientras hacía aparecer su varita desde la tierra. Por otro lado, Khufu agitó su varita nuevamente, apuntando un rayo que impactó en la superficie de la cubierta y comenzó a gotear un pesado hilo de arena que cayó y se apilo rápidamente al centro del atrio. Ahora la sala no solo parecía, ahora se había convertido en un gran reloj de arena y conforme el tiempo avanzaba el hall se inundaba de arena. Con la arena llegándole rápidamente a la suela de los zapatos, el duelo había finalmente comenzado. REGLAS Duración del duelo: Del 21 al 29 de Enero. Nos guiaremos por las reglas de duelos existentes. Hechizos: Neutrales, Graduados, y los Libros de Hechizos. (Con especial énfasis en el Libro del Equilibrio). En tu segundo post, Khufu activa una trampa que soltara Pétalos de Pensamientos desde los huecos en los muros, que al calentarse con la arena que cae desde la cubierta han comenzado a propagar su perfume y provocan alucinaciones. Debes defenderte. Puedes hacerlo con hechizos y éstos no consumirá acción del duelo, sino que se considerarán meramente rolísticos. Están prohibidos los Off y las ediciones. Consultas, dudas o sugerencias, al topic de consultas.
  5. —Bien, muchacho-, casi gruñó Khufu en la penumbra de la noche. La luna es ahí el único cuerpo luminiscente que les permite ver aunque sea una parte del páramo donde se encuentran, y aún así la falta de obstáculos en Siwa hace que sea suficiente para entender lo que hay a sus alrededores, si no a detalle al menos si los primeros seis o siete metros de distancia entre un objeto u otro. Como si el astro tuviera el presentimiento de las intenciones del guerrero (lo cual es casi imposible) naturalmente ilumina con más presencia sobre ellos con hilo plateado un punto claro entre los magos y el paisaje que hay por delante. El viejo guerrero se giró, dando de nuevo la espalda al mago, y apuntó alguna dirección al noreste; el horizonte no es más que una mancha negra que se pierde entre el paisaje convertido solo en figuras y bultos a esta altura de la noche, a minutos del verdadero amanecer. —Avanza entonces hacia el santuario. Hacia esa dirección es donde se encuentra y no hay más que pueda decirte-, no es por que no quiera tampoco, pero el camino era parte de probar el verdadero valor de los aprendices de guerrero. —Abre bien los ojos aprendiz, el camino te probará, y también se opondrá ante tu paso. Pero no desesperes, deja que tu enseñanza te guíe con sabiduría y responde a ella con tenacidad-, casi recitó aquellas palabras mientras agitaba su varita en un movimiento gentil acompañado con el tintinear de la cadena en su cuello. Inmediatamente la maleza se abrió ante una senda que adentraba al muchacho al Siwa. Una vez adentrado, el camino se cierra nuevamente, para que no existan más intrusos. El sendero a partir de ahí está ofuscado por oscuridad, maleza y posiblemente trampas de todo tipo; mágicas o no mágicas, porque entonces existieron tiempos donde los no mágicos sabían y reconocían el valor de la magia y en algún tiempo colaboraron para proteger todos aquellos conocimientos que ahora casi perecen en las manos de los errantes. Era un deber, no de razas, ni especies, si no de la humanidad misma, cuidar de aquellos tesoros. Trampas llenas de armas y alimañas ponzoñosas es solo el tramo más simple del camino caótico que hay por delante, escondiendo una trampa tras otra sin dejar de atacar, acorralando al exilio o a la muerte al que intentase cruzar sin permiso, no, a aquel sin el verdadero valor de conseguirlo. Y a medida que más se acercaba al santuario las cosas no mejoraban, pues las viejas sombras de antiguos guardianes merodean mezclados en la naturaleza para emboscar a los no deseados. Son guerreros, guardias, entrenados de generación en generación nacidos, creados y reinventados solo para un propósito en sus vidas; proteger el santuario hasta la muerte. —Puedes usar todos los objetos que has conseguido y aprendido a usar desde el libro del aprendiz de brujo-, explicó antes de perder de vista al mago. —En cuanto a hechizos...el Santuario responde mejor ante la magia del libro del equilibrio, escoge bien tu técnica y el camino será evidente. Después de eso, Khufu desapareció.
  6. Tarareó las respuestas del muchacho, poniendo demasiada atención en sus palabras solo para darse cuenta de si realmente el contenido del libro había sido comprendido correctamente. Khufu, como siempre, resalta algunas palabras que salen a flote en las explicaciones del muchacho, cosas que podrían haber sido mal interpretadas por la explicación contextual del mago más joven o simplemente estaban equivocadas. sin embargo, tampoco lo interrumpe y deja que termine su exposición. —Eres acertado en su mayoría-, responde finalmente el guerrero. Esta vez comienza a moverse por el terreno rodeando al mago, en dirección a donde Siwa rodea el oasis con toda esa maleza salvaje. —No olvides tampoco que los amuletos y demás joyas que con cada libro se te otorgan deben ser usados con el mismo cuidado que los hechizos que aprendes de ellos-, Khufu observó su propia diestra que empuña su varita, él también lleva puestas algunas de las joyas uzza, tan impregnadas de magia tan antigua como el mismo guerrero. —La mayoría de ellos solo pueden ayudarte a dar resolución de una misión o un objetivo en particular, sin embargo, en una confrontación, en una batalla...-, negó. —No te serán de mucha ayuda-, hay algo de énfasis en Khufu, que insiste en lo importante que era aprender la diferencia entre los objetos y amuletos y los hechizos descritos en los libros de hechizo. —Pero a estas alturas de su enseñanza eso es algo que debe haber aprendido hace mucho. —Teniendo en cuenta esto-, volvió su atención al mago que ahora se encuentra detrás de él. —El texto en el libro explica que el objeto; semillas de hielo, esas que contiene el frasco de cristal, más que semillas son una arena platinada capaz de convertir en hielo cualquier superficie una zona de cien metros cuadrados, sin embargo, en el apartado de Hechizos, los cuales son los que le servirán en un enfrentamiento o duelo, Semillas de hielo se describe como un rayo no verbal que provoca un viento helado que paraliza a cualquier criatura congelándose durante un tiempo-, explicó el guerrero ante la duda que creyó haber visto en la explicación anterior del muchacho. —¿Lo comprendes?-, hizo una pausa y su varita volvió a vacilar. —El santuario uzza de Siwa está escondido no en el oasis en el que descansas ahora sino entre los pasadizos ocultos en sus alrededores. Es un lugar antiguo que guarda generaciones y generaciones de conocimientos de la humanidad y de la colaboración de los pueblos uzza con ellos a través del tiempo-, su explicación es clara, pero hay un atisbo de espera en ella. —Ahí es donde irá a buscar el vínculo con la magia del equilibrio. Es un camino duro, pero no imposible-, la pálida mirada del guerrero escudriñó descaradamente al brujo de pies a cabeza. —Pero antes, quisiera que me explicaras ahora lo que entiendes de los hechizos del libro. Solo para aclarar dudas antes de que saltes al fuego del desierto nocturno. Alguna vez Khufu fue reconocido cómo un instructivo severo, inflexible, endurecido por los años, pero son los mismos años los que han demostrado que de nada sirve probar la fiereza de los aprendices si realmente no entienden lo que están haciendo con la magia que se les enseña. Esta vez Khufu está más confiado en que la comprensión fortalecerá mucho más el espíritu de un aprendiz.
  7. El tiempo pasó pero la noche aun no los abandonaba, el tintineo de su cadena es como un nuevo susurro bajo los oídos del guerrero, que le advierten que el tiempo de espera ha pasado y debe centrarse en el aprendiz que tiene delante, el que ha sido puntual y le da la impresión al guerrero de que el muchacho espera la enseñanza con mas entusiasmo de lo que pudiera exteriormente aparentar. El primero de ellos (y al parecer el único) llega sin presentarse, aunque tampoco es necesario que lo haga, Khufu no responde ante el saludo del mago (si es que a eso se le puede considerar un saludo) pero igualmente lo deja ser y aun en su fachada rígida bajo la oscuridad de la noche se dedica a preciar con esos pálidos ojos grises al muchacho que tiene delante de él. Su apariencia le recuerda mucho a los no mágicos, es bastante ordinario con todo ese equipaje que carga en su espalda, y preparado como si esperara divertirse ante esta serie de pruebas, ¿era este el valor que los guerreros uzza representaban ahora para las nuevas generaciones? No se molestó realmente, pero en el fondo de su viejo corazón desea que los aprendices sean tan faltos de respeto con los brujos arcanos que como lo son ante un guerrero uzza. Ya ha pasado demasiado tiempo entre ellos como para esperar por el otro muchacho, seguramente se ha perdido en la fauna que rodea Siwa, a Khufu no le sorprendería y por el contrario, si a mitad de alguna de las pruebas terminaban encontrándose con el cuerpo del mago Alexandros (con o sin vida), tampoco podría sorprenderlo. —El equilibrio es una pauta entre su aprendizaje de magia uzza-, comenzó a hablar Khufu con una voz demasiado monótona, como si hubiera repetido aquellas palabras por siglos, y seguramente así hubiera sido. —A partir de ahora, los poderes y objetos que vas a ir adquiriendo poseen un valor y consistencia diferente a lo aprendido hasta entonces, de razonamiento semejante, pero de una esencia que requerirá del que la aprende un alto dominio en sus poderes mágicos, tanto en momentos de sosiego como en el campo de batalla. Su explicación era razonable, Khufu se imagina que los aventureros magos y brujas que se adentran en el aprendizaje de la magia guerrera están mentalizados a esto que algunos podrían llamar escarmiento y a menudo el guerrero podría perder mucho tiempo tratando de averiguar las convicciones de cada uno de ellos para continuar su camino, porque aunque el mundo mágico se caía a pedazos por los mismos motivos, la interpretación de cada uno ante todo lo ocurrido era siempre algo que Khufu podía aprender de ellos también. —Saber interpretar la magia del libro del equilibrio correctamente y relacionarla con lo aprendido y con sus futuras enseñanzas es tu objetivo aquí-, es más bien una invitación, Khufu a menudo considera a la magia de libro del Equilibrio como un respiro, un consuelo, una esperanza entre la magia de la sangre que se aprende anteriormente y la magia de los Druidas. No por eso, desde luego, dejaba de exigir todo de su parte a los usuarios que deciden aprender y practicarla. —Soy Khufu, guerrero de los ancestros y hoy voy a ser tu guía en la búsqueda de tu vínculo hacia con el equilibrio-, la pausa es solo para poder invocar la vara de cristal en la diestra. Con un gesto se disculpó con el mago y posteriormente le dio la espalda, por lo alto de su cabeza la varita se elevó y señaló un punto en la nada, pero antes de que pudiera hacer, decir o conjurar cualquier cosa se detuvo y volvió su atención a David, ¿Cómo es que ha llegado hasta él? Se pregunta Khufu cuando se encara con él nuevamente. Entiende que la magia es un recurso que simplifica las cosas, pero Sawa no era un lugar cualquiera en el mundo tampoco, ¿Qué tan extraordinario era este chico para llegar ante él sin nada más que una gota de sudor encima? —Una muestra de sus objetos-, el comentario casi salió como una pregunta. —¿Puedes explicarme en qué consisten? Cómo se usan y efectos y los objetos que tienen sobre su oponente. Si quisieras añadir algo más estaría impresionado-, se escuchó a un guerrero más accesible, aunque no más confiado.
  8. Los desiertos del Sahara son, por mucho, el lugar preferido del longevo guerrero Khufu, no solo por los orígenes tan arraigados que carga a pesar de todo el tiempo y vivencias que justifican su presencia en el presente, sino también por todo el valor sagrado y antiguo que se esconde entre gigantescas dunas de arena color miel durante los días más soleados y, en cambio, durante la noche son más bien mantos de un gris azulado cómo el acero, de cualquier forma resulta imposible acceder a sus tesoros allí escondidos, el gran desierto parece de pronto cómo una bóveda impenetrable, capaz de tragarse en sus profundidades a cualquiera que considere indigno de poseer sus secretos. Por lo tanto, encontrar Siwa en esa enormidad podría no ser para nada la cosa más simple, sin embargo, para los buenos observadores encontrar el camino a sus centros ciertamente no era imperceptible, y aun así algunos de ellos aún le consideran inalcanzable. Khufu piensa a menudo que a los no mágicos puedes esconder cosas tan maravillosas tan fácilmente debajo de sus narices y ellos jamás se darían cuenta de que lo espectacular está frente a sus ojos, probablemente se lo cuestionarían, pero tiene la certeza de que nunca sabrían realmente donde están. Sobre algún páramo más alto de la meseta se encuentra el guerrero esperando por los aprendices que buscan conocimiento uzza, el para qué lo hacen es incierto para Khufu, pero se imagina que no es más diferente a lo que muchos de los anteriores magos y brujas delante de él hacen o quieren. Y, aun así, los espera casi con inusual ansias, por que está interesado en ellos de alguna forma, sobre todo en ese mago, Von Alexandros, a quien anteriormente ha tenido la oportunidad de acompañar en su vínculo con libros pasados, su inscripción a Uagadous al libro del equilibrio hace que el guerrero se pregunte entonces si hay algún cambio evidente en el mago desde su último encuentro. Supone que lo averiguará después de este amanecer, para fortuna de ambos, David Rambaldi también los acompañaría en esta lección, cada uno con la búsqueda personal de su propio vínculo hacia con la magia guerrera del equilibrio, pero a las finales ambos compartirán la guía, el terreno, las pruebas y por supuesto compartirían el aprendizaje, algo que Khufu considera que en estos tiempos a los magos y brujas le hace falta considerar como un medio para formar lazos entre comunidades. El amanecer está por llegar sobre ellos, el clima nocturno en estas épocas del año es duro, sin embargo, la peculiar vegetación del oasis que rodea el punto de reunión convierte la zona en un pequeño sauna, húmedo e hirviente como alguna selva africana, cómo si no se hubieran alejado tanto realmente de Uagadou. Khufu en cambio está acostumbrado a todo eso, al duro sol sobre sus cabezas cuando amanezca, a las noches heladas, a la humedad incómoda, al picor de la arena en la piel desnuda, él no necesita de lujos para soportar la adversidad de la naturaleza y, como otras muchas veces, solo va vistiendo sus viejas ropas uzza acompañado de diversos amuletos. —La noche está en su punto más oscuro y silencioso-, murmuró el guerrero tras el tintineo nostálgico de la pesada cadena que cuelga en su cuello, un recordatorio de lo que hace él en este lugar después de años. —Esperemos puedan llegar a tiempo, de otro modo el sol sobre sus pálidas cabezas se encargará de hacerlos sufrir más de lo que yo podría hacerlo.
  9. Khufu

    Tablón de Calificaciones

    Libro del Equilibrio Noviembre 2020 Aprobados: Maida I. Yaxley
  10. PV: 100 PP: 9 El bufido de Alagor hizo eco en cada uno de los muros de aquella habitación que tras cada turno de la batalla comienza a estrecharse, sin el mayor de los problemas Maida ha esquivado el ataque del guardián, sin siquiera hacer nada más allá que agitar apenas de su varita, no era de extrañarse tampoco, después de todo Alagor era, sobre abrasador, un guardián táctico, no desquitaría contra Yaxley sus mejores mañas antes de que ella pudiera mostrarle antes de lo que es capaz, eso es seguro. Por otra parte, Khufu comienza a cuestionarse si es que Maida realmente ha conseguido un vínculo hacia con la magia del equilibrio, la intangibilidad había sido un movimiento fácil, pero si ella había entendido parte de su explicación durante el curso previo al santuario, seguro sería más cuidadosa a partir de ahora. Ya me halaga no haber muerto por las flechas, --Cinaede (Lvl 25)-, ladra el guardián cómo respuesta a esa sonrisa que se dibuja confiada en el rostro de la bruja. Khufu piensa que fue veloz por parte de Alagor recurrir al veneno, sin embargo, el guerrero puede ver también cómo es que la arena de hechicero que ha lanzado silenciosamente la aprendiz comienza a tener efectos inmediatamente sobre Alagor, quien gruñe una vez cegado. Por otro lado, el efecto del guardián del santuario es eficaz también en contra de Yaxley, después de todo, el Cinaede es un hechizo tipo efecto que esparce un veneno gaseoso. Al mismo tiempo que el guardián era afectado por las arenas del hechicero, Maida estaba inhalando ya el gas invisible cortando su respiración, provocando además sangrado que le paralizaría los sistemas nerviosos y circulatorio, si ella no curaba sus heridas a tiempo, el encuentro terminaría mucho tiempo antes de que Alagor, el guardián del santuario uzza, pudiera recuperar su visión. No conforme con su ataque, el guardián se apresuró entonces a invocar en su mano la daga del sacrificio. --Dañar. Immolo oppugnare.-, pronunció claramente, sin titubear. Aun cegado por la arena del hechicero quizá no era capaz de ver el paradero de Yaxley, pero no tendría problema alguno para encontrar, sobre su cuerpo mismo, un punto crítico donde clavarla. Así que sin pensarlo dos veces, el guardián se enterró la daga con profundidad por debajo de su último costillar, arrancándole un gemido de dolor ahogado, aunque satisfecho al mismo tiempo de escuchar a Maida plañir por el mismo dolor causado bajo los efectos de la daga del sacrificio. Y ya envenenada, ella apenas tendría tiempo para atender otra herida mas, la sangre de la bruja brotaría a borbotones de la herida igual a la suya. Alagor no era quizá un guerrero, pero tampoco le habría faltado mucho para convertirse en uno, era duro, con una fortaleza y voluntad férrea, y aun así habría fracasado. No, él sabe que Khufu espera lo mejor de ellos, de estos nuevos aprendices que llegan sin siquiera conocerse a ellos mismos, y para Alagor es casi humillante compartir el campo de batalla, compartir los conocimientos guerreros, con alguien sin coraje cómo parece Maida ante su enfrentamiento contra él. Y está seguro que Khufu, el maestro de los ancestros, no piensa más diferente a él. --Bienvenida al camino uzza, niña, si no puedes con un simple guardián, ¿cómo es que esperas realmente conseguir los conocimientos de un guerrero?-, gruñó Alagor con aspereza en su voz. --Demuestra, ante nosotros, de que eres verdaderamente capaz! Enséñame lo que has aprendido todo este tiempo, si no puedes hacerlo, ten algo de respeto por nuestros maestros...y márchate-, dictó finalmente. Por supuesto que Khufu, quien está más que casi obligado a estar ahí ahora, no dice nada al respecto, y en silencio espera, porque el siguiente movimiento de Yaxley debería ser magnífico. PV: 70 PP: 8 -- -- -- @ Principio del duelo: PV: 100 PP: 6 Final del Primer turno: PV: 100 PP: 6
  11. PV: 100 PP: 10 Khufu no está mas lejos de la arena de batalla, no enfrentarse con la bruja por cuenta propia no es porque no lo encuentre justo, si no más bien es que Kuhufu, en su enseñanza, ha aprendido también a que puede analizar mejor las batallas, desde aquella perspectiva de espectador, sin que la idea de venser o ser vencido, le permite tener su concentración solamente en Mailda Yaxley y en cada uno de sus movimientos, su estrategia de batalla. De cualquier modo, el guardián de santuario, es un alto oponente para la bruja Yaxley, sinceramente hacerlo caer sería una tarea más que difícil, pero si Maida había aprendido ya de los libros guerreros tendrá que hacer uso de sus mejores técnicas y habilidades para, si quiere, salir de aquel santuario con su vínculo hacia el equilibrio mucho más fuerte de lo que ha conseguido, si no, este lugar tan antiguo podría llegar a convertirse en su propia tumba. El guardián observó mejor a la bruja, que no se animaba aun a hacer un movimiento. -¡Y alagada deberías estar por ser yo tu oponente muchacho! Mirad que despertarme para esto…Tendrás que hacer lo mejor que si quieres de verdad quieres salir de aquí con vida-, la voz del guardián resonó en las paredes de la bóveda que los rodeaba, como si todo ahí fuera también parte de él, Khufu siempre reprobó la arrogancia de algunos de los guardianes, creía que siempre había sido ese su fracaso como verdaderos guerreros. Floreo su varita entonces preparado para lanzar un siguiente hechizo. Ha pensado en un flechas de fuego, inmediatamente de su varita dispara una andanada de filamentos de fuego que salen uno tras otro, estos, cargados de fuego, impactarían directamente en el cuerpo de la bruja e incendian su piel causándole heridas sangrantes además de quemaduras. De dar en el blanco Yaxley perdería más tiempo de lo habitual para sanarse. PV: 100 PP: 9 @
  12. El santuario uzza es un lugar estrecho, tiene una forma circular, de gruesos muros de barro y roca más sólidos incluso que el hierro con el que están forjadas las armaduras y las armas que se guardan en aquella bóveda y que además le dan un aspecto más decorativo que funcional. El marrón denso de las paredes hace que la vista ahí se complique, es casi oscuro de no ser por las antorchas empotradas en las columnas que parecen sostener los tres pisos superiores, nacen desde un duro piso picado de roca ígnea y se pierden en una alta oscuridad, dando la apariencia que el estanque del nivel anterior se sostiene sobre el aire. El terreno del espacio es accidentado, no es llano y por supuesto que no es suave, pisar descuidadamente podría convertirse rápidamente en una caída de la cual no sería fácil recuperarse, más bien aquel santuario da la apariencia de una jaula, o un campo de batalla donde posiblemente tu oponente sería una especie de criatura parecida a un dragón. El resto de tesoros están guardados por todas partes y aunque están a la vista, hacerse de ellos no parece tampoco algo tan fácil. —Llegar hasta el santuario significa que ha conseguido con el tiempo un dominio alto en cuanto a su habilidad y comprensión de los objetos de magia guerrera, no dudaba de eso si es que de alguna manera has llegado hasta aquí, sin embargo, el equilibrio exige un control más amplio entre el uso de los objetos mágicos y los hechizos y sobre todo, cómo ya os he explicado antes, conocer los límites de cada uno de ellos y aprender a utilizarlos sin agotar los recursos-, el guerrero se detuvo un instante a observar su alrededor, él mismo se ha encargado de guardar en aquel lugar algo de todo ese conocimiento ahí protegido. —Nunca se conoce los verdaderos límites de un mago hasta que son empujados a esos extremos, es por eso que el campo de batalla es el mejor lugar para conocerse y poner a prueba, más que la habilidad, la comprensión de los hechizos que con cada enseñanza uzza va adquiriendo-, Khufu necesitó un ademán de su varita para hacer temblar el suelo y los muros. Aquello parecía imposible, y aun así el piso se sacudió lo suficiente debajo de ellos hasta que el choque de dos rocas quebraron el suelo. Y de la zanja lentamente comenzó a salir una persona, tenia la piel cómo la misma piedra; gris y agrietada, y era mucho mas alto que cualquier otro de los presentes, sus ojos eran profundamente negros y mostraban una expresión iracunda, su gesto era igual de tosco cómo sus movimientos y de gestos anticuados. Sus ropas eran típicas vestimentas uzza, descalzo solo utilizaba pantaloncillos que le llegaban hasta las pantorrillas, su torso desnudo estaba cubierto de tatuajes que por apariencia parecía que alguien los hubiera hecho a cincelazos. Y de la misma tierra, aquella figura humanoide, pareció sacar su varita. —El es Alagor, guardián de los tesoros uzza de esta tierra, y hoy también será tu oponente. REGLAS No existen los límites de tiempo entre respuesta y respuesta. Por tanto, la regla de hechizos impactados desaparece. Duración del duelo: Del 16 de Noviembre al 25 de Noviembre Nos guiaremos por las reglas Nuevas de duelos existentes. Lista de Hechizos (con especial énfasis en el Libro del Equilibrio) Están prohibidos los Off y las ediciones. Consultas, dudas o sugerencias, al topic del Libro del Equilibrio. @
  13. Las viejas ciudades uzzas tienen un aspecto monocromático, en sus muros amarillentos, en los pisos arenosos, en las plazas abiertas de apariencia abandonada cuando los mercados están cerrados, de hecho todo parece estar atrapado en el tiempo, cómo si las horas durante el dia fueran siempre las mismas hasta simplemente caer la noche, con el alto y caluroso sol sobre ellas encandilando la vista de los menos acostumbrados a los desiertos de Egipto. Es un sitio silencioso, estático salvo por el viento que de tanto en tanto sopla la arena que hay en el piso que alguna vez lució empedrado pero que sin embargo hoy la piedra dura ha quedado cubierta por arena dorada. Los habitantes de ahí, si es que se podría decir que los hay, son igualmente sigilosos, aun entre ellos, se mueven a través de pasadizos ocultos entre lo que quedan de las edificaciones, y sus ropas están adaptadas para que de igual manera puedan perderse en la naturaleza del ambiente. Vivir en un lugar cómo ese, tan escaso de recursos cómo el agua y la vegetación es difícil, no obstante, aquellos que secretamente aún moran aquellos callejones descontruidos, los que vigilan en noches heladas, están ahí protegiendo un tesoro durante vidas. Los guardianes de los tesoros uzza son servidores que alguna vez intentaron aspirar a la magia guerrera uzza, que al igual que otros intentaron convertirse en guerreros merecedores de tal conocimientos, pero no lo consiguieron. En algún lugar de la ciudad, enterrado entre los vestigios de aquel pueblo olvidado por todos, se encuentra el antiguo santuario uzza, ahí se guardan antiguos escritos de conocimiento ancestral, viejas armaduras y armas mágicas y, por supuesto, una fuente, no muy grande, donde se pueden conseguir semillas de hielo. Los caminos enterregados es la cosa menos difícil que hay para llegar ahí, se deben bajar cuatro niveles sobre la superficie, en cada nivel las pruebas obligan al usuario que intente colarse al santuario a usar estratégicamente sus habilidades sin provocar a los guardianes. El primer nivel es una larga caída desde el nivel de superficie a través de un pozo escondido en una capilla, la caída es complicada solo por el montón de alimañas que han anidado en los muros del pozo. Al final del túnel de espera un enfrentamiento de astucia y/o fuerza para enfrentarte, de la manera más sigilosa posible, contra una cría de canserbero. El segundo nivel está plagado de trampas activadas por interruptores en todas partes, se dice también que los guardianes prefieren ese nivel para atrapar a los intrusos, de ese modo pueden arrojarlos a una de las trampas, esperando que sean activadas y los no invitados puedan sufrir un doloroso escarmiento. El tercer nivel hacia abajo es un estanque oscuro, tan negro que si no tienes cuidado de cruzar por el unico camino que hay visible podrias caer hacia la nada, undite y ahogarte. Se rumorea además que sus profundidades esconde inferis y que por eso nadie es capaz de salir si el agua se ve agitada. En el cuarto y último nivel está el santuario. Khufu aparece ahí a través de otro portal y sin pensarlo comienza a llenar un frasco con una porción mínima de semillas de hielo. Ahí es donde debe encontrarlo Maida Yaxley. @
  14. La cadena en el pecho de Khufu tintineó de nuevo, Khufu recuerda que no está solo. La aprendiz no ha tenido el mayor problema para exponer los hechizos, es algo vago y corta para hacerlo, pero se acepta, Khufu imagina que, al igual que Bakari, la bruja Yaxley es breve para no andarse con rodeos, sin embargo, el longevo guerrero de los ancestros se considera así mismo solo un poco más paciente que el resto de sus hermanos, y si quiere que Maida explique los amuletos es para que ella vea algo más allá, alguna cosa que no esté necesariamente explícita en los textos y que de algún modo su propia experiencia cómo aprendiz uzza, pueda percibir. La explicación simple le hace pensar que ella no ha puesto la atención que él hubiera esperado, pero no se impacienta tampoco con ella, después de todo, la enseñanza apenas comenzaba. —Correcto-, la voz del guerrero es neutral, no parece incentivado para nada tras la explicación de Maida, ciertamente no espera poca comprensión de los textos a esta altura del aprendizaje, al menos no por comprender la teoría, después de todo si la bruja había conseguido llegar hasta ahí, está seguro que no es ninguna simple casualidad, sobre todo si se ha encontrado antes a Badru en su camino, Khufu sabe que en su inusual ortodoxia que tiene por la magia guerrera, Badru siempre ha sido un filtro duro de pasar, al igual que cada uno de sus hermanos. No obstante, él no hará una excepción con ella solo por eso. —El libro del equilibrio nos comienza a enseñar, a partir de ahora, a medir con más sensatez el uso de los poderes obtenidos en este aprendizaje de magia guerrera y lo que le resta de él. ¿Pudiste notarlo? ¿Cuando expusiste las descripciones?-, Khufu asintió, este es comúnmente un detalle que muchos no parecen ver si no hasta el momento en el que sus vidas dependen de ello. — Cómo el amuleto de resurrección que “resulta útil, aunque su uso se debe restringir a los movimientos de Luna y... esas cosas”-, parafraseo entre dientes, casi decepcionado del aparente poco interés que tienen “esas cosas”. No es costumbre para él explicar esto cuando enseña los ancestros, sin embargo, el equilibrio tal cómo su nombre lo dice Khufu cree que es justo un punto medio, a partir de aquí las enseñanzas de los libros de hechizos cambiaban de alguna forma y en parte eso se debía más que nada por la evolución que los aprendices tenían, no solo cómo usuarios vinculados a la magia uzza, si no también de cómo es que estos poderes influyen, o no, en el contexto de su vida cotidiana, cierto era que ahora las circunstancias que rodeaban al mundo mágico eran distintas, inciertas y oscuras, a cada mago influía de manera distinta. Y de aquí, que se consiguiera el equilibrio entre una cosa y la otra. Obtener estos poderes podría o no también hacerlo. ¿Qué tan significativo podría ser esto para Maida? El libro anterior, el de la sangre, sin duda para muchos representa un reto, si bien hace una buena cantidad de tiempo él no ha guiado a los aprendices durante la búsqueda de ese vínculo, él sabe reconocer la cantidad de magos y brujas que no son capaces de continuar más allá de aquellas magias de la sangre, pero era una prueba dura, después de ello, el vínculo con la magia uzza podría ser más razonable, comprensible, si es que se le dedicaba el tiempo, la atención y el esfuerzo requerido. —Si no aprendemos del uso correcto, en tiempo y forma, de cada uno de los poderes o amuletos que los libros de hechizos otorgan, créame que solo les estará desperdiciando y gastando en vano, y a usted junto con ellos-, explicó con monotonía en la voz, cómo si alguna parte de él supusiera que esta información es evidente para Yaxley, y es que se imagina que ella entiende de qué habla, después de todo, el libro de la sangre era una de las pruebas más claras del sacrificio que un guerrero debe dar a cambio de tales poderes. El resto de libros, aunque no de igual manera, exigían también de su parte. —Bueno, si es que comprende bien lo que le explico, y no tiene más dudas al respecto, continuemos-, Khufu se puso de pie y caminó en dirección a la bruja, pasando de largo hasta llegar hasta una de las orillas de la montaña que terminan en un pronunciado acantilado. Estar tan cerca de la orilla es peligroso, ahí el viento es solo un poco más fuerte, aunque no es lo suficientemente, sumado al vértigo que el acantilado puede provocar, podría hacer que cualquiera perdiera el equilibrio ahí. Khufu en cambio se sembró en el suelo para poder trazar, con su vara de cristal equipada, un portal que partió la nada en dos, a mas menos un palmo de distancia del suelo, a un par de pasos de una larga caída. —Si hay dudas aún, será mejor que no salte a él todavía, Maida, pues ahí adelante le espera un camino largo. Pasando el portal encontrará un lugar, dentro de los vestigios de una antigua ciudad uzza, debe tener el mayor cuidado de merodear por las avenidas que alguna vez fueron habitables, por que le aseguro, que aunque le parezca lo contrario, esas calles no están solas-, Khufu se apartó solo un par de pasos para dejarle libre el camino a la bruja, en medio de la nada, el otro lado del portal brilla en colores arena, seguramente lleva a otro lugar lejos del África, quizá, a otros tiempos también. —Entre los amuletos que se te han entregado junto a tu libro tienes el frasco con las semillas de hielo. Esta vació, ¿cierto? Bueno, es hora de buscar su contenido. Una de las fuentes más antiguas de donde se puede obtener las semillas de hielo se encuentra en un santuario escondido en los adentros de esta ciudad-, hizo una pausa larga, casi incómoda, pero necesaria. Los pálidos ojos grises escudriñaron a Maida de pies a cabeza, como si buscara en ella algo que no había visto antes. Al encontrarse nuevamente con la mirada de la aprendiz se pregunta si realmente será capaz de enfrentarse a todas las trampas y guardia que protegen al santuario de los malaventurados. —Le recomendaría también que para esta travesía, trate de no usar para nada su varita, puede resultar...contraproducente. En cambio, trate de llegar hasta el santuario, o al menos librar el camino, utilizando solo todos los amuletos que ha conseguido acumular hasta ahora, tal vez así consiga pasar desapercibida con mayor facilidad. Es solo un consejo.
  15. El punto más alto de las montañas de la luna en Uganda es un sitio solitario, tranquilo algo de más, está alejado de las instalaciones de Uagadou, por lo que no tiene el bullicio de todas esas personas entrando y saliendo, personas que vienen de todas partes del mundo a buscar de los conocimientos que los antiguos guerreros uzza pueden otorgar. El clima africano también es mucho mejor de lo que pudiera ser, por ahora, cualquier otro lugar para enseñar de la magia guerrera, se asemeja a los secos tiempos de Egipto, pero con la constante humedad que provoca una experiencia más desafiante cuando el candente sol del mediodía alcanza su punto más alto sobre ellos. No obstante, la cita para comenzar esta clase es temprana, tanto que aún no hay rastros del dominante astro, la noche en cambio es mucho más oscura a esta hora de la madrugada, es silenciosa, seguramente porque todos deben estar durmiendo aún, pero sobre todo es engañosa. El viejo guerrero Khufu, que espera sentado sobre una pila de rocas, no ha pensado en ningún momento que subir las montañas de la luna en la oscuridad de la noche pueda ser un problema para los aprendices del Equilibrio. Una tras otra, las páginas del antiguo libro del Equilibrio que descansa pesadamente sobre el regazo del delgado hombre, se pasan y repasan cuidadosamente, son escudriñadas por esos ojos grises que brillan ahora cómo plata mientras absorben nuevamente toda esa información que Khufu conoce más que bien, pero que parece insistir en su lectura cómo si buscara algún error en sus textos. Las nuevas reformas han cambiado el modo de enseñanza a través del tiempo, es más que consciente de ello, los vínculos ahora de los magos con los libros de magia guerrera son mucho más frágiles, desconsiderados, cómo si el dedicarle el tiempo y esfuerzo a aprender la magia que los pueblos uzza ofrecen fuera algo menos importante, algo que no requiere la atención tal cómo lo hacen con esos arcanos. No obstante, para con el libro del equilibrio los aprendices de magia guerrera aún no tienen los conocimientos necesarios para obtener esas habilidades, por lo que conseguir el poder del libro del Equilibrio debería ser, por mucho, una prioridad. Y debería aprovecharse de ello. La pesada cadena que cuelga desde su cuello y que descansa sobre su pecho desnudo, tintineó. A Khufu no le sorprende que lo haga aun cuando no se ha movido lo suficiente para hacerla sonar, ni tampoco el viento, que se mantiene constante y frío ahí arriba, ha arreciado lo suficiente cómo para hacerla escuchar. La vieja reliquia siempre le recuerda a Khufu que aunque parezca, no está solo, el recuerdo de su amada le acompañará siempre. Khufu terminó entonces su profunda lectura para estar preparado para el encuentro con Maida I. Yaxley, de ella no reconoce nada más allá de lo que pueden decir los expedientes que se guardan en los archivos de Uagadou, y aun así, casi se impacienta por su llegada. Se pregunta entonces si es que ella se ha dado cuenta de cómo los textos del libro de equilibrio se han rebelado ante ella luego de haber solicitado su inscripción, esto para que tuviera el tiempo de prepararse para este momento, asimismo espera que la bruja no hubiera botado a la basura el frasco que debía contener, originalmente, las semillas de fuego, pero que por el momento se encontraba vacío. —No tendrá otra compañía esta noche más que de la de sus propios pensamientos, el equilibrio exigirá de usted su máxima comprensión y astucia, así que si no tiene razones suficientes para no continuar, comencemos antes de que tenga usted que preocuparse por el sol africano-, recibió a la aprendiz con aquella que podría ser una doble advertencia, ciertamente Khufu no consideraba que el libro del equilibrio requiera del usuario gran cantidad de esfuerzo físico, aunque si de una alta comprensión, tanto de los hechizos cómo de sus amuletos. —Soy Khufu, guerrero Uzza de los ancestros y seré tu guía esta noche para que encuentres tu vínculo hacia con la magia guerrera del Equilibrio-, con ademán la invitaba a acercarse, y esperaba que buscara, de entre sus cosas, su libro. —Explícate, ¿cómo es que funcionan cada uno de los amuletos y bajo qué circunstancias puedes hacer uso de ellos? Los grises ojos cómo puntos en su curtido rostro se fijaron sólo en la persona frente a él y en su respuesta ante el conocimiento que el libro le ofrece. @
  16. Khufu

    Tablón de Calificaciones

    Libro de la Fortaleza Reprobados Juliette Macnair
  17. Su varita de cristal yacía levantada medio metro por encima del suelo para cuando su oponente efectuó el primer ataque. El viejo Uzza no pudo evitar arquear una ceja, más rápidamente se obligó a sí mismo a neutralizar su rostro: el ataque por parte de la muchacha había sido por demás predecible, y sin embargo era total y absolutamente esperable siendo que era apenas una novata en magia Uzza, sobretodo teniendo en cuenta que le había prohibido utilizar otras ramas de la magia. No estaba acostumbrado a instruir a magos tan novicios en la magia de su pueblo, y ciertamente reajustar sus expectativas le daría cierto trabajo. Aún más, debía asegurarse de ofrecer un duelo justo y no utilizar ataques que estuviesen fuera del rango de competencia de la mujer. – Salvaguarda Mágica – pensó Khufu, y su cuerpo perdió toda esencia de materia, volviéndose intangible. La extraña pero ahora familiar sensación lo invadió una vez más, y no fue más que un show de luces el momento en que el Sectusempra de su contrincante le atravesó su delgado y frágil torso, sin causarle daño alguno. El viejo Uzza esbozó una corta sonrisa, esperando que su contrincante pudiese identificar su defensa como la misma que le había salvado la vida cuando él la empujó frente a un bus en movimiento, apenas momentos atrás. – Permítame un comentario, muchacha. El propósito de éste duelo no es ni que yo ni usted ganemos, sino que usted me demuestre que puede hacer uso de los encantamientos del Libro de la Fortaleza, sólo así podré aprobarla. Khufu dio medio paso hacia atrás, redistribuyendo el peso de su cuerpo a medida que éste se volvía tangible nuevamente, los efectos de su Salvaguarda desapareciendo tan rápido como habían aparecido. – Seccionatus – pensó, a continuación. Hipócrita cuanto podía ser que él no estuviese utilizando la magia de su propio pueblo para atacarla, y aún peor estar limitándose a la magia de los contemporáneos, decidió que en pos de lo que era justo aquello era lo más conveniente: magia Uzza ofensiva había de sobra, más ninguna que ella conociese todavía. Sólo de aquella manera podía asegurarse que su evaluación fuese lo más justa posible. De su varita salieron expedidas una docena de medias-lunas filosas, de las cuales ocho terminarían por impactar contra su torso si la mujer no se defendía.
  18. A pesar de las claras limitaciones que eran común denominador entre todos los magos europeos, la muchacha había demostrado tener las habilidades y el conocimiento teórico suficiente como para proseguir en su camino de la magia Uzza. Al igual que el resto de los guerreros de su Pueblo, el anciano era un ferviente creyente de que la magia como fenómeno rara vez obedecía a aquellos que meramente dominasen los conceptos teóricos y que, por tanto, la práctica de la magia era menester para dominarla. Khufu dudaba, a estas alturas, cruzarse alguna vez con algún europeo lo suficientemente capaz como para "dominar" la magia Uzza – en el sentido más estricto de la palabra– y sin embargo muchos otros antes de ella (y probablemente, después también) tendrían la suficiente destreza como para utilizarla sin perecer en el intento. La noche aún era joven para cuando Khufu y la muchacha volvieron al callejón en el que se habían encontrado inicialmente. Un sólo pensamiento bastó para que su varita azulada poco a poco diese paso a su Vara de Cristal, cuyo mango se enarboló en torno a su tatuaje reviviendo el nexo que la unía con el Uzza. El viejo carraspeó, y un corto ademán bastó para que el callejón quedase completamente hermético a influencias externas: muggles que intentasen entrar en él súbitamente pensarían en una alternativa mejor para hacer en otro lado, y cualquiera que mirase por alguna de las ventanas que sobreseían el callejón desde lo alto no vería más que una impenetrable oscuridad. – Ha llegado la hora de que pruebe su valía, y de ver si sus palabras hasta ahora no han sido más que mero cotillón. – aseveró, en apenas un susurro, el Uzza. Le dedicó una última mirada, y a paso lento se alejó hasta asegurar una distancia de diez metros entre él y la muchacha. – Le daré la cortesía de realizar el primer ataque. – agregó, poco después, y tras una corta reverencia de cortesía aferró su vara de cristal con firmeza. Reglas No existen los límites de tiempo entre respuesta y respuesta. Por tanto, la regla de hechizos impactados desaparece. Duración del duelo: Del 16 de Octubre (inclusive) al 25 de Octubre. Nos guiaremos por las reglas Nuevas de duelos existentes. Lista de Hechizos (con especial énfasis en el Libro de la Fortaleza) Están prohibidos los Off y las ediciones. Consultas, dudas o sugerencias, al tópico del Libro de la Fortaleza
  19. – No ha sido mi collar, sino éste anillo. – contestó Khufu, impaciente, adelantándose a responderle a la mujer. Negó con la cabeza, tan disimuladamente que a ojos de cualquiera parecería como un ligero temblor propiciado por la edad, mientras procuraba mantener la calma antes de proseguir con su explicación. En un gesto somero, alzó su mano y le mostró el anillo de bronce que le había permitido la hazaña antes mencionada. – El Anillo contra Oídos Indiscretos es una de las magias que este libro porta, un gran recurso sobretodo en tiempos como estos donde los magos de su casta están siendo perseguidos por los no mágicos y, según me informan mis fuentes, hay magos que los ayudan. El viejo guardó silencio una vez más, y procedió a evaluar nuevamente a la pareja que había mirado momentos atrás. A pesar de la intensidad con la que miraba al par de hombres, escuchó la referencia a la Legeremancia con total claridad, y por fortuna tenía el anillo contra escuchas aún colocado dado que soltó una blasfemia, no específicamente dirigida hacia la muchacha sino más bien a sí mismo por aceptar el cometido que Uagadou le había dado y por el cual estaba allí; esos patanes lo escucharían a su regreso: había una razón por la cual normalmente se limitaba a enseñar magia Uzza a magos de mucho mayor calibre que la mujer que tenía delante. – ¿Acaso no he sido claro? – soltó, con una calma incompatible con la ira que había sentido segundos atrás y que ahora menguaba muy paulatinamente – No quiero referencias a magia Arcana en esta clase. Y no, tampoco debe hechizar una roca ni nada de eso para lograr lo que le propuse, en efecto la respuesta es mucho más sencilla: nada más debería de haber leído el libro a consciencia antes de la clase y nos ahorraríamos todo este tiempo que, en efecto, estamos desperdiciando... Sígame. Una vez más, Khufu se perdió entre la multitud, más esta vez se aseguró que la mujer quedase del lado próximo a los autos que pasaban a gran velocidad, y que ambos estuviesen a menos de un metro del borde de la calzada. Por un largo rato, Khufu guardó silencio, hasta que a lo lejos divisó uno de los tantos buses que pasaba por la avenida Shaftesbury. Debía esperar al momento justo. – El Libro de la Fortaleza también enseña un encantamiento muy particular, que le permitirá, a fines prácticos, perder su materialidad. – comentó, segundos antes de su jugada final. – Espero haya estudiado. – agregó, y con su cadera empujó la mujer hacia la calle justo en el momento en que el bus se aproximaba a toda velocidad a donde ella se encontraba parada.
  20. – En efecto, hoy es una buena noche. – comentó Khufu, evaluando a la muchacha que se había aparecido frente a él: para ser alguien que nunca antes había estado expuesta a la magia de los Uzza, debía admitir que al menos se mostraba prometedora; su puntualidad era un buen signo y su ademán y parsimonia eran las de alguien que quizá pudiese llegar a respetar. – Espero no lo arruine. – agregó, y el vago trazo de una sonrisa que tenía hasta entonces se desdibujó por completo tras posar sus ojos en la mujer. Le hizo un gesto con su mano para que ésta lo siguiese fuera del callejón y ambos emprendieron la marcha a lo largo de una de las avenidas comerciales más importantes de la ciudad. A medida que empezaron a caminar, y mientras a propósito mantenía un silencio incómodo entre los dos, Khufu notaba como algunas miradas de los extraños que pasaban a su lado se posaban en ellos unos segundos más de lo normal, probablemente perplejos ante la imagen de una persona de su edad tan avanzada con una muchacha tan joven. El Viejo Uzza no pudo evitar negar con la cabeza, no del todo impermeable a la ignorancia y obsecuencia de los británicos, magos y no magos por igual. – Es mi entender que esta es su primera vez incursionando en la magia de mi pueblo. – atinó, finalmente, tras cruzar la calle. – Muchos magos antes que usted han iniciado este difícil camino, y estoy seguro de que usted no será la última, pero debo advertirle que ni yo ni ninguno de los otros guerreros Uzza toleraremos nada menos que la excelencia a la hora de hacer uso de nuestra magia. Espero grandes cosas de usted, y se lo haré saber con total franqueza si usted no es capaz de cumplir con mis expectativas. Además, debo advertirle algo dado que muchos de sus congéneres han errado en esto antes, no toleraremos en lo más mínimo el uso de magia Arcana o magia que pueda aprender en alguna otra sociedad mágica. – agregó, haciendo referencia a los poderes que organizaciones como la Orden del Fénix y los Mortífagos enseñaban a sus miembros. Khufu hizo una pausa, mucho menos prolongada que la última, antes de iniciar con las explicaciones pertinentes a la clase en sí. – La Magia del Libro de la Fortaleza, contrario de lo que usted podría pensar, es eminentemente defensiva. Esto surge de una premisa poco popular para los magos contemporáneos, quienes viven bajo la falsa ilusión de que hacer daño es la mejor forma de ser fuerte. Déjeme advertirle, señorita, fuerte es aquel quien hace el mejor uso de sus recursos más que el que mejor o más recursos tiene. – mientras hablaba, no podía evitar que sus manos jugueteasen con la cadena de hierro que llevaba pendiendo de su cuello. – Dicho sea esto, encontrará en las páginas del libro que sus anillos y poderes confieren protección contra terceros en varias formas; exploraremos todas y cada una de ellas esta noche. Habían llegado al final de otra cuadra y, sin embargo, Khufu le indicó a la muchacha que ésta vez no cruzarían. Ambos se hicieron hacia un lado para no interrumpir el paso del resto de la multitud que caminaba sin detenerse. – Si yo le dijera que toda nuestra conversación hasta ahora ha estado protegida, y que a pesar de que hemos hablado abiertamente sobre la magia nadie ha escuchado una sola palabra, ¿cómo diría que lo he hecho? – Khufu escondió sus manos en sus bolsillos, decidido a no darle ninguna pista. – Por otro lado, si yo le pidiera que desde aquí me dijese de qué está hablando aquella pareja sentada en el café, ¿cómo lo haría? Muéstreme. – agregó, haciendo un gesto con su cabeza hacia dos hombres que charlaban animosamente mientras se tomaban de la mano y sonreían entre medio de unos tragos, a unos cincuenta metros de ellos, del otro lado de la calle.
  21. Someterse a las disquisiciones de Uagadou, como institución, era una de las peores cosas que había tenido que hacer en su vida. Inicialmente, y cuando le hicieron la propuesta, la idea de entrenar y forjar magos con la magia de su pueblo no le había convencido del todo más había aceptado bajo la (ahora, claramente ilusa) esperanza de que éstos lo sorprenderían e incluso le ayudarían a explorar territorios desconocidos dentro de su magia. Sin embargo, y por más decepcionado estuviese con los resultados obtenidos, Khufu era un hombre de palabra y no se dejaría amedrentar por mentes inexpertas o manos inhábiles; con el paso del tiempo había aprendido a contentarse con las más pequeñas victorias de sus alumnos, e incluso se había sorprendido un par de veces sintiendo los primordios más tempranos de orgullo por alguno de ellos. Quizá lo sentiría verdaderamente cuando alguno de ellos lograse derrotarlo utilizando la magia de su pueblo. Pero hasta entonces, su labor continuaba. Aquella ocasión las autoridades de Uagadou le habían pedido, casi de rodillas, que dictase aquella clase. Normalmente no se mostraba ante magos tan inexpertos, y le habían informado que su única alumna se adentraría en la magia Uzza por primera vez, más las palabras de los directores le resultaban tan molestas a lo último que no tuvo más opción que aceptar. A sus colegas no les sorprendería tanto eso, sino el donde había citado a la señorita: un lugar sumamente impropio para mostrarse, pero no obstante excelente para el cometido y la magia del Libro de la Fortaleza que estaría aprendiendo la muchacha. Fue así que, aquella noche, poco antes de que el reloj marcase las ocho, se apareció en el lugar donde había concretado vía lechuza con la señorita. En el medio de Shaftesbury Avenue, había un pequeño callejón entre medio de un café y una tienda de reparación de electrodomésticos; allí, junto a un tacho de basura y bajo la luz de un foco que estaba tan sucio que su luz era de un percudido color amarronado, comenzaría la clase. Sólo restaba esperarla, y que viniese lo suficientemente preparada, puesto que tenía grandes desafíos preparados para ella. Khufu comenzó a jugar con el cuchillo que llevaba colgando de su muñeca derecha, haciéndolo describir círculos en el aire. Tan rápido era su movimiento que su madera de fuego describía un círculo anaranjado, en el cual se concentró mientras esperaba... ¿Dónde estaba su alumna? Esperaba, al menos, tuviese la decencia de ser puntual.
  22. Khufu

    Tablón de Calificaciones

    Libro de la Fortaleza Julio 2020 Aprobados: Kraven Von Alexandros || Ficha No aprobados: --
  23. PV: 100 PP: 10 Khufu no está mas lejos de la arena de batalla, no enfrentarse con el muchacho Kraven por cuenta propia no es por que no lo encuentre justo, si no mas bien es que Kuhufu, en su enseñanza, ha aprendido también a que puede analizar mejo las batallas desde aquella perspectiva de espectador, sin que la idea de enser o ser vencido de pronto sea la autoría de los hechizos que Khufu sea capaz de invocar en su contra. De cualquier modo, el guardián de las montañas Bail, es un alto oponente para el brujo Alexandros, sinceramente hacerlo caer seria una tarea mas que difícil, sin embargo, Alexandros tendrá que hacer uso de sus mejores técnicas y habilidades para, si quiere, salir de aquella alta montaña con su vínculo hacia la fortaleza mucho mas fuerte de lo que ha conseguido al salir del Death Valley. Por supuesto que, si están ahí ahora, es porque, a pesar del todo, Kreven promete, aun así, el guerrero no espera menos de lo mejor por parte del joven aprendiz en esta ultima prueba. -Protego-, el escudo evitó que el rayo impactara de lleno en él, Bail actuó rápido para asegurarse de que el sectusempra del muchacho no se convirtiera en algo mas que una briza que partía la calma de la noche tras su llegada. El guardián de las montañas observó mejor al brujo, que apenas había llegado frente a él y ya le estaba lanzando el primer hechizo, no ha sido un ataque del todo duro, nada que no hubiera podido detener antes con de cualquier otro modo, lo que le hace pensar al guardián, tras la advertencia del guerrero uzza Khufu, que el joven brujo lo esta poniendo a prueba, como quien dice, tentando el terreno con aquel primer hechizo. -¡Y alagaos deberías estar por ser yo tu oponente muchacho! Mirad que despertarme para esto…Tendrás que hacer algo mejor que eso si quieres de verdad vencer al gran Boil!-, la voz del guardián resonó en las paredes de cada montaña que los rodeaba, como si fueran todas ellas parte de él. Floreo su varita entonces preparado para lanzar un siguiente hechizo. Pero antes de lanzar cualquier ataque en contra del muchacho, Khufu interrumpió, con el tintinear casi involuntario de la pesada cadena en su cuello, que sin decir más palabra que lo que su helada mirada gris es capaz de expresar, Bail recuerda las advertencias que el guerrero le ha indicado previamente para su duelo con Alexandros; él tendría que forzarlo orillarlo hasta su límite. -Entonces…-, el guardián cambió su posición de defensa, habría que estar mejor a la ofensiva si quiere sacar lo mejor de Kraven. Y sin más, pensó un disparo de flechas que irían a impactar sobre el torso del muchacho tras hacer efecto la primera invocación de ataque por parte de Boil. Si no lo prevenía a tiempo, era posible que el duelo terminase mas pronto de lo que ha tardado en comenzar, pues de impactar, las flechas clavadas en su cuerpo apenas le darían el tiempo suficiente para sanarse, eso si es que podría seguirse defendiendo de los ataque futuros del guardián de roca. PV: 100 PP: 10 --- @@Kraven Von Alexandros , final del primer turno:} PV:100 PP: 5 -1= 4
  24. Para cuando el mas alto rayo de sol cayo finalmente, el terreno alrededor de ellos ya estaba dispuesto. Para esta ocasión han dejado las tierras del nuevo continente atrás, y a tan solo un par de días luego de que el brujo Kraen presentara sus pruebas de campo, tocaba el tiempo al fin de que pusiera lo aprendido en práctica, no han podido avanzar tal vez como Khufu lo hubiese esperado, pero sin duda, la ultima prueba, la batalla, sería sin dudar lo que terminaría de formalizar en la mente y cuerpo del joven brujo el aprendizaje obtenido. Para esto, el guerrero tiene muy altas expectativas. Están de regreso en África para este momento, el sol en el horizonte se oculta pero aun así tiñe de un naranja intenso el cielo claro sobre ellos, casi totalmente despejado, las nueves parecen esperar lo que a va acontecer en lo alto de las montañas de la luna y forman en el cielo un cráter espeso alrededor de los que ahí se enfrentan. Justo en medio de ese peculiar terreno, aparentemente el único terreno llano que hay en todo aquel territorio de puntiagudas y filosas piedras, se encuentra Kuhufu esperando por el aprendiz. No se muestra impaciente, es más, aun con la varita en mano, continúa merodeando alrededor del terreno para aprender de él mejor y, quizá, pera dejar alguna que otra trampa. La primera estrella en el cielo finalmente se dejó ver y, como un respiro de la madre naturaleza, el aire a su alrededor dejó de ser húmedo, caliente, y era mas agradable ahora, Khufu sabe entonces que es el momento de despertar a un viejo colega, alguien que pude ayudar al joven Alexandros mejor que nadie (aparte de él claro) a comprender mejor los hechizos de batalla que el libro aprendiz de brujo y fortaleza ofrecen a los usuarios de la magia guerrera. Entonces en medio del campo invocó, algo que parecía mas un cantico que un conjuro, en una lengua tan antigua que tal vez ni siquiera los uzza reconocerían, pero Khufu la sabría. Y apuntando su varita hacia la punta de una alta montaña, estrelló un rayo hasta hacerlo pedazos y de entre los escombros, una figura de una alta estatua formada con filosas piedras se mostro inerte, o al menos así fue hasta que la primera luz de la luna baño la figura de un color tan brillante como la misma plata. Un gruñido despertó finalmente a aquel guardian de las montañas, y pesadamente se moio hasta que los pedazos de piedra aun pegados a su cuerpo se desprendían callendo al suelo con pesadez. Boil, es la alta figura de un hombre fuerte, de al menos unos tres metros de altura, con vestimenta del folclor africano, pero altamente reforzada para la batalla, esta mas que equipado para pelear en cualquier momento y de apoco a nada, sus movimientos son tan agiles como si no hubiera permanecido dormido por tantos años. Desenvainar entonces una ella varita de madera blancuzca, el arma que usará de entre todas aquellas herramientas de guerra que carga consigo, algunas a la vista, otras escondidas entre los pliegues de su armadura. --Khufu-, la oz de aquella criatura mitológica resonó como eco en las paredes de las montañas, los grises ojos del guerrero lo llamarón y de un salto, que termino en una aparición, el guardián de las montañas apareció a un par de metros del guerrero uzza. --Él esta por llegar, maestro Boil, no tenga consideración, en un mago suspicaz-, decía mientras equipaba al guardián con algunos amuletos y artilugios que podrían serle de ayuda. –Buena suerte. --No la necesito. --Lo decía por él. CONDICIONES No existen los límites de tiempo entre respuesta y respuesta. Por tanto, la regla de hechizos impactados desaparece. Duración del duelo: Del 17 de Julio (inclusive) al 25 de Julio. Nos guiaremos por las reglas Nuevas de duelos existentes. Lista de Hechizos (con especial énfasis en el Libro de la Fortaleza) Están prohibidos los Off y las ediciones. Consultas, dudas o sugerencias, al topic del Libro de la Fortaleza
  25. —Bastante acertado, señor-. La respuesta del muchacho se acerca mucho a lo correcto, a Khufu le complace de cierta manera que el muchacho esté al corriente de las nociones más que básicas de una batalla mágica a pesar de haber abandonado su intento anterior con él y el libro de la fortaleza, al menos le quita la espina al guerrero de que no ha sido por falta de perseverancia, si no tal vez algún otro factor el que influyó que el mago Alexandros buscará su oportunidad para vincularse con la fortaleza en otro momento. Y quizá era mejor así para todos, pero sobre todo para el aprendiz, pues al ser la fortaleza el primer escalón dentro de esta enseñanza de magia guerrera Khufu ponía especial cuidado en el desarrollo de de los magos aprendices, pues así de esta primera impresión, soberbiamente, el arcano casi podría predecir que mago o bruja conseguiría el dominio natural de esta magia guerrera, a quienes les iba a costar algo más de esfuerzo y, por supuesto, quienes eran mejor que volvieran a sus mansiones a buscar la protección de alguien más. El inesperado viento agitó nuevamente la cadena que cuelga en el pecho del guerrero, el sonido que hace es tan sutil, como el de una voz susurrandole al oído, recordandole que debe concentrarse en el muchacho Von Alexandros y en lo que hacen ahí ahora. El vientecillo que se deja ir contra ellos es cálido, demasiado, lastima la piel casi tanto como el sol ardiente sobre sus cabezas, era mejor estar bien abrigado, pues al menos así se hacía menos insoportable para el pellejo la estancia en aquel lugar. —Este es el Valle de la muerte-, retomo el tema principal de esta enseñanza, después de todo, no iba a enseñarle duelo aquí al mago. —Mayormente conocido por sus altas temperaturas y su peculiar geografía, cualquiera diría que es imposible habitar un lugar como este y, sin embargo, si tenemos el cuidado y la dedicación podemos encontrar los vestigios de aquellos que habitaron antes que nosotros-, Khufu, con su vara de cristal equipada en su varita, señaló a Alexandros una roca que sobresale de la superficie plana donde ellos se encuentran y, justo ahí, apenas se puede apreciar, el patrón de una serie de marcas talladas sobre piedra de algo que tiene una pinta muy similar a una runa Nórdica, pero con un valor más nativo de California. —El poder, señor, muchas veces se vuelve algo inalcanzable, pero solo en circunstancias extremas podemos conocer hasta dónde somos capaces de llegar, de conocer nuestra fortaleza. Khufu se movió hasta aquella marca sobre la roca, con una seña vaga, indicó al muchacho que permaneciera donde se encontraba y esperará una siguiente instrucción mientras el guerrero pone mucha más atención y cuidado sobre la marca. —La fortaleza es, de alguna manera, aquello que nos hace dar el extra, también es lo que nos mantiene firmes, temples, ante las circunstancias que nos rodean, y va algo más allá de solo lo físico, señor-, con la punta de su varita Khufu trazó el patrón de dibujos desordenadamente, como si se tratara de una clave, pero al instante no paso nada. —La mente es inclusive mucho más fuerte que el cuerpo, capaz de sugestionar al usuario para alcanzar lo inalcanzable, pero, si se tiene una mente débil…-, no terminó la frase, deja que Kraven termine esa línea de pensamientos. —La magia guerrera es el resultado de años de cultura y aprendizaje mágico, reforzada con cada victoria y cada derrota a los cuales, los pueblos uzzas, se han enfrentado. Aprender esta magia es, por ende, algo que exigirá, si no lo mismo, algo similar a esas experiencias. El guerrero nuevamente se puso de pie, para contemplar alla en el llano horizonte una espesa nube de tierra que comenzaba a formarse, como si una línea de jinetes cabalgaran hacia ellos en aquel desierto. Para sorpresa tal vez del joven brujo que hoy buscaba vincularse con la magia de la fortaleza, cuando el polvo finalmente se detuvo, dejó ver en la extensa explanada del desierto, una serie de muros y formas que salían de la tierra cómo ocultas por el tiempo, la tierra y el intenso calor del desierto. Tenía la pinta de ser un campo de entrenamiento, de alguna cultura extinta o quizá evolucionada que ha dejado atrás su pasado. Cómo si se tratara de un laberinto corrompido, había ahí altos muros y otros no tanto, de diferentes materiales y texturas, existían también lugares donde el piso dejaba de ser plano y comenzaba a verse inestable, y lo único sobre ellos que no cambiaba era el inmenso calor que los envolvía. —Curioso, ¿no es así? lo que se esconde bajo nuestros pies. Estos son pasadizos que llevan a lugares no explorados antes por los nomaj, y exclusivo para los magos y/o brujas capaces de demostrar su verdadera fortaleza ante sus diferentes pruebas-, Khufu señaló nuevamente hacia el horizonte, donde ahora hay una alta torre a considerables kilómetros de distancia de ellos. —Bajo el calor del valle de la muerte se encuentra uno de los santuarios menos antiguos pero igual de importantes dentro de la magia guerrera uzza, busca el camino hasta la entrada del santuario, se astuto y al cruzar el valle para llegar a tu destino usa cuidadosamente cada amuleto y hechizo que hasta ahora se te ha sido ofrecido por los libros de magia.

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