Jump to content

Gatiux

Magos Expertos
  • Mensajes

    4.717
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    6

Todo lo publicado por Gatiux

  1. Gatiux

    La Torre del Dragón

    Mazmorra: Torre del Dragón Nivel mínimo: 2 Participantes: Máximo 1 (modalidad individual) Repeticiones: Una vez por semana (los roles tienen que ser diferentes, no se admiten copias) Experiencia: Por cada vez que se realice completa da 1 punto en el apartado de Mazmorras. En 1897 Albus Dumbledore fue reconocido con el Premio Barnabus Finkley de Hechizos Excepcionales. Por entonces, era un destacado alumno de Hogwarts, íntimo amigo de Elphias Doge. Desconocemos qué hechizo inventó Albus Dumbledore que le hizo acreedor de tan notoria distinción a tan temprana edad. Lo que sí sabemos es que el antiguo Director de Hogwarts fue alguien de extraordinario poder mágico, con una mente muy brillante. Sin duda alguna, no todos los hechizos que inventó a lo largo de su vida, trascendieron a la opinión pública. Después de graduarse de Hogwarts, en junio de 1899, Dumbledore iba a realizar el tradicional "Gran Viaje" alrededor del mundo con su amigo Elphias Doge. No obstante, la muerte de su madre, Kendra Dumbledore, la víspera del viaje, por causa de una explosión de la incontrolable magia de Ariana, impidió tal propósito. Doge marchó sólo a aquel viaje, pero su rumorea que llevaba consigo un libro escrito por Albus Dumbledore, con todas sus investigaciones durante sus años en Hogwarts. Lamentablemente, Elphias perdió aquel libro en Papúa Nueva Guinea, en circunstancias muy poco claras. No hace mucho, funcionarios de MACUSA descubrieron el libro en poder de una tribu de salvajes, pero aunque lograron recuperarlo, el libro tenía muchas páginas arrancadas. Algunas de ellas, fueron descubiertas en la Torre del Dragón, un misterioso lugar en Papúa Nueva Guinea, donde habita un poderoso Opaleye de las Antípodas, modificado al parecer con los poderes del libro de Albus Dumbledore. Ayuda al MACUSA a recuperar las páginas perdidas y a controlar al Gran Drakan, el misterioso Opaleye que habita en la Torre del Dragón. A cambio recibirás importantes recompensas. Hitos de la Mazmorra: Debes hacer 5 posteos de rol (total 10 posteos) (mínimo 15 líneas cada posteo). Los objetos del Magic Mall que se piden, deben estar en la ficha de personaje al momento de comenzar esta mazmorra. No se gastan, una vez en ficha, pueden usarse todas las veces que se quiera para realizar la mazmorra. Hay que tener en cuenta las instrucciones para el manejo de dados. No nos hacemos responsables si los dados cambian de valor por no haber seguido bien las instrucciones indicadas. Te recomendamos leer bien los hitos de la mazmorra que se detallan a continuación. Primer posteo (rol): Entras en la Torre del Dragón y encontrarás un pequeño hall de pequeñas dimensiones, de donde nace una escalera de caracol que se eleva hacia arriba. La escalera lleva a varios pisos, cada uno de ellos con una puerta cerrada. En el primer posteo, entrarás a la Torre investigarás la escalera. Observarás que las puertas cerradas de cada piso tienen un mecanismo mágico y un símbolo que las identifica. Segundo posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del primer piso. Debes lanzar 1 dado de 2 caras. [roll]1d2[/roll] Si el resultado es 1, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección y entras en el primer piso sin problemas. Si el resultado es 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico y entras en el primer piso, pero la sala está llena de doxys. Tercer posteo (rol): Entras en el primer piso. Si sacaste un 2, deberás exterminar a las doxys para poder hacerte con 1 de las páginas del libro de Albus Dumbledore. Para ello, deberás llevar contigo Doxycida (comprado en el Magic Mall). Si sacaste un 1, encontrárás la primera página del libro sin problemas. Una vez encontrada la página del libro, sal del primer piso, hacia la escalera de caracol y sube hasta el segundo piso. Cuarto posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del segundo piso. Debes lanzar 1 dado de 2 caras. [roll]1d2[/roll] Si el resultado del dado es 1, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección y entras en el segundo piso sin problemas. Si el resultado del dado es 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico, pero en el segundo piso hay un fuego que no se apaga con nada. Quinto posteo (rol): Entras en el segundo piso. Si sacaste un 2, deberás recuperar la segunda página del libro de Dumbledore, pero el incendio que hay dentro está a punto de destruirla y no se apaga con nada. Debes introducirte en el incendio y recuperar la página antes de que se destruya. Pero al hacerlo, te quemarás y deberás usar Remedio para Quemaduras comprado en el Magic Mall. Si no lo usas, morirás antes de llegar al cuarto piso (el tercer piso, podrías hacerlo). Si sacaste un 1, encontrarás la segunda página del libro de Albus Dumbledore sin problemas. Una vez encontrada la página del libro, sal del segundo piso, hacia la escalera de caracol y sube hasta el tercer piso. Sexto posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del tercer piso. Debes lanzar 1 dado de 5 caras. [roll]1d5[/roll] Si el resultado del dado es 1 o 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección y entras en el tercer piso sin problemas. Si el resultado del dado es 3 o 4, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico y entras en el tercer piso, pero una nube tóxica te impide respirar. Usa un hechizo que te abra las vías respiratorias y otro que te permita pasar sin respirar al piso para recoger la tercera página del libro de Albus Dumbledore. Si el reultado del dado es 5, el mecanismo explota y te deja malherido. Deberás abandonar la mazmorra. Podrás intentarlo otra vez en una semana, volviendo a repetir la mazmorra desde el principio. Sólo tendrás opción a la recompensa por las páginas encontradas en los pisos primero y segundo. Séptimo posteo (rol): Si has sacado 1, 2, 3 o 4 puedes continuar con la mazmorra. Rolea en consecuencia, en función del resultado del dado que te haya salido. Recuerda, si has obtenido un 3 o un 4 rolear los dos hechizos que se piden de forma correcta. Márcalos en rojo. Si no haces bien este paso, la mazmorra no se te contará como correcta y no obtendrás las recompensas. Una vez recuperada la tercera página del libro de Albus Dumbledore, avanza hacia el último piso. Octavo posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del cuarto piso. Debes lanzar 1 dado de 5 caras. [roll]1d5[/roll] Si el resultado del dado es 1, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección, entras en el último piso y encuentras al Gran Drakan, el misterioso Opaleye de la Torre del Dragón. Además, justo ante ti, nada más abrir la puerta, observas que hay una página adicional del libro de Albus Dumbledore. Si el resultado del dado es 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección, entras en el último piso y encuentras al Gran Drakan, el misterioso Opaleye de la Torre del Dragón. No encuentras ninguna página más del libro. Si el resultado del dado es 3 o 4, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico, pero encuentras, que no hay suelo bajo tus pies y el Gran Drakan está volando. Deberás derrotarlo desde el aire y necesitarás una escoba voladora comprada en el Magic Mall (sirve cualquiera). Si el resultado del dado es 5, el mecanismo explota y te deja malherido. Deberás abandonar la mazmorra. Podrás intentarlo otra vez en una semana, volviendo a repetir la mazmorra desde el principio. Sólo tendrás opción a la recompensa por las páginas encontradas en los pisos primero, segundo y tercero. Noveno posteo (rol): Si has sacado 1, 2, 3 o 4 puedes continuar con la mazmorra. Rolea en consecuencia, en función del resultado del dado que te haya salido. Para vencer al Gran Drakan, debes usar 5 hechizos de la lista de neutrales y no se pueden repetir (márcalos en rojo y negrita). Décimo posteo (dados): Lanza los dados una última vez para determinar las recompensas otorgadas por el Gran Drakan y por el MACUSA. Lanza 1 dado de 30 caras. [roll]1d30[/roll] Si el resultado es < 6 -- 2000 G Si el resultado es 6 - 10 -- 1000 G Si el resultado es 11 -- 25 -- 500 G Si el resultado es > 25 -- 0 G Recompensas: Por cada página del libro de Albus Dumbledore: Primer piso superado y encontrada la página: 500 G. Segundo piso superado y encontrada la página: 500 G. Tercer piso superado y encontrada la página: 500 G. Cuarto piso, si sacaste un 1 y, por tanto, encontraste la página adicional: 1000 G. Por vencer al Gran Drakan: 500 G + drop según el resultado de la última tirada (posteo Décimo). Si el resultado es < 6 -- 2000 G Si el resultado es 6 - 10 -- 1000 G Si el resultado es 11 -- 25 -- 500 G Si el resultado es > 25 -- 0 G Posteo opcional: Si has completado la mazmorra, puedes hacer un posteo adicional roleando las recompensas y el reporte al MACUSA de lo que has descubierto en la Mazmorra, entregándole las páginas del libro.
  2. Ficha para indicar que se terminó la Mazmorra: Participantes: Nick 1: Gatiux Link al perfil: http://www.harrylatino.org/user/135-gatiux/ Nivel del Personaje: 34 Link a la ficha: http://www.harrylatino.org/topic/77586-ficha-de-gatiux-malfoy/ Link a la bóveda: http://www.harrylatino.org/topic/77626-boveda-de-gatiux/ Mazmorra: Título de la Mazmorra: La Torre del Dragón Link al Topic abierto para realizar la Mazmorra: http://www.harrylatino.org/topic/115046-la-torre-del-dragon/ Ojalá tenga más suerte la semana que viene
  3. Resultado dados: 5 Link dados: https://i.imgur.com/tMrNodD.jpg La sensación de intranquilidad mientras subía los escalones no se iba. Era algo que atenazaba su garganta y apretaba con fuerza. A cada paso de su ascenso se hacía más seguro. Gatiux cerró los ojos con fuerza mientras negaba con la cabeza. No era verdad, era una sensación causada por la adrenalina y el miedo, no porque realmente estuviera viendo o sintiendo cosas que fueran más allá de lo que realmente estaba pasando. Y así se convenció de ello. Al llegar a la cuarta planta no se planteó mucho sobre el tema. No quería volver a experimentar algo que la intranquilizara, por lo que abrió con demasiado ímpetu la puerta en cuanto llegó al pequeño rellano, y lo siguiente que supo fue que estaba impactando con su espalda contra la pared de enfrente a la puerta. La mochila amortiguó un poco el impacto en la espalda, pero la explosión se la había llevado de frente. Tenía las manos y los brazos en carne viva, con la carne roja en el exterior. Le dolía la cara una barbaridad. También tenía zonas completamente oscuras por la explosión. Y olía como a bacon. Y sabía que todo provenía de ella misma. Si no hubiera pasado por algo así en tantas ocasiones se hubiera puesto a gritar como una loca, pero este no era su primer rodeo, no era la primera vez ni sería la última que algo explotaba cerca de ella y quedaba malherida. Le dolía muchísimo todo, necesitaba un espacio aséptico y tranquilo para desinfectar las heridas y curarlas. Estuvo un rato apoyada en la pared, reuniendo el aliento para levantarse. Se hizo una curación sobre las heridas más graves, pero aún así no era suficiente. Tendría que ser en otro momento en que descubriera lo que se escondía en aquel cuarto piso. Quizás era una gran recompensa y por eso lo habían escondido detrás de algo que explotaba al mínimo contacto. Debía recordar tener más cuidado la próxima vez, porque sabía que habría una siguiente. Aquel accidente no había hecho si no avivar la curiosidad de lo que se escondería en esa habitación y qué abría en lo más alto de la torre. Comenzó a descender los peldaños. Ahora le vendría bien un tobogán que la llevase abajo. -Glisseo. -murmuró apuntando con su varita hacia abajo- Los escalones pasaron a ser una rampa, y Gatiux dejó caer su cuerpo chamuscado hacia el hall de entrada de la torre. Al menos aquel hechizo facilitó un poco las cosas, sólo pensar en bajar aquellos escalones le hacían sentirse completamente agotada. Esperaba tener más suerte la próxima vez.
  4. Resultado dados: 3 Link dados: https://i.imgur.com/sZAm0hO.jpg Las escaleras le habían llevado hasta el tercer piso. La tercera puerta estaba cerrada frente a sus narices. Al tocar el pomo, una especie de presentimiento que no supo de donde vino, le golpeó. Tenía que dejar de hacer aquellas cosas. No sabía que estaba pasando ultimamente, de donde surgían las imágenes o aquellos sentimientos fuertes que le alertaban sobre que algo iba a pasar y que luego realmente ocurría. Tampoco es que se atreviera a hablarlo con nadie, por encontrarse de bruces con algún tipo de burla, alguien que le dijera que aquello que le estaba pasando se llamaba karma. Por los años que había pasado burlándose de personas que decían sentir más allá del presente más inmediato. No podía estar pasándole realmente. Cerró los ojos y negó con la cabeza. Tenía que concentrarse en el presente, no ponerse a divagar sobre sus dolencias mágicas. Se había pasado medio minuto allí, con la mano sobre el pomo de la puerta porque había sentido como se ahogaba cuando podía respirar perfectamente. Notaba el aire entrar y salir de sus pulmones, nada había cambiado a su alrededor, solo era la sensación aquella. Abrió la puerta y pasó dentro de la habitación. Parecía que nada iba a ocurrir, que era una habitación vacía como la del segundo piso, pero en cuanto avanzó un par de pasos una capa de humo ligera la rodeó. Se dio cuenta tarde de que estaba respirando aquel humo desconocido. Entonces fue cuando ocurrió de verdad, las vías respiratorias se le cerraron repentinamente. ¡¡¡Se estaba ahogando!!! Era la misma sensación que había experimentado al tocar la puerta, solo que esta vez iba en serio. Como acto reflejo había llevado su mano izquierda al cuello, apretándolo. La diestra con la varita apuntó al mismo lugar. («¡Anapneo!») Una sensación de alivio recorrió el cuerpo de Gatiux, que pudo respirar de nuevo gracias a lo efectivo de aquel hechizo que destapó sus vías respiratorias. El humo se había empezado a acumular de nuevo, ahora alrededor de la hoja de pergamino que había visto en el centro de la habitación. Si quería llegar hasta la hoja sin ahogarse tendría que ponerse el traje y la escafandra, o al menos la parte útil del mismo que le permitiera llegar hasta allí sin respirar aquel gas venenoso. Se apuntó con la varita hacia la cabeza. («Casco-burbuja») Alrededor de su cabeza se formó un casco transparente que le permitió avanzar por la neblina gaseosa y agarrar el trozo de pergamino aquel que guardó en la mochila de inmediato, sin pararse a darle un vistazo. Salió de la habitación con rapidez y cerró la puerta tras de sí, alejándose de la misma antes de desaparecer el casco burbuja de su cabeza.
  5. Resultado dados: 1 Link dados: https://i.imgur.com/RZZb5vE.jpg Giró el pomo mientras se ponía en postura de combate, con un pie adelantado que estabilizaba la postura en caso de que alguien quisiera derribarla y la varita bien sujeta en alto. Y lo que pasó fue... nada. Allí no había nada. Ni doxys, ni duendecillos de cornualles ni ninguna otra criatura que quisiera sacarle los ojos. Debería alegrarse y celebrarlo, pero la ausencia de peligro le hizo sospechar de una trampa aún mayor, tal vez si avanzaba sin más al centro de la habitación, donde flotaba otra página de pergamino, salieran de las paredes unos pinchos que intentaran atraparla y hacer un zumo con su sangre. A cada paso que dio dentro de la estancia estuvo muy atenta a todos los sonidos. Si activaba algún mecanismo tendría tiempo de correr hacia la puerta que había dejado abierta de par en par antes de que lo que fuera le intentara aplastar. A menos que el mecanismo fuera desaparecer el suelo bajo sus pies para atraparla en un foso. Ahí no tenía plan de huida. Tal vez debería haberse atado una cuerda a la cintura y haber asegurado dicha cuerda por fuera de la estancia. Suspiró al coger la segunda página que le estaba esperando y ver que no ocurrió nada. Quizás había tenido suerte sin más. Regresó sobre sus pasos, aún alerta por si algún sonido cambiaba pero lo único que se escuchaban eran sus propios pasos. Una vez fuera de la habitación, cerró la puerta y examinó bien la página que acababa de encontrar. Sin duda había sido arrancada de un libro, los bordes picudos y desiguales delataban este hecho. Gatiux se llevó una mano al cuello, tocando su nuca en un gesto inconsciente, allí donde tenía el tatuaje de líneas y puntos. Siempre hacía aquel gesto cuando meditaba, le ayudaba a concentrarse. Acabó por guardar la segunda página también en la mochila, en uno de los bolsillos frontales junto a la primera página que había encontrado un piso más abajo. Cerró el bolsillo y ajustó la mochila en su espalda nuevamente. Otra vez hacia arriba, hacia el tercer piso. Ojalá hubieran decorado las paredes de la torre con cuadros, tal vez así podría descubrir algo más de la historia de aquel lugar, pero quien fuera que la hubiera levantado era de gustos espartanos, tenía lo esencial, quizás se construyera como un simple refugio para alguien que vivía cerca, aunque si quería un refugio lo ideal sería hacerlo hacia abajo, no en dirección al cielo. El hall era pequeñísimo y ni siquiera habían puesto una silla o un espejo. Y lo mismo para las primeras habitaciones. Quizás lo bueno se encontrara en los pisos superiores...
  6. Resultado dados: 2 Link dados: https://i.imgur.com/N5eXopV.jpg El pomo giró con facilidad, cosa que sorprendió gratamente a Gatiux, aunque quizás desearía que hubiera supuesto un poco más de dificultad, porque cuando abrió la puerta encontró a un montón de criaturas de color púrpura que estaban jugando a pelearse entre ellas, pero cuando sintieron que la puerta se abría fueron a por el nuevo juguete, la mujer de cabello violeta que se les había presentado allí mismo. Con unos chillidos estridentes se abalanzaron sobre Gatiux, que puso los brazos en cruz sobre su cabeza para que no le sacaran los ojos. Sintió unos dientes clavándosele en el brazo, mientras que dos o tres le tiraban del pelo. De su varita salieron unas pocas de llamaradas que alejó a los menos intrépidos, pero había demasiados para que el fuego les ahuyentara si no quería quemarse hasta las pestañas ella también. Buscó en la mochila. Entre sus múltiples potingues y pociones tenía la ideal para esa ocasión. Si aquellos bichos dejaran de tirarle del pelo podría encontrarla más rápido. No, esta era una poción para beber, esta era la veritaserum. Tocó múltiples frasquitos dentro de su mochila encantada hasta que dio con la indicada. El doxycida. Empezó a espolvorear el doxycida a su alrededor, ahora los chillidos habían cambiado de tono a uno de horror o indignación. Gatiux comenzó a perseguir a los doxys por la estancia con el spray en la mano mientras estos corrían para salir volando por la ventana y sobrevivir un día más. Uno de los doxys, que había estado sosteniendo un pergamino lo dejó caer antes de salir por la ventana. Se habían ido todos. Gatiux fue entonces hasta el pergamino, se agachó y le dio la vuelta. Parecía las páginas de un libro antiguo. ¿Sería esto lo que estaba buscando el Macusa? Los ojos amarillos se deslizaron por las letras, al ser sólo una página no tenía un todo para saber de qué estaba hablando aquella parte. Tal vez si encontrara más hojas por la torre podría hacerse una idea. Guardó la hoja en la mochila y salió del primer piso, recorriendo las escaleras mientras se examinaba las mangas de la sudadera y los brazos. No habían llegado a tocar piel, pero le habían agujereado la prenda que llevaba puesta. La reparó a golpe de varita mientras seguía subiendo. Sin darse casi ni cuenta llegó al segundo piso. Se preguntó si también habría criaturillas como las del primer piso. Los Duendecillos de Cornualles también podían ser bastante molestos, compitiendo a la par con los Doxys. Giró el pomo de la puerta del segundo piso...
  7. La niebla que se había levantado sobre la verde hierba hacía imposible ver mucho más allá, tan solo dos o tres pasos por delante. Tal vez fuera un hechizo que detectara la presencia de un mago en las inmediaciones para hacer el paisaje que rodeaba a la torre mucho más misterioso, o que realmente el tiempo inglés era tan malo como siempre. Lo único que se veía era la torre sobresaliendo por encima de la niebla, como un faro antiguo, y nada más. Sacó la varita. Por eso Gatiux se sorprendió al encontrarse con una puerta que casi le golpea en la nariz. Miró hacia los lados como un acto reflejo, y se contentó de que nadie hubiera podido ver aquel casi choque tan tonto. Había estado mirando hacia arriba desde que la niebla se levantó, si no hubiera sido porque la torre sobresalía gracias a su altura se habría perdido por la campiña. Y aún así casi acaba chocándose contra la misma. Una pequeña nube de vaho escapó de sus labios. Abrió la puerta y enseguida cerró tras de sí, contenta de ver algo distinto a la niebla que la rodeó fuera. Estaba en un pequeño hall poco ornamentado, quizás no había ni siquiera un asiento para que la gente no se acomodara en el mismo y siguiera adelante, marcando así que lo importante no era aquella entrada, si no lo que se encontraba en la escalera de caracol. Gatiux puso una mano en la barandilla de madera y después un pie en la escalera, como queriendo asegurarse de que aquello no se fuera a transformar en un tobogán una vez subiera unos pocos peldaños. Comenzó a ascender, sin apresurarse en ello, empapándose de la escena que le rodeaba. No parecía especialmente pintoresca, era el ascenso de una torre de piedra sin más, pero si lograba encontrar algo bueno, sería el inicio de una memoria que le haría sonreír. Y si salía de allí con el pelo chamuscado, sería un drama que se convertiría en algo de lo que reírse conforme pasara el tiempo. Cualquiera que fuera el resultado se convertiría en memorable. Se detuvo. Había llegado a un rellano, y en él una puerta. Los ojos amarillos de la banshee recorrieron el marco de aquella primera puerta, deteniéndose en el pomo de la misma. Agarró las asas de la mochila por los hombros mientras suspiraba delante de la entrada. Preparándose mentalmente para aquello que estaba por venir, aunque no supiera qué sería. El corazón comenzaba a martillear por la adrenalina. Sonrió. El destino nunca ocurre si permaneces quieta. Puso la mano en el pomo de la puerta y lo giró...
  8. Ficha para indicar que se comenzó una Mazmorra: Participantes: Nick 1: Gatiux Link al perfil: http://www.harrylatino.org/user/135-gatiux/ Nivel del Personaje: 34 Link a la ficha: http://www.harrylatino.org/topic/77586-ficha-de-gatiux-malfoy/ Link a la bóveda: http://www.harrylatino.org/topic/77626-boveda-de-gatiux/ Mazmorra: Título de la Mazmorra: La Torre del Dragón Link al Topic abierto para realizar la Mazmorra: http://www.harrylatino.org/topic/115046-la-torre-del-dragon/
  9. Gatiux

    La Torre del Dragón

    Mazmorra: Torre del Dragón Nivel mínimo: 2 Participantes: Máximo 1 (modalidad individual) Repeticiones: Una vez por semana (los roles tienen que ser diferentes, no se admiten copias) Experiencia: Por cada vez que se realice completa da 1 punto en el apartado de Mazmorras. En 1897 Albus Dumbledore fue reconocido con el Premio Barnabus Finkley de Hechizos Excepcionales. Por entonces, era un destacado alumno de Hogwarts, íntimo amigo de Elphias Doge. Desconocemos qué hechizo inventó Albus Dumbledore que le hizo acreedor de tan notoria distinción a tan temprana edad. Lo que sí sabemos es que el antiguo Director de Hogwarts fue alguien de extraordinario poder mágico, con una mente muy brillante. Sin duda alguna, no todos los hechizos que inventó a lo largo de su vida, trascendieron a la opinión pública. Después de graduarse de Hogwarts, en junio de 1899, Dumbledore iba a realizar el tradicional "Gran Viaje" alrededor del mundo con su amigo Elphias Doge. No obstante, la muerte de su madre, Kendra Dumbledore, la víspera del viaje, por causa de una explosión de la incontrolable magia de Ariana, impidió tal propósito. Doge marchó sólo a aquel viaje, pero su rumorea que llevaba consigo un libro escrito por Albus Dumbledore, con todas sus investigaciones durante sus años en Hogwarts. Lamentablemente, Elphias perdió aquel libro en Papúa Nueva Guinea, en circunstancias muy poco claras. No hace mucho, funcionarios de MACUSA descubrieron el libro en poder de una tribu de salvajes, pero aunque lograron recuperarlo, el libro tenía muchas páginas arrancadas. Algunas de ellas, fueron descubiertas en la Torre del Dragón, un misterioso lugar en Papúa Nueva Guinea, donde habita un poderoso Opaleye de las Antípodas, modificado al parecer con los poderes del libro de Albus Dumbledore. Ayuda al MACUSA a recuperar las páginas perdidas y a controlar al Gran Drakan, el misterioso Opaleye que habita en la Torre del Dragón. A cambio recibirás importantes recompensas. Hitos de la Mazmorra: Debes hacer 5 posteos de rol (total 10 posteos) (mínimo 15 líneas cada posteo). Los objetos del Magic Mall que se piden, deben estar en la ficha de personaje al momento de comenzar esta mazmorra. No se gastan, una vez en ficha, pueden usarse todas las veces que se quiera para realizar la mazmorra. Hay que tener en cuenta las instrucciones para el manejo de dados. No nos hacemos responsables si los dados cambian de valor por no haber seguido bien las instrucciones indicadas. Te recomendamos leer bien los hitos de la mazmorra que se detallan a continuación. Primer posteo (rol): Entras en la Torre del Dragón y encontrarás un pequeño hall de pequeñas dimensiones, de donde nace una escalera de caracol que se eleva hacia arriba. La escalera lleva a varios pisos, cada uno de ellos con una puerta cerrada. En el primer posteo, entrarás a la Torre investigarás la escalera. Observarás que las puertas cerradas de cada piso tienen un mecanismo mágico y un símbolo que las identifica. Segundo posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del primer piso. Debes lanzar 1 dado de 2 caras. [roll]1d2[/roll] Si el resultado es 1, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección y entras en el primer piso sin problemas. Si el resultado es 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico y entras en el primer piso, pero la sala está llena de doxys. Tercer posteo (rol): Entras en el primer piso. Si sacaste un 2, deberás exterminar a las doxys para poder hacerte con 1 de las páginas del libro de Albus Dumbledore. Para ello, deberás llevar contigo Doxycida (comprado en el Magic Mall). Si sacaste un 1, encontrárás la primera página del libro sin problemas. Una vez encontrada la página del libro, sal del primer piso, hacia la escalera de caracol y sube hasta el segundo piso. Cuarto posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del segundo piso. Debes lanzar 1 dado de 2 caras. [roll]1d2[/roll] Si el resultado del dado es 1, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección y entras en el segundo piso sin problemas. Si el resultado del dado es 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico, pero en el segundo piso hay un fuego que no se apaga con nada. Quinto posteo (rol): Entras en el segundo piso. Si sacaste un 2, deberás recuperar la segunda página del libro de Dumbledore, pero el incendio que hay dentro está a punto de destruirla y no se apaga con nada. Debes introducirte en el incendio y recuperar la página antes de que se destruya. Pero al hacerlo, te quemarás y deberás usar Remedio para Quemaduras comprado en el Magic Mall. Si no lo usas, morirás antes de llegar al cuarto piso (el tercer piso, podrías hacerlo). Si sacaste un 1, encontrarás la segunda página del libro de Albus Dumbledore sin problemas. Una vez encontrada la página del libro, sal del segundo piso, hacia la escalera de caracol y sube hasta el tercer piso. Sexto posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del tercer piso. Debes lanzar 1 dado de 5 caras. [roll]1d5[/roll] Si el resultado del dado es 1 o 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección y entras en el tercer piso sin problemas. Si el resultado del dado es 3 o 4, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico y entras en el tercer piso, pero una nube tóxica te impide respirar. Usa un hechizo que te abra las vías respiratorias y otro que te permita pasar sin respirar al piso para recoger la tercera página del libro de Albus Dumbledore. Si el reultado del dado es 5, el mecanismo explota y te deja malherido. Deberás abandonar la mazmorra. Podrás intentarlo otra vez en una semana, volviendo a repetir la mazmorra desde el principio. Sólo tendrás opción a la recompensa por las páginas encontradas en los pisos primero y segundo. Séptimo posteo (rol): Si has sacado 1, 2, 3 o 4 puedes continuar con la mazmorra. Rolea en consecuencia, en función del resultado del dado que te haya salido. Recuerda, si has obtenido un 3 o un 4 rolear los dos hechizos que se piden de forma correcta. Márcalos en rojo. Si no haces bien este paso, la mazmorra no se te contará como correcta y no obtendrás las recompensas. Una vez recuperada la tercera página del libro de Albus Dumbledore, avanza hacia el último piso. Octavo posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del cuarto piso. Debes lanzar 1 dado de 5 caras. [roll]1d5[/roll] Si el resultado del dado es 1, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección, entras en el último piso y encuentras al Gran Drakan, el misterioso Opaleye de la Torre del Dragón. Además, justo ante ti, nada más abrir la puerta, observas que hay una página adicional del libro de Albus Dumbledore. Si el resultado del dado es 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección, entras en el último piso y encuentras al Gran Drakan, el misterioso Opaleye de la Torre del Dragón. No encuentras ninguna página más del libro. Si el resultado del dado es 3 o 4, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico, pero encuentras, que no hay suelo bajo tus pies y el Gran Drakan está volando. Deberás derrotarlo desde el aire y necesitarás una escoba voladora comprada en el Magic Mall (sirve cualquiera). Si el resultado del dado es 5, el mecanismo explota y te deja malherido. Deberás abandonar la mazmorra. Podrás intentarlo otra vez en una semana, volviendo a repetir la mazmorra desde el principio. Sólo tendrás opción a la recompensa por las páginas encontradas en los pisos primero, segundo y tercero. Noveno posteo (rol): Si has sacado 1, 2, 3 o 4 puedes continuar con la mazmorra. Rolea en consecuencia, en función del resultado del dado que te haya salido. Para vencer al Gran Drakan, debes usar 5 hechizos de la lista de neutrales y no se pueden repetir (márcalos en rojo y negrita). Décimo posteo (dados): Lanza los dados una última vez para determinar las recompensas otorgadas por el Gran Drakan y por el MACUSA. Lanza 1 dado de 30 caras. [roll]1d30[/roll] Si el resultado es < 6 -- 2000 G Si el resultado es 6 - 10 -- 1000 G Si el resultado es 11 -- 25 -- 500 G Si el resultado es > 25 -- 0 G Recompensas: Por cada página del libro de Albus Dumbledore: Primer piso superado y encontrada la página: 500 G. Segundo piso superado y encontrada la página: 500 G. Tercer piso superado y encontrada la página: 500 G. Cuarto piso, si sacaste un 1 y, por tanto, encontraste la página adicional: 1000 G. Por vencer al Gran Drakan: 500 G + drop según el resultado de la última tirada (posteo Décimo). Si el resultado es < 6 -- 2000 G Si el resultado es 6 - 10 -- 1000 G Si el resultado es 11 -- 25 -- 500 G Si el resultado es > 25 -- 0 G Posteo opcional: Si has completado la mazmorra, puedes hacer un posteo adicional roleando las recompensas y el reporte al MACUSA de lo que has descubierto en la Mazmorra, entregándole las páginas del libro.
  10. El primero fue Niko, pero el resto de magos allí presentes no tardaron en hacer lo propio, imitando al primero, alzando sus varitas para hacer caer al poderoso centauro antes de que éste acabase con las vidas de los integrantes de la pequeña expedición. Quizás no quisieran matarlo, quizás solo querían demostrar su poder, enseñarle al ermitaño que eran merecedores de la segunda parte de la profecía. O tal vez si que estaban luchando por sus vidas, y si hubieran dejado margen para que el centauro atacase ahora estarían limpiando restos de la pared de la cueva (si es que alguno sobrevivía). Allí estaban todos, realizando la llamada de los astros como habían dicho los primeros Centauros. Gatiux repasaba mentalmente estrellas y constelaciones, se alegraba de que su curiosidad por aquella rareza le hubiera llevado a estudiarlas. Tenía montones de libros en casa que trataban sobre el tema, algunos muy básicos con los nombres y ya está. Otros más complejos, sobre cómo se relacionaban una con las otras y en que afectaba en cómo se relacionaban con los planetas y la mitología que las rodeaba. Las últimas cuerdas que le había lanzado Candela aprisionaban sus brazos. Ahora sus patas caminaban intranquilo mientras hacía fuerza con los brazos para liberarse del encantamiento. Jadeaba, cansado por recibir tantos hechizos al mismo tiempo. Berenci estaba admitiendo en su fuero interno de que no podría vencer a aquel grupo ahora que estaban en posición de combate. Quizás hubiera tenido alguna posibilidad si les hubiera atacado por la espalda en la oscuridad cuando se estaban adentrando en sus dominios, pero no ahora. - Está bien, está bien... vosotros ganáis. Os diré aquello que habéis venido a buscar. Gatiux se estiró un poco, pero no dejó de apuntar al centauro ni perdió el contacto visual con éste por si cambiaba de opinión o aquello era algún tipo de distracción en la que él hablaba y hacía caer el techo de la cueva sobre todos ellos. No sería la primera vez que alguien intentaba algo así, aunque supusiera un suicidio para él mismo. - Podéis bajar las varitas. -decía Berenci- Sois un grupo poderoso. Gatiux miró brevemente a sus compañeros, estaba segura de que ninguno de ellos tenía ganas de bajar las varitas, lo lógico sería pensar que el centauro quería que se confiaran antes de asesinar a alguno de ellos. La Malfoy no se movió. Se quedó esperando a que el centauro dijera la segunda parte de la profecía. Como ser con el don de la videncia ya se habría visto a él mismo diciendo aquellas palabras... Markab - Scheat - Algenib - Enif - Homam - Matar - Baham - Sadalbari - Salm - Mirfak
  11. - ¡¿¿NECESITAN MÁS AYUDA??!! Gatiux miró a la cocina, y luego al desconocido. No parecía que les fuera a atacar de un momento a otro, más bien agotado y aliviado por poder descansar un poco. Maida parecía aterrada. Tal vez creyera que el tiempo que sus tíos habían pasado fuera habría disminuido su destreza mágica, pero aún tenía unos cuantos trucos bajo la manga y podría encargarse de un mago medio moribundo. - Tranquila, está todo controlado. -alzó la voz para dirigirla en dirección a la cocina- Ahora que había curado la herida del mago este parecía haber recuperado el habla. Parecía asombrado de que vivieran en aquel lugar. Vale que la fuente de la entrada necesitaba que alguien quitara la hojarasca y reparase las grietas, y que el jardín era un completo desastre porque el Cancerbero de Gatiux se empeñaba en jugar con las flores y hacer hoyos, pero quitando eso, la Yaxley era un lugar acogedor, estaba reformado y decorado de forma que no le faltaba detalle alguno. Un hogar. - Sí, vivimos aquí. -dijo Gatiux- ¿Quien eres y que haces en nuestros terrenos? Cualquiera que llevara algún tiempo en el pueblo sabía de quien era cada terreno, eso significaba que el desconocido no era de Ottery. Gatiux podría trazar mentalmente un mapa de donde se ubicaban las mansiones y castillos vecinos. Incluso de los que etiquetaba como "indeseables". ¿Quizás estaba desorientado? No había comprobado la temperatura del chico. - ¿Te importa que compruebe tu temperatura? Ese tipo de heridas pueden provocarte una septicemia, lo que explicaría la desorientación y la confusión. Puso la mano sobre la frente y al contacto con el muchacho pasó algo extraño. Una serie de imágenes pasaron por la cabeza de Gatiux, todas eran escenas claras y coloridas sobre momentos concretos. En una de las escenas Orión preparaba huevos con bacon para desayunar mientras charlaba con el muchacho desconocido con mucha confianza. Apartó la mano como si se hubiera quemado al contacto. Le faltó poco para gritar. Los ojos amarillos de la banshee estaban muy abiertos por la sorpresa, miraban detrás del chico, hacia las paredes, el techo y la puerta. Por suerte Orión estaba en un ángulo que no pudo ver el gesto de horror en el rostro de Gatiux. - Tu temperatura está bien. Creo que te recuperarás sin problemas. -compuso una sonrisa luego insistió- Me gustaría que te explicaras. ¿Te perseguía alguien?
  12. La chica rubia de trenzas insistió. Gatiux seguía sin desfruncir el ceño porque aquello le empezó a oler a chamusquina. Más aún cuando hizo hincapié en ser alguien de alta alcurnia y que no merecían el trato que estaban recibiendo ellos dos. Bien podría ser alguien intentando ayudarlos, pero también los muggles intentando tenderles una trampa para que se delatasen, u otros enemigos tratando de tomar ventaja de aquella situación. La banshee tomó la bolsa. - Muy... amable. Gracias por traernos la comida. Cerró tras la puerta de entrada y miró a Orión alzando las cejas. Dejó el paquete sobre la mesa y descubrió el contenido, olía delicioso pero no sabía si atreverse a probarlo o cocinar con los pocos ingredientes que había comprado en el supermercado aquella mañana. Al menos aquello estaba listo para hincarle el diente. Orión estaba inspeccionando el contenido mientras trazaba lo que parecía un plan. - ¿Tu crees que sea La Órden del Fénix? Ya sería lo único que nos faltaba. Se sentó en la silla y olisqueó los alimentos que les habían traído. No olía a nada fuera de lo común, pero muchos venenos podían no tener olor. Por suerte tenía el anillo antiveneno entre sus dedos, entre muchos otros que decoraban los dedos de la banshee. ¿Tener tantos anillos y colgantes les señalaba como magos? ¿O simplemente como una hippie new age? - Yo me podría escapar en cualquier momento. Podría salir con forma de gato o transformarme en cualquier persona y colarme en cualquier sitio. Pero tú no, un oso en el centro de Londres es poco creíble. Además, el problema radica en que demasiada gente sabe que estamos aquí. -continuó diciendo Gatiux para completar el plan de Orión- La gente de las carpas que nos metieron aquí, los que están vigilando en las afueras del edificio, los francotiradores... Esfumarnos sin más sólo pondría la atención aún más sobre nosotros. Vendrían de nuevo a la Yaxley, esta vez para disparar a matar. Gatiux se paseaba mientras hablaba. Hacer esto le ayudaba a exponer sobre su razonamiento. Había pasado varias horas despierta a lo largo de la noche anterior intentando atar los cabos sueltos, pensar sobre los diferentes futuros posibles que desatarían cada una de sus acciones, tanto si se quedaban quietos como si pasaban a la acción. - Tenemos que... hacer una lista. Intentar averiguar quienes nos conocen para colarnos por detrás de ellos y eliminar sus recuerdos sobre nosotros. Y también borrar las bases de datos que nos mencionen. De paso podríamos quitar recuerdos sobre esto del gen antimagia. Esto es una tarea complicada para nosotros dos, y más si tienen fichadas nuestras caras. Necesitamos refuerzos para esta tarea... 5.
  13. Hola, buenas. Vengo con una duda enorme!!! ^^U [En verdad la duda es pequeña, lo que es larga es la explicación, porque quiero que se me entienda] A ver, el tema es que mi compañero y yo no terminamos de entender cómo funciona el tiempo en la mazmorra que estamos haciendo (La Cueva del Horrocrux). Hasta ahora íbamos bien porque es la parte de la mazmorra que es sin tiempo real, pero a partir del rol 16 empieza lo bueno. Mi compañero de mazmorra entiende una cosa y yo entendí otra diferente leyendo el mismo posteo de las normas. Según mi visión: El tiempo cuenta desde el rol 16 al rol 1d5, osea puede ser: Del rol 16 al rol 18 (si sale 1d5=1) //o// Del rol 16 al rol 22 (si sale 1d5=5) [Con todas las variantes que hay entre medio] +3 post siguientes (+2 en este caso porque somos 2 haciendo la mazmorra) Por ejemplo, si fuera el caso de sacar 1d5=5, los posteos serían a partir del 16: PRIMERA ISLA Rol 16 [Empieza a contar el tiempo] Dados (17) Rol 18 Rol 19 Rol 20 Rol 21 Rol 22 Dados Orión (23) Dados Gatiux (24) [Para de contar el tiempo] -FIN de la Primera Isla- Según yo entendí, el tiempo se para aquí. Hasta el segundo rol de la segunda isla, donde se vuelve a reactivar. Orión dice que no, que el tiempo nunca se para. SEGUNDA ISLA Rol 25 - Sin tiempo Rol 26 [Empieza a contar el tiempo] DADOS 1d5 (imaginemos que vuelve a salir 5 de nuevo)(27) Rol 28 Rol 29 Rol 30 Rol 31 Rol 32 Dados Orión (33) Dados Gatiux (34) ) [Para de contar el tiempo] -Fin de la Segunda Isla- Y así hasta hacer 5 islas. La duda es, hay pequeños lapsos de tiempo donde se para de contar el tiempo?? (El primer rol de cada isla) O tenemos que preparar 35 roles de antemano para probar a no morir y cruzar los dedos para tener suerte y conseguir los horrocruxes? Si el tiempo nunca se para me parece tarea imposible y aburrida preparar 35 roles vía mp. Me agobia un poco una perspectiva tan a largo plazo, además que al final se quedarían los roles cojos en la parte narrativa porque si tenemos que hacer copia y pega sin mirar porque si sale un 2, dejas frases colgadas o lo que sea solo para que no te cuenten minutos de más. A mi modo de ver esto acaba favoreciendo los roles donde no se dice nada. Vacíos. Puedo hablar durante tres párrafos sobre la oscuridad de una cueva y los peligros que esto supone y no avanzar nada la trama, siendo puro relleno sin objetivo alguno. Mientras que si hay pequeños respiros en el tiempo, se pueden reajustar para ver donde quedaron los roles y darle una continuidad con sentido a la mazmorra. Espero que se entienda lo que estoy preguntando. Muchas gracias. Perdón por el tocho a quien se lo tenga que leer xD También me gustaría saber si está bien ese esquema que puse arriba contando los roles.
  14. Tenían un plan. Solía ser así, a veces un comentario sarcástico lanzado con mala idea se convertía en la mejor alternativa. Peor era quedarse quieto sin hacer nada. Gatiux corrió hacia un lado, y Orión en dirección opuesta. El fantasma prefirió a la mujer de cabello violeta, se fue tras de ésta, intentando darle alcance. («¡Demonios! ¡Cuanto me pica la nariz!») Al correr, con el cambio de aire, a Gatiux le había entrado picazón en la nariz. Se frotó con la mano que no sostenía la varita. Sentía como se le acumulaban las ganas de estornudar en el puente de la nariz, por dentro. Se giró por un segundo, el fantasma estaba intentando darle alcance, y entonces estornudó. Al abrir los ojos no había rastro alguno del fantasma que la seguía hasta hacía unos instantes. Gatiux parpadeó confusa. Invocó un Tercer Círculo de Fuego a su alrededor, como si quisiera cerciorarse que no tenía nada que la rodease y que fuera a agarrarla en su modo invisible. Fue caminando hacia Orión, que estaba desatando la pequeña embarcación que les llevaría a través del lago. Fue divertida de ver la confusión en el rostro del mortífago. -¿¿Qué hiciste?? ¿¿Cómo?? Gatiux se encogió de hombros mientras volvía a mover la varita a su alrededor, invocando un Cuarto Círculo de Fuego. - La lógica me dice que era un burdo truco para ahuyentar a los viajeros que quisieran tocar la embarcación. -decía Gatiux- Es eso o resulta que tengo el estornudo mágico más poderoso del mundo, porque después de que estornudase desapareció. Había llegado hasta la barca. Ahora ayudaba a Orión a empujarla hasta que dejara de estar encallada en la orilla. Después se subió a la barcaza y se agarró a ella cuando Orión hizo lo propio. Dudaba que aquel trasto destartalado aguantara toda la travesía por cómo se estaba bamboleando en aquel momento. Gatiux apuntó hacia el lado cuando la barca se movía, invocando un Quinto Círculo de Fuego. - Lo del fuego lo hace un poco más acogedor, casi hogareño, ¿no crees? Gatiux rio. Por supuesto que no pensaba así, pero el humor servía para consolar sobre el hecho de que en cualquier momento una mano pútrida podría intentar subir sobre la barca en la que estaban, y luego otra más. Así hasta que les hundieran para formar colección en el fondo del lago. Invocó otro, el Sexto Círculo de Fuego. El fuego tenía algo de maravilloso, en los colores, en la capacidad destructora. En cómo podía hipnotizar a alguien que se queda sentado junto a la chimenea. Confiaba en que gracias al fuego los inferis se mantendrían alejados de ellos dos. Por eso seguía conjurándolo. Ojalá ese paseo hubiera sido por un lago cristalino cuyo fondo se ven las piedras redondeadas, y no un tétrico paseo en el que vas esquivando a la muerte por los pelos, conjurando círculos de fuego por temor a que los miles de inferis que vivían bajo aquellas aguas sintieran curiosidad por aquellos dos aventureros que habían decidido aventurarse en la cueva. Gatiux suspiró, y pudo ver el vaho por delante de su cara debido al frío. Decididamente necesitaba unas vacaciones en un lugar con arena y sol abrasador, desde que había vuelto a Ottery sólo se encontraba envuelta en situaciones llenas de peligro, bosques húmedos y poco alcohol allá donde iba. Necesitaba dormir al sol, sin duda.
  15. Gatiux inclinó la cabeza para agradecer las palabras de Rosalia, y en cierto modo esconder brevemente el sonrojo que había acudido a sus mejillas. No todos los días se recibía un halago así de alguien tan poderoso como era uno de los Arcanos de la Universidad. Sonrió al tiempo que agachaba la cabeza, e intentó recuperar la seriedad una vez terminó la reverencia, pero fue prácticamente imposible. Permitió que la sensación de orgullo la embargara por un instante. Los ojos amarillos de la banshee observaban con atención cómo las enredaderas salían de la vara de la Arcana, crecían y se entrelazaban para formar el Portal Mágico que tendría que traspasar. El corazón dobló su intensidad, por el nerviosismo, o por pura expectación de no saber lo que pasaría una vez cruzase por éste. Exhaló aire mientras movía las extremidades en un intento por relajarlas, enfocándose en lo siguiente, vaciando su propia mente para lo que estaba por venir. El abrazo de Rosalia le había infundido nuevos ánimos. Cerró los ojos por un instante, mientras se recordaba a sí misma que lo vivido y lo aprendido le ayudarían a completar la prueba. Sólo debía de procurar no perderse por el camino, puesto que la Legilimancia era una habilidad complicada en extremo y siempre había un riesgo mayor que el mago que la practicaba debía de asumir. Avanzó lentamente, pero segura hacia el portal, que desprendía una luz brillante y blanca. Al principio sus pies tocaban suelo y luego... **** El portal le escupió en una calle vacía. Pese a la soledad, no pensemos en un callejón lleno de basura infecta con ratas corriendo entre cubos de basura. Era simplemente una calle vacía, pero bien pavimentada, con cuidados setos frondosos y coches aparcados en una dirección de la calle. Coches caros y europeos, a juzgar por la pequeña bandera azul con estrellas en círculo. No tenía su aspecto habitual, si no el de una mujer de mediana edad, alta, delgada, de cabello negro azabache bien peinado y los ojos azul celeste. Ni rastro quedaban de sus pantalones ajustados o sus botas, llevaba un vestido de raso rojo debajo de un abrigo oscuro y unos tacones negros de suela roja. Solo el collar y los pendientes valían más que algún país pequeño del hemisferio sur. Cuando metió la mano dentro del clutch encontró dinero en efectivo y su varita entre otras pertenencias. Unos pocos metros por delante encontramos la entrada de un suntuoso hotel, de esos que tienen aparcacoches uniformados, un botones que te acompaña hacia donde quieres ir y hasta un guardia armado en la puerta con cara de pocos amigos. La palabra "lujoso" está por todas partes. El sitio está ostentosamente iluminado. Gatiux se aproxima a la entrada a paso tranquilo. La mirada que le dedica al chico que le abre la puerta y se inclina con una pequeña reverencia es de fría indiferencia, sigue hacia delante por el espacioso hall, y gira a la derecha, hasta dar con la entrada del bar. Alguien le pide el abrigo en un susurro educado y hay más reverencias cuando se lo da. Toma asiento en una mesa y enseguida se acerca un camarero para preguntarle si desea ordenar ya y si espera a alguien más. Espera a que sirvan su bebida y el camarero se va. Él está aquí, aquel al que busca, a quien lleva semanas hostigando. Procura no hacer nunca contacto visual con él. En lugar de eso, bebe y juguetea de vez en cuando con su teléfono móvil, procurando parecer una snob aburrida. Ha metido en el buscador de internet "bolsos de marca" y ahora hace scroll. De vez en cuando se asegura de que él sigue allí, con su socio. Felicitándose mutuamente por algo, chocando los vasos con líquido de color miel. Se van. Gatiux tarda unos cinco minutos en abandonar el bar del hotel tras pagar y dejar una generosa propina. Se dirige hacia la recepción del hotel. Una solícita recepcionista le recibe con una gran sonrisa. Lleva alrededor de una semana hospedándose en el hotel y esa misma mujer la ha atendido en varias ocasiones. - ¿En qué puedo ayudarla, señora Thompson? - Hola querida, vengo a hacerte un pedido muy especial. -dijo Gatiux, procurando no parecer demasiado avergonzada- Necesito que me consigas algo. - Lo que necesite. - Me gustaría conseguir uno de esos uniformes vuestros. - Señora Thompson, no podemos darle los uniformes a la clientela. Se formaría un escándalo si llegara a descubrirse que nuestros clientes se pasean como trabajadores del hotel. Y yo podría meterme en problemas si descubren quien se lo ha proporcionado... - Oh, querida, no lo quiero para pasearme por el hotel. Quizás, pudiéramos llegar a un entendimiento... -Gatiux deslizó tres billetes del más alto valor con discreción- Verás, mi marido tiene cierta fantasía que a mí me gustaría cumplir. Por supuesto, todo sería muy reservado y no saldría de la habitación con el uniforme puesto. Gatiux deslizó otros tres billetes poniendo el bolso por encima de estos. La recepcionista agarró los seis billetes y los hizo desaparecer al interior del bolsillo de la chaqueta. En dos minutos había ganado más que el sueldo de dos meses juntos. Si alguna vez uno de sus jefes descubría que se había saltado las normas de la compañía, podría decir que una de aquellas excéntricas ricachonas que se hospedaban en el hotel la amenazó con echarle encima a su propio guardaespaldas si no cumplía con sus demandas. Aquella trabajadora se fue durante un momento, cuando volvió, llevaba consigo una discreta bolsa de color negro que no dejaba ver el contenido. Se la entregó a Gatiux y le deseó que pasara una buena noche con un guiño cómplice. La Malfoy subió a su habitación y se cambió, se quitó el maquillaje, las joyas y la ostentosa vestimenta para colocarse el uniforme. Peinó el cabello en una coleta baja y sus Louboutin los cambió por unos salones bajos. Guardó la varita entre la cinturilla de la falda, apoyada en su columna vertebral. Cambió ligeramente los rasgos para no ser "Samantha Thompson, ricachona hospedada en el hotel". Ahora era una mujer de rasgos normales, de esos que se confunden entre la multitud. Mientras caminaba por los pasillos del hotel, como una empleada más, divisó a un "compañero" llevando un carrito de comida. Sacó la varita, lo desmayó y lo metió en el cuarto de las escobas. No pudo evitarla, ni oírla siquiera, porque los pasos quedaban amortiguados por la moqueta y la alfombra. Levantó el cubreplatos plateado, y descubrió una langosta abierta por la mitad junto a unas cuantas ostras. Perfecto. Llamó a la puerta de una de las suites del lujoso hotel. Alguien contestó desde el otro lado con voz algo confundida, como si no esperara una interrupción de aquel tipo. A lo que la Malfoy respondió con un sencillo "Servicio de Habitaciones". Un hombre alto y con barba cerrada oscura le miró ceñudo cuando le abrió la puerta. - Yo no he pedido nada. - Me manda la dirección, para agasajar a uno de nuestros mejores clientes. -abrió la bandeja y mostró la langosta que olía de maravilla- Si no lo quiere puedo retirarlo... - No, pasa, pasa. Sírvelo en la mesa, me vendrá bien meter algo en el estómago. El hombre, en albornoz, se sentó en el lugar principal, presidiendo una larga mesa vacía. Gatiux sirvió la bandeja, y del carrito que había llevado hasta allí sacó una copa y sirvió un vino blanco que dejó en una cubitera. Puso también los cubiertos de plata, limpiándolos con una servilleta antes de dejarlos alineados sobre la madera. Y también sacó la varita en cuanto el hombre puso la vista sobre la langosta. John Doe fue a decirle algo a Gatiux y sus miradas se encontraron. - Legeremens. **** Un fogonazo de luz y luego la nada blanca. No había suelo, tampoco paredes o techos, sólo un gran espacio blanco luminoso e infinito donde flotar. No podía ir desplazarse hacia ninguna parte por mucho que moviera los brazos. - ¿D-donde... estoy? - Estás en el subconsciente de John Doe. Una mujer de cabellos castaños se apareció justo al lado de donde estaba Gatiux. - Y... ¿quien eres tú? -Soy una recreación de tu propio inconsciente que creada por ti misma para cuando cayeras aquí. -le hizo un gesto con la mano para que se acercara- Ven, te explicaré lo que necesitas saber. - ¿Tu eres yo sabiendo cosas que yo sé pero que no me acuerdo? - Exactamente. Seré tu guía. - ¿Entonces, si tu eres yo, por qué no te ves igual que yo? - Has creado un rostro de rasgos amigables para no ponerte a la defensiva, como harías si te vieras de repente a ti misma. La mujer cambió de forma, a la habitual de Gatiux durante apenas un segundo, luego volvió a tomar la forma de una mujer delgada de 40 años, de rostro dulce y ojos grandes. El cabello castaño caía en ondas por la espalda de la camisa blanca. Apreció la falda de tul negra que llegaba por debajo de las rodillas, con pequeños topos, y los bonitos zapatos de tacón, parecía una maestra y llevaba algo formal que se pondría ella misma para acudir a trabajar al Ministerio de Magia. - ¿Cuanto tiempo tengo? - Hasta que salgas a la ciudad. La habitación tiene un oscuro suelo de madera laminado, un sofá en mitad de la estancia . En una de la paredes hay un armario blanco cuyas puertas tiemblan a intervalos regulares. La ventana que da a la calle permite pasar gran cantidad de luz. Al acercarse a la ventana se puede observar una pequeña ciudad llena de gente que sale y entra de las tiendas o va paseando por la calle. Una mujer camina sin premura con un carrito de bebé, pasa frente a la mesa de una cafetería donde hay un hombre que lee tranquilamente el periódico. En el extremo opuesto de la ventana hay una puerta de salida. - Esta habitación representa tu propia mente, en ella el tiempo no transcurre, podemos hablar tranquilamente y John no está siendo consciente de tu presencia dentro, porque yo te estoy hablando de algo que tu ya sabes. -Gatiux miró hacia el armario, cuyas puertas vibraban- Ahí estás tu. No debes dejar que John Doe encuentre este lugar, si lo hace y abre el armario te perderás aquí dentro para siempre. Y tu cuerpo físico que te espera al otro lado se convertirá en un cascarón vacío, estarás viva físicamente pero no habrá nada. Gatiux miraba por la ventana hacia los transeúntes que van de un lado a otro de la calle. - ¿Quienes son todas estas personas? - Son imágenes de gente real que John Doe conoce, también actúan como guardianes de su psique, si detectan que algo va mal, comenzarán a inquietarse y al final te atacarán directamente si te ven. Allí estaba también, en algún punto, el puente comunicativo que había entrelazado entre John y ella. Lo sentía firme, fuerte e inamovible, pero también sabía que procesos mentales como aquel se tuercen cuando menos te lo esperas. Entre sus manos el anillo que le mantenía en contacto con Rosalia. Confiaba en sí misma lo suficiente como para no perderse, y que si las cosas se ponían negro azabache, la poderosa Arcana podría sacarla de allí como último recurso. - Estas personas, ¿no te ven? - Yo solo soy una proyección exteriorizada de tu mente, Gatiux. Podría ser sólo una voz en tu cabeza que te responde mientras tu hablas creyendo que es una conversación contigo misma. Podrías caminar sola y saber cosas. - ¿Algo más? - Si John Doe sospecha de que no eres alguien de confianza, puedes desmayar a su proyección aquí en su propia mente, y regresaremos a la habitación, pero los guardianes estarán alerta en la siguiente ocasión y puede que se echen encima de ti en cuanto te vean. Y hay una posibilidad de que John venga a esta habitación, y se quede en tu psique. Concentrándose encontró la conexión, el hilo. Eran como las teclas de un piano cuya melodía estaba recordando poco a poco. En un parpadeo estaban dentro de un ascensor. Para ser una proyección mental todo parecía muy real. Incluso la melodía alegre que salía de alguna parte y la acompañaba planta a planta. - ¿Vas a verlo con tu aspecto real? -preguntó aquella que no era Gatiux- ¿Por qué no pruebas el de su señora? El aspecto de Gatiux cambió frente al espejo del ascensor. Tenía la apariencia de la mujer de Doe. Una despampanante mujer, alta, rubia, de labios finos pero con una gran sonrisa perfecta. Sus ojos verdes tenían una adorables motitas marrones repartidas por el iris, mientras que el borde amarilleaba. De nariz recta y alargada. Un vestido negro, ajustado y elegante a juego con unos zapatos de tacón altos. Salió al vestíbulo y entró con confianza a la habitación. El hombre le sonrió y le pidió que acudiera hasta su regazo. Lo hizo con ademán de complacencia, abrazándolo por los hombros. - He pensado que me gustaría lucir el anillo que me regalaste para la cena benéfica de esta noche. -decía- ¿Dónde lo tienes, querido? - Está guardado en la caja fuerte, mi florecilla. Gatiux supo que eso era lo que tenía que conseguir, el número estaba en su psique, el número que abriría la caja fuerte del mundo real. Solo tenía que sacar ese número de su mente. Necesitaba verlo allí mismo. Mostró sus manos, tocando con una de ellas el dedo anular, mostrando cierto anhelo por que la joya estuviera puesta en el dedo. Él rio entre dientes y levantó a ambos. Y mientras la alzaba en volandas, besó a su mujer. Sólo que ésta en vez de devolverle el beso, se había quedado paralizada con cierto horror. Y a partir de ahí saltaron todas las alarmas. Él la soltó en el suelo, primero apartándose y luego rugiendo con horror mientras se disponía a atacarla con las manos en W dirigiéndose a su cuello. Se había dado cuenta. No. No. ¡NO! - ¡Desmaius! Fogonazo en blanco. Vuelta a la habitación de madera. La proyección de su mente estaba a su lado, poniendo los ojos en blanco visiblemente decepcionada por el fallo que acababa de cometer. Un fallo de principiante a decir verdad. - Ay, chica, no sé... ¿ahora eres una tímida doncella? John había descubierto que algo andaba mal porque ella se había quedado congelada cuando le había dado un beso, en vez de recibirlo como hubiera hecho su esposa en la realidad. Había intentado estrangularla con sus propias manos en cuanto se dio cuenta de que algo fallaba. Y ahora se escuchaban unos pasos acercándose a la puerta de la habitación, aunque nunca llegaban del todo a ella. Era John, intentando acceder a su mente, ganar la batalla del vínculo que los unía, echarla de su mente. - Me pilló... desprevenida. Ambas pusieron los ojos en blanco por esa clase de respuesta. No era propio de su personalidad comportarse así, debían haber sido los nervios. Se estaba jugando todo a aquella carta y la misma tensión le había hecho fracasar. Necesitaba relajarse, dejar que las cosas fluyeran y balancearse al mismo ritmo. Volvió a bajar a la calle. Pero esta vez no fue lo mismo. La gente no seguía su camino sin más, se giraban a mirar a Gatiux, aunque el aspecto fuera el de la mujer de John, los guardianes de aquella mente sabían que ella no pertenecía a ese mundo, o al menos lo sospechaban. Mientras caminaba, observando a aquellos que giraban sus cabezas hacia ella, tropezó y cayó suelo. Al levantar la vista encontró a una persona con la pierna estirada. ¡Se había caído porque alguien le había puesto una zancadilla!. Fue entonces cuando un coche giró la esquina. Y se subió encima de la acera para atropellarla. Tuvo que girar sobre si misma en el suelo para esquivarlo. Se levantó y echó a correr. Alguien corría detrás de ella. Primero uno, después dos, luego parecía que cada vez que pasaba por el lado de alguien este dejaba lo que estaba haciendo para correr detrás de la bruja. Algo se estaba despertando en la mente de John. Querían expulsarla de allí. Cuando llegó al hotel era una marea de gente la que la seguía. No supo como, pero logró que las puertas del ascensor se cerraran antes de que alguno pudiera meter una mano o el pie. Parecía un escenario zombie post-apocalíptico, se retocó el peinado y la ropa mientras subía a la habitación. Calmando su respiración agitada. Si volvía a fallar se quedaría allí dentro, estaba segura. Tan solo fluye. Suspiró. La escena se volvía a repetir como un deja vú. Ella sentándose en el regazo de John, él llamándola "mi florecilla", y después los puso en pie mientras le daba un beso. Solo que ésta vez si estaba preparada, aceptó el beso y le sonrió cuando terminó. John, feliz como estaba, fue hasta la caja fuerte. Gatiux se puso detrás de él, fingiendo que no lo miraba fijamente, a lo que estaba haciendo. 7...3...1...9...6...4 La caja fuerte emitió un pitido, una luz verde le siguió y por fin se abrió. John le entregó el anillo a Lucy. Ella se lo puso mientras volvía a besarlo. Luego se excusó con que quería preparar la ropa para la fiesta para meterse en la habitación sola. **** No le costó trabajo salir de la mente de John Doe. En todo momento podía sentir la conexión, el puente comunicativo entre ambas mentes, entrelazado en un intercambio de información, aunque sin duda la suya había sido muy provechosa. El hombre no había logrado expulsarle ni dejarle como un cascarón vacío por lo que lo consideraba una victoria. Ambos se habían quedado detenidos en el tiempo, mirándose durante un segundo que se había estirado hasta el infinito. Y ahora, en el mundo real, ambos se empujaron al mismo tiempo. John Doe fue a por su pistola que estaba en la mesa de al lado, pero Gatiux tenía su varita empuñada, así que lo desmayó y le hizo tomar un líquido que olvidaría todo lo sucedido, y todo lo que relacionado con el anillo desde su robo al primer propietario hasta el momento actual. Pulsó los números 731964, y la caja fuerte se abrió. Cogió el anillo de la misma y se lo guardó en el bolsillo. Antes de irse, dejó la habitación sin rastro alguno de lucha, o de que alguien hubiera estado allí. Tumbó al hombre en la cama y se llevó el carrito con toda la comida. Aquello no llegaría a ser ni un sueño para él. - No me puedo creer que alguien que toma tantas precauciones para pasar desapercibido ponga la fecha de su cumpleaños como código de la caja fuerte. Era un chiste malo, como si su karma se estuviera riendo de ella. Pasar por todo aquello, seguirlo durante semanas, averiguar dónde se escondía, una coartada para llegar hasta él... TODO, incluso aprender Legilimancia, para que el código de seguridad fuera lo más simple del mundo después de "123456". Tenía que reconocer lo gracioso del asunto. Soltó una carcajada. Podría haber robado aquel anillo sin la necesidad de aprender Legilimancia, simplemente colándose a hurtadillas cuando durmiera y probando el código más obvio. Sin embargo la vida estaba echa de pequeñas bromas que te sorprenden para bien. Y en el camino había aprendido más de lo que nunca hubiera imaginado. La Legilimancia no sólo había sido un bien necesario, si no algo que servía para conocerse a uno mismo bajo las capas mentales que rodean a uno mismo y se trenzan con la de los demás. Una vez fuera notó que otro anillo, el que le había dado Rosalia antes de que cayera por el portal estaba cambiando, aquello empezó a formar parte de su ser, vinculándose con su espíritu y con lo que ella significaba. La chuchería que había robado perdió todo significado, esto era lo verdaderamente importante. El portal tiró de ella hacia arriba, y le hizo volver junto a la Arcana. Gatiux le sonrió a Rosalia, se sentía exultante.
  16. En la Riddle. Una vez más, la rumorología va cobrando fuerza. Lo que antes estaba en un cuento infantil o en historias que se cuentan alrededor de una fogata, ahora cobra una nueva dimensión. Se descubren pruebas de eso que hasta ahora era un mito. Y es cuando las distintas fuerzas comienzan a moverse para ser la primera en obtener dicho objeto. Según se decía, habían encontrado indicios de que ciertas reliquias eran reales. Había aparecido un pergamino que databa de muchísima antiguedad y los habían citado a todos. Un grupo de magos adultos y poderosos en los que confiar, en busca de algo que les hiciera aún más poderosos. La Piedra de Resurrección ¿Qué podría salir mal? La experiencia previa de Gatiux, que ya era bastante, le decía que todo lo que pudiera salir mal lo haría. La sombra de la muerte era una constante en su vida, siempre tras de sí, siempre atenta para intentar arrebatar la preciada vida de la Malfoy, a la que le gustaba ponerse en peligro en más ocasiones de las debidas. Aquella, parecía tan buena ocasión como cualquier otra para jugarse el pellejo. Una vez más burlaría a la señora de la guadaña. O quizás no. Y por eso era tan interesante jugarse la vida. Por algo que nunca utilizaría. Las cosas que eran por "el bien del bando" siempre se acababan diluyendo una vez se conseguía, la mayoría ni siquiera sostendría dicho objeto. Gatiux entró en la Riddle con la familiaridad de alguien que conoce el lugar desde hace mucho tiempo aunque lleve otro tanto sin pasar por allí. Ese era el lugar de reunión. Dejó su capa en el perchero de la puerta. La reconocería por el borde azul oscuro que recorría todo el bajo. Se dirigió con tranquilidad hacia el salón. Antes de llegar había adoptado el aspecto de Saiph, una muchacha de belleza élfica, etérea y de rasgos afilados, con la cara pálida rozando el blanco y los ojos azul oscuro como el cielo nocturno. Al pasar por un espejo se dio cuenta de que los ojos resultaban un tanto inquietantes, ya que no había blanco en los mismos. Asintió con satisfacción. - Espero no haberme perdido nada, compañeros. La voz cantarina era ligera, como un tañido de campanillas. - Bonitas máscaras. Los ojos de Saiph se detuvieron sobre alguien que no llevaba una, y cuyo rostro era reconocible en el mundo mágico. Se preguntó si sería otro metamorfomago intentando tomarles el pelo. No sería la primera vez (ni tal vez la última) en que alguno intentaba inculpar a aquella mujer de pelo violeta. Si era real, ¿qué estaba haciendo allí? Pensó en disimular, claro. - Bienvenida a nuestro club de lectura semanal. 4.
  17. - Mmm, ¡qué bien! Al final del camino me esperaban unas piedras rotas. La voz de Gatiux no podía destilar más sarcasmo. Los ojos amarillos de la banshee se paseaban por lo que quedaba allí preservado. El famoso Oráculo, o lo que quedaba de él, eran tres columnas y unas piedras formando un círculo junto a otro montón que haría las veces de ¿altar? No dudaba que en la antigüedad aquello pudiera haber resultado majestuoso, pero en ese momento no parecía un lugar que mereciera la pena visitar. - ¿Para esto casi arruino unos tacones? -dijo Gatiux- Desde luego, casi prefería que la clase se hubiera desarrollado en un aula típica. Tanto caminar para esto. Y eso que ella no había hecho ni la mitad del camino, se había limitado a ir cómoda en la espalda de Orión como si fuera un koala. Quizás se había imaginado al final del camino algún tipo de cofre lleno de monedas o algo mejor. Maida y el profesor que les había acompañado al principio habían decidido ponerles una traba para conseguir el certificado. Quizás les parecía algo gracioso. Gatiux ponía ahora cara de disgusto mientras cuestionaba el sentido del humor de aquellas personas. Bajó de la espada de Orión, tras darle un ligero beso en el cuello. Acomodó el vestido y el abrigo y suspiró con hastío. Quizás le retirara a Maida la palabra hasta el mes siguiente por aquella broma pesada Había perdido de nuevo todo rastro del buen humor que acumuló hasta ese momento, lo único bueno era que no estaba sola, y que iría en rumbo de algo mejor una vez que dejaran aquel maldito bosque. Pasar, pagar el precio y marcharse. Lo haría rápido, antes de ponerse a quemarlo todo. Avanzó unos pasos y traspasó una barrera que se notó fría. Flotando en el aire aparecieron unas letras brillantes de tonos rojizos. “Deja lo más preciado y permanecerá contigo para siempre, conocerás lo que Delfos aguarda para ti, sólo si lo has dejado del todo”. ¿Dejar lo más preciado? Gatiux miró a Orión, no, no podía referirse a eso. Sabía que Delfos tenía una frase grabada que decía "Conócete a ti mismo". Quizás había que bucear en ti y buscar algo que considerases preciado, un recuerdo de un instante pasado, algo que dejar atrás. Oh, había tantas cosas que dejaría atrás, pero esas cosas también conformaban el complicado cuadro que formaban su ser. Los recuerdos malos junto con los buenos hacían que las personas fueran lo que eran. Ella no quería dejar atrás nada, porque incluso las cosas malas servían para aprender. Y por supuesto las buenas no quería olvidarlas, ni siquiera las más pequeñas. Como la vez en que se dio cuenta por primera vez que su estómago aleteaba al encontrarse con aquella mirada. Estaba riendo con una amiga sobre algo que ella le había contado, miró hacia la derecha y sus ojos amarillos encontraron unos azules por casualidad. Un instante infinitesimal en el que su corazón dio un vuelco. Qué extraños nervios. No supo explicar a qué venían, y retiró la mirada. Si en aquel momento se hubiera conocido a sí misma habría detectado lo que estaba pasando. Suspiró mientras una línea plateada salía de su cabeza y se entrelazaba entre las letras. Siguió caminando para tomar su certificado y lo guardó en el abrigo, uniéndose al chico del café, que proponía ir a por otro justo después de haber acabado uno. Quizás no hubiera dormido por la noche, o tal vez estuviera enganchado a aquella sustancia. Gatiux negó con la cabeza, estaba de bastante mal humor a esas alturas. - No, quiero irme a casa. Tengo muchas cosas que hacer y ya he perdido toda la mañana en este bosque para ver cuatro piedras que no me interesan.
  18. («Qué maleducado.») Gatiux se había dado cuenta que el chico del café no se presentó. Ella ponía mucha atención a ese detalle, porque como metamorfomaga había practicado durante años a que los nombres falsos salieran con tanta naturalidad de su boca como el verdadero, sin dubitaciones, pero él no había dicho nada. Nada que sonara a verdad o a mentira. Simplemente se les quedó mirando como si fueran dos unicornios brillantes antes de concentrarse nuevamente en su bebida y seguir al profesor. («All right, then. Keep your secrets.») Comenzaron a caminar, y Gatiux a cansarse del terreno por culpa de los tacones. Pese a que caminaba del brazo de Orión, tenía que estar esquivando piedras y ramitas, además de contestar las ocurrencias del profesor. Qué tontería. Claro que conocía muchas maldiciones. ¡Podría hacerle una demostración en vivo en aquel momento! Una mujer adulta, fuerte y autosuficiente, nunca pediría ayuda por orgullo. Pero en su fuero interno agradeció que Orión se apiadase de que tuviera que seguir caminando en tacones por el terreno irregular, y que la subiera a su espalda. La banshee se acomodó enganchándose a los hombros del Yaxley mientras éste la sostenía por las piernas sin dificultad ninguna. El efecto en su ánimo fue casi inmediato, dejó de bufar y empezó a recuperar el buen humor. - Al final los magos funcionamos igual que los muggles. Ellos también financian armas para que los países en guerra se peleen entre ellos. -contestaba Gatiux a lo que decía Orión sobre la Órden y la Marca- Si no les dieran esas armas al final tendrían que pelearse con piedras y palos, y perderían millones en beneficio. Orión pegó un salto para esquivar algo del suelo, y Gatiux botó sobre la espalda. La banshee rió bajito y aprovechó para molestar al Yaxley soplándole suavemente en la oreja por detrás. De pronto alguien más se unió a la expedición, su sobrina Maida había aparecido por allí cerca, vestida con una túnica turquesa y con ramas en el cabello. Cualquiera diría que había aterrizado de cabeza sobre un seto. Gatiux la saludó desde la espalda de Orión, sin pena ninguna porque alguien viera que la estaban transportando de un sitio a otro. Maida comenzó a hablarles sobre Maldiciones en objetos, y cómo podrían sortearlas. - ... Las emociones humanas son bastante fuertes para desarmar una maldición, por muy fuerte que sea. Gatiux asintió, mirando a su sobrina por encima del hombro de Orión. Imperio. La mente de la banshee viajó a un recuerdo donde ella misma doblegaba la voluntad de alguien. Todos se habían mantenido al margen de mencionar las imperdonables hasta que llegó Maida. Ese era un tema muy complicado. No debías dejar traslucir tus intenciones de cara a gente desconocida con la que no sabes si podrían compartir tus ideales. - ¿Por qué entonces maldecir algo o alguien si puede sacarse la vuelta tan sencillamente? Escucho opiniones. El chico del café fue el primero en responder. No parecía interesado en darse a conocer, pero sí en filosofar sobre todas aquellas cuestiones que envolvían a la asignatura. La Malfoy asintió sobre aquello de lo que hablaba. El pensamiento del muchacho era un tanto tétrico, pero no por ello menos cierto. La demostración de poder a menudo era mucho más efectiva que el daño en sí mismo. - Y porque siempre habrá algún tonto que caiga. No todo el mundo tiene la fortaleza para resistirse o para romper una maldición. -continuó diciendo Gatiux, tras la otra intervención- Gente en la media a la que nunca le pasa nada y por tanto no aprenden más que lo que saben desde Hogwarts. Hasta que un día les pasan cosas... Cerró sus ojos amarillos. Se encontraba tan cómoda sobre la espalda de Orión, con el sol invernal cayendo sobre su rostro que pensó en que una siesta no era una idea del todo descabellada. Sonrió mientras inspiraba.
  19. Gatiux suspiró, y una columna de humo se escapó de sus labios, haciendo visible el frío invernal. Había recibido con entusiasmo la nota con el lugar del encuentro y se había preparado llevando ropa abrigada y cómoda. No era la primera vez que tenía que correr de un sitio a otro para poder llegar hasta la Gran Pirámide, así que no tenía sentido intentar partirse la crisma antes de llegar a la misma. Las botas hacían crujir la nieve que ya se había acumulado en el suelo. Sonrió al hacer contacto visual con Rosalia. A diferencia del resto de experiencias con los demás Arcanos, habían conectado, se habían llevado bien. La Arcana de Legilimancia no le había juzgado nada más llegar por su apellido o por las diferentes intenciones que la movían, si no que la había guiado a través del aprendizaje, aunque sus razones no fueran lo que se consideraban comunes. Se paró frente a ella. Rosalia le agarró por los brazos y le sonrió con calidez. Gatiux inclinó levemente la cabeza, en una reverencia respetuosa, mientras sonreía también con la mirada. Le agradaba aquella personalidad, tan diferente pero que hacía querer permanecer junto a ella por la tranquilidad que emanaba de la misma. También era un pozo de sabiduría inagotable. Le apenaba que su tiempo con la Arcana estuviera llegando a su fin. - Rosalia, me alegro de verla. -dijo, y luego se corrigió- Verte. Rosalia le hablaba ahora del camino que le llevaría hasta donde la estaría esperando. Asintió. Era la tercera vez que iba a acceder a la Gran Pirámide. Y aún así, se encontraba con los típicos nervios que hacen que el corazón fuera un poco más rápido al no saber que se encontraría en esta ocasión. El camino que llevaba al Ouroboros siempre era algo relacionado con los conocimientos adquiridos durante su etapa junto al Arcano, para así asegurarse de que recordaban las enseñanzas antes de dejarlos pasar por el Portal. Mientras caminaba junto a la Arcana, Gatiux pudo admirar la estampa invernal que les rodeaba. El lago se encontraba completamente congelado, y la nieve caía suavemente sobre el mismo de forma incansable. Habían llegado a unas maderas que se quejaron por el peso de ambas. Cerca de donde se encontraban, una barca que parecía estar llamando a la banshee en silencio. Dudaba que pudiera moverse la embarcación por el lago helado, pero las cosas encantadas suceden sin más, seguramente el agua se descongelaría a su paso el espacio suficiente como para que pasara la barca sin problema alguno, o simplemente se deslizaría sobre el lago como un patín de madera enorme. Gatiux escuchó con muchísima atención las instrucciones de la Arcana acerca de las semillas y cómo tendría que comportarse con las mismas. Casi sintió la necesidad de agarrar papel y lápiz para que no se le olvidara ninguna instrucción, pero tendría que confiar en su capacidad de concentración. Asintió varias veces en silencio, mientras repetía mentalmente las palabras de Rosalia. La Arcana le dedicó una sonrisa y unas palabras de ánimo antes que sus caminos se separaran. Gatiux asintió con una media sonrisa dibujada en el rostro. Movió suavemente la mano a modo de despedida. Tenía la certeza (o más bien la esperanza), de que se acabarían viendo transcurridos unos pocos minutos. Tenía el anillo transparente que la mantenía en unión con la Arcana, y también un frasquito con una poderosísima poción que le entregó la semana anterior. Y algo especial que también había traído consigo y que guardaba en el bolso mágico. Se subió a la barca. Dentro de ella había una maceta de hierro que le hizo cuestionarse si se acabaría hundiendo en el lago y transformándose en un cubito de hielo, helado de gato. Sonrió por la imagen mental que acababa de dibujar en su cabeza. Una especie de niebla densa la envolvió cuando se sentó sobre el tablón de madera de la barca. Era como si la magia la estuviera tentando, midiendo a la bruja que se encontraba allí delante. Gatiux puso las manos sobre la tierra mientras cerraba los ojos y llevaba a su mente a un nuevo estado, donde la vaciaba de otros pensamientos vacuos. («El tótem en la barca tiene dentro la semilla de un gran roble, que romperá el hielo y te permitirá cruzar el lago congelado. Lo que quiere saber es, ¿dónde estuvo la clave del vínculo entre John, tú y yo?») Las memorias de Gatiux retrocedieron hasta las semanas anteriores. En todo lo vivido con el sujeto de experimentación, la Arcana y ella misma. Recordó la fiesta, y cómo los recuerdos tenían bordes con poca nitidez («La clave estuvo en llevar a la consciencia al mismo estado. Los tres ebrios, la comunicación legilimántica apestando a alcohol.») Cuando la respuesta se elaboró en su mente, algo hizo 'clac' en el exterior. El sonido del hielo partiéndose. La barca había comenzado a moverse con suavidad, avanzando por el lago a través del hielo. Los ojos amarillos de la banshee se abrieron para constatar el hecho de que notaba el viento de cara. No, no era una imaginación suya. Había logrado transmitir la respuesta correcta y se movía hacia delante. Sacó las manos de la tierra y las sacudió, frotándose una con la otra. No tuvo mucho tiempo para disfrutar el paseo. Llegó casi enseguida a la otra parte del lago. Por lo menos la barca se había adentrado hasta la arena, evitando así que la Malfoy tuviera que meter los pies en aquellas gélidas aguas. Bajó de un salto de la barca. Y unos pasos más adelante, en la misma playa, encontró otra maceta con tierra. («Aquí, y presta atención, ¿qué sucedió durante la primera conexión al momento del quiebre?») Habían empezado a escuchar golpes rítmicos que no pertenecían al entorno mental en el que se encontraban. Se habían dado cuenta de que algo iba mal al prestar atención al entorno. No era música, era algo que provenía de fuera. Una cerradura. Una puerta abriéndose. Habían decidido romper la conexión mental de forma repentina, salir al exterior, aunque no había sido lo suficientemente rápida porque le había alcanzado un hechizo que pretendía desangrarla y acabar con su vida. Cuando la respuesta llegó a la mente de Gatiux, de la planta empezó a salir unas setas, unas setas que fueron formando un sendero justo para ella, marcando el camino que debía de recorrer. Sin darse cuenta había llegado a la entrada del laberinto. Y allí se encontraba el tercer tótem del que le había hablado la Arcana. («¿Qué estaba en él, que era tuyo y qué está en ti, lo que es de él?») Se agachó en el tercer tótem y lo tocó con sus manos desnudas. Se había apoyado en el suelo helado y había cerrado los ojos para formular la respuesta a la pregunta que parecía un acertijo. Recordaba cómo se habían mezclado sus propios recuerdos con los de John. Ella ya había estado en un evento en ese lugar, aunque los protagonistas eran otras personas completamente diferentes, los detalles sobre la decoración de los centros de mesa eran invención propia. Y John había puesto los sentimientos de aquella comunicación. Pudo sentir como real dentro de sí el amor por la bella novia que caminaba hacia el altar, el orgullo de un pecho henchido, aunque realmente no la conocía ella si no el otro. John, el amor provenía de las vivencias de éste. Unas enredaderas empezaron a florecer, se agarraron a los setos que componían el laberinto, y comenzaron a moverse al ritmo de Gatiux. Se adentró en el laberinto. Caminaba de forma ligera sin llegar a correr. Las enredaderas florecían a su paso en los altos setos al tiempo que caminaba, indicándole con su crecimiento por dónde debía girar o que ruta evitar. Al salir del laberinto se quedó sorprendida, probablemente acababa de batir algún tipo de record y no había nadie que pudiera atestiguarlo. Subió los escalones de la pirámide con una mezcla de nervios e impaciencia. Allí, sobre el Ouroboros con la estrella se encontraba Rosalia, a la cual sonrió a modo de saludo. Tenía la respiración algo agitada puesto que el ultimo tramo había trotado un poco el paso. Suspiró al detenerse ante la Arcana. - Espero no haberte hecho esperar demasiado. Hizo un gesto, levantando el dedo índice de la mano diestra pidiéndole un segundo. De su bolso mágico sacó una pequeña caja que contenía la semilla de un sauce boxeador alterado genéticamente para que diera flores de cerezo. Le había costado toda una semana conseguirlo, pero como le había prometido a la Arcana, allí lo tenía. Era su regalo de agradecimiento por la experiencia compartida y por las enseñanzas. - Como te prometí, aquí está la semilla. -dijo la Malfoy- Espero que crezca fuerte en tu jardín. Espero que florezca como un bonito recuerdo de este sendero que compartimos juntas. Y Gatiux esperó solemnemente al momento en que le preguntaran si quería adentrarse en el portal.
  20. Gatiux rió cuando Aaron empezó a expresar con pasión aquello que le impulsaba. Sin duda necesitabas de aquella fuerza para mover a grandes masas de gente por una causa. Prometió una conversación con ambos en otro momento. El Líder Mortífago se había quedado muy serio, los ojos grises del chico se fijaron en los amarillos de Gatiux, que le regaló una gran sonrisa tranquilizadora. Todo acabaría saliendo bien, sólo necesitaba del equilibrio. Templar el ánimo. - No me gusta cuando haces eso, tía. Lo sabes... - No se de qué me hablas, Aarón. -Gatiux le dedicó una sonrisa pícara y un guiño- No estoy haciendo nada. Pero sí lo sabía. Gatiux había aprendido a leer el ambiente muchos años atrás, y podía inclinar la balanza hacia un lado o el otro según su estado anímico o lo que pretendiera conseguir. Incluso los mortífagos más combativos también podían relajarse de diversas formas, y el ambiente distendido siempre facilitaba mucho cualquier tarea de unión o comunicación. - Si salen a pasear por los jardines de la manor, que sea silbando y aplaudiendo. -decía Aaron- Gatiux había soltado una carcajada por la frase de Aaron. Le resultó tierna, protectora y absurda al mismo tiempo. Si los muchachos querían darse arrumacos encontrarían la esquina adecuada siempre que quisieran, por muchos ojos que hubiera en un lugar, nunca serían los suficientes para encontrar a dos personas con inventiva y las hormonas disparadas. - Sí, y si van a estar en su cuarto ni se les ocurra cerrar la puerta, jovencita. -Gatiux se puso los puños a los costados mientras fingía seriedad- Y si salen, la quiero en casa antes de las once de la noche. Puso los ojos en blanco mientras negaba con la cabeza y sonreía. Pobre Maida, ser la pequeña acarreaba que todo el mundo la quisiera sobreproteger y a veces caían en situaciones como aquella. Tenían que darse cuenta de que la debían de tratar como una adulta, sobre todo Aaron, que era el que menos asumía ese hecho. Ariadna por su parte, aunque hubiera estado callada dando cuenta de la comida, le contó a Gatiux que era reportera, un trabajo ideal para enterarse antes que nadie de las cosas. La Malfoy asintió con interés, ella también pasó años trabajando en primera línea, en la de San Mungo para ser exactos. Se enteraba de los heridos y muertos porque llegaban a ella. Era un trabajo interesante si querías información, aunque suponía que estresante. Gatiux se sintió un poco culpable por haber arruinado la cita o lo que fuera que tuvieran Aaron y la Macnair cuando ella llegó a la cocina, ya que no había dejado de aparecer gente desde su llegada. Después reveló que era la hermana del muchacho que acababa de llegar con Maida, el llamado Albus. Si no tenía suficiente presión con presentar al chico ante sus familiares, ahora estaba conociendo a la cuñada. - Al final todo queda en familia. Las palabras de Albus hicieron que el gesto de Gatiux se tornara un poco más serio, sin ser de enfado, reflexionando sobre lo de que estaría por allí mucho tiempo. Tomó aire. El tipo de actitud de Albus, cómo parecía moverse alrededor de Maida como si fuera un satélite en órbita con el planeta, le hacía pensar en un gran enamoramiento que precipitara las cosas con demasiada rapidez. Y en la ventana de un baño por el que escapar. Esperaba que los muchachos se tomaran las cosas con tranquilidad, las prisas nunca eran buenas compañeras. -Eso está bien. A veces te hacen sufrir largas esperas con las tonterías burocráticas. -dijo Gatiux contestándole a Leonid- Espero que no pienses en asaltar mis provisiones de whiskey, jovencito. Las tengo contadas. Le gustó la predisposición que tuvo Leonid para ayudar al patriarca Yaxley a hacer hotcakes. De repente eran un montón de bocas que alimentar en aquella cocina. A todos les había parecido una idea maravillosa la de los hotcakes, aunque Orión sólo se los hubiera ofrecido a Gatiux. La banshee observaba a Orión moverse entre los fogones, apoyando la barbilla en la palma de la mano mientras sonreía. Él no tenía ni idea de cuanto lo había extrañado, tanto que dolía. Verlo allí delante todavía le parecía irreal. Trasto, el cancerbero de Gatiux ladró varias veces en la lejanía. Los ojos amarillos de ella se dirigieron a la puerta trasera de la cocina. Conocía aquel ladrido, era de inquietud ante algo. ¿Qué lo habría puesto nervioso? Los ladridos ahora se acercaban a la casa. Ella frunció el ceño, normalmente era una criatura muy tranquila y juguetona, pese al tiempo que tenía junto a ella, no solía ladrar así por unas ardillas. El ladrido cambió de dirección, iba hacia la puerta de la casa. Orión salió de la cocina, y Gatiux se levantó de la mesa. De un cajón, donde guardaban las cucharas de madera y otros utensilios, sacó una de las varitas olvidadas de Orión. La había escondido ella allí para una situación de emergencia en la que ella no tuviera la suya propia. - Amoooooor, ¿me das una manito un segundo? –le llamó Orión- Tenemos un invitado más. Salió de la cocina, y en el salón encontró a su pareja cargando con el cuerpo desfallecido de alguien más, alguien que ella no conocía. El primer impulso de Gatiux fue apuntar con la varita y pensar en interrogar al sospechoso recién llegado. "¿Quién es usted y qué diablos hace en mi casa?". Pero no parecía estar en condiciones para responderle nada en aquel momento. Le indicó a Orión que lo tendiera en el sofá. - ¿Lo conoces de algo? Gatiux se movía alrededor de modo profesional, examinando el cuerpo del chico, comprobando que tuviera pulso regular y buscando las heridas que le hubieran ocasionado. Gatiux encontró una herida en el abdomen. Puso las manos sobre el mismo y realizó una Curación, dejando la piel y tejidos como nuevos en cuestión de segundos. Sobreviviría. Realizó un movimiento de varita y en cuestión de segundos tenía una poción herbovitalizante entre los dedos. Abrió el frasco y dejó caer el líquido por la garganta del desconocido. Esperó.
  21. - ¿En serio quieres falsificar galeones con el Geminio? - Bueno, ya sabes, una chica tiene sus inquietudes. -respondió Gatiux algo solemne- Mis preguntas son sólo teóricas, no es como si quisiera meterme en problemas con la falsificación de monedas. Gatiux procuró parecer algo cohibida cara a la galería, representando el papel de alguien que se sonroja un poco y agacha la mirada mientras sonríe con vergüenza. Ella siempre procuraba mantener la fachada de ciudadana ejemplar. Nunca sería su aspecto civil reconocible el que intentaría pagar con galeones falsos. Pero claro, ella podía habitar otras pieles, unas que nadie volvía a ver nunca, esos sí podrían pagar con galeones falsos. Le sonrió de forma pícara a Orión. Él ya sabía como funcionaba su mente después de tantos años juntos, y había aprendido a seguir los pensamientos de la banshee cuando ésta los exponía en alto. Lo más probable es que pasase las siguientes noches enfrascada en aquel proyecto a la luz de las velas, intentando que el cambio de las monedas fuera algo permanente, que no se pudrieran. Necesitaría litros de café. O... conseguir polvito de cuerno de Hodag. Investigando recientemente había averiguado que podría pasarse siete días y siete noches sin dormir si lo consumía. Por eso había adquirido aquella criatura para tenerla en casa. Si de vez en cuando limaba los cuernos como parte de su cuidado, conseguiría la preciada sustancia. Mientras más caminaban, más chasqueaba la lengua Gatiux. Había decidido ponerse guapísima aquella mañana, con un vestido precioso, unas medias que abrigaran algo sus piernas y unos tacones. ¿Para qué? Para que la sacaran al campo, como si fuese una cabra o algo así. En realidad no le hubiera molestado en otra ocasión, pero se le estaban manchando sus preciados zapatos de tierra, y cada dos por tres tenía que coger el brazo de Orión con fuerza para no dar un traspiés. - ¿Por qué diablos se vende un objeto maldito como el Collar Maldito de Ópalo Inmantado en el Magic Mall? - Pues por el mismo motivo que venden dragones o basiliscos, para sacarte los galeones uno a uno. -se veía como aumentaba la nube de mal humor por segundos- No les importa que sea mercancía peligrosa, sólo el dinero de la gente. Iba soltando pequeños bufidos mientras apretaba la boca con reprobación, fulminando al profesor de vez en cuando con sus ojos amarillos. - Supongo que habrá alguna ciudad interesante por aquí cerca, ¿no? -le preguntó a Orión- Que tal si turisteamos cuando salgamos de aquí, ya he tenido suficiente bosque, si es que son todos iguales. Y mis tacones son para el asfalto.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.