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Gatiux

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Todo lo publicado por Gatiux

  1. Hola, vengo a apuntarme al curso de barrendero xD Nick: Gatiux ID: 135 Conocimiento: Maestría con Escobas Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/topic/77626-boveda-de-gatiux/ Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/topic/77586-ficha-de-gatiux-malfoy/
  2. Esto fue algo que escribí en un MP, pero se me sugirió que podría dejarlo en el topic oficial. . . . . Sobre "París Mon Amour" Hola, buenas, son mis 5 am, pero como no puedo dormir me decidí a comentar esto. Espero no sonar muy áspera, de verdad no es mi intención, es la privación del sueño. Esto que planteo aquí son cosas que creo que deberían mejorarse, pero mi intención no es que nadie se sienta mal, no quiero que se plantee como una crítica al trabajo, las mazmorras son geniales. Se lo que es sacar algo así de novedoso, el esfuerzo y el trabajo que cuestan, para que la gente después solo tenga quejas de ello: - Me gustaría plantear una duda, a Administración más que nada, ¿las mazmorras de bando están hechas únicamente para que decidamos con bastante antelación si vamos a entrar? Es decir, puede que de repente veamos que se abra el topic, pero si no hay roles prehechos de entrada, entre que lo ves, intentas organizar a la gente, etc., ya pasó la media hora inicial. Ya nos pasó la vez que entramos, y eso que teníamos los roles preparados del día anterior o de la tarde de antes, que por un minuto se nos quedó alguien fuera (alguien que se quiso apuntar con 17 min de margen). Me parece imposible plantearte hacer una mazmorra de estas con el tiempo que hay si no te has organizado mínimamente con la gente el día anterior o los dos días anteriores (roles de entrada listos, quien puede estar, cuanto tiempo, prevemos que se alargará tanto...). Si la respuesta a la primera pregunta es que no, el tiempo inicial se debería alargar a una hora por lo menos. Si no nada xD -Me gustaría quede claro explícitamente si se puede realizar la Mazmorra si no se presentan los del otro bando o si deciden abandonarla a la mitad. Según dijeron el otro día (no recuerdo quien) según el sentido de los hitos, esa mazmorra solo se puede hacer (terminar) si están los otros. Ya es difícil coordinarte con las personas de tu bando desde el día anterior, como para que no puedas hacer algo si falta la contraparte. Habría que esperar a algún eclipse para que haya 10 conectados de cada bando, a esa hora y ese día xD - Hay que hacer algo para que no te dejen "pillado"/atrapado sin poder avanzar. El otro día resultó que dos mortis se encontraron en una ubicación con otras dos odf, los mortis tiraron los dados de ataque porque ya habían llegado al tercer posteo, pero a las odf todavía les quedaba por hacer su segundo y tercer rol del lugar y defenderse de los otros dados. Una de las muchachas odf (no me acuerdo del nick) estaba jugando desde el celular y se quedó sin batería en la calle, y la otra dijo que como se quedaba sola pasaba de volver a postear (lo pusieron en un status), por tanto los dos mortios esos se quedaron esperando hasta el infinito atrapados en una batalla que no iba a suceder y sin poder avanzar igual que el resto de sus compañeros. Por tanto, a mi parecer habría que establecer algún límite de tiempo razonable entre que se tiran los dados y la persona postea su segundo rol sobre ese lugar, o nos hace falta alguien que no esté jugando a la mazmorra y actúe de crupier repartiendo cartas (dados) y suerte xD - Que haya otra oportunidad de tirar los dados si lo hacen los usuarios normales (no experimentados). No todo el mundo ha podido participar en la Gala de Navidad o tiene tanta práctica en el manejo de los mismos. O no acostumbran a apagar el editor bbcode (alguno preguntó donde estaba el interruptor xD). Uno tiró 1d2 cuando correspondía tirar 1d10. Horas preparándote, coordinando con los demás para que luego te pase algo así, me da un poco de rabia hasta a mi que no pasé por ello. Se supone que debe ser un rato divertido, pero puede crear frustración que pase algo tonto y te quedes sin jugar por eso - Creo que hay que solucionar con urgencia el problema de que se puede trampear muuuy fácilmente con los dados. Sale una tirada que no nos conviene? Espere medio minuto y seguro que cambia hacia el lado de la balanza que más me convenga (ya sea esperar una ubicación vacía o por la tirada de combate, en 1d50 en minuto puedes sacar 1 y al siguiente minuto sale 50 en el mismo post, y casualmente la tirada mala fue la que nunca vio nadie xD). Con la figura del crupier capaz nos evitamos esto. - Lo de que el tercer posteo si no hay nadie se conquista la zona debería estar resaltado de alguna otra forma. Está muy perdido entre la letra de mismo color. Hubo que resolver muchas veces la misma duda. - También había muchas dudas acerca del cuarto posteo, si ese era en el que debíamos llegar al Arco del Triunfo o no. La forma de plantearlo habría que darle una vueltecilla pequeña para que no surjan tantas dudas al respecto xD De momento no me acuerdo de nada más... Gracias por la atención y perdón por el tocho *-*
  3. Hola, vengo con una pregunta. Hace tiempo dejé en standby (que es una forma muy bonita decir que dejé algo tirado) la habilidad de Legilimancia a falta de que Gatiux se metiera por el portal y se vinculara con el anillo. Llegué hasta la Pirámide y la Arcana decidió tomarse unos días de vacaciones de mí (comprensible xD) y me contestó pasado más de un mes, cuando ya no podía estar yo en el foro [por cosas muggles, tenía que estudiar 24/7]. ¿Podría retomar la habilidad desde ese punto? Había montado una trama super chachi para la habilidad (Me releí todos los roles que llevé con la Arcana en estos días) y tenía ideado lo que quería para la parte final (prueba). Ahora que he vuelto me gustaría poder concluir la trama y adquirir la habilidad. Aquí la prueba del delito: http://www.harrylatino.org/topic/112597-prueba-de-legilimancia-9/
  4. Sonrió al sentir un beso sobre su cabeza. Sus manos acariciaron las de Orión cuando éste la abrazó. Algo se removió internamente en el pecho de Gatiux, una sensación de confort y protección que no había sentido en mucho tiempo, era como si el mundo recobrase su sentido. Y todas las piezas encajaran a la perfección. Tanto tiempo separados y ahora estaban allí como si hubiera sido la continuación del día anterior, con aquellas pequeñas muestras de afecto tan normales entre ambos. - ¿Quieres que te prepare unos hotcakes con miel, arándanos y chocolate? La ilusión en el rostro de Gatiux se podía comparar con la de un niño en la mañana de Navidad, cuando encuentra de repente un montón de regalos bajo el árbol. Se le hizo la boca agua. Aquellos hotcakes eran la mejor idea del mundo. Se volvió para mirar directamente a los ojos azules de Orión sonriendo ante la idea. - Suena maravilloso. La mejor idea que he escuchado nunca. Al mismo tiempo, Maida hablaba de Albus, mientras lo miraba de vez en cuando para tranquilizarlo (o comprobar que no se había volatilizado). Gatiux nunca había tenido que presentar a ningún novio en casa, pero podía entender la presión social que significaba querer que éste cayera bien dentro de la familia. O al menos que no intentaran matarlo en cuanto ella se diera la vuelta. - Me alegro, tesoro. Quedan pocos caballeros en el mundo. -dijo Gatiux a Maida- Y lo importante no es tanto el tiempo si no lo que se hace con él. Gatiux le guiñó un ojo a Maida. Entendía que no quisiera dar muchos detalles allí delante de todos. Alguna noche en que Maida estuviera por allí llevaría un cuenco con palomitas al cuarto de su sobrina, se tumbarían en pijama en la misma cama y cotillearían durante horas sobre los detalles la historia, cómo surgió, cuando descubrió los típicos nervios en el estómago, la declaración de sentimientos. A la banshee le encantaban las historias de amor, ojalá todos en la familia pudieran encontrar a alguien con quien formar un vínculo tan maravilloso. Pensar que en su juventud había renegado del tema le hacía sonreír mientras negaba con la cabeza. La banshee de cabellos violetas recogía ahora los platos y vasos que había utilizado ella misma, dejándolos en el fregadero y lavándolos una vez estuvieron apilados. Se secó las manos en un paño de cocina que dejó doblado sobre la encimera. - Con Zíngara te refieres a Candela, ¿verdad? Está más loca que una cabra esa mujer. -decía Orión- Y eso te lo digo yo, que he visto el futuro en el cereal. ¿Sabes que va descalza a todos lados? - Ajá, la misma. Nunca estuvo del todo bien de la azotea. -respondió Gatiux- Y supongo que los años sólo acentúan las excentricidades. Ir descalza a todas partes es una buena forma de arriesgarte a una pulmonía. La puerta de la Manor se abrió una vez más. Gatiux no había esperado un día tan ajetreado, creía que la Manor estaba vacía cuando llegó, pero se encontraba llena de vida, como bien había dicho Orión, algo que le hacía sentir un poquito orgullosa. Contenta de poder ver juntos a sus seres queridos, y por que los invitados pudieran sentirse cómodos en aquel lugar. Leonid hacía su entrada. - Hola Leonid, pasa. Parece que decidimos dejarnos caer todos al mismo tiempo por aquí. -decía la Malfoy- ¿Qué tal el viaje?
  5. Gatiux sacó del bolso un anillo y se lo puso, girándolo para proteger la conversación. Cualquier precaución la consideraba poca, aunque estuvieran ellos dos solos, quien sabía si alguien en el piso de al lado estaba con un vaso pegado a la pared, atento a lo que pudieran decir. - Recién se acercó una lechuza, la tuve que espantar. Sigo con la idea de recopilar toda la información posible y no podemos arriesgarnos a actuar a plena luz del día, figurativamente hablando. Ah, pero tengo una idea… La mención de la lechuza cayó como un jarro de agua fría a Gatiux. Muchas veces los magos habituados a comunicarse por aquel medio pasaban por alto aquel tipo de detalles, como que una lechuza resulta sospechosa en mitad de Londres, más si alguien está intentando encontrar a gente que haga magia para arrebatarles el poder. - ¡Qué horror! Más cuando nos están acechando. Debe de haber tres personas mínimo vigilando la calle. Los ojos amarillos de la banshee siguieron a Orión mientras éste se movía por la estancia. Seguía la línea de pensamiento que él mostraba. Trazando un plan que la llevara dentro de Scotland Yard en la que pudiera conocer a algún oficial de alto mando para luego robar su aspecto. Necesitaría una excusa plausible para entrar. - Podría ser factible lo de Scotland Yard. Pero aún no se me ocurre como dar esquinazo a los que nos siguen. No me deben perder de vista como civil, ni puede entrar ni salir de aquí aquel que tome su aspecto... Se levantó para buscar en los bolsillos de la chaqueta el ticket de lo que había comprado. Tenía dos, uno de la cafetería donde había comprado el café y los croissants, y otro de un supermercado cercano. Se los dio agarrándolos por la esquina superior, estaban bastante arrugados porque los guardó de cualquier manera en el bolsillo. - Aquí tienes... Es lo que le dije a tu ahijado, algún mago estaba cansado de vivir y quiere llevarse consigo a cuantos pueda por delante. Hay locos en todas partes. El trabajo está hecho desde dentro. Alguien llamó a la puerta. Los ojos amarillos de Gatiux se abrieron por la sorpresa. No esperaban a nadie, ¿quien podría ser? La Malfoy se levantó del sofá y se dirigió a la puerta, dedicándole una mirada seria a Orión. Ambos se habían puesto en alerta, y se habían movido en consecuencia. Al abrir la puerta, Gatiux puso un pie detrás de la misma para bloquear una apertura mayor. Una muchacha rubia con trenzas, repartidora de restaurante, le esperaba al otro lado. La banshee de cabellos violetas le miró de arriba a abajo. No la conocía de nada. Pero lo que traía olía de maravilla. - ¿Sí? ¿Tal vez te hayas equivocado de piso? -Gatiux frunció el ceño- No hemos pedido nada. 3.
  6. Intentó fingir estar ofendida, cruzando los brazos bajo el pecho, pero no le salió bien porque Orión le hizo soltar una carcajada, rompiendo toda su estrategia de mentira. Le resultaba gracioso imaginarse a sí misma entrando en una iglesia y rompiendo en combustión instantánea al detectarla como persona non grata por múltiples razones. La relajación duró poco, por supuesto, lo que en un principio era algo indeterminado, conforme se fue acercando se aclaró como un espíritu fantasmal que quería ahuyentarles. Orión hizo que unas flechas de fuego iluminaran lo que tenían al frente. Alguna de esas flechas atravesaron el cuerpo del fantasma que permaneció inmutable ante el ataque inicial. El fantasma pretendía sumarlos a la colección que descansaba al fondo del lago. - ¿No compramos un grimorio antes de venir verdad? - Sí, compramos uno pero lo dejé en casa, junto a la botella de agua bendita. Gatiux puso los ojos en blanco. Solían llevar a aquellas expediciones lo básico para que una persona no muriera desangrada, quemada o cuando se salía un hueso, junto otros objetos que pudieran ser útiles para mantenerte con el estómago lleno o el calor en el cuerpo. Llevar un grimorio no estaba en los planes de la banshee, y al parecer tampoco en los de Orión. Ella planeaba acerca de los imprevistos más comunes. No todos los días encontrabas espectros. - No creo que vaya a irse ni que tenga nada por cumplir. -dijo Gatiux- Sólo creo que está cabreado. Y quiere unos huesos nuevos para su colección. Habían retrocedido unos pasos, pero no podían hacerlo ad infinitum o acabarían en el principio de la cueva y esa expedición no habría servido para nada. Tal vez si se dividían, uno por un sitio y el otro hacia el contrario, podrían distraer al fantasma y echar la barcaza al agua. - ¿Quieres correr un rato a ver a quien prefiere matar primero el Señor Fantasma? -preguntó Gatiux- Tal vez así el otro pueda echar la barcaza al agua mientras esté distraído y en el último momento el que corre que se monte en la barca. Sonaba más o menos como un plan, un poco a la locura como todo lo que hacían, pero si se le ocurría algo mejor estaba abierta a sugerencias. Quizás el fantasma dejara de perseguirles una vez estuvieran en el lago, o quizás se pusieran a tiro para la colección de huesos que descansaban al fondo del mismo. Alguna forma tendría que haber para pasar hacia las islas sin nadar en aquellas infectas aguas.
  7. Una mortífaga se arrodilló al lado del auror mientras se quitaba la máscara, visiblemente afectada por todo lo que estaba aconteciendo a su alrededor. Gatiux no entendía muy bien que estaba pasando, pero pudo notar que había algún tipo de conexión entre ambos, ella lo miraba con infinita pena. Se removió en el sitio. ¿Qué estaba pasando? No tardó mucho en averiguar en el tipo de conexión que les unía, y porqué la mortífaga se había quitado la máscara. Según las palabras que dijo Aaron, Elvis Gryffindor, el auror al que iban a asesinar, era el padre de la chica. Gatiux se llevó una mano a la boca por la sorpresa. ¿Allí? ¿Delante de ella? Se suponía que los mortífagos eran una gran familia, y la familia estaba para cuidarse unos a otros. La Malfoy negó con la cabeza. Luego el típico fogonazo verde. Y el cuerpo inerte. Levantó la petaca al aire. Un brindis por el trauma que acababan de crearle a aquella pobre muchacha. Acababan de asesinar a su padre a sangre fría, delante de ella, en un circo en el que asistían muchos mortífagos y que vitoreaban la gesta. Solo faltaba que tiraran cacahuetes al centro de la pista. Suerte con las pesadillas que le perseguirían durante un millón de noches. Gatiux se sintió un poco revuelta. Dejó de beber. Si querían irremediablemente asesinar al auror, podrían haberlo hecho de otra forma. Algo privado, sólo altos rangos o gente de confianza, y por supuesto deberían haber dejado a la hija fuera de todo. Confirmándole la muerte únicamente después del trabajo realizado. Convertirlo un espectác.ulo circense sólo valía para engrandecer el ego de algunos. Unas palabritas de tintes políticos para el público. Algunos vítores. Mientras el Líder se sentía satisfecho por su gran hazaña. Sin duda a su ahijado se le estaba yendo por completo la olla. Podía entender la sed de sangre, y la vena política que siempre solía mostrar, pero aquella crueldad con alguien de sus propias filas era innecesaria. Sus ojos azul oscuro se pasearon por la estancia, mirando a aquellos que vitoreaban sin importar cómo de afectaba estaba la mortífaga, y el espectáculo que se estaba dando visto desde otros ojos. Estaban pisoteando la psique de la mortífaga, que ahora era levantada por la muñeca sin muchos miramientos. Obligándola a ser parte cómplice del macabro ritual. Ojalá a alguien se le deslizara un poco de poción en una bebida de la mortífaga, algo que le hiciera olvidar ese mal trago. Y ya de paso que había tenido un padre que acabó de esa manera. Lo que un día le pareciera algo normal podría transformarse con facilidad en rencor hacia el Líder y todos los que allí se reunían. Chasqueó la lengua mientras negaba. Desapareció de allí sin dejar ni rastro. 2.
  8. Gatiux rio al escuchar la queja de Orión, en parte lo había llevado a aquella cafetería muggle para poder observar su reacción. Era divertido verlo indignado, quejándose sobre todo lo que estaba mal. Un adorable cascarrabias. Y aunque hicieran mal el té en la cafetería aquella el café era salvable, le añadían muchas cositas con la que siempre tenías un sabor nuevo que descubrir. - Te prometo que la próxima vez iremos a algún sitio que nos pongan té bien hecho. Se habían acercado, Gatiux agarraba las solapas de la chaqueta de Orión mientras hablaban, en un gesto natural e inconsciente. Le sonreía de forma que sabía que le perdonaría enseguida el haberle llevado a un sitio donde llevaban a cabo el sacrilegio del té. El carraspeo de Orión y la forma en que sus ojos azules se dirigían más allá por encima de sus hombros le hizo saber que no estaban solos. Se volvió, encontrando a un muchacho que sostenía un vaso de café entre sus manos y ahora les saludaba a ambos. - Buenos días -contestó mientras extendía una mano cordialmente- Soy Gatiux Malfoy. En el mundo mágico nunca sabías cuando ibas a conocer a magos nuevos, ni cuando esta conexión sería algo perjudicial o beneficiosa, pero la educación primero, claro. Al final en la comunidad mágica se acababan conociendo todos unos a otros aunque fuera de vista y no tuvieran mucho trato. Como por ejemplo, el profesor, que acababa de llegar a donde se encontraban los tres alumnos. Gatiux había coincidido con él unos años atrás, cuando trabajaba en el Departamento de Catástrofes. Se acordaba de haber tenido que ir a una cafetería medio derrumbada, llena de enormes piedras, y que él y otros compañeros habían hecho lo imposible por arreglar el estropicio. Lo que no recordaba era el nombre, ¿Martín? ¿Marcos?. ¿Lo ponía en el pergamino que les llegó con el traslador? Quizás no lo averiguara si no lograba acordarse, porque no se presentó, pasó a hablarles directamente sobre la asignatura, sin preámbulos. Comenzaron a caminar. Por lo menos el profesor había parecido un poco culpable al mirar los zapatos de la bruja de cabellos violetas, totalmente erróneos para el terreno en el que se encontraban pero que le hacían unas piernas espectaculares y quedaban de maravilla con el conjunto de abrigo y vestido. Gatiux encontró apoyo en el brazo de Orión mientras caminaban. Hubo una pregunta, sobre si conocían Maldiciones. El muchacho, que dijo trabajar en Gringotts, les contó como protegían las bóvedas poniendo un par de ejemplo de las más comunes en el banco. El pensamiento de Gatiux fue en otra dirección cuando mencionaron la maldición geminio, una duda que siempre le había asaltado. Una rama de la magia sin explorar. - Señor profesor, usted que sabe tanto de esta asignatura que nos atañe, ¿cree que habría alguna probabilidad de hacer la Maldición Geminio permanente? -preguntó la Malfoy- Teóricamente hablando, claro. Pagar con galeones falsos, por poner un ejemplo. Al final se pudren. Pero al principio parecen reales, y si hubiera una forma de hacer la Maldición Geminio permanente en el tiempo... Sonrió de forma encantadora, pareciendo incluso un poco cohibida por la línea del pensamiento que había expresado en alto. Miró hacia el suelo durante un segundo. De todas formas estaban en el ambiente ideal para hacer preguntas académicas, no era raro que alguien planteara dudas de aquel tipo, más cuando no había sido ella quien sacaba el tema a colación. - El mago que descubra cómo hacer eso podría mandar al traste toda nuestra economía. El valor de la moneda caería en picado. La banshee de ojos amarillos se preguntó internamente si la cuestión del profesor iría más allá de lo evidente. La sombra de las imperdonables planeaba sobre sus cabezas, estaban ahí, pero al parecer nadie quería mencionarlas. Quizás si alguien decía saber su existencia serían señalados mentalmente como mortífagos por el resto. Un tema bastante peliagudo, pero claro, ninguno de los presentes eran chiquillos a los que le hubieran regalado el palito hace poco. No nombrarlas también podría parecer sospechoso. - Hace mucho tiempo leí sobre una maldición que colocada sobre un objeto, podría matar rápidamente a aquel que intente destruirlo. -continuó Gatiux, en referencia a la pregunta del profesor- No hay mejor manera de protegernos de los peligros que saber de la existencia de los mismos.
  9. Orión fue el primero en pasar al interior de la cueva. Gatiux puso los ojos en blanco durante un segundo mientras suspiraba flojito de exasperación. Quería un escudo humano, pero no que el escudo humano fuese él precisamente, si no cualquiera de los otros tres. Debía haber supuesto que él se ofrecería sin oponer mucha resistencia, más cuando ella había sugerido que alguien debía ir primero. Gatiux siguió a Orión, si algo lo hería prefería estar cerca de él para agarrarlo y poder huir. Los otros no tenían tanto que perder si necesitaban poner pies en polvorosa, pero ella no iba a dejar a su prometido atrás. Veía poco porque el cuerpo de Orión ocupaba mucho delante de ella, pero iba con la varita aferrada mientras todo su cuerpo se mantenía en tensión, listo para atacar. Niko iba unos pasos por detrás de ella, el mago también parecía tenso. Escuchó la explicación sobre el éter con interés. El estudio de los cuerpos celestes y todo el misticismo que le rodeaba era una de aquellas cosas extrañas que habían acabado por gustarle, aunque no terminaba de creer totalmente todas las cosas que contenían los libros que tenía Orión y que leía a escondidas cuando éste no estaba por casa. Al principio no vio la luz que se alzaba desde el otro lado de la cueva, sólo escuchó una voz áspera que se burló de lo que había dicho el mortífago. ¡Berenci! Gatiux se separó unos pasos de Orión por su izquierda, para tener un ángulo mejor desde donde ver o atacar al viejo centauro. Las antorchas de la cueva se encendieron una tras otras. Les había estado esperando, sin duda alguna. El centauro les estaba retando a un ataque frontal contra él, como si supiera que ganaría de todas formas y que cinco magos adultos no eran nada en comparación con su poder. El mago rubio fue el primero en responder a la invitación, sin dar espacio a que atacaran a la pequeña expedición. Gatiux sonrió con aprobación cuando le vio moverse. Siguiendo su ejemplo, la banshee de cabellos violetas tomó posición de ataque. Conjuntivitis De la varita de Gatiux surgió un rayo color naranja que impactó en los ojos del centauro y que lo privaría de gran parte de su vista, poniéndoselo difícil para atacar al resto del grupo. Seccionatus Doce medias lunas, tan brillantes como afiladas, surgieron de la varita de la Malfoy. Volaron en dirección al centauro, cortando el aire con un silbido, listas para clavarse en la piel del centauro . Escuchó un siseo molesto por parte del mismo cuando recibió el impacto. Se encabritó sobre sus patas traseras durante un instante. Arena del Hechicero. Por si no fuera poco con la conjuntivitis, y por la sospecha de que se le pasaría el efecto antes de tiempo al centauro, Gatiux decidió volver a cegarlo, esta vez con algo más potente. La Arena del Hechicero te dejaba completamente ciego. Debiendo servirse entonces de cualquier otro sentido para orientarse. Para invocar el poder de las estrellas seguramente debería enfocarse en ellas. Gatiux tenía delante de sí su constelación favorita, se la sabía de memoria, e incluso tenía un tatuaje de puntos y líneas en la nuca que representaba al guerrero. Conocía todas las estrellas, incluso habían elegido un par de nombres en secreto para ellos mismos. Se concentró en los nombres. Saiph - Rigel - Betelgeuse - Bellatrix - Mintaka - Alnilam - Alnitak - Hatysa - Meissa - Sirio
  10. Niko, una pena que nunca llegara a formalizarse el que vinieras a la familia. Tienes un bonito rol e inventiva, seguro que hubiera dado para muchas tramas distintas en la familia. Si cambias de opinión ya sabes donde estamos! *-* *Apapacho a Niko antes de que se vaya* Syrius!!! Bienvenido!!! *-* Me da mucha alegría de que nos hayas elegido como familia!! Ven pronto a la Manor a rolear con nosotros. Nos puedes visitar de repente o si quieres planeamos algo que se te acomode a tu personaje!! :3 *Tira confeti de colores* Luego le digo a mi secretaria (Orión) que actualice el topic.
  11. Para llaves: Llave (Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw, Slytherin, Ilvermorny o maestra): Llave de Ravenclaw Para Criaturas y Objetos del Magic Mall Premio obtenido (Criatura/Objeto): Criatura XXX Elección del usuario: Hodag ******* El cambio de nick no lo quiero, prefiero que las notificaciones sigan sin llegarme la mayor parte del tiempo, ser inetiquetable hace aumentar mi halo de misterio (?) xD Gracias por los dineros y los premios, ha sido una gala genial *-*
  12. Gatiux intentó aparentar una normalidad que no sentía, era mucha la información nueva que tenía que procesar, y ni siquiera se sentía fuerte físicamente después de su reclusión. La mano derecha acariciaba la muñeca izquierda, aún sentía sobre ella unas esposas fantasmales, podía escuchar una risa macabra, la de la mujer de ojos negros, que le atormentaba en sueños y más allá de éstos. Y tal vez sólo era un experimento y todavía estaba allí, en un limbo onírico, con ellos, dejando que probara unas gotas de felicidad para luego arrebatársela al despertar. Parpadeó. Su pulso se había acelerado al pensar en esa gente. No podía dejar que la vieran en ese estado. Recomponer su psique no iba a ser tarea fácil, pero era labor suya y de nadie más. Se levantó y fue a buscar un vaso de agua en el armario, sirviéndosela del grifo y luego remoloneando mientras limpiaba el vaso. Concentrarse en tareas cotidianas le ayudaba a alejarse del lugar oscuro. Secó sus manos con un trapo. Y mientras lo hacía, captó el sonido de la puerta abriéndose y dos personas entrando a la Yaxley. ¿Albus? Frunció el ceño. Gatiux pensó en que conocía a ningún Albus. Y eso que había sido un nombre popular durante muchos años. Cerró sus ojos amarillos durante un instante, mientras se imbuía de nuevo en la personalidad que se suponía que debía tener Gatiux Malfoy. Tenía media sonrisa en el rostro cuando se giró. - ¡Maida! ¡Qué alegría verte tesoro! ¡Cuanto tiempo! La alegría por verla era completamente real. Parecía estar muy bien. Gatiux se acercó a Maida y la abrazó, apoyando la barbilla en su hombro mientras cerraba los ojos. Al separarse la miró y le sonrió mientras le acariciaba la cara y le acomodaba un mechón. Su corazón se alegró al ver a su sobrina en buenas condiciones y al parecer, bien acompañada. - Estás muy guapa. Venid. Se apartó un poco de Maida para que todos pudieran ver quienes habían llegado, Maida y su acompañante que había presentado como Albus un segundo atrás. Los ojos amarillos de la Malfoy se dirigieron al recién llegado y lo estudió con ojo crítico, como haría una madre, luego le ofreció la mano a modo de presentación. - Encantada de conocerte, Albus. Yo soy Gatiux Malfoy. -dijo- Espero que estés tratando bien a mi sobrina. Pasa sin pena alguna. Y bajo el tono de amabilidad había una amenaza escondida. Probablemente iría a buscarlo al fin del mundo si se enteraba de que le hacía daño a Maida o si alguna vez hacía que se sintiera pequeña. El tema del daño en el corazón ya era otra cosa, no pensaba matar a todos los novios que tuviera su sobrina hasta encontrara el definitivo. Además, podía sentir la tensión de los otros dos Yaxley, del patriarca y de Aaron, ya había suficiente gente a la defensiva, por lo que le tocaba hacer el papel de poli bueno. - Sentaos, Orión ha preparado haggis y hay suficiente para todos. Fue a sacar un par de platos más para los que se acababan de unir y los puso en la mesa. - Me alegra que traigas a tu novio, Maida. -dijo Gatiux- ¿Hace mucho que salís juntos?
  13. Gatiux había vuelto a sacar el mapa animado que tenía en el bolsillo. Le resultaba entretenido poder observar cómo los dibujos de huellas avanzaban sobre el pergamino al tiempo que las pisadas en el bosque seguían su camino. En el dibujo que tenía entre sus manos el sendero se acababa de pronto. Una flecha surgió de la nada y señaló un punto un par de veces antes de volver a aparecer. Estaban llegando. Dobló el mapa y lo volvió a meter en la chaqueta mientras suspiraba. Estaba anocheciendo, el azul del cielo brillante estaba dejando paso a tonalidades más oscuras. Una estrella asomó tímidamente sobre sus cabezas. Y luego otra. Después le siguieron las demás, cuando el cielo acabó por ser un manto oscuro. El grupo de magos tuvieron que sacar sus varitas para que iluminara el camino. Caminar por el bosque de noche no era muy buena idea, siempre podías tropezar con algo que no habías visto o tuvieras un depredador peligroso acechando en la oscuridad. - Creo que hemos llegado. - dijo Niko, de pronto, deteniéndose- Preparen su varitas por favor. Ella se asomó por detrás, alzándose sobre sus propios pies y estirando el cuello para intentar ver un poco mejor. Por supuesto que había apretado la varita firmemente en la mano cuando el mago les advirtió. No sabían de qué ánimo encontrarían al mentado centauro, Berenci, ni si querría ayudarles o les intentaría echar de mala gana. El grupo de magos se miró entre ellos, indecisos en el proceder. - ¿Qué hacemos, gritamos su nombre y le decimos que salga? -preguntó Gatiux en un susurro- Nos habrá visto llegar o algo le habrá dicho que veníamos. ¿Entramos? Estaban frente a la entrada de una cueva. Y el aire que los rodeaba parecía cargante, mágicamente pesado, como si una maldición o encantamiento del que no tuvieran conocimiento estuviese preparada para inmovilizar al grupo de magos en cuanto estos hicieran un mal movimiento, o al descuido. Gatiux miró a Orión mientras inspiraba, pronunciando una pregunta que no llegó a formular. La Malfoy movió la varita hacia delante mientras sonreía con cierta malicia, indicando que alguien debería avanzar. Ese alguien sería un escudo, claro, pero tampoco es que tuviera que decirlo abiertamente. - ¿Quién quiere ir primero?
  14. Gatiux

    París Mon Amour

    Volvió nuevamente al centro. En metro, donde se había separado de Orión. El metro desde Versalles estaba de gente hasta arriba. Los turistas se apelotonaban uno detrás de otro haciendo cola en la máquina de tickets, como si la falta de espacio personal fuera algo bueno y deseable, o fueran a tardar menos en llegar a donde querían si se juntaban. Los carteristas aprovechaban esta situación para pegarse a la gente, sin llegar a tocarlos con su cuerpo, pero lo suficiente para alargar el brazo y meter la mano en bolsillo ajeno. Para los magos era demasiado fácil robarle a un muggle, un confundus o un desmaius y listo. En un parpadeo. Tantas facilidades a veces resultaba un poco aburrido, por lo que de vez en cuando había que tomar otros caminos que produjeran más adrenalina en el cuerpo... O intentar robarle a otro mago que estuviera en preaviso, que pusiera trampas para defenderse y tener que averiguar dónde se esconderían y de que se trataba. Aquellos raterillos se defendían muy bien para no usar la magia. Lo tenía que reconocer, se quitaba el sombrero imaginario ante ellos. Estaban coordinados entre varios y tenía que estar muy atenta para no perder comba sobre lo que sucedía delante de la máquina de tickets. En algún momento entre entrar al metro y volver al centro, Gatiux había parado a comprar, en uno de los tantos puestos a pie de calle, un crêpe de nutella con trocitos de plátano. Ahora se relamía el pulgar tras limpiarse la comisura de la boca manchada de chocolate. Apuró el dulce y bebió después agua para limpiar la boca de una pequeña botella. Gatiux empezó a caminar rápido, desde allí le llevaría unos minutos llegar a L'Arc de Triomphe, el metro había sido como escapar de una lata de sardinas, pero lo bueno estaba al salir del subsótano, con todas aquellas tiendas de escaparates carísimos en la calle que dirigía hacia el monumento. Tal vez le pidiera a Orión que se quedaran después de la misión para recorrer alguna de aquellas tiendas. Si no le fallaba la memoria había una tienda Montblanc en Champs Elysées. Podría regalarle un bonito reloj a su prometido, uno que eligiera el mísmo y que le gustara mucho. Esos relojes eran duraderos, incluso para la gente experta en romper cosas o caerse contra ellas. Ya los veía, primero el monumento imponente en mitad de una rotonda con muchísimos carriles, y luego el grupito que estaba en la acera. Sonrió (triunfal) en su llegada al Arco del Triunfo, tras haber conquistado para la Marca Tenebrosa el Castillo de Versalles. Fidelio
  15. Gatiux

    París Mon Amour

    Lugar: Castillo de Versalles CAPTURA: https://i.imgur.com/O3r1o8o.jpg («¡Qué frío!») Gatiux salió por la boca de la parada de metro. Tenía que recorrer unas cuantas calles hasta llegar a Castillo de Versalles, pero había estudiado a fondo la ciudad en visitas anteriores. Los lugares más turísticos los tenía controlados completamente, como acudir en metro y los transportes alternativos que llevaban hasta allí. Y el suficiente dinero muggle para moverse sin problemas. El problema que nunca hubiera imaginado terminar tan lejos. Seguro que Orión estaba en un sitio mucho más divertido y céntrico. Mientras tanto, Gatiux estaba alerta, si bien tenía ganas de seguir observando a aquellos muggles tan fascinantes, lo que le había llevado hasta allí era un motivo muy diferente. Y tenía que aguardar, a que no hubiera otro mago por allí merodeando, alguien que no fuera mortífago, porque aquella zona era suya, claro. Tenía las manos en los bolsillos. Uno de ellos estaba encantado mágicamente para que cupieran cosas, como la varita, la cual aferraba con fuerza por si acaso. Había esperado la aparición de otro mago durante el tiempo acordado. Miró el reloj. De vez en cuando echaba miradas furtivas a su alrededor. La calle estaba bulliciosa, pero tranquila para lo que ella realmente estaba esperando, otro mago con la varita en alto gritando "en garde!" mientras se peleaban a muerte. El tatuaje de la Marca Tenebrosa había empezado a arder, requiriendo su presencia en otro lugar que no fuera el Castillo de Versalles. Había sacado con disimilo su varita, y la mantenía pegada al abrigo oscuro de cashmere. Gatiux susurró unas palabras, y de la varita mágica surgió una niebla, invisible para el ojo muggle pero de color verde oscuro para ella. Esta luz primero fue un círculo que abarcaba sólo sus pies, después dicho círculo se fue expandiendo concéntricamente hacia fuera para reclamarlo como suyo. De la Marca Tenebrosa. La Magia Oscura se extendería como un veneno, facilitando las cosas para aquellos afines y dificultándoselas a aquellos que se oponían. En cualquier parte del mundo morían personas de ataques súbitos. Y si otro mago ponía un pie por esa zona, tal vez podría caer fulminado al suelo presa de un conjuro. No sería algo tan raro menos para aquellos que lo conocieran, y que supieran detectar la magia oscura. Ellos ganaban, como así había sido siempre. Una sonrisa triunfal apareció en su rostro. Guardó la varita de nuevo, en su bolsillo mágico, lista para ser desenfundada a cualquier movimiento extraño que detectara su mirada periférica. El conjuro estaba listo, y ahora debía de correr hacia L'Arc de Triomphe para reunirse con sus compañeros mortífagos. Y junto a Orión, al que le preguntaría si había presenciado algo interesante en el rato que habían estado separados, y si era así que se lo contase con todo lujo de detalles. Fidelio
  16. Gatiux

    París Mon Amour

    NUMERO DADO: 3 CAPTURA: https://i.imgur.com/O3r1o8o.jpg -Mira, allí, allí. El del gorro burdeos. Gatiux le susurraba a Orión con evidente entusiasmo, señalándole el lugar donde debía de mirar. Había localizado a un tipo con apariencia sospechosa y había seguido cada uno de sus movimientos. Un hombre de barba azabache cerrada, pero recortada, vestía un abrigo largo oscuro y debajo había una ropa poco cuidada. Los bajos de los pantalones estaban algo sucios de tierra, igual que las botas desgastadas. El tipo metió la mano en la parte trasera del bolso de la mujer que tenía delante. La elegancia de sus movimientos hizo que en ningún momento rozara con el brazo o con su cuerpo nada de la mujer a la que estaba robando. Unicamente una mano, que como el roce de una pluma se introdujo en su bolso y sacó un teléfono móvil, el cual guardó en su bolsillo. Se alejó de la mujer, y mientras lo hacía apagó el teléfono que acababa de robar. - ¿Lo has visto como se movía? Ha sido muy refinado. -Gatiux estaba ilusionada con presenciar aquel acto vandálico en directo- Parecía un felino, en ningún momento ha rozado nada con el brazo. Ella no se ha dado cuenta de nada. Ante la mención de un ejército de cuervos que le trajeran piedras brillantes y bonitas, Gatiux sonrió mientras se pegaba al brazo musculoso de Orión. Se imaginó la escena, y como examinaba una esmeralda con una pieza ocular que determinaba la pureza de la misma. - Al final los cuervos se volverían ávaros y se quedarían para ellos el botín. -explicó- Yo fui un cuervo de esos.. Siguiendo la moda francesa, Gatiux había optado por los colores oscuros, tanto el abrigo como los pantalones y las botas eran negros, y el jersey era verde botella. Todo resultaba un poco apagado, excepto por el pelo y los ojos, que seguían siendo de color fantasía sirena, claro. Su Marca Tenebrosa ardió bajo la manga de su abrigo negro de cashmere, y sabía lo que significaba -Es la hora. Nos vemos en un momento... -murmuró Gatiux, levantándose- O luego más tarde. Se acercó a Orión para darle un beso. Disfrutando de aquel segundo y de ellos dos. Al abrir sus ojos amarillos encontró a los azules de Orión, mirándola. Debe ser el color más bonito del mundo. Gatiux le sonrió y le tocó la punta de la nariz antes de alejarse caminando a paso animado. Debía de buscar una de aquellas escaleras con el cartel que decía "Metropolitain" y dirigirse al Castillo de Versalles. Tardaría bastante en llegar al Castillo de Versalles, estaba apartado del centro a diferencia del resto de monumentos, una de las cosas buenas de París era la eficacia del metro. Inspiró entraba en una boca de metro cercana. Fidelio
  17. Gatiux

    París Mon Amour

    Oh la lá. París, su ciudad infecta favorita. París es como un bonito pastelillo, por fuera parece perfecto, con todas esas virutas de colorines sobre chocolate, solo que cuando lo muerdes descubres con decepción que está relleno de pasas y el sabor no es tan agradable como imaginabas. La ciudad de los impresionantes monumentos, iluminados ostentosamente para que mires hacia ellos, y no hacia el seto donde hay ratas del tamaño de un gato bien alimentado. Ya había visitado París en otras ocasiones. Sabía que cuanto mayor era el número del arrondissement, en peores condiciones se encontraría el barrio. Incluso en los mejores barrios, los arrondissement I y II, los más turísticos y en los que el ayuntamiento ponía más atención en mantener limpias las calles tenían cierta podedumbre. Carteristas y todo tipo de timadores poblaban sus calles, a cada cual más imaginativo, y se beneficiaban de los millones de turistas incautos que visitaban la ciudad cada año. A Gatiux le fascinaban aquel tipo de muggles, la destreza con la que se manejaban y cómo los objetos que ellos consideraban esenciales (carteras y móviles) cambiaban de manos con la velocidad de un rayo. En un minuto el turista de turno tenía su móvil en el bolsillo y al siguiente ya había pasado por las manos de tres rateros distintos que se alejaban de ti como un fantasma que no detectas su presencia. Robar sin falta de magia, sin ser detectados, como un artista de las manos. Ella tenía su propio mapa de la ciudad, solo que no señalaban hacia los monumentos, pero sí coincidían cerca de éstos, era una ruta de los diferentes timos y donde se llevaban a cabo. Indicando cómo solían timar al turista, un trabajo exquisito cuya información le había llevado horas recolectar. Había tenido que acudir a uno de esos "ciber cafés" muggles de luz penosa en el centro de Londres para que le dejaran usar Internet y las reseñas de Google habían hecho el resto. Ahora tenía la excusa ideal para presenciar en directo todos aquellos peculiares comportamientos. Estaba ilusionada como el día de Navidad. Quería verlos todos, pero tenía uno que le llamaba especialmente la atención. Se agarró del brazo de Orión, apoyando la cabeza en el biceps de éste. - Mira, bajando las escaleras del Sacre Coeur llevan a cabo el timo de las pulseras. -explicó Gatiux señalando el mapa- Enganchan al turista por la muñeca, le ponen una pulsera de plástico o de tela y luego le exigen no menos de diez euros. Dicen que se ponen muy agresivos. Se trataba de algo parecido a una visita al zoológico, solo que el objeto de estudio era la conducta humana. Quería sentarse en un muro cercano a la acción y ver cómo se desenvolvían unos y otros. Fidelio
  18. Gatiux se encogió de hombros ante la mención de La Orden del Fénix y el hecho de que no se hubieran parado a examinar un lugar como aquel. Podían tratarse de múltiples variables, como que la gente no pusiera atención a lo que consideraban una leyenda, o que estuvieran muy ocupados tras una montaña de tareas que le mantenían en otra cosa, después de todo había mucho revuelo mortífago en estos aciagos días, lo normal era que estuvieran persiguiendo enmascarados. Otros tantos valorarían su pellejo por encima de cualquier otra cosa, por lo que no se aproximarían a aquella cueva que tenía unas imaginarias letras de neón muy luminosas que decían "muerte segura". Era palpable en el entorno, lo sería incluso para aquellos no familiarizados con la magia oscura. El mar enfurecido les había intentado matar mínimo tres veces antes de llegar al interior de la caverna. Alzó las cejas ante la señal de Orión de encontrar una barca a la orilla del lago. Los ojos amarillos de la banshee, acostumbrados a vagabundear en la oscuridad en su forma felina, encontraron sin problema aquello que le señalaban. La barcaza tenía pinta de que les fuera a volcar en cualquier momento una vez en el agua, más teniendo en cuenta lo corpulento del mortífago. -Sí, buena idea. No la tengo todas conmigo que esa cosa desvencijada no se parta a mitad de camino. -dijo Gatiux- No me apetece el bañito aquí, seguro que el agua está congelada. Sin embargo un baño en su propia habitación era lo que más se le antojaba en aquel momento, para calmar el frío que se le metía en los huesos por culpa de la humedad. Se prometió un baño de sales y espuma si salía viva de aquella cueva. El mortífago le señalaba la extraña niebla que rodeaba la embarcación. - Dime que tienes agua bendita o algún rosario en tu bolso. -decía Orión- No hice el curso de conocimientos de exorcismo. - Yo no llevo esas porquerías en el bolso. -fingió estar ofendida, cruzando los brazos bajo los pechos- Un rosario... que ocurrencias tienes. Un destello captó su atención. Gatiux mandó la bola luminosa desde su varita hacia donde creía haber visto el destello. Algo se aproximándose a ellos, caminando sobre el lago. Quizás algo o alguien se había enfadado porque estaban tocando algo que consideraba como una pertenencia. La Malfoy se puso en guardia, con la varita en alto. - Orión, algo está acercándose, caminando sobre el agua. Allí, mira.
  19. Un chillido agudo, y el sonido de unas patitas correteando le alertó. Puso gesto de asco antes de propinar una patada al animal, que salió despedido unos metros hacia delante, aumentando la intensidad del chillido y corriendo en otra dirección después, no fuera que le patearan de nuevo. Gatiux había desarrollado una particular aversión a los roedores en el último tiempo. Antes le daba igual, ahora no los podía ni ver. - Dios, qué asco. -rezongó- Y encima me va a salir musgo. La Marca Tenebrosa había ardido en su antebrazo izquierdo y ella había tomado la apariencia de Saiph, una mujer de cabello blanco, delgada, de rasgos afilados y ojos azul oscuro como el cielo nocturno, antes de dirigirse hacia su destino. Apareció en el lugar que les convocaba el Líder Mortífago. Por lo visto tenían retenido a un pobre diablo que no tenía nada que hacer más que rogar por su vida y agradecer por el tiempo extra que le estaban regalando los mortífagos. Saiph no lo reconoció, pero también llevaba mucho tiempo fuera, no tenía por qué reconocer el nombre de sus enemigos. Esperaría a que alguno de sus compañeros dijera el nombre en algún momento, no tenía prisa. Tampoco es que se fuera a encariñar con él, para el poco tiempo que le quedaba. Caer en garras mortífagas era lo peor que le había podido pasar. Ahora estaba en una sala, rodeada de compañeros mortífagos que miraban hacia un Líder que les hablaba de principios que se habían fracturado o no se qué. La verdad es que desconectó en cuanto vio los tintes políticos del asunto. Así que era una de esas reuniones. Por suerte había llegado con provisiones. Abrió su bolso y sacó una pequeña petaca plateada llena de whiskey. Si alargaba el brazo podría sacar dos o tres botellas. Bebió un poquito con disimulo. Emborracharse siempre era la solución. Ella ya estaba de vueltas de todo en la vida. Entendía el entusiasmo de los jóvenes, el ansia asesina y las ganas de demostrar su valía como alguien con un alma oscura válida. Cuando más jóven quemó todas esas etapas, viviéndolas con intensidad. Ahora sólo quería conseguir aquello que fuera para su interés propio, no dudaría en quitar de enmedio a aquellos que se interpusiesen, pero le aburrían algunas cosas que antaño fueron divertidas. - Y ahora ponedlo cabeza abajo y que se desangre como un cochinillo. -murmuró Saiph para si misma con humor macabro- Que su propia sangre le llene los ojos con el corte de la femoral. Bebió de la petaca. Al menos el alcohol seguía siendo tan divertido como siempre.
  20. Derecho a cupones: Nick: Gatiux Link al perfil: http://www.harrylatino.org/user/135-gatiux/ Link 1 que da derecho a cupones: http://www.harrylatino.org/topic/112918-primera-planta-objetos-magicos/?p=5403061 10 cupones
  21. Por algún motivo Gatiux se había empeñado aquella mañana en desayunar algo que sólo podrían conseguir en el centro de Londres, se había levantado diciendo que tendrían que darse prisa porque debían pasar por la ciudad antes de ir a por el traslador que les llevaría hacia la clase. Que tenía ganas de un Bubble Waffle y que no pensaba desayunar otra cosa. Orión le había seguido el rollo, por supuesto, aunque no sabía si era porque al final le había contagiado el antojo de Bubble Waffle o porque intuía que si a la Malfoy se le había metido eso entre ceja y ceja, lo mejor era acompañarla a cumplir la petición en vez de protestar inútilmente antes de terminar yendo al sitio donde primero dijo la banshee de cabellos violetas. Y una vez en la larga fila, viendo como el tiempo avanzaba y las personas no, empezó a sentirse nerviosa. Gatiux amaba llegar puntual a los sitios, era una de esas buenas costumbres inglesas que intentaba llevar a rajatabla. Movió las piernas, alternando el peso en un tacón y luego en el otro. Por los nervios y porque hacía algo de frío, y aunque se hubiera puesto unas largas medias tupidas sentía como el frío pasaba entre las piernas. Apretó las manos dentro del entallado abrigo rojo, como si así fuera a pasarse la sensación. - ¿Señora, va a tardar mucho? -preguntó Gatiux inclinándose hacia delante- Voy a llegar tarde a una cita. La mujer que tenía delante era la primera de la fila, pero llevaba allí unos diez minutos preguntando sobre ingredientes y mareando a la chica que atendía sobre las posibles combinaciones de sabores de los gofres y si quedaría bien el sabor del kiwi en rodajas con el del chocolate blanco. Se volvió hacia Gatiux, escaneándola de arriba a abajo y arrugando la nariz. - ¿La cita es con el peluquero para quitarte ese horrible color de cabello? Gatiux abrió la boca, ofendidísima con el comentario. Ella amaba su color de pelo de fantasía. Sujetaba con las dos manos la melena violeta, que estaba recogida en una coleta alta, miró a Orión como si no creyese la falta de respeto que recibía antes de las 8 de la mañana. La señora se volvió para la dependienta, que tenía los ojos muy abiertos, temiendo la trifulca que se podría montar en la cola que retrasaría a un más al resto de clientes, y pidió por fin un crêpe de dulce de leche. La Malfoy no dijo nada, pero había fruncido el ceño y sus ojos amarillos no perdían de vista a la señora de delante, maquinando una venganza que no fuera usando la varita ya que le haría perder el tiempo y llegaría tarde a la clase si tenía que seguirla por la ciudad hasta un lugar apartado. Por fin llegó su turno, su objetivo se sentó en una mesa cercana a la puerta. La dependienta sonrió con apuro, como pidiéndole disculpas por el comentario de la anterior clienta. Gatiux miró hacia los sabores, ya los tenían decididos de antemano porque llevaban un rato en la cola y pidió a la mujer tres Bubble Waffle, uno con helado de chocolate para ella, otro de helado de menta para Orión y un tercer Bubble Waffle de chocolate, caramelo y nata. Pagó y se quedó con dos conos en las manos. - Amor, sujétame mi desayuno. -le dijo a Orión mientras caminaban hacia la puerta- Tengo que ir a tropezarme. Le pasó a Orión el de chocolate, quedándose con el más grande y el que llevaba de todo. Cuando pasaban cerca de la mesa de la mujer que había increpado a Gatiux, la Malfoy fingió tropezarse, tirando el waffle de chocolate, caramelo y nata sobre el escote y el regazo de la mujer del encontronazo de la fila. Hubo un grito por parte de la mujer desconocida cuando se dio cuenta de que acababan de arruinar su outfit. - Ay dios mío, cuanto lo siento. Soy muy torpe. -dijo Gatiux teatralmente, llevándose la mano a la boca- Lo siento, me quedaría a ayudarte pero tengo cita en la pelu para que me quiten este horrible color de cabello. Chaito. Esbozó una sonrisa falsa y movió los dedos de la mano para despedirse. Una vez en la calle soltó una carcajada de verdad. Le pidió a Orión su Bubble Waffle y mientras miraba el reloj pensando en que debían de darse prisa para llegar al traslador. Tras acabar su desayuno y pasar por un Starbucks a por un café caro que se terminó enseguida, Gatiux sacó una pequeña talla de madera del bolsillo. Habían encontrado un lugar sin gente y ahora miraba el reloj sin soltar a Orión, con quien tenía el brazo entrelazado. Tres. Dos. Uno. El familiar tirón que nacía de la boca del estómago. Aterrizaron con elegancia sobre un campo, a la entrada de un bosque. Gatiux pensó si es que todo el mundo estaba en guerra con la civilización o contra sus tacones, últimamente terminaba visitando cuevas, bosques y acantilados, y ninguno de esos sitios era heel's friendly. Miró en derredor. - ¿En qué lugar del mundo crees que estamos?
  22. Gatiux puso atención en la conversación de Candela con Zoella, después de todo se encontraban bastante cerca, tan solo a unos pasos de distancia. La curiosidad y el oído fino eran parte de los gatos. También quería distraerse un poco de las palabras de los centauros, cuyas palabras seguían dando vueltas en su cabeza, y si seguía así acabaría mareada y echando el desayuno. Ambas mujeres hablaban de dinero, Zoella por lo visto le pedía más de lo que llegaba a sus manos. Gatiux rió internamente al recordar la de veces que ella y sus hermanos habían pedido a Crazy Malfoy que les dieran los galeones correspondientes y cómo éste les había mirado como si hablaran swahili y no inglés. El mago cambiaba de tema repentinamente o incluso salía de la habitación dando por zanjada cualquier intento de pedir dinero. Al final lo habían tenido que dejar por imposible, no verían ni un galeón de aquellas ricas arcas. Tal vez solo se enriqueciera el ojito derecho de Crazy, su hermana Mackenzie, el resto tendría que ganarse su dinero con el trabajo Ministerial o de otras formas menos lícitas. A Gatiux nunca le había faltado de nada, si bien era cierto que ella había aprendido a saquear bolsillos ajenos desde muy pequeña, podría robarte una pulsera o un reloj que llevasen en la muñeca sin que el dueño se diera cuenta, con la destreza de un maestro ladrón. Más tarde cambiaba las piedrecitas de colores que menos le gustaban por dinero en metálico, otras joyas formaban parte de su colección si no las mandaba a refundir y hacer piezas nuevas. Si algo no estaba atornillado, estaba listo para que ella se lo llevara. Mientras caminaban, Gatiux se fijó en un árbol. Creía haber visto unos ojos mirándola y cómo el cuerpo de la criatura desaparecía por completo. ¿Era un demiguise acechándolos? El hábitat de esa criatura se encontraba en el Lejano Oriente, aunque cosas más raras se habían encontrado a lo largo de su vida. El hábitat de las criaturas a veces cambiaban, buscaban lugares tranquilos y poco masificados, no sería la primera vez que encontraban algo en un sitio improbable. Y aquella Selva estaba cargada de magia, cualquier cosa podría suceder. El fino oído de Gatiux también detectó un aleteo en la lejanía, sonaba a criatura que pesaba bastante además. Se preguntó si debería alertar a los demás, tal vez les inquietaría para nada, manteniéndoles en tensión sobre algo que no iba a suceder. Tal vez la criatura voladora no les estaba siguiendo a ellos, sólo siguiendo su camino de un lugar a otro, como otras tantas veces habría sucedido. Alarmar a los demás sin razón no merecía la pena.
  23. Gatiux apoyaba el peso en una pierna y en otra mientras esperaba que la cueva se abriera ante ellos. Por un instante pensó en que vería una cámara llena de oro hasta donde alcanza la vista, por lo que fue algo decepcionante cuando volvió a ver más piedra oscura. Alzó la varita, cuya punta estaba iluminada para distinguir mejor lo que tenían delante, estaba tan oscuro como la boca de un lobo. Gracias al momento de ensoñación se había olvidado por completo que tenía la palma de la mano abierta y chorreando sangre, por suerte para ella Orión no se había olvidado y había cerrado la herida gracias al conjuro de curación. Gatiux le sonrió con dulzura para darle las gracias. Entraron en la cueva, ahora que habían pagado el precio que exigía, sangre humana para debilitar al mago que osara poner un pie en aquellos dominios. Orión decidió encender una antorcha para obtener un poco más de luz. El punto de entrada cada vez se alejaba más y más, ahora empezaba a oler a agua estancada. Gatiux arrugó la nariz. Algo goteaba sin cesar desde un lugar cercano. Una gota tras otra en un murmullo continuo. Gatiux se preguntó de donde vendría el sonido, si sería el agua del mar colándose de alguna forma en aquella cueva mágica y uniéndose con el lago. Quizás el agua del lago era salada y se había formado con el paso de cientos de años con el agua del mar cayendo a cuentagotas. Tampoco es que pensara probarla para ver si era dulce, salada o sabía a fango asqueroso. Caminar por un lugar que hasta entonces había sido un simple mito, un rumor que se susurra pero que nadie puede contrastar, despertaba aquel tipo de preguntas. Orión en aquel momento preguntaba en voz alta cuantos muertos creía que habría en el lago de inferis. Buena pregunta. La Malfoy pensó seriamente durante unos segundos antes de responder. - Todo dependería de la capacidad inicial del lago. No es lo mismo tener una profundidad de una piscina que de un estadio de quidditch. -contestó Gatiux- Para lo primero apenas necesitarías cien, para lo otro... quizás cientos de miles. Era un pensamiento bastante macabro, y aún así no se inmutó. Su razonamiento le llevó por otro camino. - Puede que no todos sean muertos reales, solo una réplica de magia oscura. Clones. -continuó- Si hubieran muerto tantos magos o muggles como para llenar un estadio de quiddich el rumor sobre esta cueva habría llegado antes. Incluso si no usara los pergaminos como posavasos. La luz de la varita de Orión había ido y vuelto, mostrándoles los diferentes puntos de la cueva. Parecían dividirse en pequeñas islas en mitad del lago. Un lago que no pensaba cruzar nadando ni aunque le dieran cincuenta mil galeones. Los ojos amarillos de la banshee recorrieron la superficie próxima a ellos. - ¿Ves algo que podamos utilizar para cruzar al otro lado? No me meto ahí ni muerta. Jé. Ni muerta. Porque estaban frente a un lago lleno de inferis.

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