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Gatiux

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Todo lo publicado por Gatiux

  1. Un oído atento habría podido escuchar que de los labios de Gatiux escapaba un siseo felino furioso, el mismo que emiten esas criaturas cuando quieren alejar un peligro de ellos. Y si ésta hubiese podido ver la escena en tercera persona seguramente habría soltado una carcajada por la comicidad del asunto. Se echó hacia atrás al mismo tiempo que Rosalia saltaba hacia el lado contrario. Tocó pared con ambas manos y supo que no tenía espacio para correr. Tal vez por ese motivo, Rosalia aprovechó para lanzarle una lámpara a la cabeza que la banshee de pelovioleta esquivó por poco con un grito. Gatiux mostró las palmas de las manos para demostrar que no empuñaba varita alguna, ni que tenía intención de atacar a la Arcana más allá del evidente susto que le había propiciado. Sí, no había sido de sus planes más brillantes, pero a veces se dejaba llevar por la emoción sin pensar en lo que podría desembocar. Adoptó un gesto de culpabilidad mordiéndose el labio. Al fin la Arcana se relajó y le preguntó si estaba bien. - Sí, lo siento por el susto. -respondió Gatiux con una risa nerviosa- No ha sido de mis ideas más brillantes. Rosalia le preguntó entonces si estaba bajo el efecto de alguna sustancia estupefaciente. Gatiux negó con la cabeza. No estaba mal tener un viaje psicotrópico de vez en cuando, pero lo dejaba para momentos en que no tenía que interactuar con los demás, en la intimidad del hogar, o cuando la situación lo requería como en el viaje del desierto. Ni siquiera había probado una gota de alcohol, para conservar toda la lucidez posible durante el camino que le había acabado llevando a la cabaña de la Arcana. - Hoy no, señora. -inclinó suavemente la cabeza, como hacían los japoneses en gesto de disculpa- ¿Que tal si preparo yo el té? Suficiente susto ha tenido conmigo colandome aquí en mitad de la noche. Vayamos a la cocina y mientras le voy contando. Todas las cocinas eran más o menos iguales. Los cazos y utensilios estaban situados arriba, cerca del fregadero junto con los platos porque era el lugar más eficiente para ponerlos. Y el siguiente armario solía ser para guardar comida, y con eso hierbas e infusiones varias. Gatiux puso un cazo de agua a calentar, había visto una tetera, pero a ella le gustaba hacer el te de manera más rudimentaria, calentaba el agua primero y luego ponía las hierbas en un colador para dejarlas reposar unos minutos tapadas hasta que adquiría el sabor. Sirvió dos tazas de té y puso una delante de Rosalia, tomando asiento frente a ésta. - Digamos que tengo un negocio entre manos. -explicó Gatiux- Y necesito su ayuda. Como primera explicación fue un tanto críptica. Y es que Gatiux esperaba una mueca de asentimiento para continuar, que la Arcana entendiese que lo que pensaba pedirle no estaba dentro de los términos de la legalidad. También esperaba que las acciones de un lector de mentes no se movieran entre el blanco o el negro si no entre una amplia gama de grises, manejarse en un espectro así daba libertad de pensamiento, de entender al resto de personas y las motivaciones que movían a cada ser humano. - Verá, hace unas semanas recibí una carta de un buen informante. Al reunirme con él, me contó que hay cierto mago en Londres que tiene en su poder un anillo que vendieron en la Casa Bonhams por 6,2 millones de libras, un objeto especial, pero que él no fue el que pagó el dinero. A ese lo encontraron muerto en extrañas circunstancias. -siguió explicando Gatiux- Resulta que nada puede inculpar al que le mató para robarle la joya. El nuevo propietario está limpio como una patena. Está tan limpio que usa un nombre falso, John Doe, tampoco tiene pasado, ni antecedentes penales. Un ciudadano modélico. Ya sabes que cuanto más limpio aparenta estar un tipo más cosas tiene que esconder. Echó un azucarillo en su propia taza de té. - John Doe estaba allí , en el bar, tal y como mi informante me había dicho. Se reunía con un amigo suyo. Me deslicé hasta el baño de mujeres y allí me transformé en gato para escuchar la conversación desde las vigas de madera del local, colándome por un pequeño ventanuco y deslizándome sin hacer ruído, situándome justo encima de ellos. Removió lentamente con la mucharilla, sin dejar de mirar a Rosalia. Gatiux estaba muy emocionada contando la historia como para darse cuenta de que el té comenzaba a enfriarse siquiera. - Una vez allí escuché algo que te puede interesar, y es por ello que tengo un trato para ofrecerte, estos tipos consiguieron una semilla de sauce boxeador mutada genéticamente para que de flores de cerezo. Si me ayudas a meterme en la mente de John para conseguir la joya, de camino también sacaré la semilla para ti. Es un ejemplar único, y supongo que puede llamar tu atención el tener algo así. Se mordió el labio mientras sus ojos amarillos se desviaban de la mirada de Rosalia. - Normalmente le hubiera seducido en un bar. Ya sabes, le invitas a una copa, te haces de rogar un poco y ante el desafío y las curvas se vuelven locos. Te invitan a su habitación de hotel y allí le echas un Imperius. Al día siguiente te puede brindar la luna y luego te vas de su vida sin dejar rastro, no recuerdan que estuviste allí ni que tenían lo que acaban de perder. Pero mi informante me advirtió que John Doe sabe algo de Oclumancia y de protegerse ante hechizos como el Imperius por muy experimentado que sea el mago. Así que eso de colarme en su habitación e intentar hechizarlo sería mala idea. Si quiero entrar en la mente de John Doe, tendría que saber Legilimancia o llevar conmigo a alguien que supiera. Miró a Rosalia de forma significativa. - Todo el mundo tiene algo que proteger, un perrito adorable y esponjoso, una mujer, hijos, una madre que vive en una cabaña y que se mece tranquila en el porche pensando que su hijo es un empresario con las manos sin manchar... La información es poder, y si no puedes colarte en su mente para que te den ellos mismos lo que deseas, puedes amenazar las vidas de aquellos que se afanan en proteger, sólo un poquito sin pretender llevarlo a cabo, pero ellos no lo saben. Y, bueno, ya sabes el dicho de quien roba a un ladrón, ¿no? Si sólo hubiera sido un hombre honrado que consiguiera esa joya por sus propios medios a Gatiux no le hubiera interesado, fue el que matase a otro para quedarse con la joya, que el tipo fuera un mafioso y todo el misterio que le rodeaba. Recordó hasta donde los había seguido. Los guardaespaldas de John lo habían sacado casi a rastras de un local sobre las dos de la mañana y se habían dirigido a un lujoso hotel cercano. - Ahora John está noqueado, sorteando a los gorilas que lo custodian debería ser fácil poder meternos en su mente, o secuestrarlo si el asunto nos va a llevar más tiempo. ¿Le interesa el trato? No es sólo robarle a alguien, también es justicia cósmica o karma... Probó el té que ya se había enfriado.
  2. Nick: Gatiux ID: 135 Conocimiento: Encantamientos Nivel de Magia: 28 Link a la Bóveda: 77626 Link a la Ficha: 77586
  3. - Dime Sagitas, ¿conoces a muchos maleantes y asesinos en el pueblo? -la Sagitas que no era Sagitas sonrió, tocandose los dientes superiores con la punta de la lengua- Quien iba a adivinar que tenías esa clase de amistades por ahí. ¡Invítalos! Seguramente acabaremos bebiendo whiskey juntos. Gatiux no tenía miedo. Tampoco sentido común. Mientras que la Sagitas real empuñaba su varita y se ponía más nerviosa cuanto más tiempo pasaba, ella no había materializado la suya. Como si pudiera defenderse de magia con arcos y flechas. Mejor hubiera llevado una pistola de aquellas muggles, que si acertaba en el objetivo era como un Avada Kedavra en el mejor de los casos o un Sectusempra si acertabas en cualquier otra parte del cuerpo. Se encogió de hombros. Le parecía bien que enviara a alguien a buscarla. Tal vez eso le proporcionara la adrenalina y la emoción que venía faltando desde hacía mucho tiempo. Por un momento incluso estuvo tentada a mostrar el verdadero ser, su verdadero rostro, para que así la pudieran perseguir sabiendo a quien se enfrentaban. Eso sería la salsa picante faltante. Se relamió. Pero al final se contuvo. - Sí, claro, búscame. Pero no te lo voy a poner fácil. Eso le quitaría diversión, ¿eh? Espada había soltado el discurso que habían preparado en el caso improbable de que alguien saliera a recibirlos. A la Potter Blue no le faltaban agallas, ciertamente. Sonrió con una mueca de aprobación, la cual sería rara de ver en su propio rostro. -Les dejamos para que se lo piensen, ¿sí? -dijo la Sagitas de túnica gris- No les quepa duda que otro día volveremos a por su respuesta. Le guiño un ojo con picardía y teatralidad. Después dirigió un gesto a Piñata y a Colmillos. Desaparecieron.
  4. - ¿¡Te vas a llamar Espada!? -la Sagitas que no era Sagitas abrió la boca, como si acabara de escuchar un nombre muy genial- ¡Entonces yo me quiero llamar Escudo! Era obvio que no eran nombres reales, tampoco iban a simular que sí. Y más cuando la verdadera Sagitas acababa de aparecer arruinando todos sus planes de tomarle el pelo por completo a la muchacha de los calcetines azules. La Sagitas real le había llamado "Xell". Bueno, llamar a alguien de tu familia cariño o tesoro suponía que también hubiese sido válido. Rascó su cabeza. - Bueno, por ahora me voy a llamar Sagitas. -le sonrió a la verdadera- ¿Puedo tomar prestado tu nombre un ratito? ¡Me veo igual que tú! Dio una vuelta sobre sí misma abriendo los faldones de su túnica gris y haciendo una pequeña reverencia tipo princesa. Saludando a las dos mujeres que habían acudido veloces a aquel pequeño asalto a su mansión. Lo normal era una casa sin habitantes, sin respuesta alguna donde podían hacer y deshacer como les venía en gana. Encontrar una respuesta resultaba refrescante. - Venimos en son de paz. A ofrecer protección. -siguió diciendo a lo que decía el de la máscara de oso- La gente está desprotegida hoy en día en Ottery. ¿Qué pasa si entran forajidos a incendiar tu bello hogar cuando dormís? Por una módica cantidad podríamos protegeros de esos individuos Comenzó a juguetear con la flecha, girándola sobre sí misma y tocando las puntas que tenía al final. - Creemos que Ottery se puede volver peligroso de nuevo. ¿No lo entendéis? Queremos protegeros de esas cosas.
  5. Alguien salió corriendo de su cuarto. ¡Debían haber escuchado su preciosa canción! Una chica apareció corriendo. Gatiux miró su rostro, luego sus calcetines y después su rostro otra vez. Cuando se dirigió a ella como "tía Sagitas" hinchó el pecho orgullosísima. Había clavado el disfraz. Aunque claro, no tenía nada de mérito, llevaba siendo metamorfomaga desde que tenía unos dieciocho años, para ella meterse en la piel de los demás era tan fácil como respirar. Cambiar de forma de nariz llevaba un parpadeo o dos nada más. De color de ojos incluso menos Aunque el disfraz, como habeis leído más arriba no era perfecto, puesto que la verdadera Sagitas no iría por ahí con arcos y flechas, y tendría formas de moverse que su familia reconocería con un par de segundos. - ¡Hola!... ¡Tesoro! Me he encontrado con este amable hombre en la puerta. -saludó con una sonrisa y señaló al de la máscara de oso- Dice que nos van a ofrecer protección. Y un plan de pensiones a largo plazo. Le he dejado entrar... Enseñó sus flechas y su arco. - Llevo esto porque según dicen es la última moda en Ottery, me voy a apuntar a clases -mentía con una sonrisa siniestra en la cara- ¿Vienes conmigo a esas clases? ¡Serán divertidas! Luego miró a su túnica e hizo un mohín cuando la chica dijo que era fea. - Estaba en el fondo de mi armario. Supongo que es de la temporada anterior. -siguió diciendo- ¿Por qué no le preparas a este buen hombre un té, cariño? La verdadera Sagitas apareció varita en ristre. - ¡Ups! ¡Pillada! Y rió. De forma salvaje.
  6. - Voy a aprovechar que tengo su cara para colarme en su habitación y robar todo lo que brille. Gatiux había tenido siempre alma de cuervo. Le llamaba todo lo brillante, cuanto más brillante mejor era para ella. Tenía un montón de joyas de diamantes, zafiros, rubíes y esmeraldas, pero siempre quería más. ¿Se las solía poner? No. Las tenía abandonadas en un cajón cual botín pirata. Pero sabía que estaban allí y que eran suyas. Las que había comprado y las que había afanado por ahí. - ¿Donde se supone que estará mi habitación? ¡Ay, no me acuerdo! Se puso una mano en la frente para hacer una escena dramática. Simulando pena poniendo un puchero en sus labios. - ¿Sabes donde está mi habitación? -le preguntó al de la máscara de oso- ¿No? Bueno, voy a buscarla. Comenzó a subir escalones de dos en dos. Iba cantando una cancioncilla de niños que decía "London Bridge is falling down", pero ralentizada de tal modo que sonaba bastante tétrica. A juego con la sonrisa malvada que se dibujaba en el rostro. Iba rayoneando las paredes con la punta de la flecha que iba arrastrando por allí mientras caminaba. Cada ciertos pasos daba un saltito pequeño. - London Bridge is falling down, falling down, falling down... My fair Lady Comenzó a abrir puertas, buscando la habitación principal, o una que estuviera cargada de cosas.
  7. Iba justo detrás del hombre con la máscara de oso, aparecieron casi simultáneamente. Y mientras que él llevaba una espada, ella había conseguido un arco y unas cuantas flechas que llevaba dentro de un carcaj. Reía el chiste que iba tirando el otro. Habían aparecido los primeros, pero llegarían más. Entraban ahora en la Ojoloco Potter Blue. - ¿Tu que crees que sentirán los elfos al ver a la dueña de todo esto quemando hasta sus cimientos? Gatiux no tenía el aspecto de Gatiux, tenía el aspecto de Sagitas. Se había cruzado con la pelivioleta las suficientes ocasiones para saber cómo era su rostro, su figura y su voz. No era un disfraz perfecto, ya que no habían pasado juntas el tiempo suficiente para saber cómo se movía, o si hacía más un gesto o el otro. Había creado una copia idéntica con su habilidad metamorfomágica, dejando atrás sus llamativas curvas y unos cuantos centímetros de estatura. Terció una mueca burlona. Aquel aspecto era una declaración de intenciones. Y sería un tanto confuso si se encontraba cara a cara con la verdadera dueña de aquel rostro. Por eso se había vestido con una túnica gris algo raída. No veía a la Sagitas real poniéndose algo así. - Aunque el plan no es destrozar todo desde el principio. -recordó "Sagitas" volviéndose hacia el resto que terminaba de aparecer- Recordad que venimos a ofrecer nuestra magnífica protección. Y si se niegan podeis destrozar lo que queráis. Si veis joyas bonitas, avisadme. Oh, la ironía. Un grupo de gente ofreciendo protección de ellos mismos. Se sentía algo nostálgico y reconfortante. Ella era un Agente del Caos, le gustaba ver cosas arder porque sí. Que en los últimos tiempos hubiera estado intentando aplacar esas ansias de su prometido iba en contra de su propia naturaleza. Ahora había decidido dar rienda suelta otra vez a su estado salvaje. Vuelta a los orígenes, a las raíces. Ahora que no había nadie para decir que hacer o cómo hacerlo. Tampoco ningún grupo en contra que les fuera a enfrentar. - ¿Hola? ¿Hay alguien en casa? -gritó- Venimos a haceros una oferta que no podreis rechazar. Rió. Era una frase de una película muggle que había parafraseado en multitud de ocasiones.
  8. Hola! Vengo a hacer una Consulta. (Alguno pensará: hace menos de un día que empezaste tu habilidad, ya estás preguntando cosas?) Y sí. Verán, antes de empezar con la habilidad estuve roleando por distintos tópics para crear un trasfondo rolístico del porqué Gatiux quería aprender Legilimancia. Tengo una trama en que planeo un robo a un sujeto peligroso. Y mi duda es que si le podría pedir a Rosalia que viniera conmigo a secuestrar a alguien y si se puede rolear un par de post por ahí fuera (en el Callejón Diagón, Gatiux junto a la Arcana). Después volveríamos a la cabaña, pero no se si la habilidad y la interacción con los Arcanos se limita SOLO a este subforo. Si no se puede está bien, tengo un plan B para seguir la trama, pero me gustaría saber si cuento con la posibilidad de pedirle a la Arcana que se venga a vivir aventuras por ahí xD
  9. [<<] Si quería avanzar con su plan debía de aprender Legilimancia. El objetivo era un hombre con un nombre falso, sin pasado y con un par de gorilas que solían escoltarlo a donde quiera que fuese. Para más inri, el tipo se había molestado en aprender algo de Oclumancia por su cuenta para que no pudieran echarle un Imperius al descuido. No tenía ningún hilo del que tirar, ninguna vida que amenazar si no le daba lo que ella quería, lo cual suponía un grave problema. Era como intentar robarle algo del bolsillo a un fantasma. John Doe no existía realmente. Una imposibilidad, pues hasta el ser más frío tendría a alguien a quien proteger. Si se había molestado tanto en borrar las huellas debía esconder una historia detrás. De la forma normal, Gatiux habría seducido al objetivo en un bar y después deslizado la imperdonable para obligarlo a cumplir su voluntad, pero John Doe no era un tipo cualquiera. Las runas le habían advertido del peligro que correría si no obraba con cautela. No solía creer en las tiradas que realizaban con esas piedras en su familia, pero en aquella ocasión parecía una buena idea hacerles caso. Pasó un par de horas planteando otras opciones en su cabeza, intentando caminar por otros senderos que no bordearan la Universidad. Todo el tiempo que había empleado en seguir a su objetivo le había dado vueltas al tema de si acudir a Rosalia o no. Al final había ganado el sí, porque estaba en un callejón sin salida. La partida estaba paralizada en aquel momento. (¿Debería llevar el aspecto de la chica del bar?) Peinó una de sus cejas mientras caminaba y decidía si dejar su llamativo aspecto habitual, con la piel morena, las curvas, el cabello púrpura y los ojos amarillos, o se decantaba por uno más normalito. Miró a un lado y a otro, alerta, era de noche y no se movía ni un alma en aquellos terrenos. No debería estar caminando por los senderos de la Universidad a aquellas horas tan intempestivas. (Podrá leerte a ti misma y ver más allá del disfraz. Es una tontería que lo plantees siquiera. Es mejor ir con la verdad.) Estar otra vez buscando el hogar de un Arcano le ponía un poco nerviosa, sobre todo por lo que estaba a punto de pedirle. No conocía a Rosalia, no podía prever cómo iba a reaccionar. O si se negaría. Ya había tenido malas experiencias con los Arcanos anteriormente. El primero le había hecho sufrir durante meses en el hielo, abandonándola a su suerte bajo una aurora boreal infinita. Otra Arcana distinta le había recibido a gritos y luego ignorado por completo. Creía que faltó poco en esa ocasión para que le escupieran por llevar el apellido "Malfoy" tras su nombre. Era por ese motivo que Gatiux había perdido la esperanza de encontrar un Arcano que la tratase bien, fuera amable con ella y le enriqueciera de un modo espiritual. Además, si la Arcana le decía que no tendría que olvidarse del maravilloso botín con el que llevaba unas semanas fantaseando. Pero si decía que sí probablemente viviera una experiencia enriquecedora. Una sonrisa se dibujó en el rostro de la Malfoy, animada por la posibilidad de una nueva aventura que hiciera que su corazón se acelerara. Desafiar al peligro tenía algo adictivo. Bueno, en realidad ahora estaba viviendo el peligro de cerca. En vez de visitar a Rosalia a una hora decente se estaba colando a hurtadillas en el terreno de la Universidad a las tres de la madrugada. Si la pillaban la ahogarían en el lago más cercano, y no sería John Doe, el mago mafioso, si no alguien seguramente conocido. O la misma Arcana en cuanto la despertase. Pero sentía que tenía que aprovechar la ocasión. Después del Caldero había optado por seguir los pasos de John Doe hasta otra taberna y luego hasta un lujoso hotel cercano, donde ahora dormía mientras sus gorilas hacían guardias frente a la puerta. Un gato negro puede ver muchas cosas cuando llega la noche si contaba con la suerte suficiente. Era la oportunidad ideal para lograr información de la mente del mago si es que lograban deshacerse de los guardias que lo custodiaban. Se transformó en un gato negro mientras recorría los últimos metros. Saltó a la ventana entreabierta de la cabaña de la Arcana y en completo silencio gracias a sus mullidas patas recorrió la cabaña, amparada por la oscuridad y la negrura de su pelaje. Se acercó hasta la cama de la Arcana. Transformándose de nuevo en humana y agachándose al lado de su rostro. Le tocó el hombro y la movió con suavidad. - ¿R-Rosalia? Eh... Pssst-Rosalia despierte... Tragó saliva. Era mujer muerta. O no. Seguía tentando a su suerte. - Oiga Rosalia, siento colarme así en su cabaña, pero necesito su ayuda. -siguió susurrando porque a nadie le gusta que le despierten con gritos- Mi nombre es Gatiux, ¿podría acompañarme a un lugar?
  10. Gatiux

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    Como loca ya estoy, vengo a apuntarme a Legidemencia xD Nick: Gatiux ID: 135 Habilidad (en caso de que se trate de la habilidad de Animagia, especificar preferencia de animal): Legilimancia. Rango Social: Órden de la Cruz Dorada Nivel de Magia: 27 Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): Nunca cursé la Academia. Pero vengo sabiendo rolear, lo juro. Nº de conocimientos que se poseen: 10 Link a la Bóveda: 77626 Link a la Ficha: 77586
  11. - Bua Menuda decoración me he montado ¿verdad? - Es una decoración bonita, muy mística para lo que nos traemos entre manos, pero poco práctica para el día a día. -dijo Gatiux mirando hacia el monton de cojines repartidos por el suelo a su lado- Y la falta de luz no es buena para una habitación. ¿Cuando sabríamos que ya es por la mañana? Con la mano acariciaba uno de los cojines que le quedaban a la altura, trazando círculos concéntricos con el dedo índice. Orión apareció en el campo de visión de la banshee, quedando encima y mirándola con los ojos entrecerrados. Gatiux rió cuando éste le comunicó su propia lectura de runas matutina. - Pues tal vez desafíe a tu predicción. Tal vez me escape unos días para que no se pueda hacer realidad. -contestó sonriendo maliciosa- Aunque si entendemos el futuro como una línea temporal fija, el que yo intente huir para resistirme a una situación futura es lo que lleva a que ese futuro se cumpla. Acarició la mejilla del Yaxley y lo atrajo hacia sí misma para besarlo. Luego éste se tumbó a su lado mirando al techo tal y como había estado ella instantes antes. Gatiux le dio una larga calada al cigarrillo que esperaba sobre el cenicero. Frunció el ceño al darse cuenta que iba demasiado cargado. Y luego soltó el humo formando pequeños círculos que se hacían más grandes conforme se alejaban. Orión mencionó que había preparado de regalo para ella unas runas de lapislázuli. Gatiux sonrió ante la mención de un regalo. Era un detalle muy bonito, el Yaxley sabía prestarle atención a aquellos detalles. Sabía que la banshee sería más propensa a usar runas después de aquella clase si tenía las suyas propias y el envoltorio era bonito. Gatiux se levantó para buscar las runas, él las señaló con un movimiento de cabeza. Volvió al mismo lugar moviendo una pequeña bolsita. Sacó unas pocas para observarlas, la piedra era azul y la runa estaba tallada en ésta en color dorado. Cada una era un poco diferente gracias al diseño cambiante del lapislázuli. - Es un detalle muy bonito, gracias amor. Según el libro, la runa que sostenía en esos momentos, Berkana, significaba crecimiento personal. Gatiux miró algunas runas más antes de guardarlas en la bolsa todas juntas. Orión ahora hablaba de que había robado unas plantas exóticas al volver de Videncia tras hacerse un poco de lío con la palabra. Gatiux rió entre dientes mientras daba otra calada al cigarro y lo dejaba en el cenicero, al parecer ambos tenían pegamento en las manos porque solían llevarse cosas de los lugares a modo de recuerdo o porque les parecía bonito. - Si quieres que esas plantas exóticas sigan vivas deberás dejarlas dentro de casa. -dijo echando el humo hacia arriba- Trasto se las comerá o las pisoteará jugando. No he conseguido plantar nada desde que vivimos aquí, por mucho que le regaño es lo único en lo que no me obedece.
  12. - Orión es mi padre biológico. En la mente de Gatiux los segundos se estiraron como un chicle. Se espiró aire mentalmente mientras encajaba el golpe. Tenía que hacer el ejercicio mental de recordarse a sí misma que eso fue hace un montón de años y que no tenía ningun sentido el ponerse celosa por cosas de la juventud que sucedieron después que Orión se marchase sin avisar. No estaban juntos cuando eso pasó y no tenía nada que reclamar. Eres adulta. Tragó saliva. - Pero no se quién es mi madre. O si tengo. -siguió diciendo Evedhiel- Conociendolo quizás me creó de runas. O de terapias alternativas... o de arcilla. - Todo el mundo tiene una madre, Evedhiel. -contestó Gatiux, sonriendo para animarla- Orión no es un caballito de mar. Aunque estoy segura de que algo así le gustaría. Siguió escuchando la historia. Evedhiel había sido creadas por sacerdotisas que le inculcaron odio hacia la magia oscura. De vez en cuando Gatiux volteaba los ojos o negaba con la cabeza con desaprobación. Marcar a una niña como ganado era pasarse de la raya. - Podemos dejar las cosas como están, o intentar averiguar algo más sobre tu pasado. -dijo Gatiux cuando Evedhiel terminó de contar su historia- No se si profundizar en ese tema te traerá paz, así que esa es tu decisión. Cuenta conmigo para lo que sea que decidas. Por un instante se abstrajo de la realidad. El recuerdo que guardaba al lado del pensadero sobre lo que había visto desde la vista de una tercera persona y que parecía pertenecerle. Una niña llamada Evedhiel que nunca sostuvo porque ese fin de semana sólo habían estado ellos dos sólos sin ningún otro incidente. La oscuridad y los dos hombres que se movían como sombras. (¿Entonces el recuerdo no es un recuerdo si no un sueño? Parecía real. Podía mirarme las manos. No me puedo mirar las manos cuando sueño.) Agarró el hilo de la conversación de Aaron a mitad de frase. Parpadeó un par de veces. Le estaba contando algo de un huargo adulto. Los ojos amarillos de la banshee recorrieron la herida de Aaron. No parecía ser nada grave o preocupante. Lo que no entendía era por qué el hombre no había sido capaz de curarse aquello. Tal vez quisiera parecer más varonil ante las Yaxley que encontrara al llegar a casa, mostrando heridas de guerra cual superviviente. Gatiux sonrió mientras dejaba a un lado su propio café. - Déjame que le eche un vistazo a eso. No esperó una confirmación. Durante muchos años se había dedicado a curar y revivir mortífagos en el ala prohibida de San Mungo, y aunque hubiera pasado ya otro tanto de aquello era una costumbre que no se le quitaba. Se acercó hasta Aarón, puso el dedo índice sobre el mentón de éste para girar un poco la cabeza y mirar la herida con un poco más de ángulo. Gatiux posó la palma de la mano sobre el ojo de Aaron, tapando con su mano ahuecada desde la ceja hasta casi la oreja. El colgante amarillo que pendía del cuello de la banshee brilló mientras se realizaba la Curación. Cuando quitó la mano de allí, el Black estaba como nuevo. - Mucho mejor así, ¿no crees? -dijo Gatiux- Valentina no ha llegado aún. Espero que no corriera la misma suerte que tu. Los jóvenes eran muy despreocupados. Y además le gustaba lucir las heridas de batalla. Ella misma también fue así, cuando la sangre le hacía reír de forma salvaje y el bailar con la muerte era lo más excitante que podía suceder en su vida. Alguien más llegó a la cocina. Si no se equivocaba era el hijo de Aaron. El muchacho le ofreció una flor blanca, y cuando Gatiux la tomó entre sus dedos se tornó azul cielo, su color favorito. - Vaya, muchas gracias, es preciosa. -dijo la Malfoy- Eres Matthew, ¿no? Creo que no nos conocemos formalmente, soy Gatiux. Acercó la flor hasta su nariz para aspirar el aroma que desprendía. Entonces vio como ponía ojitos al café, por lo que hizo flotar otra taza hasta la mesa y se la sirvió a Matthew. - El toque de canela es especial de la casa. Un ruído que venía de abajo hizo que la mujer de cabellos violetas saltara de la silla. Era como el de una criatura poderosa y grande. Gatiux miró al resto de presentes para comprobar que no se le había pelado el cable y se lo hubiera imaginado. Le consoló encontrarse con una Evedhiel sobresaltada. - Gatiux... ¿qué hay bajo los cimientos de la Manor? - Cañerías, telarañas, tierra, pasillos y más pasillos oscuros. -contestó ésta, luego añadió en tono de broma- Un altar de sacrificio, ya sabes, lo normal. Materializó la varita en la mano diestra. - Habrá que ir a mirar que ha sido eso, ¿no? Sin esperar a ver si alguien la seguía, Gatiux salió de la cocina. Se podía acceder al sótano desde la puerta trampa de la despensa bajo las escaleras o desde el jardín, tirando de las puertas que se encontraban en el costado del Manor. Eligió la segunda opción porque el pasillo que bajaba era un poco más ancho, el de la despensa daba la sensación de ser una tumba y las escaleras se empinaban mucho más.
  13. El suelo se movió. La vibración hizo que Gatiux mirase primero hacia el suelo, y después hacia la ventana. Un rugido seguido de un aleteo le advirtió de la presencia de un dragón en las inmediaciones del hogar. Afinó el oído felino, quedando atenta hasta oir cómo se abría la puerta del Manor. Segundos después aparecía Evedhiel por la puerta de la cocina. La banshee de cabellos violetas sonrió. - Marchando más café. Evedhiel le había alcanzado otra taza desde lejos y ahora Gatiux servía dos tazas y las ponía en una pequeña bandeja donde también había un azucarero y una jarrita con leche. Fue hasta la mesa y la dejo allí sentándose junto a Evedhiel mientras situaba las tazas frente a cada una. -Yo tampoco creía que la arena saldría. Pasé sumergida unas dos horas en un baño caliente. -Gatiux rió- Y luego le dejé el problema de la limpieza a otros. Así por lo menos les doy algo que hacer a los elfos de la Malfoy. Puso leche en su café y luego una cucharada de azúcar. Mientras lo removía pensó en todo lo que tenía en los frascos cerca del pensadero, en los recuerdos del desierto que parecían lejanos como un sueño y que no estaba segura de que le pertenecieran. Tal vez pudiera ser una coincidencia sin más. No quiso decirle nada a la muchacha para no desestabilizarla mentalmente en el Sáhara y ahora se preguntaba cómo abordar el tema. - ¿Qué tal tu Ridgeback? El mío se ha instalado cerca, en la montaña que se ve detrás del bosque. -preguntó Gatiux- Creo que no le gustó la idea de estar en una Reserva, y a mi me tranquiliza que esté suelto y no en ese sitio lúgubre. Trasto había tenido que pasar unas semanas en aquel lugar por burocracia ministerial y Gatiux había sufrido durante todo ese tiempo hasta que los mandamases del Ministerio decidieron que todo estaba en orden. Aunque la Reserva era un sitio espacioso y cuidaban bien de los animales, Gatiux prefería que sus criaturas no pasaran por allí. Trasto había estado unos días gimoteando cuando volvió a casa. Se debió sentir solo en un lugar extraño. Bebió un poco de café. La pregunta seguía ahí, como un fantasma apoyando las manos sobre los hombros de Gatiux. La banshee sabía que no se libraría de su eco si no lo pronunciaba en voz alta. Separó los labios un par de veces por la indecisión, sin llegar a decir palabra alguna. Tampoco quería ponerse seria sobre un tema que no tenía seguridad alguna. - ¿Te puedo hacer una pregunta ahora que estamos solas? -sonrió y luego se mordió el labio- Verás, he visto el árbol y dónde estás conectada. Y me preguntaba... si es un lazo sanguíneo. Evedhiel figuraba en el árbol genealógico como hija de Orión. Gatiux no había indagado demasiado en el tema, pero tenía cierta curiosidad. Imaginó al Yaxley acurrucado con una mujer sin rostro definido. No es que Orión no tuviera derecho a tener hijos por el mundo, estuvieron durante mucho tiempo separados, pero tenía cierto sentimiento de territorialidad. Como si la mujer de rostro indefinido se fuera a presentar en el Manor y a pedirle a Gatiux que le preparase la cena mientras le hacía carantoñas a su prometido. Apretó los dientes inconscientemente preparándose para el golpe. Los ojos amarillos de la banshee se desviaron de su acompañante hasta la puerta de la cocina, por donde entraba un hombre con pinta de haber pasado por alguna calamidad. Tras saludar a ambas anunció que la estatua del ciervo estaba rota y Gatiux se debatió entre preguntar indignada qué le había pasado a la estatua o chistarlo para que bajase la voz y Orión no se enterara de aquello. Luego Aarón pasó a preguntar si un elfo podía arreglarlo. - Sí, claro que tenemos elfos. ¿Quien te crees que le da de comer a Trasto cuando yo no estoy? -contestó Gatiux- ¡Arthur! Un pequeño elfo se materializó al lado de Gatiux. La criatura prefería no estar presente cuando su ama tenía acompañantes, sólo aparecía cuando ella lo llamaba. La criatura hizo una leve reverencia con la cabeza a modo de saludo. - Dice Aaron que la estatua se ha roto... - Arthur lo ha visto. Ha sido culpa del dragón de la señorita Evedhiel. -dijo el elfo a modo informativo- Pero puedo arreglarlo si lo desea, señora. Gatiux asintió y el elfo desapareció. - Hace poco que deshice el hechizo que impedía entrar a los elfos al Manor. Esto no lo saben todos los Yaxley. -la Malfoy sonrió con cierta malicia- Así les obligo a socializar. Además nadie se ha roto nunca una uña por preparar un sandwich o su propio té. Bebió café y luego lo removió con la cucharilla. En muchas ocasiones la compañía de los elfos hacía que los humanos se recluyeran en sus propios dormitorios, huyendo del contacto humano. No quería que pasara algo así, por lo que Arthur tenía instrucciones muy concretas de informar a Gatiux si observaba que algo así sucedía en el Manor. Ayudaría con las tareas más pesadas, como las comidas o las cenas para todos así como la limpieza de los baños y alimentar a las mascotas de los Yaxley, pero nada de servir la comida o la cena en la habitación de nadie a menos que estuvieran enfermos. Ante la mención de Valentina sonrió con orgullo. - Valentina es hija mía también. Me alegra ver que ha sacado el espíritu de su madre. -Gatiux le guiñó un ojo- ¿Qué es lo que te ha pasado, Aaron? ¿Has salido a la lluvia a saltar sobre charcos de barro?
  14. Runas Antiguas Asintió. Gatiux si podía entender las runas como un potenciador de magia. Las palabras eran poder, y las runas eran tan sólo palabras muy antiguas. Sólo tenía que saber cómo colocarse una detrás de otra, dándole forma, canalizando la magia. Si lo logró aquella vez fue con ayuda de los libros. La magia que llevaba runas era muy complicada y la mayoría de veces solía descontrolarse si no se aplicaba la suficiente atención. Sin embargo, a Gatiux costaba creer que las runas sirvieran como guía para leer de cierto modo el futuro inmediato. En verdad lo intentaba, pero las viejas costumbres son difíciles de olvidar cuanto más mayor te haces. Luchaba muchas veces para luchar contra sus propios prejuicios, para expandir su mente e ir más allá. Con las runas, las cartas astrales y todo lo demás le costaba mucho porque se había pasado años renegando de ellas. Si tenían algun poder relacionado con el futuro no lo reconocería en voz alta, y menos delante de Orión. Escuchó atentamente lo que decía Orión, aunque con aquellos ojos azules mirándola era muy difícil no distraerse. De vez en cuando la concentración de la banshee se veía interrumpida por un pequeño beso o un suave contacto. Tocó su propia frente por un par de segundos, sopesando con mucho cuidado cada palabra que él pronunciaba. Conocimiento. La palabra se quedó flotando durante unos segundos en la mente de la Malfoy, pero con la voz masculina del Yaxley. - ¿Sabes? Podría pasarme la vida escuchándote hablar. Aunque no entendiera ni palabra de lo que estuvieses diciendo, seguiría cautivada por la forma apasionada en la que explicas las cosas... -dijo Gatiux cuando él terminó la explicación, soltando un ligero suspiro- Me está gustando mucho tu lección nerd de runas. ¿Quien sabe si después de la lección de hoy no acabaré con una bolsita de piedrecitas propia? Ante la invitación de hacer ella misma la lectura dudó. Se llevó una mano a la nuca y rascó sobre el tatuaje escondido bajo la melena. Solía hacerlo cuando se ponía nerviosa. Miró a Orión, a la bolsita y luego otra vez a Orión. No tenía nada que perder. Y tampoco había nadie más que pudiera reirse de una mala traducción de runas por parte de la Malfoy. - Un momento... Gatiux se levantó y buscó tras una de las telas. Una estantería de donde extrajo un pequeño libro que cabía en la palma de la mano. La suerte de estar en su cuarto es que tenía muchas cosas a mano que podían ayudarla. Volvió hasta donde estaban sentados y puso el diminuto libro encima de uno de sus muslos. Hizo un gesto con la mano para que le acercase la bolsita. Respiró hondo. Buscó las runas en la bolsita. Sin mirar escogió tres y las puso sobre el tapete negro. En cada una de las páginas del diminuto libro que tenía sobre el muslo había una runa dibujada y al lado de un color distinto los posibles significados de las runas. Gatiux pasó las páginas con rapidez hasta dar con las que le habían salido en aquella tirada. Tocó las runas suavemente mientras las comprobaba en el libro. - Aquí tenemos... Isa, que habla de un desafío. Inguz que significa crecimiento, pero también sentido común. Fehu que significa dinero o abundancia. -Gatiux alzó las cejas al darse cuenta de lo ligadas que estaban unas a otras- Así que según esto tendré que enfrentarme a un desafío del que saldré más rica si tengo sentido común y planeo bien la jugada. Ser más rica me gusta. Me caen bien tus piedras mágicas. Cerró el libro y se echó hacia atrás, quedando recostada sobre los cojines que Orión había dispuesto. Ahora la banshee se mordía el labio mientras sus ojos amarillos recorrían el techo, pensando en ser un poco más rica. Aunque la impaciencia a veces la perdía. Podría malograrlo todo si no usaba la cabeza y tenía cuidado. Sonrió al imaginar un nuevo desafío. Le encantaban las aventuras. Ojalá fuese cierto... - ¿Qué te dijeron las runas a tí esta mañana?
  15. [<<] Un par de días atrás Gatiux había recibido un sobre sin remitente que únicamente contenía un trozo de uña amarillenta en su interior. La señal convenida. Eso le indicaba que el siguiente lunes a medianoche debía de reunirse con aquel que le envió tan cuestionable regalo en el parque de atracciones abandonado que poseía la banshee de cabellos violetas. Aunque ella estaba intentando que fuera un lugar funcional y lleno de vida, aún no lo conseguía. Seguía poseyendo un lugar tétrico con atracciones chirriantes al que no llegaban ni las chinches. Un lugar perfecto para una reunión furtiva, lejos de miradas indiscretas y oídos curiosos. Gatiux lanzó un vial lleno de un líquido plateado, mezcla de sangre de unicornio con hojas de belladona y coclearia trituradas. El duende lo cogió contra su pecho, dirigiéndole una mirada de odio a Gatiux por la posibilidad que la mezcla hubiese terminado desparramada en el suelo. Ella metió las manos en la capa negra con la que cubría su cuerpo, incluso se había puesto la capucha cubriendo su característico pelo violeta. Estaba frente a una criatura que medía la mitad de su estatura, con orejas puntiagudas y lleno de arrugas. Iba vestido con un traje de dos piezas sin corbata. - Estás enganchado a una guarrería muy peligrosa. - Cada quien tiene sus vicios, Malfoy. -gruñó el duende- Tu siempre hueles a alcohol mezclado con perfume caro. Me das lo que me gusta, y yo a cambio te proporciono información. Quid pro quo. La mujer metió las manos en los bolsillos del abrigo gris mientras exhalaba aire por la nariz y fruncía los labios. El duende tenía razón. Habían logrado establecer una relación "laboral" que le convenía a ambos. A ella no le importaba sacarle sangre a su propio unicornio de vez en cuando a cambio de información sobre cosas que poseía la gente. Le daba la oportunidad de elegir objetivos muy concretos. De planear golpes. Y al final el mundo de las sombras es así, siempre hay alguien que conoce a otro alguien contando sus secretos en voz queda. Todos estan conectados en una telaraña primorosamente tejida. Todo acaba sabiéndose. Esperó pacientemente a que el duende acabara de beber la mezcla. Sólo después de eso comenzaría a hablar para soltar lo que tenía que decirle. Gatiux pateó una piedrecita con su bota y luego la pisó. Sus ojos amarillos estaban mirando al suelo para concederle al otro la privacidad justa mientras se drogaba. No era de efecto inmediato, seguiría completamente lúcido unos cuantos minutos más. Giró el anillo de su diestra para proteger la conversación. - Ha entrado a Gringotts un anillo de diamante azul. Fue conseguido en la Casa Bonhams. -el duende chasqueaba la lengua, saboreando hasta la última gota de sangre- Pagaron por la joya 6,2 millones de libras. Es muy rara entre los de su clase. Gatiux silbó al escuchar la cifra. Muy elevada para un simple anillo. - Creía que los Bonhams sólo se dedicaban al arte. - Al parecer hace tiempo que no paseas por Londres. -respondió la criatura- Decidieron expandir el negocio, ya sabes como va esto, siempre se quiere un poquito más. - ¿Que sabes del tipo que lo compró? - Que fue encontrado muerto en extrañas circunstancias. Del nuevo dueño, que es un mago con pinta de mafioso. -le decía el duende- Lo suficientemente listo para encontrar una cabeza de turco y que las autoridades mágicas no le puedan inculpar de nada. Usa un nombre obviamente falso. La banshee le hizo un gesto con la cabeza para que el duende dijera el nombre. - John Doe. Rió. - Es un buen nombre para alguien que quiere ocultar su identidad. -Gatiux se mordió el labio- Detecto cierto sentido del humor irónico en decir que te llamas así. Y una amenaza para los que quieran averiguar más sobre tí. - Todo el mundo le llama Señor Doe, sus documentos así lo identifican. Yo que tu me pensaría lo de robarle a este tipo. Quizás encuentren tu cadáver en el río con una piedra atada a los tobillos. - Bueno, oye, ya sabes lo que dicen de quien roba a un ladrón. Además, que sería la vida sin un poco de riesgo, ¿eh? Se imaginó toda blanca, hinchada por el agua y con los cabellos flotando en cualquier dirección bajo un agua de color verdosa. Era una visión que no le apetecía que se hiciera realidad. Parecía estar adentrándose en terreno peligroso, no aparentaba ser el típico delincuente de poca monta o un señor aburrido que no supiera en qué gastar su fortuna. Tal vez el duende vio el asomo de duda en los ojos de Gatiux y por ello le siguió advirtiendo. - No va a ser tan fácil esta vez, Malfoy. -gruñó el duende- Suele viajar con dos gorilas muy rápidos en esto de usar hechizos. Estarías muerta antes de que pudieras alzar tu varita. - ¿Y? Puedo seducirlo en el bar y usar un imperius cuando estemos a solas. Le obligaré a ir a su cámara conmigo. Un hombre regalando un anillo a una mujer no es algo tan raro. El duende volvió a negar con la cabeza. Chasqueó la lengua tres veces. - Se dice que nuestro amigo sabe cierta Oclumancia aprendida por cuenta y riesgo, proteger su mente de un posible asalto es lo que le mantiene rico y traficando con objetos. Si quieres entrar en su mente vas a tener que aprender Legilimancia por lo menos. O llevar contigo a alguien que sepa hacerla. Un leve escalofrío recorrió la columna vertebral de la Malfoy. Recordó los ojos del wampus que le acechó durante su estadía en el desierto. Y a Orión nombrando algo acerca de la Legilimancia. Era como si todo estuviera conectado. Y quien estuviera tejiendo el tapiz estaba marcando un sendero muy claro. Intentó descartar esa idea que comenzaba a cobrar fuerza, pero no pudo. Ahora se sentía intranquila. - Si aún estás tan loca como para intentar robarle al Sr. Doe... -el duende le pasó una nota a Gatiux- Se suele reunir ahí los sábados con un amigo suyo. Lo que hagas a partir de ahora es cosa tuya. Ella agarró la nota, la leyó y la metió en el bolsillo. Iría a echar un vistazo, por supuesto. - Como siempre, un placer hacer negocios contigo, a más ver mon ami. Desapareció.
  16. Pues he estado un rato grande para encontrar el numerito ese de comprador frecuente. Al final, después de estar un rato mirando por la web del Magic Mall, tuve que preguntar por whatsapp a ver si alguien sabía. Resulta que está en el primer posteo de la Bóveda Trastero... Lo dejo dicho por si a alguien le ocurre lo mismo xDD ID del foro: 135 Número de Comprador Frecuente: #68 Link al perfil en la Web del Magic Mall: Aquí
  17. Runas Antiguas - Así que te pones petulante tras enterarte que quería saber más sobre runas -Gatiux pasó la punta de la lengua sobre los dientes superiores- Sólo es por supervivencia. Cuando estuvimos en el desierto encontramos símbolos que me hubieran dado información sobre la superstición del lugar. Si hubiera entendido los palitos dibujados... No sabía si las Runas llamaban a Orión o al revés, lo cierto era que las veía demasiado a menudo como para ignorarlas por completo. No porque creyera que unas piedrecitas dibujadas pudieran predecir lo que sucedería a continuación, si no por saber lo que significaban esas piedras para el resto. Gatiux seguía siendo algo escéptica respecto a todo lo que rodeaba una lectura de futuro. Los ojos amarillos de Gatiux se desplazaron por su habitación, deteniéndose en todas aquellas cosas que no solían estar allí. Los almohadones en el suelo, la alfombra, la pipa de agua y la falta de luz. Definitivamente su habitación no parecía normalmente una tetería marroquí. Luego recorrió lentamente de arriba a abajo a Orión, que pretendía ponerselo difícil en el tema de la concentración, estaba semidesnudo con una sonrisa burlona en sus labios. - Ya que la clase de runas va a ser aquí, me pondré cómoda yo también. Gatiux se quitó la bata kimono de satén, dejando un minúsculo camisón también de satén de color burdeos a la vista. Uno de los finos tirantes cayó por el hombro. La banshee lo colocó con suavidad y luego se atusó la melena violeta como si no sucediera nada especial. Se acomodó al lado de Orión sin tocarlo, sentados uno al lado del otro, prestando atención a la explicación. Tenía que elegir tres piedras al azar, lanzarlas sobre el paño oscuro que tenían delante y luego buscarlas en el torso de Orión. Se mordió el labio inferior para esconder una sonrisa pervertida. Estaba segura de que no lo estaba logrando. Metió la mano en la bolsa y removió las piedras. Escogiendo tres y dejándolas sobre el tapete negro, juntas y en fila horizontal. Observó un momento las runas para memorizarlas y luego se volvió hacia Orión. - Con su permiso, PROFESOR Yaxley. Gatiux se subió al regazo de Orión, a sabiendas de la vista privilegiada que ofrecía de su generoso escote desde allí, una de las manos hizo un rápido recorrido desde el ombligo hasta los hombros sólo por tantear, sin cazar ninguna de aquellas runas en movimiento. La otra la tenía sobre el cuello del hombre para controlar el equilibrio de una pobre alumna indefensa que podría caerse en cualquier momento, pobre de ella, qué difícil era todo. Hizo un movimiento circular pélvico sobre lo que estaba sentada. - A ver... ummm tenemos esta runa con forma de L que está justo... -Gatiux trazaba líneas serpenteantes sobre el pecho de Orión- ...aquí. Sí, es esta. Pero no es una L recta. Había parado la runa justo encima del corazón de Orión. La runa brillante se había detenido al ser cazada. La banshee besó el lugar donde se entraba la runa quieta. Miró al Yaxley a los ojos mientras sonreía. Casi perdiendo el hilo se lo que estaba haciendo. Sí, las runas. Las manos de Gatiux buscaban la siguiente, recorriendo los costados del torso masculino que la acompañaba. La cazó por encima de la última costilla flotante. - Luego tenemos esta que es una X y que espero que no signifique nada negativo. La última runa que quedaba estaba en su pecho, pero se escondió en la espalda de Orión, obligando a Gatiux a abrazarse contra él para encontrarla, atrayendo aquel cuerpo masculino hacia delante, pegándolo al suyo, alzándose al mismo tiempo sobre sus rodillas y asomando la cabeza por los hombros. Cazó la runa al final de la espalda y la atrajo hasta la parte delantera para que Orión la viese. - Y por último esta especie de 'r' minúscula. Gatiux se acercó a los labios de Orión lentamente, como si fuera a besarlo. En lugar de eso sostuvo la pausa, incrementando la tensión sexual que cargaba el aire. Miró a los labios de Orión y luego a sus ojos azules. Sonrió de medio lado. Después se levantó como si nada y recuperó el sitio a su lado pero sin tocarlo, mirando hacia las runas. - ¿Y bien? ¿Qué es lo que tiene el azar que decirme? ¿Debo traer un pañuelo amarillo el próximo miércoles?
  18. Gatiux apretó el cinturón de su albornoz tras cerrar el armario que comunicaba la Yaxley con su vieja habitación de la Mansión Malfoy. Lo que les prometieron que sería un par de días a bordo de un lujoso crucero con todas las comodidades posibles, había resultado ser una expedición de una semana y pico caminando por el desierto del Sáhara, acampando con lo justo y luchando por sobrevivir contra criaturas de todo tipo. Acababa de volver de su jacuzzi tipo piscina al que había vertido todo tipo de sales relajantes y espumosos geles de olor. Estuvo allí hasta que los dedos de las manos se convirtieron en uvas pasas y sólo entonces volvió a la Yaxley. Se sentó en la cama para embadurnarse de crema de arriba a abajo. Entre dientes tarareaba una canción animada mientras extendía la hidratante. El viaje en el desierto no había estado tan mal, llegaron al final venciendo los peligros y Gatiux se pudo traer un hermoso vestido blanco que le regalaron unas Diosas con un sentido del humor un tanto cruel, aparte de una llave dorada que robó antes de entrar al preciado jardín que dichas deidades crearon para el disfrute de los humanos que lograran superar las pruebas que impusieron. Los ojos amarillos de la banshee se deslizaron hasta el armario donde guardaba pensamientos en frascos. Los nuevos habían sido vertidos en nuevos recipientes y etiquetados el mismo día que acabó la expedición. Recuerdos dolorosos, recuerdos alegres, y recuerdos sobre la aventura en sí. Crack - Señorita Malfoy. Bienvenida de nuevo. - Gracias. Cuéntame las novedades, Arthur. - Su cancerbero se comió las nuevas flores que plantó en la parte delantera de la Manor. Parece que no importa el lugar. -decía el elfo- Su hija Bianca llegó hace un par de días y se quedó dormida en el sofá. Fue trasladada a su habitación. Y ha recibido esto... El elfo dejó sobre la cama un sobre a nombre de Gatiux, sin remitente, apenas pesaba. La banshee lo tanteó con los dedos antes de abrirlo. Al mirar dentro encontró lo que se esperaba, un trozo de uña amarillenta. La señal. Gatiux lo devolvió al elfo. - Está bien. Quema el sobre y su contenido. Luego busca en los terrenos del bosque a Azucarillo, cuando lo encuentres vuelve aquí y llévame con él. El elfo desapareció tras una reverencia. Gatiux aprovechó para ponerse ropa interior, un vestido largo de color verde con dibujos cuadrados y otras líneas recorriendolo de forma asimétrica y unos botines altos de color negro. Secó su larga melena violeta para dejarla suelta y lisa. De un cajón con múltiples artefactos sacó un vial transparente vacío y una jeringuilla desechable. Arthur volvía a aparecer minutos después al lado de Gatiux y la llevó hasta el claro del bosque. - Hola Azucarillo bonito. Un bonito unicornio blanco se aproximó a Gatiux. La banshee lo abrazó por el cuello y acarició sus crines, después hizo aparecer un cubo con alfalfa fresca y lo dejó sobre la hierba. Estuvo acariciando suavemente el cuello y lomo del unicornio mientras éste comía. Y con mucho cuidado extrajo un vial de sangre de unicornio sin que éste se percatara. Lo acarició un rato más hasta que acabó de comer, luego lo despidió para dirigirse al Manor. Subió hasta su habitación para guardar todo lo relacionado con el vial a buen recaudo. Después bajó a la cocina y comenzó a trastear en los fogones. Café caliente, con canela y un poquito de leche. Tenía tanto en lo que pensar que un buen café despejaría las ideas...
  19. Holaaa! No se por qué aún no había comprado esta adorable criaturilla. Cruzo los dedos para que la ficha y eso esté bien, lo hice desde el móvil. Si no vengo después a hacerla desde el pc xD ID: 135 Nick: Gatiux Link a la Bóveda Trastero: 106816 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 77626 Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): -- Nivel Mágico: 27 Fecha: 2019-02-27 Criatura: Occamy Puntos: 80 P Precio: 4000 G Criatura: Puntos: Precio: Total de puntos: 80 P Total de Galeones: 4000 G
  20. Si no hice mal las cuentas (miré muy tarde la imagen del excel) podría tomar un conocimiento más dado mi nivel actual. Así que vengo a torturar a alguien Nick: Gatiux ID: 135 Conocimiento: Runas Antiguas Nivel de Magia: 27 Link a la Bóveda: 77626 Link a la Ficha: 77586
  21. Entregadme el fruto de mi esfuerzo Id: 135 Puntos: 20.250 *Agarra su estatuilla con forma de Oscar* Gracias por todo el spam de la gala de SV que hizo esto posible. Y a mis dedos mágicos que siempre estuvieron conmigo.
  22. Ah, yo sólo seguí a los que postearon antes xD Me pido la llave de Slytherin. Gracias Sagitas! Dejo de nuevo el formulario Subtitulo deseado: Storm Premio obtenido: Ganadores Competencia de Rol Llave (Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw, Slytherin, Ilvermorny o maestra): Slytherin
  23. Hola, vengo a pedir cambio el cambio de subnick que gané y la llave! Subtitulo deseado: Storm Premio obtenido: Ganadores Competencia de Rol Llave (Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw, Slytherin, Ilvermorny o maestra): MaestraMuchas gracias a quien lo haga <3
  24. ID: 135 Nick: Gatiux Link a la Bóveda Trastero: 106816 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 77626 Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): Ganadores Competencia de Rol "La Fuente de la Buena Fortuna" Nivel Mágico: 27 Fecha: 2019-02-24 Criatura: Ridgeback Noruego Puntos: 160 P Precio: 8000 G Criatura: Puntos: Precio: Total de puntos: 160 P Total de Galeones: 8000 G
  25. HAHAHAHAHAHAHAHA Maldita! Te robaste los videos que pasé cuando me estaba riendo del tema en whatsapp!!!! Esta afrenta no quedará así, Maidita! "Un resplandooor... y hace PUUUUMM!! Digo: Ayyy, ya está aquí la guerra!!" JAJAJAAJAJAJA he visto el video como 500 veces y me sigo riendo con la señora. Esta señora es la mejor~ Bueno, he venido aquí a cotillear, como buena vieja del visillo. Vamos a salir de la cueva a criticar na'más. Tu no cuentes ná, que ya lo cuento yo! Muy fuerte todo, Brígida.

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