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Gatiux

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Todo lo publicado por Gatiux

  1. – Vale, no quiero seguir alucinando con mi**** psicodélica que sale por las cañerías. Justo en aquel momento Gatiux se preguntó si las bebidas que tenía a resguardo en su vestidor no se habrían adulterado de algún modo en el viaje. Y por eso ahora tenía alucinaciones con que las paredes se estaban derritiendo. ¿Lo de los mortífagos también era real? ¿O pasaba algo distinto? La banshee de cabellos violetas retrocedió, dudando de si el chico que la había salvado estaría allí realmente, parecía muy corpóreo y con demasiados detalles como para ser una visión. Miró sus propias palmas y contó el numero de dedos. La cosa en el salón no iba mucho mejor que en su alucinación de la cocina. Se oía gente gritando mientras la casa se quejaba entre crujidos, Maida, Luisitha y un par de desconocidos daban órdenes a voces mientras apuntaban con sus varitas hacia diferentes direcciones. Los ojos amarillos de Gatiux buscaron a Orión, cuya borrachera lo había tumbado en el suelo (¿o fueron los no-mortífagos?). En ese mismo instante vio como su cuerpo desaparecía arrastrado por algo, o alguien, rumbo al sótano. La única vez que Gatiux había visto abrirse aquella puerta y era para alguien intentando secuestrar el cuerpo de su pareja. En cuanto lo vio ni siquiera lo dudó, salió corriendo en aquella dirección, y justo cuando iba a entrar la puerta se cerró en sus narices. El viento desprendido le despeinó un poco. – ¡¡¡Orión!!! -palmeó la puerta mientras giraba y tiraba del pomo- ¿¡A dónde te crees que te lo llevas!? Tirar de la puerta no estaba funcionando en absoluto, por lo que echó un par de pasos hacia atrás y materializó la varita en la mano diestra para hacer estallar la puerta por los aires. Comenzó a bajar las escaleras a oscuras, y tuvo que hacer que un haz de luz surgiese de la misma para iluminar de forma escasa el camino. Las deportivas de la banshee chapotearon al llegar al final de la escalera, allí había un charquito y agua que goteaba, pero las paredes eran de piedra dura. Con un movimiento de muñeca hizo que las antorchas de las paredes iluminasen la estancia. Aquel lugar parecía un refugio hecho para perdurar en el tiempo, donde se esconde la gente cuando el tornado quiere derribar tu casa. Al fondo, en una esquina, de la habitación había unos frascos tirados junto a un alambique de cobre y otros útiles. Unos extraños símbolos ¿celtas? que Gatiux no reconoció decoraban lo que había sido un tablon de madera útil y funcional. La precisión y la equidistancia entre ellos le decían que servían para algún tipo de invocación, pero nada más. En el otro lado estaba Orión, en lo que parecía una mesa de piedra, pero resultó ser un altar. La Malfoy tuvo que hacer todo un esfuerzo para tirar del cuerpo del Yaxley contra el suyo para bajarlo de allí, tomándolo por debajo de los brazos. Cayó al suelo por el peso, pero verlo allí arriba como una especie de sacrificio no le gustó en lo más mínimo. Salió y se puso a su lado. – Eh. Orión. Despierta. -le dio unas cuantas palmadas en la cara- ¿¿Qué te ha pasado?? Como si fuera a contestarme. ¿Qué demonios es todo esto? Miró hacia la esquina más alejada y allí sentado viendo pasar el tiempo, un esqueleto lleno de telarañas le sonreía de forma burlona. Gatiux se acercó a él, levantó el brazo del esqueleto y se quedó con aquellos huesos en la mano, desprendiéndose con facilidad de su antiguo dueño. El tipo llevaba años muerto, no había ni pizca de carne en ninguna cavidad, y su ropa estaba roída. Cerca del esqueleto había unas letras dibujadas a mano, posiblemente entre sus ultimos estertores y con su propia sangre, decía: GET OU. – ¿Chicos? -Gatiux le gritó a los de arriba- ¿Alguno puede bajar?
  2. Unas personas vestidas con atuendos oscuros y cuyas capuchas tapaban su cara entraron en la cocina. Gatiux se rió al verlos. Nada le advertía que fueran algo diferente, o sí pero no lo estaba viendo. Para un borracho era fácil malinterpretar señales. Ni siquiera el frío que parecía estar adueñándose de la cocina. - Ahora jugamos a los mortífagos estando en casa, ¿eh? -entornó sus ojos amarillos- Hubieran avisado de que era un desayuno temático. A Gatiux le fastidió un poco que nadie la hubiese avisado. Uno de aquellos mortífagos se acercó hasta ella, cada vez más cerca como si le quisiera decir algo. Pensó en que se disculparía por no haberle dicho nada de la fiesta de disfraces, pero le olía el aliento a rayos, y la capa también. Y ella se sentía un poco débil por no haber desayunado, le fallaban las extremidades, se sentía cansada. Esa sería una forma absurda de morir. Sin darse tan siquiera cuenta de lo que estaba sucediendo. Cuando uno se enfrenta a la parca puede elegir si rendirse a ella o luchar. Gatiux se había enfrentado ultimamente a la muerte más de lo que hubiese deseado nunca, y en todas las ocasiones se agarró a la vida con uñas y dientes. No era propio de ella rendirse sin más. Cayó contra el suelo. Y cuando volvió a abrir los ojos tenía a un muchacho vestido normal a su lado que le preguntaba si estaba bien. Obviamente no estaba bien, estaba borracha y algún familiar le había tirado contra el suelo después de comprobar su aliento algo de mal gusto y fuera de lugar. Quien quiera que fuese debía de aprender modales. - Hola. Creo que no te conozco. Soy Gatiux. -arrastraba algunas palabras- Alguien pensó que era buena idea montar una fiesta para desayunar, ¡pero han sido maleducados y me han tirado al suelo al ver que no estaba disfrazada de mortífaga como ellos! Fue hasta la despensa y comió una barrita energética con chocolate y muesli tras unas cuantas galletas. Y mientras recuperaba fuerzas vio salir del fregadero una sustancia negra y asquerosa que regurgitaba de las cañerías. Se apartó y chocó contra la mesa, miró al chico para comprobar que estaban viendo lo mismo y que no era algún tipo de alucinación inducida. Las paredes estaban derramando lo que fuera aquello. Gatiux se frotó los ojos. - ¿Qué se supone que es eso? @@Keaton Ravenclaw
  3. ID: 135 Nick : Gatiux Link a la Bóveda Trastero: Bóveda Trastero Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda Nivel Mágico: 26 Fecha: 2017-07-26 Criatura: Gato Blanco del Recuerdo Puntos: -- Precio: -- Total de puntos: -- Total de Galeones: --
  4. -Nombre de la Bóveda: Bóveda de Gatiux -Link a la Bóveda Personal: http://www.harrylatino.org/topic/77626-boveda-de-gatiux/ -Trámite a Realizar: 1- Cambiar la imagen, photobucket se ha roto para el foro, así que subí la imagen a imgur. Dejadla centrada please, sólo es cambiar un link por otro. http://i.imgur.com/o18mU2t.png http://i.imgur.com/o18mU2t.png 2- Cambiar familia Black por Yaxley. Bóveda Yaxley → http://www.harrylatino.org/topic/109997-boveda-familia-yaxley/ Registro Yaxley → http://www.harrylatino.org/topic/109938-familia-yaxley/ Ya está. Gracias a quien lo haga! :*
  5. - Vas a tener que quedarte quieta, Gatiux. Asintió y apretó los dientes. Estaba padeciendo un dolor infinito mientras se desangraba. Tenía una barra de acero atravesando el abdomen y toda su ropa estaba manchada de rojo oscuro. Las caras a su alrededor se volvían difusas mientras la agonía iba en aumento. Quería gritar y salir corriendo, pero nadie parecía preocupado porque pudiese hacer tal cosa. Lágrimas corrian por su rostro mientras se mordía el labio. Despertó acongojada. Lágrimas reales recorrían su rostro mientras se llevaba una mano al vientre para comprobar que no existía la herida. No en ese momento, eso sucedió semanas atrás. El corazón le latía a mil por hora y se sentía como un animal enjaulado. Se metió en la ducha empapada de sudor, se quedó allí durante mucho rato y después bajó al vestidor para ponerse unos pantalones cortos oscuros y una camiseta gris. Allí, en el vestidor, todavía ida se sentó durante un rato junto a una botella de whiskey de la que bebió a morro. Hacía tiempo que no se acercaba a una y necesitaba algo fuerte que la calmara. Y Orión no estaba en la habitación cuando ella despertó. Últimamente tenía sueños frecuentes con el accidente que había sufrido rumbo a Escocia. Su mente jugaba con el recuerdo de forma frecuente. Solía despertar sobresaltada y sintiendo que estaba muriéndose, con las imágenes reales frescas tras sus párpados. Dejó la botella entre los zapatos y se puso unas deportivas cómodas. Estuvo un rato remoloneando por el cuarto antes de bajar, cepillándose su larga melena violeta, enjuagándose la cara y lavándose los dientes, pero sentía que no podía retrasarlo mucho más, tenía la necesidad física de salir de entre aquellas paredes. Si no hubiera sido por el cierto mareo que tenía encima mientras bajaba las escaleras, Gatiux se habría dado cuenta de que algo no andaba bien, del frío antinatural que se estaba apoderando de la mansión, o de los dementores que sobrevolaban el Manor si hubiese mirado por la ventana. En lugar de eso se centró en no volver a saltarse ningún escalón tras tropezarse una vez, poniendo las manos sobre la pared mirando aquellos escalones que no estaban del todo quietos. Tal vez no debería haber bebido con el estómago vacío. Unos cuantos Yaxley estaban tirados por el suelo. Gatiux rió para sí misma, pensando en que por lo visto no había sido la primera en beber, o tal vez venían de una fiesta de la noche anterior y aún no habían pisado la cama. Oh, hermosa juventud. Hacía tiempo que no llegaba a gatas a casa después de beber licor del malo en una taberna aún peor. Se dirigió a la cocina para buscar un poco de zumo de naranja, tal vez regando el estómago con otro tipo de líquido se le pasase el mareo.
  6. - Claro que tengo herbovitalizante. Espera un segundo que te la busco. Tendiéndose sobre la cama se asomó por el borde y sacó de debajo de la misma un maletín verde con correas marrones. Lo abrió y sacó de él la poción herbovitalizante, etiquetada con una caligrafía estilizada, cerró el maletín y lo devolvió con un movimiento a su lugar bajo a cama. En realidad ese no debería ser su lugar, pero tendría que valer mientras instalaban otros muebles en aquel viejo cuarto, y eso sería después de pintar. - De un trago, toda. -le indicó a Luisitha mientras la ponía en sus manos- Ya me dirás donde fuiste para pillarte esta resaca hoy. Espero que por lo menos el alcohol mereciese la pena. No había nada peor que el alcohol de garrafón rebajado que daban en algunos sitios. No podrías evitar la resaca por muchos años de práctica que llevases bebiendo. Gatiux sabía lo que era levantarse en esas condiciones, por lo que se compadecía de Luisitha, a la que seguramente cualquier ruído le parecería un terremoto. Debería haberse quedado vegetando el resto del día junto a una botella de agua. - Danos un par de días para normalizar la situación, Maida. Después podrás salir con normalidad. -esbozó una sonrisa pervertida- Seguro que encuentras algo entretenido que hacer mientras tanto. Y no se refería a arreglar el jardín. Hubiera sido mucho peor si no se quedase encerrada con el novio en la misma casa, Maida podía entretenerse con Nathaniel, un par de días no era mucho tiempo. Hasta que los que les perseguían les perdieran la pista. Quizás la magia que impregnaba el hogar Yaxley se le pegase a sus moradores y les protegiese contra sus perseguidores. - Mientras tanto, como dice Maida podemos ayudarte a arreglar tu cuarto, aunque las paredes no queden muy bonitas, lo dejaremos como algo habitable aunque espartano. Venga, levanta. Gatiux empujaba con suavidad a Luisitha, no como para tirarla de la cama, pero sí para que se pusiera en marcha.
  7. - ¡Te he oído! Aunque no pudiese ver, el oído lo conservaba en perfectas condiciones. Orión le acusaba de jugar sucio. Gatiux rió. Su Cinaede no alcanzaba el máximo nivel, lo sabía, eso si que había sido jugar sucio. Lo de ahora era tan solo un mero contraataque, sin intención de matarlo pero lo suficiente efectivo como para ponerle en guardia. Sabía que Orión podría con eso y con mucho más, siempre se había mostrado creativo en el arte de los duelos. Por supuesto, aunque estuviesen allí para demostrar cierta pericia en duelos a la profesora y conseguir que certificasen el Libro del Equilibrio, no estaba en los planes de la banshee el matar a su pareja. No sin un motivo de peso, claro. Puso el brazo recto con la varita levantada, como les enseñó Lisa minutos antes. - Flechas de fuego. Confiaba en que la puntería no fuera del todo necesaria con aquel hechizo, que las flechas que salieron de su varita encontrarían al Yaxley sin importar que su invocadora no pudiera ver, sólo sabía que se encontraba delante de sí. Tan difícil no podía ser. La gravilla le alertaba de que Orión iba moviéndose hacia delante. Por cada paso que él daba, Gatiux daba uno hacia atrás con cautela. Temía que si él acortaba las distancias acabase por jugársela de algún modo que todavía no dibujaba en su imaginación. - Seccionatus. De la varita de Gatiux surgieron unas medias lunas cortantes y resplandecientes que también encontrarían a Orión.
  8. - Cuando quieras organizamos una escapada y te enseño unas cuantas tiendas. -respondió Gatiux- Iremos con dinero muggle. Te prometo no hechizar a nadie. Se encogió de hombros mientras miraba a Maida. Sabía que no le gustaba demasiado hacer aquellas cosas malvadas, lo había sacado de los genes de su madre Luisitha, por lo que se contendría en presencia de la muchacha y se portaría bien con aquellos insignificantes muggles. Se sentó en su cama con las piernas cruzadas. - No dejes que la altura de Trasto te intimide. Ya se que resulta extraño porque sus ladridos son potentes, pero es buen chico y está bien educado. -sonreía- Es un perrito muy cariñoso, enorme, sí, pero adorable. Lleva muchos años conmigo. En ese momento alguien llamó a la puerta de la habitación. Luisitha se asomaba por la puerta de la misma pidiendo permiso para entrar. A modo de respuesta Gatiux palmeó la cama a su lado mientras sonreía. No captó la incomodidad de Maida, por supuesto, por lo que la recibió con alegría, como siempre que veía a su cuñada. - ¿Tú también te estás escurriendo de las responsabilidades de hoy, Lu? Más pronto que tarde Orión se pondría en modo gruñon y las localizaría. El Manor no era lo suficientemente grande para esconderse y evitar al Yaxley, pero mientras tanto tenían un rato para ellas. Y una reunión de chicas era mucho más apetecible que arreglar el tejado, claro. - ¿Te gusta como he dejado a la niña? -los ojos amarillos de la Malfoy se deslizaron hasta Maida- He logrado que se quite ese saco de patatas que llama túnica. Se ve preciosa con ropa muggle, ¿verdad?
  9. La pregunta que rondaba la mente de Gatiux y reflejaba en sus ojos no tardó en ser respondida por Lisa. Aquello sorprendió a la Malfoy, no por la maldad que se desprendía en que ellos mismos fueran simples conejillos de indias, si no por la magia distinta que había aprendido la profesora gracias a los Uzza. Seguramente tenía más trucos como aquel escondidos bajo la manga, algo que los antiguos guerreros le habían enseñado a regañadientes pero que era efectivo en aquellas clases. - Gracias. Lisa le ayudó en la completa sanación y ella se lo agradeció. Hizo una mueca de cierta incomodidad, estaba acostumbrada a ayudar a los demás, pero no a que la ayudasen. Para Gatiux era difícil intercambiar los papeles. Nunca había sido la típica damisela en apuros aunque le gustara ponerse vestidos y tacones imposibles. Y mientras tanto observó como Orión trataba a su doble. Intentó esconder la sonrisa cuando los vio andando con esa tranquilidad que lo caracterizaba. El Yaxley había decidido interactuar consigo mismo antes de levantar la varita. Dejó volar su imaginación durante unos instantes, golpeando sus labios con el dedo índice de la mano izquierda. Carraspeó cuando Orión empezó a ahogarse, atenta por si él mismo no era capaz de salvarse a sí mismo. La isla comenzó a cambiar. Los pájaros piaban indignados a lo lejos. Gatiux miró al suelo cuando el temblor empezó y luego pasó a observar el domo que se empezaba a erguir entorno a ellos. Había llegado el momento de que combatieran unos contra otros, y por primera vez, el profesor dejaba a la libre elección el escoger contrincante. Los ojos amarillos de Gatiux se encontraron con los de Orión, ambos se sonrieron como si hubieran pensado lo mismo. La banshee estaba ciertamente entusiasmada por el enfrentamiento, y por lo que vendría después claro. Hizo una exagerada reverencia al mortífago sin romper el contacto visual en ningún momento mientras él adoptaba una posición de ataque. Ella adoptó una parecida instantes después. - Doble o nada. -aceptó- Aunque ya puedo oler los deliciosos pancakes que me vas a tener que preparar. La primera opción del mortífago había sido cegar a la banshee con el nuevo hechizo que habían aprendido aquel día. Eso limitaba bastante las opciones de ataque de ella, ya que había nublado su vista y mermado las opciones de hechizos a utilizar, ya que por supuesto no iban a jugar con hechizos mortífagos delante de civiles. Repasó rápidamente las posibilidades que restaban. - ¡Cinaede! -dijo Gatiux para contraatacar- Aunque era molesto no poder ver, esperaba que aquello igualara las cosas. En teoría su hechizo Cinaede debería ser más molesto para Orión porque ella tenía algo más de nivel mágico. Pero también quería que el sufriese el incordio de no poder utilizar la visión y por tanto no poder apuntar. - ¡Arena del Hechicero! -pensó-
  10. Gatiux se encontraba ajustándose la larga cabellera violeta en la cola alta ya que con la carrera y el viento se había torcido un poco y algunos mechones se descolocaron del lugar. Con los dedos iba peinando tranquilamente mientras escuchaba a Lisa hablar. Los ojos amarillos de la banshee no se apartaban de la profesora, que en aquel momento les explicaba el hechizo 'Cinaede'. Rápido y letal les decían. El ojo atento hubiese captado el brillo de maldad que por un momento tililó en los ojos de la Malfoy. Un hechizo dañino nuevo siempre era motivo de celebración. Fue el que más le llamó la atención al leerlo después de adquirir el Libro del Equilibrio en el Magic Mall. Una nueva forma de matar a alguien siempre era bien recibida. Procuró disimular sus emociones, escondiéndolas bajo la máscara de la indiferencia, mientras observaba los movimientos de Lisa. Delante de Gatiux apareció su copia exacta. Se preguntó si cambiaba de aspecto en aquel momento la copia también lo haría o se quedaría con el característico pelo violeta y ojos amarillos suyo. La metamorfomagia era algo inherente a ella, y por tanto una simple copia no sería capaz de calcar esa magia específica. De todas formas no confiaba en el resto como para transformarse delante de ellos, sólo Orión y un círculo cercano sabía de aquello. - Cinaede. Algo salió terriblemente mal. Debía ser la Gatiux falsa la que debía estar ahogandose, pero en lugar de eso, era la de verdad la que sentía como algo la ahogaba mientras que la otra la observaba desde arriba con una mueca de superioridad y una media sonrisa en el rostro. Llevándose la mano a la garganta cayó de rodillas al suelo. Debía calmarse y rescatar las palabras que había dicho Lisa unos minutos atrás ya que por algún motivo el hechizo había rebotado y acabó impactando en ella. Tal vez ese fuera el plan desde el principio, sufrir en sus propias carnes el efecto para saber lo que se sentía cuando te atacaban con él. Primero el episkey... No. Primero el anapneo que liberaría sus vías respiratorias. Era dificil pensar cuando el cuerpo quería tomar el control entrando en pánico desde un primer momento. - A... Ah... Anapneo. Tuvo que juntar fuerzas para pronunciar el hechizo. Luego inspiró aire como si fuera la primera vez que lo hacía. Parpadeó un par de veces, había comenzado a ver puntitos negros cuando parpadeaba al estar quedándose sin posibilidad de poder respirar. Volviéndose a apuntar a sí misma de nuevo, murmuró el hechizo curativo. - Episkey. Miró a Lisa frunciendo el ceño, deslizando la pregunta silenciosa de si aquello estaba preparado o había algo intercediendo con la magia. No sería la primera vez que algo así ocurría.
  11. El aire quema los pulmones cuando corres a gran velocidad durante mucho tiempo. Es una sensación que perdura durante un rato aunque hayas dejado de correr, mientras recuperas el ritmo normal de la respiración. Gatiux pisó tierra firme tras atravesar el puente de hielo que había creado Antoni, pero mientras que el muchacho siguió corriendo hacia el lugar que la profesora les había indicado, la Malfoy se paró un segundo a identificar el terreno que le rodeaba. Unos arbustos espinosos en la dirección que había salido corriendo Antoni, por lo que sus pasos se decantaron en la otra, no le importaba dar un rodeo si con ello evitaba arañarse entera, además, tampoco quería aprovecharse de todo lo que crease el muchacho siguiendo sus pasos sin más. Caminó por la arena y encontró con una zona de piedras, unas más grandes que otras por las que se podía caminar con cierta dificultad. Gatiux hizo un movimiento suave de varita. - Morphos Una de las piedras más grandes se transformó en un hermoso hipógrifo azabache de plumas brillantes. Gatiux hizo una pequeña reverencia, igual que haría con uno real, antes de acercarse a él y acariciar el plumaje de la criatura. - Orbis Bestiarum. Un anillo dorado rodeó a la criatura. Gatiux montó en ella y el hipogrifo comenzó a mover sus grandes alas para despegar del suelo. La banshee de cabellos violetas sonrió y le indicaba hacia donde tenía que ir. El suelo podía estar plagado de arbustos espinosos así que el cielo era un lugar bastante seguro. Volaron en dirección a los aros, y cuando estuvo a una distancia adecuada, apuntó con su varita en dirección a uno de los que estaba apagado. - Flechas de fuego. Una hondanada de flechas se clavó en el lugar exacto al que Gatiux las dirigió. Se quedaron en el aro ardiendo mientras ella conminaba al hipogrifo a descender a la planicie segura al pie de la estructura. Cuando estuvieron en el suelo, la banshee desmontó y acarició el cuello del hipogrifo. Pronto volvería a ser una piedra grande en mitad de un paisaje agreste pero había servido bien a su cometido transportado con seguridad a la Malfoy.
  12. La pluma que tomaba apuntes por Gatiux estaba que echaba humo. Emmet se había lanzado a hablar sin parar sobre la relación entre las distintas disciplinas de forma vehemente sin darle apenas descanso. Por suerte no era ella la que tenía que tomar los apuntes, o se habría perdido a la tercera frase. Tenía bastante lógica llegar a todas aquellas conclusiones si uno se tomaba el tiempo de reflexionar acerca de la Herbología como algo simbiótico respecto a otras materias. Emmet les indicó que debían salir del invernadero, pero trayendo consigo las protecciones. Gatiux también llevó las orejeras insonorizantes que habían utilizado con las mandrágoras ya que cuando se las quitó has había dejado en el cuello en un gesto inconsciente. El profesor les indicaba lo que tendrían que hacer, y Gatiux sonrió levemente al darse cuenta de que no tendría que correr detrás de las setas. Aunque las orejeras no eran totalmente necesarias, Gatiux las iba a utilizar. Estaba comprobado científicamente que exponer a un humano a un ruído constante y molesto podía llegar a ser perjudicial, por lo que tras asentir a las indicaciones de Emmet se puso las orejeras, los guantes y las gafas, y comenzó a trabajar con los narcisos pitantes. Una de las mejores cosas que había aprendido en sus años de trabajo en el Hospital Mágico era a trabajar de forma metódica, concentrándose en los pequeños detalles sin importar lo que sucedía alrededor. Alguna gente llegaba sangrando al borde de la muerte, otros gritaban improperios mientras los atendían, otros se volvían agresivos. Esa misma metodología era aplicable al trabajo con las plantas. Los movimientos de Gatiux eran pausados pero seguros. Cortó hojas muertas, limpió otras e incluso transplantó uno de ellos a una maceta más grande. Tarareaba una cancioncilla que no llegaba a salir de sus labios, tratando con suavidad a los Narcisos Pitantes como le había encomendado Emmet. El rociador resultó muy útil para llevar a cabo la tarea. Cuando terminó se levantó del suelo, sacudiendo el polvo de las rodillas y quitándose los guantes. - Creo que no lo he hecho nada mal. -dijo la Malfoy, con una sonrisa bailando en sus labios- Cuando tienes un Cancerbero con predilección por las flores aprendes algo de jardinería.
  13. En un momento dado Lisa hizo volver a los Thunderbirds, que se comportaban de nuevo como criaturas mansas y apacibles. Gatiux observó con atención, como queriendo averiguar el tipo de conjuro que había usado para llevar a cabo aquel truco. Tal vez los Guerreros Uzza le habían enseñado magia distinta a la que usaban los británicos, como comunicarse con criaturas sin tener que mover la varita para hechizarlas. Ni siquiera sabía la clasificación que les daba el Ministerio y si un Orbis Bestiarum bastaría para poder darles una órden, después de todo se parecían a los hipogrifos lo suficiente. Gatiux regresó al lado de Orión y en un gesto inconciente tocó su espalda. Estar en contacto con él se había vuelto algo cotidiano, casi natural, una conexión que tranquilizaba su torbellino interior. Con un gesto suave recorría la columna del mortífago con los dedos. Observaba a la profesora mientras tanto, estaba practicando un nuevo movimiento y de la varita de ella salieron unas cuantas flechas en llamas que se clavaron en una roca. - No imaginaba que esta clase se volvería... ardiente. Lo había dicho bajito para que sólo el Yaxley pudiese escucharla. Estaba apretando los labios para no reírse de su propio chiste. El chiste había sido tan malo que sólo faltó un golpe de platillo al final de la frase. Mientras tanto Lisa les explicaba que necesitarían apagar las flechas y luego un par de episkeys. Gatiux asintió. Luego pasó a indicarles que tendrían que llegar a la isla que tenían enfrente. - ¿Te hace una carrera, grandullón? -lo retó con media sonrisa- Si gano quiero que me sirvas el desayuno en la cama. No le dio tiempo a que aceptara la apuesta, simplemente salió corriendo hacia los acantilados. Cuando estuvo en el borde, y con el impulso que daba la carrera, saltó hacia delante. Empezó a caer, adquiriendo velocidad mientras bajaba. Soltó un grito emocionado a mitad de camino. A Gatiux le encantaba sentir el viento en la cara, la sensación vertiginosa de estar a punto de morir, la adrenalina que explotaba por todo su cuerpo. Solía saltar de lugares altos a menudo sólo por experimentar esas sensaciones. Y cuando estaba a punto de impactar de cabeza... -Salvaguarda Mágica- El cuerpo de la Malfoy se volvió etéreo, dándole la oportunidad de realizar una voltereta en el aire antes de que sus pies tocasen el suelo. O más bien el puente que Antoni había creado con las semillas de hielo. Hasta le había puesto barandillas para no caerse. Dejó salir una semilla sólo para asegurarse que el puente no caía a su paso, sólo por precaución por si duraba menos de lo debido y comenzó a seguir los pasos del otro chico de cerca. La superficie era dura, lo pudo sentir en sus pies cuando volvió a materializarse. Giró la cabeza, buscando a Orión con sus ojos amarillos, intentando averiguar si se había tomado en serio la apuesta y había echado a correr para llegar a la isleta antes que ella.
  14. Gatiux no pudo evitar sonreir al oír la voz de Orión, no lo había visto aquella mañana y había salido rumbo a la clase sin él, sin tener todas consigo de que el mortífago fuese a acudir. Masajeó un par de veces el brazo de Orión a modo de saludo. Parecía tan despreocupado como siempre y se preguntó si se prepararía más si ella no estuviera en aquellas clases, él sabía que ella llevaba un alijo suficiente como para sobrevivir ambos unos cuantos días en un entorno agresivo. Lo que sucedió después dejó a Gatiux congelada por la sorpresa, no porque las criaturas se levantasen de su sueño reparador, si no por que alguien les enseñase como funcionaban los hechizos del libro y le explicase en qué consistían. Con los libros anteriores lo había tenido que imaginar mientras sostenía el tomo correspondiente mientras que el profesor vivía una aventura paralela dos kilómetros por delante. Asintió aprobando mentalmente. - Alguien utilizó las semillas del hielo para extinguir un fuego en una de aquellas ferias ministeriales que comenzaron a arder. -recordó- Fue bastante impresionante el poder de alcance de las semillas del hielo. Ensayó en el aire el mismo movimiento que había hecho Lisa instantes antes con su varita, girando con delicadeza la muñeca mientras en su mente resonaba aquel conjuro. Lo tenía, no parecía entrañar tanta dificultad. Materializó la varita en la diestra y lentamente fue separándose de Orión, si estaban juntos serían un objetivo más fácil al limitar los movimientos del otro y una misma criatura podía intentar encargarse de ambos. Gatiux silbó, distrayendo a la criatura que tenía su interés puesto en Orión. El Thunderbird molesto por la intrusión grazno ferozmente mientras aleteaba. Gatiux corría sin perderlo de vista para dar espacio a los demás. Y la criatura fue detrás de ella, quizás queriendo quitarsela de en medio pronto bajó en picado, Gatiux esquivó el ataque rodando por el suelo y levantándose con agilidad felina, pero el Thunderbird no cejó en su intento, en cuanto volvió a recuperar el vuelo tras girarse, volvió a atacar. - Arena de Hechicero. De la varita de Gatiux surgió una arena finísima que se dirigió hasta el Thunderbird que la atacaba. Por un instante la criatura se desorientó, quedándose en el cielo volando en el mismo sitio, intentando guiarse por el resto de sus sentidos, algunas criaturas podían percibir el lugar exacto sólo por el leve chasquido de una hoja. Por lo que la banshee de cabellos violetas no se movió, ni siquiera respiró mientras observaba a la criatura perdida. Por supuesto aquel respiro no duró mucho, supo que el efecto había pasado cuando obtuvo un graznido aún más furioso por parte del Thunderbird. Sabía que ahora atacaría con más ferocidad. Y por eso Gatiux sonrió, en aquellas situaciones de peligro solía sentirse viva con la adrenalina fluyendo por sus venas. La criatura henchida de rabia se lanzó con fuerza contra Gatiux. Y ésta movió la varita cuando casi estaba a su altura. - Semillas de Hielo. De la varita de la Malfoy surgió un viento helado que recubrió al Thunderbird, incluyendo una peana de un metro para que la criatura no cayese a plomo contra la hierba. Era como una de esas decoraciones fastuosas que incluían algunas fiestas. Faltaban canapés alrededor. Gatiux aprovechó aquel instante para separarse un poco más de la criatura, un par de metros y situarse a la espalda de la misma. Eso le daría tiempo suficiente a reaccionar de nuevo si tenía que virar para volverse en su contra.
  15. El vampiro hizo una demostración elegante de cómo actuar con la Mimbulus y extraer todo aquel jugo que serviría para despetrificar a la gente, lo hizo con unas protecciones adecuadas en la nariz, parecía un cirujano extraño listo para la extracción. La planta sintió la tensión del corte y empezó a exudar el valioso jugo. La Malfoy se alegró de haber puesto distancia entre ellos, por nada del mundo quería oler aquello y que empañase toda la vivencia de la clase, aún así se tapó la nariz con la mano por precaución. Gatiux no volvió a su asiento hasta que Emmet les quitó a los dos la dichosa planta que había puesto delante, aún así cuando lo hizo se mostraba desconfiada pensando en que de un momento a otro volvería a traerla a traición para obligarlos a manipularla por ellos mismos. Era una de esas ocasiones en que el amante del objeto en cuestión no ve donde está el problema mientras que el resto sí lo hacía. Ya se sabe que el amor vuelve ciego a las personas. Mientras volvía a su lugar, Emmet lanzó una nueva pregunta, cuestionando a los alumnos sobre la relación que tenía la herbología con otros ámbitos. Era fácil decir pociones, puesto que muchas plantas eran el componente activo de pociones y ungüentos milagrosos que dejaban impresionados a los muggles, puesto que no era normal poder restaurar una piel de una quemadura como si nunca hubiera sucedido. Al tiempo que Gatiux meditaba la respuesta, Justo decidía nombrar todas las asignaturas que pasaban por su mente, sin tener la delicadeza de dejar alguna para la banshee. ¡Si hasta había dicho una que no impartían en la Universidad! Ya nadie daba Alquimia. Ni que estuvieran en 1600. Cuando Justo acabó con su perorata, Gatiux se inclinó sobre la mesa para hablar. - Si mal no recuerdo, la Astronomía también está ligada a la Herbología, puesto que los movimientos de la luna afecta a las plantas. De algunas debemos recoger sus frutos y cortarlas durante la noche de luna llena en el punto más álgido. Un ejemplo de ello es la Descurainia Sophia que utilizamos en la poción multijugos. Por lo que para ello debemos saber cuando llega ese día, y la astronomía es necesaria para eso. Orión le había explicado eso a Cillian durante la clase anterior de Astronomía. Gatiux había tomado apuntes de lo que había dicho aunque nunca hubiera creído que podría aplicar ese conocimiento tan pronto. Gatiux asintió con suavidad. Quizás no hubiese nombrado tantas asignaturas como Justo, pero había elaborado mucho más su respuesta.
  16. - ¿Piensas trabajar en el jardín con esa ropa? -preguntó Gatiux tras escuchar a Maida- No. No. No. Después de eso volvió a perderse por el armario, dando vueltas por aquí y por allá buscando otras prendas. Puso entre los brazos de Maida unas mallas, una camiseta de manga corta, una sudadera fina y unas deportivas. Todo de colores discretos excepto las deportivas, de color salmón brillante en contraste con la ropa oscura, y la camiseta que era también del tono de las zapatillas. La ropa bonita no era para que intentase mancharla, o romperla. - Ponte esto para trabajar, y lo otro para cuando quieras lucir linda, para una cita, o para sorprender a Nathaniel... pero te prohibo que sea para trabajar en el jardín. Espera aquí. Trajo para también para la Yaxley un pijama corto de algodón pero que no enseñaba demasiado, y un par de conjuntos de ropa interior bonita de la talla de Maida sin estrenar que aún conservaban las etiquetas. Tenía ropa de todo tipo porque de vez en cuando se camuflaba, dejaba de ser la exuberante banshee y podía divertirse pasando inadvertida, y para ello necesitaba todo tipo de indumentaria. Añadió un pantalón oscuro y un par de camisas de rayas verticales con las que combinar el pantalón. - ¡Nunca vuelvas a pedir consejo a un elfo! Lo hacen lo mejor que pueden, pero siguen sin tener mucha idea. Salieron juntas del armario vestidor. Maida cargada mientras que Gatiux se hacía un moño alto tras dejar la sudadera en su cama. Descubriendo el tatuaje de la nuca que normalmente solía ocultar por el cabello. El Cazador. La muchacha seguía pareciendo nerviosa, y ella no sabía que hacer para eliminar esa sensación entre ambas. Quería que se sintiera cómoda, alguien en quien pudiese confiar, alguien a quien acudir. - No te preocupes, seguro que a Nath le encanta. -dijo Gatiux- Aunque nunca te vistas por un chico, ponte hermosa para tí misma. A la Malfoy le divertía poder compartir consejos sobre ropa o cosas de chicas por fin. A ninguna de sus hijas le llamaba la atención, tampoco es que hubiesen compartido el tiempo suficiente juntas para eso, por eso le alegraba que Maida acudiese a ella. Pero entendía que todo el proceso llevaba su tiempo y esa situación de confianza no se daría de la noche a la mañana. @
  17. Gatiux asintió cuando Justo explicó para qué servía el Zumo de Mandrágora, ella podría haber respondido al instante, pero prefirió no acaparar toda la atención y dejar que otros también participaran en la clase. Como opinión personal, ya que había trabajado en San Mungo durante años pasados, no entendía por qué esa poción era tan cara, no había tantos casos de gente petrificada. Y ni siquiera era peligrosa como el Veritaserum. Emmet les quitó las mandrágoras de delante para enseñarles otra planta, una que parecía un cactus o la versión asquerosa de uno, porque olía a estiercol y soltaba un liquidillo verde al tiempo que palpitaba. Gatiux se levantó de sopetón, tirando la banqueta hacia atrás mientras se ponía el brazo delante de la nariz y la boca para no inhalar aquel olor asqueroso. No le podían enseñar una planta que oliera bien, tenía que mostrarles una que producía arcadas nada más verla. La banshee se apartó del asiento, poniendo un par de metros de distancia entre ella y la planta. - ¡No pienso tocar esa cosa! -protestó Gatiux señalando la maceta- ¿No puedes ponernos algo que no huela a estiercol? ¡Qué asco! ¡Con la de flores y plantas que hay en el mundo y elige nada menos que una Mimbulus Mimbletonia! Se había quitado las orejeras pero hablaba con cierto volumen elevado por la indignación de que le pusieran delante aquella cosa, prefería casi pasarse el día transplantando mandrágoras, viendo sus caritas horribles llorando, a pasarse un rato sentada delante de aquella otra cosa. Ella era demasiado sensible con los olores. Cruzándose de brazos hizo un mohín. Le daban arcadas sólo de imaginarse manipulando la Mimbulus. - No voy a requerir nunca un antídoto contra la timidez o el nerviosismo, así que no tengo necesidad de acercarme a esa... cosa.
  18. Si había algo que odiara Gatiux en aquellos momentos eran el exceso de abalorios que tenía que llevar por culpa de los libros. Por lo visto nadie les había avisado que menos era más, y se empeñaron en darles anillos y colgantes para todo. ¿Qué tal una pulsera o unos pendientes? ¿Nadie pensó en que se verían sobrecargados? Para la clase del Libro del Equilibrio se había puesto todos los anillos, los dos de las habilidades, metamorfomagia y animagia, uno en cada índice, el resto los había repartido por sus manos, le quedaban únicamente dos dedos sin anillos, aunque al ritmo al que iba tendría que empezar a ponerse anillos en los mismos dedos. O descartar los que menos utilizaba, relegándolos a un cajón de la mesilla de noche. Gatiux había salido vestida para la aventura, dejando en casa sus habituales vestidos y tacones, llevaba unas mallas deportivas oscuras, una camiseta de manga corta, un cortavientos de color celeste y unas deportivas cómodas. Lista para echar correr en cualquier momento. Por la experiencia vivida en las anteriores clases sabía que era la mejor elección, ya que los Uzza o los profesores siempre intentaban acabar con sus vidas para ponerlos a prueba. En la mochila mágica que llevaba en la espalda guardaba un cargamento de pociones junto a libros y otros útiles que podrían servirle en la expedición. Los habían citado en un aula, por lo que la banshee de cabellos violetas tomó asiento en cuando llegó. La profesora esperaba sentada encima de la mesa a que todos llegasen. Por lo menos parecía más propensa a la enseñanza que el profesor anterior, quien les dejó experimentaran a su aire mientras él caminaba siempre dos kilómetros por delante. No habría sacado nada de provecho de no ser por Orión, al que pudo desangrar mientras caminaban. El portal por el que había desaparecido Lisa después de animarlos a ir tras de ella condujo a Gatiux a un paisaje idílico, un río que fluía junto a un paisaje verde. El sol brillaba a la temperatura justa para que el calor no fuese agobiante. Por un instante, la Malfoy cerró sus ojos amarillos e inspiró el aire puro, llenando sus pulmones, disfrutando de aquel raro instante de calma antes de que todo se viniese abajo como siempre. Lisa se había acercado un poco a una manada de Thunderbirds que dormía tranquilamente sobre el pasto. Gatiux guardó las distancias con la mujer, no quería molestar a las criaturas y sacarlas de su apacible sueño para que le atacasen sin motivo alguno. Nunca sabías cómo podría reaccionar una criatura salvaje hasta el momento en el que lo hacía. Estas en concreto podían invocar a la tormenta, incluso en un día despejado como aquel. («¿Qué clasificación les dará el Ministerio de Magia a estas criaturas?»)
  19. - Nuestro dinero cunde mucho más en las tiendas muggles al cambio. -explicó Gatiux- Además, siempre puede caerle a alguien un confundus o un imperius y salirte la ropa gratis. Se encogió de hombros como si hacer algo así fuera lo más normal del mundo. Además, si uno tenía la facultad de poder cambiar de aspecto, nunca le reconocerían en las tiendas a las que volvía a por más ropa después de no haber pagado por una gran cantidad de la misma. De algo tenían que servir los poderes mortífagos, qué menos que sacarle el mayor provecho posible. - Para ver que te vea bien te tienes que quitar la túnica. Cuando Maida (un poco sonrojada) obedeció la órden, Gatiux la estudió con detenimiento de arriba a abajo con ojo experto. Solo serían un par de segundos. Le indicó que podía ponerse de nuevo la túnica esa holgada que había traído. En apenas unos segundos, Gatiux no lucía como Gatiux, si no como un clon perfecto de Maida, que se quitó las prendas de ropa y empezó a recorrer el vestidor en ropa interior. - No te preocupes. Yo te haré brillar, tengo ya una idea de algo que te quedará excelente. Eligió una falda negra por encima de la rodilla, camiseta de algodón, ajustada de rayas blancas y negras pero sin escote y una chaqueta de cuero color camel. Para los pies unas ballerinas oscuras. Un atuendo elegante, femenino y juvenil que favorecería a Maida. Se lo puso encima para que su sobrina viera el efecto que haría sobre ella, como un maniquí humano mientras que Gatiux se miraba al espejo de pie y giraba sobre sí misma. - ¿Qué te parece? -rió- Seguro que pensabas que te iba a dar algo super escotado o con transparencias. Se desnudó de nuevo, dejando las prendas sobre un mueble blanco que tenía en el centro de la estancia. Volvió a transformarse con su aspecto habitual, pero siguió recorriendo el lugar en ropa interior, sacando ropa y negando con la cabeza, o simplemente haciendo mmmm y juntándolo con otra prenda. Sacó una camisa azul vaquera de esas que quedaban despegadas y un pantalón oscuro ajustado. - ¿Qué te parece? ¿Te gusta?
  20. ¡Por fín Luisitha aparecía! Aunque por la cara que llevaba no pareciera traer buenas noticias, se sentó con poca elegancia sobre el escalón de la caravana con pinta de haber salido de una pelea en un callejón de esos de mala muerte. Gatiux esperó allí a que recuperara el aliento, pero hubo algo que alarmó a la mujer de pelo azul para hacer que se metiese en la caravana. Cuando la Malfoy miró hacia abajo se encontró con que una rata caminaba cerca de sus pies. No lo pensó y le propinó una patada que la mandó bastante lejos, el bicho salió corriendo lejos de ella una vez se recuperó del golpe. - Me parece que esa no vuelve. Gatiux se reía con malicia, pero cuando se volvió se encontró con que Maida se había subido a la mesa, entonces rió con más fuerza, soltando una carcajada. No hacía más que negar presa de los nervios. Al final tendría Orión que sacar a las otras dos mujeres en volandas porque se negarían a moverse del espacio reducido y seguro que era la caravana. Aunque Lu no hubiese traído buenas noticias, aquellos aspavientos le alegraron la mañana. - Tranquila, el gato ha espantado a la rata. Pero podemos traer otro para que guarde la parcela. Seguía riéndose del chiste, pero se dio cuenta de que ni Maida ni Luisitha sabían de su forma animaga, una gata de color negro azabache, por lo que el chiste perdía efectividad. Bien mirado, no parecía tan mala idea que Orión las sacara a ambas en volandas en cuanto su hermana descansase un poco. - Bueno, ya estaba asumiendo que nos ibamos a tener que quedar con este patatal. -siguió diciendo- Que lo confirmes no es tan malo. Al menos lo podremos decorar al gusto.
  21. Gatiux sacó una hoja en blanco y un bolígrafo apenas Emmet comenzó a hablar. Era de aquel tipo de personas que le gustaba tomar apuntes de cosas interesantes, la típica alumna aplicada que encontrarías en primera fila para absorber todo el conocimiento posible. Aunque a esta también le gustaba el alcohol y la fiesta, en total contraposición con la otra parte de su personalidad. Su letra era estilizada, alargada y se curvaba ligeramente a la derecha. Tras anotar los primeros conceptos, el vampiro les pidió que se pusieran la ropa adecuada de trabajo para poder realizar el transplante de una maceta a otra, más que la túnica o los guantes, eran importantísimas las orejeras, ya que aunque las mandrágoras eran bebés te podían dejar fuera de combate durante un rato si llegabas a escuchar su llanto. La Malfoy sacó la varita para hechizar a su bolígrafo y que siguiera tomando apuntes, igual que un vuelapluma, antes de ponerse la túnica que protegería su vestido, los guantes y por último las orejeras, que se dejó entorno al cuello para seguir escuchando la lección antes de ponerse en faena. Tomó asiento donde el profesor le había indicado antes de responder a la pregunta que había lanzado un minuto antes y que pendía en el aire. - Supongo que vamos a transplantar mandrágoras, porque igual que las raíces de las plantas, que necesitan maceteros más amplios cuando crecen, los bebes chillones estos necesitarán más espacio para hacerse grandes. -respondió Gatiux mirando la planta que le habían colocado delante- Tierra nueva, más nutrientes y minerales nuevos, ¿no? Pensó por un instante la siguiente respuesta. - Hay dos formas de saber si la mandrágora es adulta. Una es si caes al suelo muerto. La otra supongo que será porque dejan de parecer críos feos y parecerán viejos enfadados. ¿Hay alguna diferencia apreciable en centímetros? No sabía si la respuesta que estaba dando era la que buscaba Emmet, pero por lo menos lo estaba intentando. El zumo de mandrágora era ideal para curar la petrificación, lo tenía en su inventario de pociones personales, pero no tenía conocimientos específicos sobre la planta. Sólo podía conjeturar y esperar dar en el clavo. Después de que Justo diese sus propias respuestas, y ver que los demás estaban oportunamente preparados, Gatiux ajustó sus orejeras para que no llegase sonido alguno. Primero puso algo de sustrato como base en el macetero nuevo, sin llegar a aplastarla contra las paredes, después escarbó por los laterales del macetero antiguo, sacando algo de tierra para poder extraer con facilidad su planta de mandrágora. Luego, de un tirón extrajo un bebé berreante, feísimo, y que se mecía de un lado a otro. Lo puso en la maceta nueva y comenzó a rellenarlo con el resto de la tierra, aplanándola cuando llegó arriba - Esto no es distinto a trasplantar un ficus. -chilló Gatiux con las orejeras aún puestas- Sólo que hay una especie de niño feo balanceándose.
  22. Maida le había pedido ayuda a Gatiux, pero había sido demasiado críptica en la petición, o bien le daba vergüenza pronunciarlo en voz alta delante de los chicos o le gustaba jugar con el suspense. La banshee alzó una ceja, no tenía ni idea de que quería, y tenía curiosidad. Aunque ya sabemos que la curiosidad mató al gato. Terminó el desayuno con rapidez, apurando el café y el par de tostadas que antes comía con cierta desgana. - Entonces ayudo a Maida y luego me pongo con lo del tejado. -dijo Gatiux- Me dejo robar por ahora. Esperó que la mortífaga comiese algo más de su desayuno antes de levantarse a poner la taza de café en el fregadero, donde la lavó y la puso a secar. Le hizo una señal con la cabeza para que la acompañase fuera del comedor y le contase lo que le había dado vergüenza decir delante de los chicos. Tal vez era uno de esos problemas de chicas que sufrían todas cada mes. La agarró por la muñeca apartándola de la cocina, llevándola hasta la puerta de la biblioteca. Acercó la cabeza para hablar en un susurro confidencial, no fuese que los chicos estuvieran con la oreja puesta para averiguar lo que hacían. - ¿Con qué necesitas que te ayude, Maida? - ¿Tendrías algo en tu maleta que no me haga lucir como mendigo? - ¿Ropa? ¡Tengo un montón! Y con etiqueta puesta y todo. -Gatiux sonrió encantada- ¿En qué habías pensado? Agarró a Maida por la muñeca y la dirigió escaleras arriba con entusiasmo, estaba deseosa por vestirla de otra manera que la resaltase de algún modo, las túnicas de magos hacían lucir a las mujeres como sacos de patatas, y en su opinión deberían desterrarse una vez salían del Colegio de Hechicería correspondiente. Cuando estuvo segura de que la iba a seguir de todas maneras soltó el agarre solo para aplaudir con entusiasmo. Era como Navidad en mayo. Al llegar a la habitación, Gatiux le indicó a Maida que pasase, abrió una maleta blanca con apliques y correas en dorado, se veía una escalera de mano que descendía hasta un enorme vestidor de un par de habitaciones, en una sólo había zapatos, en la otra bolsos y otros complementos, en la más grande ropa de todo tipo ordenada por formas y colores. Los muebles eran todos blancos, al igual que las perchas. El lugar estaba bien iluminado por luz amarilla. A decir verdad, Gatiux tenía cierta obsesión por la ropa, y nunca era suficiente. Tenía más ropa de la que se podía poner a lo largo del año. - ¿Prefieres curiosear o te saco algo para tí?
  23. ¿Y nunca se les ocurrió el ir a ver el lugar antes de firmar? -dijo Gabrielle- Ahí estaba, la pregunta del millón. Sumada a la mirada de extrañeza que añadió Gabrielle. No era la única a la que le parecía extraño que alguien hubiera engañado a Gatiux y saliera vivo para contarlo. Había visto casi el mismo gesto tras una pregunta idéntica por parte de Maida la semana anterior. Sin lugar a dudas era algo dificil de creer. Incluso para la propia Gatiux. - Lo creas o no, yo también me pregunto lo mismo, pero hay un vacío en mis recuerdos. Una bruma blanca y espesa aparece cada vez que intento recordar la transacción o algo de los días previos a la llegada a Magic Land. Maida le había sugerido a Gatiux ponerse en manos de otros magos que podrían deshacer el hechizo y extraer los recuerdos difusos, pero ella se había negado en redondo a que alguien hurgara en su cabeza. No era algo que permitiría a conocidos, mucho menos a desconocidos. Sagitas por su parte le insistía para que llamase a los del Departamento de Accidentes, así arreglarían por lo menos el tema de la montaña rusa, la cual había decapitado a un oso de peluche cuando hizo la primera prueba de funcionamiento, pero la Malfoy negó suavemente con la cabeza. - Se que sería lo correcto, Sagitas, o lo más conveniente, pero mi instinto y mi experiencia me advierten de llevar una cosa al mismo tiempo. Por algún motivo, cuando hay más de un departamento sobre algo las cosas empiezan a ir más despacio. Habría podido llamar a casi todo el Ministerio por esto: Accidentes, poner denuncias, El Profeta... -se llevó una mano a los labios- Pero cuando juntas a tanta gente diferente en un lugar, todos acaban dando vueltas sin sentido, preguntando como pueden ayudar pero sin hacer nada realmente. Por ahora voy a dejar que Cooperación lleve la investigación, y luego ya se verá. Paso a paso. No dudaba que en otra época habría corrido dando la alarma por todo el Ministerio de Magia, pero los años le estaban convirtiendo en una jugadora de ajedrez que prefería la lógica al instinto. Quizás la gente no compartiese aquel punto de vista, o le pareciera extraño, pero prefería probar aquel método. - Además, si llamo a Accidentes y todos se sientan a mirar... estaría en las mismas. Rió por lo bajo mientras giraba para seguir arreglando el local de Heliké. Por un motivo u otro, Sagitas siempre encontraba alguna excusa para no mover la varita, como cuando los llamaron para socorrer a la gente en la carretera dirección Escocia, había llegado muerta de frío y la habían tenido que sentar a no hacer nada. Una fregona comenzó a moverse para limpiar el polvo del suelo.
  24. Tal vez debería haber tomado un pequeño descanso entre clases para despejar la mente y ahuyentar el mal humor, pero no lo pensó. De algún modo acabó tomando velocidad y olvidando donde estaba el freno, cuando debía parar. Ahora todo era una huída hacia delante en la que no dejaban de acumularse responsabilidades de muchos ámbitos distintos. Gatiux observaba con el ceño fruncido los invernaderos que tenía enfrente. Sus ojos amarillos saltaban entre uno y otros para pararse por último en el más grande, el que tenía delante. Se preguntó si serían muchos y por eso daban la clase en un sitio tan espacioso. Había acudido al lugar que le habían dicho, pero en ese instante se estaba planteando si tendría tiempo de dar la vuelta y marcharse, aunque ello supusiera una desafortunada pérdida de galeones. («No vas a perder galeones solo por tu mal humor. Es absurdo.») Aquella vocecilla en su cabeza tenía razón. La fría lógica se impuso y acabó ganando la batalla, haciendo que la banshee de cabellos violetas avanzase de mala gana. Era una mañana primaveral que combinaba a la perfección con el vestido blanco de flores azules y fucsias que se puso con la intención de mejorar su ánimo, pero, como siempre, los altos tacones fueron una mala elección ya que amenazaban con hundirla en la tierra, obligándola a pisar sólo con la parte delantera del zapato, por lo menos hasta llegtar al invernadero donde el suelo resultaba más firme. Dejó una pequeña carpeta morada encima de una mesa con taburetes altos que se situaba cerca del pizarron. Dentro tenía lo necesario para tomar apuntes de la clase que se desarrollaría aquel día. Sonriéndole de forma breve a Emmet en forma de saludo, tomó asiento sin hacer apenas ruído, escuchando lo que iba diciendo el vampiro. - Yo soy Gatiux Malfoy. -verbalizó su nombre en deferencia al otro alumno- Me gustaría dar una razón mística de por qué me apunté a herbología, como que siento una conexión con las plantas y quiero saber más de ellas, pero lo cierto es que tuve una trifulca con el profesor que impartía el conocimiento al que estaba apuntada y decidí cambiarlo. Herbología me parecía lo más entretenido entre las opciones a elegir. Te tienes que mantener alerta para que algunas plantas no intenten matarte. Se encogió de hombros, esperando a que el otro alumno hiciera la presentación antes de continuar hablando. - La herbología para mí es el estudio de las plantas. Sus propiedades y en qué pueden ser usadas. Son muy útiles en la elaboración de pociones, por lo que es conveniente saber de su cultivo. De aquella asignatura conocía lo elemental. Gatiux no sabía como cuidar la planta de díctamo, si había que regarla mucho o poco, pero sí como se elaboraba su esencia, y que se podía consumir cruda para la curación de heridas poco profundas.
  25. - Cuidando a un montón de veinteañeros sacias tu vena paternalista. Además, papá Orión suena bien. Gatiux sonrió mordiéndose el labio mientras lo miraba. Le gustaba tomarle el pelo. Mientras lo observaba se preguntó en qué momento exacto salió a flote la vena filantrópica del Mago Oscuro, si en todos aquellos años en los que desapareció del mapa ocurrió algo en específico que giró una tuerca. Acercó la humeante taza de café con leche a sus labios mientras soplaba. Probó un poco antes de dejarla en la mesa. - Buenos días, Maida. Buenos días, Nath. Les sonrió a ambos tortolitos cuando entraron en la cocina y se metió un trozo de tostada en la boca cuando Orión dijo que habían pasado la noche vigilando para no reirse. Asintió con cara de póker mientras tragaba el pan mirando hacia la nada después de que el Mago Oscuro le guiñara un ojo. Habían caído los dos como troncos la noche anterior nada más tocar la cama. Más gente llegaba a la cocina. Gatiux las saludó con la mano ya que seguía mordisqueando la primera tostada. A la expedición también se unía Luisitha, que tenía pinta de estar pasando por una resaca horrible. Lo confirmó cuando a lo lejos, tras salir corriendo, sonaron arcadas. Gatiux se rió mientras acomodaba los pies arriba de la silla. - Pobre, no sabe beber. -giró la cabeza hacia Orión- ¿Hay zumo de naranja? Eso le va a ayudar a tu hermana con la resaca..

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