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Annick McKinnon

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Todo lo publicado por Annick McKinnon

  1. A Aedus no le agrada la idea de alojarse en el local. No porque no estuviese acostumbrado a la falta de lujos (de hecho en tiempos pasados dormía incluso en la calle), pero se pregunta si debería cuidar las apariencias y buscar algo más acorde al apellido que lo respalda. De cualquier modo también está consciente de que no conoce nada ni a nadie en Inglaterra, así que en parte eso lo orilla aceptar. ―Supongo que podría tomarte la palabra solo por esta noche ―responde ante la propuesta de Mael―. Mañana buscaré un sitio donde hospedarme. Aedus está casi seguro de que no es buena idea buscar asilo con los Lestrange ingleses, porque su fachada podría estar en riesgo si comienzan a indagar sobre su pasado; y como espera que su viaje no se alargue demasiado, supone que lo mejor será buscar un hotel. ―Ni siquiera notarás que estoy aquí ―murmura a manera de broma―. No te preocupes por la cama. Sólo espero no molestar o sorprender a nadie con mi presencia. Mael le parece muy joven como para manejar un negocio de esa naturaleza él solo, así que Aedus supone que tiene algún socio, pero decide no preguntarlo. @ Mael Blackfyre
  2. «Y no saber mucho sobre el tema también permite moverse con más libertad», piensa Aedus ante el comentario de Mael acerca de la ventaja de desconocer los detalles sobre un país; pero se reserva el comentario. ―Confío en tus habilidades. El costo del servicio lo amerita... ―añade a manera de broma, porque en realidad el oro no es problema para él―. Estaré esperando con impaciencia las noticias sobre la búsqueda del martillo ―dice con su aterciopelada voz; no obstante es una simple fórmula protocolaria que usa en los negocios, porque si algo caracteriza a Aedus es la paciencia. Con paciencia había soportado los maltratos del mago al que su madre lo había vendido, y con mucha más paciencia había logrado obtener el apellido, el oro y el estatus que ahora lo respalda. Así que Mael si resultaba un fraude, ya se las ingeniaría para hacerse con el martillo tarde o temprano. ―En realidad llegué a Inglaterra hace unas horas, así que aún no he buscado hospedaje ―explica tomando un trago de café―. ¿Conoces algún lugar que puedas recomendarme? De preferencia uno donde no haya mucha afluencia de gente… Ya sabes. Un sitio discreto. @ Mael Blackfyre
  3. En los últimos días Annick tenía la sensación de que la mansión Gryffindor estaba más silenciosa de lo normal. ¿O acaso siempre había sido así y ella jamás lo había notado? ¿O la muerte de Elvis había afectado tanto a la familia que cada uno se había encerrado en su propio mundo y evitaban a toda costa estar en el sitio que tanto les recordaba al Auror? ¿O tal vez ya nada los unía? En aquellos momentos de soledad, la pelirroja era más consciente de que lo único que la mantenía ahí era Elros, porque en aquel lugar él podría estar más en contacto con el legado de Elvis. Además, ¿a dónde más podrían ir? No había sitio donde tuvieran más familia o amigos. La única opción era ir a Francia, con los ancianos Poulain, pero eso implicaba alejar demasiado a Elros de los Gryffindor. Además, aunque Annick se reprendía cada vez que lo pensaba, la edad había alcanzado a sus padres adoptivos y tarde o temprano Elros y ella volverían a quedarse solos en un país extraño. La bruja tapó sus ojos con las palmas de las manos y colocó los codos sobre la mesita frente a la cual estaba sentada. Se mantuvo así durante un rato. Tantos pensamientos comenzaban a producirle un ligero dolor de cabeza… Cuando abrió los ojos, lo primero que observó fue un recorte de El Profeta. En él se apreciaba la fotografía de un hombre alto, con porte elegante y bien vestido, de cabello oscuro perfectamente peinado. A través de la imagen, sus ojos inexpresivos le devolvían una altiva mirada a Annick. Se trataba de Aaron Black. Debajo de ese recorte había otras notas periodísticas que mencionaban al mago. En las últimas semanas, la pelirroja se había dedicado a reunir información sobre el asesino de su esposo. A veces no sabía con qué finalidad hacía aquello, pero en otras ocasiones se imaginaba orquestando un plan para verse cara a cara con él. ¿Qué ganaría con ello? Quizá paz. Quizá la muerte. O quizá nada. No podría saberlo hasta que ocurriera.
  4. Aedus asiente cuando Mael le pregunta si puede llamarlo por su nombre de pila; y, aunque está acostumbrado a tomar whisky desde temprana hora, decide mantener un bajo perfil y no revelar tan pronto sus propias costumbres, así que acepta tomar café. A pesar de que le agrada la sinceridad del joven acerca de que no sabe nada sobre el martillo, Aedus siente que aquello se sumará a la lista de fracasos en su búsqueda de aquel objeto legendario; sin embargo sabe que nada pierde con darle una oportunidad a Mael, así que acepta la propuesta del chico. ―Quiero conocer el estatus de los Lestrange en Inglaterra. Me refiero no solo al estatus social sino también de sangre; pero sobre todo quiero saber qué tanto conocen ellos acerca de los Lestrange de Francia, es decir, si saben todo de nosotros o si simplemente son conscientes de que existe nuestra rama pero desconocen más detalles ―bebe un sorbo de café antes de continuar, porque el siguiente punto debe abordarlo con cierto tacto―. En Francia corren historias sobre dos grupos de magos que se han enfrentado desde hace años aquí en Inglaterra… ―Aedus hace una pausa para observar la expresión de Mael―. Me gustaría saber con cuál de los dos grupos se identifica la familia Lestrange. El hombre sabe un poco acerca de la historia de Rodolphus Lestrange y su esposa Bellatrix, quienes pasaron gran parte de su vida en la prisión de los magos ingleses; pero desconoce si en la actualidad los Lestrange tienen la misma inclinación. ―Eso me servirá para saber si es prudente visitarlos o no ―explica―. Me refiero a que si no conocen nada acerca de mi familia, seguro seré un completo desconocido al que no les interesará recibir en su hogar. Aquello no se acerca a la realidad. Lo que quiere saber es si los ingleses pueden representar un problema para mantener su fachada. Pero eso no le interesa tanto como el martillo; y aunque él mismo ha estado en Noruega investigando sobre el asunto, considera que quizá el chico podría interpretar la información de otra manera. ―Sobre el martillo… me parece una excelente idea que comiences en Noruega. Estaré esperando una próxima reunión para que me informes los avances ―vuelve a tomar otro sorbo de café antes de mencionar el tema del dinero―. Estoy de acuerdo con el tema del pago. Espero que el adelanto valga y el trabajo se logre al 100%. El dinero no es problema para él, pero eso no lo expresará en voz alta, así que deja la taza de café a un lado para rebuscar entre su ropa uno de saquitos con oro mientras espera a que Mael mencione la cantidad que desea. @ Mael Blackfyre
  5. Una fresca brisa meció las ramas de los árboles y Annick cerró los ojos para sentir la caricia del viento. De pronto notó que alguien se recostaba a su lado y posaba la cabeza en su regazo. Abrió los ojos y vio que se trataba de Natasha. La pelirroja acarició el cabello de la bruja. Por momentos, sumida en el vacío que había dejado la muerte de Elvis, olvidaba que había otras personas a quienes también les había dolido la muerte del gran Auror. --Todo estará bien --ella misma intentaba convencerse de eso, pero le parecía más sencillo transmitirlo a otros que experimentarlo en carne propia, porque ante ella sólo existía oscuridad y soledad--. Tienes un buen motivo para seguir adelante --dijo en alusión a su embarazo--. Estoy segura de que tu padre estaría muy feliz por ello. Era cierto. Elvis siempre solía alegrarse por la dicha de otros, y el nacimiento de un bebé no era la excepción. --Ama Annick --una aguda voz llamó la atención de la ojiverde. Se trataba de Eneas, su elfo doméstico--. Los amos Poulain quieren hablar con usted a través de la Red Flu. --Son mis padres adoptivos --explicó Annick a Natasha--. Viven en Francia y no han podido venir al entierro de Elvis porque son mayores y su salud es frágil. En otras circunstancias Annick hubiera invitado a Natasha a saludar a los Poulain, pero intuyó que no sería un momento fácil. Podía aparentar fortaleza frente al resto de la familia, pero estaba segura de que se quebraría frente a sus padres...
  6. Aedus observa con detenimiento a aquel muchacho y dibuja una discreta sonrisa en sus delgados labios. Aunque Mael es joven, parece ser bastante listo. Lestrange deduce que tendrá que darle suficiente información sobre el objeto que busca, lo que muy probablemente elevará el precio por la búsqueda. ―Hace bastantes décadas los Lestrange de Francia cortaron lazos con la rama inglesa. Así que me gustaría averiguar un poco sobre ellos para determinar si es prudente… visitarlos―explica Aedus mientras sigue a Mael hacia la parte trasera del negocio. Aunque va caminando, aún lleva la mano derecha metida en el bolsillo del pantalón, con la varita sujeta con firmeza. Sólo usa la izquierda para gesticular. ―El objeto que busco es una baratija de la que los “non-magique” hablan en algunas leyendas ―al decirlo, hace un ademán con la mano como para restarle importancia―. ¿Cómo llaman aquí a los “non-magique”? ¿Muggles? Intenta elegir bien sus palabras para no dar demasiada información antes de tiempo, aunque sabe que es muy probable que Mael encuentre más información durante la búsqueda, o que quizá en Inglaterra todos tengan conocimiento de lo valioso que es el artilugio mágico. No le queda otra opción que arriesgarse, ya que él no ha podido lograr obtener más datos sobre su localización a pesar de que su red de información en Francia es muy buena. ―Se trata de un martillo que, según los “non-magique”, es capaz de generar y atraer rayos. Los noruegos afirman que hace un siglo un hombre llamado Uther lo trajo a Inglaterra, y desde entonces no han podido dar con su paradero. @ Mael Blackfyre
  7. Para Annick fue un alivio que la Ministra no llamara a los de seguridad para hacerlos salir de su oficina después de tan irrespetuosa irrupción, y aunque había ido con esperanzas de encontrar algún tipo de apoyo (o al menos una mínima muestra de que a alguien le interesaba esclarecer la muerte de su esposo), le sorprendió el trato recibido; y pronto comprendió que Elvis había sido querido por muchas más personas de las que ella tenía conocimiento. ―No tiene que disculparse por no haber podido impedir la muerte de Elvis, señora Ministra. Comprendo el sentimiento, porque yo misma lo he experimentado ―no pudo pasar por alto el hecho de escuchar que Sagitas se refería a Elvis como su primo, y se preguntó por qué nunca antes había fraternizado con la Potter Blue―. Agradezco sus palabras y su interés por indagar acerca de lo sucedido. Eso es lo que me trajo aquí a irrumpir en su oficina de esta manera tan descortés. Me disculpo por eso. Pero quiero... necesito respuestas. Y justicia... La noche anterior, en su mente había preparado todo un discurso ante la posibilidad de encontrarse con un recibimiento y una respuesta negativa por parte del Ministerio; pero saber que la mismísima Ministra de Magia estaba preocupada por averiguar quién había asesinado a su esposo, la dejó momentáneamente sin saber qué decir, así que agradeció el breve momento en el que Sagitas y Cye intercambiaban algunas palabras. ―Gracias, Cye ―dijo de corazón al recibir el pésame de la rubia. A la pelirroja le habría gustado agradecer con una sonrisa, pero aún le costaba trabajo hacerlo; sin embargo estaba segura de que Cye la comprendería, porque Annick aún recordaba que hacía años la Lockhart había padecido una pérdida similar―. Su muerte fue tan repentina y dolorosa que no tuvimos cabeza para enviar avisos sobre su funeral, así que me disculpo con ambas por la omisión. Pero sus cenizas reposan en el pequeño cementerio de la mansión Gryffindor. Pueden ir a despedirse o a visitarlo cuando quieran. “Ir a visitarlo”. Aquella expresión sonaba tan extraña. Pero el día anterior ella misma había acudido al lugar donde la familia había acordado colocar las cenizas de Elvis, y había sentido que la esencia del mago aún estaba ahí. Quizá sólo era lo que su corazón deseaba porque lo extrañaba. No lo sabía. Cuando Sagitas comenzó a responder la pregunta de Cye, el corazón de Annick dio un vuelco y se aceleró. Caelum. ¿Había escuchado ese seudónimo en los recuerdos de Luna y Sophia? No estaba segura, porque había olvidado varios detalles al obsesionarse con el nombre que había escuchado sin descanso durante y después del funeral de Elvis. ―Yo sé quién es… ―murmuró la pelirroja luego de que Sagitas juró que sería un placer dar con el culpable―. Quiero decir, los Gryffindor sabemos quién se oculta bajo la máscara ―su voz tembló ligeramente. ¿El temblor era por miedo o por rabia? No estaba segura. Como tampoco sabía si lo que diría a continuación pondría en riesgo a algún Gryffindor o a ella misma, porque esa información podría llegar a oídos de los mortífagos. Y no era que dudara de Sagitas ni de Cye ni de Mael, pero ¿y si ellos lo comentaban con alguien y la información se dispersaba hasta llegar a malos oídos? Después de todo, es imposible conocer la vida secreta de otras personas. Annick, que antaño había sido miembro de la Orden del Fénix, lo sabía muy bien. Sin embargo la duda pronto se disipó. Quería justicia, y estaba dispuesta a arriesgarlo todo. ―Quien se oculta bajo el seudónimo de Caelum es el señor Aaron Black... El aire abandonó sus pulmones durante un momento al recordar la vívida imagen que había visto en el pensadero: el momento en el que el mortífago se quitaba la máscara para mostrar su rostro justo antes de lanzar la maldición asesina que le arrancaría la vida al gran Auror. Miró fugazmente a Mael, quien también había entrado en el pensadero junto con el resto de la familia. Luego miró a Cye, quien había sido la primera en preguntar sobre el asesino; y finalmente miró a la Ministra. Era consciente de que Black tenía un cierto prestigio entre la comunidad mágica; además la fama de su apellido lo cobijaba. Eso sin contar que pertenecía al temido grupo de la Marca Tenebrosa. La duda era si el Ministerio estaría dispuesto a hacer algo contra él. @ Sagitas Potter Blue @ Ela Karoline @ Mael Blackfyre
  8. Aedus entorna ligeramente sus ojos y fija la mirada en Mael. Su mente sagaz analiza los posibles motivos por los cuales el muchacho se niega a mostrarle la colección del viejo Caleb, y rápidamente concibe tres posibles teorías: o Mael no está en posesión de la colección porque la ha vendido, o ni siquiera la conoce porque el viejo Dixon se deshizo de ella, o hay objetos tan poderosos que el chico los está salvaguardando. Sea cual sea la realidad, Lestrange no está acostumbrado a recibir una negativa por respuesta y, las pocas veces que la ha recibido, tarde o temprano termina por lograr su objetivo. Por eso decide que más adelante se las ingeniará para averiguar lo sucedido con la colección de Dixon; mientras tanto aprovechará para abordar la principal causa que lo ha traído a Inglaterra. —Soy Aedus. Aedus Lestrange —el simple nombre hubiese provocado cierto nerviosismo entre los magos franceses que se mueven en el bajo mundo—. ¿Y tú eres…? La explicación que Mael hace acerca del rubro del negocio ha provocado que Aedus identifique otra posible necesidad en la que no había pensado: búsqueda de información. —Interesante negocio —afirma con renovado interés y sonríe de la única manera en que siempre lo hace: estira levemente los labios sin mostrar los dientes—. Necesito información sobre una familia en particular, y también estoy en busca de un objeto. Ninguna de las dos cosas tiene relación. Sobre el objeto no tengo muchos datos de su localización, por eso necesito ayuda con la búsqueda; sólo sé que está en Inglaterra. Y lo de la familia es mera… curiosidad. Sabe que en Inglaterra hay una rama Lestrange que en viejas épocas era importante, pero que en la actualidad los franceses consideran irrelevante. No le interesa entablar relación con ellos; pero si la búsqueda del objeto conlleva alargar su estancia en territorio inglés, lo mejor es averiguar todo lo posible sobre esa familia para estar seguro de que no representarán peligro para mantener su fachada… —¿Qué te parece si comenzamos a hablar del precio de los servicios? @ Mael Blackfyre
  9. —Lástima... —responde Aedus ante la noticia de que Elvis Gryffindor ha muerto. Está acostumbrado a responder de manera cortés, aunque en su voz se nota la indiferencia. Sin embargo mantiene ligeramente elevadas ambas cejas, signo de que está pensando en cómo solucionar el imprevisto de que el dueño del negocio haya muerto. Pero no tiene que esforzarse demasiado, porque el propio Mael le informa que él está a cargo. —Excelente... —esboza una media sonrisa que lo hace parecer amigable, pero ni siquiera se presenta. Dar su nombre es una de las últimas cosas que hace en lugares nuevos—. ¿Aún trabaja aquí el viejo Dixon? Ambas manos las tiene metidas en los bolsillos del pantalón. Quienes no lo conocen pueden llegar a creer que su postura relajada no representa ningún riesgo, pero ignoran que en uno de esos bolsillos guarda la varita mágica y que está preparado para defenderse o atacar en caso de ser necesario. —Sé que el señor Dixon colecciona ciertos objetos especiales —esa última palabra la dice con un tono diferente para darle mayor énfasis—. ¿Sería posible ver esa colección? Y dime algo, ¿entre los servicios del negocio está la búsqueda de cosas peculiares? El hijo de Dixon no había logrado darle demasiados detalles acerca de lo que hacían en el negocio, pero las pocas pistas que obtuvo lo hacían pensar que ahí podrían ayudarlo a hacerse con el legendario objeto que desea desde hace tiempo. @ Mael Blackfyre
  10. Aedus camina mostrando una media sonrisa en el rostro. Llama la atención de los transeúntes por su manera de vestir: un elegante traje negro combinado con una pulcra capa de seda fina (el estilo clásico de los magos franceses, poco conocido en Inglaterra). No le incomoda atraer miradas. Está acostumbrado a ser el centro de atención en Francia, donde su apellido y la fama que él mismo se ha forjado lo siguen a donde quiera que va. Con paso seguro recorre el Callejón Diagon. Conoce el lugar exacto a donde debe dirigirse; todo gracias al chico avaro que conoció en Francia hacía unas semanas y que le habló acerca de la colección que su padre, Caleb Dixon, ha acumulado con el paso de los años. El estúp.ido joven creyó que al revelar aquella información ganaría la confianza de Lestrange y éste lo tomaría como ayudante; pero no contaba con que Aedus sólo lo usara para conseguir información. Al llegar al local, ni siquiera titubea; empuja la puerta y entra con total confianza. Se detiene a mitad del vestíbulo y gira sobre sí mismo dándole un vistazo a las altas estanterías que cubren las paredes. Sabe que aquella es una simple fachada, así que se acerca a una especie de mostrador y espera a que alguien aparezca. ―Buenas tardes ―saluda y sonríe mostrando buenos modales como hace siempre (incluso antes de cobrar por las malas alguna deuda). Su voz es tranquila. Sólo eleva el volumen cuando está enojado, pero en general se mantiene con un tono de voz suave y bajo―. Busco al dueño del local. Un tal Elvis Gryffindor. @ Mael Blackfyre
  11. ¡Hola! Vengo a actualizar mi ficha de personaje con el no tan nuevo formato. Veo que ya no existe la opción de ver y dejar el código html... ** En Objetos, Pociones y Criaturas copié y pegué tal cual todo lo que aparece en la ficha actual. Igual en Puntos de poder. Por si quieren revisar que no me haya aprovechado de nada. (?) Estaré pendiente por si debo modificar algo que haya hecho mal. Gracias. Datos Personales: Nombre del Personaje: Annick McKinnon Sexo: femenino Edad: 35 años Estado Civil: viuda (estuvo casada con Elvis F. Gryffindor) Nacionalidad: británica Familia(s): * Gryffindor * Granger Padre(s) Sanguíneo: Lyla y Andrew McKinnon* Padre(s) Adoptivos: Amelie y Lucien Poulain* Trabajo: --- Poderes Mágicos: Puntos de poder en objetos y pociones: 220 Hechizos adicionales: --- Puntos de poder en criaturas: 40 Criaturas controlables en asaltos y duelos: --- Habilidades Mágicas: --- Conocimientos Especiales: --- Medallas: * * Perfil del Personaje: Raza: humana. Aspecto Físico: Estatura y complexión medias, sin curvas demasiado marcadas. Tez blanca, pero sin llegar a ser pálida (con el paso del tiempo se han hecho un poco más notorias algunas pecas, principalmente en la nariz y mejillas). Tiene cabello pelirrojo y ondulado que le llega casi a la cintura (generalmente lo usa suelto a pesar de que se le enmaraña en la coronilla, aunque desde la muerte de su esposo ha optado por llevarlo atado). Las facciones de su rostro son finas aunque pueden verse afectadas si descuida su peso, pues las mejillas tienden a abultarse y la nariz a resaltar la forma un poco chata que tiene. Posee ojos grandes, verdes y muy expresivos, con pestañas largas y rizadas; sus cejas son delineadas y no muy delgadas (suele elevar la del lado derecho como gesto de incredulidad). Con los años se ha comenzado a marcar la zona que contrae al fruncir el entrecejo. El rasgo físico que más le gusta de ella son sus labios, ni muy delgados ni muy carnosos, con el arco de cupido bien definido. En el lado izquierdo del cuello tiene un pequeño lunar en forma de media luna heredado de su madre, y otro cerca de la parte superior derecha del labio (el cual usualmente suele maquillar porque no le agrada). En su atuendo (entre elegante y casual) suelen predominar los colores tierra. Cualidades Psicológicas: Suele ser un poco tímida, lo que la hace ver como una persona seria y poco amigable, aunque en realidad es más bien melancólica y reservada. A raíz de la muerte de sus padres y hermanos se volvió taciturna y ligeramente impasible, algo que cambió al casarse con Elvis e incorporarse a la familia Gryffindor; sin embargo, tras la muerte de éste volvió a recuperar esos rasgos. Al convertirse en madre se volvió más firme y madura; y gracias a que entre los Gryffindor encontró bastantes hijos adoptivos con diversas personalidades, eso la ayudó a mejorar su capacidad de análisis y reflexión para ver las situaciones desde diferentes perspectivas antes de emitir un comentario o tomar acción. En general su personalidad es tranquila y maternal, pero puede llegar a demostrar un fuerte carácter, sobre todo si alguien trata de dañar a sus seres queridos, lo cual puede conducirla al rencor (uno de sus mayores defectos puesto que no olvida ni perdona con facilidad). De hecho, esta última cualidad comenzó a dominarla desde la muerte de Elvis, su esposo, ya que ha comenzado a obsesionarse con quien lo asesinó. Historia: Nació en Castle Combe, Inglaterra, en el seno de una familia de clase media. Su padre (un hombre dedicado al trabajo dentro del Departamento de Misterios) perteneció a la Orden del Fénix junto a su esposa (una bruja interesada en las leyes mágicas). El matrimonio procreó tres hijos: Mark, Salazar y Annick, pero la felicidad de la familia se vería afectada debido a los ideales de Andrew y su familia. El hogar de los McKinnon se encontraba en los límites del bosque que rodeaba el pueblo. Cerca de la casa corría un riachuelo en el cual los tres hermanos solían jugar, como aquella tarde de primavera en la que Mark, el hermano mayor, intentaba explicarle a su pequeña hermana de 4 años la diferencia entre una salamandra común y una de fuego, cuando de pronto un grupo de magos encapuchados apareció en las cercanías. Uno de los mortífagos consideró que los niños podían representar un estorbo durante el asalto, así que levantó su varita y lanzó un hechizo aturdidor al primogénito. El pequeño cayó desmayado y su cabeza dio de lleno contra una piedra. De pronto el agua se tiñó de rojo. La pequeña Annick intentó despertarlo entre sollozos, pero ni él ni sus padres pudieron consolarla. Minutos después, varios miembros de la Orden del Fénix arribaron para ayudar a los McKinnon, pero era demasiado tarde. Encontraron la casa en llamas, sin rastro de sus camaradas. Afortunadamente Lucien Poulain, un fenixiano amigo de Andrew, revisó los alrededores y encontró a la niña llorando a lado del cadáver de Mark. El mago la tomó en brazos y la llevó consigo para cuidarla mientras la Orden del Fénix averiguaba lo que había sucedido. Luego de corroborar que Annick no contaba con familiar alguno que pudiera encargarse de ella, él y su esposa decidieron adoptarla dándole una buena educación y, sobre todo, una vida feliz. Al cumplir 20 años, la pelirroja y sus hermanas Poulain deciden mudarse de Francia (donde aún radican los Poulain) para vivir en Ottery St. Catchpole. Es en ese momento cuando la joven se une a las filas de la Orden del Fénix, en donde encontró muy buenos amigos. Trascurrió más de un año cuando un día, estando en uno de sus lugares favoritos en el Callejón Diagón, se encontró con un joven con el que de inmediato congenió. Más tarde descubriría que se trataba de su hermano Salazar, quien había sido secuestrado por un mortífago el día en el que atacaron la residencia McKinnon. Durante esa misma época, la fenixiana descubrió sus sentimientos hacia Elvis F. Gryffindor, con quien iniciaría una relación de noviazgo durante la tradicional gala de Navidad organizada por el Ministerio de Magia. Meses después contrajeron matrimonio en una ceremonia secreta, sin intervención de la institución mágica. El enlace se celebró en un bosque escocés bajo la antigua tradición druida. Elvis la hizo tan feliz que incluso Annick fue capaz de superar poco a poco la ausencia de sus hermanas Poulain y la desaparición de su querido hermano Salazar (a quien no ha dejado de buscar), y luego de casi dos años de matrimonio nació Elros. Sin embargo la felicidad no duraría mucho, pues Elvis fue asesinado mientras realizaba labores ministeriales. La pérdida del amor de su vida la hizo experimentar un dolor que ni siquiera era equiparable a lo que había sentido cuando recuperó sus recuerdos acerca de su familia sanguínea y la muerte de sus padres y de su hermano Mark. El fallecimiento de Elvis se sumó a la lista de pérdidas que han marcado la historia de Annick: su familia sanguínea, la ausencia de sus hermanas Poulain, la desaparición de su hermano Salazar, la ausencia de sus amistades y de gran parte de la familia Gryffindor, cuyos integrantes se derrumbaron con la muerte del gran Auror y abandonaron la mansión que antaño había erigido el patriarca. Todo eso, en conjunto, la ha orillado a sentirse sola y sin más propósito que buscar justicia por la muerte de su esposo. Pertenencias: Objeto Mágico Legendario: --- Objetos Mágicos: Objeto: Varita mágica: madera de roble, centro de corazón de dragón, ligeramente elástica, 28 cm. En el mango tiene grabado un símbolo en forma de estrella, es por eso que la llama Ilmarë, "luz de estrella". Clasificación: AA Puntos de poder: 20 Objeto: Colgante en forma de fénix, un regalo de graduación que sirve para comunicarse con algunos de sus amigos de la Orden. Clasificación: AA Puntos de poder: 20 Objeto: Medallón/colgante para avisar peligro Clasificación: A Puntos de poder: 10 Objeto: Medallón/colgante para avisar peligro Clasificación: A Puntos de poder: 10 Objeto: Pensadero Clasificación: AAA Puntos de poder: 40 Objeto: Espejos Comunicadores Clasificación: AAA Puntos de poder: 40 Pociones Mágicas: Objeto: Esencia de Díctamo Clasificación: AAA Puntos de Poder: 40 Objeto: Poción reabastecedora de sangre Clasificación: AAA Puntos de Poder: 40 Criaturas Mágicas: Criatura: Lechuza Clasificación: X y no mágicas Puntos de Poder: 10 Criatura: Perro Clasificación: X y no mágicas Puntos de Poder: 10 Criatura: Perro Clasificación: X y no mágicas Puntos de Poder: 10 Criatura: Gato Clasificación: X y no mágicas Puntos de Poder: 10 Criaturas en la Reserva: --- Libros de Hechizos: --- Poderes de Criaturas: --- Consumibles en Batallas: --- Elfos: * Eneas: elfo de complexión menuda; tiene ojos castaños, orejas grandes y nariz respingada. Su tono de voz es pausado, tranquilo y un poco agudo. Es servicial, minucioso y paciente. En general suele comportarse bastante amable con todas las personas y otros seres de su misma raza. * Dido: elfina de complexión delgada y nervuda, ojos verdes y nariz pequeña y chata. Aunque es fiel a sus amos, al inicio solía refunfuñar cuando se le ordenaba hacer algo. Por eso nunca ha logrado comprender por qué Eneas es tan servicial con todos los magos y no sólo con Annick; aunque con el paso del tiempo su carácter se ha ablandado, sobre todo luego del nacimiento del único hijo del matrimonio Gryffindor, pues Dido es la principal encargada de vigilar a Elros. Licencias, Tasas y Registros: Licencia de Aparición: Obtenida Licencia de Vuelo de Escoba: Obtenida Personajes Secundarios: * Elros Gryffindor, hijo (compartido con Mael Blackfyre) * Personaje 2 * Personaje 3 * Personaje 4 * Personaje 5 Otros Datos: Otros datos: * Se casó con Elvis Gryffindor de manera clandestina, sin avisar al Ministerio de Magia de su enlace matrimonial. La ceremonia (acorde a las tradiciones druidas) se llevó acabo en un bosque de Escocia. * Su patronus adopta la forma de un águila real. La última vez que lo conjuró fue durante el funeral de Elvis, pero en lugar de que el águila elevara el vuelo hacia el cielo, se sumergió entre las llamas de la pira funeraria y se posó sobre el cuerpo del Auror mientras era incinerado. * Tiene una lechuza hembra de plumaje blanco, su nombre es Elwing. * Tiene tres mascotas: una Golden retriever llamada Kyara; un perro samoyedo de nombre Pólux; y un gato siamés llamado Orión. * En la espalda, muy cerca del hombro derecho, lleva un tatuaje en forma de martillo que revela su pertenencia al Clan de los Paladines. Dentro de este grupo su fiel amigo es un corcel azabache de ojos oscuros y profundos, de ahí que su nombre sea Maeglin, que significa “mirada aguda”. * En el lado izquierdo del cuello tiene un pequeño lunar en forma de media luna idéntico al de su hermano Salazar, pues ambos lo heredaron de su madre. * Siempre lleva consigo un relicario plateado que contiene las fotografías de sus hermanos. Tal objeto tiene grabado un extraño relieve que hace recordar a un fénix emergiendo de las cenizas; y sólo había otro par idéntico al de ella: uno lo portaba Mark y el otro Salazar, cada uno con las respectivas fotos de sus otros dos hermanos. * Sólo ella es pelirroja como Lyla, su madre; sus hermanos Mark y Salazar heredaron el cabello castaño de los McKinnon. * Le gustan los lugares tranquilos; en general no se siente cómoda en medio del bullicio y la multitud, sobre todo si está rodeada de extraños. * Se encariñó tanto con Hilary J. Gryffindor (hija adoptiva de Elvis) que la considera como su propia hija. * Durante un tiempo se sintió sumamente atraída por Marcellus Allan, pero la inseguridad (y el poco contacto que tuvieron) la hicieron darse cuenta de que él jamás podría interesarse en ella. A pesar de eso le ha concedido un lugar especial en su corazón, y en ocasiones aún esboza una pequeña sonrisa cuando lo recuerda. * Luego de varios hechos, Annick decidió abandonar las filas de la Orden del Fénix por diversos motivos. No obstante los ideales de la pelirroja no cambiaron en absoluto, por eso mismo continuó luchando contra las artes oscuras desde su empleo en el Cuartel General de Aurores, y tiempo después regresó a la Orden (aunque en esta ocasión sus motivos no eran por el grupo en sí, sino porque temía los peligros que su esposo podía correr como miembro activo y deseaba estar cerca de él). * Durante el funeral de Elvis, Annick tomó algunos objetos que habían sido importantes para el fenixiano y los guardó para que Elros pudiera conservar recuerdos materiales de su padre: un anillo de oro con una piedra azul incrustada; una cadena y dije de plata con las iniciales AG, de donde se desprenden un par de alas; y la varita de roble negra con arabescos plateados que había acompañado al exauror durante todas sus batallas. Cronología de cargos: * Jefa del Centro Examinador de Aparición. * Empleada en la Oficina para el cateo y erradicación de las Artes Oscuras (Cuartel General de Aurores). * Profesora de Rol Avanzado en la Academia. * Subcomandante del clan paladín. * Tutora de rol en la Orden del Fénix. * Alcanzó el rango de Knight en la Orden del Fénix. * Comandante del Clan Paladín. Premios y reconocimientos: * Mejor alumna rolera (Premios Academia 2010) * Mejor rolera (Premios Fénix 2010) * La más responsable (Premios Fénix 2013) * Mejor rolera (Premios Fénix 2014) * La pareja mejo rol (Premios San Valentín 2015) * Premio revelación (Torneo de duelos de la Orden del Fénix 2016) * Mejor rolera (Premios Fénix 2016) * Mejor blinkera (Premios Fénix 2016) * Mejor rolera (Premios Fénix 2017) * Pareja favorita: Annick y Elvis (Premios Fénix 2018) * Blinkera estrella (Premios Fénix 2018) * Mejor rol (Premios Fénix 2018) * Paladín destacada (Premios Fénix 2018) Links de Interés Referentes al Personaje: Link al Perfil de Comprador MM: 54 Link a Bóveda Personal: Bóveda nº 83272 Link a Bóveda Trastero: --- Link a Bóveda de Negocio: Bóveda Hotel Transylvania Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia Gryffindor Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Familia Granger
  12. La pelirroja entreabrió ligeramente la boca cuando vio que Mael había creado un portal con un movimiento de varita. Tal muestra de poder mágico se agregó a la lista de cosas que la intrigaban acerca del joven mago; pero apenas tuvo tiempo de reaccionar al sentir que el muchacho la tomaba de la mano para llevarla a través del portal. El despacho era mediano y era evidente que Mael acababa de tomar el puesto y que debía acondicionar el lugar acorde a su gusto y necesidades. Aunque le ofreció asiento, la ojiverde se mantuvo en pie mientras reflexionaba en lo que el chico le decía. Era cierto que no podían dejar pasar la oportunidad. ―Tienes razón. Debemos aprovechar el momento. Será mejor que vayamos ahora mismo... Y me gustaría que entraras conmigo ―dijo Annick con determinación; después de todo el muchacho era el único apoyo que tenía en aquel momento. Mientras Mael se adelantaba para salir de la oficina y guiarla, la pelirroja pensó en lo que el chico le decía acerca de que había escuchado algunas cosas, y eso le dio más confianza, pero antes de abandonar el despacho lo detuvo un momento sujetándolo por el hombro. ―Escucha, aunque dices que tu único trabajo aquí es abrirme camino hacia la Ministra, no me gustaría que perdieras el empleo. Además podría ser de utilidad en el futuro... Luego de eso, Mael le indicó el camino. El joven caminaba con tanta seguridad que la pelirroja se sintió más tranquila de lo que había imaginado. Al llegar frente a una elegante puerta, Annick no supo si Blackfyre les hizo alguna señal a los Aurores que la custodiaban, pero se limitaron a observarlos sin impedirles el paso. Fue tan fácil y rápido que la pelirroja ni siquiera tuvo tiempo de percatarse de que habían pasado a lado de Cye Lockhart, quien seguramente también iba a buscar a Sagitas. Además de que la pelirroja estaba concentrada en no perderle el paso a Mael, era muy distraída como para recordar rostros a detalle, y habían pasado tantos años desde la última vez que había visto a Cye que probablemente no la recordaba bien. Incluso la misma Annick se veía un poco diferente, con el cabello atado, el rostro pálido y las marcadas ojeras que llevaba desde el funeral de su amado esposo. En cuanto Mael y ella ingresaron al despacho, Annick se aclaró la garganta antes de dirigirse a la Ministra, quien por fortuna se encontraba a solas. ―Buenas tardes, señora Ministra ―saludó sin más. Temía perder tiempo con presentaciones y explicaciones irrelevantes, así que decidió abordar el tema antes de que alguien irrumpiera en el despacho y le quitara la oportunidad de oro que Mael le estaba brindando―. Soy Annick, viuda de Gryffindor. He venido en busca de respuestas acerca de la muerte de mi esposo: Elvis Gryffindor. En otro tiempo, Annick se hubiese disculpado por irrumpir sin haber solicitado una cita previa. Incluso bajo las mismas circunstancias le hubiese preguntado a Sagitas si tenía tiempo para atenderla en ese momento. Pero el dolor provocado por la muerte de su esposo la hacía actuar de manera un tanto más impulsiva que de costumbre. ―Según entiendo, mi esposo se encontraba haciendo trabajo ministerial cuando fue capturado y posteriormente asesinado ―continuó. Aunque de pronto temió que la señora Ministra los mandaría sacar a ambos de su oficina, Annick mantuvo la voz firme―. También sé que estaba acompañado de Aurores, sin embargo fue la única baja reportada y, si no me equivoco, ningún Auror fue herido, lo cual resulta extraño… Por eso la familia y yo deseamos saber qué está haciendo el Ministerio para dar con el responsable, y qué piensa la señora Ministra acerca del deceso de uno de sus empleados. «El responsable». No había utilizado el plural, porque gracias a los recuerdos de una de sus hijas y de su prima, ella conocía la identidad del asesino, pero ¿sería prudente hacer una acusación directa ante la Ministra? Annick ignoraba qué tan influyente era Black dentro del Ministerio, y no conocía a Sagitas de manera personal como para saber si la muerte de Elvis la había perturbado tanto como para usar su estatus para hacer justicia. De la Orden del Fénix no esperaba nada, ni siquiera ayuda. Habían dejado solo a Elvis y su muerte no parecía haberles afectado en lo más mínimo, así que ella estaba dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias en busca de justicia para su amado esposo. Su primera opción era buscar información y apoyo en el Ministerio; pero si no lo lograba, tenía un segundo plan en mente, aunque mucho más arriesgado... @ Mael Blackfyre @ Sagitas Potter Blue @ Ela Karoline ¡y quien quiera unirse!
  13. La debilidad de los rayos del sol anunciaba que faltaba poco más de una hora para que el astro rey se ocultara en el horizonte. Los pequeños pajarillos aprovechaban la última parte de la claridad del día para revolotear en busca de alimento, y a lo lejos se observaba una lechuza que llevaba un paquete en las patas. El mundo continuaba con su ritmo normal, ajeno al dolor que aún invadía a quienes habían amado a Elvis Gryffindor. Con esos pensamientos en mente y el corazón apesadumbrado, Annick recorrió el jardín con lentitud. Había salido de la sala poco después de que Valeskya se marchara. Lo último que la pelirroja había escuchado fue que Luna interpelaba a Mael, pero el chico había girado sobre los talones para desaparecer. Como la ojiverde no tenía ánimo para neutralizar ese tipo de situaciones, se disculpó con el resto de las presentes y salió de la mansión. Una suave ráfaga de viento atravesó las ramas de los árboles produciendo un rumor de hojas que la pelirroja siempre había disfrutado, pero que en aquel momento le parecía una especie de triste melodía que resonaba como un lejano eco en medio del gran vacío que la invadía. Por la hora, sabía que Dido, su elfina doméstica, había llevado a Elros a tomar una pequeña siesta, y en cuanto el niño despertara seguramente buscaría a su madre; así que se dirigió al único lugar en el que su corazón quería estar: el pequeño panteón donde ahora reposaban las cenizas de su esposo. A mitad del camino se le unieron sus dos mascotas: Pólux, el esponjoso samoyedo, y Kyara, la golden retriever. Ambos movían la cola con rapidez y andaban de un lado a otro creyendo que Annick jugaría con ellos; pero la pelirroja apenas los acarició y siguió caminando. Al llegar al panteón, permaneció un rato de pie y después se sentó en el suelo, seguida de la golden retriever que se recostó a su lado. ―No sé qué hacer ―murmuró. Era consciente de que Elvis ya no podía responderle, pero tenía la necesidad de expresarlo en voz alta, porque no había querido reconocerlo frente al resto de la familia―. ¿Por qué no me hablaste de tus planes? La brisa movió los cabellos de la bruja, quien cerró los ojos como si intentara escuchar una respuesta que jamás recibiría; pero de un momento a otro una nueva imagen invadió sus pensamientos y el rostro de Aaron Black se dibujó de manera clara en su mente. ¿Acaso estaba obsesionándose con él? La respuesta era obvia. Según lo que había visto en el pensadero, ese hombre era quien le había arrebatado a su esposo.
  14. Al principio la pelirroja temió que la espera fuera larga y desesperante, pero con el transcurso de los minutos sus pensamientos la hicieron perder la noción del tiempo. Ni siquiera fue consciente de si alguien reparaba en su presencia. Fue hasta la llegada de Mael que salió de su ensimismamiento. ―Vaya… pues, te felicito por el puesto ―dijo mirando el documento que Blackfyre tenía en la mano, el cual lo acreditaba como empleado ministerial. El muchacho no mostraba mucho entusiasmo, y Annick se preguntó el motivo de su inexpresividad―. ¿Podemos ir directamente a tu despacho? ―inquirió confundida. No imaginaba de qué manera podían ir a la oficina sin caminar; pero entonces miró a su alrededor y observó las medidas de seguridad que antaño no existían y, aunque pareciera contradictorio, eso la hizo sentir insegura. ―Si podemos ir directamente a tu despacho, vamos. La verdad es que preferiría evitar miradas indiscretas… ―aunque no estaban haciendo nada fuera de ley (al menos por el momento), Annick no sabía en quién confiar. Tal vez el sentimiento de abandono ante la pérdida de su esposo la hacía sentir sola y recelosa de todos a su alrededor. Aunque dudaba que alguien la conociera o que alguien intuyera el motivo de su presencia en el Ministerio, la pelirroja pensó que entre menos personas supieran a qué iba, sería mejor. Lo que planeaban hacer no sería sencillo. Aunque Mael había logrado bastante con obtener aquel puesto, Annick desconocía qué tan influyente era la persona que ocupaba sus pensamientos desde que había visto los recuerdos de su hija y de su prima: Aaron Black. @ Mael Blackfyre
  15. ¿Un rolcito en el negocio? Pa recordar viejos tiempos. Ya sabes, esos disparates que surgen cuando roleamos juntas XD

    1. Elizabeth Tonks

      Elizabeth Tonks

      Jajajajaj déjame pensarlo, ya no tengo la imaginación de antes (?)

  16. Annick no recordaba con exactitud cuándo había sido la última vez que había pisado el Ministerio de Magia. Solo estaba segura de que había abandonado su puesto en el Cuartel de Aurores antes del nacimiento de su primer y único hijo; y tiempo después también Elvis había decidido buscar un empleo menos demandante y con menos riesgos para dedicarse a la familia. Ese simple recuerdo referente a su esposo logró que los ojos se le anegaran en lágrimas, por lo que tuvo que hacer un gran esfuerzo para controlar sus emociones. Sabía que necesitaba control y firmeza en aquel momento. Por fortuna, brujas y magos iban y venían sin reparar en ella. Tal vez su ropa en tonalidades oscuras lograba que no llamara la atención, o tal vez a nadie le importaba reparar en las personas que había a su alrededor. Había llegado veinte minutos antes de la hora acordada con @ Mael Blackfyre , por lo que sabía que tendría que esperar un rato para encontrarse con el enigmático joven. Mientras aguardaba se preguntó si estaba bien confiar en él, pero de inmediato se reprendió por volver a plantearse la misma pregunta. Mael era el único que le había ofrecido ayuda práctica, así que tendría que aprovechar la oportunidad a pesar de que era un desconocido. Decidió recargarse en la pared para esperar sin estorbar el camino de quienes llegaban y salían del Atrio, y entonces se dio cuenta de que había sido buena decisión llegar con bastante tiempo de anticipación, pues en poco minutos se habían aglomerado varias personas esperando su turno para poder ingresar. Aunque, al igual que ella, la mayoría lograba pasar el protocolo de seguridad, la realidad era que tomaba tiempo identificarse y esperar la revisión de varita. Mientras aguardaba, la pelirroja evitó mirar fijamente a alguien para evitar que se le acercaran. Aunque habían pasado tantos años desde sus tiempos como empleada ministerial que era poco probable que alguien la reconociera, sobre todo con su actual aspecto físico: ahora se le veía pálida y sus ojos verdes lucían apagados, rodeados por unas pronunciadas ojeras y párpados hinchados y ligeramente enrojecidos que delataban que había pasado otra noche en vela llorando la muerte de Elvis mientras oscuros pensamientos la atormentaban.
  17. La pelirroja siguió a Shelle con la mirada. A pesar de que la joven bruja había expresado que vengarían la muerte de Elvis, Annick no podía confiar en ella. Algo le decía que debía analizar bien lo que había visto en el pensadero, y hasta entonces tendría sus reservas con la nueva matriarca. Iba a compartir sus pensamientos con Sophia, pero las ideas se le desdibujaron momentáneamente al sentir las palmaditas que Valeskya le daba en el hombro; aunque, más que eso, fueron sus palabras las que ablandaron el corazón de la ojiverde. “Fuera del límite de lo correcto”. Era un hecho que la venganza encajaba precisamente en esa descripción, y le conmovió saber que contaba con otra de sus primas Granger para tales fines (porque estaba segura de que también podría contar con Sophia una vez que se recuperara de la conmoción). ―Agradezco tus palabras, Valeskya. Sé que puedo contar con ustedes ―expresó intentando dibujar una sonrisa, ese gesto que ahora se le resistía tanto―. No has llegado tarde. Más bien la muerte llegó temprano para Elvis… Una vez más sintió un nudo en la garganta, y tuvo que tomarse un momento para respirar. ―Lo único en lo que he pensado es en averiguar la mayor cantidad de información acerca de lo que condujo a Elvis a la muerte. Y una vez que tenga más claras algunas cosas, habrá que decidir qué hacer ―explicó intentando dar a entender que hasta entonces les avisaría si requería ayuda (algo que sin duda sucedería)―. Por eso supongo que el mejor lugar para comenzar es el Ministerio de Magia. Justo hablaba de eso con Mael cuando llegaste. Señaló con la cabeza hacia el joven e hizo las debidas presentaciones: introdujo a Valeskya como prima de la familia Gryffindor y a Mael como nieto de Elvis. Luego de esas escuetas palabras, se dirigió a Sophia como si reanudara una conversación: ―No espero nada de la Orden del Fénix ―al decirlo tuvo la sensación de que escupía un veneno que se le había atorado en la garganta desde el día anterior―, pero… Sophi, si antes de tu partida te enteras de que saben algo de utilidad, te agradecería que lo compartieras. Dudaba mucho que la Orden tuviera información útil, porque era más que evidente que el grupo al que su esposo había sido fiel durante tantos años, había decidido que prescindir de él era algo insignificante; pero quizá Mica intentaría buscar apoyo de quienes aún tuvieran los antiguos valores fenixianos (si es que quedaba alguien así…). ―Luna, creo que eres la más indicada para diagramar el funcionamiento de la familia. ¿Por qué no le pides ayuda a Natasha? ―la pelirroja creía que en su estado, Natasha necesitaba algo tranquilo después de la conmoción por la pérdida de Elvis. Además no la pondría en riesgo ni a ella ni a su bebé llevándola consigo a la misión suicida que estaba dispuesta a emprender. @ Sophia Elvira Mackenzie @ Valeskya Granger @ Mael Blackfyre @ Luna Gryffindor Delacour @ natasha evans malfoy ¿Faltó alguien? Lo siento si se me escapa alguien T.T
  18. Se me adelantaron en el rol y no me dieron oportunidad de decirte que te sentaras para recibir la noticia. Pero no te preocupes, yo te levanto si te caes de la impresión (?) XD

    1. Valeskya Granger

      Valeskya Granger

      *shoock* ese hermanoso es un maldeto xD. Agárrame porque les quemo la casa (?)

  19. De pronto Annick se sintió confundida. Tuvo la sensación de que todo a su alrededor se había vuelto lento y a la vez borroso y lejano. En su cabeza sólo retumbaban las palabras de Sophia diciendo que se iría a Estados Unidos esa misma noche, la voz de Mael acordando que la vería al día siguiente en el Atrio del Ministerio, y la pregunta de Valeskya sobre qué era lo que ocurría (poniendo en evidencia que no estaba enterada de la muerte de Elvis). Pero fue Mael quien se adelantó a dar explicaciones. Tal vez el tono no había sido el más adecuado, pero Annick agradeció no tener que darle la noticia ella misma, porque estaba segura de que aún era incapaz de contener las lágrimas. La reacción de Natasha fue lo que sacó a la pelirroja de las profundidades de sus pensamientos (a donde parecía más propensa a huir desde la noche anterior). ―Lamento que te enteres hasta ahora y de esta manera ―murmuró en dirección a Valeskya sin poder contener un par de gruesas lágrimas que intentó secar de inmediato―, ayer fue el entierro… Todo fue tan repentino y confuso que a nadie le pasó por la cabeza la idea de avisar al resto de la familia. El labio inferior le tembló ligeramente, y por un momento fue incapaz de decir algo más. De cualquier manera estaba casi segura de que eso no importaba, porque probablemente Valeskya estaba procesando la información. Un momento después, cuando Annick logró controlar la voz y las lágrimas, miró a Mael: ―Mañana al medio día… ―dijo con voz débil pero dejando entrever cierta nota de firmeza en sus palabras. Estaba acordando el encuentro únicamente con Mael, porque no le pediría a nadie que se les uniera (aunque tampoco se los impediría, pero era algo que cada quien debía decidir). ―Sophi, comprendo que quieras irte ―la propia Annick se había planteado la misma idea horas después de que incineraran el cuerpo de su esposo―, aunque me harás mucha falta ―entonces miró a Valeskya y dedujo que seguramente seguiría a Sophia―. Todas las Granger me harán falta. Sólo... sólo quiero agradecerte por estar con Elvis hasta el final… Sollozó sin poder contenerse y abrazó a su prima no sólo para agradecerle sino también para despedirse de ella. Luego se acercó a Valeskya y también le dio un abrazo en medio de la confusión que probablemente estaba experimentando la ojivioleta. ―Les agradezco a todos haber venido el día de hoy ―dijo mirando brevemente a cada uno de los presentes―. Las cenizas de Elvis serán enterradas en una zona apropiada dentro de los terrenos de la mansión ―hizo una breve pausa―. No importa si somos viejos o nuevos conocidos o si estuvimos ausentes un largo tiempo ―dijo en alusión a quienes habían regresado recientemente y a quien acababa de incorporarse a la familia―, de alguna u otra manera todos formamos parte del legado de Elvis, y está en nuestras manos preservarlo. Con un movimiento de varita recuperó el testamento de su esposo y volvió a meterlo dentro del sobre. Más adelante se daría el tiempo necesario para volver a echarle un vistazo.
  20. La pelirroja no sabía qué pensar de Agatha. Por una parte consideraba que estaba predispuesta hacia ella debido a que Elvis (y la familia en general) jamás había parecido aceptarla; pero al escuchar la explicación que les daba, no pudo evitar pensar que nadie capaz de hacer algo como eso era digno de confianza. Sophia fue quien puso en palabras lo que la pelirroja estaba pensando, y cuando lanzó la mesa más cercana Annick ni siquiera se inmutó. Había intervenido para que Arabella no dañara a Agatha, pero luego de escuchar su relato no le que quedaban ganas de intervenir para que su prima Granger no terminara golpeándola. ―¿Qué harás al encontrarla? ―preguntó después de que Bella hablara. Ella y Sophia habían expresado todo lo que la ojiverde pensaba, así que no tenía nada más que agregar porque ¿qué otra cosa podía decir ante tal proceder?―. Debes tener claro que nadie de esta familia te ayudará a continuar ocultándole esa información a Mica, y tampoco vamos a permitir que vuelvas a alejar a esa chica de su verdadera madre. ¿O qué crees que hará mi cuñada al enterarse de esto? Dudo mucho que vaya a renunciar a ella... ¿Estás preparada para eso? Miró a Agatha fijamente y se preguntó si la rubia había sopesado la situación antes de decidirse a contarles la verdad a ellas. ―¿Al menos tienes alguna idea de cómo o dónde comenzar a buscarla?
  21. La pelirroja tomó el periódico que Mael le tendió. Se trataba de un ejemplar del Profeta en cuya primera página estaba la noticia a la que el joven hacía referencia. La bruja leyó rápidamente el contenido del edicto, y con cada línea que leía su entrecejo se fruncía. Aquello le parecía hasta cierto punto repugnante, y le recordaba a lo que había sucedido durante el segundo levantamiento del Señor Tenebroso antes de que Harry Potter lo derrotara. ―¿En verdad estarías dispuesto a postularte para ese puesto? ―una vez más Annick fijó la mirada en los ojos de Mael. ¿Quién era ese chico y por qué quería ayudar de esa manera a la familia? Comenzaba a sentirse intrigada por él, no en un sentido negativo, sino que en verdad deseaba conocerlo más a fondo. ―¿Nueva jefa de seguridad mágica? ―repitió la ojiverde casi sin aliento―. ¿Tan rápido han reemplazado a Elvis? Era lógico que un puesto tan importante tuviera que ser ocupado de manera urgente, pero una parte de ella no entendía por qué el resto de la comunidad mágica no continuaba consternada y paralizada por la muerte del gran Auror. Desvió la mirada y respiró profundamente para evitar que el dolor volviera a tomar el control y se manifestara a través del llanto. ―Escucha, Mael… Aún no te conozco bien… de hecho, ambos somos unos completos extraños ―dijo mientras le devolvía el ejemplar del Profeta―; pero si estás dispuesto a obtener ese puesto para entrar al Ministerio y acercarte a la Ministra, entonces te ganarás mi confianza y mi gratitud. No sé si eso valga algo, pero podrás contar conmigo para lo que sea... Sólo dime si hay algo que daba hacer. No pudo evitar desviar la mirada hacia Sophia, porque tenía muy presente que su prima parecía desconfiar de él. Por Luna no se preocupaba debido a su tendencia a aceptar a todos de corazón. Sólo esperaba que su primera Granger comprendiera que necesitaba hacer algo para esclarecer lo que le había ocurrido a Elvis, y Mael le estaba abriendo el camino para lograrlo. En ese momento alguien ingresó a la sala, y Annick entreabrió ligeramente los labios al percatarse de quién se trataba. ―Valeskya… ―susurró a manera de saludo. A Annick le hubiese gustado recibir a su prima con una gran sonrisa y un gran abrazo mientras bromeaba sobre el tiempo transcurrido desde la última vez que se habían visto, pero la pérdida de Elvis parecía haber anulado su capacidad de sonreír. Nuevamente miró a su prima Sophia como intentado averiguar si ella le había avisado a Valeskya sobre la muerte de Elvis, o si era una noticia que aún desconocía.
  22. Annick no sabía qué pensar de Mael. Apenas lo conocía y no entendía muy bien bajo qué circunstancias había llegado a la mansión, pero decidió tomarle la palabra a pesar de que tenía la impresión de que su prima Sophia no confiaba en él. Incluso sabía que ella misma tendría algunas reservas, sobre todo porque aún dudaba de Shelle, y la pelirroja consideraba que el lazo entre madre e hijo era inquebrantable. ―Bien… Entonces no hay que perder más tiempo ―murmuró aún con la mirada fija en el mago, y con esas palabras reveló la postura que había decidido tomar―, pero debes saber que en este momento lo que menos me importa es lo que hagan la Ministra o el Inquisidor. Mi prioridad es averiguar qué sucedió con mi esposo. Si tú quieres involucrarte en otras cosas, no hay problema; pero yo me centraré en lo único que me interesa. ¿Qué iba a hacer después? Eso no lo sabía. Una parte de ella deseaba hacer pagar a quienes le habían arrebatado a una de las personas más importantes de su vida, o incluso concluir el trabajo que Elvis había comenzado (si es que lograba comprender cuál era); pero otra parte le indicaba que debía cuidar su proceder para evitar que Elros quedara completamente huérfano. La pelirroja escuchó a Luna sin intervenir. Podía comprender que la fenixiana insistiera en mostrar su apoyo a la familia, pero no podía entender que eso la orillara a hacer algo en lo que no estaba de acuerdo. A ella, los Poulain la habían educado para ser fiel a sus convicciones, sin importar si iban o no en contra de la familia o de los amigos, por eso no podía comprender a su hija. ―Es tu decisión, Luna. Haz lo que creas correcto ―agregó esbozando una media sonrisa. Después volvió a dirigirse al mago―. Mael, ¿en dónde propones comenzar? Yo estaba pensado en ir al Ministerio de Magia… Le dolía tener que admitir que desconocía en qué había estado metido Elvis y cómo había terminado en aquella situación que lo condujo a la muerte, así que lo único que se le ocurría era comenzar a buscar información en el Ministerio, ya que al parecer su esposo había muerto cumpliendo funciones ministeriales (o al menos esa impresión le habían dado los recuerdos de Luna y Sophia).
  23. Annick aún estaba observando el último párrafo que le había resultado extraño (o al menos diferente al resto del testamento). Sin embargo Mael lanzó una pregunta provocadora, y la palabra «venganza» hizo eco en la cabeza de la pelirroja avivando un mar de pensamientos y emociones opuestos que comenzaron a luchar en su interior. Siempre había pensado que la venganza era una acción inútil, porque en el proceso el vengador (más que ganar) perdía todo, incluso a sí mismo; pero ahora que se enfrentaba a la pérdida de Elvis, lo único que deseaba era liberar el dolor y la furia. Se preguntó qué hubiera hecho el exauror en su lugar. Él siempre había sido muy sensato, y la justicia y rectitud habían sido parte de sus ideales; pero ¿habría pensado lo mismo si los mortífagos la hubiesen asesinado a ella o a alguno de sus hijos? Annick sabía, por su más reciente experiencia, que la pérdida de un ser amado era capaz de mermar hasta la más estable sensatez. Había sido precisamente eso lo que la había impulsado a emplear una maldición imperdonable que nunca había imaginado usar. La pregunta ahora era si ese mismo dolor la llevaría a buscar venganza por la muerte de su amado esposo. Mientras la ojiverde intentaba poner en orden sus ideas y emociones, Mica se puso en pie, tomó el pensadero y se despidió con un simple movimiento de cabeza, sin decir nada. La pelirroja observó cómo su cuñada desaparecía en la chimenea, y una parte de ella deseó hacer lo mismo para alejarse de todo lo que le recordaba la pérdida del amor de su vida. Luna fue la primera en responder a lo dicho por Mael. La pelirroja no la interrumpió y tampoco juzgó su cambio de opinión, porque de alguna manera era la lucha que ella misma estaba experimentando en silencio. Y fue así que logró comprender algo importante: ―La venganza no es un buen motivo de unión familiar ―expresó sin mirar a nadie en particular―. En esta familia habrá quienes quieran vengarse y habrá quienes consideren que con eso se pierde más de lo que se gana; pero el hecho de ser familia e intentar estar unidos no debería orillarnos a apoyar una o la otra cosa, sobre todo si es algo en lo que no creemos. Así que si alguien decide vengarse y otro decide no hacerlo, nadie tendría que juzgarlos, porque cada quien maneja su propio dolor e ideales de manera diferente… Así que no te sientas obligada a hacer algo que no quieres, Luna. La unión familiar no se trata de hacer lo mismo que el resto, sino de seguir amando y no juzgar a quien decide algo diferente a nosotros. ¿Por qué rayos estaba diciendo eso? De pronto le pareció que sus palabras eran absurdas y carentes de sentido, pero al decirlas había pensado en Luna y en Arabella, a quienes no podía imaginar con deseos de buscar venganza, y en Sophia, cuyo carácter encajaba más con la propuesta de Mael. La duda era cuál de las dos posturas elegiría la pelirroja… Mientras se preguntaba qué hacer, se puso en pie y se acercó a Mael. ―¿Estás realmente seguro de ofrecer tu varita para buscar venganza? ―posó la mirada en los oscuros ojos del mago. Jamás había visto unos ojos así, como un par de pozos sin fin―. Hay cosas en ese recuerdo que no me quedan claras… Las acciones de tu madre, por ejemplo ―hizo una breve pausa para observar la reacción del joven―. ¿No te preocupa que pueda descubrir algo turbio?
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  25. Mi pobre Annick casi se muere de dolor entre lo que vio en el pensadero y el contenido del testamento 😭💔

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