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Sunar PBT

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Todo lo publicado por Sunar PBT

  1. Vidiani Manhino Después de sentarse a la barra vio que la elfina le respondía a la pregunta realizada sobre el paradero de su ama. El hombre de ojos grises miró hacia la irección que le indicaba. Vio que la rubia se hallaba en el negocio. Recordó que debía ir a visitar el Oasis y ver sus ruinas submarinas. Pero también y gracias a la indiscreción de la elfina, supo que que la otra joven rubia que pasó de largo era familiar de la señorita Lockhart. Tenía razón, era muy parecidas las mujeres. - Vaya, no pensé enterarme de eso - fue lo que atinó a decir al comentario porque lo otro que pensó no podía salir de boca. Pensó un momento antes de pedirle a la elfa. - Traéme un plato de esos pasabocas y una bebida pero bien fría - respondió Vidiani. No quería estar comiendo solo pero no podía volver a ver a su amiga. Ella le dejó claro que no podía corresponderle y eso entristecía al mago Manhino. "La Muñeca te está vigilando"
  2. Vidiani Manhino Después de preguntar si una persona se encontraba, vio la figura de una mujer y un elfo. Al verle el elfo salió corriendo a su encuentro. - Oh, gracias - respondió Vidiani - Si recuerdo bien ese negocio, me gusta mucho ir a cocmer allá, cuando tengo tiempo - comentó recordando - Si puedes llevarme algo a la barra, aso por algunos inconvenientes y preferiría estar allá. - explicó el mago. Paso cerca de una jovencita de cabellos rubios. La saludó con una sonrisa. Y se fue a sentar a la barra que le mostró la elfina (Feixac). Sin embargo, antes que ella le preguntara otra cosa, el peliazul la interrumpió, pero le costaba decidir si debía hacerle la pregunta. - Y... ¿cómo está su ama.. la señorita Lockhart? - le interrogó sutilmente. Esperaba que no pensara nada por la simple pregunta. - No olvide a la chica de allá - dijo señalando a la joven rubia (Xell).
  3. Vidiani Manhino Después de estar desaparecido por varias semanas el mago volvía a caminar las calles de Diagón, esas calles que tanto recorrió al estar trabajando. Si bien no había logrado ejercer su carrera cerca, por lo menos podía estar frecuentando los restaurates y demás locales que el callejón brindaba. Ese día quiso entrar a mirar un poco el que le recordaba a otro. Al no tan occidental, aunque le gustar+ia uno más oriental porque así podría degustar la comida que tanto ansiaba comer de nuevo. Pero le gustó el aspecto. El peliazul entró esperando encontrar una mesa libre para pedir algo de comer. Tenía tiempo de estar caminando y ya el hambre era mucha. - Buenas, ¿alguien? - el ojigris preguntó.
  4. Sunar con Matt, Sagitas, Jessie La bruja de cabellos castaños no había dicho nada pero se le notaba algo acongojada, no exactament la Potter Black que sucedió en ese sugundo piso porque llegó ya al final pero algo pasó y solo podía estar allí con ella. Rato después Sagitas se acercaba para hablar con ella y pedirle perdón. La ojimarrón solo contemplaba lo que acontencía, igual tenía que controlar a su hijo que parecía querer busca el último juguete, esa ardilla. Además su tío también se acercó y Argentus quería que el mago lo cargara. Sin embargo, la elfina no se había aún, y poseía la pequeña jaula sus manos. Sonó fuerte el golpe que la jaula ocasionó al caer de la manos de Simyni. Sunar se asombró e nuevo, Argentus volvía hacerlo, pero fue peor ver como salía ese pequeño trozo de hielo el cual era la ardilla. Se llevó la mano a la cara al ver como miraban esa escena, el niño aplaudía contento porque quería jugar. - Lo siento, Argi...Argi hizo algo - sujetándolo mientras la elfina recogía nuevamente la jaula. - No le digan a Xell, se enojaría al saber que un animalito salió herido. - pidió Sunar. La Potter Black se sentó con el niño en su regazo, ya sentía als miradas inquisitorias de ellos, pero más avergonzada por interrumpir algo familiar.
  5. Sunar bajando después del siniestro La pelicastaña con gusto se dispuso a petrificar la ardilla que había saltado hacia ella. La voz de Sagitas no a distrajo porque no asimiló lo que dijo. Así que continuó ayudando a encerrar las ardillas que se veían muy enojadas porque ellas fueron amenazadas con fuego. Eran animales, si ven que atacan su habita van a responder. - Chicos mejor bajo está jaula, todavía tienen la otra que ya casi llenan con las últimas - comentó la Potter Black. Cuando pensaba bajar tranquilamente, escucha a Simyni soltar un chillido. Asustada corrió escalera abajo. Al acercarse se dio cuenta que pasó lo que temía. Para no gritarle respiró varias veces antes de hablar. - ¡Te dije que no dejaras que se acercara a la ardilla! - reprendió seriamente a la elfina. Cargó a Argi fuera del alcance de la jaula con el cuerpecito inmóvil de la ardilla. Simyni se encontraba acongojada por el reto de parte de Sunar. Casi enseguida, oyó como sus tíos bajan, pero cubrió esa jaula con un paño que encontró cerca. - Tía, aquí está la otra jaula - dijo para ver como la pelivioleta refunfuñaba algo y se iba con la jaulas a la trastienda. Después miró a Jessie, Matt aunque el mago pareció ir a tender a una persona. Era Xell, la hija de Reena que se apersonó por cuestiones del ministerio. Sunar se sentó y la saludó con el niño en las piernas, miraba a la elfina de reojo, procurando que no destapara la jaula. Al igual que Jessie, la cual estaba callada, la ojimarrón solo repasaba su mirada de la Vladimir al pelirrojo. Ellos resolvieron subir a ver le desastre después de que a rubia se enfadara por la situación de aquellos roedores. Los vio subir. - ¿Te pasa algo tía? - le preguntó a la Potter Blue. Sunar le hizo señas a Simyni para que desapareciera ese cuerpo congelado, si Xell se enteraba que una de las ardillas murió, ni Merlín la salvaba a ella, porque prefería decir que tuvo la culpa a delatar al pequeño Argi.
  6. Saphira, búho hembra de Sunar Ya cansada la ave se volvió a posar en una de esas antenas que usaban las muggles para ubicar señal de televisión, pero uno de los edificios del calljón lo tenía para poner trapos al sol. Como se encontraba algo inestable decidió mejor dejar la última nota que se hallaba medio suelta de la pata, quería salir de Londres para irse a la pacífica Ottery. Saphira dio un giro algo raro, ya que una persona salió de la nada. Tal vez alguien que se aparecía pero casi hace que la búho se impactara con una pared de ladrillo. Entró sin invitación al sitio, sacudió el pergamino y, se salió al callejón. http://i.imgur.com/627ZT.jpg Contenta se iría a su casa. Si el elfo quería que enviara más, tendría que hacerlo él porque no se dejaría atrapar.
  7. Saphira, búho hembra de Sunar Todavía no lograba terminar de repartir los dos últimos pergaminos enrollados en su pata, quería sacárselos para volver a casa. Pero no era tan difícil conseguirlo, solo tenía que entrar si ser vista al negocio, así podría salirse de esa tarea impuesta por ese elfo gruñón. Voló hasta llegar al otro lugar antes de que oscureciera, si solo pudiera encontrar a un elfo que le quitara en la puerta la nota para evitar entrar y ver como es que podía dejarla. La última había picoteado un poco el hilo y por eso cayó al suelo del restaurante. http://i.imgur.com/627ZT.jpg Allí Saphira aprovecho que una persona abrió la puerta de entrada y entró. Un alma caritativa la vio extender la pata y le desamarró el pergamino de la invitación. Ululó y aló vuelo para evitar que quisieran ver que otra cosa tenía. Salió hacia las calles de Diagón, solo le faltaba una más antes de volver.
  8. Sunar con Argentus , luego con sus tíos. Todavía la joven madre se hallaba sentada con su niño, vigilando que no fuera mordido por esa ardilla, claro que se hallaba encerrado pero Argi quería meter los deditos deseoso de tocar al animal. No le importaba que le enseñase los dientes. – Cariño, es peligroso, no metas lo dedos – le decía la ojimarrón observando con mucha precaución los movimientos del roedor. La joven Potter Black quería saber que pasaba arriba, ya que no bajaban, algo todavía los retenía y no los dejaba descansar. – ¡¡Simyni!! – llamó la pelicastaña. De inmediato, la pequeña elfina apareció junto a la bruja – Quédate con el niño, voy a ayudar a mis tíos. No dejes que Argi meta las manos en la jaula, quiere agarrar a la ardilla y puede hacerle daño – explicó mientras lo alejaba. Sin embargo, y antes de darle otra orden a Simyni, vio como el peliazul estiró sus manos y el armazón de metal pareció moverse hacia él. La bruja se quedó anonada mirando de su hijo a la jaula y después a la elfina. – Mejor haz algo para evitar que vuelva a halarlo. No solo puede congelar sino que mover objetos, este niño es increíble. Te doy permiso para que uses tus poderes y controles la situación. – comentó antes de darle un beso en la frente. Con mucha sorpresa subió al encuentro de sus tíos. Se olvidó de como es que se veía el lugar a causa de la tarea que se encontraban llevando a cabo. Vio a su tía Sagitas junto a Jessie controlando las llamas. También Matt hacía su parte. – No me quiten parte de la diversión – exclamó la Potter Black – Yo también quiero – volvió decir mientras alzaba a heiwa hacia una ardilla que planeaba, eso pensó la chica, en tirarse sobre ella al subir. – Tu eres mía – sonrió la bruja.
  9. Sunar con Argentus y Symini - En serio, tú tío no quiere que tu madre se divierta. Acaso piensa que te pondría en peligro por querer ver unas ardillas. - recriminaba la pelicastaña con el niño en brazos todavía. Se sentó después en a la misma mes que usaron para comer y procedió a darle lo que quedaba de su comida, ya que no la termino por el alboroto arriba de ellos. Le niño ya no quería comer nada pero si le pedía otra cosa. - Adila, mami - dijo el niño de cabellos azules. Sunar lo miró pero sabía que no debía volver arriba, y menos si su tío se ponía de ese humor. Y aunque su niño quería subir, se negó con mucho pesar. Sin embargo, Argi no lloró, él solo se quedó con su mirada perdida en las voces que se lograban escuchar de arriba. - ¡¡Ama, ama!! - gritó algo apurada la elfina. - Esto es pata el amito - entregando una pequeña jaula con una ardilla furiosa. La Potter Black se sorprendió pero le agradeció. Symini volvió rápidamente antes que el mago hijo de la bruja Potter Blue se diera cuenta. Al subir de nuevo, observó y oyó, el plan del tío de Sunar
  10. Holaaa.. Vengo con petición de cambio en algunos campos de la ficha de personaje Mejor que lo haga hora antes que se me olvide y no me acuerde que es lo que quiero cambiar Resulta que soy algo olvidadiza "Necesito la actualización del campo Historia: Dice asi Debe ser " También "Necesito la actualización del campo Otros Datos: Dice asi Debe ser " Eso es todo lo que necesito por ahora. Gracias *deja una caja de chocos*
  11. Simyni, Sunar y Argentus con sus tíos. – Ama Sunar, gracias – dijo la elfina. Pero no se distraía mucho, las ardillas no podía escaparse y mucho menos dejar que los que quedaban lo hicieran. La Potter Black seguía apuntando hacía las llamas del fondo para evitar que volvieran a encenderse. El niño se quedó tranquilo mirando la escena. Pero la expresión de Matt le hizo entender que no debió subir. – Está bien tío, no dejas que uno se divierta. Hasta Argi quería ver esas famosas ardillas – guardó su varita y procedió a bajar. La elfina acató la orden de conseguir las cajas y el resto de comida. La joven madre le señaló los restos que ella dejó para que lo usaran en la captura de esos animalejos. – Amo, aquí están las cajas y la comida que pidió – dijo Simyni mirando a los tres tíos de la ama Sunar.
  12. Me ha gustao mucho aunque no entre ese tipo de duelos
  13. Sus aleteos eran más fuertes, lleno de vida. Solo faltaba un lugar más y sería libre, libre para salir de esa horrorosa ciudad, y volver al tranquilo pueblo donde podría descansar y buscar alimento para después dormir en la lechucería de la mansión. Sin mucho preámbulo, buscó la edificación que alojaba el local destinado a dejar la última invitación. Para no dejar escapar la oportunidad de demorarse mucho, se perchó en una luminaria del callejón empezó a picar la soga y casi a punto de detenerse se le cayó. Como si persiguiera un roedor, bajó en picada para recogerlo de la calle antes que un niño lo hiciera. Sostenido del pico iba el pergamino. Batió sus alas con más fuerza para entrar y dejar caer sobre una mesa la invitación. http://i.imgur.com/d5kcb.jpg Sin esperar reacción alguna, salió más rápido que ligero para perderse en los cielos de Londres, de allí se dirigiría a Ottery. Había culminado su labor.
  14. Vidiani Mahhino El mago de ojos grises se quedó un rato mirando la estructura. Además que los otros caballeros no hacian más que charlar entre ellos. La verdad no pensaba que fuera tan raro estar entre hombres cuando pensaba tal vez en aprender alguna pieza de baile con alguna atencta chica. Pronto vio una elfina muy azorada, casi a punto de caersele los diferentes papeles; grandes y chicos, que tenía en su poder. Vidiani solo observó como se comportaba la criaturita. <<Espero que eso no sea conmigo>> pensó al escuchar al mago que presentaba unos ojos verdes. Pero después de un rato, la elfina salíanuevamente al mostrador. Como nadie decia nada, el peliazul habló primero. -- Quiero saber ¿Qué actividades, como bailes, se puede practicar aquí? -- interrogó Vidiani ante la mirada de los presentes.
  15. Vidiani Manhino El mago esperó que le atendieran, pero por cosas de én pensaba que hubiera sido mejor ir con la pelicastaña. Ha iempo que la veía y co ella quería compartir más, pero nuenca podía, siempre trabajanda y, él no la hallaba en su casa. El ojigris respondió la saludo del recien llegado, el otro también realizaba un comentario de las actividades. Parecía que ese lugar nabía más hombres que mujeres. -- Si, quiero saber que se practica exactamente, para pedir alguna orientación e inscribirme -- repondió Vidiani. El mago pensaba que si lograba cambiar algo en su personalidad, la chica Potter Black podría aceptarle como antes. Esa era la raó por la que se hallaba allí. Aún cuando él no era de realiar esas actividades.
  16. Vidiani Manhino Era tiempo de socializar más de lo que había intentando en esos días. Su trabajo estaba estancado y no por falta de interés, solo que nadie le daba algo que hacer y el mago n se sentía bien quedándose donde no lo necesitaban. Manhino salió para recorrer los diferentes lugares en ese callejón, a varios ya había ido, le gustaba conocer lo que podía y cuando tenía tiempo, ese era el momento preciso. Vestido con lo acostumbrado, pantalones y camisa de lino, pero ese día eran de color blanco y azul cielo, respectivamente. Un contraste con su cabello azul y sus ojos grises. El hombre vio un letrero y pensó que era el lugar acertado para ver si encontraba la forma de conocer más personas. Entró al establecimiento el cual se hallaban adornado con varios sillones muy cómodos, pero el quería saber si había forma de inscribirse algún actividad de las que se realizaban allí dentro. Miro hacia la recepción y se acercó para pedir panfleto que le ayudara a escoger. En el recinto otras personas se hallaban. -- Buenas. Quisiera saber ¿Qué actividades se practican aquí?, me gustaría mucho ser parte de alguna. -- preguntó el mago de cabellos azules.
  17. Simyni, arSunar y Argentus con sus tíos. Los amos hablaban de siempre encender fuego a los arboles para asustar a las ardillas. La elfina abrió sus grandes ojos. Los amos se les ocurría muchos disparates pero ese era más peligroso que anteriores. Simyni los miraba alerta, ya que eran capaces de todo. Y como lo sospechaba, la bruja de cabello violeta gritó y ellos provocaron un incendio. Las llamas comenzaron a quemar, poco a poco el sitio hacia donde fueron lanzadas, pero las ardillas se encontraban muy furiosas y también saltaron sobre ellos. – Esos tres están locos – pensó la elfina. No solo la madre, los dos hijos de la Potter Blue también lanzaron llamas en otras direcciones. Los animales chillaban, se le agotaba sitio donde ir. Pero Simyni, trataba d controlar que esa llamas no fueran más allá. Con el movimiento de sus dedos y moviendo las manos las dirigía un poco, pero la dispersión que ellos provocaron no era fácil para la pequeña elfina. Sagitas, Matt y Jessie lanzaron diferentes direcciones y eso avivó más el fuego. Simyni quería llorar, le era muy difícil evitar que se fuera hacia la madera con la cual se hallaba hecha la edificación. Solo atinó a atrapar un grupo de ardillas para verlas caer sobre el piso. Sin embargo, y sin darse cuenta como, las llamaradas del fondo fueron desapareciendo. Allá no había animales. Los otros lugares también iban bajando de intensidad, pero poco a poco. – ¡Ustedes quieren quedar sin negocio! – exclamó Sunar con Argentus en brazos. La Potter Black dirigía su varita hacia las otras llamas.
  18. Simyni, elfina doméstica de Sunar - Simyni es buena en esto, no se preocupe ama - contestó la elfina. Sentía que le tomaban en serio, cosa que antes no era así, pero antes de llegar a la mansión. Le entregó las redes a la bruja de cabello violeta. Ella parecía muy molesta con esos animalitos. No dejaban de moverse y aun así debía atraparlos. Las ardillas los miraban y parecían cuchichear entre ellas, como si pensaran hacer algo para evitar que ellos actuaran en contra del grupo que se hallaba en las ramas de esos arboles. Pero al escuchar a la tía de ama Sunar, sus grandes ojos se abrieron de par en par. Y más cuando el mago le secundaba la idea. Pronto el hombre le dirigió la palabra preguntándole, si le ayuda a mantener el fuego raya. Y la elfina lo vio decido. - Suee ena aaalgo … si amo, le ayudaré - resignada a ver que acontecería. Caminó con el mago por un lado de esos enormes árboles, mientras los animalitos, algunos de ellos los observaban cuidadosamente. La elfina también los vigilaba, más porque algunos se movían mientras ellos lo hacían también. - Solo me da la señal amo - le anunció lista para cuando fuese necesario la asistencia.
  19. Simyni, elfina doméstica de Sunar La elfina se había quedado esperando instrucciones, no quería meter la pata y actuar por su cuenta. Ya que muchas veces eso le traía problemas con los demás, seguir órdenes le costaba. Pero como estaba allí por su ama, no pensaba quedarle mal. Los demás amos, tíos de Sunar, hicieron caso omiso y empezaron a tratar el dilema que les aquejaba con esas plantas convertidas en selva dentro del local. Aún al borde la de escalera, observaba sus acciones contra los animales. Estos no se hallaban contentos por la intromisión de los magos. Simyni iba a hablar pero decidió esperar un rato, sin querer se estaba divirtiendo con las peripecias que ellos realizaban. Ya que ellos ni la voleaban a ver, detrás de ellos se reía. Sin embargo, en cualquier momento se darían cuenta de su presencia y eso le acarrearía una reprimenda de la Potter Black y de Sethy, de ese no tenía miedo porque ni hacía caso, pero de la ama Sunar si. - Disculpen - dijo como el que no quería el asunto, - Tengo dos redes para ustedes - le enseñó. Simyni las trajo en un santiamén cuando vio que las ardillas no se dejaban atrapar. Los miro esperando que por decir eso le dijeran algo, muchas veces y antes de llegar a la casa de la familia Potter Black, era lo que pasaba. La regañaban por solo hablar aunque ella quisiera ayudar. Y por eso preferí actuar sola e diferentes situaciones, llevando la contraria. - Si quieren más, las traigo - agregó mirando con su grandes ojos a los tres. (Sagitas, Matt y Jessie)
  20. Largo tiempo pasó Sunar mirando los diferentes estantes con objetos, allá se encontraba muchos pero ella seguía esperando a que la atendieran. Después de mucho esperar una señorita se acercó para decirle que se lehabía olvidado colocar un nombre. La Potter Black tomó el pergamino y lo examinó. Sin embargo, viendo eso y escuchando las negativas a otras peticiones parecidas a las de la joven, decidió cambiar su pedido. Se acercó al mostrador y agarró otro papel. En ese haría el cambio en el cual pensó. Lo entregó cruzando los dedos porque no se rechazaran. Además realizó una pregunta. -- Será posible que me indicara, ¿Cuándo estarían vendiendo las escobas? -- la persona encargada seguro que estaría algo cansada de escucharlo, pero Sunar no tenía ni idea y solo esperaba que le dieran un
  21. Sunar Todavía Argi quería alcanzar el brillante pin pero Sunar se lo impidió entregándole un juguete que igual que el otro, se iluminaba, despidiendo varios colores. Así no intentaría tomar el que la señorita empleada le entregó para los dueños del local. En seguida la bruja se dirigió a ellos, en especial al peliazul. Después de que le habló de un carrusel se le quedó mirando como tratando de comprender a que se refería la mujer en frente de él. Más porque algo divertido hacia con su rostro que el niño se reía con ella. La joven madre agradeció nuevamente viendo como la empleada del departamento de Accidentes salía del local. - Nos vemos - le dijo la pelicastaña viendo como salía. Aunque regresó a terminar de darle de comer al pequeño Potter Black, no sabía como les había ido a sus tíos con la emergencia que él elfo les avisó. Solo esperaba que no fuera muy grave para seguir acomodando antes de la apertura. Miró al niño que aún quería tocar el pin, pero su madre lo guardó fuera del alcance.
  22. Sunar La Potter Black invitó a sentarse a la bruja empleada del Ministerio. En seguida, la mujer le comunicó de donde provenía. La ojimarrón sabía que esas siglas las vio en algún lugar. Allí recordó una inspección casualmente en ese piso del Ministerio. - Sabía que algo familiar tenías - le dijo a la señorita que explicaba bastante a prisa. Dejó que buscara algo, momentos después le presentaba una ficha, la cual tomó aunque Argi quería también ver de que se trataba. - No cariño, después lo congelas - sonrió a la empleada, esperando que no temiera porque ella fuera presa de las travesuras de peliazul. Observó lo bonito del formulario, seguro que sus tíos se alegraría saber de eso. No obstate, debió evitar que las manitos de Argentus tocaran un prendedor, o mejor dicho, un pin publicitario que la bruja le entrega también. - ¡¡Oh!! Esto si que les gustará mucho a los dueños - expresó Sunar, - Sea bienvenida en otra ocasión, espero que ellos puedan atenderla. - agregó la joven madre.
  23. Simyni, elfa doméstica de Sunar – Ese Sethy – refunfuñó la elfina al aparecerse en la planta baja del establecimiento. Nuevamente regresaba para llevarle un cambio de ropa al pequeño Potter Black. Sethy le ordenó que lo hiciera porque sabía que Sunar se le había olvidado. Más que todo que no sacó del bolso. Y cuando el niño debiera limpiarse no tendrían. La pequeña elfina no subió en seguida, se quedó curioseando las cajas. No podía dejar de meterse en problemas y más cuando no la llamaban. Pero era mejor entregar la ropita antes que su hermano se diera cuenta. Siguió hasta encontrar a la ama Sunar junto con el peliazul. – Buenas Ama Sunar. Aquí le traigo algo de ropita para cambiar al amito Argentus – le dijo mientras le pasaba el bolso. La bruja agradeció el gesto. Pero le indicó que si podía ayudarle a sus familiares en la primera planta. Al parecer algo sucedió y ella no podía ir porque Argi no debía, y mucho más porque aprovecharía para asearlo. – Si ama – realizó una reverencia. La elfina caminó hacia la planta pero antes de seguir subiendo vio que los demás miembros de la familia se habían detenido antes de llegar. Algo impedía parcialmente el paso. Sorprendidos hablaban de animales en ese piso. << Claro, si venden lechuzas como no va haber animales >> susurró antes de darse cuenta que la miraban. Se mordió los labios para sonreír después. – La ama Sunar me informó que tal necesitarían ayuda. En que puedo serviles amos. – también le hizo una reverencia. Sunar La ojimarrón se quedó tranquila jugando con Argentus mientras sus tíos corrían hacia el piso superior a ver el alboroto que otro elfo anunció. La hermana de Sethy le llevo ropa para cambiar al niño. Y subió al pedirle la Potter Black que ayudara. - Hora de asearte - le dijo riendo al peliazul. No obstante, escuchó la voz de una mujer, se detuvo y cargó al pequeño Potter Black, fue a a la persona que llegaba al establecimiento. - Bievenida. ¿En qué puedo servirle? - le preguntó Sunar a la bruja. (Amya)
  24. Sunar Los diferentes comentarios de que podrían hacer los niños provocaban que la Potter Black echara su imaginación a volar. Más que todo no pensó que el niño de Reena, del cual oyó la primera vez en otro lugar, poseyera tal poder. Pero dejó a un lado el trozo pizza congelada mientras se comía las otras. El pequeño solo la miró esperando que le reprendiera, pero Sunar no lo hizo. Entendía que muchas veces no sabía que lo hacía, pero otras ella podía sospechar porque el reaccionaba de esa forma. El pequeño saltó al escuchar la voz de Sagitas, aunque no era de asustarse de esa forma, con ella era diferente. Pero después rió como comprendiendo lo que sucedió. No obstante, no pudo agarrar la pulsera de Jesse, volvió su mirada a las brillantes flores. – Me imagino que los sustos son de muerte cuando él desaparece – comentó la ojimarrón manteniendo vigilado a Argi. Escuchó con Matt conversaba con Jesse, pero después oyó el comentario de la enseñanza de las habilidades. – Estoy trabajando en eso, más que todo comprender que no podría solo. Y ver como hago que practique. – explicó la bruja de cabellos castaños tomando un poco de la cerveza de mantequilla que les llevaron. También Argentus tomaba un vasito de jugo, la elfina le llevó un poco antes de que saliera de nuevo.
  25. Sunar Solamente el olor la traía boba, pero al ver al niño se olvido de eso y, se acercó a él. Se sentó de forma que no pudiera irse al borde del asiento y siguiera cerca de donde se hallaban las flores. Cuidando que no se golpeara con el borde de la mesa. La Potter Black ya comía un trozo de la pizza mientras agradecía a bebida que el joven pelirrojo le pasaba. Y también escuchaba los comentarios que se cernían sobre el peliazul. – No debes comer esto – le dijo al querer agarrar uno de los pedazos. En cambio la pelicastaña, sacó de una vasija más grande una más chica con algo de comida para el niño. También acompañaba a sus tíos en la hora de la comida. Aunque sería entretenido con las flores que el joven le regaló a su madre. – Después no digan que no se les advirtió sobre la unión de esos dos… – pensó entonces en e otro niño, hijo de Reena, – Bueno, de los tres – rio la Potter Black. Después miró que ellos hablaban de una demostración. Todos miraron una brazalete y de cual, una llamita azul apareció. Argentus lo miró extasiado. Sus manitos se dirían hacia la pulsera de Jesse. Pero uno de los trozos de pizza de Sunar, resultó congelado. – Ahora, necesito a Ith – dijo entre risas.

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