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Illidan Burke

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Mensajes publicados por Illidan Burke

  1. Llevo ágilmente su mano hacia el malogrado aparato, sin levantarlo de la barra presiono varias veces la tecla inferior en el lateral, tras vibrar, llegó por fin el silencio. Levanto la vista a la mujer, si ella no lo recordaba, tal vez estaba confundido. Aun así era difícil para Illidan olvidar un rostro, y aquella, era la primera vez que la veía, de eso estaba seguro. De todos modos esa sensación, seguía rondando extraña en su ser.  Su teléfono vibró, y enseguida leyó el mensaje, era de Mica, la cual no tardaría en llegar. Thanatos en cambio no respondía de momento, de segura anda por allí perdiendo el tiempo. - Aunque te parezca mentira esta cosa no hace mucho me salvo la vida... - Comentaría, recordando aquel secuestro. 

    Volvió a beber de su cerveza, aun de espaldas a las mesas, con los brazos apoyados en la barra, solo moviéndose vagamente entre trago y trago, se sentía cansado. No la escucho llegar, pero pudo notar una tensión en su vecina. Se giró para ver a Mica y le sonrió. - Amor... - Comenzaría hasta que ella llegó a su lado. Llevo la mirada hacia la pelirroja. - Ella es... - Se detuvo unos momentos intentando rebuscar en su mente información que no tenía. - No sé quién es... - Finalizaría. Pero la bruja lejos de presentarse, lanzaría el apellido de su prometida, como si la conociera. Se sintió un tanto incómodo, al no comprender lo que pasaba, aun así lo que más le preocupaba era que Mica malentendiera las cosas. Por suerte su hermano hacia presencia. 

    Suspiro indignado al ver su vestimenta, lo único que faltaba era que se pusiera a pedir monedas entre las mesas, hasta que un Metre le pidiera amablemente que se vaya, pero no, era un mago, que venía a comer con otros magos. - ¿Vienes de una protesta? - Soltaría sin poder contenerse, aun así, su hermano tiene ciertas particularidades, que Illidan adoraba, era auténtico, cosa que al rubio le costaba horrores. Llevo una vez más la mirada a la bruja de la cual aún no sabía el nombre, mientras que el encargado de la barra disponía un trago tanto para Mica como para el licántropo. 

    Según las palabras de la pelirroja, aquello era, como sospecho desde un principio, una convención, era extraño no ver a Ludwig entre esos medimagos. - Por lo menos tengo algo en común con toda esa gente, mi alcoholismo...o el de todos... - Diría mirando al trío que lo rodeaba, cada uno con una bebida en mano. Un metre se acercó, con un semblante serio y rígido, de seguro a pedirle a Thanatos que se fuera a mendigar a otra parte, pero no, se dirigía hacia el. - Soy yo... - Soltaría al interrogante. El metre sin embargo, malentendiendo la situación, les pedía a los cuatro que se desplazaran a su mesa, Illidan lo miro desconcertado, y bajo la mirada en el acto, no quería parecer grosero con la desconocida. Busco la mano de Mica, y dejo que Thanatos y la pelirroja avanzaran. -No es lo que parece... - le susurraría a su amada. 

    Caminaron a unos cortos metros detrás de su hermano y la pelirroja, llegando a una mesa alejada de las demás, pegada a un enorme ventanal, se veía bien, salvo por el exterior, donde el cielo nocturno parecía serlo todo, reinando la oscuridad en aquellos jardines. El metre se dirigió a la bruja como "Señorita Macnair", ahora sabia dos cosas, no estaba casada, lo que era bueno, aunque dudaba que se fijara en su hermano, y su apellido de una buena vez. - Para mi cerveza por favor... - Agregaba hacia el metre. - Bueno ahora sabemos quien eres... - Diría una vez se alejará el Metre. 

    @ Mica Gryffindor  @ Thanatos L. Lestrange  @ Arya Macnair

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  2. El contacto con ello reformulo al joven de pies a cabeza, sintió de repente, como todas las preocupaciones desaparecían, el sonido del lugar se apagaba alrededor. El sabor de sus labios, incluso el contacto de su lengua con la de él, se le hizo extraordinario. Cerró los ojos intentando ir a un plano más lejano, entregándose por completo, para así, a través de su entendimiento, poder asimilar que era lo que le pasaba con esa mujer. 

    ¿Lo necesitaba?, si había escuchado bien. Pero no pudo responder, tenía que seguir besándola, sentir aquellas delicadas manos sobre su rostro o su pelo. Embriagarse con su aroma, aferrarse a ese deseo de hacer eterno cualquier contacto o interacción con ella. De pronto el sonido volvió, acompañado por un pequeño carraspeo. Abrió los ojos, intentando buscar el origen, el cual estaba de pie, mirándolos, con aquella puntiaguda nariz torcida. 

    - Necesitaremos un momento... - Soltaría, despachando al elfo, aún no habían visto la carta. Volvió a centrarse en los verdes ojos de ella. Y buscó ambas manos de la Gryffindor, para sujetarlas por igual. - Me gustas... - Soltaría sincero, aquel beso bastaba para saberlo con certeza. Le sonrió y la acompaño a la silla nuevamente. - Hora de pagar mi deuda... - Diría volviendo a su sitio. 

    Volvió a tomar la carta, empezando a repasar las bebidas, alternando miradas con ella, esta noche era para la Gryffindor, por lo que se negaba, aun sin decirlo, en elegir que comer, aprovecharía de paso, para navegar por los gustos y preferencias de la Bruja frente a él. - ¿Encontraste algo que te guste? - Preguntaría pasando a la parte de entradas. - Puedes pedir lo que quieras sin preocuparte... Para beber lo mismo... - agregaba, ahora más relajado y suelto.

    @ Mica Gryffindor

     

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  3. "El descanso que te hará volar", aquella frase aún vagaba por su cabeza, no recordaba donde la había escuchado o leído, pero era una clara publicidad para aquel local, que se había decidido por visitar en son de paz. Si bien no buscaba hospedaje, había oído que se comía muy bien en aquel lugar, en un principio había pensado en asistir con Cubias y Thanatos, pero opto por ser el primero en tantear el lugar, al menos la cuarta planta. La hora de la cena estaba cerca y había terminado su trabajo en el departamento de seguridad.

    Vestía su habitual traje de trabajo, diseñado a medida para que se adapte a su cuerpo, de un negro intenso. Totalmente lizo. Su camisa blanca, desprendida en los últimos dos botones, su corbata en cambio permanecía oculta en alguno de sus bolsillos, le resultaba demasiado incómoda, y nunca duraba en su cuello más de dos horas. La campanilla del lugar sonó al abrir la puerta, se acercó al mostrador anunciando que solo pasaba a cenar, y recibió las indicaciones de que siguiera las escaleras hasta el cuarto piso. 

    Sus pulidos zapatos marcaron sus pasos, hasta llegar al destino, el bullicio era latente, aunque estaba lejos de sonar molesto, cada conversación quedaba en su mesa, las cuales parecían todas ocupadas. ¿Una convención?, no lo sabía, tampoco iba a preguntar. Se lamentó al no encontrar mesa, pero aun así la barra apenas estaba ocupada por una mujer, que de espaldas parecía dirigirse al tabernero. 

    Illidan se encaminó hacia allí, con paso decidido, para cuando esta se giró en su silla, intentando observar su entorno. Se frenó, clavando sus ojos azules en los de ella, que de inmediato viajaron por aquellos mechones blancos, y luego a su cabello rojizo, el cual llamaba mucho la atención. ¿De dónde la recordaba?. Intento no parecer un loco, y siguió la marcha hasta la barra. - Una cerveza por favor... - Diría fijándose en el encargado de la barra. Tomaría asiento en una de las butacas, dejando una vacía entre el y la mujer. La cerveza sería depositada delante suyo, apoyaría ambos codos en la barra, y tomaría el primer trago pensativo. 

    - Me podría avisar, o apuntar mi nombre en algún lado, ¿para cuándo una mesa quede libre?, Soy Illidan Black Lestrange... - Se dirigía una vez más al Tabernero. Tomaría otro trago y giraría la mirada hacia la izquierda, fijándose una vez más en la mujer. - Disculpa... Me resultas extrañamente familiar, ¿nos conocemos? - Preguntaría sin poder quitar aquel pensamiento de su mente. Tomaría rápidamente su móvil, y escribiría dos mensajes idénticos. Uno para su prometida, Otro para su hermano, citándolos allí. 

    @ Arya Macnair  @ Thanatos L. Lestrange  @ Mica Gryffindor

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  4. Cerró el expediente sobre su escritorio, con la información que había podido reunir sobre el polvo de unicornios, quien lo vendía en Italia, y con una idea más clara de quien era el proveedor de aquel sujeto. Aquella misión junto a Cillian y Ludwig había sido de lo más vergonzosa para él, y quería olvidarlo lo antes posible. La puerta de su oficina se abrió, la agente Santiago entraba con una bolsa sellada, con 250 gramos de aquel polvo tan demandado en las calles de toda Europa. 

    - Aquí tiene señor... si lo puedo ayudar con algo más...¿Ordenas cosas?,  ¿Cocinar?...- Soltaría Amy tan servicial como siempre, en un punto que ya comenzaba a molestarle aquella pomposa actitud. - No, gracias, puedes irte... - Diría, para cuando un destello de luz cruzo su ventana. Aquel gato de la Sabana se plantó sobre su escritorio, tras ponerse cómodo comenzó a hablar, con la voz de Alyssa. Era la primera vez que veía aquel patronus, de haberlo visto antes lo recordaría.  Al parecer ella y el nuevo ministro requerían de su presencia, estaban llevando a cabo una reunión sobre aquello que él y su departamento investigaban. Aún no estaba listo, pero con lo que tenía, sería más que suficiente para comenzar una investigación conjunta. 

    Encendió un cigarrillo aun en su silla, para luego ponerse de pie. Tomó la carpeta en una mano libre junto con el paquete que declaraba a simple vista que se trataba de droga, pues estaba envuelto cuál kilo de Cocaína Muggle, como se los podía ver en las películas. Dejo el cigarrillo en su boca unos instantes, mientras materializaba su varita en su diestra, para visualizar el destino, el cual era el ministerio Inglés. 

    Segundo después apareció en Hall principal, único lugar donde tenía permitido aparecerse, a sus laterales las chimeneas de la Red Flu, recibían y despedían magos constantemente, él comenzó la marcha, camino a los ascensores. Se percató que su vestimenta no era la adecuada, había dejado el saco en la oficina, su camisa blanca tenía los últimos dos botones desprendidos, y la corbata se asomaba desde uno de los bolsillos de su pantalón. Se veía un tanto cansado, y su expresión no era la habitual, energía y sonriente. Le pesaban los ojos, y detonaba mal humor en su semblante. 

    Dejo caer el cigarrillo en el suelo, y avanzó pisándolo, salió del ascensor y doblo en uno de los pasillos, guardo una de sus manos en el bolsillo a la vez que se acercaba a la oficina, allí fuera pudo reconocer el pelirrojo de pie, esperando junto a Ellie. Intento guardar la corbata que simulaba intentar escapar del bolsillo. - Buenas, ¿Los tienen esperando afuera? - Preguntaba estrechando primero la mano de Nate, luego de la Ellie. 

    @ Nate Weasley  @ Ellie Moody  @ Alyssa Black Triviani  @ Rory Despard

     

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  5. Bloomsbury era un lugar que le recordaba tiempos distantes, a pesar de las refacciones y las edificaciones de esta época, las antiguas le causaban algo de nostalgia. Se había aparecido a unas 5 calles del museo, con el único objetivo de caminar un poco, y despejar sus ideas antes de llegar a un evento más, lleno de personas, bullicio y ceremonial que creía innecesario. Para su suerte esta vez, no era su tarea encargarse de la seguridad de dicho lugar, ya había tenido demasiado con la última gala. 

    Guardo ambas manos en los bolsillos de su esmoquin, buscando en cuál de ellos había dejado la cajetilla de cigarros. Se tocó el pecho, intentando encontrarlos, pero fue en vano, los había olvidado. Miro hacia los lados desde la esquina, buscando algún indicio de algún kiosco, no tarda mucho en encontrar uno. Lo miraron un tanto raro, por su forma de vestir. - Cigarrillos por favor... - Diría, buscando dinero muggle, pagaría y observaría su reflejo en un refrigerador, que le devolvía una imagen translúcida, pero clara.

    Su esmoquin era negro, saco y pantalón, al igual que unos pulidos zapatos de cuero negro. Su camisa en esa ocasión era de color borgoña. Con una corbata de un rojo un tanto más claro. Pensando que estaba impecable volvió a las calles, y caminó, encendiendo unos de los cigarrillos, con su diestra libre ahora, oculta en el bolsillo de su pantalón, iniciaría la marcha, recorriendo las cuatro calles restantes. 

    Al llegar a la entrada pudo ver a Cubias, el cual se había adelantado hacia el interior del Museo para quedarse quieto. Parecía que no era el único en llegar tarde. Se plantó a su lado, volviendo a calar su cigarro. - Estoy harto de los eventos... - Diría en un susurro para su compañero. - Voy a buscar algo que beber nos vemos al rato... - Soltaría para lanzar el cigarro al suelo y pisarlo con la punta de su zapato.

    Se perdió entre la gente, esquivando desconocidos hasta llegar a la barra. - Cerveza... - Diría para recibir en el acto una botella, la cual fue abierta delante de él. Dio un trago y apoyo su espalda en la misma barra, para observar entre el público si lograba divisar algún rostro conocido. Allí estaban Cillian y Alyssa, con una muchacha a la cual no conocía.  Un poco más alejada, pudo ver a Ellie Moody, la cual comenzaba a frecuentar desde su ingreso en la Orden, aun así nunca habia tenido la oportunidad de hablar con ella en privado. Levantó la botella en forma de saludo, en cuanto hubo contacto visual, y se mantuvo alli.

    @ Lord Cubias  @ Cillian Haughton  @ Alyssa Black Triviani  @ Ellie Moody

     

     

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  6. Se miraron casi al mismo, tiempo, Illidan levantando las cejas y mostrando los dientes, cuando aquella mujer hablaba en un idioma totalmente desconocido para ellos, puedo evidenciar en el rostro de la Gryffindor. Tras aclarar su origen, Illidan se sintió más tranquilo, Búlgaro, no había conocido, persona perteneciente a esa etnia, ni escuchado nunca palabra alguna hasta ese día.

    Emprendieron la marcha, ambas encendiendo sus varitas, él junto a la castaña, creyó innecesario imitarlas, la luminosidad era suficiente, y no es que el joven estuviera en estado de alerta, como para andar varita en mano. Se dispuso a observar y escuchar, hasta llegar a aquel estanque, era extraño el lugar, para uno de esos, incluso más extraño las criaturas en él. 

    La explicación no tardó en llegar, información que para Illidan ya era latente en su mente, sus conocimientos el cuidado de criaturas mágicas, dejaba a su entendimiento, nada que agregar. Observo a la sirena un tanto curioso, conectando con sus ojos, unos momentos, tal vez demasiado, sintió conectar con ella, de algún modo, sin media palabra claro. 

    Observo una vez más a su profesora, esta parecía seguir sintiendo malestares, era obvio lo que pasaba con aquella mujer, "cirrosis", una enfermedad que la alcoholemia denotaba con su abuso. Se lamentó por ella en secreto, aun así la dejo continuar, no había nada peor que molestar a un borracho con sus problemas, de seguro lo negaría. 

    Imito a su amada, saltando al agua, no sin antes ver como la profe se iba a vomitar al baño, o al menos eso pensaba. - Casco Burbuja - Imito a la Gryffindor, y se dispuso a buscar a la sirena, pero esta, se había inclinado por la Gryffindor, por lo que se mantuvo quieto, observando a los tritones. Con los brazos moviéndose hacia los lados, y las piernas dando suaves patadas a la nada, se mantuvo casi estático en su sitio, analizando al grupo. 

    Hasta que uno con un rápido movimiento se situó delante de el, clavando sus ojos en los suyos. La comunicación parecía mental, al menos era como si información comenzara a adentrarse en su cabeza, el decía cosas, en italiano, palabras que al principio eran sueltas y no tenían conexión unas con otras, hasta que el pudo pensar. - Soy Illidan... - Solo una palabra en aquel idioma, sumada a su nombre. - Yo  Joker... - Diría el tritón. 

    @ Maida Black Yaxley  @ Mica Gryffindor

     

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  7. Levantó su copa haciendo efectivo el brindis, sonrió por inercia, sentía una felicidad que, en algún momento creyó no volver a palpitar. Bebió un trago y escucho la sugerencia de Mica, abandonó su sitio a la par de Ash, para ir por servilletas y cubiertos. Tras depositarlos en la mesa buscó otra botella de vino de la despensa, y la dejo sobre la isla. Nadie había dicho nada, pero el ahora Burke, no tenía preferencias en ese momento.

    - ¿Alguien quiere queso? - Preguntó y sin esperar una respuesta, rebusco en la nevera.  Dejo ya todo sobre la isla, a metros de donde Mica seguía cocinando, y volvería a su banco, para reformar la copa de vino, para cuando una idea le cruzó la cabeza. Tras su secuestro, había pasado algo, que no había compartido con su hija, algo que hacia menor todo lo demás.

    - Por cierto... - Dijo para luego carraspear aclarando su voz. - Mica y yo vamos a casarnos pronto... - Soltaría analizando más que nada la expresión de su hija, la cual, no había sido partícipe del rescate, por ende no había presenciado la propuesta de aquel Illidan maltratado, días atrás. - No tenemos fecha clara, pero pensamos que será luego de Hallowen, aquí en el castillo... - Agregaría observando a Mica, esperando su aprobación, puesto que no habían hablado mucho del tema. 

    Hizo bailar el contenido de su copa varias veces dentro de la misma, dándole pequeños y sutiles giros, pensando, un tanto ansioso, en todos los cambios que había tenido su vida desde su llegada a Ottery. Todo iba de maravilla, y sentía que no podía pedir más, aun así, tenía el presentimiento que grandes cosas le deparaban junto a su futura esposa. 

    @ Mica Gryffindor  @ Ashley Emily Black Lestrange M.

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  8. La caída había sido fantástica, y el tiempo parecía detenerse a su alrededor, haciendo más lenta su caída, aunque el entorno no variaba, la brisa soplaba a la misma velocidad, era él, y los otros tres, los que se retasaban, tocando al fin tierra firma, sanos y salvo. El vampiro imitó al grupo, volviendo a abrir el libro, sus amuletos y anillos dispuestos, incluso el último que iba a ser mencionado. 

    Escucho las palabras de su hermano, alertándolos por lo bajo, una quimera los observaba, pero no era todo un grupo Erumpents escoltaban a la Quimera, parecían estar molestos, tal vez habían invadido su territorio. - Tranquilos... - Diría pensando no solo en su amuleto, de saber usarlos, podrían llegar a salir de allí sin lanzar un solo hechizo. 

    Sus conocimientos en cuidado de criaturas mágicas, tal vez, podrían ayudar un poco también, si lo analizaba detenidamente, aquella quimera era quien los analizaba a ellos, tal vez tratando de cuestionar a los 4 magos. Determinando, si eran enemigos o amigos. Luna en cambio parecía ser la más tranquila, incluso con cultura, hablaba sobre el anillo de amistad con las bestias. 

    Ilidan llevo un rápido vistazo al suyo, este desprendía un brillo particular. Aun así, materializo su varita en su diestra, y horizontal la adelanto, listo para defenderse. Esperando claro, que el profesor "trainer" diera una orden, o tal vez un consejo. 

    @ Juv Macnair Hasani  @ Thanatos L. Lestrange  @ Luna Gryffindor Delacour

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  9. Abotonaba su camisa aun de pie frente al espejo. Era de un inmaculado blanco, con pequeñas líneas grises, apenas visibles. Se colocó el saco y analizo su vestimenta, un traje sencillo, aunque era nuevo. Estaba esperando la ocasión de poder usarlo. Abrió un cajón de la cómoda, para tomar una corbata de color lila, la cual destacaría entre su vestimenta. Coloco sobre ella un prendedor del ministerio Italiano, el cual coloco prolijamente en la corbata. Cerro los botones de su saco y observo por última vez su reflejo. 

    - Ya estoy listo... - Gritaría hacia el baño, la Gryffindor llevaba algunos minutos allí dentro, haciendo uso del espejo para maquillarse, o al menos eso suponía el rubio. Con el pasar de los días el castillo Burke, iba llenándose de nuevos muebles, de colores nuevos y vivos, y poco a poco iba tomando la forma de un hogar, cómodo y acogedor. Se encaminó al balcón, y encendió un cigarrillo, apenas lo caló dos veces, cuando el ruido de la puerta anunciaba que Mica volvía al cuarto.

    - Estás hermosa... - Diría nada más verla. Perdiéndose en su belleza unos instantes. Adelanto su brazo, invitándola al contacto, para luego abandonar el lugar. Se aparecieron en el corazón del callejón, aquella zona comercial relucía como nunca. Aunque los magos y brujas se aglomeraban en aquel nuevo negocio, había recibido la invitación por correo, y sabiendo que el local pertenecía a una vieja amiga, no se pudo negar. 

    Conoció a Ernest semanas atrás, cuando él, junto con Cubias y Thanatos, habían cumplido con aquel premio que había ganado durante la gala de beneficencia. Aquel brujo, los había invitado a los tres, o al menos adelantado algo, sobre aquel evento. Desconocía si sus compañeros acudirían. Sin soltar a su prometida se encaminaron hacia la entrada.

    Al ingresar no pudo evitar lo lujoso que era todo, lo habían planificado de maravilla, incluso aquel techo encantado, le daba un toque especial, parecía como si el cielo nocturno combinara con todo lo demás. Tras avanzar podría visualizar a la Ministra Francesa. Por lo que no dudo en acercarse. - Señorita Dumbledore.... - Diría inclinando la cabeza. - Nuestras felicidades por este nuevo proyecto... - Diría, buscando ahora a Ernest con la mirada, esperando poder saludarlo también.

    @ Mica Gryffindor  @ Thanatos L. Lestrange  @ Lord Cubias  @ Ada Camille Dumbledore  @ Ernest Dumbledore

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  10. Sintió el contacto de su pareja, mientras el rubio daba aquellas explicaciones, limitadas, por así decirlo. Al parecer el profesor estaba conforme con aquella respuesta, y hacia un agregado, para todos en general. Se acercó a su mesa, y revelo el contenido del cofre, observo atento aquellos objetos, tenía conocimientos que les permitía identificarlos y sentirlos, la magia oscura dejaba rastros, marcas, huellas. - Interesante... - Soltó enfocándose en el diario frente a él.

    Ahora la clase proseguía, Illidan quitaba la atención de aquellos objetos, para volver a mirar a Lud, que parecía de momento conforme con su trabajo. No tenía dudas de que podría aprender mucho de aquel mago. Ahora preguntaba, tanto a él, como a Mica, las diferencias entre, maldición, embrujo y maleficio. Para su sorpresa, el osado medí mago, se inclinaba por atacarlos. 

    En el acto pensó un Finite Incantatem, Para cuando el rayo impacto en Kaori, el joven ya había solucionado su propio problema. Fue Mica la que respondió la pregunta con total certeza, analizo sus palabras, en su cabeza, si bien tenía más que sabidos los términos, no quito los ojos de encima, hasta que este término. Incluso liberando a Kaori de aquella maldición. 

    Se preguntó cuantas personas había muerto de hambre tras ser maldecidos por aquel hechizo, si nadie los liberaba de aquel estado, estaban a merced de la naturaleza, o el paso del tiempo. O incluso expuestos a cualquier clase de peligro. Se mantuvo en silencio, sin necesidad de acotar nada, se limitó a escuchar y observar. 

    @ Mica Gryffindor  @ Ludwig Malfoy  @ Kaori Moody

  11. En un tiempo muy muy lejano, cuando era pibe, había una página que se llamaba el rincondelvago .com, ahí podías encontrar cualquier tarea, proyecto, trabajo práctico de lo que sea. Así que cuando teníamos una tarea que no queríamos hacer, entrabamos ahí, la imprimíamos y muy bien 10 para casita. 

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  12. Por primera vez en aquel eterno periodo de vigilancia se sintió libre de todo cargo y culpa. La corbata había desaparecido tiempo atrás, aun así, se quitó el saco, dejándolo a un lado de aquel sofá de cuerpo simple. Arremango las mangas de su camisa, por sobre sus codos, dejando la botella de cerveza sobre la pequeña mesa que era el centro de aquellos sillones de cuerpo individual.

    - Aunque parezca una falencia mía, espero que entiendas que nada pude hacer... - Diría intentando desligarse de la frustración. Aquello no se le escapó de las manos a él, sino a la elección del lugar, y la lista de invitados, la cual se redujo considerablemente después del ataque. O intento de ataque. Suspiro un tanto molesto, recordando todas las demandas de sus compañeros, Alyssa en primer lugar, la cual consideraba la principal errada en la elección del sitio.

    Lo que más le molesto fue el reclamo de su hermano Thanatos, el cual, cerca de la luna llena, se puso un tanto intenso, reclamándole, cuestiones que se salían de sus manos. Lejos del ciclo lunar, estaba un tanto molesto con él. Aun así este, se había disculpado antes del evento, pelea del siglo,  Cillian Vs Luna. 

    Observo a la espléndida mujer a su lado, sentada en el costado sé su propio sofá, la calma llego de repente. Y una iluminada sonrisa se plasmó en el rostro del vampiro. - Si no fuera por ti... - Soltaría, empujándola hacia el, obligándola a caer sobre su regazo. - ¿Qué tienes Mica Gryffindor? - Sus azules ojos se clavaron en los verdes de ella. - Que haces que mi alma se sienta complacida... - Soltaría de repente, sintiendo el primer contacto directo con ella.

    @ Mica Gryffindor

     

  13. El pánico no reinó en ningún momento, a pesar de la complicada situación que rodeaba al grupo, La líder de la incursión pedía ayuda al Despard, que no tardo en ponerse a la acción, a pesar de estar estático, aquel pelirrojo, hacía fluir de alguna manera cierta energía en el ambiente. Tragó saliva al escuchar aquellas palabras, y se inquietó un poco ante la aclaración del líder de los paladines.

    Intento repasar las palabras en su mente, aquella energía que había logrado moldear en una armadura, ahora debía usarla de una forma distinta, apenas adentrándose en el mundo de los paladines, Illidan dudaba de poder hacerlo, se sentía escaso de información, aun, contando con la certera explicación de aquel sujeto que los lideraba como tales. 

    Seguir en solitario no le agradaba, no por querer proteger a los demás, sino por el simple hecho de que él, era, de los más inexpertos magos, incluso como paladín. Aun así se negaba a fracasar. Cerro sus ojos, alejando a todos de sus pensamientos, quedando él solo, en cuerpo y alma en aquella abadía.  - Divine Force - Sintió una energía similar, moldeable. Agradable sensación, pensó. 

    Abrió los ojos su semblante había cambiado, se lo notaba serio y despreocupado al mismo tiempo, no dijo palabra alguna, solo se limitó a caminar. El frío disminuía para él, como si su nueva actitud alejara la influencia de aquellos espectros, intentando debilitarlos de todas formas posibles. Sintió su cuerpo más ágil, se sentía más fuerte, pero era puramente físico, aquel sentimiento, aquella seguridad, sentía que podía partir una montaña en dos, aun así su espíritu dudaba de poder combatir de aquel modo en el plano espiritual. 

    Las palabras del Ministro, le dieron de algún modo, las herramientas que necesitaba para seguir. Acertadas, emotivas. Era cierto, tenía un propósito allí, un objetivo, y estaba en la Orden del Fénix por algo, no por el grupo, no por sus amigos, sino por las convicciones que los unían a cada uno de ellos, por más individuales que fueran sus metas. 

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