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Reena Vladimir

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Todo lo publicado por Reena Vladimir

  1. Un punto blanco empezó a acercarse y pensé que era la novia, pero no. Sonreí al darme cuenta de que se trataba de mi hija, estaba preciosa y cuando se acercó, yo me levanté de mi silla. -La luz te guíe hija. Me llevé dos dedos a los labios y luego a la frente, como saludo, para un instante después acercarme y besarle la frente a la mujer que tenía delante. Le acaricié un mechón impoluto, del pelo y luego la dejé ir. Si ella era la que oficiaría la ceremonia, entonces debía sentirme doblemente orgullosa de ella, era fantástica. -Mucha suerte cielo mio -susurré mas para mí que para ella, porque estaba segura de que si se dejaba llevar por el instinto, llevaría a aquella ceremonia a buen puerto. Ella podía con esa la ceremonia y con mas.
  2. Saludé a mi tía que todavía llegaba mas tarde que yo y me acerqué a Matt que parecía un flan. -Venga primo que solo tienes que recorrer un pasillo y mi prima te va a llevar de la manita... Le tomé el pelo porque había sido muy fácil, pero tras darle un apretón en el hombro, me alejé y fui a tomar posiciones junto al altar para que todo aquello empezase. Aunque realmente que se retrasase un poco me venía mejor. Total, yo cobraba por horas ese tipo de eventos. Me toqueteé el pelo de forma nerviosa y luego busqué una silla en la que aposentarme durante la ceremonia, si me quedaba en pie iba a querer acabar pronto y una paga extra no estaba de mas.
  3. El paseo no fue mucho, de mi casa a la de mi tío. Iba vestida de forma discreta con un vestido entre amarillo y verde, unos zapatos sin tacón, por si debía estar mucho tiempo de pié y el pelo, simplemente trenzado. No quería retrasarme cuando se trataba de trabajo y dado que la ceremonia debía supervisarla, sin mi no se podía hacer nada. Seguí a todo aquel que vi y por si alguien me cortaba el paso llevaba la acreditación del ministerio, que seguramente me abriría las puertas de cualquier sitio, aunque yo solo deseaba llegar al altar, ponerme a un lado, sobrevivir a la ceremonia y luego hacer llegar al ministerio mi conformidad con el proceso, dando lugar al certificado. Podía pasar hasta sin tarta, ya que, nadie me había invitado como parte familiar. Mirando a mi alrededor, paseé por el lugar a la espera de acontecimientos. Off: Siento la tardanza
  4. Hola vengo con una consulta, que bueno, a estas alturas del mes y habiendo comenzado las clases ya, viene dando un poco igual, pero me reconcome no saber si he aprobado o he suspendido Adivinación. La profesora no nos lo ha comunicado, o al menos no a mi... Y en el rol tampoco ha dicho nada... Ahora ya no puedo empezar una clase, si es que he suspendido, pero igualmente para el mes que viene me interesa ese dato. Bueno, ahí dejo la duda ¿Aprobada o suspensa? ^^ Gracias!
  5. Hola chicos, vengo a hacer una consulta, sobre algo que me ha sorprendido: He subido de nivel y ni siquiera me había dado cuenta. ¿No habría alguna forma de que el foro te notificase esa subida de nivel? No sé, algo parecido a las notificaciones que salen cuando te mencionan en un posteo o cuando recibes un pm, que te sale el encabezado sobre lo que estés leyendo... Verdaderamente no miro mi perfil para nada y me fijé en eso del nivel cuando fui a cambiar el avatar, pero vamos que si no llega a ser eso ni me entero. Además no tengo idea de lo que hice para subir... Bueno. Ahí queda eso XD
  6. Miré alternativamente a mi hija y a mi tía, que como siguieran así iba a haber una escabechina guapa guapa antes de que terminase de salir el sol. -A ver, a ver... Sagitas, si quieres participar y no te gusta lo que Xell te dibuja pues te buscas tu misma el disfraz. A ver si se creía ella que podía meterse con mi hija y a su vez ponerse a exigir un traje y lo del confeti. La miré y luego abracé a mi niña. Si yo pudiera ser un hada seria así, otra opción... -Quieres ser tu la cuentancuentos y yo el hada? Era la única solución que se me ocurría, en la que no echarla con cajas destempladas y hundirle la vida sacándola del negocio. Y eso no iba a ocurrir, ella debía sonreír y ser feliz junto a la familia.
  7. Miré y miré por todos los lados pero no vi a la criatura que me había hablado pero de repente empecé a escuchar golpes repetitivos, a lo lejos, pero parecían acercarse. Sentí miedo y me puse contra una de las paredes, esperar era mi fuerte. Cuando escuché la voz que seguía a los pasos, porque resultó ser eso, me sentí mucho mejor y la alegría me inundó cuando por otro pasillo escuché mas voces. -Corred hacia la voz! Vengaaaaa, no os retraséis, queda muy poco! Seguí gritando para hacer de faro, teníamos que llegar a reunirnos o seguramente nunca saldríamos de allí con vida y tenía demasiadas cosas por las que luchar y disfrutar.
  8. La cosa que llevaba en la cabeza no dejaba de moverse y cuando miraba hacia arriba parecía querer mirar a aquella cosa, aquello me hacía sentir aún mas rara, pero al final ambos seres asintieron y me prestaron toda la atención. Qué miedo me dieron en ese momento, tenía la sensación incluso de que en cualquier momento se me tirarían encima para morderme la yugular. -Ser de pelo llameante -su voz era muy suave -estás en el país de los sueños. ¿En el país de los sueños? Quise preguntarle si estaba bromeando, pero si aquello era tan inverosimil, no podía ser realidad, aquel personaje parecía sacado de uno de los cuentos muggles con moraleja para niños que Sagitas se empeñaba en leerle a Akira. -Y has llegado en una nube, porque en tu alma hay una sombra que no te permite soñar. -Disculpe, pero yo duermo y sueño... Como todos. -Pero hay sueños que te dicen cosas, cosas que luego ocurren. -Ahora la voz fue chillona y se movía bastante la cosa que tenía el enanito. Aquello me sorprendió, hacía tiempo que eso me ocurría, pero tras algunas cosas había dejado de suceder. Aquello se estaba volviendo traumático. No quería estar allí y quería que cuanto antes terminase el sueño, sería mejor para todos. -Tenías que venir aquí para volver a encontrar la serenidad y así poder doblegar a la sombra. El enanito y su segunda cabeza, parecían compartir conocimientos, ya que, esta vez hablaron a la vez y me dieron miedo, no sabía si creerles o si confirmar mi locura. Quería que acabase ya todo. -Lucha, enséñale quién eres y de lo que eres capaz de hacer. En uno de mis pestañeos la doble criatura con forma de enanito desapareció, tan rápido como había aparecido, aunque su voz seguía resonando en el aire que me rodeaba. Aquel ser místico, sabía mas de lo que decía y transmitía mas de lo que creía. Iba a tener una lucha interna, por mi supervivencia, si es que quería volver a ser la de antes y por muy subreales que fuesen mis sueños con llevaban peligros reales. -Gracias! -le hablé al aire -¿Y ahora cómo salgo de aquí? Mi pregunta quedó sin resolver...
  9. Abrí los ojos y pestañeé repetidas veces para poder creer lo que veían. Estaba sentada en una especie de plaza en la derivaban numerosas calles. Aquello no me gustó nada, pues tenía toda la pinta de ser el centro de un laberinto y yo encontrarme encerrada en él. Me puse en pié con cuidado por si la llegada, hasta allí, había sido accidentada, pero curiosamente no me sentía lastimada sino eufórica. Cosa que carecía de sentido, pues mis recuerdos eran inexistentes y por lo tanto debiera estar preocupada. Cuando dí la tercera vuelta sobre mi misma. retrocedí ante una figura que antes no estaba ahí. Estaba mirando y analizando las calles para decidir si salir o no de aquel centro seguro, cuando una especie de enanito de jardín apareció de la nada observándome como si yo fuera una criatura extraña fuera de lugar y no él. -Quieto ahí, no te acerques mas -le grité. Y no supe si por es o por que me entendía, él no se acercó mas. Lo curioso fue que empezó como a hablar consigo mismo, gesticulando y paseando de un lado a otro, luego señalando pasillo tras pasillo, en un orden extraño. Mas curiosa que asustada hice lo posible por no seguir gritandole cuando le pregunté cómo había llegado allí.
  10. El tiempo se me había echado encima, llevaba demasiado tiempo preparando aquella prenda para mi hija y ahora era el momento de entregársela. Entré en el confesionario, ataviada con el vestido verde hoja que me dictaba mi orden del tejo, llevando bajo el brazo un paquete invisible aunque voluminoso. Topé con una extraña muy pomposa y la aparté de mi camino con un empujón y palabras resonantes: -Vergüenza debería darte, aparecer aquí vestida de blanco cuando se va a ordenar a una novicia... Seguí adelante, ignorando a la mujer y fui a reunirme con Xell, ante la cual rodeé y sonreí. -Con esta capa, yo te invito a disfrutar del calor de la hermandad de las sacerdotisas, pues a fin de cuentas todas servimos a la naturaleza y nos servimos de la misma. Desplegué la capa invisible y sabedora de que nadie la veía, cubrí los hombros de mi hija con ella. Le di un beso en la frente y retrocedí unos pasos hacia atrás, hasta ponerme a la altura de Sagitas, le susurré un: "menos mal, pensé que no llegaba" y juntas esperamos a que el tejido del abrigo tomase su color definitivo, pues adoptaría el propio de la orden a la que perteneciera mi hija.
  11. Me había quedado al lado de la puerta, aquella clase se me antojaba demasiado extraña. No sabía bien, si porque el ambiente en la estancia estaba limpio, si porque había demasiada energía concentrada o si porque preveía un accidente catastrófico... No estaba segura... -Menudas son. Profe, yo que usted les quitaba las galletas o todavía se comete un asesinato en nuestra presencia. Negué con la cabeza y al final fui a buscar una silla para mi, ya que parecía que la clase no terminaba de arrancar. Era mejor esperar sentada desde luego. Al menos de esa forma se me quitarían las ganas de romperle la silla en la cabeza a Sagitas, la próxima vez que dijera "que adivinaba" -Bueno ¿Empezamos? ¿Qué será hoy? ¿Posos de té? ¿Bola de cristal? ¿Figuras de nubes? ¿Lluvia sobre barro? Se me ocurrían tantas cosas sobre las que ver el futuro que estaba por hacerme un fuego con los restos de la silla que haría callar a las escandalosas de mis tías, a ver si con el hipnotismo que me producen las llamas, tenía alguna visión para sorprender a la profesora...
  12. Veía la preocupación en los ojos de Matt y en los de Xell, a Heliké ni me molesté en mirarla, pero asentí ante el consejo que su novio le dio. Si escuchaba al libro susurrar, era mejor no acercarse a él. Yo le asentí al pelirrojo, si el libro estaba escrito en magia, lo comprendería, por muy oscuro que fuera, si estaba en otro idioma simplemente no era muy peligroso y todo aquel revuelo sería injustificado, pero para eso había que echarle un vistazo. -Acercamelo, ya que estás... Acedí a que pareciera que él controlaba la situación, pero sabía que si el libro era tan poderoso, tendría que leerlo en una habitación a parte, lejos de ellos y de los clientes que al parecer no veían el desastre que teníamos montado. Cuando levanté la vista y me fijé en quién era, comprendí por qué no se había marchado ya o por qué no había intentado robar ningun libro de los que estaba por el suelo. -Hola tio Ishaya, cuidado no te caigas al pisar los libros. Me temo que si buscabas uno en particular vas a tener que esperar a que los coloquemos de nuevo o ayudarnos a hacerlo, claro... Me encogí de hombros y le sonreí con tristeza, teníamos mucho trabajo por delante si queríamos sacar la librería alante y encima desenmarañar el misterio del libro de Heliké.
  13. Tocaron a la puerta y miré en su dirección, no podía ser que los exterminadores hubieran seguido la pista del cuenco con tanta rapidez y certeza. Busqué donde guardarlo y lo unico que se me ocurrió fue beberme el agua y lanzarlo contra las tallas del altar, que se elevaban hasta el techo, repressentando a todas las deidades que conocía a lo largo del planta. Alguna de ellas guardaría mi cuenco y mi incertidumbre se volvió alivio al ver que se había quedado enganchado a los pies de un idolo encapuchado. Así el visitante no lo vería. -Un segundo! -respondí hacia la puerta y luego le hice señal de silencio a mi tía. Ella seguía cuidando del Augurey que además de parecer que lo habían hecho de palos de helado, ahora parecía gorgorear de agradecimiento. Corrí hacia la puerta y la desentranqué, metiéndome de inmediato en el papel de sacerdotisa. -Bienvenido viajero a tu casa... ¡Sean! Abrí los ojos con sorpresa puesto que no esperaba encontrarlo allí, esperaba que no me hubiera seguido para intentar conseguir algo de mi, algo que estando comprometido no tenía intención de darle. Me eché a temblar y recordando que allí dentro estaban Matt y Sagitas, le hice una leve reverencia invitandole a entrar, aunque desconocía sus intenciones, no debía olvidar mis principios y la educación. -¿En qué podemos ayudarte en este humilde templo?
  14. Era agradable sentir el sol en la cara y que su calor fuera lo que te despertara y aunque lamentaba que mi compañero de cama no me tuviese hasta altas horas de la madrugada despierta, cosa que agradecía a su vez. Me proporcionaba un inmenso placer ver que su mano seguía empeñándose en permanecer enredada en mi pelo. -Akira... Su pelo azul se perdía entre las sabanas, estaba hecho un ovillo contra la curva de mi cuerpo ladeado, su cabeza apoyada en el colchón. Todavía no comprendía cómo no se dejaba el cuello durmiendo de esa forma. Sonreí y con delicadeza recuperé mi mechón de pelo, lo besé en la sien y dejé a mi hermoso hijo dormir un rato mas. Si abría el ojo antes de que yo hubiera dejado la habitación nunca llegaría a clase de adivinación y aunque esperaba que la profesora entendiera la situación no tenía intención de perder la primera lección que diera. Salí con sigilo de la habitación, me aseé y desayuné a la velocidad del rayo y luego desaparecí con un rumbo fijo. Agradecí que la clase no se diera en el exterior porque seguramente con el sueño de haberme despertado hace poco, aun podría quedarme con el calor que daba el solecito. Y con decisión empecé a buscar la clase que se mencionaba la carta de aviso. Dar con ella no fue difícil, gracias a que todo estaba bien indicado, lo que sí fue difícil fue asimilar que mi tía Sagitas estaba allí sentada, de cara a la profesora, aunque también podía ser una compañera y que estuvieran esperando a quien impartía la materia. Miré el cartel de la puerta nuevamente y toqué sobre el marco para llamar la atención de las dos mujeres. -Perdón ¿Sagitas? Te has confundido de clase. No podía haber otra explicación. Que yo cursase adivinación vale, en algún momento de mi vida había estudiado astronomía y runas, pero sus predicciones eran demasiado crípticas y vagas para mi gusto, pero que la pelivioleta estuviera interesada no cogía en mi cabeza. -Es aquí la clase de adivinación ¿Verdad? Se me ocurría que pudiera ser que la profesora, a la cual no conocíamos, nos hubiera mandado a un aula y estuviera esperándonos en otro lugar, sólo para ver nuestras capacidades adivinatorias, pero se me antojaba demasiado intrincado como para la primera clase de la asignatura,
  15. Estuve por darle la razón a mi tía en eso de que si te daba un chungo al escuchar a un augurey era porque eras medio tonto y menos mal que no lo hice, porque personalmente no compartía eso de que eran muy monos, eran feos a rabiar, pero qué le podía hacer yo a mi tía si ella tenía ceguera causada por el amor que sentía hacia los animales? -En fin... Negué con la cabeza y saqué de la túnica un cuenco de madera muy gastado que puse ante mi tía y esperé. Tras unos segundos lo llené de agua y volví a esperar. No tardó en desaparecer el agua y brotar un puntito verde que se convirtió en una hoja rápidamente. -Me lo han mandado unos amigos y me han dicho que procedía del desierto. Un pueblo que fue exterminado. ¿Que piensas que podemos hacer? Se me ocurría que podía ser peligroso custodiar tan místico objeto, pero la magia blanca con la que estaba imbuido era demasiado poderosa para dejar que otros la guardasen tras haber hecho desaparecer a sus legítimos dueños. Me sentía en la obligación de buscar a esos desalmados y hacerles pagar por el daño que habían provocado...
  16. No podía dejar de reirme y es que aquella situación se había vuelto muy cómica y para rematarla busqué mi varita y apuntando al cielo, hice que cayera confeti sobre nosotros. -Fiestaaaaa. ¿Podemos sorprenderles mañana? Para qué dejarlo para mas allá si se podía hacer perfectamente mañana mismo. Si... el traje de hada de Sagitas se podía hacer en un plis plas y si no pues la envolvería en una sabana verde y le pondía unas alas de sabana blanca, para que pareciera mas un hada y listo. Para todo había solución y si no nos daba tiempo pues siempre se podía dejar para el dia siguiente ya que a fin de cuentas los niños no sabían nada de nada. -Qué ¿Os animáis? El confeti seguía cayendo sobre nosotros y yo estiré una mano hacia el centro del "circulo" que formábamos, como había visto hacer en los equipos de quidditch antes de los partidos para darse animo unos a otros. Esperaba que aceptaran el reto, pero se me ocurrió una idea y empecé a dar saltitos y palmadas de alegría. -Xell, cielo, podrías enseñarles a dibujar hadas y que Sagitas les hiciera de modelo viviente!!!! Si es que cuando pensaba, era la reina del mambo, solo hacía falta que me diera por pensar...
  17. Nick: Reena ID: 71714 Conocimiento: Adivinación Nivel de Magia: XII Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=78816 Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=78790
  18. Esperé con la mano tendida a que aquella mujer me aceptase el saludo y cuando la presentí mi tía dejé caer la mano, ya había tenido su oportunidad. Dudaba que me hubiera negado el saludo por las quemaduras, si como decía Sagitas era de la orden del Dragón, estaba segura de que esas heridas no le desagradarían. Había algo mas en todo aquello. -Pues delante de mi venía Xell pero la perdí en la cripta. Y sobre el pájaro, no sé que sería. Me encogí de hombros y pasé una mano por encima de su plumaje, pero sin llegar a tocarlo, no fuera que me picara y se armase una buena con mi piel. Estaba buscando el origen de su turbación pero no vi nada mas que miedo irracional. -Yo estaba fuera, con Matt, Xell y las hadas. El pájaro estaba en una rama por encima de nosotros y simplemente salió volando. Al parecer, lo que mi tía murmuraba calmó al bicho y dejó de retorcerse en sus brazos. Eso me animó y fui a coger una sábana de la parte de atrás del altar de los elementos, no podía poner al emplumado en una superficie fría y arriesgarnos a que se manchase de sangre, con lo mal que salía de la roca... -Ponlo aquí tía, si le hacemos un nido con la sábana igual nos deja toquetearle mejor.
  19. @ Cielote!! oye con esto de las reformas, Ahora los afiliados están mas de adorno que otra cosa, porque ahora ya no se les paga... Tendría que quitarlos del post inicial... Si te parece bien, yo te pongo, pero quería que lo tuvieras en cuenta ^^ Y oye felicidades! ya tenía ganas de que te animaras a eso de usar los servicios de la guardería. Serás mas que bienvenido tu y todos los que traigas contigo. Un besito enorme ^^
  20. La profesora tenía razón, no tenía ni idea, pero si me fiaba de lo que había leido en los libros de historia, a menos de que el horrocrux en cuestión fuese otra persona o un animal, prácticamente no hacía nada salvo subsisitir y atraer la vida, pero claro, que sabia yo de todo aquello, de hecho si lo supiera no habría ido a allí. Me encogí de hombros y guardé silencio hasta que vi a la profesora agitar su varita. Sentí frío y casi quise salir corriendo, casi. Estaba rodeada de las peores criaturas del planeta y giraban a mi alrededor. La parálisis hizo que ni siquiera me inmutara debido a que ya no contaba con la protección del manto de oscuridad. Me había abandonado a la desesperanza, viendo a los dementores, me aferré a los recuerdos mas oscuros que tenía: La perdida de mis parejas, la desaparición de mi hermana, el secuestro de mi hijo, mi reciente despido del ministerio... Tenía recuerdos donde escoger. Respiré profundamente cerrando los ojos y le cedí mi parte luminosa al demonio que tenía maldito mi cuerpo y que hacía de mi vida un suplicio. La consumió casi sin que me diera cuenta y eso me dio opción a traspasar la barrera que formaban los dementores, no tenía felicidad que les pudiera alimentar. Recordé entonces que Juv había dicho que también había licántropos y sinceramente si me gustaban poco los besa almas, los licántropos no mejoraba las cosas, pero tras mirar a mi alrededor no vi nada y dudaba que los hubiera metido en el agua ya que parecía que le gustaban mas los grindylows. El agua nos llegaba hasta las rodillas y las algas parecían querer subirnos por las piernas, pero al estar quieta perdían interés, lo malo iba a ser cuando nos quisiéramos adentrar mas siguiendo las instrucciones que nos había dado... Me sorprendí cuando algo rebotó en el agua, delante de mi y salió disparado hacia la zona atechada del patio, donde no llegaba el agua. Yo caí hacia atrás y las ondas que produje sobre el agua desviaron la otra cosa que le mandó el desconocido, hacia un lugar que no vi. Me levanté tan rápido como pude y saltando hacia lo mas hondo me zambullí en el agua antes de que aquel hombre decidiera atacarme de nuevo, tenía algo que buscar para acabar la clase. Salir viva, era mi única esperanza, pero la desesperación que me producía esa esperanza hacía que los dementores que todavía había por allí, no la notasen. En todo caso, bajo el agua no podían hacerme nada.
  21. Diosa, que grande eres XDDDDDDD On: Acepté que con un breve asentimiento de cabeza el que Harpo se llevase la caja y que ella me ayudase, tenía intención de abusar de ella y de su colaboración cuanto me permitiera, pero tenía que hacerlo de forma disimulada no fuese que luego me pidiera un sueldo o me denunciase por contratación ilegal. -Tu con falda? Estallé en carcajadas cuando me tendió el dibujo, era la cosa mas cómica que había visto en mucho tiempo y reírme me vino bien. Apartando las lágrimas y logrando calmarme un poco seguí con la comedia: -El globo puede ser y las flores son fáciles de conseguir, pero no tengo nada parecido a esa falda, tendremos que hacer que te la cosan a medida. Pero lo que me preocupa es la camiseta... ¿Tiene que ser tan estrecha? Por muy delgada que quisiera estar mi tía, ni poniéndose de perfil lograría parecerse a esa imagen. Iba a decirle que parecía muy peinada en el dibujo, pero me contuve. Tenía la sensación de que decirle eso era pasarse y por eso fui a otra cosa. -Acuérdate de que las hadas tienen alas ¿eh? Le devolví el papel para que se las dibujase e intenté mantenerme seria, aunque era un poco difícil, menos mal que no le había enseñado el boceto a Matt porque sino, sería mirarle y empezar a reírme sin control, no era adecuado.
  22. Si hubiera tenido a aquel hombre de voz aguda delante, habría visto mi gesto de escepticismo, porque en ningun momento había dicho que la magia oscura fuese magia del montón, de hecho si lo fuera todos la usarían. Aunque en verdad las consecuencias de la misma nunca harían que la usasen todos, porque había mas gente honrada en el mundo que maleantes... -Vaya, pues que inteligente por tu parte traerlo a la clase, podría acabar con él y contigo, yo que tu nos vigilaría tanto a la profesora como a mi. No teníaintención de matar a nadie, pero había que reconocer que aquel tipo llevaba tanto tiempo jugando con la oscuridad que ya se había quedado con pocas luces. Si te has molestado en hacer un Horrocrux, no lo paseas por ahí como si nada y menos aun lo llevas a donde lo mas probable es que vuelen las maldiciones imperdonables. Sin duda, aquel desconocido, buscaba la muerte. -Y señor, si el horrocrux fuese mio, claro que lo sentiría, pero claro, el no me atacaría ante tu orden... Ladeé una sonrisa y negué con la cabeza. Que él pensara que para mi, el ser observada era algo que ignoraba, me hizo ver que me consideraba mas tonta de lo que en realidad era. -Tu y tu horrocrux sólo podréis encontrarme mediante el olfato y como dijiste que estaba listo para atacar supongo que sea un animal o uno de esos cuerpos rudimentarios que mencionó la profesora... ¿Tantas ganas tienes de matarme que ya quieres que la profesora levante el manto? El manto seguía tendido y por ello él seguía sin saber de dónde procedía mi voz, al igual que yo desconocía su localización. el instinto me decía que me moviera, si lo hacía sería menor el riesgo de ser alcanzada, pero si lo hacía, corría el riesgo de tropezar con aquel individuo y eso sería contraproducente. Por si acaso agarré por fuerza mi varita y la puse en ristre preparada para lo que viniera.
  23. Lamenté el cierre de ese local, porque me parecía patético que el ministerio obligase a la gente a ceder o cerrar. Aquello comenzaba a parecer una dictadura, aunque no tenía muy claro quién dictaba... -Aiiis mi accidente a punto de suceder... seguro que encontramos algún elfo que pueda coser el traje. Sería por elfos, otra cosa tal vez no, pero elfos había bastantes a nuestro alrededor, alguno habría que quisiera coser sobre la inquieta bruja. O al menos eso esperaba porque sino usaría alambras de los que los muggles ponían en las hojas de papel, que al parecer unían las cosas muy bien y apenas se veían. Pero ese sería mi ultimo recurso porque no sabía si quiera donde comprarlo. -La caja puedes dejarla donde quieras y su contenido puede volver a donde estaba, a mi no me molestan. Y era cierto, porque aunque sobre papel ahora todo fuera mio, en el fondo de mi corazón seguía siendo algo compartido y su opinión siempre sería escuchada y tenida en cuenta. -¿Crees que podías tener un dibujo para esta noche o mañana por la mañana sobre cómo quieres el traje? Tener sólo siete días para terminarlo todo iba a ser un poco estresante, pero íbamos a poder con ello siempre que estuviéramos unidas. Luego me volví hacia mi primo y le sonreí, él no se iba a quedar fuera del proyecto, no después de lo que acababa de hacer. -Y tu, manitas, ¿serías capad de diseñarle algo? los dibujos en la pared se te dieron fantásticamente, a ver qué tal se te da la ropa. Le guiñé un ojo y luego le sonreí dándole un suave puñetazo en el hombro. Le quería demasiado.
  24. Algunas veces me sorprendía y todavía no sabía por qué seguía haciéndolo. -Ser un poco mas modesta no te vendría mal Heliké. Negué con la cabeza y seguí acariciando a mi niña que parecía que se estaba recuperando del susto que se había llevado. Luego miré a Matt que parecía decidido a coger ese libro y le pedí que no lo hiciera. -Yo no he roto mi maldición aún, tal vez debiera cogerlo yo. Mi libro maldito aún estaba intacto porque no había podido dedicarme a leerlo con tranquilidad para poder saber si era sencillo o no deshacerme de mi demonio interior, por lo que éste aun me protegía y a él no le afectan las magias.
  25. Le sonreí con cariño a Sagitas y le acaricié la cara antes de soltarla y reírme a carcajadas. -Si a todo menos a lo de los ratones, pero podríamos ingeniarnos algo... se me ocurría que tal vez pudiéramos tener unas piedras y que ella las convirtiera en ratoncitos o mejor aún, ratoncitos encantados que parecieran piedras y que ella solo tuviera que hacerles un finite para que volvieran a ser animalitos. Incluso podríamos dejar que los niños se los quedasen. Pero primero teníamos que ponerlo todo en marcha. -Quieres que lo diseñemos entre los tres, o quieres hacerlo tu con total tranquilidad? Aun tenemos tiempo para el solsticio de primavera. En aquel momento se me ocurría que incluso podíamos representar que una sacerdotisa llamaba al hada de los bosques o verdaderamente aprovecharnos de su inocencia y enseñarles algún truco sencillo de sacerdotisas... Pero para armar eso teníamos tiempo de sobra.

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