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Valeskya Granger

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Todo lo publicado por Valeskya Granger

  1. ¿Quién diría que las cosas habían cambiado tanto desde la última vez en que la ojivioleta había estado con en la mansión? Desde la última vez que el lugar parecía un lugar abandonado y ahora, aunque eran pocas personas, hacían el alboroto suficiente como para llenar de vida ese lugar. Se sentía agradecida y en paz consigo misma, cosa que tenía mucho tiempo que no pasaba. Parecía como que las cosas poco a poco estaban tomando el mejor de los rumbos desde que había regresado y esperaba que mejoraran aún más. Mientras eso ocurrían, ahora todos se encontraban en una venta de garage improvisada y se había iniciado un pequeño debate con respecto a unos calzoncillos peculiares que habían aparecido por allí. Una actividad tan simple, poco a poco sacaba a relucir los más oscuros secretos que los Granger ocultaban (?). Su prima Zahil se había ofendido un poco, pero había dejado claro que su compañero con el que la habían descubierto ocupaba una talla más grande, tras lo cual la ojivioleta soltó una risotada maniaca (?) sin preocuparse por disimularla. Solo esperaba que Li y Ezequiel no salieran huyendo o se espantaran de las cosas que estaban sucediendo allí; aunque la estadía de la pequeña asiática no era algo que estuviera sujeta a su decisión. Valeskya observaba silenciosamente a la nueva inquilina: era evidente que se sentía como una total extraña y no era para menos, incluso las pocas palabras que había pronunciado demostraban que estaba a la defensiva, lista para defenderse ante la más mínima amenaza, o al menos eso era lo que pensaba hasta que se acercó para comentar que su varita estaba en posesión de Joaquín. Fue en ese momento en que notó que el ojiazul parecía buscar algo entre las cosas que estaban a la venta; la pelinegra entrecerró los ojos y apuntó su mirada hacia donde él estaba, con plena seguridad de que encontrara algún objeto que pudiera usar de pretexto para una nueva pelea entre ellos. Pero no estaban para esas situaciones banales (?), ahora lo que importaba era la venta y recuperar una varita que su hermano pretendía tener oculta. No sabía si lo conocía muy bien o de verdad el pelinegro era muy malo tratando de disimular sus verdaderas intenciones. - Joaquín, creo que lo correcto es que le devuelvas la varita a su dueña – Interrumpió a su hermano, quien le había hablado a Fiamma para hacerse el tonto. - Creo que no hace falta recordarte que tu también eres algo… descuidado ¿No es así, pequeña Li? – La joven trató de disimular una sonrisa de burla, al tiempo que su mirada pasaba del Granger a Li y viceversa. No hacía falta mencionar a qué clase de descuido se refería, pero esperaba que eso sirviera para que la devolviera. Los precios de las cosas estaban listos, aunque habían cosas por las cuales la ojivioleta podría pagar un buen precio por tenerlas… con la clara excepción de esos salvajes calzones que ahora colgaban ahí; ”¿Emitirá alguna clase de ruido o se moverá solo?” se preguntó la joven al tiempo que veía la prenda con más desconfianza que al inicio. Pudo escuchar que alguien golpeaba la puerta de la mansión, casi tan fuerte como cuando ella llegaba a tirar la puerta de la entrada con una patada de vez en cuando. Sonrió al imaginarse al malhumorado elfo de su prima, refunfuñando y pensando que quizás era la pelinegra quien hacía ese ruido; ”seguro será alguien interesado”, pensó que quizás se trataba de alguien que quisiera comprar algo. - Iré a ver de quién se trata… si me disculpan…- Murmuró distraídamente, quizás solo su hermano y Zahil, sabrían el motivo por el cual ella había dicho eso. Solo hizo falta un par de movimientos con su varita, para desaparecer de ahí y reaparecer en la entrada principal de la mansión. Abrió la puerta despreocupadamente, al tiempo que en su rostro mostraba una total sorpresa; se trataba del fenixiano que había conocido hacía poco en el callejón Diagon, con el que había tenido una charla mucho más que interesante. Habían pasado algunos días desde que lo había conocido y no había hablado con nadie sobre ello; era uno de los secretos que prefería guardar para sí misma. - ¡Arcanus! ¡Qué agradable sorpresa! – Exclamó, conteniendo el impulso de abrazarlo y tratando de disimular la alegría en su voz, aunque pensó que quizás era de familia el hecho de que siempre eran como un libro abierto a la hora de mostrar sus emociones cuando éstas se desbordaban. - ¿Cómo estás? – De repente recordó donde estaban y en un impulso casi desesperado, volteó para todos lados con preocupación: no estaba dispuesta a dar explicaciones sobre lo que estaba sucediendo, sobretodo a su hermano, no quería darle un motivo para que la estuviera fastidiando. ”Piensa rápido, piensa rápido”, se dijo a sí misma, al tiempo que recordaba el lugar ideal. Inmediatamente cerró la puerta, quedándose afuera con el joven de cabello castaño; agarró su brazo, con una confianza que quizás lo desconcertaría y suavemente lo hizo caminar justamente del lado opuesto al que se encontraba el resto de la familia junto con la venta. - Ehm… Pensé que quizás aquí sería un buen lugar para platicar… Es un hermoso día como para estar dentro de una casa ¿no lo crees? – No era cierto, solo buscaba un pretexto para quedar lo más alejados posible de las miradas curiosas que quizás pudieran resultar intimidatorias o acusadoras (?). Se encontraban en el jardín privado de la familia, la ojivioleta tenía mucho tiempo que no iba a ese lugar. Parecía un poco más descuidado que la última vez, aunque aún conservaba esa apariencia que confirmaba que aún continuaba siendo su lugar favorito. Sintiéndose un poco más tranquila, lo soltó y un poco apenada, lo invitó a sentarse en una de las bancas que estaba más cerca. - Disculpa mi poca cortesía, solo que… bueno… de verdad me da mucho gusto que te hayas animado a visitarme tan pronto. – Fue lo único que alcanzó a decir.
  2. Hola! Bueno, no nos llegamos a conocer en realidad; lamento que hayas tomado esa decisión. No queda más que desearte mucha suerte y bueno, si quieres puedes pasarte a la familia para rolear con nosotros aunque ya no aparezcas en el árbol genealógico. Siempre serás bienvenida ^^ Cuídate y éxitos ^^ Para rellenar las dos líneas, diré que en estos días haremos los cambios correspondientes :3 Listo.
  3. Título de la canción: Qué bonito es querer Nombre del cantante/grupo: Carolina Ross [Es un cover] Género musical: Pop A quién la dedicas: A nadie [aún] Dedicatoria completa: Es una canción que me encanta y ando un poco romántica, así que bueno, quise compartirla xd. La letra de la canción: Hoy no es 14 de febrero Pero te quiero regalar Las estrellas que hay en el cielo Tal vez te las pueda bajar Y es que tú Me elevas hasta el cielo, amor Con cada palpitar De tu dulce corazón Y es que yo No puedo ocultarlo, amor Me encantas y es verdad Y hoy vengo con la intención De decirte te quiero, me gustas y quiero Intentarlo contigo una y otra vez Y es que tú me fascinas, ay mira, mi niño Que no hay en el mundo ningún querer Que se asemeje un poco a tus ojos divinos Con esa sonrisa me hace enloquecer A tu belleza interna, tu forma perfecta De decir "te quiero" me enchina la piel Por eso me enamoré Y es que tú Me elevas hasta el cielo, amor Con cada palpitar De tu dulce corazón Y es que yo No puedo ocultarlo, amor Me encantas y es verdad Y hoy vengo con la intención De decirte te quiero, me gustas, y quiero Intentarlo contigo una y otra vez Y es que tú me fascinas, ay mira, mi niño Que no hay en el mundo ningún querer Que se asemeje un poco a tus ojos divinos Con esa sonrisa me hace enloquecer A tu belleza interna, tu forma perfecta De decir "te quiero" me enchina la piel Porque yo de ti me enamoré Link al video: Acá
  4. Una vez más, la joven bruja caminaba por el callejón Diagón, el cual le había traído muchas sorpresas agradables: conocer a gente especial, apertura de negocios y darse cuenta que durante su ausencia, las cosas habían cambiado muchísimo. Algunos lugares a donde ella había asistido, se encontraban cerrados y reemplazados por lugares nuevos; se aplicaba claramente el “renovarse o morir” en el mundo de los negocios. Había cosas que definitivamente no había visto anteriormente, como un vivero que se encontraba justo frente a ella. Iba vestida con una túnica oscura, algo bastante inusual en la ojivioleta, quien prefería usar ropa muggle la mayoría de las veces. ”Necesito un guardarropa nuevo”, pensó distraídamente la joven, mientras examinaba el local de vivero y herboristería. Nada perdería con dar un vistazo al lugar y ver si había forma de rescatar la vista del jardín de la mansión donde vivían. El lazo del diablo comenzaba a dar problemas, cada vez expandía más su territorio y temía por los cerezos de su prima, quien seguramente se pondría más que loca si algo le ocurrían. A pesar de que pronto dejarían de vivir en ese lugar, no deseaba que los próximos habitantes no se encontraran con un lazo del diablo entrando por la ventana de su habitación [?]. Suspiró al tiempo que entraba al lugar y lo primero que pudo percibir, es un olor a madera, resultaba agradable y embriagante al mismo tiempo. No sabía si se trataba de las pociones o de algún árbol en especial, pero tomó nota mental de que más tarde preguntaría a la persona encargada. Pudo distinguir al fondo del negocio, que había una especie de vivero, lo cual sería perfecto si había algunas flores para comprar. Dio un par de pasos, dispuesta a pasar al vivero de forma inmediata, pero pensó que sería de mala educación entrar así sin más, además de que deseaba encontrar a alguien para preguntarle acerca del problema que tenían en la mansión y ver si había forma de solucionarlo. La Granger volteó para todos lados, en busca de alguna señal de vida, pero lo único que pudo ver, fue una fotografía de Madame Sprout que la miraba desde la puerta. La había reconocido y había leído algo sobre ella, lo cual verla en un local como ese, le inspiraba a la bruja un poco más de confianza. - ¡Holaaa! ¡Buenas tardes! ¿Hay alguien por ahí? – Exclamó en voz muy alta… demasiado alta quizás.
  5. Ya estaba todo dicho por parte de Valeskya: aunque quizás no había sido el mejor momento ni la forma. ¿Quién cuenta toda su vida a alguien que recién había conocido? La respuesta era clara, solo a ella se le ocurría hacer esas cosas; estaba expectante de la reacción que pudiera tener Arcanus con lo que había terminado de decir. Después de mucho tiempo, conocía a alguien que había conseguido atraer su atención casi de inmediato y ahora temía por lo que fuera a suceder. Incluso llegó a pensar que su plática terminaría por aburrirlo y fue en ese momento que una sensación de angustia comenzó a hacerse presente en ella. La ojivioleta no recordaba la última vez en que se había sentido tan vulnerable; estaba tan acostumbrada a estar sola o buscando la forma en hacerle la vida imposible a su hermano. Por eso abrió los ojos con total sorpresa al ver que la reacción del fenixiano era totalmente opuesta a lo que ella había esperado. Más cuando tomó su mano y la miró, pudo sentir esa calidez tanto de sus palabras como su piel, el que se mostrara condescendiente con ella, pudo lograr que se sintiera liberada; aunque la sorpresa llegó súbitamente, al ver que el joven la rodeaba con su brazo, hizo que en el rostro de la bruja se dibujara la impresión que esa actitud le causaba. ”No, no, no, no”, pensó la Granger con todas sus fuerzas al ver como el joven de cabello castaño, se separaba un poco de ella, con aspecto sonrojado. Maldijo por dentro, pues seguramente la expresión de su rostro podía haberse confundido con incomodidad o molestia; lo que era cierto, es que no esperaba tenerlo tan cerca de ella. Podía percibir el aroma de su perfume, escuchar su respiración e incluso el palpitar de su corazón; el golpe final para ella había sido el momento en el que acarició su mejilla. - ¿Sabes, Arcanus? Podría contarte muchas más historias para que termines reconfortándome, así como lo acabas de hacer ahora – Bromeó al tiempo que sonreía, mucho más aliviada. - Gracias – Dijo en voz baja. No sabía por qué había agradecido, por hacer que se sintiera mejor, por acercarse a ella, por escucharla o simplemente por haber aparecido en el lugar y el momento indicado. En solo una palabra, guardaba todas las emociones que había sentido hasta ese momento; solo deseaba una cosa: que el día no se terminara y que tuvieran que separarse. Y como si hubiera leído su mente, en ese momento él le preguntaba acerca de dónde podría encontrarla; se alegró, aunque casi inmediatamente pensó en que tendría que estudiar los hechizos, así como lo hacía antes, porque no recordaba casi nada. El temor a hacer el ridículo hizo que entrara en pánico por unos instantes. - Pido aparecer en Japón y me alcances allá – Sonrió con algo de timidez, estaba comportándose de forma demasiado tonta. - En el caso de que no sea así, puedes encontrarme en la mansión Granger o en un par de negocios en los que trabajo cerca de aquí: Ottery Fitness y Catemaco’s Magic – Más obvia ya no podía ser, había dado seña de todo lo que hacía, así no tendría pretexto para no verse. - En todo caso… podríamos ponernos de acuerdo ahora mismo… Espera – Se quedó pensativa por unos instantes, no quería verse demasiado acosadora, pero solo de pensar que pudiera ocurrir esa posibilidad, hizo que la ojivioleta tomara el valor necesario para decirle. - ¿Y yo cómo sabré dónde encontrarte? No es desconfianza… es solo que…- Dio un largo suspiro y se quedó en silencio por un rato que le pareció una eternidad. - De verdad, deseo verte de nuevo. – Sin saber por qué lo hacía, acarició su mano por un breve instante. En ese momento, prestó atención a su alrededor y notó que el lugar parecía más concurrido; no le molestaba en lo absoluto, pero pensó que quizás el fenixiano comenzaría a sentirse incómodo. La Granger ya no tenía nada que perder, lo peor que podría pasarle, es que él pensara que se trataba de una psicópata al notar que mostraba más interés del necesario. La espera por su respuesta, era quizás, la peor parte.
  6. La bruja arqueó una ceja al escuchar la forma en la que el mago que acababa de llegar se expresaba. Se le notaba arrogante, o quizás solo era la actitud de un cliente exigente, aunque a ella no le agradara del todo. Un socio era un socio, y para no hacer quedar mal a su familia, tendría que portarse bien y evitar contestarle de la misma forma, aunque ganas no le faltaban; más cuando preguntó qué tipo de lugar era, se abstuvo de evitar poner los ojos en blanco. ”¿Qué no ve? ¡Es obvio”, pensó la joven, intentando mantener su buen humor. Tampoco pudo dejar de notar el leve interés que parecía mostrar por las plantas que estaban en la recepción, aunque no pudo dejar de pensar en que quizás solo era una actitud de revisar que el lugar en el que el mago tenía planes de quedarse estuviera en completo orden. Decidió no hacer ningún comentario al respecto y esperaba que más adelante, el joven de cabello castaño se relajara un poco [?] y pudiera preguntar con más libertad. La mente de la ojivioleta comenzó a trabajar a toda velocidad, buscando una respuesta adecuada y educada: - Este lugar, como claramente dice en la entrada - Hablaba con calma. - Se llama Ottery Fitness, está a cargo de la familia Granger – Se señaló a sí misma. - Y está hecho especialmente para magos y brujas que gustan de hacer ejercicio, ya sea por gusto o por una cuestión de salud.- Ahora que lo pensaba mejor, la Granger nunca había escuchado hablar de alguien cercano que estuviera enfermo. Con un ademán, indicó al joven ojiazul que la siguiera. - Sígame por aquí por favor, señor…- No sabía su nombre, así que el final de la frase se había quedado en el aire. - Este negocio se ha abierto hace relativamente poco tiempo, y estamos tratando de cumplir con las expectativas de todos nuestros socios. Si observa del lado derecho, tenemos el área de restaurante, donde puede encontrar cualquier cosa saludable y a las exigencias de su dieta, sin importar cual sea: sangre, carne casi cruda, vísceras… lo que sea – [?] - De aquel lado, se encuentra el área de la piscina, techada y con una hermosa vista. Se adapta a cualquier necesidad: ya sea de clima, música, privacidad, entre otros… - Comenzó a caminar hacia esa área, pero recordó que sus primas estarían allí con otros socios. - ¿Le parece que veamos la piscina después? – Preguntó la pelinegra sin esperar respuesta y dirigiéndose al área de sauna. Tenía cierto temor de encontrar algo que pudiera impactar al mortífago, con sus primas nunca se sabía lo que podía ocurrir [?]. - Allá se encuentra el área de aparatos para hacer ejercicio y contamos con distintas disciplinas muggles, como las artes marciales… creo que le interesará esa parte. – Notó que era una persona que gustaba cuidarse mucho, incluso hasta lo vio al punto del egocentrismo. - No se preocupe si posee una fuerza excesiva o sobrenatural, nuestro equipo de ejercicio soporta eso y mucho más – Intentó sonreír con amabilidad. - Y … mi parte favorita, es el área de sauna y spa, pues un rato de relajación después de un intenso ejercicio, no le hace mal a nadie ¿no cree? – Se quedó pensativa un momento y decidió preguntar antes de continuar. - Creo que es demasiada información hasta ahora y antes de seguir explicando más, me gustaría saber si tiene alguna duda. – Dicho eso, puso las manos en la cintura, estaba un poco impaciente, pero esperaba que el negocio atrajera a un nuevo socio. Así ella podría regresar al área de spa y terminar de relajarse como era debido.
  7. La Granger soltó una risita de suficiencia, que se hacía demasiado evidente aunque estuviera oculta bajo el velo que solo dejaba ver sus ojos. Sin proponérselo, había logrado que alguien como su hermano, que solía ser calculador y escéptico, se llenara de dudas; no estaba segura si era porque no esperaba que algunas o todas las cosas que ella le había dicho, resultaran ciertas, o simplemente dudaba de que una simple lectura pudiera dejarlo en un estado de vulnerabilidad ante ella. Lo cierto era que a la bruja, le apasionaba la adivinación y tenía la posibilidad de ejercerla en ese negocio. - Bueno… He de reconocer que ha sido valiente de tu parte venir dispuesto a probar lo que ofrece Catemaco’s, a pesar de que no siempre pueden salir bien las cosas – ¿Era un cumplido lo que acababa de decir? Valeskya se inclinó de hombros, como muestra de indiferencia, había dejado las palabras al aire, para dejar que su hermano las tomara como él quisiera: reconocimiento, afecto, amenaza o cualquier otra cosa. Como lo tenía esperado, no había más preguntas con respecto a cómo estaban transcurriendo las cosas; el pacto silencioso de no insultarse y fingir que nada había pasado, estaba dando resultados, pero podía notar que su hermano se esforzaba por no golpearla. - Está la línea de la cabeza, marcada justamente acá – La joven presionó la línea en la palma de la mano. - Indica la profundidad con la comprendes, tu nivel de inteligencia y la capacidad intelectual de cada persona. – Sonrió maliciosamente, estaba segura que lo que iba a decirle a su hermano, lo molestaría. - En tu caso, indica que eres una persona práctica y te gusta organizar bien las cosas, eres bueno planeando y llevando a cabo tus ambiciones… aunque la chinita ha sido la excepción.- Tenía que recordarle ese incidente, pues aunque era cierto que el Granger siempre solía ser muy cuidadoso, ese desliz sería imperdonable y no tanto por la gravedad, sino simplemente porque había sido una oportunidad maravillosa que Li hubiera aparecido en sus vidas y así tener un pretexto más para fastidiar el “pequeño descuido” que había tenido. Lo más seguro es que el hermano de la ojivioleta, pusiera esa cara de amargura y continuara con ese resentimiento durante días, como era su costumbre hacerlo. - Y… la línea de la vida, finalmente. En nuestro caso, esa línea es algo irónico, debido a que predice la longevidad, la salud y la vitalidad. Debo deducir que es la línea de la vida mortal que tuvimos… en mi caso fue algo corta. – Examinó la línea que se encontraba entre sus dedos pulgar e índice. - Y en el tuyo, pues muestra que eras una persona cautelosa y que al final las cosas no salieron como esperabas. – La realidad es que la pelinegra recordaba poco y nada acerca de la vida de su hermano; o quizás era algo que nunca le había preguntado, acerca de cómo habían terminado en esa condición. Era curioso que ambos estuvieran condenados a un mundo inmortal, aunque él parecía disfrutarlo y ella simplemente lo tomaba como resignación. Las circunstancias obviamente habían sido distintas, pero lo realmente importante es que eso indicaba el distanciamiento entre ambos y el desconocimiento de sus vidas pasadas. - ¿Cómo fue que terminaste en esa condición? – Preguntó curiosa, a sabiendas que las cosas podrían salirse de control nuevamente. – Aun no termino la lectura, pero podríamos hacer una pausa breve.- Finalizó.
  8. La ojivioleta arqueó una ceja con incredulidad ¿tan difícil era aceptar que a veces y en muy muy contadas ocasiones, ella se comportaba como una buena hermana? ”Tonterías”, pensó algo indignada. Para su fortuna, Fiamma había dado una buena idea al proponer ir a todos los negocios a repartir cajas similares; a pesar de que había pasado varios años sin verse, Valeskya tenía que reconocer que su prima aún seguía teniendo las mejores y más acertadas ideas para cualquier tipo de situación que pudiera presentarse. Cruzó los brazos impaciente, al ver cómo su hermano dudaba de asomarse a la caja; no sabía por qué dudaba tanto. De querer hacer daño, ella no estaría allí, simplemente hubiera mandado una bomba de forma anónima y listo, pero ¿qué sería del callejón Diagon sin Ollivander’s? Era por eso que ahora todos estaban ahí reunidos conviviendo como una familia feliz [?]. Una vez que colocó el atrapasueños y comenzó a sacar las cosas una a una, la Granger pensó que por fin vendría lo bueno al escuchar a su prima que quería probar la limpia Sandra Bullock. - Bueno hermanito, el atrapasueños es básicamente lo que su nombre menciona… aunque ahora que lo pienso bien… en este local no creo que duerman. – Dijo pensativa, había elegido cosas al azar y las había echado a la caja sin más. Había olvidado que los dueños eran de condición vampírica, aunque bueno… - Se trata de colocarlo cerca de alguien que duerma, claramente… Su función es filtrar los sueños que tenga la persona, es decir, solo recordará los sueños lindos, las pesadillas pasarán por las plumas que están bajo el aro principal… Así que dudo que sirva si lo pones en la puerta. En todo caso, podrían colocarlo cuando tengan invitados en el negocio, o algún uso podrás encontrarle. – - Con respecto al muñeco vudú – Continuó la joven, hablando de forma rápida, para llegar al tema verdaderamente importante. - Sabiendo que en el fondo eres un ser sanguinario, este muñeco vudú solo es para hacerle cosquillas y se retuerce. En el peor de los casos, podrías atacar a cosquillas a alguien que no quiera pagarte, o bien, saltarle encima y golpearlo… pero si quieres un pedido especial – Bajó la voz y volteó para todos lados . - Podría prepararte un muñeco vudú que sí cumpla su función… a un módico precio, claro está.. ji-ji-ji [?] – - Bueno como sea, vamos a lo que importa. Después te explico para qué sirve cada cosa, Joaquín – Exclamó la pelinegra impacientemente, al tiempo que le quitaba el muñeco vudú de las manos y lo echaba a la caja. Apuntó con su varita hacia la puerta y puso el letrero de “CERRADO”, escuchándose un “clic” que indicaba que la puerta ahora estaba completamente cerrada. - Eso sí, ni creas que solo estarás de espectador, acá TODOS vamos a participar, hasta Za. – Le lanzó una mirada a su prima, quien siempre se apuntaba a los grandes eventos, aunque luego se distrajera un poco [?]. El negocio parecía un poco empolvado, indicando la antigüedad que tenía, aunque no se veía sucio, más bien indicaba que era un lugar con tradición y seguramente sería atractivo para los visitantes. Valeskya comenzó a agitar su varita y comenzaron a escucharse el movimiento de cajas, acomodándose hacia las paredes, dejando un lugar bastante amplio en el centro del local. Con otro movimiento, apareció leña para formar una fogata de color azul, el cual iluminó alrededor. - ¡Ssshhh! Ni digas nada, que todo está bajo control. – La bruja calló a su hermano antes de que éste intentara contradecirla; bastante desconfianza había demostrado desde que había llegado, si quería una limpia, eso iba a tener al precio que fuera [?]. Apuntó con su varita hacia sí misma e hizo aparecer un jorongo color rosa con líneas de colores en los bordes y una gran letra G en el centro [?]. ”Granger, see”, pensó orgullosa al tiempo que hacía aparecer uno igual a su hermano, pero de color azul y con la misma letra. Esperaba que sus primas hicieran lo mismo. - Señoras y señores – Dijo la ojivioleta al tiempo que extendía los brazos. - Le concedemos los honores a la prima Fiamma para esta limpia. – Finalizó
  9. Contrario a lo que Valeskya pensaba, su hermano había accedido a continuar probando los servicios que ofrecía Catemaco’s. Comenzó a pensar que eso de las lecturas era una total pérdida de tiempo, dijera lo que dijera, simplemente las cosas seguirían igual; ”¿De verdad tiene planeado huir con ese niño?” La ojivioleta todavía no podía entender hasta qué punto podía agravarse esa situación: sabía que Joaquín no era una persona social, pero tampoco creía que fuera alguien totalmente solitario, sentía que solo se trataba de cierto temor a sentirse expuesto, a darle las armas a alguien para poder atacarlo, esa dificultad en confiar de que en el mundo no solo había malas personas. Sentía que ese amor desinteresado por Seishiro, solo se trataba porque era lo único que mantenía de lo que el llamaba “amor de su vida” y simplemente era algo que la bruja no podría admitir de ninguna forma. ”Bueeeno, ya que”, pensó totalmente resignada de la actitud egoísta de su hermano, quien ya tenía muchísimos más años de experiencia de los que aparentaba y sabía perfectamente que las consecuencias de lo que estaba haciendo, podían ser totalmente desastrosas. Ahora se encontraban ahí, frente a frente, los dos fingiendo que no había pasado ni un momento de intensidad entre ambos; él con su actitud aparentemente impasible y ella dudando de continuar con la lectura de manos. - Esto es una pérdida de tiempo… Pero acá vamos…- Dijo la pelinegra en voz baja, sin disimular lo que pensaba y al tiempo que tomaba sus manos y les daba vueltas una y otra vez. - Nuestras manos nos dicen muchísimas cosas acerca de lo que fuimos, lo que somos y lo que pretendemos ser, desde la forma hasta las uñas y no solo las líneas de la palma de la mano, como la mayoría cree.- La quiromancia era un arte bastante complicado que dependía mucho acerca del conocimiento de la persona que lo efectuaba. - Haré algo bastante superficial, pues examinar tus manos y una lectura completa, podría llevarte hasta días, quizás… incluso las uñas, tienden a ser estudiadas por separado. – Hizo una pequeña mueca de desagrado, ella no llegaría a tanto. - La forma de tus manos, dice que eres de fuertes emociones y fantasías, introvertido y personalmente añadiría que volátil. A pesar de ser un poco tímido, tienes un carácter racional, que te permite tener buen juicio…. La mayoría de las veces – La joven arqueó una ceja, con cierta incredulidad. - Tu pulgar nos dice más de lo mismo: que eres una persona rígida, reservada, prudente y necio. – La ojivioleta comenzó a pensar que estaba empezando a sonar más que chocante con el mismo tema, pero no era su culpa, todo estaba ahí de forma clara y ella solamente era la encargada de aventarle las verdades en la cara (?). Tomó la mano derecha de Joaquín, haciendo la otra a un lado y puso la palma mirando hacia arriba. Comenzó a examinar las líneas principales, durante un largo rato, provocando quizás la impaciencia del Granger, pero confiaba en que no interrumpiera. Finalmente, resopló y comenzó a hablar pausadamente: - La línea del corazón es la que controla el temperamento y tu salud emocional. También depende de la fuerza con la que esté marcada en la palma de tu mano, indica la intensidad con la que amas, lo cual creo que ambos sabemos que para eso no se requiere tener un gran conocimiento de quiromancia – Era evidente de la intensidad con la que dominaban sus emociones, sobretodo cuando hacía unos minutos habían discutido algo acerca del tema. - También dice que eres una persona leal y ¿cálida? – Hizo una pausa para verlo con cierta incredulidad, arqueando las cejas sorprendida, pero inmediatamente recordó en años anteriores, cuando eran los amados hermanitos inseparables, cuando él mostraba esa parte cariñosa, que casi nunca mostraba ante los demás. También recordó las palabras que había mencionado y eso hizo sentir una punzada dentro de su ser ¿culpa quizás? Se quedó pensativa durante un momento, pensando que le resultaba imposible volver a ser la misma de antes, pero tampoco tenía la culpa de que el ojiazul no dejara ver esa parte de él. - Esto es como un círculo vicioso, querido hermanito… ¿Te das cuenta que tarde o temprano volvemos a lo mismo? – Dijo con cierta exasperación. - ¿Hay algo que quieras preguntar o añadir antes de continuar?-
  10. Dejó la copa de champagne en el borde del jacuzzi y lo que hizo fue sumergirse por completo en el agua. Dejar de respirar no sería ningún problema para la bruja, solo se quedó bajo el agua y sus oídos podían percibir el sonido del agua burbujeante; cerró los párpados y los recuerdos poco a poco comenzaban a llegar a ella, como las olas cuando golpean en las rocas. Recordó sus épocas en la antigua Academia: como alumna, sobre sus amigos, sus profesores, su graduación y su ingreso a la Orden del Fénix. Sin duda esa era la decisión que había marcado gran parte de su vida: ingresar a las filas fenixianas le había traído experiencias buenas y malas. Sin embargo, al final había podido más lo malo y había decidido irse; había tomado la decisión de no volver, por su bienestar mental y hasta su regreso, había podido cumplir su promesa. La bruja sabía con quien acudir si cambiaba de opinión, pero dudaba que pasara. Perdió la noción del tiempo, sus pensamientos continuaban yendo y viniendo, cuando de repente sintió que alguien la observaba y abrió los ojos, viendo sobre el agua, el rostro de su elfina parecía desesperado por intentar llamar su atención. - ¡Por Merlín! ¡Breena, casi me matas de un susto! – Exclamó inmediatamente después de haber salido del agua, totalmente sobresaltada. Después pensó en lo gracioso que sonaba eso de “morir” y sonrió. - ¿Qué sucede? – - H-h-hay alguien en recepción, señorita – Dijo la elfina, al tiempo que le pasaba las toallas a la ojivioleta y comenzaba a recoger todo inmediatamente de forma presurosa. - Breena pensó que sería mejor que algún amo Granger recibiera a esa persona.- - Hmm… Bueno, tienes razón. – Susurró Valeskya de forma desganada. Estaba disfrutando de lo lindo ese rato de relajación, pero sin duda había prioridades. - Guarda todo eso, por favor – Hizo un ademán a su elfina, aunque solo había sido por puro compromiso, ya que Breena se encontraba saliendo de esa área de forma presurosa. La joven secó su cabello rápidamente a medida que avanzaba; ”¿tendrá mucho tiempo esperando?”, pensó preocupada. Materializó su varita, al tiempo que la apuntaba sobre ella, devolviendo su atuendo deportivo: top y pantalón negro, solo que con su cabello totalmente suelto. Comenzó a correr hasta llegar a la recepción y pudo notar se trataba de un mago. - Hoolaaa, bienvenido a Ottery Fitness – Llegó casi patinando, hasta situarse frente a él. Se acomodó su cabello y sonrió. - Mi nombre es Valeskya ¿En qué puedo ayudarte? –
  11. - ¡Za! ¡Qué sorpresa! – Exclamó la bruja a modo de saludo. Una vez más, se había armado la reunión familiar de los Granger, pero esa vez ocurría en un lugar fuera de la mansión. Lo que era seguro, es que las tres chicas iban por un tema relacionado con varitas, también era evidente que ellas depositarían toda su confianza al permitir que Joaquín echara un vistazo a las varitas, la cual suele ser el arma más preciada de cualquier mago o bruja. Para sorpresa de Valeskya, su hermano la saludó con un beso en la mejilla, aunque podía notar que no parecía muy contento con la visita, de ella obviamente. - Aaayyy, deja de ver la caja… no es nada malo. – Dijo la ojivioleta, al tiempo que abrazaba la caja con sus manos. Tenía conocimiento que el negocio no era completamente de su hermano, así que no haría algo para perjudicarlo en ese lugar; arqueó la ceja, como muestra de estar ofendida. - Te traje cosas de Catemaco’s, para tu negocio… es publicidad y unos regalos- Empujó la caja hacia él. - Contrario a lo que puedas pensar hermanito, esta reunión no estaba planeada – Habló la joven, como si leyera los pensamientos del ojiazul. - Decidí traerte la caja, por si quieres revisar y de paso preguntar por si tienes dudas acerca del uso de estas cosas… también quería preguntarte si también dan mantenimiento a las varitas. Creo que a la mía le hace buena falta… y supongo Fiamma y Za, también vienen por lo mismo. – Se inclinó de hombros, pues no había tenido tiempo de saber el motivo por el cual sus primas habían acudido allí y al final lo que había dicho era solo una suposición. Era difícil que un mago o bruja de edad adulta cambiara su varita, a menos que fuera un caso extraordinario; de todas formas, Valeskya supuso que el Granger se encargaría de averiguar más detalles. Recordó lo que le había dicho a Fiamma instantes antes de que el joven apareciera, acto seguido, chasqueó los dedos como si se tratara de una idea brillante. - ¿Sabes Joaquín? Justo le decía a Efe sobre hacer una limpia para tu negocio… ya sabes, para atraer el dinero y el éxito. Quizás hasta Zahil quisiera ayudarnos... Tú solamente tienes que trabajar en nuestras varitas y nosotras haríamos el resto. O tal vez quieras husmear y cerciorarte de que todo saldrá bien.- No estaba segura de eso último, pero era con las mejores intenciones; no tenía planes de pelearse con su hermano, incluso lo evitaba cuando había presencia de más gente. Serviría también para dar promoción a sus servicios como curanderas y chamanas (?), así que no podrían echar las cosas a perder solo para molestarlo, la reputación de Catemaco’s estaba en peligro. - ¿Y bien? ¿Qué opinan? – Aguardó expectante la respuesta de su familia.
  12. Al escuchar ambas respuestas del fenixiano, Valeskya no pudo evitar sentirse ¿aliviada, contenta quizás? En primera porque no parecía molesto por lo que había preguntado, después por enterarse que no tenía pareja en esos momentos: ”espeeera… ¿qué demonios te pasa?” Se reprochó internamente por lo que acababa de pasar por su mente en ese momento. Sus pensamientos se disolvieron rápidamente y no pudo evitar sonreír cuando le mencionó acerca de no creer sobre los rumores que lo mencionaban acerca de ser mujeriego. Y era algo que no podía sorprenderle, Arcanus le parecía un chico muy simpático y agradable, por dentro y por fuera; lo menos que podía esperar de respuesta, era que le dijera que estaba casado o algo similar. De todas formas, le agradeció su sinceridad al decirle las cosas como eran, o al menos esperaba que lo que le hubiera dicho resultaba verdad; la pelinegra no solía dejarse llevar por rumores y, a decir verdad, pocas veces se veía envuelta en los chismes que rondaban por allí. Se dedicaba a vivir tranquilamente y de una forma casi aburrida, manteniendo un perfil bajo. La Granger no pudo evitar darse cuenta de la forma en la que el joven de cabello castaño se expresaba de los duelos. Era evidente que era un tema que le apasionaba, al punto de ver que su mirada se iluminaba con cada palabra. Estaba segura de que era un excelente duelista y que había hecho bien en pedirle que le enseñara; y también había tenido que contener su emoción al ver que él también pensaba que era un excelente pretexto para verse otra vez. Se mordió el labio para tratar de disimular un poco su reacción, pero esta sensación de felicidad se desvaneció casi inmediatamente. Lo más obvio de esperar era que él también preguntara lo mismo, pero era algo con lo que la bruja no había contado; se sintió sumamente halagada y hasta feliz al escuchar ese comentario acerca de la fila de pretendientes, pero la realidad distaba mucho de lo que él decía… demasiado. ”¿Cómo decirle?” Pensó casi de forma desesperada, al tiempo que tomaba el contenido del whisky de un solo trago: era para tomar el valor necesario para devolverle la sinceridad que él le había mostrado anteriormente. - Creo que antes de hacer un duelo de manera oficial, debería practicar un poco, en un parque u otro lugar donde no pueda salir alguien herido… en verdad tengo muchos años sin enfrentar a alguien y será demasiado penoso perder antes de lanzar el primer hechizo siquiera ¿está bien? – Tosió un poco y trató de esbozar una sonrisa tranquilizadora, aunque veía difícil que algún día le gustaran los duelos, nunca habían sido su fuerte. - Y con respecto a lo otro… bueno… si después de lo que te cuente, aun deseas enseñarme a lanzar hechizos con mi varita, seré muy feliz … - Estaba bajando la voz y comenzaba a ponerse nerviosa. La ojivioleta empezó evitar el contacto con los ojos marrones de Arcanus - La verdad es que…yo… no sé cómo empezar… Vas a pensar que mi vida es una tragedia. - La voz se le quebró un poco, pero tenía que hacerlo, así que inhaló profundamente y empezó a hablar de forma pausada. - Hace algunos años, conocí a un chico y bueno… nos casamos. – Ya estaba listo, había dicho la parte más complicada. - Quizás te resulte absurdo o te suene como un mal pretexto, pero… Bueno, casi inmediatamente después de que ocurrió “eso”, él tuvo que irse por cuestiones de trabajo.- No disimuló en hacer una mueca de total desagrado, ella sabía perfectamente que era por su amada Orden… simplemente había desaparecido de la noche a la mañana. - Pasaron un par de años, nos volvimos a encontrar y se volvió a ir. Han transcurrido algunos años más y… Era la primera vez que se lo contaba a alguien. - …Me he cansado de esperar a que vuelva a aparecer… supongo que al final no lo quería tanto como yo pensaba.- A la ojivioleta le resultaba doloroso hablar de eso, bajó la mirada mientras se mordía el labio; dejar la Orden era lo que le había devuelto la tranquilidad, pero no su felicidad. Ni siquiera pensar en recuerdos de su vida de casada, por que no los había; en gran parte había sido la causa por la cual se había marchado de Ottery, pero había que dejar esos recuerdos atrás y comenzar nuevamente. Era como fingir que nada había pasado, un tema del cual evitaba hablar y sin embargo, había decidido contarle al joven que estaba frente a ella. - Comprendería que quisieras evitarte problemas si no quisieras verme después de lo que te he dicho… Aunque a mi favor debo decir que no hay un marido que vaya a golpearte por hablar con su esposa. - Esbozó una triste sonrisa.
  13. Un trueno hizo que los ventanales vibraran por unos instantes ¿De dónde había salido tanta lluvia? A decir verdad, era algo que a Valeskya no le importaba mucho, más porque algo muy en su interior deseaba que la lluvia no se acabara nunca, así el joven de cabello castaño no podría tener un pretexto para irse; se sentía tranquila y cómoda hablando con él, incluso un poco sorprendida al notar lo agradable y gracioso que era. Tal y como ella lo había esperado, él era uno de tantos escépticos con respecto al tema de la adivinación; aunque contrario a lo que él pensara, no le molestaba en lo absoluto, le resultaba de lo más normal. No pudo evitar reírse cuando tomó su mano e intentó leerla de forma similar a lo que ella había hecho. Aguardó pacientemente y no dijo nada cuando lo escuchó hablar de su condición vampírica; era algo que ella siempre evitaba mencionar, aunque era inevitable no darse cuenta, más cuando tocaban su piel. Sonrió ante la comparación de la luz del sol y algo relacionado con ajo; no pudo evitar arquear una ceja de forma divertida: los mitos y realidades siempre daban de qué hablar, como alguna vez que alguien le había mencionado algo sobre la piel que brillaba cuando le daba el sol. Ese comentario todavía seguía causándole gracia. - Deberías dejar de ser tan escéptico Dijo la joven riendo. - Tienes mucho talento Añadió al tiempo que, con su dedo índice, tocaba suavemente la frente del fenixiano. - Abrir tu mente y tu ojo interior, te dejará ver que esta matriarca de familia pronto conquistará al mundo y tendrá todo el helado que un mortal pueda desear Bromeó. El elfo doméstico se había llevado el vaso y la copa de vino, había vuelto con otra ronda de whisky de fuego; la ojivioleta se preguntó con cuántos vasos bastarían para dejarla inconsciente y finalmente decidió que no intentaría averiguarlo. Una vergüenza para la familia, pensó la bruja al tiempo que agradecía al elfo y se ponía a girar el vaso de forma distraída. No sabía hasta dónde tenía permitido preguntarle cosas al joven sin que se molestara; la curiosidad era parte de su forma de ser, pero muchas veces terminaba por incomodar a sus interlocutores con tantas preguntas. - Arcanus ¿y cómo te va con las chicas? El semblante de la Granger se tornó expectante; era el tipo de pregunta más incómoda que le resultaba hacer siempre, porque siempre solía llevarse grandes sorpresas. O al menos así se sentía ella cada vez que le preguntaban algo así, aunque eso no ocurría muy a menudo. - Ehmm si no quieres responder está bien ¿eh? Titubeó un poco al decir eso. Todo mal, pensó la pelinegra inmediatamente. Era una pregunta que había surgido así sin más y en su mente comenzó a rezar a los dioses para que la conversación no se tornara extraña. No sabía si era igual para otras personas, pero al menos para ella, hablar de situaciones amorosas la hacían sentirse un poco incómoda y lo único que pensó en ese momento, como maniobra de distracción, fue hacer otra pregunta: - Por cierto hay otra cosa que también quiero preguntar Se inclinó un poco hacia el joven de ojos marrones y bajó la voz. - Me contaste que en el pasado sembrabas el terror por las calles he de suponer que eres buen duelista. ¿Das clases particulares? La verdad es que soy PÉ-SI-MA Dijo algo divertida y apenada, no le gustaba mucho aceptar eso último, aunque no le gustaban los duelos en absoluto, no le vendría mal un poco de entrenamiento; pero era confiar en que Arcanus tuviera una paciencia como para educar a alguien con mentalidad de preescolar en cuanto a hechizos. Al final se había arrepentido de hacer ambas preguntas: era algo que le solía pasar a menudo. No tenía un filtro para decir las cosas sin tener que ser tan directa, aunque se esforzaba en no ser tan brusca, pocas veces le salía bien. Bebió un largo trago, comenzaba a ponerse un poco nerviosa y tenía que hacer en que no se notara mucho; seguro su hermano se burlaría ante ese comportamiento que estaba demostrando en esos momentos y agradeció internamente el hecho de que no anduviera por allí para fastidiarla. Su mirada se encontró con la del fenixiano y aguardó su respuesta.
  14. Se encaminaba al área de aparatos, cuando una nota apareció de la nada prácticamente: ”El sauna ya está arreglado”, repitió la joven sin mover los labios siquiera; su elfina con ayuda de quién sabe quién, habían reparado una parte que la bruja no tenía ni idea que se encontrara fuera de servicio; hizo memoria y quizás el ruido que había escuchado varios minutos atrás, pudo ser por esa causa. Desconocía que los mortífagos hubieran estado allí y a decir verdad poco le hubiera importado, mientras no hubieran hecho más desastres; suspiró y en lugar de irse al área de aparatos para hacer ejercicio, se fue a supervisar el trabajo que la elfina había hecho. Caminó hacia el sauna y vio que todo parecía en estado tan natural como se había inaugurado, incluso la ojivioleta se preguntó si no había sido una broma, pero conocía bien a su elfina: siempre amable, aguantando sus cambios de humor, atenta y servicial. ”¿Y si pruebo las propiedades del baño sauna?”, se quedó pensativa, pero finalmente decidió que sería mejor acudir a otra parte del local y que desde el inicio había dicho de probar: los masajes. Al llegar a aquella parte del negocio, un suave aroma floral inundó sus sentidos y una música lenta y tranquila que invitaban a cualquiera a probar el jacuzzi antes de cualquier masaje. - Pues no hay nadie…- Exclamó, viendo para todos lados. Era su oportunidad perfecta para distraerse un poco. Sacó su varita y apuntando hacia ella, la movió con suavidad: su ropa deportiva había desaparecido, y en su lugar había un traje de baño de dos piezas en color negro. Con otro movimiento, hizo aparecer un par de toallas junto con otros accesorios; al tiempo que el agua comenzaba a llenar el jacuzzi. Valeskya se acercó lo suficiente y con su varita removió el líquido para que las sales que había hecho aparecer, se mezclaran, dando una tonalidad azul con leves destellos brillantes. Hizo aparecer unas velas y dar un ambiente relajado. Cuidadosamente se metió como pudo, mientras su piel tocaba la tibieza del agua; ”qué bien se siente”, pensó la pelinegra al tiempo que se acomodaba. El agua burbujeaba alegremente, la música estaba allí y no pudo hacer nada más que recostarse un poco al tiempo que cerraba los ojos. Parecía que había pasado muy poco tiempo entre su llegada y su estancia en Ottery Fitness, suponía que estaría por un tiempo y ahora no quería irse, se sentía contenta y completa, como hacía mucho tiempo que lo vivía así. - Breena…– Exclamó con los ojos aun cerrados. Su elfina tenía un buen rato que estaba ahí, acomodando algunas cosas. - ¿Puedes traerme por favor una botella champagne y una copa por favor? – Nada mejor que eso, sin duda. La gente del callejón pasaba sin darse cuenta que, si se tomaban solo un par de minutos para explorar el negocio Granger, podrían enamorarse y no querrían salir nunca más de ahí (?). La recepción estaba sola, ella no debería estar ahí disfrutando los servicios como un cliente más, pero confiaba en la atención de los elfos para atender a los futuros visitantes o, en el peor de los casos, dejar la tibieza de aquel jacuzzi y salir a atenderlos. - Gracias Breena… - Dijo de forma desganada a la elfina, mientras escuchaba cómo destapaba la botella y servía aquella copa. Abrió los ojos y sonrió, al tiempo que bebía un trago…
  15. ¿En qué momento las cosas se habían descontrolado de esa manera? De una cena, a la habitación, un nuevo huésped, nuevos familiares y una venta de garage. Era una locura la forma en que todo se había salido de control; Valeskya en el fondo se sentía contenta y agradecida por estar allí con las personas que más quería, aunque no siempre lo reconociera abiertamente. Su último, y a decir verdad único objetivo, era su hermano y su cara de agrio al saber que la chinita se uniría a la fila de los Granger… aunque no sabía por cuánto tiempo. Era evidente que Li no se sentía cómoda, tenía pinta de ser una chica rebelde y podría hacer grandes cosas si se lo propusiera, pero la ojivioleta no tenía idea de qué planes tenía esa chica a futuro; incluso se sorprendió al ver que aceptaba su propuesta de quedarse con ellos por un tiempo. ”No tiene dónde vivir”, pensó alegremente, pues en algún momento que tuviera oportunidad, se acercaría a la asiática para preguntarle algunas cosas y lo de más interés: buscar la forma de hacerle la vida miserable a su hermano. Antes que pudiera hacer algún comentario, Fiamma hizo flotar los pergaminos sobre las cosas que estaban por vender. La joven leyó con rapidez uno de los pergaminos que flotaban sobre ellos; había cosas bastante interesantes y llamativas sobre todo para los que coleccionaban artefactos muggles. La máquina de tortillas era quizás el aparato más complejo y quizás podrían sacarle el mejor precio, incluso la joven pensó en decir que podían ir a ofrecerla a un museo de esos donde consideran arte casi cualquier cosa desconocida para sus visitantes. De repente su prima Zahil se hizo notar mientras mostraba unos calzones de elefante y los pasaba peligrosamente cerca de donde Valeskya y Joaquín estaban parados. La bruja levantó la mano para intentar que el calzón se acercara a su bello rostro (?) y poniendo cara de fingido desagrado, vio que su hermano se reía al tiempo que se probaba aquella finísima prenda. Podía ser muy liberal, pero no iba a permitirse tocar esos calzones por más limpios que estuvieran, pertenecieran a quien pertenecieran. Se sorprendió al ver que su hermano le susurraba sobre la posible procedencia: tuvo que hacer un enorme esfuerzo para recordar aquella ocasión en que había visto a su nada discreta prima, en la sala con algún primo de turno (?). También tuvo ganas de golpearlo y limpiarle la cara con los calzones cuando insinuó que era eso o lo había visto en su habitación. - ¡EWWWW NO! ¡QUÉ ASCO! – Exclamó la Granger, sin disimular ni un poco. - Te recuerdo que tengo poco tiempo de estar acá… a menos que hayan profanado mi habitación sin avisarme – Entrecerró los ojos, para pasar la mirada de Zahil a Joaquín. - Pero es cierto prima ¿Acaso no es uno de tus trofeos ese calzón? No recuerdo que tu acompañante de la otra vez, fuera taaan… grande. – Rió descaradamente. - Disculpen, fue un chiste privado… - Carraspeó la joven, dirigiéndose al resto, que parecía no entender ni una palabra. - El punto es… Fiamma, creo que en esa lista puedes añadir un muñeco vudú, un mazo de cartas de tarot, una bola de cristal, un látigo y unas esposas que me encontré por ahí. – Dijo, haciéndose la desentendida. - Quizás nuestros nuevos invitados quieran atraer a los clientes o no sé ¿Qué se les ocurre? –
  16. No sabía si se trataba de una actuación digna de telenovela por parte de su hermano, pero sin duda no era lo que ella había buscado desde un inicio, solo quería que entrara en razón acerca de que la familia se enterara acerca de la procedencia de Seishiro, no era tan malo como él creía; por más que se tratara de un secreto, a estas alturas y después de tanto tiempo ¿qué importaba? Conocía tan bien a su familia, que sabía que ellos aceptarían las cosas sin más… aunque la carta de su amiga dijera una cosa, no significaba que hubiera estado en total acuerdo con eso. ”Un monstruo sin sentimientos, quizás…”, pensó cuando le preguntó en qué se había convertido; la ojivioleta había permanecido indiferente, incluso cuando Joaquín la llamó por su antiguo nombre, lo que hizo que tuviera la sensación de que su corazón se encogía de dolor y angustia, así como si fuera algo en su interior que aún permanecía allí, dormido, aguardando a ser llamado para intentar despertar. La Luna débil, compasiva, la que apoyaba a su hermano, la que se hacía la madre salvadora de todos (?), había quedado atrás; ahora era más fuerte, luchando por no volver a lo que era antes, la que podía vivir a pesar de todo lo malo que había vivido… o al menos eso intentaba. Al final de todo, se trataba de que el Granger tenía que aceptar que el pasado ya no volvería jamás, tenía que dejar fluir todo: su antiguo amor, sus recuerdos, sus promesas hechas a alguien que ya no estaba con ellos. Solo así podría conseguir un poco de la paz y tranquilidad que tanto le hacía falta aunque él no se diera cuenta; la verdad lo liberaría de aquel tormento en el que decidió vivir al momento de aceptar una promesa. A pesar de que la solución era bastante obvia y sencilla, la bruja tenía que reconocer que la terquedad de su hermano era única. La intensidad de aquellas palabras, el golpe a la mesa, las palabras que ellos habían cruzado… todo eso era una clara señal de que sería una discusión interminable. Suspiró, mientras giraba la taza de café entre sus manos y tenía la mirada perdida entre las formas del café; en medio de la taza se mostraba el presente. Pudo ver la figura que le daba la razón, pero ahora no estaba del todo segura que el pelinegro le creería; ”da lo mismo”, dijo la ojivioleta para sus adentros, ella solo cumpliría con decirle las cosas. - Está de sobra que te diga que no me voy a disculpar por haberte dicho la verdad que no quieres4 aceptar, pero por si las dudas…- Exclamó fríamente la joven tras un largo silencio. - Está formada la figura de un elefante… representa la ayuda de tus amigos y familia. Si pides ayuda, te la darán. – Tuvo que contenerse para sacar nuevamente el tema. - También hay un círculo, el cual representa el cierre definitivo de una etapa y el comienzo de una vida nueva. De ti depende la disposición que tengas para poder encontrarte a ti mismo y definir tu situación con todo lo que te rodea.- Se abstuvo de sacar nuevamente el tema, pero todo estaba más que claro: en él estaba vivir atormentado por el resto de su vida o simplemente darle vuelta a la página. A pesar de todo eran hermanos y aunque Valeskya no lo reconociera abiertamente, le preocupaba esa actitud terca y solitaria que estaba empeñado en adoptar; en el fondo deseaba que él se pudiera dar cuenta de las cosas, pero con lo que había pasado momentos atrás, la situación se veía muy complicada. Finalmente el borde de la taza mostraría el futuro que se avecinaba. - Un corazón… el amor se acerca.-Susurró la joven con desgana. - Y antes que digas algo acerca de que no va a pasar y no sé qué otras cosas más, solo te digo lo que se ve. Amor real o amor con pena, no lo sé, solo te digo lo que está por venir. – Habló rápido para no ser interrumpida por algún reclamo por parte del ojiazul. - Finalmente un cofre del tesoro… nos dice que estás a punto de descubrir quién eres en realidad, ante ti y ante el resto de las personas. Mostrarte tal cual eres. Un suceso importante hará que las cosas cambien para ti.- - Y con esto – Dejó caer la taza con suavidad y pudo escucharse el sonido del material al chocar con el plato. - Se da por concluida la lectura del café. Si aún tienes ánimos para continuar o quieres dejarlo así, también podré entenderlo. – La situación era tensa, no sabía si él estaría dispuesto a continuar o querría marcharse después de lo que había sucedido.
  17. Valeskya giró al escuchar una voz conocida que iba entrando al negocio; se trataba de Fiamma, la cual parecía sorprendida de haberse encontrado allí. Era del tipo de casualidades que le gustaban, tal parecía que se habían puesto de acuerdo para salir de la mansión y encontrarse en Ollivander’s. Aunque no pudo evitar fingir una cara de ofendida, al tiempo que se llevaba una mano al pecho, para darle más drama al asunto; no pudo resistir mucho tiempo y finalmente rió. - ¡Hola Efe! – Exclamó. No sabía por qué le había dicho así, pero creyó que sonaba muy detectivesco. - ¡No le he hecho nada! Puedo mantener la cordura fuera de la mansión ¿sabes? Además ¡Él tiene la culpa! – Soltó a modo de disculpa y señaló la caja que traía consigo. - Decidí pasar a dejarle esto… y antes de que pienses que es una bomba o algo, te advierto que es un regalo, de Catemaco’s. Tenía planeado decírtelo en cuanto te viera, pero bueno, ya que estás aquí…- Había elegido varias cosas: para empezar, había metido unos folletos de su negocio, anexó también un muñeco vudú para hacerle cosquillas, un amuleto para atraer la suerte que contenía una fina selección de hierbas con un aroma algo picante, un atrapasueños , una rama de albahaca, un pequeño cuadro que decía “recuerdo de Catemaco’s Magic” ,entre otras cosas. De paso había puesto un collar de ajo, sin que tuviera algo que ver con el negocio, porque no podía faltar la oportunidad de molestarlo en esa ocasión. - Aunque ahora que estamos acá… podríamos realizar una limpia a este lugar, mientras alguien aparece ¿Qué opinas? – Dijo pensativa, ya que no había nadie que saliera a atender y sería una buena forma de matar el tiempo. - Para atraer el dinero y él éxito a este negocio… Y quizás podamos convencer a Joaquín de que arregle nuestras varitas a cambio ¿Qué es lo peor que podría pasar? - Lo peor que podría pasar, era que quemaran el negocio así sin más; pero la oportunidad estaba presente, además así podrían darse promoción de primera mano. - Por cierto ¿Qué andas haciendo por aquí? – Preguntó.
  18. Era un día soleado, demasiado para el gusto de la joven que iba caminando por el callejón Diagon. Desde la última vez que había estado allí, las cosas habían cambiado demasiado: muchos negocios nuevos, mostrando sus artículos en infinidad de escaparates que parecían no terminar nunca, poca gente caminando; los tiempos eran distintos, parecía que se respiraba cierta hostilidad y temor, aunque la Granger no estaba segura de qué era lo que provocaba esa sensación, sentía que algo faltaba en ese lugar. Ella nunca había ido a Ollivander’s, al menos hasta donde ella recordaba, pero desde que se había enterado que su hermano era socio de ese negocio, creyó que era necesario devolverle una visita, al menos por cortesía, ya que aunque la gran mayoría del tiempo la pasaban peleando, el había tenido la atención de ir a inaugurar Catemaco’s Magic y consideraba que lo menos que podía hacer era lo mismo. Llevaba una caja cuidadosamente envuelta de blanco, como un presente, cosa que resultaba bastante sospechoso en ella. ¿Qué era lo que contenía ese paquete? Se lo mostraría en cuanto alguno de los dueños apareciera. Desconocía cuál era el horario, pero creía que con el sol en su punto más alto, era una hora suficientemente buena para encontrar a alguien ahí. Llevaba una blusa color negro, con los hombros totalmente descubiertos y unos jeans; en esa ocasión llevaba el cabello suelto, con un fleco que la hacía lucir unos años más joven de lo que ya era (?) . ”Uh, qué linda puerta”, fue lo primero que pensó Valeskya en cuanto se vio frente al local. Contrario a lo que pudo haber hecho en la mansión, esta vez tocó la puerta un par de veces y empujó la puerta. Pudo sentir el fuerte aroma a madera, aunque todo parecía cuidadosamente ordenado y empacado, tenía esa sensación de que esas varitas mágicas que aguardaban pacientemente al mago o bruja que estarían destinados a ellas durante el resto de su vida. Pensó en cuántas historias habrían comenzado allí; de repente sintió la curiosidad de saber más acerca de cómo fabricarlas, pero no estaba segura si los socios de Ollivander’s estarían dispuestos a compartir sus secretos con cualquier persona. De repente se preguntó si ellos también darían mantenimiento a las varitas; si compartían tanto con su dueño, incluso grandes batallas, lo lógico era que éstas se desgastaran con el pasar de los años. Supuso que ellos también serían expertos en ese tema; pensó en Yvaine, la varita a la que ella había nombrado, aunque no recordaba con exactitud cómo es que había llegado a ella; aunque hubo un buen tiempo que había dejado de utilizarla, su varita lucía vieja, necesitaba un buen mantenimiento, pero ¿sería capaz de confiarle su posesión más preciada a los que atendían ese lugar? - ¿Hola? – Exclamó la joven, al tiempo que se acercaba al mueble y tocó un par de veces una campana que estaba allí. - ¿Hay alguien por aquí? –
  19. Parecía que había pasado mucho tiempo desde que habían abierto el negocio (?), todo parecía ir mejor de lo que esperaba. La última vez había atendido a un par de clientes que parecían interesados en ponerse en forma; la bruja solo recordaba que después de eso, le había parecido escuchar un alboroto proveniente de algún lado y de repente… todo había vuelto a estar en calma, tanto que ya no veía a nadie por ningún lado: ni a clientes ni a alguien de la familia. ”¿A dónde fueron todos?”, pensó la joven, mientras caminaba desde el área de aparatos, hacia la recepción. - ¡Breena! – Exclamó Valeskya, llamando a su elfina; solo un instante transcurrió y pudo escucharse un chasquido. - ¿Has visto a Zahil? ¿O a Fiamma? ¿Joaquín al menos se ha aparecido por aquí? – Preguntó. - Las señoritas Zahil y Fiamma están en el área de piscinas, con unos visitantes. – Dijo con seguridad la pequeña elfina. - ¿Tiene pensado alcanzarlas? – Preguntó de forma curiosa. - No lo creo Breena, prefiero estar en la recepción un rato, tengo algunas cosas en qué pensar… Revisa por favor que todo esté en orden y cualquier cosa importante, avísame.- Dijo distraídamente la pelinegra, mientras veía a su elfina hacer una pequeña reverencia y retirarse. En realidad no tenía muchas ganas de convivir con muchas personas, no se le daba muy bien el socializar con gente que no fuera de su familia. Era reservada, al menos hasta que tomaba la confianza suficiente como para mostrarse con total naturalidad; caminó hasta la entrada y se puso a revisar unos papeles que Zahil había dejado tirados por ahí (?), sacó una pluma y comenzó a escribir cosas sin sentido aparente: estaba sacando cuentas, para ver cuánto tenían que trabajar todos ellos para tener el dinero suficiente en su bóveda y así poder recuperar un poco de lo que habían perdido misteriosamente (?) - Baby, I’m dancing in the dark, with you between in my arms…- Comenzó a cantar la ojivioleta, sabiendo que estaba sola. Era una canción que le gustaba mucho, la había escuchado en uno de sus últimos viajes. En ese momento dejó de escribir y comenzó a acomodar rápidamente todo; tenía que distraerse en algo o pronto llegaría esa nostalgia que tanto odiaba. ”¡Es cierto! Falta algo en este lugar”, dijo la Granger para sus adentros, al tiempo que sacaba su varita y la agitaba. - Sonorus – Pronunció, al tiempo de que se cercioraba que su voz podía escucharse por todo el local. - Ottery Fitness les da la más cordial bienvenida y a todos nuestros visitantes queremos decirles que los queremos mucho (?) – Se notaba que estaba aburrida, pero después de eso, dirigió sus pasos hacia el área de aparatos, quizás un poco de ejercicio no le vendría mal.
  20. No sabía si había sido un acierto o un desatino el hecho de que hubiera mencionado lo del problema económico. Aunque la realidad era que la familia era la que estaba en ese tipo de apuro, pues por alguna situación extraña (?), habían quedado al punto de la quiebra y se trataba de que entre todos los familiares salieran adelante. Igual agradeció que el joven de cabello castaño no hiciera más mención al respecto más que añadir que el dinero no fuera algo que le preocupaba; su sonrisa de disculpa tranquilizó a la joven, daba por hecho que era un tema que ya no vendría a discusión. Agradeció que su condición no le permitiera que su rostro mostrara el momento en el que se sonrojó por el brindis; a pesar de que solo hubiera dicho que era buena onda, contrario a lo que muchos pudieran pensar, la bruja no estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios. Se removió un poco de su asiento al tiempo que bebía otro pequeño trago; no pudo dejar de notar que su acompañante también parecía tener un poco de problemas para acostumbrarse al fuerte sabor. Tenía que reconocer que estaba pasando un rato muy agradable. Valeskya pudo notar que su pregunta había incomodado notablemente a Arcanus. A veces las cosas solían ser así: las preguntas más simples, podían remover hasta lo más profundo de los secretos de una persona. Tuvo que inclinarse un poco hacia él para poder escucharlo mejor, pues el tono de su voz había bajado considerablemente. A medida que escuchaba, la mirada de la Granger era de confusión ¿Destruir mansiones? De repente recordó las épocas en la que la mansión de su familia había pasado por algo así. ”¿Cómo puede hablar de eso tan tranquilamente?” Fue lo único en que pudo pensar la joven, no era algo de todos los días tropezar con alguien que confesara tal cosa. En otras épocas, quizás esas palabras que estaba escuchando, hubieran provocado su total repudio hacia esa persona; pensó amargamente en que sus épocas de fenixiana entregada, hacía mucho tiempo que habían quedado atrás. El rostro de la pelinegra se mostraba tranquilo en ese momento, aunque en su mente comenzaban a formarse muchas preguntas que quería hacer. Cuando el joven de ojos marrones terminó de contarle su historia, la ojivioleta le sonrió en complicidad. Sin duda había pasado por un proceso muy difícil y pudo darse cuenta que era alguien bastante solitario y eso le hizo sentir un poco de pena; no porque estuviera solo, sino porque de una u otra forma, ella en algún momento de su vida llegó a sentirse de la misma manera. En algún instante de su vida, la bruja había considerado unirse a esa “organización”; lo suyo no era querer imponerse al mundo perjudicándolo, simplemente quería estar tranquila y por eso ahora procuraba mantenerse al margen de esa guerra silenciosa y eterna entre buenos y malos. - Wow… - Suspiró la pelinegra, notablemente sorprendida. - Fascinante historia ¿no pensaste en que pude haber salido corriendo mientras me contabas? – Bromeó la joven, para intentar aligerar un poco la tensión. - Creo que lo que tengo que contarte, es la nada misma en comparación. – Giraba su vaso constantemente, pensando las palabras adecuadas y no sonar tan aburrida. - ¿Sabes? Yo tengo poco tiempo de haber vuelto a Ottery, también con la misma sensación de que las cosas han cambiado mucho. Pero bueno, tampoco podía estar viajando por todos lados, porque no había ni un solo momento en que no pensara en mi familia. No sé si me quedaré para siempre, pero al menos, quiero disfrutar el tiempo en el que estaré aquí… al final de cuentas, los muggles nunca son tan interesantes como los magos ¿No lo crees? – Bebió un trago de whisky, al tiempo que notaba que ya no quedaba nada en su vaso. Se inclinó levemente para acercarse a él, mientras levantaba el vaso, ahora vacío y lo observaba a través del cristal. - Y yo que creía que había encontrado a alguien que me guiara por el callejón… al final estaremos perdidos. – Sonrió y se quedó pensativa. - ¿Me permites? – Dijo, tras un breve silencio, mientras dejaba el vaso y tomaba con suavidad la mano izquierda del fenixiano. La ojivioleta tocó con su dedo índice la palma de su mano. - Nuestras manos delatan el pasado y el futuro de una persona, como aquí. – Señaló una línea, al tiempo que se daba cuenta de la calidez de sus manos. - Dice que tienes un corazón tan grande, que tiene lugar casi para tanta gente, como la que puede vivir en Hogwarts. – Y empezó a reír. - Disculpa, es broma, no pude evitarlo. – - Hablando con seriedad… Esto muestra que tienes una fuerte personalidad, eres cauteloso con tus relaciones y…. – Levantó la mirada. - Creo que ya no debo continuar, debí preguntarte si querías... Me gusta todo lo que tiene que ver con adivinación y mi curiosidad aumenta cuando encuentro a personas como tú... – La realidad es que podía ver en la mirada de Arcanus, cierto pesar, pero tenía temor de preguntar y que se molestara. La Granger tenía esa sensación de querer hacer que se sintiera mejor, pero no sabía cómo hacerlo.
  21. No tardó mucho en darse cuenta de que su mirada no había pasado desapercibida para aquel chico que acababa de entrar. Se sobresaltó al ver que se había acercado hasta donde ella estaba, se sentó, la saludó con una sonrisa y extendió su mano; la joven arqueó las cejas, algo sorprendida y preocupada de saber qué tanto era lo que el joven había alcanzado a escuchar. ”Ahora está pensando que estoy loca seguramente”, pensó la bruja, al tiempo que trataba de esbozar una sonrisa, y estrechaba su mano. - Arcanus… mucho gusto – Repitió su nombre lentamente, mientras retiraba su mano con suavidad. -Mi nombre es Valeskya, y por supuesto que no me molesta la compañía… es difícil rechazar la ayuda cuando viene de forma tan voluntaria – Sonrió, al tiempo que hacía a un lado el pergamino. Por cortesía deslizó la copa de vino a un extremo de la mesa, mientras tomaba el whisky de fuego; se quedó en silencio un momento, mientras observaba al joven que se estaba sentando. Era evidente que también buscaba resguardo de la lluvia, o por lo menos que no estaba esperando a alguien más. También pudo observar su aspecto, pero le llamó la atención su mirada, pues a pesar de haberse acercado sonriente, parecía que ocultaba algo, algún pesar; la joven suspiró, no estaba para ponerse a adivinar cosas, todos tenían secretos y esos son el tipo de cosas que no se le preguntan a alguien que acaba de conocer. - ¿Cómo supiste que quiero conquistar al mundo? – Sonrió y giró el vaso entre sus blancas manos y se llevó un trago a sus labios, sintiendo como el whisky pasaba lentamente por su garganta; ”demasiado fuerte”, dijo para sus adentros mientras señalaba el pergamino. - Aunque no de la forma que piensas ¿Conoces una forma de ganar mucho oro sin hacer nada? Sería un buen inicio – Comenzó a reír, al tiempo que cruzaba los brazos sobre la mesa. De repente pensó en lo que estaba haciendo: no recordaba la última vez en que había reído con alguien que no fuera de su familia. Ni siquiera el hecho de estar intentando socializar en ese momento, la hacía sentirse extraña, incluso levemente nerviosa, el temor a decir algo inapropiado a alguien que recién conocía… “inapropiado”, pensó la pelinegra en ese momento: había hecho un comentario dando a entender su situación económica. ”Muy tarde, al demonio”, dijo para sus adentros, ya no había marcha atrás en todo lo que la bruja decía o hacía. - Dime, Arcanus… - Dijo Valeskya tras una larga pausa. - ¿Qué te trajo a este lugar? ¿La lluvia? ¿O tuviste el presentimiento de que aquí tendrías que ayudar a una damisela en apuros? – Sonreía al tiempo que alzaba el vaso para brindar con él y así tener la oportunidad de observarlo con mayor atención: definitivamente había algo en su mirada que hacía que la Granger quisiera conocer más de él. - ¿Qué te parece si brindamos? Por las personas que aparecen para cambiarnos la vida - No estaba segura si fuera para bien o para mal, pero al menos hasta ese momento definitivamente era agradable la forma en que su día había cambiado. - ¿Y si me cuentas más sobre ti? – Murmuró mientras bebía un pequeño trago. - Sería un buen inicio, después de las presentaciones ¿no lo crees? –
  22. Caminaba por las calles del Callejón Diagón, veía las series de escaparates de los diversos negocios que había allí: ropa, bares, en restaurantes, etc. Muy lejos de ahí podía ver el camino que llevaba a su negocio; pero ese día era algo diferente, ni la bruja lo sabía con exactitud, sólo sabía que era necesario tomar un breve descanso. ”Nadie tiene que enterarse de esto”, pensó con algo de culpa, pues sabía que sus negocios iban muy bien, lo suficiente para mantener ocupados a la mayoría de miembros de la familia y el hecho que ella escapara, aunque fuera solo por unos momentos, no era algo bueno. Era de tarde, un día frío y nublado, la mayoría de los magos y brujas que caminaban por ahí, iban muy bien abrigados; la joven de ojos violeta solo los miraba de reojo cuando pasaban a su lado. Cruzó los brazos, sintió su pálida y fría piel, la cual resaltaba aún más con su blusa color azul rey, sin mangas, con un escote discreto y unos clásicos jeans, acompañando unas zapatillas altas y bolso a juego. Su vestimenta claramente no era la adecuada para ese clima, pero le daba lo mismo el frío, el calor, el aire, la lluvia… era normal entre los de su clase, y vaya que había muchos por esos lugares. Las gotas de lluvia comenzaron a caer sobre el callejón, se avecinaba una gran tormenta y tenía que buscar un lugar donde resguardarse, pues era inmortal, más no impermeable (?). Se detuvo frente a una especie de bar, que obviamente ella nunca había visto; ”donde sea”, pensó, al tiempo que entraba al local. El interior del lugar tenía una decoración bastante llamativa, que le resultaba cómodo estar allí; sin embargo, notó que no era lo único que había allí. Sin decir más, se dirigió hacia un amplio pasillo que daba a unas escaleras. Se sentía extraña, tenía tanto tiempo que no acudía a un bar o un restaurante, que caminaba muy despacio, tratando de admirar todos los detalles. Subió al segundo piso, en donde parecía que había mucho más privacidad; ”perfecto”, pensó Valeskya, mientras observaba una de las mesas que se encontraba en medio y justo al lado de uno de los enormes ventanales, el cual mostraba un paisaje que cambiaba cada cierto tiempo. Lo que había iniciado como un refugio, se había convertido en una visita. Sin más, se sentó y tomó una servilleta, para secarse los restos de gotas de lluvia que la habían alcanzado. - Buenas tardes ¿Me puedes traer por favor una copa de tu mejor vino? – Dijo la pelinegra, al tiempo que dejaba la servilleta y recogía su cabello en una coleta alta. El pobre elfo, que apenas se acercaba hacia ella, se quedó perplejo al no poder ni siquiera presentarse. La joven trató de sonreír amablemente, como tratando de tranquilizar al elfo, ya que no estaba interesada en probar la comida de dicho restaurante. - ¡Ah! ¿Y puedes prestarme una pluma y un pergamino también? Gracias. – La Granger no se dio cuenta de la mirada confusa del elfo, quien solo asintió y se retiró; en ese momento ella pensó en su hermano, quien seguramente se burlaría por la clase de modales que ella acababa de exhibir. Su mirada se perdió en el paisaje que estaba en el ventanal: mostraba lo que parecía un parque, todo era de color verde y asquerosamente soleado para su gusto. Sin embargo, hizo que la nostalgia llegara hacia ella; para su fortuna, no había otro cliente cerca de ella, así que no podría notar la expresión que había puesto en su rostro. ”Mal día para recordar”, pensó la joven, al tiempo que el elfo se acercaba con una copa de vino, el pergamino y la pluma que le había pedido. - Gracias – Dijo la joven distraídamente, al tiempo que ponía de encabezado en el pergamino “Night Whispers”. - Bastante descabellado, ahora estoy sola… - Hablaba en voz baja, para sí misma, sin detenerse a pensar que quizás llamaría la atención. - ¿Y si pido ayuda? No, mala idea, mejor será ponerme a hacer cuentas de lo que hace falta para la casa y los negocios. – Le agradaba el lugar, había poca gente, mucha privacidad y podía divagar tranquilamente. De repente su mirada violácea se dirigió por unos momentos hacia las mismas escaleras por donde ella había llegado. Había llegado otro cliente, tras lo cual la Granger bajó la mirada, para no parecer grosera y seguir garabateando cosas sin sentido aparente.
  23. Para fortuna de la Granger, había una tela que solo dejaba al descubierto sus ojos, así su hermano no podría ver esa expresión de pena que pasó por su rostro en el instante que mencionó acerca del amor de su vida. Era algo demasiado fuerte, más sabiendo que él era inmortal y esa frase expresaba el que tendría que andar deambulando solo durante una eternidad; tenía que estar bromeando, no podía acabar de esa forma. ”Solo es algo reciente”, dijo para sus adentros, pues solo habían pasado unos años en que había pasado aquello de lo que siempre evitaban hablar. Se había fastidiado, en parte por la cara de disgusto mal disfrazado que traía puesta Joaquín al ver su mano con café, parecía como si se tratara de una aberración. ”Si solo es un poco”, pensó malhumorada la joven, al tiempo que agarraba un extremo del mantel (?) para quitar los restos de grano de café de sus dedos; otra parte, esa decisión extremista de sentenciar en una frase, el hecho de que se quedaría solo. Y por último, ese secreto que estaba admitiendo… esas tres cosas combinadas, provocaron que la bruja dejara a un lado la taza y exclamara furiosa: -¡No sé por qué siempre te encuentras a la defensiva en cuanto hablamos de ese niño! – Tuvo que controlarse para no aventarle la mesa en la cara (?) - Para empezar, ya te he dicho que yo no puedo decirte con exactitud lo que veo en esta taza… Ahora, muy a mi pesar debo reconocer que si es un secreto serio, pero… - Se quedó pensativa unos instantes - ¡Demonios Joaquín! ¡No entiendo en qué momento te nació ese instinto paternal por un niño que ni es tuyo! – Ya estaba dicho, trataba de no tocar ese tema, resultaba demasiado delicado para los dos; en alguna parte de lo que quedaba de Luna, podía sentir esa parte en la que su corazón se le encogía de dolor al pensar en su amiga y en el caso de su hermano, se trataba de alguien a quien había querido, quizás más de lo que debería. Se levantó y comenzó a caminar alrededor del cuarto, tratando de no perder el control; ”no estamos aquí para discutir cosas familiares”, se repetía una y otra vez la joven. - Eres demasiado extremista ¿sabes? –Dijo la Granger tras un largo rato de silencio - No entiendo por qué te preocupa tanto el hecho de que en la familia se enteren de todo.- Su voz era fría, contenía esa amargura y resentimiento que tanto se había esforzado en olvidar. - ¿Qué más da? En todo caso, la única reacción que debe preocuparte, es la mía – Había sonado hasta egocéntrica, pero ambos sabían el porqué lo había dicho. - Y si fuera por mí, seguro ese niño estaría en un orfanato muggle... pero bueno, tuvo suerte de que tú te hiciste cargo de él. – Esas últimas palabras que había dicho, no eran totalmente ciertas, Valeskya no tenía tanto alcance, no era tan mala persona después de todo, habían cosas en las que su antiguo yo aún prevalecían y entre esas cosas estaba incluida el hacerse cargo en el hijo de su amiga. Ella sabía el por qué su amiga no le había querido dejar esa responsabilidad y su hermano también lo sabía. Estaba alterada, pero por fuera trataba de mostrarse lo más indiferente posible. Lo miró fijamente, sabía que en cualquier momento iban a terminar las cosas mal y Seishiro era un tema que podía acelerar el final de la visita de Joaquín. - Al final lo que te quiero decir Joaquín, es que no tienes por qué dedicar tus días a Seishiro solamente. ¡Por Merlín! No te empeñes en querer seguir tu camino solo… Entiende de una vez, que si las cosas se derrumban, será por tu afán de querer mantener todo en secreto. No puedes mantener a ese niño dentro de un mundo de fantasía.- Finalmente tomó la taza entre sus pálidas manos y bajó la mirada. - Será mejor continuar con esto… -
  24. La situación resultaba bastante divertida para la ojivioleta, al menos pudo sentir las palabras de odio y resentimiento por parte de su hermano. Dudaba que la chica que venía caminando silenciosamente con ellos en dirección hacia el jardín, fuera capaz de hacerle algo a Seishiro; estaba segura que los instintos naturales del pequeño, saldrían a flote cuando estuviera en algún peligro o estuviera incluso recibiendo daño. Pensaba que su hermano sobreprotegía al pequeño o al menos que se esforzaba demasiado en aparentar que el rubio era tan frágil como cualquier niño humano. La bruja suspiró, a decir verdad nunca se había familiarizado con la forma en la que ese pequeño había crecido; no dudaba de la educación que su hermano le proporcionaba, pero estaba segura que Seishiro podía hacer grandes cosas incluso a su corta edad. De repente recordó la procedencia y el motivo por el cual era un tema muy sensible y amargo para ella; ”que haga lo que quiera”, pensó Valeskya al tiempo en que salía de sus pensamientos para enfocarse en la pregunta que la recién aparecida (?) acababa de hacer. ”Esta chica podría ser de gran ayuda”, dijo para sus adentros, al escuchar sus insinuaciones acerca de la forma en la que el Granger podría conseguir dinero de una forma más rápida. - De repente a Joaquín le dan punzadas de culpa, Li – Dijo la pelinegra al cabo de un largo rato, retomando la pregunta como si fuera una conversación reciente. Ya casi iban llegando al jardín y en su mente aún resonaban las palabras de su hermano. - No sabemos cuántos de los objetos suyos que estarán a la venta del día de hoy, son producto de sus amoríos fugaces – Hablaba sin ningún miramiento hacia el joven - ¿Y tú? ¿Eres de familia adinerada? Quizás pudiste ser la próxima víctima en su camino de estafas… aparte de su comida, obviamente.- Lo dijo despreocupadamente, mientras veía al ojiazul que se iba examinar los productos que había ordenado bajar para la venta. Se encontraban en el jardín y habían tantas cosas, que pensaba en que gran parte de la mansión se había quedado vacía; al final de cuentas de eso se trataba: vender todo para tener el dinero suficiente para un lugar mucho mejor. Notó que Fiamma no se encontraba sola, había un par de chicos que no había visto antes ¿se trataba de los compradores? No lo creía, pues ni siquiera habían hecho publicidad para la venta… o al menos no que ella supiera. - Hola Fiiiiii, Zaaa… Apolo – Se acercó a sus primas y le dedicó una mirada de esas cargadas de tensión a su sobrino (?). - Yo solo le pedí a Breena que trajera unos cofres con cosas pequeñas. – Señaló un par de baúles que reposaban a un lado. - De todas formas, se pueden vender los muebles y dentro de la mansión se pueden apreciar mejor. – Observó fijamente a los invitados, uno de ellos se había presentado como Ezequiel Lockhart. - Amm… mucho gusto Ezequiel, soy Valeskya Granger. – Quedó mirando a los presentes en busca de respuestas, no entendía nada. De repente recordó algo muy importante, observó a Li y a Joaquín, murmurando cosas. Era evidente que su hermano andaba planeando hacerle la vida miserable a aquella chica, ahora que se le había escapado de sus manos, seguro vería la forma de terminar el trabajo (?); ”¿qué es lo peor que podría pasar?”, pensó la Granger al tiempo en que por su mente pasaban todas las posibles consecuencias de lo que iba a hacer. - ¿Les conté que Joaquín trajo a una amiga para nuestra venta? – Habló en voz muy alta, tratando de captar la atención de sus objetivos. - Probablemente Li planee quedarse un tiempo con nosotros ¿no es así? Es que se llevan tan bien ¡Mírenlos! - Y los señaló.
  25. Era la primera vez que Valeskya escuchaba el término de Bóveda Trastero; ella no era especialmente cuidadosa en lo que a sus finanzas se refería, creía que con tener una bóveda normal en Gringotts, le sería suficiente para poder mantener en resguardo su riqueza. Sin embargo, las cosas habían cambiado mucho desde la última vez que había estado en Ottery y su familia había logrado crear la conciencia suficiente de lo peligroso que podía ser tener objetos muy valiosos en una bóveda común y corriente. Y es que ella tenía grandes planes, para su resguardo de bienes, por eso decidió que lo mejor sería comprar una bóveda especial. Había sido muy específica en su petición: tenía que ser una de las bóvedas que se localizaran en las partes más profundas de Gringotts: se trataba simplemente de un capricho, le gustaba estar sola y lejos de miradas indiscretas. El carro recorrería un largo camino de subidas y bajadas, varias curvas y a medida que se acercaba a las profundidades del banco, el frío y la humedad de las paredes rocosas, daban la sensación de estar en una mazmorra. La ojivioleta suspiró y notó que el humo salía de su boca: ”perfecto”, pensó al tiempo que esbozaba una sonrisa y el carro se detenía bruscamente. La entrada de la bóveda era circular, elaborada de una gruesa madera y a pesar de las condiciones ambientales, se mantenía intacta, recién pulida. Para abrirla, se trataba de escribir con la varita, la frase correcta y en runas antiguas, éstas brillarían un momento y desaparecerían al tiempo de que la puerta abriera lentamente. Para salir, el procedimiento era el mismo, solo se trataba de una frase diferente y que solo la bruja conocía. Para quien lograra usurpar la bóveda, pensaría que se habría equivocado, pues solo podría notar la niebla recorriendo el piso. Se trataba de algo bastante simple: pronunciar el hechizo para desaparecer la niebla y ver que el piso estaba compuesto por un piso cuadriculado de piedra. Era saltar en los puntos adecuados para llegar a la puerta que se encontraba en el otro extremo; de no hacerlo bien, las piedras caerían junto con el visitante hacia un lugar de donde le costaría mucho salir. La puerta al final de ese sinuoso camino era el que contenía los tesoros que la Granger estaba por adquirir. ”Alohomora”, era lo único que la joven bruja tenía que pronunciar, para que la entrada le mostrara las grandes paredes, los estantes ampliamente iluminados y para mostrar los cofres, estatuas, algunas joyas y unas cuantas cosas que había ordenado mudar y que consideraba de alto valor. Perfil de Comprador del MM: 81 Índice de Bienes. Objetos Mágicos. Pociones Mágicas. Criaturas Mágicas. Libros de Hechizos. Poderes de Criaturas. Consumibles en Batalla. Fecha de Próxima Actualización:

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