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Valeskya Granger

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Todo lo publicado por Valeskya Granger

  1. El lugar en donde se había llevado a cabo el sacrificio de la gallina (?) había quedado hecho un basurero: plumas esparcidas, sangre por todas las paredes, la media luz y el olor a copal que comenzaba a fastidiar su olfato de manera excesiva. Curiosamente, toda esa idea de la lectura, la limpia y cualquier actividad que concerniera a Catemaco’s lograba relajarla de una forma extraña; supuso que toda esa sensación de tranquilidad provenía del hecho de que por fin lograba hacer algo que le gustaba y mucho. - Oh si, las aguas termales... – Exclamó la ojivioleta tras una breve pausa. Su hermano le acababa de recordar algo más de los servicios que ofrecían. - ¿Sabes que la luna tiene una energía especial? Hay muchas leyendas urbanas al respecto y personalmente puedo decirte que no es lo mismo las aguas termales en el día, que en la noche.- Breena apareció en el cuarto, para proporcionarle unas toallas a Joaquín para que pudiera limpiarse. También se alcanzaba a ver una serie de artículos de limpieza. - Las aguas termales, dependiendo de la zona en donde aparecen, poseen diferentes propiedades curativas. Aunque claro, hablamos de efectos sobre los mortales, para otro tipo de “gente”, solo es un efecto relajante.- Hizo especial énfasis en cierta palabra. - La diferencia entre tomar el baño de día o de noche, es hablando básicamente de propiedades mágicas. Obviamente los muggles no suelen creer en esas cosas, pero si hablamos de magia antigua pues… no por algo muchos rituales antiguos se realizaban en la noche… aparte de esconderse de las miradas curiosas.- Exclamó mientras se inclinaba de hombros. - Con respecto a lo otro…- Valeskya lanzó una mirada inquisitiva a su hermano y a su elfina, quien parecía estar ocupada en dejar todo el cuarto como si nada hubiera pasado. - No estoy interesada en ese tipo de trabajo, hermanito. Como creo haberte dicho al inicio, haría un muñeco vudú especial para ti pero nada más. Todo tipo de magia es peligrosa, además de que el karma suele ser mucho más rápido.- Trató de mantenerse serena, aunque su rostro permanecía con una ceja arqueada. - Lo cual me surge una duda, Joaquín. – Hablaba en voz alta, ella confiaba plenamente en su elfina y si bien no escuchó los murmullos en los que su hermano le había hecho esa propuesta, seguramente más tarde ella se lo haría saber. Los elfos podían ser muy sabios si se les solía dar libertad para expresar opiniones (?). - Creí que Ollivanders era un tipo de negocio respetable, pues con la clase de clientes que dices tener, me hace pensar que es eso o andas en muy malos pasos.- Sentencio.
  2. Título de la canción: All of me Nombre del cantante/grupo: John Legend Género músical: R&B/Soul Dedicatoria: Para mi amor imaginario (?). What would I do without your smart mouth Drawing me in, and you kicking me out Got my head spinning, no kidding, I can’t pin you down What’s going on in that beautiful mind I’m on your magical mystery ride And I’m so dizzy, don’t know what hit me, but I’ll be alright My head’s under water But I’m breathing fine You’re crazy and I’m out of my mind 'Cause all of me Loves all of you Love your curves and all your edges All your perfect imperfections Give your all to me I’ll give my all to you You’re my end and my beginning Even when I lose I’m winning 'Cause I give you all, all of me And you give me all, all of you How many times do I have to tell you Even when you’re crying you’re beautiful too The world is beating you down, I’m around through every move You’re my downfall, you’re my muse My worst distraction, my rhythm and blues I can’t stop singing, it’s ringing, in my head for you My head’s under water But I’m breathing fine You’re crazy and I’m out of my mind 'Cause all of me Loves all of you Love your curves and all your edges All your perfect imperfections Give your all to me I’ll give my all to you You’re my end and my beginning Even when I lose I’m winning 'Cause I give you all of me And you give me all, all of you Give me all of you Cards on the table, we’re both showing hearts Risking it all, though it’s hard 'Cause all of me Loves all of you Love your curves and all your edges All your perfect imperfections Give your all to me I’ll give my all to you You’re my end and my beginning Even when I lose I’m winning 'Cause I give you all of me And you give me all of you I give you all, all of me And you give me all, all of you Video:
  3. - Mi magia arcaica…- Exclamó la Granger, repitiendo las palabras lentamente. Al final de todo, Joaquín no se encontraba tan errado con su opinión; la magia tenía orígenes demasiado antiguos y distintas ramas, todas complicadas de estudiar, algunas más oscuras que otras, más predecibles, más complicadas, algunos solo tenían el don para poder comprenderlas, como la adivinación. Pensar en todo eso provocó que la ojivioleta se sorprendiera un poco ante la declaración de su hermano, que por derecho de antigüedad, él era quien tenía más conocimientos acerca de lo ancestral (?). - El hecho de que tú no poseas “el don”, no quiere decir que no exista… mantén tu mente abierta a nuevas cosas, tal y como ha pasado con esta pobre gallinita.- La ojivioleta cerró los ojos y movió la cabeza negativamente. - Y nada de ingerir cosas, que es una ofrenda, no es comida.- La Granger suspiró, le alegraba darse cuenta de que gracias a Catemaco’s, por fin había encontrado algo que lograra captar su atención y que le gustara hacerlo. Aunque esa visita estaba prolongándose más de lo esperado, su hermano había tenido la oportunidad de conocer los servicios y probar su veracidad en carne propia (?). Un ruido proveniente de la oficina, la sacó de sus pensamientos; ”debe ser Fiamma”, supuso la ojivioleta. No tenían mucho de haber abierto el negocio y todavía tenían muchas cosas por hacer. - Por cierto, Joaquín. – Dijo la joven al cabo de un largo rato, al tiempo que se acercaba a corroborar que la sangre se había secado. - ¿Qué otro servicio teníamos pendiente de añadir a tu visita? O más que pendiente, alguno que tengas curiosidad por conocer. Recuerda de que todo se trata de que nos des publicidad ¿eh?- Al final, confiaba en que su hermano fuera un ser más sociable que ella y que terminaría por recomendarlas.
  4. Varios días habían transcurrido desde el encuentro con su hermano en el parque de diversiones (?). Para la ojivioleta, esa reunión no planeada al final no había terminado de forma tan trágica como le hubiera gustado. La última vez que había estado en la mansión, había hecho un poco de alboroto al llevarse al hijo de Joaquín sin permiso, dejando unos recados a las chicas. ”No se puede negar que fue divertido… salir de la rutina”, dijo para sus adentros la joven, al tiempo que aparecía en los jardines de la mansión. Comenzó a caminar lentamente, dirigiéndose primero a la parte donde días antes había sido la venta de garage; a medio camino se percató de que no tenía caso ir hacia allá, pues seguramente todo había terminado y estaban esperándola para una reprimenda por haberse marchado de forma tan inesperada. Ahora que lo recordaba, ya había escapado de esas acusaciones de abandono, aunque no toda la vida iba a poder estar huyendo. ”Quizás un hechizo para olvidar vendría bien en estos momentos”, pensó. Llevaba algún tiempo con esa idea rondando en su mente: ¿hasta qué punto era efectivo un hechizo para olvidar? ¿se podía revertir? ¿se podía seleccionar solo ciertos recuerdos? La joven de cabello negro había leído alguna vez la historia de las catastróficas consecuencias de lanzar un hechizo para olvidar. Necesitaba buscar a alguien con el conocimiento suficiente para que pudiera responder esas preguntas; de ser así, podría resultarle útil, como por ejemplo, hacer que sus primas se olvidaran de lo que había hecho en la venta. La joven volvió sobre sus pasos para llegar hacia la entrada a la mansión, pero pudo sentir que algo no estaba bien, era como uno de esos “malos presentimientos” que a veces solía tener. Su mirada se enfocó en la estructura que se encontraba frente a ella: aparentemente todo se encontraba en orden, pero solo había una forma de asegurarse. Levantó su pierna para dar la habitual patada a la puerta: ¡Pum! (?)…. Grande fue la sorpresa de la ojivioleta al ver que la madera permanecía intacta ¿acaso los elfos le habían lanzado algún hechizo a la entrada principal para evitar que la puerta quedara en astillas a cada rato? - ¡YA LLEGUÉ GENTE!- Gritó sin dirigirse a nadie en particular, mientras seguía observando la puerta, la cual se volvió a cerrar tras de sí como si nada hubiera pasado. Le llamó la atención ver que ninguno de los elfos andaba por ahí cerca. Levantó la vista hacia las habitaciones y pudo notar que una sombra pasó rápidamente hacia una de las habitaciones. A pesar de poseer una excelente vista de halcón (?), no pudo ver de quién se trataba. ”Quizás es Joaco, o Apolo…”, dijo para sus adentros, aunque no estaba del todo segura ¿Tendría algo que ver acaso con el presentimiento que tenía? No tenía mucho tiempo para pensarlo, pues Fiamma y Zahil aparecieron por ahí cerca, lo cual hizo que la ojivioleta volviera a enfocar su atención a ellas. - Hola chicas ¿en qué andan? – Preguntó y aguardó para el interrogatorio que se aproximaba lentamente (?).
  5. Esa dinámica de preguntas y respuestas le resultaba entretenida: aprovechaba para conocer a Arcanus un poco más, así como para ella, pues era una forma más fácil en la que podía expresar sus pensamientos, sus deseos, sus miedos o cualquier cosa que se le ocurriera. Prestó especial atención para escuchar el deseo del fenixiano y lo primero que cruzó por su mente es que era muy dulce el hecho de pensar en buscar una compañera con quien pasar juntos el resto de su vida. Quiso tomarlo de la mano, pero se contuvo, dejó que continuara hablando acerca de los duelos. Cada instante que pasaba, la ojivioleta se convencía más de que los duelos eran la pasión del fenixiano; no pudo evitar preguntarse si así como también buscaba alguien a quien amar incondicionalmente, esperaba que esa persona amara tanto hacer duelos como él. No pudo evitar entristecerse un poco al pensar en eso último, pues en realidad consideraba que ella nunca llegaría a sentir tal pasión por hacer duelos; prefería algo más tranquilo, aunque la intención de aprender y saber algo acerca de lanzar hechizos, era algo que estaba presente. Quiso preguntarle al joven de cabello castaño qué pasaría si ella no terminaba amando los duelos o ser tan buena como él, pero prefirió esperar a que terminara de hablar. Quedó sorprendida cuando él le mencionó que con ella le pasaba lo mismo que los duelos; le costó un poco comprender qué era lo que el fenixiano le había tratado de decir, pero cuando entendió la frase no pudo evitar reír: - Creo que es la frase de amor más extraña que me han dicho en toda mi vida – Estaba un poco avergonzada por haber reído. - Discúlpame, de verdad me has tomado por sorpresa. En mi defensa diré que es mucho más lindo lo que me dijiste a que yo te diga algo como: me gustas tanto o más que el chocolate ¿verdad? – Susurró la Granger mientras dejaba caer su rostro en el hombro de Arcanus. Se quedó en silencio por unos minutos, mientras acariciaba los brazos del joven de ojos marrones. Sentía que el tiempo no transcurría y que le gustaría permanecer así; de verdad le gustaba mucho, le gustaba cómo estaban dándose las cosas, que fuera todo con calma y disfrutar de esos momentos agradables que pasaba a su lado. La ojivioleta pensaba en todo eso, cuando su novio le preguntó algo en voz baja, algo que la tomó completamente por sorpresa; meditó por unos instantes su respuesta. - Es complicado ¿sabes? – Susurró la joven. - Mis primas aún tienen fe en mí. Están convencidas en que es mi vocación estar allí, en que puedo hacer muchas cosas.- Recordó la promesa que había hecho, de decir la verdad.- Yo no estoy tan segura de eso. Antes solía ser ingenua, tenía la firme creencia de que podía cambiar al mundo si trabajaba mucho, ja. – Por más que intentaba mantenerse tranquila, no pudo evitar soltar cierta amargura en las últimas palabras. - En el pasado me fui muy decepcionada con lo que tropecé en mi intento de querer trabajar por la Orden. Mis motivos por los cuales he regresado son muy diferentes a los del pasado, temo terminar involucrándome de más y que otra vez me suceda lo mismo. – Suspiró, pensando en cada palabra que pronunciaba. - En fin… supongo que el tiempo le dará la razón a mis primas. Aunque te puedo asegurar que si llegara a marcharme nuevamente, no me iría al “lado oscuro”. No puedo matar ni a una mosca.- Hizo una mueca de preocupación. - Quizás soy cruel de formas distintas, pero yo no poseo esa capacidad de matar gente por gusto o por diversión.- No pudo evitar pensar en las cosas que luego solía hacer cuando estaba en su casa: por aburrimiento molestaba a su hermano constantemente, había secuestrado a su hijo, solía pelearse y decir cosas hirientes, pero jamás pensaría en hacerle daño. En algún momento de su vida intentó pertenecer a los mortífagos, pero se dio cuenta demasiado pronto que sus ideales fenixianos eran demasiado fuertes como para desecharlos de la noche a la mañana, es por eso que desde mucho tiempo atrás había dejado de considerar esa decisión. - ¿Qué me dices de ti? ¿Qué es lo que te gusta de estar allí? ¿Compartes sus ideales, o crees que puedes hacer las cosas de un modo distinto? – Evitó mencionar la palabra “Orden” en voz alta. Las manos de la ojivioleta acariciaban el cabello del joven distraídamente mientras aguardaba su respuesta.
  6. Buen día: Tengo una duda/consulta y no se si acá es el lugar adecuado para hacerla, si no, me disculpo de antemano. En gringotts quise hacer un cambio en cuanto a los porcentajes del matriarcado de la familia, pero me comentaron que no era allí donde lo tendría que hacer. ¿Es acá donde tengo que hacer dicha solicitud? Y si es así ¿Qué es lo que debo incluir? Saludos!
  7. - ¿Sucio animal? ¡JÁ! - Exclamó Valeskya, indignada ante lo que su hermano había exclamado. - Sabes que la sangre de cualquier ser vivo tiene un significado especial, una razón de ser y en este caso no es la excepción. Y no andes renegando, que al final la gallina será un sacrificio para ver si su sangre podrá expulsar esa energía negativa que emana de tu persona – Lo señaló, con ambas manos, para que intentara ver que todo él se estaba convirtiendo en un ente negativo. Entre las sombras del cuarto, apareció su elfina, quien traía un enorme y filoso cuchillo en la mano, sin contar que estaba vestida de forma similar a la Granger. Con un movimiento, asintió levemente y sin mirar a Joaquín, pasó a su lado, con el utensilio en alto, y sujetó a la gallina. Valeskya, tratando de hacer el menor contacto con su hermano, lo empujó con suavidad al centro. - Cierra los ojos, extiende los brazos hacia los lados y quédate en esa posición.- La joven arqueó una ceja antes de que el ojiazul pudiera reprochar. - No desconfíes, maldita sea. – La bruja dio media vuelta y comenzó a mezclar diferentes clases de hierbas; probablemente su hermano solo podría intentar imaginarse lo que ella estaba haciendo. Los murmullos entre la ojivioleta y su elfina, la gallina haciendo más ruido del normal, probablemente con el presentimiento de que ya sabía lo que le esperaba (?), un tintineo ocasionado por el choque de unos frascos, escuchar algo derramarse, una que otra maldición exclamada por la joven. - Shu, shu, ya sabes qué hacer Breena. – Dijo en un susurro, al tiempo que extendía los brazos. - Que las energías del universo fluyan en este cuarto, que los elementos nos presten sus poderes para poder alejar todo el mal que habita en ti…. Uuuhhhmm. – Suspiró profundamente, al tiempo que a lo lejos se escuchaba el último cacareo de la pobre gallina. - ¡Esto limpiará tu espíri-TU!. – Y sin decir más, le azotó las ramas de las diversas hierbas, directo en la espalda; el ritual no era necesario usar la fuerza, pero no había podido evitar la tentación. El aroma a copal comenzaba a disolverse, siendo opacado por el aroma del alcohol y las hierbas. Con más suavidad, comenzó a pasar las hierbas por el cuerpo de su hermano, comenzando de arriba hacia abajo, con movimientos que simulaban estar quitándole algo. - ¡Que la energía negativa abandone este cuerpo y se consuma en la inmesidad del univerSOOOOOO! – Breena comenzó a aventar el chorro de alcohol por todo el cuerpo del Granger. Ambas sonreían emocionadas, al final de todo, la ojivioleta sabía que su elfina era cómplice y también tenía gustos extraños por la adivinación y todos esos temas, al igual que ella. - ¡Que este cuerpo se purifique y que todos los males desaparezcan! ¡Fuera lo malo, bienvenido lo bueno! – Una leve corriente de aire apareció por el lugar, apagando algunas de las velas que se encontraba flotando. La elfina se escabulló por unos segundos de la escena, para volver a aparecer con un contenedor pequeño. La joven metió la mano al recipiente y no pudo evitar hacer una mueca de desagrado al ver la sangre gotear de sus dedos. Sin perder más tiempo y para acabar con todo de una vez por todas, comenzó a dibujar unas líneas en la espalda, pecho, brazos y un par de líneas en la cara. ”Que se aguante”, pensaba la joven al hacer los trazos. - Ahora puedes bajar los brazos, dejar que la sangre se seque, podemos hacer una oración a la madre naturaleza y hemos terminado.- Finalizó.
  8. No tenía mucho tiempo de haberse sentado allí, cuando de repente una chica apareció de pronto; su rostro le parecía conocido de algún lado, aunque no lograba ubicar de dónde. Al contrario de ella, parecía que constantemente se encontraba de buen humor, pues su cálida sonrisa parecía salir de forma tan natural, que la ojivioleta estuvo tentada a preguntarle cuál era su secreto para poder mantenerse así, ya que parecía que su buen humor lo había perdido hacía mucho y aún no lo encontraba. La bruja sacudió brevemente la cabeza, haciendo a un lado esos pensamientos y se enfocó a escuchar todo lo que venía recitado en la carta. A decir verdad, apenas había comprendido la mitad de todo lo que le había recitado la joven de ojos azules, lo que sabía es que todo traía chocolate y al menos eso era algo bueno. Se quedó pensativa durante unos instantes, pues no estaba segura si pedir algo para acompañar el chocolate que eligiera. Por primera vez desde que había llegado, se dedicó a inspeccionar el lugar: por alguna razón, el lugar parecía emanar una calidez especial, como si tuviera un aura que invitaba a la gente a quedarse por allí. - Emm… disculpa, creo que me perdí a mitad del menú chocolatoso que me has dicho. – Exclamó Valeskya, aunque recordó algo que le había dicho la joven de cabello rojo oscuro. - Ese de menta con chocolate que dices que es tu favorito… sería genial de probarlo. – Con un ademán, invitó a la joven para que se sentara. - Y con respecto a lo otro… ¿lemon pie dices? Creo que también sería perfecto… para iniciar.- Si bien su condición vampírica no le permitía disfrutar de los alimentos tan cómodamente como el resto de las personas, de cierta forma disfrutaba las cosas que contuvieran mucho dulce y eso implicaba toda clase de postres: mientras más azúcar, era muchísimo mejor para ella. A la Granger le haría bien platicar con otra persona, la distraería un poco de su habitual y de paso serviría para conocer a más gente, que buena falta le hacía, pues generalmente solía ser una persona bastante reservada. - Espero que no te digan nada que te quedaras a conversar conmigo. – Dijo la ojivioleta con amabilidad. - Soy Valeskya Granger, un gusto. – El tono de su voz era inusualmente tranquilo mientras se presentaba. - ¿Tú eres la dueña de este lugar? – Preguntó con curiosidad. @
  9. Valeskya soltó la mirada más asesina que pudo encontrar en su repertorio de gestos; después de horas sin haber aparecido por el negocio, ahora la hacía de gimnasta y con un aire de soberbia que ni él mismo podía tolerarse. Sin duda había perdido el piso en un instante y no precisamente por andar haciendo piruetas sobre una barra; era tentador agarrar una de las pesas y lanzársela directo a la cara, pero se contuvo: una pelea no sería precisamente buena para dar una buena imagen al negocio. - ¿Por qué si eres todo un atleta y modelo de revista sigues siendo un viejo soltero y amargado? – Exclamó la ojivioleta secamente, cuidando en no levantar la voz. Con su pálida mano le hizo señas a Joaquín para que dejara de hacer el ridículo al andar presumiendo su cuerpo. Le daba igual que estuviera lleno de músculos o fuera un enclenque, sin dudas podía espantar a cualquiera con esas manías y actitudes que solía adoptar, como ese día. ”¿Se habrá tomado una poción de confianza extrema?” Fue lo que dijo para sus adentros la bruja, al tiempo que lo miraba con cierto desagrado. - Mira Joaquín… - Se acercó hasta decir en un susurro. - Tu me odias y yo te odio más, pero por el bien de la familia, hay que hacer un tratado de paz… que termines con la columna rota gracias a mí, nos espantará a los clientes, Rey Superficial.- Con cada palabra que había pronunciado, apretaba los dientes, casi al punto de rechinarlos; era demasiado tentador hacer que tuviera un “accidente”, pero ya tendría tiempo de pensar más adelante en su venganza. Así como también de repente había dejado de ser buena idea el hecho de que ambos practicaran un deporte que implicara golpes entre ambos; conociéndose, seguramente una práctica terminaría en una guerra campal. Después de quedar un rato en silencio, la ojivioleta giró sobre sí misma y comenzó a caminar. - ¿Sabes qué? Me largo al spa, busca con quién practicar tus golpes o haz lo que quieras, a mi no me molestes. – Hizo un gesto de despedirse con la mano y bajó las escaleras para dirigirse al área de spa. Sin dudas le vendría genial un masaje, el día estaba demasiado tranquilo y finalmente podría terminar esa botella de champagne. Al cabo de unos minutos, se encontraba lista nuevamente, envuelta en una toalla. El salón era amplio y había un olor floral que inundaba el lugar. Un enorme ventanal mostraba diferentes imágenes, adecuadas al gusto de cada cliente; en esa ocasión la joven había pedido que fueran imágenes de un río. El sonido del agua era sumamente relajante y su elfina estaba esperándola, lista para darle un masaje con un aceite que habían importado desde Japón. (?)
  10. Toda la formalidad que se había empeñado a poner en su voz, quedó opacada ante la alegría con la que el elfo la atendía. Al menos esa fue la impresión que tuvo al ver que le ofrecía una cálida sonrisa mientras recibía los formularios que la ojivioleta le estaba entregando. Tenía pensado preguntar qué día podía pasar a recoger el pedido, sin embargo, suspiró de alivio al escuchar que no era la única que estaba haciendo esa misma clase de petición. Se preguntó cuántos inefables conformaban el departamento, pues por el tono que había empleado el elfo, parecía que eran más de los que ella había supuesto. - Solamente quince minutos ¿eh? – Exclamó la Granger al tiempo que arqueaba una ceja con incredulidad. En lugar de dirigirse a los sillones, tal y como el elfo le había indicado, se dedicó a explorar a sus alrededores para distraerse un poco; ”tal vez sea una buena idea venir más adelante”, dijo la joven para sus adentros, siempre y cuando le gustara el resultado. Parecía que solo habían transcurrido unos instantes cuando la criatura nuevamente llamó su atención, para entregarle el pedido en un sobre amarillo. - A eso le llamo rapidez – Dijo la ojivioleta mientras esbozaba una sonrisa y abría el sobre para revisar que las identificaciones estuvieran en orden. Todo parecía estar bien… a excepción de un detalle. - Disculpa la molestia, creo que esta identificación tiene un error ¿serías tan amable de corregirlo? Mira, es aquí…- Señaló las letras que tenían que modificar. - Con eso y todo quedaría perfecto, por favor.- Off: Te envíe mp, con la corrección, por favor, por lo demás está perfecto… muchas gracias :3
  11. Qué tal? Bueno, pues aquí estoy molestando nuevamente. He tardado un poco, pero ya tengo los puntos de objetos necesarios para poder tener mi bóveda trastero :3 Desconozco si aún se encuentre en tránsito la bóveda que cree, así que espero que no sea mucha molestia ver si todavía me pueden aprobar esa o es que tengo que volver a hacerla. Básicamente esa es mi duda, espero que lo haya explicado bien xd. Muchas gracias desde ya! *Dejo chocos*
  12. ID: 78783 Nick: Valeskya Granger Link a la Bóveda Trastero: - - - Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda No. 78879 Nivel Mágico: VII Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): - - - Fecha: 2018-08-11 Nombre del producto: Libro del aprendiz de brujo Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): 1 Precio: 1000 G Nombre del producto: - - Consumible o Libro de Hechizo: - - Nivel (del libro): - - Precio: - - Precio total: 1000 G
  13. ID: 78783 Nick: Valeskya Granger Link a la Bóveda Trastero: - - - Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda No. 78879 Nivel Mágico: VII Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): - - - Fecha: 2018-08-11 Objeto: Armario Evanescente Puntos: 160 P Precio: 8000 G Objeto: Pensadero Puntos: 40 P Precio: 2000 G Total de puntos: 200 P Total de Galeones: 10000 G
  14. Los pasos de Valeskya la guiaban casi instintivamente por los diversos negocios que habían dentro del Callejón Diagon. Era algo que comenzaba hacerse habitual en ella, en primer lugar porque disfrutaba de ver todos los negocios que recordaban y que ahora ya no estaban, así como ver los dueños que habían decidido aparecer con nuevas opciones de compra, siempre dispuestos a cumplir con las expectativas de los magos y brujas que habitaban en Ottery. En segundo lugar le resultaba un tanto extraño, ya que ahora tenía una nueva responsabilidad: ahora formaba parte de la Orden del Fénix y eso provocaba que sintiera que estaba patrullando las calles, en lugar de disfrutar de un breve paseo. Ese pensamiento la molestaba, comenzaba a sentir la paranoia que le provocaba esa responsabilidad: sentir que la seguían, que su familia estaba en peligro, que ella estaba en peligro. Todos esos pensamientos comenzaban a arremolinarse dentro de ella, al punto de provocar que su buen humor se disipara rápidamente. Se detuvo enfrente del Cacao Café, un negocio que se veía sumamente acogedor y por el nombre, la ojivioleta supuso que tendría algo que ver con el chocolate, el cual resultaba ser su postre favorito. El sol estaba en su punto más alto y era un día sumamente caluroso, lo cual la irritaba aún mas; ese día llevaba jeans, una playera de mangas en un color rojo, su negra cabellera la llevaba recogida en una coleta y, ese día iba maquillada, llevando un labial del mismo color de la blusa. No lo pensó mucho para entrar, confiaba en que vendieran algo frío para quitar esa molesta sensación de calor que le provocaban los rayos del sol. Buscó la mesa más alejada de la entrada, básicamente para no tener que estar viendo constantemente quien entraba o salía del lugar. Su mirada violácea recorrió el lugar, buscando alguna cara conocida; quizás le vendría bien platicar con alguien, pero no encontró ninguna cara conocida, así que sin más se sentó en una mesa colocada en la esquina y justo a la mirada de todos. - ¡Hola! ¿Me podrían prestar un menú por favor?- Exclamó en voz alta, buscando que alguien de los que trabajaba en el lugar, pudiera atenderla. @
  15. Era la primera vez que Valeskya acudía a una agencia de diseño, incluso era la primera vez que tenía conocimiento de que había un negocio de ese tipo dentro del Callejón Diagon. Le resultaba extraño que a pesar de caminar frecuentemente por esos lugares, nunca lo había visto; le molestaba de cierta manera que fuera despistada. No era gran apreciadora del arte, sin embargo, le gustaba observar para poder aprender un poco más. Aunque en esa ocasión acudía para un pedido muy especial: el de su trabajo. Después de muchos años de encontrarse ausente, al final se había decidido ser parte del sistema y había solicitado un trabajo en el Ministerio. A decir verdad, la idea no le agradaba en lo absoluto, pero tenía una obsesión en conseguir galeones de una forma rápida, aunque eso implicara el no salir tan frecuentemente a pasear por allí. Finalmente, cuando la ojivioleta salió de sus pensamientos, notó que sus pasos la habían guiado justo hacía la edificación que se notaba que tenía poco tiempo de ser remodelada. - Es un lugar demasiado grande – Fue lo primero que pensó la bruja. Sin dejar pasar más tiempo, acomodó con rapidez y elegancia su túnica de color azul celeste y si entró a la recepción. Habían diversas pinturas, aunque a decir verdad la joven no les prestó mucha atención, aunque le dio un poco de escalofrío ver tanto orden. Frente a ella estaba un mostrador, con un elfo atendiendo; sabía que si daba un paso hacia las escaleras, se quedaría distraída viendo y tenía muchas pendientes por hacer, así sin más se acercó hasta criatura. - Buenas tardes ¿sería tan amable de proporcionarme un par de formularios y se lo puede entregar a la persona encargada de realizarlo? Gracias.- El tono de su voz era un exceso de formalidad, tal vez comenzaba a tomarse en serio el profesionalismo a un par de días de ser aceptada (?). Off: Espero haber hecho bien la solicitud. Te lo agradezco mucho :3
  16. Título de la canción: En ésta no. Nombre del cantante/grupo: Sin Bandera Género musical: Pop A quién la dedicas: Da lo mismo, no es del foro XD. Dedicatoria completa: Tiene un significado especial que tal vez esa persona olvidó, pero para mí sigue estando presente. Letra de la canción: En ésta no No me toca ser el que te ama Ni nos toca hacer juntos la cama Ni ver cuerdas de reloj En ésta no No coinciden nuestros universos Ni podemos escribir un verso Que describa nuestro amor En ésta no No nos toca caminar el mundo Ni viajar hasta lo más profundo De este cielo que se abrió En ésta no Nuestra historia nunca comenzó Tal vez en otra vida Pueda darte todo lo que siento ahora Tal vez en otra vida Me toque en tu cuerpo contemplar la aurora Tal vez en otra vida seamos tú y yo Y cante nuestra piel con una misma voz Tal vez en otra vida Beba de tu boca todas esas ansias Tal vez en otra vida Este amor distante acorte las distancias Tal vez en otra vida se nos dé la luz Tal vez en otra vida seas primero tú En ésta vida no En ésta no No nos toca decirnos te quiero Ni cuidar lo poco de dinero Que ha quedado en el cajón En ésta no Aunque duela tanto aceptarlo Y me quede con ganas de dar Lo que me quema el corazón En ésta no Nuestra historia nunca comenzó Tal vez en otra vida Pueda darte todo lo que siento ahora Tal vez en otra vida Me toque en tu cuerpo contemplar la aurora Tal vez en otra vida seamos tú y yo Y cante nuestra piel con una misma voz Tal vez en otra vida Beba de tu boca todas esas ansias Tal vez en otra vida Este amor distante acorte las distancias Tal vez en otra vida se nos dé la luz Tal vez en otra vida seas primero tú En ésta vida no Tal vez en otra vida se nos dé la luz Tal vez en otra vida seas primero tú En ésta vida, no En ésta vida, no Link al video:
  17. Valeskya también deseaba que las cosas fueran diferentes al lado del fenixiano. A su lado se sentía cómoda, tranquila y sobre todo feliz; cada vez que se veía rodeada por sus brazos, podía sentir que el tiempo se detenía y que nada ni nadie podía hacerle daño. Le agradaba sentirse así, era como si le permitiera ver la vida desde un enfoque distinto y en el fondo de su ser deseaba con todas sus fuerzas que ambos permanecieran juntos por mucho tiempo. La joven escuchó atentamente las palabras de Arcanus cuando hablaba de su mayor temor y no pudo evitar darle la razón. Las personas no podían vivir solas, siempre necesitaban estar ligadas con alguien más: cariño, amor, amistad o algo que les permitiera sentir que formaban parte de un grupo o familia; aunque ella consideraba que el joven de cabello castaño se trataba de alguien solitario, no dudaba ni por un instante que hubieran personas que habían formado o que formaban parte importante de su vida y eso le hacía sentir curiosidad. - ¿Solo un deseo? – Murmuró la bruja sonriente, antes de responder la pregunta que le había hecho al mago. En realidad era algo que no se había detenido a pensar, así que le tomó un poco de tiempo acomodar sus ideas. - La verdad es que…. Creo que mi deseo es que tener una familia, aunque claro, no en un concepto tradicional.- Solo de pensar en los Granger, le resultaba imposible pensar en una familia normal. - Es decir… que la familia permanezca unida, los que somos y los que en un futuro nazcan, aparezcan o se unan.- - Tal vez había sido una explicación algo confusa, esperaba que Arcanus no malinterpretara lo que había dicho… o más bien, no asustarlo con lo que había dicho acerca de la familia. No había sido una indirecta, en realidad para la ojivioleta su familia era parte muy importante, solo de recordar ese periodo de soledad en su casa, no lo extrañaba en lo absoluto; de cierta forma amaba el alboroto que siempre había en su actual hogar y lo disfrutaba. Esperaba que esa esencia permaneciera por siempre. - Me toca preguntar…- Dijo de pronto la joven, al tiempo que acariciaba el rostro de fenixiano y le daba un beso. - ¿Puedes contarme los detalles de tu primer duelo? – Lo preguntó para salirse un poco del tema y enfocarse más en lo que a él le gustaba. La joven levantó su mirada violácea hacia las estrellas que comenzaban a aparecer; la temperatura comenzaba a bajar un poco, sin embargo el cielo estaba completamente despejado y la luna estaba en su fase de cuarto menguante. - ¿ Y es considerado un exceso preguntar quién fue tu mentor en cuanto a duelos? – Preguntó la joven, sonriente.
  18. Valeskya dejó a su hermano que se dirigiera solo y con sus pensamientos al cuarto en donde se llevaría el ritual. A decir verdad, era la primera vez que llevaría a cabo una limpia de espíritu y de alma; solo lo había visto y lo había leído en libros y revistas, pero esperaba que todo saliera bien, sin embargo el Granger tampoco era alguien que fuera tan sencillo de purificar. La joven aún sentía que había cierta tensión en las palabras, había sido una visita más prolongada de lo habitual, sin contar que muchas otras cosas habían salido a la luz entre su conversación. En realidad solo había salido unos minutos a la superficie, justamente a la parte de afuera del negocio. Se sorprendió al ver que habían transcurrido varias horas, faltaba poco para que el sol terminara por ocultarse; sonrió al ver que las condiciones climáticas eran favorables, el color blanco atraería la pureza… que quedaría impregnada con sangre de gallina (?). Cuando decidió que había pasado el tiempo suficiente, volvió a entrar al negocio mientras bajaba las escaleras hacia el piso “clasificado”. Antes de dejar solo a Joaquín, la ojivioleta le había hecho una pregunta y se encontraba ansiosa por escuchar la respuesta. Eran incontables las veces en que su amiga había salido como tema de conversación y la respuesta era la misma: que era el amor de su vida. Le causaba verdadera curiosidad lo que tenía que decir acerca de eso, pues ella no creía haber experimentado algo así y no sabía si se debía a que aún no aparecía la persona indicada o simplemente percibían el amor de diferente manera. Tal y como lo había esperado, su elfina había dejado una mesa con ruedas justo en la entrada al cuarto, con las cosas necesarias y lo demás ya lo complementaría con magia; tenía que reconocer que esa era la mejor parte de estar de vuelta en el mundo mágico: el poder utilizar la magia sin tener que esconderse. Vestía con el mismo atuendo con el que había leído las cartas, no necesitaba más, entró mientras movía la mesa hacia adentro. Su hermano ya se encontraba listo para iniciar el ritual, no sin antes dar su respuesta sin tener que voltear a verla. No pudo evitar arquear la ceja con incredulidad ante sus palabras, si en verdad todo se había tratado de una farsa ¿por qué le seguía mostrando tanta devoción? Con su respuesta corroboraba que su hermano veía al amor de forma diferente; la última frase hizo que ella se quedara aún más desconcertada que al inicio. Suspiró y agitó su varita al tiempo que hacía aparecer unas velas que quedaban suspendidas en el aire, para iluminar medianamente la habitación; los inciensos que se encontraban en la mesa se distribuyeron por toda la habitación y se encendieron, para inundar el aire de ese aroma a copal. - Te equivocas…- Dijo la ojivioleta después de un largo rato. - Yo nunca supe detalles de la relación que ambos tenían… yo solo sé lo que me has contado, añadiendo quizás un par de veces que los vi juntos… si acaso.- Se quedó pensativa, mientras buscaba las palabras adecuadas. - Realmente lo poco que sabía es por lo que llevas diciéndome desde que ella partió.- Y era cierto, tenía tan pocos detalles de ese noviazgo, que seguramente llegaría el fin de los tiempos y jamás se enteraría. - Lo cierto es, que contrario a lo que piensas… nunca hablamos de ti.- Suspiró al tiempo que lo miraba fijamente, a ver si se dignaba a mirarla. - Era una especie de pacto silencioso entre nosotras. Ella siempre fue reservada y yo evitaba preguntar cosas que pudieran incomodarla o molestarla… así funcionábamos y nos iba bien. – Se inclinó de hombros. - Sin embargo, creo que más que amor, lo tuyo fue capricho porque ella no te correspondió como querías. – - Y antes de que quieras llevarme la contraria, no hace falta que lo aceptes o que lo niegues. Es asunto tuyo y no me involucro más… Solo creía que para tener tal devoción hacia ella, había sido algo más bonito que una farsa. – Se quedó en silencio unos instantes hasta que finalmente dijo: - ¿Te parece si iniciamos el ritual? ¿O quieres ayudar algo más?-
  19. La ojivioleta aceptó la invitación de Emmet para pasar a la parte de atrás, en donde se encontraba el vivero; a decir verdad, era la parte que estaba esperando desde que había llegado al local. Le causaba mucha curiosidad ver la clase de plantas que tenían en venta y el tipo de cuidados que requerían. Sin duda, el tener que comprar una planta sería un nuevo reto para ella, pues en general pocas veces había tenido a algo o a alguien a su cuidado y cuando algo así pasaba, las cosas no terminaban bien. Escuchó con curiosidad la respuesta del mortífago con respecto a que solamente él se encargaba de todo. Era una labor admirable, pues aunque no dudaba de su capacidad, la Granger se preguntaba de cómo era posible mantener en excelentes condiciones la gran variedad de plantas que tenían allí. También estaba de acuerdo en las palabras que había pronunciado el vampiro justo antes de abrir las puertas del vivero: que hay ocasiones en que es mejor hacer el trabajo solo. La bruja supuso que no cualquier persona tiene capacidad y habilidad para el cuidado. - ¿Sabes? No es necesario que la flor que busco deba de cumplir con todo lo que dije… con que sea de color blanco es suficiente. – Exclamó la joven de repente, al ver la gran variedad de plantas que había y notar que con todas sus especificaciones había puesto al dueño del negocio en un dilema. - Tengo la mente abierta a cualquier posibilidad. – Comenzó a dar unos cuantos pasos, reprimiendo el impulso de tocar la variedad de plantas que había. - ¿Regulas el clima de este lugar de alguna forma? Tengo la impresión de que acá hace más calor que en la entrada… - Preguntó la joven con curiosidad. - Por cierto, me disculpo si pregunto mucho, puedo llegar a ser realmente molesta sin proponérmelo.- En ese momento llegó a su mente una idea. - Hay dos flores que me gustan muchísimo: las gardenias, me encanta el aroma que tienen… y galanthus ¿has escuchado sobre ellas? Es una flor muy bonita de invierno.- La Granger quería aportar ideas acerca de algo que se acercara a lo que ella pedía; sabía muy poco de plantas, pero se tomaba el tiempo para investigar cuando alguna llamaba su atención o le gustaba. Esperaba que el Haughton encontrara la flor ideal y de paso que la aconsejara acerca de como cuidarla. Confiaba en su capacidad para lograr que la bruja fuera capaz de mantener algo con vida. @@Emmet Haughton Gaunt
  20. Valeskya apareció en los jardines de la mansión, evidentemente evitando cualquier mirada acusadora; su mente preparaba la mejor excusa posible, pero sobretodo creíble para justificar su desaparición tan repentina. Seguro la acusarían de abandonar a la familia, o algo mucho más dramático que eso, pero esperaba que con ayuda de los elfos, no hubieran tenido ninguna clase de problema con la venta; había sido todo tan rápido, que no había tenido tiempo de darle a su elfina las instrucciones necesarias, pero confiaba en que Breena hiciera lo que mejor sabía hacer, que era ayudar a la gente mientras pudiera. En el rostro de la bruja traía dibujada una amplia sonrisa, que solo podía demostrar dos cosas: una amplia felicidad y un gran plan que tenía en mente. Se tapó la boca para poder evitar soltar un chillido de emoción; se trataba de algo grande, pero para eso, tenía que pensar cuidadosamente todo lo que tenía que hacer. Como era su costumbre, abrió la puerta de la mansión con una patada, pero lo suficientemente suave como para no tirarla. Lo primero que escuchó, fue un murmullo proveniente de los elfos domésticos. - ¡Breena! ¿Dónde estás? – Exclamó en voz alta, mientras un chasquido tras ella, la sobresaltó. - ¡Demonios! ¿No encontraste otra forma más sorpresiva de aparecer? – Le dijo con ligero enfado, estaba de tan buen humor, que nada de lo que le dijeran, podría arruinarle su día. Notó que en el rostro de su elfina había una mueca que parecía de pánico. - ¿Qué es lo que sucede? – Le preguntó, al tiempo que le hacía un ademán, para indicarle a Breena que la siguiera a su habitación. - ¡E-e-e-l amo Joaquín! ¡Arrojó a la señorita Li del techo! ¡Creí que moriría! ¡E-e-enloqueció! – Exclamó su elfina rápidamente entre chillidos que se perdían entre cada palabra. - ¡Pero qué rayos dices!- Desde que había llegado a la familia, su hermano nunca había mostrado esas señales de locura. Desde luego lo creía capaz de hacer cualquier cosa, pero no esperaba que se atreviera hacerlo justo a la vista. - Está perdido ese hombre… definitivamente. – Alcanzó a decir la Granger mientras movía negativamente la cabeza. - ¡Afortunadamente apareció la señorita Fiamma para salvar a la señorita Li! ¡Y la señorita Zahil mandó a la señorita Li al cuarto más alejado del amo Joaquín! – La elfina continuaba hablando sin parar y la ojivioleta se llevó una mano a la frente mientras llegaban a la puerta de su habitación; comenzaba a aturdirse ante tanta palabrería. Y como si la luz hubiera llegado a su mente, se le ocurrió la mejor forma de alegrarle el día a la chinita. Con un ademán, indicó a Breena que entrara junto con ella a la habitación y que cerrara la puerta. Entró y buscó rápidamente una pluma y varios pergaminos. Con letra pulcra comenzó a escribir varias notas, una a una, ante la mirada atónita de su elfina, que apenas podía entender cómo es que podía mantenerse calmada después de lo que había escuchado. - Escúchame con atención Breena….- Exclamó mientras enrollaba los pergaminos. - NECESITO que por favor entregues estas notas a sus respectivos destinatarios, ahí puedes ver los nombres. – Sonrió de oreja a oreja mientras veía a su elfina, quien se encontraba más confundida que nunca. - Es imperativo que vayas primero con Joaquín y le digas que lo veré en el jardín privado en cinco minutos, que quiero hablar a solas con él en este momento ¿Me entendiste? – Le hizo señas a su elfina para que se acercara y le diera una instrucción adicional, en un susurro apenas audible. - Bien, solo son unos minutos que tengo… retírate Breena y cerciórate de que todo se haga de acuerdo a lo que te he dicho.- La elfina asintió, con evidente preocupación por no entender de lo que se trataba todo. Valeskya se dirigió al cuarto de su hermano, al tiempo que hacía aparecer su varita y una sonrisa malévola se dibujaba en su rostro. A unos pasos de llegar a la habitación de su hermano, se detuvo en la habitación contigua, al tiempo que abría la puerta con suavidad; pudo notar al elfo de Joaquín, quien se encontraba resguardando al tesoro más preciado. - ¡Petrificus totalus! – Exclamó con rapidez apuntando al elfo, dejando que éste cayera al suelo haciendo un ruido seco. - Disculpa pequeño elfo, pero prefiero que tengas los ojos abiertos para que le cuentes a tu amo lo que estás a punto de ver. – Se acercó hacia donde el pequeño demonio de rubios cabellos se encontraba durmiendo. - Hola pequeño Seishiro, adivina quien vino a visitarte. – Exclamó con una dulzura poco habitual en ella. Cargó al pequeño con cuidado, para que éste no se despertara y comenzó a caminar con rapidez mientras salía de la habitación y comenzaba a bajar las escaleras de forma rápida. - ¿Qué crees? Tu tía Val tiene grandes planes para ti … - Sonrió al tiempo que llegaba a la puerta, la abría con una patada y se detenía un instante para acariciar protectoramente la cabellera del pequeño. Sonrió maliciosamente, agitó su varita y desapareció con el niño en sus brazos. ----------------------------------------------------------------------- Breena cumplió presurosa las instrucciones que le había dado Valeskya: con un chasquido, apareció frente al Granger, cuidando de mantener una buena distancia, después de lo que había ocurrido: - Amo Joaquín, la señorita Valeskya quiere hablar con usted de forma urgente… Me comentó que desea verlo en el jardín privado que está a un lado de la mansión. – La elfina habló con una firmeza poco habitual en ella, pues temía que el Granger pudiera decirle algo si la notaba insegura. Con un chasquido desapareció y reapareció con la misma rapidez para dejar el primer pergamino a la vista de Joaquín. La elfina apareció en el cuarto en donde Li se hospedaría por un tiempo; sin decir más dejó el siguiente pergamino a la vista: El último pergamino iba dirigido a Fiamma y Zahil, eran las mismas palabras en pergaminos diferentes:
  21. Las cosas estaban resultando mejor de lo que hubiera imaginado desde aquel día en que había conocido al fenixiano. Ahora estaban comenzando una historia juntos… algo que le resultaba tan difícil de creer; la ojivioleta tenía que reconocer que la felicidad superaba por mucho al temor que sentía a que algo saliera mal. Supuso que era normal sentirse así, aunque tenía tanto tiempo de mantener ese tipo de sentimientos al margen, que volver a traerlos al presente resultaba algo totalmente nuevo para ella. Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de la joven bruja al escuchar la respuesta, aunque no estaba segura si era por eso o por el beso que llegó a continuación. Tenía que reconocer que sin duda eso se convertiría muy pronto en su actividad preferida, aunque escuchar a Arcanus decir que estaba un poco nervioso y que era evidente que era algo mutuo por la forma en la que ella se comportaba; dejó que la abrazara tan fuerte y aun así dejó escapar en un susurro: - Claro, tendríamos que haber competido a ver quién se moría más de amor y sin duda hubiera ganado – La Granger no cabía en sí de tanta felicidad, al punto en que no se había dado cuenta en que era tarde. Sin duda esa parte era su momento favorito de cada día: cuando el sol comenzaba a ocultarse para dar lugar a la noche. Con ayuda de Arcanus, se incorporó para volver a vestirse nuevamente y volver a caminar por los jardines; en su mente divagaba acerca de lo mucho que le gustaría quedarse mucho más tiempo en el refugio. Aunque la mano del mago iba sujetándola por la cintura, la ojivioleta optó por separarse para tomar su mano y entrelazar sus dedos. - Prefiero caminar de esta forma contigo, si no te molesta – Se excusó al tiempo que sonreía.- Te confieso que será algo diferente ver un atardecer contigo.- Se le escapó decir a la joven, pues realmente no le encontraba sentido a los días que transcurrían así sin más. Era solo el tiempo que transcurría lentamente, sin algún motivo aparente y ahora sería una experiencia distinta. - ¿Cuál es tu mayor miedo? – Preguntó Valeskya de repente, al tiempo que llegaban a un pequeño lago que estaba en la parte más alejada del refugio. El verde pasto servía como una confortable alfombra, sin ruido alrededor y con el cielo totalmente despejado. Creyó que sería un buen lugar y se acomodó, haciéndole un ademán al joven de ojos marrones para que la acompañara. - Lo siento, es inevitable hacer tantas preguntas. – Dijo, al tiempo que se inclinaba de hombros. - El mío, creo que es bastante obvio… ver morir a las personas que quiero. – Lo miró a los ojos mientras deslizaba su mano por el rostro del fenixiano.
  22. - ¡VAYA, VAYA! – Exclamó la joven al tiempo que daba un par de aplausos para llamar la atención de las personas que estaban presentes en esa parte del gimnasio. Aunque no tenía intenciones de montar un espectáculo con su hermano, no podía dejar pasar desapercibido el detalle de verlo allí en un intento de dar imagen de un deportista. La ojivioleta tenía que reconocer que no odiaba tanto al pelinegro como para permitir que siguiera haciendo el ridículo de esa forma; tenía que hacer algo inmediatamente. - ¡Por Merlín! ¡Baja de ahí! ¿Qué se supone que haces? – Arqueó una ceja con incredulidad. - No sé en qué pensabas cuando decidiste hacer movimientos de gimnasta, pero con tu estatura y tu porte… - La Granger dejó la frase en el aire, para que Joaquín la finalizara ante el mundo de posibilidades, en su mayoría malas. Se sentó en el banco más cercano, en esta ocasión llevaba un top y unos pantalones en un color rojo intenso; observó a su hermano de pies a cabeza, al tiempo que en su rostro aparecía una mueca de desaprobación. Definitivamente lo suyo era el trabajo de oficina, pero ese día el pelinegro estaba de suerte, ahí estaba su hermana para salvarlo de semejante apuro (?). - Vamos a hacer otro tipo de deporte… de esos donde vas a sudar masculinidad hasta por los poros. – De un salto se puso de pie y le hizo señas al Granger para que la siguiera; si quería atraer clientes, al menos los dueños deberían tener idea de lo que promocionaban. Nada como empezar con las pesas, el deporte por excelencia donde marcaría su musculatura, tomaría más fuerza y encima se convertiría en un excelente partido. Por una fracción de segundo, se imaginó subastando a su hermano a la mejor postora en una cita; aunque dudaba que él aceptara así sin más. Su vida amorosa siempre había sido un misterio y nunca contaba nada acerca de lo que le pasaba. - Estos aparatos ya debes conocerlos… la maravilla de las pesas, es que con los ejercicios más simples, puedes terminar marcando tu abdomen hasta parecer uno de esos modelos que aparecen en la revista “Corazón de Bruja”…. Como sea, solo tienes que seguir mis instrucciones y quizás te lluevan las mujeres casi de forma inmediata [?]- Dijo la joven con firmeza.
  23. La Granger arqueó una ceja como señal de estar de acuerdo con lo que había dicho: era evidente que no coincidían en casi nada. Después de que ambos contaran sus historias, la diferencia era aún más marcada. Por un lado, su hermano parecía disfrutar de la inmortalidad, aunque no pudo concluir si era porque ya había estado cerca de sentir la muerte o simplemente disfrutaba el hecho de sentirse superior a un humano común y corriente. Por un breve instante, creyó que la segunda razón era mucho más poderosa, sin embargo, siempre había mucho más de un motivo que llevaba a un vampiro a permanecer en esa condición. En el caso de la ojivioleta, sus razones eran mucho más sencillas: si bien ella no lo había elegido, había decidido poner su máximo empeño en que, si bien nunca podría recuperar con exactitud sus recuerdos perdidos en el pasado, al menos trataría de forjarse una vida de acuerdo a lo que ella quisiera. No disfrutaba de su condición, porque solo la idea de que algún día perdería a las personas que quería, era algo que quizás no podría tolerar. Trataba de mantener esa idea apartada de su mente constantemente, ocupándose en varias actividades, para evitar quedarse sola y que su mente divagara en cosas que la lastimaban. Aunque claro, era algo que ella no reconocería frente a su hermano y no por tratarse de temor, sino porque no la entendería. El ojiazul tenía una percepción diferente de las cosas y justo con su último comentario lo había dejado en claro; ella le dedicó una amarga sonrisa, como si tratara de decirle que era demasiado obvio lo que había ocurrido entre ella y su hija. Por un instante, dudó en que si debería contarle más detalles; aunque recordó que no había hecho mas preguntas incómodas acerca de lo ocurrido con aquella pareja que había tenido. - Ay Joaquín – La joven suspiró al tiempo que adquiría un tono de infinita paciencia como si tratara de explicarle a un niño. - No son solo MIS decisiones… ¿Cómo te explico?... – Lo meditó un instante, dudando un poco de qué tan confiable sería su hermano. - No fui yo quien dejé a mi hija en esta última ocasión. A veces las explicaciones no son suficientes, ni porque vengan directamente de su autora. – Se señaló al tiempo que se inclinaba de hombros. - Es como en tu caso, el resentimiento a veces supera las ganas de querer recuperar una vida… y no, no intento decir que es de sabios aceptar las cosas así sin más. – Dijo la pelinegra, pensativa. - Aunque lo cuente de la forma más simple, es claro que intentamos hablar y todo eso… aunque ella decidió irse. Y sí, lo lamenté al principio… pero no puedo estar así por el resto de mis días. En parte también por eso he vuelto, por si ella en algún momento decide regresar a buscarme.- El tono de su voz sonaba totalmente neutral, elaborado con todo el esfuerzo para que su hermano no comenzara a sacar conclusiones. Había dicho todo lo que tenía que opinar acerca del tema, incluso la sesión de espiritismo rechazada y finalmente agradeciendo internamente que el Granger no insistiera más en ninguno de esos temas. No sabía cuánto tiempo había transcurrido, pero sin duda era más del necesario; aunque ninguno de los dos tuviera alguna clase de problema con perder el tiempo, era indispensable seguir avanzando para que conociera todos los servicios. - Vamos, igual puedo seguir preguntándote en el camino si se me ocurre alguna cosa. – No había terminado de pronunciar la frase, cuando se le ocurrió preguntar algo que quizás traspasaría cualquier límite establecido. Le hizo un ademán a su hermano, para mostrarle la salida. - Hacia abajo, en la sección clasificada es donde llevaremos a cabo la limpia… por lo complicado de tu caso, es necesario hacer una limpia de uso rudo… entiéndase que usaremos una gallina mezclada con hierbas- - Es por eso que ocupo que te cambies, te pongas alguna prenda blanca… unos pantalones o shorts solamente. Sin camisa o playera, mientras más descubierto estés, mejor… Se trata de que el poder de la gallina entre hasta tu espíritu. – Hablaba seriamente, mientras bajaban las escaleras. - Te veré en unos instantes y ve pensando en la respuesta a esta pregunta. ¿Cómo fue tu relación con mi amiga? – Iría a ponerse algo más adecuado para la ocasión, y con un poco de suerte, sabría más detalles acerca de esa historia.
  24. La joven se preguntaba cómo es que una persona podía provocar tantas emociones en ella: desde la diversión, la emoción, la competencia, hasta sentir que su mundo se desmoronaba solo de esperar una respuesta suya. Dejó que Arcanus tomara su mano al tiempo que la guiaba para salir y sentarse al borde de la piscina; tuvo que reconocer que él era extremadamente hábil demostrando sus encantos y eso era una de las cosas que más le gustaba: de los dos, él era quien podía mostrar sus sentimientos de forma más abierta. Ahora ambos se encontraban muy cerca y esa espera de no saber lo que iba a responder, comenzaba a provocar cierta ansiedad. La bruja comenzó a pensar que debía haber formulado su pregunta de forma diferente, que debió aclarar que no era su intención presionarlo; era tener las cosas claras desde el inicio, para que ninguno se llevara ninguna clase de sorpresa. Sus pensamientos comenzaban a traicionarla justo cuando el fenixiano respondió de la forma más tierna hasta ese momento. Si existía una forma de reducir toda su existencia a un solo momento, no tendría que pensarlo dos veces para saber que era con ese beso. Su mano acariciando su mejilla, sentir su respiración y el rápido palpitar de su corazón, acercarse a ella tan despacio, que parecía que el tiempo se detenía a su alrededor. Las manos de la ojivioleta podían sentir la calidez de la piel del mago, el dulce roce de sus labios y la forma en la que le demostraba todo lo que sentía. No había palabras que pudieran describir ese momento que parecía eterno. - ¿Puedo hacer trampa y decir que tu respuesta no me ha convencido? – Sonrió la joven mientras se dejaba envolver en los brazos del joven de cabello castaño. No sabía cómo expresar lo que pensaba, volver a recordar cómo se sentía ser besada, quedar sin aliento y sin palabras. Estaba feliz de haber tomado la decisión aquel día de ir al Callejón Diagon, porque así tuvo la oportunidad de haberlo conocido. Se percató que sus manos estaban temblando, quizás se trataba por los nervios, la emoción o ambas cosas. Sentía temor de intentar nuevamente una relación, no quería terminar mal otra vez, pero a la vez deseaba con todas sus fuerzas seguir adelante con Arcanus. Tomó un poco de aire antes de hablar: - ¿Qué digo? Que me encantaría – Fue lo único que alcanzó a decir, al tiempo que lo abrazaba. - Aunque me gustaría que hiciéramos una promesa… Pero no te asustes, no voy a sacar mi lado posesivo y celoso… aún – Por una fracción de segundo, la sonrisa de su rostro desapareció y dijo con algo de seriedad , al tiempo que levantaba el meñique. - No será lo mismo que el juramento inquebrantable, pero la promesa con el dedo meñique es casi lo mismo… caaasi… - Le sacó la lengua, mientras volvía a su habitual sentido del humor. - Deseo que no haya secretos entre nosotros, que cuando alguno de los dos llegue a sentirse incómodo con algo, que no nos quedemos callados y que si vamos a intentarlo, que sea con todas nuestras fuerzas… ¿Qué dices? ¿Aceptas? –
  25. No sabía con exactitud qué era lo que más le gustaba de Arcanus: su carácter, su físico o la forma en que la trataba. Todo en su conjunto había logrado que ella en ese momento deseara que siguieran así por el resto de los días. Tenía que reconocer también, que los momentos en los que estaba muy cerca de él eran sus preferidos; tenía un poco de vergüenza por tener que decírselo, por eso trataba de aprovechar cualquier situación para poder acercarse. Se sentía segura a su lado, se sentía apreciada y su comportamiento claramente la delataba. Trataba de disfrutar esos momentos, pero de alguna forma era inevitable pensar en el temor que le producía que las cosas no resultaran como lo estaba esperando desde que había conocido al fenixiano. Sin contar que su comportamiento era todo lo contrario a lo que ella era habitualmente, la ojivioleta sentía que era otra persona solo cuando lo veía; definitivamente sacaba la mejor parte de ella y eso incrementaba un poco su inseguridad. Sacudió levemente la cabeza, como si con eso pudiera alejar esos pensamientos que le provocaban malestar. En ese momento estaba disfrutando las consecuencias de su pequeña osadía al haber lanzado al joven directamente a la piscina. Reía, en parte por el alivio que le causaba la actitud con la que había tomado la caída; aunque también le servía para disimular su reacción al sentir los labios de él muy cerca de los suyos… y también para disimular la vergüenza que le daba escuchar comentarios sobre cómo se le veía el bikini. La Granger no estaba muy segura si Arcanus se daba cuenta de lo mucho que la ruborizaba con las cosas que decía, pero trataba de poner su máximo empeño para no hacerlo demasiado evidente. Valeskya escuchaba divertida la respuesta ante la pregunta que había hecho; mortífagos atacando en manada o el hecho de imaginarse a sí misma intentando matar a alguien le resultaba absurda; incluso aunque ella tuviera la habilidad de hacerlo, en ese momento le resultaría imposible atacar al fenixiano, por el mismo motivo que le había hecho saber segundos antes: el hecho de que ambos se gustaban. En ese momento sintió que no había nada más que pudiera hacerla sentir más feliz, aunque el joven la sacó de sus pensamientos, proponiéndole un juego que podía ser divertido si ella ganaba. - Me parece que sería bueno pensar en… ¡Oye! – La joven exclamó con sorpresa al ver que el joven de ojos marrones había comenzado a nadar rápidamente. Intentó alcanzarlo, pero le llevaba una ventaja considerable. No era tan buena nadadora, aunque por su condición muchos podrían pensar lo contrario. La realidad es que siendo mortal nunca había aprendido a nadar, entonces aunque no podía ahogarse, le costaba moverse con gracilidad dentro del agua. Por más rápido que había intentado moverse y aun estando muy cerca de alcanzarlo, había perdido. - Totalmente desprevenida… - Exclamó al tiempo que trataba de fingir enojo. - ¡Exijo que los jueces revisen esta competencia! – Empezó a reír. - Espero que no intentes vengarte por lo de tu caída “accidental” a la piscina – Su rostro mostró una ligerísima mueca de preocupación, real por supuesto. - Aunque… antes de aceptar las consecuencias de mis actos, me gustaría hacerte una pregunta.- Lo miró fijamente a los ojos. - ¿Sabes? – No sabía por dónde comenzar, así que bajó la voz hasta convertirla en un susurro apenas audible. - Solo… quisiera saber hasta dónde tengo permitido ilusionarme contigo.- Finalizó.

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