En el mismo momento en el que Mónica cruzó aquel portal todos los vellos de su cuerpo se erizaron de manera inmediata, sin ni siquiera necesitar ver la grotesca escena para sentir la sobrecarga de energía negativa y emociones que había en aquella sala. Mónica Había leído sobre los juicios de la inquisición y mas profundamente sobre los juicios de Salem, pero había algo en aquella audiencia que le resultaba del todo diferente a lo que durante su vida había leído. No había varias mujeres a espera de sentencia y la única que allí se encontraba desprendía a borbotones la inocencia sobre los cargos imputados. La mente de Mónica pareció ignorar las voces de los que acusaban a la muchacha y sus ojos permanecieron por un buen rato posados sobre el rostro fatigado que, aunque en silencio, pedía compasión.
- Este no parece un juicio normal - murmuró de forma inconsciente, olvidando por un momento que el resto de personas eran totalmente ajenas a la presencia de ellos tres-. Bueno... ninguno lo era, pero me refiero a que hay algo raro.
La gente exigía desde sus tribunas la muerte de la chica muggle y jaleaba cada vez que alguien vertía una acusación contra ella. Era como si muchos de los que estaban allí estuvieran aburridos y que su único entretenimiento pudiera ser aquella ejecución, tal y como si de un show sangriento se tratase. Era terriblemente cruel ver, además, a los familiares de la supuesta bruja sentados en un rincón, llorando a mares y con los rostros totalmente desencajados. Finalmente cuando el anuncio del tribunal fue efectivo, más que terror ante una supuesta bruja, todos saltaron jubilosos. "Ojalá fuera una bruja de verdad", fue lo único que pensó, pues de aquella manera la muchacha podría escapar del fatídico final que le tenían preparado.
Cuando se detuvo a pensar la forma en la que pensaban cometer aquel asesinato, se estremeció. Pensó en los juicios de Salem de nuevo, preguntándose o más bien, debatiendo consigo misma sobre cual de las dos muertes le parecía más terrorífica y finalmente consideró que morir quemado en una hoguera resultaba, al menos bajo su punto de vista, mucho más terrible. Salió de su ensimismamiento cuando una de las mujeres que había acusado directamente a la muggle, sacaba su varita y hacía una discreta floritura hacia los jueces y jurado del juicio y de pronto lo entendió todo.
- Dentro de la crueldad de este tiempo, esto me ha parecido terrible. De todos los posibles juicios, creo que hemos venido a dar con uno de los peores - les dijo a Mica y Ludwig-. Diría que si a esa la acusaran de brujería, me daría incluso placer ver el mismo veredicto que ella ha traido aquí - confesó con cierta oscuridad inquietante en sus ojos.