Legilimancia

[Zoella Triviani]

La calva llevaba sus pasos por Mahoutokoro otra vez, su huída al ver a Jeremy entrar por esa puerta la había llenado de tanta ansiedad que necesitaba un breve momento para calmar su galopado corazón, sus nervios estaban al borde del colapso y no quería explotar ahí en frente de una arcana.

 

¿Que pensaría Rosália de eso? Se interrogó, mientras cruzaba por el sendero que lleva directo al invernadero donde la bruja imparte sus conocimientos. Ya estaba decidida, quería encontrar el control mental para poder lograr expandir su mente, y obtener su habilidad y anillo de Legeremante.

 

Se acercó a la puerta de entrada, supuso que ya para ese momento la arcana era consciente de su presencia en los alrededores de donde ela estaba. Alzó el brazo, y como siempre dio tres toques a la puerta para recibir el permiso de adentrarse a su morada. Ya habían pasado unas cuantas horas desde su huída, y esperaba quen el Triviani ya se hubiese ido.

 

Un olor la hizo nublarse, el rubio de su hermano permanecía aún en su interior ¿Debería de hacer como en Nigromancia? Donde la calva lo ignoró por completo durante el momento que estuvieron juntos.

[Rosália Pereira]

Los magos se mantuvieron aún de pie, escépticos. Rosália suspiró y esperó a que ambos se sintieran lo suficientemente seguros como para acompañarla en un momento de meditación, que los ayudaría a conectar enteramente con su mente y habilidad. Una tercera presencia la hizo sonreír y entendió que aquellos ojos grises pertenecían a la bruja que había huído del invernadero en cuanto Jeremy decidió entrar.

 

- Ella viene a hacernos compañía - completó, al escuchar los tres toques de la puerta del invernadero. "Pasa, estamos donde anteriormente estabas" agregó, percibiendo los segundos pensamientos de la Triviani. Se levantó del suelo, y decidió darle espacio a Candela y Jeremy, quienes se mantenían en total silencio. Se acercó a donde la calva entraba y con suavidad le regresó la regadera que al principio esta tenía para llenar de rocío las plantas.

 

- Vaya a los cactus del fondo. ¿Recuerda cómo palpar las sensaciones de la plantas? Busque en su interior el mensaje que ellos quieren darle. Si pretende ignorar a Jeremy, yo no debo infringir sobre ello - finalizó, para dejar sola a la bruja con su mente, bueno, no del todo sola.

 

Llevó sus pasos a la castaña despeinada y al rubio malhumorado y se sentó donde con anterioridad estaba, esperando a que alguno de ellos actuara ante sus palabras antes dichas - No tenemos todo el día, mis plantas necesitan atención - agregó, cerrando sus ojo con suavidad. El aire comenzaba a soplar cálido, anunciando que el día estaba por llegar a su fin. Y con ello, la jornada de enseñanza culminaría para dejar lo pendiente al día que le sigue.

[Leslie Ashryver PB]

La Delacour se removió inquieta en la cama, el embarazo la tenía bastante mal, entre el mareo, sus emociones a flor de piel por los quintillizos y las nauseas estaba más pálida de lo normal pero había atrasado mucho sus estudios, sin mencionar que estaba aburrida en la mansión, Kamra se había llevado a los niños a quien sabía dónde así que aprovecharía el tiempo para volver a Mahoutokoro.

 

Se colocó unas sandalias blancas sin tacon, un vestido azul corto hasta las rodillas simple y holgado, con eso no se le notaba el embarazo, se puso un poco de base en el rostro, dejó todos sus anillos de las demás habilidades y libros para al final abrir un portal frente suyo <<-Haz de Noche->> pensó, frente suyo un portal de su tamaño y oscuro se abrió, suspiro antes de cruzar por el.

 

Unos rayos de luz le dio en la cara, se tapó con una de sus manos porque le estaba lastimando la vista cuando al dar un paso se choco con algo, el ruido de algo moviéndose sobre lo que chocó la hizo ver enseguida donde estaba y se encontró que estaba en un invernadero.

 

-Pero que...- susurro al ver que estaba rodeada de plantas, macetas y demás cosas todo de jardinería al bajar la vista se topo que con lo que había chocado era una mesa llena de macetas -Hola? señora Pereira?- llamó completamente desorientada.

 

Esperaba que el Haz de Noche la hubiera llevado donde debías estar y no a otro lugar.

[Zoella Triviani]

La Triviani escuchó nuevamente la voz de la arcana en su consciencia, donde la suave calma con la cual hablaba logró tranquilizarla un poco. Abrió la puerta con cuidado y dejo que sus pasos la llevarán al medio del invernadero donde su madre y hermano se encontraban acompañando a la arcana. Dio un suave asentimiento a La Zingara e ignoró por completo al rubio.

 

La pelirroja caminó con total parsimonia, la calva observó cómo las plantas tomaba forma en su cuerpo con tal simplicidad, haciendo de ella parte de la naturaleza. Triviani deslizó sus ojos por la arcana, contemplando a la hermosa mujer que enseñaba la cátedra. Aspiró con suavidad y el aroma que desprendía podía dejar hipnotizado a cualquiera.

 

Escuchó la voz con atención, con la misma suavidad con la que dejó las palabras en su mente, la Pereira hablaba como si del suave tacto de tu madre cuando estás enfermo se tratara, Zoella asintió con calma y se encaminó a donde los cactus descansaban, sin darle siquiera una mirada a sus familiares que se encontraban en el lugar. Ghetava agradeció mentalmente a Rosália por respetar su decisión mientras se encaminaba a donde le había sido indicado.

 

Se arrodillo frente a las plantas, se descalzó y decidió que sus pies serían quienes tocarían la húmeda tierra mientras ella intentaría con sus manos percibir los tallos. Estiró sus dedos luego de sacarse los calcetines y poco a poco introdujo la punta de ellos en la tierra abonada, percibiendo las raíces que habían brotado de los cactus y suculentas. Aspiró del aire que le rodeaba mientras cerraba sus ojos y percibía el suave viento que soplaba.

 

Durante su última hora antes de que llegara el Triviani, Rosália ya le había explicado cómo conectar con las plantas. Aunque ella no lo había logrado, estaba dispuesta a intentarlo las veces que fuera necesario. Sabía que la Legilimancia la ayudaría a mantener el control mental que había perdido luego de Azkaban, control que tanto anhelaba volver a tener.

 

El olor de alguien conocido llegó a sus fosas nasales ¿Alessandra? Esperaba que la arcana las pusiera a trabajar juntas, la calva había agarrado tanto cariño por ella, Kamra y los quintillizos que sentía a la sobrina de su novia como familiar suyo.

 

El movimiento suave de sus dedos en la tierra logró que una raíz se enredara en su pulgar, dejó quieto sus dedos cuando un susurro fue escuchado en sus oídos ¿o había sido su mente? Una inmensa alegría la inundó cuando quiso seguir escuchando, pero aquello solo logró desconcentrarla de su tarea.

[Rosália Pereira]

La arcana escuchó el típico chasquido que dejaban los portales en el ambiente, y una cuarta presencia se hacía ver en su mente. Hurgó un poco en los pensamientos y recuerdos de lo que parecía ser su nueva alumna y sonrió, la mujer se encontraba en la dulce espera y aún de aquella forma seguía ampliando sus conocimientos. Cerró sus ojos y se relajó para percibir el suave movimiento del feto como si se alojara en su propio abdomen. La serenidad que aquello le provocó la hizo perderse un poco de sus alumnos.

 

"Estamos más al fondo, Alessandra. Siga el camino a su izquierda. Con cuidado de tropezarse con algo" agregó en la mente de su nueva pupila quien siguió las indicaciones hasta dar con Rosália y sus dos alumnos. Pereira alzó la vista y asintió en saludo a la rubia - Acompañe a la señorita Zoella, como ella relájese y pídale que le explique lo que está haciendo. Ese es el primer paso. En unos segundos las acompañó - agregó, señalando a donde los cactus se encontraban y frente a ellos la calva introducía sus pies dentro de la tierra.

 

Rosália observó curiosa aquella acción, percibiendo como le agradaba aquel acto a sus plantas que decidían enrollarse en los pulgares de la bruja.

 

"Manténgase enfocada Zoella, si su mente se dispersa no logrará su objetivo" agregó dentro de los pensamientos de la Triviani.

 

 

La arcana se levantó, esperaría a que Candela y Jeremy emitieron palabra alguna sobre sus últimas indicaciones. Regresó a donde había dejado la regadera y la tomó entre sus manos lentamente para llenar del líquido vital que corría por el grifo. Las amapolas claman su atención y ella ni corta ni perezosa fue a su llamado para otorgarles un poco de ese amor que albergaba por la naturaleza que la rodeaba y le había hecho parte de ella.

[Leslie Ashryver PB]

El olor a abono era lo que más abundaba en el aire, sumandole a variedades de plantas, flores y otras especies que no podía identificar por el aroma, suspiro y toco un par de flores rojas por curiosidad, le gustaba el olor a césped, todos sus cuartos siempre daban vista al jardín de sus familias. Sus dedos rozaban las flores cuando se estremeció al sentir la presencia de alguien en su mente, había decidido no usar la Oclumancia porque no serviría en aquella clase, sus muros estaban disponibles para la Arcana y su enseñanza pero aparte de Kamra, con quien compartía un vínculo de sangre que las unía desde su matrimonio, solo una persona había entrado a su mente para saber su verdadera identidad y la sensación no había sido muy agradable, se detuvo en seco y miro para todos lados.

 

Pero una voz en su cabeza le dijo que debía seguir más al fondo, supuso que Rósalia la había percibido ya, hizo lo que Pereira le indicaba hasta que llegó donde estaba ella, Zoella y más alumnos, se sonrojo al ver que no era la única que deseaba aprender de la mujer y se sorprendió de ser tantos ya que por lo general sus otras enseñanzas eran de pocos alumnos.

 

-Hola Arcana...Zoe- saludo a las dos féminas con una sonrisa y un asentimiento de cabeza con los demás.

 

Se acercó a Zoe cuando Rósalia se lo había indicado, agradecia que su vientre apenas se notara y mas aun que no le incomodara para tomar asiento en el suelo al lado de la calva.

 

-Entonces, ¿qué debo hacer?- le preguntó a su casi tia. En ese momento recordó aquella vieja charla en el Dark y se le acercó más a la fémina para cotillear mientras la Arcana no estaba -¿Ya le pediste matrimonio a Dennis?-

[Zoella Triviani]

La Triviani sintió las palabras de la arcana en su mente y contestó a ello, pensando que la pelirroja escucharía aquel pensamiento de contestación. Centró su mente, las últimas sensaciones con su terapeuta la habían ayudado a focalizar sus ideas a algo y dejar un poco lo que la hacía desvariar tanto. Cerró los ojos y escuchó con suavidad ese susurro que llegaba desde el fondo, pidiendo agua a toda costa. Contestó a ello, calmando al pequeño retoño en lo que el olor de Alessandra se acercaba.

 

Sintió a la rubia sentarse a su lado en lo que ella rociaba algo de agua en las raíces de los cactus. Una sonrisa se alojó en sus labios al escuchar la última pregunta y giró la vista a ella - Aún no, pronto viajaremos y se lo pediré. Pero ya tengo el anillo, tiene la fecha que nos conocimos grabada junto a nuestras iniciales - agregó feliz, regalando una suave sonrisa a la joven bruja.

 

- Primero relajate, Rosália dice que debemos mantenernos centradas pero no es fácil cuando tu mente es un caos - agregó a la Delacour mientras sacaba los dedos de sus pies de la tierra ahora húmeda. Hecho un vistazo a la arcana y regresó la mirada a quien pronto sería su sobrina. Dejó la regadera a un costado y se inclinó a la mujer.

 

- Creo que no tiene mucha ayuda esto de hablar con las plantas, pero hay que hacerle caso. Ya Candela y Jeremy pagaron las consecuencias, lo supongo por sus expresiones - mencionó con complicidad para alejarse un poco.

 

- Prueba tocando la tierra, concéntrate en cualquier cosa que puedas escuchar del aire o lo que te sople por ahí. Puede ser la planta hablándote - contestó a Alessandra con suavidad.

 

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[Leslie Ashryver PB]

Alessandra sonrió ante las palabras de Zoe, le alegraba saber que sus planes de unir su vida a la de su tia seguia en pie. Pero aquella felicidad duró poco a la explicación de lo que debían hacer, su mente era un caos, sus emociones también, le había costado tanto hacer Oclumancia que pensó que Legilimancia sería igual o mas facil.

 

Se llevó sus manos a la cara, no estaba para tener su mente tranquila, podía abandonar e irse y volver cuando estuviera preparada pero no quería, se sentía tan conflictuada con todo que su mente iba a explotar, trago en seco cuando Zoella siguió hablando, <<pagar las consecuencias?>> acaso habían reprobado y los había echado? se preguntó nerviosa, frunció el ceño y se preguntó si Rosalia no le podria hacer algun te para que sus nervios se calmaran. Estaba demasiado nerviosa y ansiosa para poder sentir los pensamientos de las plantas, dudaba realmente que alguna le hablase o si quiera

 

-Crees que la Arcana me daria algun té relajante?- le pregunto a Zoe en un susurro.

 

Esperaba que su pregunta tuviera una respuesta afirmativa pero mientras tanto hizo lo que la Triviani le dijo, se inclinó hacia adelante y aplastó sus manos en la tierra, apretó hasta que sus dedos desaparecieron bajo tierra, trato de sentir los pensamientos de algo bajo tierra pero nada, su mente estaba llena de cosas, pensamientos sobre el embarazo, su familia, trabajo y de lo irritante que estaba con todos.

 

-No puedo- suspiró sacando sus manos de la tierra a los pocos segundos de haber puesto sus manos -no hay alguna planta más maleable para aprender esto?- le pregunto a Zoe.

 

 

 

 

@@Zoella Triviani

[Ky.]

Llegar a Mahoutokoro había sido un viaje largo pero interesante. Un trayecto en el que había conocido a dos personas quienes peleaban por un cerdo, una de aquellas personas alegaba que el cerdo lo había comprado para hacerlo de comer en el cumpleaños de su hija, por el otro lado era un joven de no mayor a los quince años de edad que decía que aquel cerdo era más que su mascota era su compañero de vida. Lukyan siempre se había caracterizado por ser un hombre justo, más porque si se llegaba a concentrar podía ver muy en la superficie la mente de las personas.

—Puedo descubrir quién miente y quien dice la verdad. —les dijo a ambos hombres que se encontraban tomando al cerdo de una cuerda sin ceder un poco.

—Pero antes deben darme al cerdo. —su voz era calmada mientras hacía contacto con la mente del señor que dijo que había pagado, busco en la mente de este, pruebas que le dijeran que había dicho la verdad, pero no encontró nada. No existía rastro alguno del hombre pagando por el cerdo, por lo contrario, existía una imagen de haberse encontrado al cerdo bebiendo agua en el río, imagen que ha decir verdad, tampoco garantizaba que el cerdo fuera del adolescente que se encontraba a la expectativa de lo que él iba a hacer.

Lukyan frotó sus ojos con ambas manos, aún tenía reflejado en su rostro un semblante en el que parecía que estaba pensando que hacer o como averiguar quién era el que decía la verdad y quien era el que mentía, así que, para poder entrar en la mente del adolescente, realizó una pregunta al hombre al que ya le había registrado su mente.

—¿Cuánto dice que pagó por el cerdo?

El hombre se quedó pensando, y aunque Volkov estaba viendo a las expresiones de aquel hombre de unos cuarenta años de edad, su mente empezaba a indagar la del joven de quince años. En aquella cabeza si existían imágenes de un cerdo, un cerdo que como bien había dicho el chico era su amigo y compañero, más en cambio el cerdo por el que discutían no era nada parecido.

El puerco que él sujetaba con una cuerda era lo triple del tamaño que el que aparecía en su cabeza del chico, a decir verdad, no eran ni de la misma especie, la del chico era un cerdo vietnamita, así que lo más seguro, aquel niño había perdido a su mascota y al enterarse de lo que le iban a hacer a este se había creado la fantasía de que era suyo.

—3.000.000 yenes. —dijo el hombre y Volkov sonrió.

—Está bien. —busco entre sus ropas, un pantalón de vestir negro, con un suéter de cuello de tortuga blanco de manga larga de tela delgada acompañado de una gabardina del mismo color del pantalón. Del interior de la gabardina, sacó una bolsa con monedas y se la lanzó al hombre. —En aquella bolsa hay un poco más de 5.000.000 de yenes, el cerdo se queda con él. —señaló al niño de 15 años y le entregó al cerdo.

Estaba por seguir su camino, cuando volteo a verlos a ambos.

—Sé que ambos mienten, por lo que espero que con la decisión que tomé ambos estén satisfechos y dejen de pelear a media calle, si no vendré a quitarles al cerdo y las monedas —su voz era amenazadora y esperaba haber causado aquel sentimiento en ambos hombres.

Tardó tres semanas más en llegar al Colegio de Magia y Hechicería de Mahoutokoro, jamás imaginó que el colegio se encontrará tan lejos de la civilización muggle y al no conocer las instalaciones no había podido aparecerse en aquel lugar. Lo bueno es que antes de dejar el último poblado se había previsto con alimento y agua para seguir haciendo el recorrido. El colegio japonés era muy distinto al castillo de Hogwarts y un tanto similar a Koldovstoretz donde él había aprendido todo lo que sabe de magia.

Avanzó por los pasillos del colegio hasta dar con el aula en la que le habían dicho que podría encontrarse la Arcana, había escuchado por comentarios de varios de sus compañeros de la Orden del Fénix que la Arcana de Legeremancia era un tanto especial, que lo mejor era no entrar en confianza ya que parecía ser una mujer muy voluble y con cambios de actitud muy extremos, por lo que esperaba encontrarse con la personalidad buena onda de la Arcana, aunque él, tampoco tenía una personalidad muy fácil de tratar.

[Zoella Triviani]

La calva observó atenta a Alessandra mientras esta acariciaba su rostro. Una sonrisa escueta apareció en su rostro al verse reflejada en aquella frustración por el gran tormento de pensamientos que se alojaban en su mente. La Triviani acarició con suavidad la espalda de la bruja, como una mínima muestra de cariño a aquella mujer tan simpática que había logrado agarrarle cariño. Negó suavemente y observó los dedos de sus pies llenos de tierra.

 

- Este es mi segundo intento, el primero fue un total caos cuando vine y mis pensamientos no estaban focalizados. Creo que lo mejor es dejar todo lo que te atormenta fuera del invernadero. Olvidarte de todo por lo que dure la clase - La mortifaga escuchó la puerta del invernadero sonar y supo que alguien nuevo había llegado. Suspiró con suavidad y siguió concentrándose en calmar a la Delacour.

 

- Respira profundo y desplaza todo pensamiento. Piensa en algún lugar que te relaje. Prueba intentando recordar el aroma de Kamra, quizás te calme y logres percibir algo. Estoy segura de que la arcana ya viene a instruirnos en un rato - agregó, mientras seguía con el suave masaje en la espalda de la bruja.

 

Tomó la regadera y roció otro poco sobre los retoños de cactus, mientras con calma esperaba alguna indicación por parte de Rosália.