Legilimancia

[Rory Despard]

― Hey, concéntrate.

 

Había estado a punto de chasquear los dedos delante de Mel, para que ella volviese su atención al ejercicio, tras perderla con el ingreso del nuevo estudiante (al que al parecer conocía). Al retomar el ejercicio en aquel punto ambiguo en que lo habíamos dejado, el asunto de la familia vuelve a estar presente, una evocación de ambas pero que me he cuidado de decir que es distinta (¿aunque podría ella ser capaz de notarlo en mi mente?).

 

 

Y conforme aquella observación continuaba y nuevamente la conexión entre las dos sw establecía, experimenté por primera vez la irrupción de Mel en mi interior: Era extraña, porque a diferencia de Rosália que podía confundirse con el viento en los recuerdos haciendo que sea imperceptible su presencia, la de Mel era una suerte de energía contagiosa y curiosa, de la que te percatabas pero no generaba preocupación.

 

Quizá fuera por eso que lwjos de intentar esconder mis dudas , dejé que estas se expusieran: Cómo mi deseo de tener un hijo me había llevado a la pérdida de mi magia y la incapacidad de usar una varita, y de qué forma el hecho de estar allí era una prueba de que podía en alguna medida (aunque nunca igual) readaptarme a la vida mágica.

 

Pero ¿y si fallaba? El miedo instalándose en cada parte de mí a ese resultado era tanto que comenzó a extenderse hacia la conexión con Melrose: Miedo de fallar, miedo de no tener la capacidad suficiente,dd no volver a estar a la altura, y de cierta forma, no reconciliarme conmigo misma y la parte que había dejado morir el día que la maldición que poetaba había cobrado su parte.

 

Melrose también tiene miedo a fallar, en su mente que siento mas protegida que la mía (¿tenía mas razones para ocultar cosas? Cualquiera las tenía si convivía o conocía de las actividades de Richard) está instalado un profundo miedo a ello pero mezclado con sus deseos de probarse hábil y no tan "tonta" o desventajada en relación a Ellie y el propio Richard.

 

La imagen del hombre desembolsando con regaños un puñado de galeones para una clase de uzzas que ha repetido que salta de inmediato, diáfana, es la materialización misma de ese miedo, del mismo modo que en mi mente lo es la visión de la varita que Garry hizo especialmente para mí y que no volví a tocar desde mi partida de Ottery.

 

¿Podía la legilimancia ayudar allí? Entornando la mirada decidí persistir solo un poco más en profundizar ese vínculo establecido con Melrose, con independencia de donde fuésemos a terminar.

[Melrose Moody]

Inconscientemente, Mel toma la mano de Bel con un movimiento rápido, fluido, que no se siente forzado si no todo lo contrario. El miedo resulta ser la más potente de las conexiones, quizá porque es algo tan primario y que naturalmente guardamos en nuestras mentes como fuente primaria de conocimiento para poder evitarlo en el futuro, que se graba a fuego sin necesidad de incentivarlo. Mel observa una construcción que nunca ha visto, un lugar que Bel relaciona con una falsa sensación de seguridad, un espacio que ahora no siente propio y ve una varita.

 

Bel desea reconectarse con esa magia que cree haber perdido, la magia de las varitas. Mel la llama así, porque es también el término que Richard utiliza, en las pocas ocasiones en las que lo ha visto utilizar el término abiertamente en lo más secreto en Luss; es la magia que él no posee pero que ha anhelado siempre, aunque ya se haya resignado a no tenerla. Mel desconoce los motivos pero cierra su mente a Bel cuando se trata del secreto de su casero. En lugar de reflejar sus palabras, Mel piensa en los miedos de Bel y también en sus propios miedos, sin poder evitarlo. Éstos los ve también en los propios ojos de Bel, entiende que ella ha entendido de qué se tratan.

 

Más allá de éstos, sin embargo, el sentimiento subyaciente es una esperanza que llena todos los espacios, que ilumina alrededor quemando las sombras de duda: porque tal es así la naturaleza misma del carácter de Mel. Sus ojos, desprovistos de resentimiento o pena, observan los de Bel porque quieren transmitir eso pero también porque observan en los pozos de desesperanza de su mente no juzgándola si no con esa misma sensación de curiosidad y deseos de entendimiento. En ningún momento siente pena por ella o rechazo o tan siquiera cree que lo que piensa está mal. Observa, escucha, asiente. Después, sus pensamientos siguen girando en torno a sus cosas favoritas: días soleados, las carcajadas de su nueva familia, un potro naciendo en los establos Moody. Los lobos de Catherine que todavía la atacan de vez en cuando porque no confían en ella aún, pero que algún día convencerá para que se fíen de ella.

 

A pesar de que no tiene nada que ver con la labor encargada, Mel sonríe al cerrar los ojos ¿será capaz de mantener ese hilo de pensamiento si lo hace?

[Jeremy Triviani]

Jeremy le sonrió a Melrose como si fueran cómplices de algún chiste interno. ¿Lo eran? Bueno, habían vivido unas experiencias buenas con espíritus que los corrían por pasillos de esferas proféticas, y sumado a eso, habían compartido una cita de seis. Así que si, eran bastante cercanos dentro de todo lo demás. Se quedo firme sin saber que hacer, así que estuvo prestando atención con mucha curiosidad a los movimientos de las brujas. Ellas ya estaban en medio de un ejercicio y parecía que les iba bastante bien. Bueno... estaban intentando comunicarse mentalmente, y no parecía que fuera fácil, ya que había que tener un contacto previo a meterse en la cabeza del otro.

 

El vampiro frunció la ceja cuando se dio cuenta que aquello podría ser algo que les tocaría hacer en su turno. Miro de reojo a Candela para evaluar su expresión antes de hacer algún movimiento. Pero no encontró rastros de que la gitana estuviera diferente como al principio, parecía levemente irritada, como si aquello le fastidiara... o por el contrario le trajera fuertes sensaciones interiores. Decidió pensarlo unos minutos, antes de estirar su mano grande y agarrar la de su madre. Era particularmente gracioso que su mano grande engullera por completo a la manito delicada de la bruja. Jeremy sabia demasiado bien que esa manos solo de vista parecían delicadas, porque eran letales a diario.

 

-Tenemos que concentrarnos -Dijo tirando de la bruja del brazo para que lo mirara de frente y sus ojos se encontraran - Voy a entrar a tu mente. No pienses cosas raras.

 

Jeremy se quedo mirando esos ojos grises con intensidad, como si quisiera perforarle el iris con la mente. Pero no establecía la conexión, le distraía el color de ojos, y la mirada ruda de la gitana.

[Rosália Pereira]

Una cuarta presencia llegó, Jeremy Triviani, quien la arcana había visto dormir mientras su hermana huía del lugar. La intriga de ese par de hermanos era algo que la Pereira conservaba para si misma, más teniendo la presencia de la madre del par de vampiros. Las palabras del rubio llegaron a ella, una mirada sarcastica recorrió los ojos de la arcana que se giró al mago.

 

- Venir a aprender, como usted dice señor Triviani no es suficiente. Todos tienen una motivación o fin con el cual usar la habilidad, incluso algunos solo lo hacen por poder ¿Usted porque cree que es digno de yo compartirle mis enseñanzas? - interrogó la Brasileña, tirando los mechones de su cabello para atrás.

 

- Mientras lo piensa, traigame aquel pequeño retoño de Mandragora, y ni se le ocurra hacer alguna idiotes - objetó para luego soltar en la mente del hombre "O me encargaré de ti sin que nadie se entere" amenazó, conociendo la fama de travieso del rubio. La mujer se alejó de la madre y su hijo, esperando que acataran sus ordenes para con pasos lentos dirigirse a su otro par de alumnas, quienes se encontraban ensimismadas en su labor.

 

La arcana se arrodilla al costado de ambas brujas, y percibe ese miedo nacer de ambas. Las observa en silencio y logra percatarse de los engranajes trabajar en la mente de ambas, que en ningún momento rompen el contacto visual. A sus espaldas escuchó las palabras del Triviani y algo en su interior se irritó.

 

- No corra antes de caminar, Triviani. Cumpla con la labor que le pedí, por favor. y empiece a pensar, lo necesitará en un rato - vociferó, girando su rostro por sobre su hombro a penas. Regresó nuevamente al par de brujas y respiró, para sentir los hilitos conectarse a la mente de la otra.

 

- El miedo a veces nos nubla el juicio, el pensamiento. El enojo nos ciega y no nos permite ver aquello visible. La alegría nos hace ocultar cualquier cosa que pueda lastimarnos. La habilidad va enlazada con el control de las emociones, para no ver el juicio nublado, para que la ira no nos ciegue a las situaciones y para que la felicidad absoluta no nos deje ver todo color de rosas - soltó Pereira, sintiendo el viento soplar a través de su cabello, chocando con su rostro.

 

- Que observaron, estos ejercicios en pareja y con personas que conoces suelen ser más fáciles de hacer. La confianza con la que dejas tu mente a alguien conocido te da más facilidad de expandir tus saberes entorno a la Legilimancia. No siempre todo sale como se planea o desea, y muchas veces la habilidad no te deja entender del todo bien lo que percibes y eso tienen que tenerlo claro - objeto. Descansando sus manos sobre sus muslos.

 

- Las dejaré entrar en mi mente, y les mostraré algo - expuso la arcana.

 

 

Al ambas brujas entrar, se encontrarían con un recuerdo de la arcana. La inmensidad del río amazonas. en una de sus tantas expediciones, las Guacamayas Papagallo revolotear frente a los ojos de ambas brujas y la inmensidad de la selva. Suavizó la mirada ante ambas y prosiguió - Yo nunca me siento encerrada, viajo a través de mis recuerdos a diario y siempre visito lugares diferentes al entrar en las mentes de mis alumnos. La Legilimancia te permite más cosas que solo entender los pensamientos de alguien - mencionó, antes de seguir con las instrucciones que le seguían. Esperando que con aquellas palabras calmara la ansiedad y el miedo de las mujeres.

[Mentita]

A Candela le hizo gracia el que Rosália le sugiriese llevarse a sus hijos, y no fue consciente de lo que significaban sus palabras hasta que vio a Jeremy aparecer a su lado. Se puso rígida casi al instante, siempre estaba a la defensiva cuando se encontraba en presencia de cualquiera de ellos. Por un lado, su instinto de supervivencia le dictaba erradicarlos, como si se tratasen de una peste; por el otro, ese instinto maternal que tenía, tan roto y con poco uso, hacía que se quedara junto con ellos. Después de todo, y sintió unas profundas náuseas antes de que la palabra se le formara en la mente, eran su familia. ¡Qué sentimientos tan contradictorios! Y es que sí, Candela solía mantener en tormenta todas sus emociones.

 

Se alejó disimuladamente hasta la puerta, usando las indicaciones de la Arcana como excusa para poner distancia con Jeremy. Muchas veces le daba la sensación de que había parido un muchacho bastante posesivo y temía de su reacción cuando esa posesión saliese a flote en la personalidad de su hijo. No, por supuesto que no temía por ella, sino mas bien por él: la reacción de la gitana podría ser el iceberg de Jeremy. Uno muy grande, desde luego. Así que fingió no haber escuchado lo que parecía haber dicho en secreto y fue directo hasta... ¿Era una bolsa de abono lo que había pedido Rosália?.

 

La Triviani se quedó mirando la puerta y los costados de ella. Allí habían un par de macetas, enredaderas y unos sacos de... Sí, eso era abono. Estaba por girarse a preguntarle si era eso lo que quería, pero decidió que mejor lo llevaba de una vez. Lo Arcanos suelen ver con malos ojos las indecisiones, aunque Candela no entendía bien por qué. No se supone que llegues allí porque te sepas todas las respuestas, existen preguntas que aún no han sido formuladas y, tal vez, son las que más atención se les deben prestar. ¿Qué estaba diciendo?¿Pensando? Ni idea. la Zingara volvía a tener la misma tormenta en sus pensamientos. Incluso, y porque le parecía recordar apenas, lo tenía cuando Rosália se había metido en su mente para... ¿Para qué?.

 

>> Tenemos que concentrarnos...

 

Tarde. Respondió una voz en su cabeza. Los pajarillos ya estaban haciendo de la suya... Pero entonces advirtió la palma de su hijo cerrarse en su propia mano. Frunció el ceño cuando se sintió obligada a mirarlo a los ojos.

 

>> Voy a entrar en tu mente. No pienses cosas raras.

 

Candela no pudo sino sonreír, y no era una sonrisa inocente. Que le dijeran "no hagas esto", "no lo otro", para ella significaba todo lo contrario. Era un permiso implícito a hacer todo lo que le tenían prohibido. Así que llenó su mente de todos los recuerdos que le pudiesen resultar perturbadores al vampiro: la primera vez que detuvo su corazón, los sacrificios de sus hijos, escenas de la intimidad con su padre, la muerte de su primer hijo, Byron. Pero la maldad le duró hasta que escuchó el regaño de Rosália, provocando un pequeño traspiés en la bruja que iba camino a dejar el abono donde correspondía. Pero la bolsa se rompió y parte del contenido cayó en los pies de Jeremy.

 

― Ten cuidado, podría meterte en esta bolsa y usarte como abono para las plantas de Rosália. Aunque, probablemente, mates a las desgraciadas y me gane la furia de un Arcano. ―le susurró a su hijo, mientras recogía con la varita lo que se había caído, lo que no quitaba el hedor que dejaba sobre él― Estoy calculando si merece la pena... ―le guiñó un ojo y se alejó hasta el sector de plantas en el que había estado trabajando la brasileña para luego irse con las mujeres que tenía como alumnas desde antes de su llegada.

 

Pero todo eso, todas esas distracciones, no la alejaron de la cuestión planteada por la mujer que sería su maestra en esa habilidad. ¿Cuál era su necesidad?¿Cómo se lo explicaba?.

 

― Estoy lista, Rosália. ―dijo al fin. Movida, en parte, por la desesperación, en parte por la curiosidad que suponía una nueva habilidad.― No necesito aprender por poder... Necesito control. Control de mi propia mente, de mi memoria, de mis pensamientos... Control sobre mis capacidades mentales, pocas... Pero existentes, al fin y al cabo. Necesito control. ―repitió con un dejo de ansiedad en la voz.

[Rory Despard]

Bel Evans McGonagall

Saltar de los recuerdos vinculados por el miedo, a otros más luminosos cargados de esperanza, es lo que empiezo, tímidamente a explorar en la mente de Melrose, hasta que el llamado de atención de Rosália a otro de los alumnos, me sacó de la inusual concentración que había llegado a alcanzar.

 

Control, repetía la arcana ahora. Control sobre las emociones, necesidad de procesarlas de modo que no interfirieran con los pensamientos, ese era el nuevo aprendizaje que necesitábamos desarrollar para seguir avanzando en la comprensión de la habilidad. Tarea sumamente difícil para mí, que no solo era un ser bastante emocional, sino que de cierta forma, me preciaba de serlo, porque era la mejor manera que había encontrado para entender al mundo y entenderme a mí misma.

 

Lo que me estaba pidiendo la arcana, era por tanto, desaprender e iniciar un nuevo camino, el doble de dificultoso. Era una duda muy válida, pero la siguiente acción de ella, dejó sin margen cualquier posibilidad de intentar flaquear con ese proceso. Ya no me quedaba nada más a esas alturas, que ir hacia delante.

 

La observé entonces, la quietud de su cuerpo y su figura perfectamente estilizada, a juego con todas las plantas que la rodeaban, y a diferencia de las veces anteriores que la había tenido al lado, en lugar de un muro inexpugnable, su mente dejaba una huella superficial pero visible, capaz de guiarnos hacia lo que quería mostrarnos. Incluso antes de que cualquier imagen se hiciera presente, fue el sonido de una bandada de aves de plumaje multicolor lo que llegó primero a mis sentidos, y después de eso, el majestuoso color chocolate de las aguas del río amazonas, tan ancho pero mucho más vivo en los recuerdos de ella, que lo que yo misma recordaba de la visita que alguna vez había hecho a ese lugar.

 

"Todos lo hacemos de una u otra manera cada día, arcana" repliqué en mi mente a las palabras de ella respecto a viajar a través de los recuerdos. Viajes no solo en el espacio, sino en el tiempo, pero a los que Rosália dotaba de mayor amplitud, al decirles que también incluían visitas a las mentes de sus alumnos. Minutos atrás había comprobado junto a Mel, que los recuerdos podían vincularse a través de ciertas emociones, pero ahora, intentando suprimir las emociones, encontraba en las imágenes que Rosália dejaba que viesen elementos para comparar ese espacio con el de sus propios recuerdos.

 

Ambos podían discurrir de un mismo lugar, pero todo lo asociado a los mismos los volvía completamente diferentes. En mi recuerdo, el amazonas y sus aves exóticas estaban asociados al agobio del calor, los mosquitos que me habían llenado de picaduras, y el enojo de Richad Moody de haber sido timado por un trío de hermanos idi***s, mientras que en el recuerdo de Rosália aquel espacio se constituía en un refugio de paz y de descanso, a los agobios de la vida mágica cotidiana.

 

― Incluso siendo un mismo lugar, la mente configura recuerdos muy distintos― murmuré, segura que Rosália lo escucharía y quizá también la persona que se nos había acercado pero a quien no veía por causa de haber cerrado los ojos en un intento de concentrarme― Arcana ¿me aventuro demasiado al sugerir que la legilimancia nos ayuda también a ver el mundo bajo los ojos de los otros? ¿y quizá en ese proceso, nos reconfiguramos nosotros mismos?

 

"Ah, y nos permite un mayor control a partir de ello" terminé de razonar al escuchar las palabras de la recién llegada alumna.

[Melrose Moody]

Mel asintió levemente para mostrar su acuerdo con la arcana, todavía con los ojos cerrados. Había podido percibir, por un instante, a Bel, su presencia en su cabeza. Por otro lado, las palabras de Rosália eran claras y precisas; hacían referencia a algo que ya habían alcanzado a entresacar del proceso que estaban realizando. No era habitual para Mel tener que realizar ese esfuerzo y labores introspectivas pero tampoco era algo malo. Solo estaba disfrutando de explorarlo mientras tanto, asimilarlo o entenderlo, porque eran cosas que no había tratado antes con esa intensidad, salvo quizá en oclumancia aunque...

 

Su cuerpo se tenso por un instante cuando la arcana comparte con ellas el recuerdo del Amazonas. El olor es intenso a tierra mojada, lo que hace que Mel piense en la humedad, en el calor que había sentido una vez en un lugar similar (pero a la par, totalmente distinto) en cierta parte de Asia en la que no quería pensar más allá de lo necesario por si la arcana exploraba su mente, pues había sido parte de las misiones de Richard. También, piensa en su propia reacción y pensamientos que puede vincular a ese hecho, una vez asociándolo consigo misma.

 

Sin embargo, una vez los primeros segundos de descuido han pasado, se descubre a sí misma como un ente separado, tanteando el espacio, explorando. Más que una vivencia (porque no busca vivir esa experiencia a través de esa persona) entiende que está siendo llenada con una información precisa, que no hace distinciones al depositario, así que asume que es la manera correcta de hacerlo, que la arcana había buscado que encontraran. Para Rosália significa vivir la experiencia a través de esos recuerdos porque es una experta; Mel sabe que hay también otras criaturas para quienes los recuerdos son más parecidos al despertar que al mundo de los sueños -como los vampiros u otras criaturas de las que no sabe el nombre, que había visto en Escocia una vez-, pero no lo es para una humana corriente como Mel, así que ha encontrado su propia manera de "mantener el control" pero también de entender lo que está viendo y ser capaz de recopilar lo que necesita. "Asociar" esa información, sin apropiarla o modificarla.

 

Las aves, el sonido del río, la sensación de paz, la vegetación tan distinta y diversa, todo eso lo percibe con sus sentidos, a pesar de que es solo una mente, un recuerdo y se siente satisfecha y por eso también tranquila. Si es capaz de hacer eso, sabe que podrá zambullirse también en situaciones más peligrosas y seguir manteniendo ese dominio. Lo prueba primero con Bel, cuando ella vuelve la vista hacia ella, luego de dar su opinión al respecto: y se da cuenta que está observando a Richard, quejarse de los hoteles baratos y a un par de Evans que conoce junto a otro par de desconocidos, divirtiéndose en una playa brasileña. Mel no sabía que la familia Evans McGonagall había ido de excursión allí antes... ¡Y nada menos que con Richard!

 

Ese mismo entendimiento le hace darse cuenta de que ha alcanzado aquello que buscaba sin notarlo, a través del proceso de abrir su propia mente a posibilidades y también a entender procesos que antes solo la abrumaban. Bueno, se siente bien haberlo logrado pero "¿ahora qué?"

[Jeremy Triviani]

Jeremy estaba predispuesto a ver algo en la mirada de la gitana, y tuvo un leve mareo cuando algunas imágenes perturbadoras perforaron su cráneo en el camino de ingreso a su mente. Parpadeó intentando cortar la conexión, pero Candela con el rostro sonriente destilaba la maldad a chorros y apenas le permitió mover los ojos, hasta que ella misma fue la que corto el hilo imaginario desviando la mirada y continuando por llevar una bolsa de caca que le había pedido la Arcana. Pero no lo hizo bien, extrañamente el saco se rompió manchando los zapatos del vampiro.

 

-Ten cuidado tu también. Podría florecer en una planta carnívora que come gitanas -Susurró en respuesta a las dulces palabras de su madre - Lo merece - Agregó sonriendole a pesar de que estaba molesto con ella, por haber arruinado sus zapatos y haberle metido en la cabeza la noche de su concepción.

 

Utilizo su varita para desaparecer la mugre, mientras volvía a recordar el regaño que la Arcana le había dado para ponerlo en su lugar. Era tremendo que no aceptaran sus razones para aprender. ¿Acaso necesitaba tener un trauma para hacerse con una habilidad? No lo creía. Volvió a molestarse mientras caminaba hacia la maceta donde estaban las Mandrágoras adultas. Ellas estaban adormiladas, aunque podía ver que dos de ellas espiaban por un ojo apenas entrecerrado.

 

El vampiro conociendo el riesgo, fue en busca de herramientas para hacer el trabajo. Encontró el material a la vista, y se puso orejeras, lentes protectores transparentes y guantes de piel de dragón. Mientras observaba a las mujeres de la clase. Era hasta tierno ver a Candela jugando con la tierra e imaginando que plantaría cosas que vivirían en ella. Estaba seguro que solo usaba la tierra para esconder muertos debajo de ella. Ni mas, ni menos. Sonrió al recordar que debía concentrarse para armar una respuesta que satisfaciera a la Arcana.

 

-Hola, preciosas. Rosalia quiere ver a una de ustedes -Les dijo a las Mandrágoras mientras intentaba quitar una por la protuberancia de las hojas. No fue para nada fácil, las planta eran rebelde y quería morder al mago. Le escupía una especie de liquido con olor sospechoso y consistencia viscosa, alentada por las plantas mayores- ¡Quédate quieta, co.ño! -Gritó enfurecido cuando unas gotas bañaron sus lentes.

 

Aquella pequeña Mandrágora era bebe, pero con un carácter muy fuerte. Al terminar de sacarla, lo miro con ojos de tierra y una sonrisa horrible llena de raíces. Le hizo recordar a Callum cuando solían encontrarse para desayunar en Hogwarts en las mañana. Con mucho cuidado, fue hasta la Arcana para mostrarle el retoño.

 

-Traje al bebe, esta muy molesta. No quería salir de la maceta -Dijo para romper el hielo. Debía poner de su lado a la Arcana - Quiero disculparme por mi comportamiento de hace un momento. No fui muy honesto con mis motivos para la habilidad. Realmente me encantaría aprenderla porque le veo múltiples beneficios para mi vida -Sonrió a la Arcana, esperando que no notara las gotitas de sus lentes, se había olvidado de limpiarlas - Como hijo del Ministro, me gustaria estar a la altura de lo que se espera de mi... ya me entiende... -Revoleo los ojos - No quiero decepcionar a mi padre.

[Rory Despard]

Mantener a raya las emociones, y comprender que aun cuando se pueda visualizar las memorias, su entendimiento no es inmediato. Con aquellas dos indicaciones de Rosália, proseguí aquella exploración del recuerdo sobre el amazonas que ella nos había compartido, y en algún punto que no supe precisar cuando exactamente se dio, detecté la presencia de Melrose también, colándose como un espíritu juguetón en las impresiones que todas esas visiones me habían generado.

Sonreí ante su sobresalto por como las memorias vistas remitían en mi mente a la visita al amazonas que había realizado junto a Richard. Asentí, todavía con los ojos cerrados, y esta vez, me atreví a llevar la conexión que habíamos vuelto a establecer al sentido inverso, para que pudiese también acceder a la información dentro de la cabeza de ella.

Como había supuesto, también ante un mismo recuerdo, los significados variaban. Y para Melrose, es el calor de ese lugar, que le recuerda a su vez otro sitio con temperatura similar, lo que alcanza a captar. Si antes, por causa de haber establecido la conexión a través del más instintivo de los sentidos, como lo era el miedo, se habían sucedido en mis cabeza múltiples reflexiones y no pocos temores, gracias a Rosália y su plácido recuerdo, todo miedo o ansiedad se habían apartado, y en su lugar, la incursión no cargaba dolor en ella, sino tranquilidad.

Paz.

― En un estado de serenidad, resulta más sencillo el ejercicio― era una obviedad como una catedral, pero aun así quise externalizarla, mientras abría los ojos y estiraba los brazos que comenzaba a sentir levemente entumecidos― pero por supuesto la realidad es bastante diferente. Dependiendo la circunstancia en que puedas usar la habilidad, la persona frente a ti rara vez tendrá la disposición para compartirte esa información fácilmente.

Ahora que nuevamente con los ojos abiertos, podía ver el espacio alrededor, resultaba imposible no notar a la mandrágora bebé que traía aquel muchachito con él, por orden de la arcana, y lo bien cuidada que estaba, lo que podía reconocerse fácilmente por el magnífico brillo de sus extremidades. Solo tangencialmente, la información de que era hijo del ministro llegó a mis oídos, y le eché mirada de reojo, mientras declaraba sus intenciones para con la habilidad, que reflejaban tanto los atávicos ideales de las rancias familias mágicas de Ottery, que lamentablemente, eran las que ahora ejercían mayor influencia en las altas esferas del ministerio.

Y quizá por eso era necesario más que nunca, que hubiese un contrapeso. Entonces, era bueno estar en esa clase y ya que por fin empezaba a sentirme más segura de lo que iba aprendiendo, y mucho más preparada, para lo que vendría después, encontrar la oportunidad de ahondar un poco más en las creencias de esos otros dos alumnos, que claramente, distaban de las mías.

¿Qué podía ser mejor, luego de haber conectado con un espíritu afín como el de Melrose, intentar hacerlo con alguien diferente? Viendo esperanzada a Rosália, rogué por que pudiese dar cabida a ese intercambio.

[Rosália Pereira]

La arcana escuchó con atención las ideas y pensamientos soltados por el par de mujeres a sus costados, asentía cada tanto o realizaba un ruido de aprobación a sus palabras. Les percibió los recuerdos de ellas, mezclarse con el suyo propio y ahí, con suavidad, comenzó a deshacer las pequeñas hebras de su recuerdo para dar cabida a los de ambas mujeres.

 

- Cada mente te otorga una sensación diferente, la perspectiva que yo tengo en cuanto a las selvas amazonicas no es la misma a la que tu tienes, o a la que tiene Melrose, e incluso a las que tienen Jeremy y Candela - señaló a sus espaldas, donde el par de magos creaba un ambiente tenso, mientras el abono era esparcido a los pies del mago "Espero no haya quedado rastro alguno de ese abono en el suelo, ha sido difícil conseguirlo y traerlo aquí" objetó en reprimenda, en la consciencia de La Zingara.

 

- La paz que ciertos recuerdos te otorgan puede cambiar, traer tristeza e incluso ira. Ahí es donde entra tu control mental, el poder de saber que es real y que no. Lograr encontrar las señales de cuando algo es falso o una ilusión e incluso cuando intentan dañarte la mente - habló, lo suficientemente alto para que el par de Triviani la escucharan.

 

- Con la Legilimancia logras obtener un control mental superior, incluso aprendes a extraer de tu mente aquello que ya no deseas pensar, incluso crear ilusiones a los ojos de los demás - expresó, percibiendo las intenciones del rubio-

 

Se levantó con suavidad, en cuanto sintió a Candela a su lado y se giró - ¿Observan la Mandrágora que esta sacando el Señor Triviani? - Interrogó, empezando a maquinar su mente, dentro de la consciencia y ojos del rubio. La ilusión empezó, no solo ante los ojos del Triviani, sino a los ojos del trio de mujeres que rodeaban a la Pereira. Supo que la mandrágora estaba a salgo, incluso la herramienta usada por el vampiro era inexistente, solo a la vista de los ojos de sus cuatro pupilos.

 

Las expresiones de las mujeres se concentraron en él, quien caminaba con pasos altivos hacía las brujas. Escuchó las palabras de Jeremy y deshizo la ilusión, frente a los ojos de todo Jeremy sostenía la nada misma y su cuerpo se encontraba limpio y en perfecto estado - ¿Cuál bebé? La mandrágora aún está en la tierra, por favor trae la maceta completa, quiero solo moverla de lugar a un espacio más cálido - Agregó con calma, juntando ambas manos frente a su cuerpo.

 

- Su comportamiento no ha cambiado, pero acepto incluirlos a ambos en el aprendizaje con las Señoritas Moody y Evans - agregó, percibiendo los pensamientos de Bel.

 

- Colóquense uno frente a otro, por los momentos Bel y Melrose seguirán siendo pareja. Candela y Jeremy trabajarán juntos, intenten no matarse - expresó, al recordar los pensamientos anteriores de ambos.

 

- ​Relájense, otra vez. Quiero que lleven su mente a un recuerdo, el recuerdo que más les agrade o el que menos les cause disgusto, queda de parte de ustedes. Compartanlo con su compañero, no en las menten de ustedes, sino como una ilusión en la mente del otro. Jeremy y Candela, deben ver directamente a los ojos del otro, sus respiraciones deben acompasarse, al igual que sus latidos. Lograrán percibir pequeñas cuerdas agarrar su mente, eso será la consciencia del otro entrando. Pero no pueden romper el contacto visual, bien dicen que los ojos son las puertas del alma ¿Lograrán abrirlas? - dejó la pregunta en el aire, observando los engranajes comenzar a trabajar.