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Melrose Moody

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Melrose Moody ganó por última vez el día 7 Noviembre 2020

¡Melrose Moody tenía el contenido más querido!

Acerca de Melrose Moody

  • Cumpleaños 16/04/1993

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    52
  • Rango Social
    Supremo Consejo de Morgana
  • Rango en el Bando
    Knight
  • Galeones
    179744
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Orden del Fénix
  • Libros de Hechizos
    Libro de Hermes Trimegisto (N.35)
  • Familia
    Evans McGonagall
  • Trabajo
    Investigadora-Rastreadora de Magia Experimental
  • Escalafón laboral
    T1
  • Raza
    Licántropo
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    6260
  • Puntos de Poder en Criaturas
    2240
  • Puntos en Mazmorras
    40
  • Rango de Objetos
    Más de 3000
  • Rango de Criaturas
    2010 a 3000
  • Conocimientos
    Encantamientos
    Adivinación
    Maldiciones
    Defensa contra las Artes Oscuras
    Pociones
    Primeros Auxilios
    Astronomía
    Herbología
    Idiomas
    Cuidado de Criaturas Mágicas
    Meteorología
    Historia de la Magia
    Aritmancia
    Runas Antiguas
    Maestría con Escobas
    Herreria Sagrada
    Intelecto Sagrado
    Magia Sagrada
  • Habilidades Mágicas
    Hablante de Pársel
    Nigromancia
    Oclumancia
    Videncia
    Legilimancia
  • Medallas
    115000

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Gryffindor
  • Location
    The places where all the veins meet
  • Interests
    C'mon and take it back love (8)

Campos para Gringotts

  • Escalafón último mes cerrado
    T2
  • Posteos acumulados último mes cerrado CMI
    110
  • Posteos último mes cerrado CMI
    0

Contact Methods

  • Website URL
    http://

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Logros de Melrose Moody

Master

Master (14/17)

  • Well Followed
  • Amante de San Valentín Raro
  • Dedicated
  • Reacting Well
  • Conversation Starter

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5,8k

Reputación

  1. —Sí, carreras de botellas —aclara el brujo con una sonrisa—, solo empujar con tu magia y ver quién es más rápido. Potenciada por los recuerdos que tengan sobre este castillo. El brujo hace una exhibición de su magia sin catalizador para poder exhibir su punto. Melrose le sigue el juego, aunque su botella llega al otro extremo de la piscina mucho más lento. Luego, da una explicación larga pero aclaratoria de cómo tienen que vaciar el contenido de su bebida antes de llenarla de sus recuerdos para la carrera. En la casa, dan las campanadas del reloj cucú para el mediodía y Melrose se siente otra vez amodorrada, aunque la cerveza helada ayuda a apaciguar la sensación. Entonces llega Ellie y Mel se siente mucho más cómoda. Se acerca, le da un abrazo y toman asiento mientras Madeleine y Richard se miran el uno al otro. Es como si cada quien esperase que el otro dijera algo. —Excelente —secunda Richard en dirección a Rory, sin quitar los ojos de los de Madeleine. Entonces ocurre una pausa de menos de un segundo, hasta que el brujo vuelve la vista hacia el casto pelirrojo—. Empecemos. Melrose, que había estado entretenida con Ellie, se sorprende entonces ante la llegada de Ania y su respectivo ánimo. Richard, mientras tanto, se ríe a carcajadas por el comentario. Mel no solía animar los espacios y mucho menos hablar a menos que estuviera ebria. Richard era el que solía hacer eso. —Tiene razón Mel, qué bien animas este espacio. Mel, como toda respuesta, abre una botella de Black Isle y saluda a Ania alzándolo en alto antes de darle su segundo trago, su rostro es un enigma pero se anima a darle una tímida sonrisa. Tal vez no suela ser muy conversadora, al menos no en primera instancia, pero un poco de cerveza puede ayudar. Mientras tanto, Richard organiza la primera carrera de botellas con Rory, Ania y Kutsy como sus principales contendores. Matt se ha entretenido con la parrilla del buffet y Melrose se ha apresurado a asaltar los boyos del Jimmy's, entregando uno a Ellie mientras le pregunta sobre la cabaña de las pociones y cómo quedó al final, porque no ha ido a Luss en un tiempo. Ante la pregunta de Rory, Richard solo dice: —Ah, esa no participa, es la mía, la que envié como prueba. No revela a nadie cuál fue el recuerdo que utilizó o por qué sabe que llegaría más rápido. Luego, solo se distrae intentando darle instrucciones a Despard para su patito de hule-contendor. Mientras tanto, Mel vacía el contenido de su botellita y encuentra que acaba de consumir más de trescientos mililitros de hidromiel criada en barrica de roble. Otra sonrisa ilumina su rostro, una más quieta y menos tímida, mientras abre la botellita de Ellie para que ella también tome el suyo. El olor de la bebida llega a sus fosas nasales con rapidez. Es whisky de fuego, un shot de más de trescientos mililitros también. Entonces, de la nada, una serie de meseros irrumpe en la tranquilidad del patio trasero. Richard da indicaciones rápidas y estos comienzan a servir grandes mesas de comidas, fuentes de chocolate y bebidas. Todo es armado a la velocidad de la luz. Richard no dice nada pero una de sus sonrisas maliciosas asoma a su rostro, mientras se vuelve a seguir juzgando del avance de las botellas.
  2. —Eh, ¿esa no es Kutsy? Melrose gira el rostro y su expresión se adorna con una sonrisa. Alarga una cerveza, pero la muchacha vampiro ya tiene una en la mano, así que Mel se la entrega a Richard, quien la recibe y se queda mirando en sus ojos un buen rato. Hay un encantamiento extraño en esa tarde amodorrada y tibia. Melrose recuerda de pronto, como Ellie se pasaría por el castillo a golpe de las tres, aunque todavía es algo pronto para eso. —¿Qué han estado haciendo? ¿Alguna novedad importante? La bruja no es de hablar mucho, así que su pregunta no es para alguien en particular y se siente antinatural. Richard se acuesta en una tumbona cubierta por un toldo embrujado, que le permite disfrutar del clima sin quemarse y Melrose se acuesta en el césped junto a su silla. El brujo acaricia su cabello distraídamente mientras juega con un lapicero, haciéndolo girar en el aire. Su magia descontrolada no parece estar afectando de mala manera ni a Melrose ni a nadie más, lo que tampoco es común. Dicho pensamiento en el fondo de su mente, se funde con la misma rapidez con la que acude. Otra parte de su cerebro se distrae. Los dioses parecen estar angustiados. No sabe de donde le viene el pensamiento, pero lo tiene ¿Es acaso un llamado de los paladines? No tiene idea. Richard anuncia que pronto serán las cuatro y media. Melrose ríe sin sentido. Es gracioso pensar en el tiempo. —Ah... El eco de la voz vuelve sus cabezas. Son Despard y Ironwood. —Adiós... quiero decir, hola. Richard la mira algo alarmado, pero sus ojos fijos vuelven a relajarse un segundo más tarde. —Ah, veo que somos varios —comienza, olvidando sus usuales modales en ese tipo de situaciones— ¿Alguno quiere jugar a carreras de botellas? A manera de seña, levanta un dedo, para indicar que no hará uso de su varita. Melrose se siente inquieta y entusiasmada ¿Será seguro? ¿No irá a explotar o algo? No, no, eso no tiene sentido... ¿Lo tiene? Melrose golpea el suelo a su lado para indicarles que pueden tomar asiento allí ¿Será que llegará Ellie a las tres? ¿Y qué hay de las otras sillas tumbonas? Seguro más Evans de regreso.
  3. Otra promesa cumplida, no como tú que nos sacaste el rol con atraso de dos días ñ,ñ 

    1. Melrose Moody

      Melrose Moody

      jajaja fuera de acá, ya estoy contestando ññ

  4. La danza —Acércate. La elfina puso la bandeja sobre la mesa rodeada de hadas revoloteantes. Era una mesa larga de madera antigua, con marcas pequeñas, aquí y allá, causadas por el uso. Sus dueños nunca se molestaban en corregir los daños, lo mismo que los elfos no se sentían con el permiso de hacerlo. Las hadas brillaban a la luz de la tarde y el gorjeo de sus alas dotaba al espacio de un aire apacible, amodorrado, casi glotón. Los pequeños pasos de la criatura tuvieron que hacer algo de esfuerzo para llegar hasta Melrose. La muchacha entendió que algo sucedía con Freya: era como si, de la noche a la mañana, la criatura hubiera sufrido de un envejecimiento acelerado. "Nada qué hacer" había dicho Richard "no es un maldición del cuerpo. Su mente partió junto con Pandora". Melrose tomó las manos de la criatura, de un tono oscuro, con venas azuladas. —No es necesario que traigas más bandejas —la tranquilizó. La criatura se agitaba, como si Melrose hubiera dicho algo malo—. Todo está bien. Ya no necesitas hacer eso. Sólo descansa. —¡Pero señorita Melrose, Freya jamás podría...! Mel le hizo un gesto a P-ko. La otra elfina sabía que había una pequeña cama de elfo al fondo del pasillo. La habían instalado en una extensión mágica junto a la cocina. La llevó sostenida de un brazo, al cuartito pequeño, donde la criatura podía descansar con un oído pegado a la puerta. De otro modo, le daba una ansiedad tremenda, el dejar de cumplir con sus deberes de servidumbre. Melrose tenía una sensación extraña en el pecho. Ni la muerte ni la enfermedad le eran ajenas pero había algo en los detalles del pequeño cuarto, el hecho de que la mayoría de los Evans no estuvieran allí y que ella y P-ko, estuvieran presentes. La ciudad callaba y el eco de los muros temblaba con viejas historias y otras más recientes. Los ojos de la elfina se aclaraban y velaban cada tanto, hasta que empezaron a mirar sin ver. —¡Ama Bel! ¿Alucinaba P-ko con la pelirroja? Por un instante, Melrose creyó estar ciega también. Las lágrimas solo le dejaban ver una mancha roja. —Ama, yo sabía que estaba usted viva, que la sangre de este castillo no había muerto. Que nunca morirá. La elfina deliraba. Apretaba su mano en el aire. Melrose percibió el aroma de la nieve, lo que no tenía sentido, porque afuera el atardecer no podría haber sido más cálido y perezoso. Entonces, vio la mano que apretó la de la elfina. Un último apretón misericordioso, antes de que la criatura extinguiera su propia visión, con una sonrisa en el rostro. En la noche, cuando cavaba al costado del castillo, con manos terrosas, recordaba cuántas veces le había robado a la pobre criatura, bocadillos, sánguches y porciones de fideos. Podría haber sido más amable. Podría haber pensado en cuánto había demorado la criatura en hacer todas esas cosas. Sin recibir nada a cambio, encerrada en una colmena de piedras frías. —Vamos, tenemos que ir al buffet —masculló Richard—. Y yo que había preparado las cosas para una fiesta aprovechando que están fuera. Entonces la tierra de la tumba ya cubierta estuvo una vez más en el agujero original. El cuerpo de la elfina fue llevado por Melrose a la pequeña cama. Ella y Richard retornaron al cuartito en donde la mano la apretujó antes de morir y Richard fue a su cita médica. Las velas que habían sacado de la cajuela para velarla estuvieron de nuevo completas y en sus cajones mientras ella mantenía los ojos fijos en la criatura. P-ko volvió a su lado en lugar de preparar la cena funeraria y Freya abrió los ojos. Melrose se dio cuenta, mientras retornaba al patio, de que su estómago se depletaba y sentía un hambre retrospectivo. La piscina brilló con la luz de las cuatro de la tarde mientras la muchacha, cada vez más hambrienta, tomaba un pastelillo del buffet reservado para la noche. Luego, Richard estaba allí, recordándole que tenía una visita con el dermatólogo a las cinco y Mel le decía que era una estupidez, pues ella con sus ojos licantrópicos, podía ver a su piel rejuvenecer por segundo. —Te digo, que a cada minuto te haces más joven. Richard soltó una carcajada, pensando en que a las cuatro en punto muchos Evans estarían allí antes de salir de excursión y de que era extraño que ninguno hubiera notado que se despacharían la despensa. Tomó muchos bocadillos que normalmente no comía porque al fin y al cabo ¡Si de verdad no estaba envejeciendo y no engordaría ya qué más daba! Y Melrose, mientras tanto, pescó de la piscina una lata de cerveza fría de la isla de latas que flotaban juntas por el agua, pues alguien había usado la piscina como refrigerante y no había roto el hechizo desde entonces.
  5. Solo vengo acá a establecer que siempre mejor que Syrius xd

    1. Syrius McGonagall

      Syrius McGonagall

      Pff, ya quisieras solo por destilar odio! 

  6. Mel se sorprendió al ver que Mia llegaba. No la había visto hacía mucho y parecía apenas retornar del trabajo. Al menos, tenía un aspecto parecido al que solía tener Ellie cuando volvía del suyo. -Uhm, creo que esto todavía no empieza - replicó Mel dubitativa, ya que Matt todavía no le había dicho nada respecto a cuáles eran los planes para lo que a todas luces lucía como una posible celebración-. De todos modos, si quieres baño caliente y comida antes de que todo arranque, no te cortes por todo esto -añadió en modo afable. Mel era consciente de que normalmente su papel en ese tipo de reuniones y celebraciones era más bien pasivo. Dejaba que Richard organizara todo o veía cómo lo hacían los Evans y llegaba cuando ya estaba todo listo o cuando quedaba muy poco por hacer. De hecho, que recordara, rara vez asistía a esas reuniones por su cuenta. Quería hacer la diferencia en esa ocasión y por eso le había dicho a Matt que ayudaría en lo que hiciera falta, sin contactar primero a los Moody, pero era algo más que eso. -¿Alguno vio a Bel? -preguntó Melrose. Ella siempre tenía el tino de caer de sorpresa justo en fechas donde los Evans se reunían. No la veía hacía mucho- O a Rory y a los demás aquí en el castillo. Todo está extrañamente silencioso. Quizá tuviera que ver con la nieve o la ventisca pero el silencio inquietaba un poco a la bruja. De manera distraída, retiró también unos copos de nieve de los hombros de Mia con suavidad. Fue un gesto conducido por su repentino nerviosismo a causa del silencio provocado por la nieve ¿amainaría pronto?
  7. Melrose entró al salón con un montículo de bollos de crema sobre los brazos. Estaba sorprendida de encontrarse en un espacio más parecido a su lejana residencia en Luss, con los Moody, que en el interior del castillo que siempre ostentaba la más cara manufactura. Sin embargo, no hizo ningún comentario. Por el contrario, con ojos muy abiertos, se acercó hacia Matt y le alargó un bollo mientras observaba alrededor. -¿Necesitas ayuda con algo? No te veía hacía mucho tiempo... Un atisbo de sonrisa y unas palmaditas en la espalda fueron su saludo, para luego proseguir hacia la barra precariamente para dejar allí su merienda. No dejaba de revisar con la rapidez de su especie, arriba y abajo, detallando en su mente cada esquina y cada tablón nuevo, mientras olisqueaba el aroma a pino. A pesar de que lucía antiguo, era evidente que era un arreglo reciente, mágico del todo, pues no había albañil capaz de cambiar el interior de un castillo de esa forma. El olor a nuevo lo impregnaba todo, detalle que tal vez Matt cambiaría poco después para que lo reciente de la distribución renovada no resultase tan descarado, por lo que Mel disfrutaba mientras tanto. Freya ingresó en ese momento con expresión preocupada, preguntando qué era lo que sucedía. La elfina lucía más envejecida que la última vez que Melrose la había visto y eso la sorprendió ¿cuánto vivía un elfo doméstico de todos modos? -Sí, eh... -Mel hizo un enorme esfuerzo por hablar con la boca vacía, suspendiendo su asalto a los bollos hogareños- Si quieres acelerar lo... que sea que estés haciendo ahora, pues estoy a la orden. La bruja giró su varita entre sus dedos, antes de guardársela en los enormes bolsillos del vestido azul que llevaba y seguir comiendo. Eso pareció tranquilizar un poco a la vieja elfina, pero no tanto.
  8. -Whiskey criado en barrica de roble -replica Richard estrechando su mano en recibimiento mientras Catherine hacía una pequeña inclinación. Al terminar el saludo, se acomodó el cabello hacia atrás una vez más y prosiguió-. En realidad, esto no es más que un sencillo arreglo que hice como un favor personal, no hay nada qué agradecer. Catherine tomó una copa de vino de uno de los meseros que empezaba a ensayar a ir pasando con su bandeja y le dio un tímido sorbo. Era raro para ella en días como esos ver de vuelta al Richard diplomático. Con el tiempo, el mago se había vuelto más hosco, menos propenso a agradar y más interesado en financiar cosas por su cuenta que le reportaran "cosas interesantes" que a agradarle a la gente o, como hiciera en el pasado, a los aristócratas y poderosos. -Veo que te has adaptado bastante bien a este entorno - dijo Catherine a Matt. No dice más, debido a su hábito de parquedad, pero es evidente que se refiere a su traslado a Inglaterra y en específico a Ottery. Mientras la bruja da un segundo sorbo, Madeleine llega y el ambiente se distiende todavía más. Catherine le dedica un gesto de bienvenida y añade: -Mesa de buffet justo ahí detrás -señala la bruja, para que Madeleine pueda ver la gran mesa larga cargada de piqueos papas, albóndigas que se puedan picar con pequeños palillos, mini sandwiches, quiches, tartaletas de manzana y todo lo imaginable.
  9. El castillo brilla con luces artificiales, que anuncian un gran evento. En el jardín trasero, se han instalado unos grandes pabellones de cocina, cargados de personal humano, ya que Richard no confía en los elfos, demasiado leales a los humanos, dejarle hacer alguna travesura de ser necesario. En el castillo, los elfos de la casa y de sus respectivos miembros se afanan en decoraciones, aseo, acomodación de cada pequeño resquicio, habitación y chimenea. El gran evento inicia a las seis de la tarde. Unas esculturas de mármol pintado se encuentran también allí. Richard, que gracias a varios antiguos vampiros todavía guarda en la memoria el estilo griego de pintura sobre mármol blanco, mira con deleite la capacidad mágica de reproducir esas obras de arte, que luego podrá vender a mejores postores post-fiesta. Éstas curiosas figuras, se mueven de rato en rato, con transiciones pausadas de brazos, piernas y el rostro, que se acomoda para posar la mirada en distintos puntos en el espacio. De todos modos, no es él el encargado de organizar esa parafernalia: es solo un favor personal a Catherine, que a su vez recibió el petitorio de Bel. Un miembro de la familia cumple años y los Evans gustan de celebrarlo siempre de manera fastuosa. Falta apenas media hora para que los invitados empiecen a llegar. La bruja lleva un vestido negro clásico, con zapatos a juego, que no parecen impedirle movilizarse por la zona de baile, las sillas para invitados y el cerco donde se cierra el recibimiento y comienza el huerto de la vieja y pelirroja matriarca, cerrado al público. Las hadas han quedado sueltas y solo sus bowtruckles han quedado encerrados entre los tomates y las fresas. La piscina luce reluciente y se instaló un área de bar flotante en ella. Además, hay un bonito escenario en una esquina, como es usual y una hilera de piqueos que se vuelven a llenar cuando alguien toma algo, para quienes tengan hambre aún antes de empezar la cena. Richard no puede evitar pensar en que a Melrose todo eso le habría encantado. Catherine lo saca de sus pensamientos en ese momento: -¿Ha llegado alguien? Richard sacude la cabeza. Sin embargo, es seguro que no tardarán en acudir. @ Syrius McGonagall @ Rory Despard @ Ellie Moody @ Kutsy Stroud Lenteric @ Lillian Potter Evans @ Ania Evans Weasley @ Agnes Lynn @ Hannity Ollivander Evans @ Marie J. Báthory Poulain @ Laimi Evans @ Jank Dayne @ Kaori M. @ Hobb Graves
  10. Es difícil abrirse paso entre el calor de la carne y la sangre. Intento presionar mis extremidades con más fuerza y la criatura aprieta el vientre en su esfuerzo por tragarme. Es un neonato y por eso le es difícil entender qué sucede. De entre todas las posibilidades... no había esperado aparecer allí. Tengo que hacer un enorme esfuerzo para librarme. La oscuridad absoluta del espacio y la falta de aire no me matan pero me hacen sentir aprisionada. Es un ejercicio lento: cortar, desgarrar, ver la regeneración. Hasta que el proceso termina. Soy capaz de asegurar la espada ancestral, fijando la criatura al suelo. Eso lo cambia todo, porque ahora sé dónde está el suelo. Abrirla desde dentro es entonces un trabajo menos tedioso. Quemarla solo la consecución natural, al arrojar el fluido explosivo a los restos y ver cómo la carne se consume. Soy inmune a los fluidos de la criatura pero soy solo una de los pocos y no es gracias a mi magia. De todos modos, es bueno saber que esa magia todavía funciona en este plano de la realidad. Observo el nuevo mundo con ojos oscurecidos, las motas doradas en medio del verde apenas notorio. Esas criaturas no pertenecen aquí. De hecho, tampoco pertenecían a su mundo. El mismo agujero que la trajo a ella, es aquel que ha permitido su ingreso y es su trabajo cerrarlo. Por eso, aseguro la espada a mis espaldas y toco la quemadura de mi rostro con gesto ausente. "Eso nunca te volverá a suceder". --Pandora. Es difícil ignorar esa voz. Hacía mucho tiempo, en una época en donde ella no portaba esa quemadura todavía, una mujer de la que su hermano Richard se había enamorado había secuestrado a su primogénita y la había llevado consigo a la abadía en donde residía. Su obsesión con el pensamiento correcto y la lógica, había hecho que generara un odio irracional hacia aquello que disrumpiera con la normalidad. Mi existencia y la de mi hermano eran una contradicción a la ciencia y por tanto, un error. Al realizar el ritual, la muchacha creyó haber asesinado la magia. En lugar de eso, abrió un portal a los devoradores de sueños. Ders para acortar. Aquel que se encontraba en los confines de los mundos, aquel del que no se hablaba, envió a sus lacayos. Todavía recordaba el asombro, la duda, la negociación. No servían con los devoradores de sueños: las brujas y magos tuvieron que revelar sus identidades, las comunidades se construyeron en espacios defendidos, los cazadores morían uno detrás de otro, hasta que EL mago, halló una cura ante la corrosión. Todos esos recuerdos se agolpan en la voz de quien me saluda. Como vampiro, aún solo escuchando el llanto de una neonata, soy capaz de realizar la conexión. Me vuelvo esperando ver a una desconocida, alguien totalmente distinta a quien pienso que es. En su lugar, Aylin me devuelve la mirada. La bruja, al igual que yo, también luce decepcionada, con unos ojos verdes de motas doradas idénticos a los míos. Empiezo a comprender cuando los ojos de la bruja dibujan mi cicatriz. --Aquí pudiste vivir. Mi expresión está llena de asombro, puedo escuchar el anhelo en mi tono de voz. Es vergonzoso. La bruja se aproxima y su carne me indica que estoy ante una inmortal. Mi alma se hunde. De alguna forma, había esperado encontrar un mundo apenas distinto del nuestro. Un mundo en donde seguía luchando ante lo inabarcable. Una bruja inmortal, con muchos monstruos por matar y sin familia. Una hija y un hermano, muertos. --Soy Aylin --se pregunta la bruja--. Tú no eres mi Pandora ¿no es así? Niego con la cabeza y tomo la mano de la muchacha. Ella no me aparta. El corrosivo ya se ha secado pero de todos modos, al retirarla , su mano tiene una marca de un calibre que la sangre normal jamás dejaría en un inmortal. --Debes limpiarte los restos --masculla antes de esconder la mano. Debe sentir dolor. Yo tengo que obligarme a moverme. Un pie a la vez. Lavarme en un río sería lo ideal si no fuera porque terminaría envenenando toda la fuente. Limpiarse con pociones es una labor más trabajosa y es difícil sentirse del todo limpia. Aylin me ayuda en la afanosa tarea, hasta que al fin toda la suciedad, la sangre y la muerte se han limpiado. Solo queda la sensación de alivio. Me calo encima la capa gris y la capucha. Tenemos que correr, tenemos que volar hacia el pueblo más cercano. La criatura, dentro de cuyo vientre tuve la "suerte" de abrir la salida del portal, debió haberse arrastrado por varios kilómetros, emprendiendo la huida. He cerrado ese portal pero debo ponerme en marcha cuanto antes. Es fácil seguir su rastro si se sabe lo que se está buscando. Es difícil ponerlo en palabras para Aylin. Una Aylin crecida, madura e inmortal, que no conoce de los horrores de los ders. --Allí, las luces. Es casi como una feria. Solo puedo asumir que ha sucedido algo. Nos acercamos cada vez más, adentrándonos en una multitud vigilante y a la espera. Nadie parece prestar atención a las inmortales que pasan a una velocidad exagerada entre ellos. Todos parecen estar buscando algo más o temerle a algo más. Yo intento buscar la fuente de ese rastro, cuando escucho mi nombre y tengo que hacerle una señal a Aylin para detenernos en seco. Aylin frena de manera elegante sobre sus tacones número quince. Yo vuelvo el rostro e intento ubicar la fuente del sonido. Entonces, encuentro a un muchacho devolviéndome la mirada. Su expresión, hace que me sienta acorralada y mis preguntas se dirigen a Aylin: "¿Sabes quién es?" sus pensamientos en retorno son un bajo ronroneo "No". @ Jank Dayne
  11. La tarde ya está cayendo cuando Richard decide que ha bebido suficiente y que deberían volver a la residencia de playa. El brujo no se ha manifestado respecto a su arrebato de la tarde y Catherine, sin siquiera planearlo, se encuentra observándolo con prudencia, vigilando. Madeleine parecía haberse agitado luego de la discusión con Richard pero el brujo no había vuelto a atormentarla. De hecho, Catherine cayó en cuenta de ello mientras recogía los juguetes de playa y Melrose pasaba a su lado hablando con Ellie, Richard no había dicho palabra desde que Madeleine lo mandara a divertirse. Catherine se encuentra de pronto recogiendo todo a mayor velocidad. No le gusta la impresión que se lleva del asunto ¿es solo que está acostumbrada a que las cosas salgan mal? Tal vez es solo su cerebro jugándole una mala pasada. Tal vez nada sucede con Richard. Ingresa a la casa en donde Melrose ya se ha ofrecido a hacer el nabe. Catherine nunca ha cocinado comida japonesa antes pero Melrose luce bastante confiada y hasta le ha pedido a Ellie un fuego transportable para dejar la sopa caliente sobre la mesa, tal cual se acostumbraba allá. Catherine come y Richard también. La conversación es amena. --¿Qué tal estuvo el día de playa? Melrose dice que tuvieron un "ligero inconveniente" pero que todo estuvo bien. Richard empieza a decir que luego de la excursión con las sirenas ella ya debería ser toda una experta. Melrose normalmente habría protestado pero a Catherine le llama la atención el que solo se limite a asentir. Luego, se da cuenta que por alguna extraña razón, la bruja pellizca a Ellie cuando Richard no está mirando. Toda la situación es de lo más extraña. Catherine alza una ceja sin decir más. Todavía no ha terminado de leer su volumen sobre el trasvase de las almas y anda poniéndose bueno. Richard elige ese momento para decirle que tiene que prestarle el volumen cuando lo termine y Melrose interviene para decir que ella también lo leerá. El silencio cunde en medio de todos ¿desde cuando Melrose está interesada en cualquier libro?
  12. Frey - halcón de Catherine Moody El ave ha tenido que soportar uno de sus viajes más largos en mucho tiempo. No porque Catherine no pudiera solicitar un servicio de envíos, si no porque ella quería que el paquete llegase con una seña de ella misma: una postal hecha a mano, de Cillian y su ahora esposo Ludwig. La acuarela es realista y se mueve. El rubio sonríe mientras su brazo descansa sobre los hombros de su amado. Había sido un poco hacer trampas, porque Catherine no había tenido a los modelos delante de ella, si no que había tomado la escena de una de las fotografías que Richard siempre tomaba de la gente de Ottery mientras los espiaba. Ella la había animado acorde a su imaginación. Esperaba no exaltarlos demasiado con el regalo, si no que apreciaran lo artístico del asunto. El halcón tuvo que recorrer un espacio considerable hasta llegar a la residencia. Estaba seguro de que, más allá de la gran construcción, el castillo tendría alguien que pudiera recibirlo. Después de todo, era lo acostumbrado en ese tipo de familias tradicionales. El regalo, envuelto en papel oscuro de cara factura, estaba amarrado con una sencilla cuerda de cáñamo. Catherine, en Luss, dormía. Había sido una larga jornada de pintura. Sus ojos oscurecidos por las ojeras, no aumentaban el vacío que sus ojos proyectaban en vela. Dormida, las oscuras bolsas lucían inofensivas y solo algo desgastadas. Como si la nigromante, no fuera más que otra cansada muchacha de treinta y seis años. @ Cillian Haughton @ Ludwig Malfoy Haughton PD: Mejor tarde que nunca, dicen. Se los quiere chiques, felicidades ♥
  13. Melrose Moody – Finalista – Oceanía Templo Paladín - Orden de la Mano de Plata El templo paladín no era para ella un lugar sagrado, al menos no en el sentido en que lo era para muchos y, tal vez, la mayoría de paladines. Era para ella un espacio en donde podía sentir una mayor conexión con el Dios. Llamarlo de esa forma la hacía sentir extraña: no era una fé, como la de Rory Despard y tampoco era un dogma. Melrose no había conocido de esas cosas al crecer y no entendía cómo alguien podía cargar con ellas en su vida. Sin embargo, ella había sido partícipe de la manifestación de los poderes del Dios del Trueno, así que no le era indiferente. Era difícil de explicar. El sudor corría por su cara en un reguero y las gotas caían al suelo o se quedaban en el casco de soldadura. Cuando golpeaba con el martillo, la fuerza de la herramienta hacía que su brazo sintiera un temblor agradable. La bruja jamás se había aplicado en esa clase de trabajo, con ese nivel de concentración, tan ensimismada en lo suyo que parecía estar en otro lugar. A medida que el metal tomaba forma, tan puro y desconocido para el mundo -pues Melrose lo había obtenido en el cráter de un meteorito como parte de sus investigaciones-, la bruja se daba cuenta de que estaba creando algo que no tenía precedente. Le producía una emoción demasiado grande en la boca del estómago, que la instigaba a continuar con un ahínco inusitado. A medida que replicaba más y más la bola de oro que guardaba de muestra en un espacio más fresco, el material parecía volverse más y más maleable. Golpeaba, calentaba, hundía en el agua. El proceso era lento y fatigoso ¿estarían otros portadores de ese mineral trabajando metales como ella? ¿Estarían acaso ensimismados en otro tipo de investigaciones? El olor acre del metal siendo trabajado hacía que tuviera que tomarse descansos cada vez más constantes. La bruja no se había atrevido a pedir la ayuda del Æsir, así que no estaba segura de estar lográndolo. Golpeaba, ahuecaba el interior para permitir el ingreso del material que iba encerrar y medía y volvía a medir. Richard le había dado los números precisos, Catherine había ejecutado un pequeño modelo a escala. Además, ambos le habían diseñado una capa adicional de compresión, que rodeaba la esfera para que, en la parte media entre el hoyo del interior y la primera cubierta, pudiera canalizar la magia del trueno y la arena mágica del desierto que sellarían la bola. Luego, estaba la capa externa, que terminaba de comprimirlo todo. Asegurarse de que no hubiera posibilidad alguna de fuga hacia el exterior, totalmente hermético. Cuando por fin, la bruja se dio cuenta de que había obtenido lo que necesitaba no solo había golpeado el metal, retirado el contenido del interior y dado forma a la esfera, si no también diseñado el compartimiento adicional para poder colocar en ese espacio, de una esfera de mayores dimensiones, la capa de magia del trueno y arena mágica del desierto. Sin embargo, no podía sellarlo allí. Se limpió el rostro con una toalla, informó al Æsir que había terminado y se retiró sin dar mayores explicaciones. Richard la esperaba en ese húmedo sótano, paseando de un lado al otro. Estarían allí, cuando el sellado concluyese. Sótano de Luss Con Catherine y Richard Moody -¿Estas lista? La bruja asintió. No sabía lo que era estar lista para una cosa así y no importaba, porque tendría que hacerlo de todos modos. Richard le había dicho que tenía que asegurarse de hacerlo bien y que tendría que considerar una forma de fijar la arena: para eso era la magia del trueno. También estaba la posibilidad de que no funcionase. Por eso, tendría que existir una clavija metálica muy delgada, que le permitiera renovar el sello externo en caso el asunto fallara. Melrose estaba mareada y muy cansada ¿realmente funcionaría?
  14. Melrose Moody

    Animagia

    Mel se quedó en silencio pensando en lo que Sauda acababa de decirle. Al final, volvió a hablar. —Cada luna llena, yo realizo la transformación completa en un licántropo —la bruja no solía hablar de eso con la gente pero consideraba que era pertinente para explicar sus motivos, ya que la arcana debía saberlos—. Hay un lugar en Diagon. Ahí es donde se realiza. Mel pensaba en los olores del Edén, la glorieta desde donde partía hacia los bosquecillos, la tierra húmeda y el sonido del agua corriendo. Aquel subterráneo era su salvación, en una ciudad ajena a los pesares de un medio humano. No había un lugar como ese en ningún otro sitio: un bosque partido por un camino, con la cabaña que hacía las veces de posada y agua y luz solar, todo funcionando en perfecto equilibrio dentro de un único sótano de dimensiones gigantescas, debajo de esa calleja olvidada de Diagon. —Por supuesto es doloroso —prosiguió la bruja—. Es un proceso que la mayoría prefiere evitar —había pociones para eso, que se vendían como pan caliente en las tiendas del Concilio de Mercaderes. Ella misma sabía preparar la pócima y Catherine las hacía todavía mejor—, porque en ocasiones hasta se rompen las costillas y se desgarra la carne... —la bruja decidió que no era necesario ir más allá— sin embargo, yo he descubierto que también me ayuda a estar en equilibrio —suspiró ¿al final era pertinente o no decirle tantas de las cosas que pensaba?—. Cuando me transformo cada luna llena, mi mente sigue manteniéndose consciente de su parte humana. La bestia está conectada a mí y yo a ella. No nos negamos mutuamente. Mejora mi humor y fortalece mi sentido de la identidad, porque he aprendido a aceptar mi condición, a aceptar a la bestia. Me hace más yo misma —concluyó. ¿En qué se parecía más a los mapaches? Mel recordó las épocas en las que estaba llena de ira y resentimiento contra el mundo. También habían sido las épocas durante las cuáles negaba a la bestia en su interior. —Ambos somos sobrevivientes —la bruja miraba ahora hacia la arcana preguntándose si no estaba hablando demasiado. No solo se refería a ella misma y al mapache, si no también a la bestia— pero eso no nos ha hecho perder el humor o las ganas de vivir bajo nuestros propios términos. Deja la taza descansando sobre la superficie de donde la dejara Sauda y se da cuenta de que conoce el lugar que ellos pueden preferir. Toma la mano de la arcana y desaparece, para luego aparecer en los bosques de Acharn Morvern, en los West Highlands de Escocia. El bosque en esa época del año tiene un agradable color que es una mezcla entre verde, marrón y oro. La vista es agradable hasta donde se puede observar. —Estoy lista para sus instrucciones —dice entonces, en dirección a la arcana.
  15. Dónde quedó mi rol de la Evans, vengo a armarte drama *se sienta* XD

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    2. Marie J. Báthory Poulain

      Marie J. Báthory Poulain

      Que sigue haciendo drama y ya está más que hecha mi llegada jajajaj

    3. Rory Despard
    4. Melrose Moody

      Melrose Moody

      perdona carnal, la costumbre XD

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