(¯\_¤~-Dumbledore's Night-~¤_/¯) (MM B: 100837)

[Arabella Gryffindor]

- Pide Galleons en lugar de Knuts y serás multimillonario- le dije sonriendo- Muy Bien Seba, es más vine aquí a celebrar- dije contenta- volví a ser miembro del Concilio de Mercaderes- dije esperando que me felicitara.

 

Caballero como era se levantó de la silla y beso mi mejilla, luego de lo cual me ofreció asiento, asentí dejando mi cartera a un lado y acomodándome en la silla, alise la falda de mi túnica violeta antes de cruzar las piernas y apoyar mis manos en el regazo. Siempre era lindo encontrarse con un conocido, y Seba era mucho más que eso, era parte de la familia, y desde mi regreso había podido charlar con el más seguido y entablar relación, y mis niñas lo adoraban.

 

 

- Sabe que las niñas no para de preguntarme cuando las levaremos a pasear, desde que le conté de aquel local al que fuimos no han parado de preguntarme cundo las llevaremos- le dije mientras tomaba mi copa y tomaba un sorbo- ¿refresco? Me siento una alcohólica- dije dejando la copa en la mesa- ¿Tu como has estado Seba? Nos hemos visto en la mansión pero con Zahil y Aranel allí es complicado poder hablar más de dos minutos sin que ellas quieran intervenir en la conversación- agregué riendo- son una parlanchinas mis niñas…

 

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[Seba Granger]

Reí mucho mas co la idea de pedir galeones aunque si lo pensaba era verdad, pero no creo que muchos estarían interesados en mis pensamientos, luego que ella se sento volví a mi asiento aunque en cierto modo me recargue un poco en la mesa para escucharla. Definitivamente no era para estos ambientes tan ruidosos.

-Felicidades entonces, no se muy bien que se hace ahí, pero seguro están importante para tenerte como unas de sus aliviadas- Sonreí a la bruja levante mi copa en señal de salud.

-Espero que el regreso al MM sea satisfactorio- pronuncie.

No pude evitar imaginar las caritas de las nenas de Ara como debían ***erla para que salieramos juntos, parece que escuchaba sus vocecitas insistiendole.

-Cuando quieras las llevamos, soy materia dispuesta- dije sonrojándome un poco, reí al escuchar lo de la bebida, -No lo eres, solo que sabes que tu no sobrino no sabe beber- reí mirándola, -Creo que sería mas odioso borracho-

Mordí un poco mi labio al notar que la pregunta era un poco mas sería aunque ella lo hacía parecer que no, -Pues lo poco que hemos podido charlar solos a sido en el café el otro día, Yo bien creo- respiré profundo.

-Acostumbrándome de nuevo a la vida de la familia Gryffindor, aunque creo me acostado un poco adaptarme a tanta gente de nuevo- dije sonriendo un poco.

-Hay muchos que ni siquiera conozco, sabes que me siento mas cómodo entre los mas conocidos- siempre había sido de círculos mas cerrados, además de ella y unos cuantos mas eran con los que mas en familia me sentía, esperaba mas adelante conocer al resto. Pero sentía que algo mas quería preguntar la Gryffindor.

-¿Que tal estas semanas en la casa?- tome un poco de mi bebida de nuevo, -Extrañas donde vivías?-

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[Lestat Rambaldi]

Carlos y Natasha

 

(Bailarines exóticos del local)

 

El local se llenaba de gente y era ya la hora de empezar con el show. Los bailarines exóticos trabajadores nuevos de la discotecas estaban listos para empezar la fiesta, Uno a uno caballeros y damas cansados de sus trabajos llegaban, a la Dumbledore's Night, a quitarse el stress y el entretenimiento de la noche daba comienzo.

 

El caballero de cabello oscuro y piel morena; bailarín exótico, movía su cabeza de lado a lado estirando un poco los músculos de su cuello, y de sus brazos como de hierro. Su traje de cuero negro y retazos rojos hacían juego con su compañera de baile, Natasha que con su cabello rubio amarrado en una coleta estiraba su pierna derecha justo detrás, de las cortinas de la tarima esperando el gran momento.

 

Una voz sonó mágicamente anunciando el show, la música comenzó a sonar y las luces dieron el ambiente propicio para el sexismo y el erotismo de las dos figuras danzantes…

 

—Damas y caballeros, con ustedes, Carlos y Natasha… con su danza sexi love—

 

Tapados sus rostros con sombreros los dos bailarines dieron unos pasos hacia los presentes y moviéndose acopladamente en una coreografía de unos seis tiempos mostraron el comienzo de una buena presentación, sus cuerpos llenos de luminosidad, mostraban cuerpos llenos de vitalidad y lujuria…

 

Carlos tenía un color cobrizo, cuando las luces dieron directamente en el, su cuerpo de músculos fuertes mostraron un pantalón de cuero negro que mostraban su virilidad y su masculinidad mientras con movimientos sexis de cintura se exibia ante las chicas.

 

Natasha, con su coleta en la cabeza hacia que al moberla, parecía un látigo que golpeaba con delicadeza su pecho y su espalda al salir de un lado al otro al compás de la música, sus pechos cubiertos con una fina capa de escarcha y un top de cuero negro y rojo, hacían que con un movimiento de derecha a izquierda, tentara a cualquier hombre que se encontrara en su camino.

[Mael Blackfyre]

La gente en ése momento era un obstácu.lo, sin embargo no me sería imposible buscar entre tantas personas. Había aparecido desde el inicio del callejón, buscando local por local. Debía encontrar a mi amiga Elodia ya que necesitaba decirle algo importante. Aquellas calles estaban atestadas, sin embargo esquivaba algunos grupos de niños que jugaban entre ellos, otras parejas de señoras brujas que hablaban de las noticias del mundo mágico y de las vecinas muggles que tenían.

 

Entraba a un local, echaba un simple vistazo para corroborar que no estuviera y seguía hacia el siguiente negocio. Aunque una parte de mí me decía que podría saltearme algún rincón o no ver muy bien y que perdiera tiempo. Pero ahora no importaba, la fachada del Dumbledore Night me decía que podría estar allí. Elodia conocía muy bien a su dueña y podría estar visitándola. Abrí la puerta y traté de tomar un poco de aire. El lugar estaba con bastante gente, aunque no esperaba encontrarme más que con mi amiga.

 

Parecía que no estaba allí. La música resonaba y las charlas parecían no alterarse tras mi entrada. No estaba ni en los sillones ni en la zona de la barra. ¿Dónde se había metido? Tras darme cuenta que no estaba realmente, levanté los hombros y decidí continuar con la búsqueda. Me faltaba aún un cuarto de la cantidad total de los locales. Me di la vuelta y me volví a perder entre la multitud. http://i.imgur.com/DyUzqqQ.png

[Arabella Gryffindor]

- ¿Tu odioso?- dije riendo- No tu podrías se odioso de ninguna manera, eres demasiado bueno y dulce para eso. Y respecto a que no sabes beber, hay gente que tiene y hay gente que no tiene resistencia al alcohol. Yo gracias a Merlín tengo resistencia aunque no soy de beber muy seguido.

 

Vi cómo se mordía el labio y tardaba unos segundos en responder, siempre me había dado la sensación de ser un solitario, y eso en la Mansión Gryffindor era bastante difícil, ya que siempre había gente yendo y viniendo. Sonreí al escucharlo, por momentos me parecía un niño pequeño, a pesar de que ya era un hombre hecho y derecho.

 

- ¡Bien! Contenta de volver- dije sorbiendo un poco de mi vino- Estar en casa es bueno, me siento feliz y segura, extraño Francia sobre todo el clima y las playas… pero no extraño hablar francés, sinceramente tengo una pésima pronunciación, las niñas por otra parte lo hablan fluidamente.

 

Tome el último trago de vino, suspire contenta. Había sido una buena idea ir a aquel local a distenderme un poco. Pero ya era momento de regresar a casa para pasar tiempo con las niñas y prepararnos para la cena, que seguramente sería multitudinaria, como siempre.

 

- ¿Seba, de aquí vas para la mansión? – pregunte apoyando las manos sobre la mesa- Porque si quieres podemos ir juntos. Es lindo tener tiempo para mí, pero ya extraño a las niñas y quiero llegar para prepararlas para la cena-dije esperando que el quisiera que regresáramos juntos.

 

 

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Editado 21 de Octubre del 2013 por Arabella Gryffindor

[Seba Granger]

Sonreí con lo que me decía sonrojándome un poco mas por lo que decía que era dulce, ya no estaba muy seguro de nada como era por algo estaba como estaba.

La escuché en silencio mientras me contaba su periplo por Francia, la verdad hace mucho había estado ahí por un tiempo pero la verdad jamás había podido aprender ni pisca del idioma pero aun así me las había arreglado para pasar mas de un año por esas tierras. Al oír lo de sus niñas esperaba nunca me hablaran así o seguro me meterían en aprietos.

El rato junto a ella había sido muy ameno y divertido pero tenía razón lo mejor era volver a casa seguro ya todos estarían preguntandose donde estaba ella, mas sus hijas que lo mas probable que tuvieran a la elfina con las orejas aun mas grandes de las que las tenían esas criaturas con tantas preguntas del paradero de su progenitora.

-Si, sería un placer acompañarte a casa- dije sonriendo mientras me levantaba y le ofrecía mi brazo, los tragos ya habían sido pagados desde antes así lo único que nos quedaba era salir de ahí rumbo a la mansión.

-Gracias por esta bonita noche- añadí mientras salíamos del local junto a Ara, luego nos desaparecimos rumbo a la Gryffindor.

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Editado 23 de Octubre del 2013 por Seba Granger Monpé

[Lestat Rambaldi]

Carlos y Natasha

(Bailarines exóticos del local)

 

La música ambientaba el lugar, mientras los dos bailarines, Carlos y Nathasha hacían su show.

El caballero de músculos fuertes y piel canela con su sombrero girando en su dedo hacia algunos movimientos de lado a lado con sus piernas mientras miraba a las jóvenes damas que en el lugar solas o acompañadas disfrutaban del ambiente.

Bajó por la escalerilla, mientras la luz de las farolas multicolores mostraban su cuerpo, con gotas que corrían por su cuerpo, una gota de ellas pasaba por sus pectorales desnudos, y se perdía rodando por su abdomen legando a su ombligo, una a una las notas musicales hacían que el chico moviera su cuerpo al compas, mientras del otro lado del salón su compañera Natasha hacia de las suyas.

 

Montada en una mesa, con tacones altos de color rojo, mostraba sus piernas desnudas y bien torneadas de piel morena, aquel atuendo de cuero rojo y negro que al mover sus caderas mostraba su feminidad, y con un pestañeo pícaro hacia los chicos que ahí se encontraban, seguía moviéndose sin importarle lo que pudieran pensar. Como una felina se colocó en aquella, mesa, una media sonrisa y sus ojos de mirada penetrante observaban perversamente aquel sombrero que lanzado hacia el fondo caía en las piernas de uno de los clientes del local.

 

Ambos bailarines siguieron el show, la música estridentes al compás de sus cuerpos semi desnudos y el entretenimiento se hacía esperar, cada uno fueron regresando, con movimientos lentos hacia la tarima principal y en un black out, los dos jóvenes de piel canela juntos y rosando sus cuerpos terminaron el espectáculo.

[Carlomagno Malfoy]

Caminaba tranquilamente con las manos en los bolsillos de la elegante gabardina negra, tan solo mirando el entorno, reconociendo los lugares por los que había pasado casi toda su adolescencia y muy poco de su adultez cuando su mirada se topó con aquel lugar del que salía bastante ruido y su mirada reparó en el letrero.

 

—Dumbledores Night.—Mencionó en tono bajó con cierto dejo de desprecio mientras escupía a un lado, ese apellido nunca había traído consigo buenas noticias para el ojiverde. Sin embargo antes de pasar completamente de largo decidió entrar a echar un vistazo, total llevaba demasiado tiempo fuera como para ser reconocido y más aún se había mantenido con perfil bajo para no llamar la atención debido a que antaño era conocido como un hombre sanguinario, o al menos cuando llevaba la máscara plateada… si, pero habían pasado años sin que su rostro estuviera cubierto.

 

Así pues sin vacilar ingresó a través de las puertas dobles y sonrió divertido al ver el lugar oscuro tan solo iluminado por luces del estilo de una discoteca cualquiera, estas se encendían de forma intermitente y un gran grupo de magos y brujas se contoneaban en la pista de baile a son de las canciones que pasaban sin parar.

 

Él no los observó por mucho tiempo, se dirigió rápidamente a la barra, tenía ganas de una buena bebida y esperaba que aquel lugar pese a su nombre tuviera algo bueno que ofrecer.

 

Le hizo una seña a la persona que estaba detrás de la barra y sin mirarlo se sentó en un banco vació y musitó tranquilamente —Dame lo más fuerte que tengas.

[Mey Potter Black]

Eran noches solitarias como aquella las que Mey elegía para encontrarse con sus informantes. El Callejón Diagón caía a aquellas horas en un manto de oscuridad ideal para encontrarse con aquellas criaturas de la noche, brujas y magos solitarios y peligrosos... casi casi tan peligroso como la Potter Black. Ella siempre resultaba la encargada de lidiar con aquel tipo de personas, los espías, los infiltrados de la Orden del Fénix, las fuentes...

 

–Lacras mentirosas capaces de vender a sus propias madres para obtener así un poco de oro.

 

Gruñía por lo bajo la muchacha al pensar en el hombre con quien debía encontrarse, mientras los tacos de sus altas botas negras que le llegaban hasta los muslos no paraban de taladrar los adoquines de la callejuela. No muy lejos de allí, un mago gordo y sudoroso también pensaba en Mey, con casi el mismo aprecio que esta hacia él...

 

–Maldita niña psicópata, enferma del control. Al menos se encuentra cabando su propia tumba.

 

Se esperanzaba el mago, acelerando el paso. Sabía que la chiquilla Potter Black no soportaba el retraso, y por mucho que la odiara (y que le costara admitir), la perspectiva de aquella endemoniada varita mágica bailoteando entre los dedos de la furiosa bruja, no le hacía una maldita gracia.

 

Mey había llegado a la Dumbledore´s Night con tiempo de anticipación, más por inercia, que por la preocupación de llegar temprano a su cita. A ella nunca le importaba llegar temprano a ningún lado, ella no esperaba a nadie, ellos debían esperarla. Pero había terminado una misión de captura mucho más rápido de lo que había supuesto y no tenía ningún lado a donde ir luego de ello.

 

Con paso seguro y mirada altiva ingresó al local. Su manera de caminar, como una pantera en búsqueda de su presa, y la misma concienca total de su propia atracción, otorgaban a la bruja cierta aire de superioridad nada agradable ante las miradas femeninas, pero inequívocamente interesante ante los hombres. Nada de esto le importaba a Mey, cuyos ojos se desplegaban por el lugar, cual foco de luz, estudiando el escenario ante ella. Porque sí, todo aquel lugar al que se dirigía Mey, lo veía como un escenario de batalla.

 

Algo la distrajo... Junto a la mesa una cabellera rubia y un porte incofundible la sacaron de su estado de ensimismamiento. ¡ÉL! Solo dudó una fracción de segundo antes de reconocerlo por completo. Cual acto reflejo, Mey bajó la capucha de capa de viaje, revelando así su pálido rostro expresando una mezcla de furia, incredulidad y diversión poco conocida en ella. Sin pensarlo demasiado -aunque Mey era del tipo que pensaba mucho antes de hacer algo -, se cruzó con un par de largas zancadas el salón, hasta ubicarse junto a Carlomagno Malfoy, justo en el momento en que este pedía su bebida al barman.

 

–¿Seguro que eres capaz de tolerar lo más fuerte que puedes encontrar en este lugar?

 

Inquirió con falsa dulzura obligándolo a alzar el rostro para observar a la bruja frente a frente. La sorpresa del mago duró tanto o más de lo que tardó en en propinarle una rápida cachetada en su mejilla. PLAF! escuchó el cantinero, volteando los ojos automáticamente a ellos; al reconocer a Mey, este no dijo nada y siguió su trabajo (el cual consistía en limpiar monótonamente unos vasos). La mano le ardía a Mey, por lo que supuso que la mejilla colorada del Malfoy debía sentirse igual. Antes de que este pudiera dedicarle un improperio, Mey respondió a la pregunta que aún no había pronunciado con un...

 

–Te fuiste –lo acusó ceñuda, sentándose en la banqueta de altas patas junto a él –. Sin despedirte –agregó respirando dificultosamente.

 

Se podría decir que la mayoría de los miembros de la Orden del Fénix que habían estrechado una buena amistad con Carlomagno le habrían recriminado el hecho de traicionar al Bando, de volver a la Marca Tenebrosa, de fallarles... Pero no Mey, el hilo de razonamiento de la chica siempre iba por otros lares diferentes al del resto de las personas. Y allí estaba ella, echándole en cada una obviedad, años después de lo ocurrido incluso.

[Carlomagno Malfoy]

No había pasado ni un solo segundo de que le hubiera pedido su bebida al barman cuando una voz junto a él le preguntó si estaba seguro de que podría aguantar lo más fuerte de ese lugar. La cual se le hizo conocida y lo hizo abrir los ojos de par en par y girar su cabeza en esa dirección y mantuvo su expresión mientras la miraba a los ojos y justo cuando iba a responder la pregunta con una broma casual sintió como su cuello volvía a girar hacia la barra con fuerza desmedida.

 

La furia centelló un segundo en los ojos verdes del mago y su mano derecha aferró su varita y estuvo a punto de sacarla y lanzar la primera maldición que se le viniera a la mente, pero la joven volvió a hablar mientras se sentaba, pero con un todo de reproche que lo hizo suavizarse y tan solo para reclamar su partida.

 

—Era necesario. — Musitó el joven sin dar muchos detalles llevándose la mano izquierda a la mejilla y sintiendo el calor que emanaba de la misma.

 

Conocía perfectamente el temperamento de la Potter Black y aún le guardaba cierto afecto y porque no también cierto recelo pues nunca había podido concretar algo serio con la chica… cuando más había creído avanzar en la pseudorelacion que llevaban, siempre sucedía algo que lo mandaba de bruces contra el suelo y destruía todo lo trabajado.

 

—Me alegro de ver que no has cambiado Mey y estoy seguro que puedo aguantar lo más fuerte de este lugar— Le dijo al fin mirándola con intensidad pues claramente sabía que ninguna bebida sería lo bastante destructiva o embriagante como ella misma.

 

— ¿Gustas tomar algo o prefieres dejarme igual la otra mejilla?