►—Castillo Crowley—◄ (MM B: 96477)

[Joa Macnair Crowley]

La mujer no parecía tener mayores intenciones de responder, y, sinceramente, a la Macnair le daba igual. Si realmente la conocía de algún lugar, ya se volverían a encontrar, de momento, que fuesen los elfos que se encargasen de atenderla. Ella debía intentar ser una buena anfitriona para Nicole, y vaya que sería interesante, había perdido práctica en aquel aspecto, sin mencionar que jamás había tenido alguna clase de protegida. Eso de velar por alguien más no era lo suyo, pero no se diría que no lo intentara.

 

—¡No es una pijama! —Exclamó casi ofendida apuntando a sus pies—. ¿Ves? Botas, ¿quién usa pijama con botas? La gente creerá que estoy loca, pero tengo sentido común… Y ya no te burles —si su humor normalmente resultaba bastante cambiante, ni qué decir cuando sentía que su cabeza explotaría con cada latido de su corazón, además, la luz natural en el exterior no ayudaba para nada.

 

Casi deseaba volver a la comodidad de su cama y dejar que su invitada deambulase sola por el castillo descubriendo los secretos que éste escondía, pero entonces, una idea mucho mejor, y más apetitosa, se le ocurrió.

 

—Mejor entremos, ¿quieres pastel de cerezas con té? O solo cerezas. Si no te gustan, siempre hay galletitas, yo no me opongo, serán más cerezas para mí —sí, aquella era su grandiosa idea, para ella no existía nada que aquel jugoso fruto no pudiese curar.

[Ada Camille Dumbledore]

Rol en la biblioteca

 

Tras el relajante baño se dirigió a su vestidor a elegir algo comodo, la verdad amaba estar en casa y lo unico que esperaba era tranquilidad. La paz del hogar era algo que atesoraba muchísimo, sabia perfectamente que muchas personas preferían sacrificar este sentir por otros lujos, pero después de tanta experiencia habia aprendido a darle verdadero valor.

 

Se ajustó la bata sobre la larga batola verde olivo de seda, amaba la sensación de su piel de granito en contacto con esa tela, por eso era de sus predilectas a la hora de descanzar.

 

Miro la pequeña ventana del vestidor y noto la luz de la luna, sonrió por un momento feliz de verla, pero el pensamiento que le asalto la hizo borrar la expresión de placer por una de preocupación. Volteo a buscar con la mirada a su elfina, que estaba de pie afuera del vestidor.

 

- Busca a mi hijo, busca a Allen, no lo importunes solo dime en donde esta.

 

Ordeno rápidamente y la criatura desapareció, mientras eso sucedía busque en el buro a Bast, mi varita, y la coloque en el porta varita, el que amarre a mi muslo como solia hacerlo para tenerla segura y cerca a mí.

 

La criatura reapareció y con una venia informó

 

- Esta en la biblioteca, esta solo.

 

Asentí con la cabeza y corrí escaleras abajo hacia la biblioteca, entre despacio sin hacer ruido y su presencia la sentí a unos metros mio.

 

- Allen cariño. .. como te encuentras?

 

Sabia que estaría sufriendo por la influencia de la luna, pero yo estaría allí para ayudarle y protegerlo

[Nicole Evans Crowley]

Estuvimos paradas un momento pero al ver que la encapuchada no respondería Joa decidió dar media vuelta y camino en dirección al castillo, mire una vez mas a la mujer y después seguí a Joa, mientras caminábamos ella me dejo muy claro que no traía pijama con argumento algo gracioso; decidí no llevarle la contraria y solo sonreí y asentí con la cabeza cuando ella miro hacia otra dirección -Si Joa, si tu dices- pude ver como ella puso los ojos en blanco; seguimos caminando llegando a las puertas del castillo. Ese lugar era enorme, miraba hacia todos lados mientras ella me preguntaba si quería algo de comer, en ese momento me di cuenta de lo hambrienta que estaba, ya que mi estomago comenzó a rugir y recordé que no había comido desde el día anterior. Pastel de cerezas, las cerezas no eran mis favoritas pero la idea del pastel no estaba nada mal.

 

-Si me gustaría un pedazo de pastel- y ella cambio de dirección; suponía que a la cocina pero tal vez iríamos al comedor. Miraba por cada habitación por la que pasábamos y todas eran enormes y muy elegantes.

[Fokker]

Nyota, elfina de Fokker

 

Muchas cosas habían pasado desde la ultima vez, la elfina no se explicaba que es lo que paso con su amo, Fokker fue atacado por los miembros de la Orden del Fénix, y casi asesinado, se pudo ver el rostro del personaje que lo hizo, y por como todo sucedió parecían conocerse, algo por completo totalmente fuera de lo común. Una batalla que debió ser entre dos personajes pertenecientes a bandos contrarios terminó en una lucha familiar, muy parecida a alguna conocida historia muggle.

 

La elfina aun no entendía nada, y luego de dejar el cuerpo del chico en San Mungo volvió al castillo a reparar los daños que habían dejado los fenixianos. Contaba con la ayuda de los elfos del castillo y luego de casi todo un mediodía dejaron la sala como nueva.

 

La elfina terminaba de dar los últimos detalles cuando se fijo en una joven. no la había visto antes, así que se le acerco para ver si deseaba algo.

 

—¿Señorita?— inquirió con cierto temor —¿puedo ayudarla con algo?

[Beryl Serenity Hawthorne]

Al concluir mis clases de la academia, tome el tren y al fin llegue a mi hogar. Estaba cansada pero ansiosa por volver a ver a mi madre. Entre por el recibidor del castillo con la esperanza de encontrar alguien que me dijera donde ella se encontraba, pero no halle a nadie. Entonces fue ahí que pude sentir una presencia en el estudio y decidí ir a ver quién se encontraba ahí.

 

 

En cuanto abrí la enorme puerta del estudio, Pude ver a Fokker sentado en el escritorio checando unos papeles y asuntos del castillo; De repente su elfina notó mi presencia, se acercó a mí y me preguntó que si podía ayudarme en algo, a lo que respondí:

 

 

— Que tal, quisiera hablar un momento con Fokker, Sería posible?— respondí de modo cortés.

 

 

Se notaba bastante preocupado, que hasta me estaba arrepintiendo de haber pedido una audiencia con él, no quería preocuparle más con las tonterías de una pequeñita que se la quería pasar pegada a su madre.

[Joa Macnair Crowley]

Dentro, en el extenso castillo la luz se repartía de forma adecuada, iluminado tenuemente, sin resultar cegadora a su sensible sentido de la vista. Cualquier sensación, color, olor, parecía ser una sobrecarga para su cerebro, el cual, con semejante dolor que le atormentaba, dejaba bastante claro que tenía ciertas opiniones sobre la vida de la Macnair. Ya sabía desde antes que Fokker no era buena influencia.

 

—¿No te alimentaban en ese lugar donde estabas? —Cuestionó en lo que para ella era tono de broma. Su oído amplificaba los sonidos en un odioso intento de aumentar la agonía de la chica; eso o realmente estaba en extremo irritable. Fuese como fuese, el rugiente estómago de su invitada se hacía notar, e incluso, el ligero eco de los pasos de ambas le estaba enloqueciendo, por lo que decidió cortar abruptamente el camino a la cocina e instalarse en el enorme y desolado comedor. Esos cuantos metros entre ambas estancias parecieron la gloria al no tener que recorrerlos.

 

—¿Sabes? Creo que si reunieran a todos los hijos de León la mesa más grande no tendría puestos suficientes para todos… —comentó más a sí misma que a Nicole, repentinamente melancólica. No podía hacer eso en tal momento, solo sacudió la cabeza, aumentando un poco el sufrimiento, y continuó—. Aun así, los Crowleys no usan mucho este salón, no nos interrumpirán.

 

Desde su llegada a al castillo nunca había participado en alguna clase de cena familiar. De hecho, solo podía contar dos ocasiones en las que la mayoría de los habitantes del lugar se reunieran. Si era sincera, todavía no podría decidir cuál había salido peor.

 

—Vamos, siéntate —dijo mientras ella misma tomaba asiento a la cabeza de la enorme mesa—. Yö no tardará en llegar con el pastel, ese elfo parece leerme la mente.

[Nicole Evans Crowley]

-Simplemente no he comido en un dia- respondió tranquilamente la chica mientras seguía a Joa a través del castillo. No llegaron a la cocina ya que la Macnair se detuvo en el comedor y tomo asiento; soltó un comentario acerca del León, esta era la segunda vez que escuchaba un comentario de esa clase dirigido a él, "De seguro el León tiene una reputación, y una gran lista de conquistas" pensó Nicole mientras tomaba asiento, ya habría alguna oportunidad de conocer a aquel personaje y comprobar si sus sospechas estaban en lo cierto.

 

 

El castillo parecía estar desierto, no se habían cruzado con nadie en su camino al comedor, -¿Por que dices que nunca a habido una cena?- pregunto mientras se acomodaba en la silla -¿Que nadie tiene una buena relación en este lugar? El estomago de Nicole volvió a rugir esperaba que el elfo no tardara con la comida, de verdad que se estaba muriendo de hambre. Miro a su alrededor en la espera de que algún otro miembro de la familia apareciera.

[Joa Macnair Crowley]

No pudo evitar observar la expresión de Nicole ante la mención de León. No parecía ser la primera vez que escuchase hablar sobre él, pero por lo que sabía tampoco lo conocía, así que la Macnair decidió que si la chica se quedaría con la familia, era mejor que conociera un poco sobre los miembros de ésta.

 

—León Crowley, amo y señor de este castillo. Claro, tiene un hijo con el mismo nombre —<<por ahora, quién sabe si aparecerá otro después>>. Agregó para sí misma en pensamientos—. Y por supuesto, Claudia y Fokker lo acompañan en el patriarcado, pero es él, en su mayoría, el padre de los integrantes de esta familia, incluyéndome.

 

No sabría decir qué clase de emociones empañaban su voz. Algunas veces aceptar ser la hija del demonio era más fácil que otras, en aquella ocasión estaba en un punto intermedio, teñido, quizás, con más melancolía que enojo al recordar el engaño en que le habían envuelto.

 

Por suerte, tal como anunciaba momentos antes, Yö aparecía llevando una bandeja con dos porciones de pastel y té, interrumpiendo oportunamente los pensamientos de la joven mortífaga.

 

—Por supuesto que hay cenas, ¿de qué piensas que nos mantenemos? ¿Aire? Aunque a veces los elfos parecen creer eso —agregó lo último en un susurro antes de responder realmente la pregunta de Nicole—. Los Crowleys son… Somos independientes, supongo es una buena expresión. El castillo es lo suficientemente grande como para mantenernos a todos dentro sin tener que cruzarnos por los pasillos, y creo que todos apreciamos eso —esperó que Yó le sirviera a ambas y se retirase antes de continuar, buscando las palabras apropiadas para describir a la familia—. Territoriales. Sí, creo que eso somos. Nos gusta tener nuestro espacio y al sentir que lo invaden tendemos a ponernos a la defensiva. Con personalidades similares ciertos roces son inevitables —comentó pensando en Claudia.

 

Por más que odiara admitirlo, podía asegurar que eran sus semejanzas las causantes de la tensa relación entre ambas. De cierta forma era algo que quería arreglar, mas no podía negar cuan bien se sentía al causar molestia a su tía. Ya luego pensaría en ello.

 

—Lo que quiero decir es que probablemente en otros tiempos habían cenas. Pero la familia ha sufrido y el resultado es lo que hay ahora —se encogió de hombros y comenzó a jugar con el pastel—. Sin embargo, no se te ocurra siquiera pensar que un Crowley dejaría morir a otro. Más allá de rencores somos una familia, es algo que debes aprender si realmente deseas vivir en este castillo.

[Nicole Evans Crowley]

Nicole escuchaba con atención lo que decía Joa y se sorprendió un poco cuando la chica le dijo que el León era su padre, cuando lo dijo no supo descifrar lo que sentía por su tono de voz; pero Nicole no pensó mucho en eso ya que un elfo llego al comedor llevando una bandeja con dos pedazos de pastel y te; le dejo uno justo enfrente y le entrego otro a Joa, y sin mas se marcho.

 

Nicole agarro el tenedor y comenzó a comer el pastel, sabia rico. Joa continuo hablando -Ya se, es obvio que si comen, a lo que me refería es que si no comían todos juntos a la misma hora- pronuncio mientras tomaba un trago de te. Bueno era bueno saber que si había mas familiares rondando por ahí pero era un poco desalentador escuchar que muchos de ellos no se llevaban muy bien.

 

-¿No se hablan pero si se protegen entre ustedes?- la chica mostró una sonrisa de ironía ante la idea pero bueno cada familia era única en una forma diferente, y ella no era quien para juzgar, ademas estaba feliz de que aquella chica la haya invitado a quedarse en aquel castillo que ademas de ser enorme era elegantemente genial

[Fokker]

Nyota, elfina de Fokker con Ariza

 

La joven parecía recién llegada, y tal vez no estaba enterada de los cambios que había vivido su amo en el transcurso de aquellos días, querer verlo en ese momento era por demás algo que no estaba en los planes de nadie. Tantas cosas habían pasado desde que Fokker despertó por completo, ya no era el mismo de siempre.

 

—No creo que sea un buen momento para que hable con él, quizás en otro momen...

 

Pero se callo cuando una figura apareció frente a ellos, los ojos color fuego indicaban que no estaba para nada contento con lo que decía la elfina. Nyota entendió el mensaje y se alejo del lugar.

 

 

Era la primera vez que Fokker entraba en el gran salón luego de la pequeña escaramuza con una bruja de quien apenas recordaba su nombre. El chico observo detenidamente el lugar tratando de visualizar la batalla, pero su memoria solo recordaba escenas fragmentadas, cuando se fijo en el piso que aún mostraba rastros del fuego que lo rodeo en la batalla. recordó entonces sus palabras, ¿en verdad pidió la mano de Helen? ¿era la chica Evans tan importante en su vida?

 

Volvió la vista y se encontró con los ojos de Ariza que lo veía completamente confundida. La miró directamente a los ojos, pero no la recordaba, era evidente que no se conocían.

 

—¿Qué deseas tratar conmigo?

 

Inquirió mientras tomaba asiento en uno de los sofás restaurados por los elfos e invitaba a la joven a hacer lo mismo. Era evidente que la bruja era miembro de la familia Crowley.

 

—Por cierto, ¿Quién eres?, me presentaría, pero si me buscabas asumo que sabes quién soy yo, pero no recuerdo haberte visto antes.

 

No seria la primera vez que preguntara a las personas por su identidad, muchas cosas se habían perdido en su memoria, excepto el rostro de Helen, no podía quitarse de la mente su imagen, su sonrisa, sus palabras. Y eso lo confundía, porque no entendía para nada ese sentimiento llamado amor.

 

—¿Quieres algo de beber?— pregunto indiferente, Si necesitaba algo para eso estaba Nyota.

 

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