►—Castillo Crowley—◄ (MM B: 96477)

[Melrose Moody]

Catherine

 

Notó que el mago no reaccionaba. Pero su furia en lugar de disminuir, aumentó.

 

-No dije absolutamente nada y dejé que te acercaras a ella –balbució casi sin voz, a causa de la indignación que la invadía. Notó que tanto Adryane como Hank habían llegado ya y el hecho de que la escucharan hacía que sus ínfulas amainaran, mucho mejor que ver al hombre que tenía delante-. Mintiendo, así es como retribuyes mi beneplácito. No podía esperar menos de un mortífago.

 

Alzó la varita una vez más, pero las palabras no llegaban a sus labios. Era un miserable, una sucia y repugnante babosa ¿por qué no podía decir las palabras necesarias para mandarlo al infierno? Entrecerró los ojos con furia, enojada consigo misma incluso más de lo que se encontraba enojada con él en esos momentos.

 

Recapacitando sobre ello, ni siquiera era la verdadera madre de Helen. Puede que ella lo supiera ya, la naturaleza de su novio. ¿Estaba acaso interfiriendo? ¿O ella era parte del complot?

 

No, era imposible que Helen hubiese conspirado con ese tipo. Entonces ¿cuál era la realidad? La realidad era que Catherine se sentía débil ante su incapacidad de hacerle daño y la rabia que pugnaban en su interior. No era que lo conociese demasiado, sólo tenía vagas referencias de él pero los informes de The Hunters rara vez se equivocaban. Y Catherine no era de las que toleraran a los traidores.

 

Sí, era su confianza lo que esa persona, aunque no la conociera del todo, había traicionado.

 

-Sectusempra -soltó, sintiendo como se quebrabra su voz. El rayo salió directamente hacia Fokker, impactándole en el pecho y causándole heridas profundas que empezaron a sangrar profusamente. Catherine lo miró ensimismada, sin parpadear. El porte austero de los Stark era todo cuanto podría haberse apreciado en ella, aunque su cabeza era un caos-. Muere -añadió, dándole una patada mientras sentía que alguien la sujetaba por los hombros con fuerza, para separarlo de él.

 

Sabía que se había extralimitado ¿cuál sería su castigo? Sentía también que algo en su interior iba muriendo a medida que la vida escapaba de Fokker. Pero no podía... no, no tenía ganas de dar marcha atrás.

 

-No lo toques -añadió dirigiéndose a Adryane, aunque no mencionó su nombre, era evidente-. Tienes prohibido ayudarlo, es una orden.

 

Se volvió hacia Hank. Era él, el que la había sujetado de los hombros. Lo fulminó con la mirada, como retándola a que le llevase la contraria. Si hacía falta, se enzarzaría en un duelo allí mismo, sólo para poder verlo morir. Miró hacia las mujeres con las que el hombre había estado conversando y sintió una punzada al notar que las conocía. Pero en su mirada no encontrarían simpatía alguna, solo odio y dolor.

[Fokker]

—lalalala— <<tardaron mucho en buscarme>> pensó el demonio, pero ahora que iría a hacer a fin de cuentas si estaban ahi era solo para comprobar que era un mortifago y con el las cosas no estaban demas, hace mucho que estaba en la marca, hace mucho que defendía un bando por convicción familiar, y daba igual que todo esto se supiera. Además el mismo estaba enterado que Helen pertenecía a la Orden, las noticias vuelan ya que ella misma se delato con un patronus en algun asalto que hicieron sus compañeros. No tenia mucho que hacer, la mejor forma de saber quien era ella era hacer exactamente lo mismo, de todas manera la única forma de que lo delataran era que estuviera un neutral de parte de ellos, y no lo estaban.

 

Se subió la manga de la camisa, —Querían ver esto!! Pues por lo menos ahora se que su sistema de vigilancia funciona, pronto buscare al traidor que me delató—

 

Pero para nada quitaba su sonrisa, seguia siendo un juego para él, todo era un juego, ni preocupado estaba, solo todo soñador.

 

Se dirigio a Catherine, —Ver tu rostro me confirma muchas cosas, es una lástima porque a partir de este momento muchas cosas cambiaran— sonrió pasándose la mano por el cabello —pero creo que ya era hora, al fin todos los secretos están expuestos.

 

Sacó la varita y se paro 10 metros al frente de ella.—protego— pronuncio y se defendió del primer rayo, —No creo ser lo suficiente para enfretare, pero creo que un duelo entre los dos estaría mejor—

t

—Sectusempra—

 

Fue el siguiente ataque, en dirección a su pecho, era el momento de ver si su sangre también era roja, al igual que ella. Pero aun así su espíritu de demonio seguía dormido, o eso creían.

[Melrose Moody]

Catherine

 

El agarre de Hank era débil. Su fuerza, la de un niño de 11 años en la actualidad no era nada comparada con la de Catherine. Sin embargo, la bruja tuvo la consideración de zafarse con suavidad.

 

-No encontrarás traidor alguno, ya que aquí el traidor eres tu -contestó Catherine para luego soltar una risotada- ¿Tienes la cara de ignorar mis preguntas? Debo admitir que a diferencia de la mayoría de mortífagos no te falta valor. Pero te equivocas al pensar que las cosas cambiarán en beneficio tuyo. No te atrevas a amenazar a los cuatro vientos cuando te oigo. Voy a mostrarte el infierno para que me creas, Crowley.

 

>>Ardius incendia din<<

 

Su varita hizo contacto con el suelo y un círculo de llamas rodeó al mortífago Crowley (Fokker). Eso le impediría escapar, ya que si lo intentaba recibiría serias quemaduras que le impedirían hacerlo de todas formas. Luego de haber visto la marca tenebrosa que con tanto desparpajo tenía para mostrarle Catherine había conseguido pensar con la cabeza fría. Sentía cada vez menos y menos remordimientos.

 

Notó que mientras realizaba su hechizo, uno había volado a su vez hacia ella. Catherine dejó que volara hasta ella y recibió los cortes mientras sonreía como una loca. Era la primera vez que alguien en Ottery la veía tan fuera de sí. Pero no era la primera vez en su vida que le pasaba. Según recordaba, Pandora la había conocido cuando se encontraba en una de aquellas crisis.

 

-Episkey

 

El hechizo sanador tuvo la particularidad de quitarle parte del dolor que había recibido de buena gana para esclarecer sus pensamientos. Aquel hombre no tenía honor, ni tampoco remordimientos. Ahora lo tenía claro. Y aunque las heridas no habían cerrado del todo, el alivio fue evidente.

 

-Kiorke

 

El látigo azul neón de ocho metros de largo surgió como una extensión de su varita con rapidez y a una orden de sus pensamientos fue a enroscarse a los tobillos de Crowley (Fokker), juntándolos. El látigo se alzó formando un bucle desde el suelo y pronto Crowley se encontró colgando de cabeza como un péndulo sobre el fuego.

 

-¿Te gusta el fuego mi querido Crowley? -cuestionó con cautela. Las quemaduras, aunque no tan graves como a ella le hubiese gustado, serían definitivamente insoportables.

 

¿Qué tenía en la cabeza? Nada más que una furia impresentable. Ésta empezaba a remitir a medida que sus actos aumentaban en violencia, de forma que pronto Catherine caería en cuenta de su error. Mientras tanto, sus ojos brillaban, extraños.

[Rory Despard]

El muchacho había revelado su pertenencia al bando mortífago ¡algo jamás visto antes! Y sin embargo Catherine lejos de querer interrogarle pronto empezó una andanada de ataques, hechizos directos a matar ¿que pretendía?

 

Hank se había lanzado directamente a intentar detenerla pero resultaba inútil dada su edad. Yo sin embargo me sentía terriblemente responsable por sus acciones ¿que diablos pasaba por su cabeza? No quise saber más y mientras veía a Fokker rodeado por las llamas del incendia din, y a Catherine con heridas que no terminaban de curarse debido a un ataque del muchacho, decidí intervenir.

 

- Episkey- murmuré en dirección a mi prima (Catherine) curando al instante y por completo su cuerpo de aquel sectusempra- ¡Catherine escucha! es suficiente, el chico se ha revelado ¡puede ser una mina de información! ¡ piensa en las posibilidades antes de solo matarlo!

 

Pero ella parecía estar más allá de cualquier razonamiento. La mirada no mostraba compasión alguna, solo una ira dura como el acero, atizada por la voluntad de hierro que siempre le habíamos conocido. Ahora Fokker lucía sostenido por el kiorke y peligrosamente cerca de las llamas, era evidente que pronto el fuego haría estragos en él.

 

- ¡Basta! ¡DETENTE DE UNA VEZ! - le increpé lanzándome hacia ella, sujetando con fuerza la muñeca donde sostenía la varita y haciendo presión- no tu te dejarás llevar por la ira, ¡NO PIENSO PERMITÍRTELO!

 

Tal como lo había pensado, aquella noche se estaba transformando lentamente en un episodio decisivo para la vida de ambas.

[Fokker]

—Siento decirle que no me alejare de su hija, ni ahora ni nunca—

 

El demonio estaba seguro de eso, y no le importaba nada de lo que ella le decía. ¿Por qué?, ¿por qué no estaba preocupado?, tal vez porque se quitaba un peso de encima y no tenia que preocuparse de eso mas, aunque realmente tener ese secreto no lo torturaba, pero si sabia que ahora Helen se enteraría de esto, y estaba esperando el momento en que iría a reclamárselo. De verdad no le preocupaba morir en ese instante, le preocupaba mas encontrarse con Helen y al fin decirse las verdades cara a cara, y ya era hora de decírselo a Catherine.

 

—Ya que estamos en esas de pedir respuestas a preguntas, quisiera decirle una aunque se que su repuesta sera muy clara, es hora de que lo sepa— tomó aire y solo lo grito —¡Quiero que Helen sea mi esposa!

 

—Silencius—

 

Era el único hechizo que podía utilizar en ese momento para detener el kiorke de Catherine. Ni estaba seguro si iba a funcionar, pero no estaba demás intentarlo. Estar rodeado de llamas no ayudaba para nada, pero no le importaba esto, si a fin de cuentas desde que supo quien era su atacante sabia que estaba destinado a perder.

 

—Morphos—

 

Apunto a uno de los muebles del salon, un chita se transformo de inmediato, y lo mando contra Catherine, a morderle el brazo, por lo menos que la distraiga no.

 

—jajaja que divertido es morir— dijo como siempre, no iba a cambiar, nunca lo haría.

[Jank Dayne]

- ¡Basta, Catherine!

Exclamó Hank, al punto de lanzar un chirrido. Pero Catherine era fuerte, tanto como lo imponía la edad que él calculaba que tenía. Fue impulsado hacia atrás, y aunque con casi ternura, cayó al suelo de nalgas. Luego que se levantó tenía un gran morado en la izquierda, pero no le importó demasiado. La situación se había convertido en una novela mexicana, pero de las intensas. Hank se fue gateando hasta la espalda de Fokker, quedando a unos seis metros, y allí volvió a pararse hasta apuntarle al chita recién creado.

- ¡Kiorke! - conjuró, haciendo aparecer desde la punta de su varita mágica un largo látigo azul neón, idéntico al de Catherine. Con este, y luego de una orden mental, tomó al chita que había transformado Fokker y, haciendo gran giro, lo arrojó contra él. Pasó por encima de las llamas creadas por el Incendia, por lo que el impacto había sido lo suficiente como para tumbarlo.

- ¡Oppugno! - dijo y enseguida, el chita quedó bajo su control total. Inmediatamente, y ya estando en el círculo que había marcado el Incendia, mordíó el torso de Fokker mientras incrustaba sus garras sobre el pecho.

[Melrose Moody]

Catherine

 

Las quemaduras que lucía el chico no habían podido ser impedidas por su intento de silenciarla; no había sido lo suficientemente rápido. Pero no deseaba continuar con ello. El látigo desapareció y su varita volvió a su estado original, dejando caer a Fokker. Su cuerpo, completamente sanado gracias a un hechizo sanador que alguien le había enviado.

 

-No era una opción, chico -espetó Catherine ante su respuesta-. Te estoy diciendo que haré todo lo que esté a mi mano para que no vuelvas a verla ¿si fui clara?

 

Su grado de descaro la había dejado de piedra. ¿Matrimonio decía? ¿Realmente, acaso había dicho matrimonio? ¿Cómo podía permitirlo? Sin embargo, cada vez se sentía menos convencida de hacerle daño. Y por contradictorio que eso sonase, eso hacía que intentase terminar con ello más rápido, antes de perder del todo el convencimiento.

 

-¿Estás escuchándolo? -recriminó a Bel sin atenerse a razones, apenas habiendo notado su presencia allí, sintiendo como sus mejillas ardían- No va a decir nada. Que mina de información ni que nada ¡Morphos! -dijo, sujetando la varita con fuerza mientras Bel aun presionaba su mano.

 

A la par que uno de los muebles era transfigurado en un animal, Catherine notó como la indumentaria del mago se transformaba en una avispa marina, encogiéndose en la parte superior de su cuerpo, que enroscó los tentáculos en torno a su cuello. La criatura no tardó en morir, pero no sin antes haber transmitido al cuerpo del mortífago (Fokker) el mortal veneno que lo llevaría a su muerte.

 

La desesperación la invadía, haciendo que se sintiese cada vez más sucia. Después de todo aunque con todo y la bravata... aquel mortífago estaba solo. La criatura que había enviado hacia ella de alguna forma no alcanzó a hacerle daño, aunque estaba segura que había logrado invocarla con éxito.

 

-Floreus

 

El hechizo haría que la varita del mago (Fokker) expulsara un ramo de gladiolos blancos, frescos, en lugar de su siguiente hechizo.

 

-Confundus

 

Pensó seguidamente con resignación. Se encontraba al límite de sus fuerzas. El efecto del hechizo sería la completa desorientación mental de Crowley. Con ello... estaba casi segura de que lograría su cometido.

[Fokker]

—Catherine ya lo sabes, no hay mucho que decir, que estas cordialmente invitada a la boda, y lo mismo va para cualquiera de ustedes— Porque estaba seguro que muchos de ahi lo conocian, aunque trajeran la cara cubierta con una luz

 

—Pensaba que solo seria uno contra uno, bah que importa, al mal paso darle prisa—

 

Bueno si el duelo estaba perdido desde que decidió enfrentar a Catherine solo, pues ahora lo estaba mas, pero que mas daba. Todo había terminado, y estaba satisfecho por ello. La primera vez que se presento con la madre de Helen, Pandora había terminado con un peinado nuevo, ahora conocía a Catherine y terminaba casi muerto, ya no intentaría nada mas.

 

—Episkey—

 

Dijo inmediatamente luego del floreus de Pandora anulando el efecto del floreus y curarse las heridas provocadas por el fuego que lo rodeaba, era obvio que esto no era suficiente pero el confundus, un animal encima de él y una avispa marina, ya qque mas daba. No pudo usar su segunda acción por el confundus.

 

Guardo la varita al fin y espero el golpe final, la sonrisa se dibujo en su rostro, que bien se sentía esto.

 

<<¿Tu así lo crees?>> una voz dentro de él se escucho en ese momento <<Ya es hora de despertar no lo crees>> dijo la voz que no era de Dimitriv su demonio, era otra voz, la mas peligrosa de todas, su verdadero ser, el verdadero Fokker. El chico torció la boca en una sonrisa forzada, ya era hora que esto pasará, y recordó todo su pasado, y todo lo que paso desde la primera vez que trato de salvar a Helen de Dominiv. Solo pronuncio un

 

—Al fin...

[Melrose Moody]

OFF: Fokker muerto, o casi (?). Debe curarse en san mungo.

 

ON:

 

Catherine

 

La situación era de lo más extraña. Por unos instantes, las piernas de Catherine se debilitaron y cayó al suelo, rendida. ¿Qué había hecho?

 

Miró en dirección a Crowley y luego hacia Bel, sin saber qué más hacer. Había hecho incluso que Adryane se quedara en su lugar, debido a la orden que le había dado y no podía sentirse más avergonzada de su proceder. Percibía con claridad cómo las lágrimas empezaban a agolparse en sus ojos a medida que la fachada de frialdad iba resquebrajándose. Se sintió desfallecer, pero se obligó a no llorar.

 

Desapareciendo las llamas del incendia din de pronto, asegurándose de que se habían extinguido del todo, tomó el cuerpo de Crowley y lo alzó con facilidad. Bel era la que realmente... había notado el arranque de locura que había tenido. Y Hank ¿cómo explicarle a él su proceder? ¿Y que había del resto de miembros de la Orden?

 

Miró de reojo la marca tenebrosa tatuada en el brazo del hombre y sintió como su rabia se extinguía por completo. Su proceder había sido simplemente censurable. Se volvió hacia Hank y Adryane e inclinó la cabeza.

 

-Lo siento -murmuró apenas de forma audible-. Debo irme. Lo arreglaré -prometió compungida, y de despidió de ellos con una venia, al igual que de Bel.

 

Desde luego, debía llevarse con él a aquel mortífago. Y dejarlo en San Mungo. La sola idea le causaba repulsión pero ¿qué más hacer luego de su injustificado y salvaje proceder? Al pasar por la puerta de entrada decidió repararla y una vez se halló más allá de las puertas con las rejas desapareció hacia el hospital mágico, llevando consigo al testigo de su delito. Sentía efectivamente, que una parte de ella se extinguía junto a la vida del chico, aunque fuera consciente de que podían revivirlo.

 

Se odió a sí misma pero también, el lado más frío de su ser, descubrió que tenía que analizarlo a profundidad para ser capaz de repararlo.

[Roman A. Gaunt]

| En la biblioteca |

 

Bufé, arrojando a un lado en la cama el libro de encantamientos que había estado inspeccionando, exasperado por no poder hallar aún aquél que había estado tratando de encontrar. Me levanté y me acerqué a la ventana, asomando la cabeza fuera de ella para que poder sentir el aire nocturno de otoño en mi cara con la intención de bajarme un poco los humos. El aroma de los jardines se arrastraba con el viento, invitándome a cerrar los ojos e imaginarme libre, corriendo en el bosque sin necesidad de pensar en nada, ni en nadie.

 

Aspiré de nuevo, esta vez mas profundo, y retrocedí hacia el interior de mi habitación cerrando la ventana. Tenía que seguir buscando, no podía darme el lujo de salir al exterior pues el tiempo para mi era apremiante; en poco la luna llena lanzaría su llamado y yo tendría que pasar tiempo fuera del castillo, lejos de mi nueva familia si pretendía de verdad conservar lazos con ella, pero era claro que estaba consultando el libro equivocado y perdería mas tiempo si me aferraba a seguir buscando entre sus páginas el encantamiento adecuado que necesitaba.

 

Me dirigí entonces a la puerta y salí de mi habitación en dirección de la biblioteca del castillo, sin preocuparme por mis pies desnudos que se asomaban bajo unos pantalones oscuros y raídos que me había puesto aquélla tarde; una sudadera con capucha color gris oscuro me cubría el torso y lo largo de mis brazos. Caminé con natural sigilo a través de los corredores y pasillos que conectaban habitaciones y otras salas, bajando algunas escaleras hasta llegar al piso y las puertas correctas. Esperaba que a nadie le molestara que anduviera por allí a altas horas de la noche, pero no podía hacer más.

 

En cuanto entré a la biblioteca me recibió el exquisito aroma tan característico de los pergaminos viejos y libros forrados de piel bien cuidado; por una ventana alta en forma de arco se asomaba la colilla de una luna sonriente, casi cubierta por una nube delgada por la que su luz mortecina se filtraba, haciendo notorio su contorno. Misma luz entraba por la ventana e iluminaba una parte de la estancia, donde podía verse una de las mesas de lectura que amueblaba la espaciosa habitación.

 

- Lumos... -alcé la punta encendida de mi varita para agregar un poco más de luz, pero en el mismo instante en que ésta se levantó por mi mano, una a una las antorchas de la biblioteca se fueron encendiendo a lo largo de las paredes. Noté que sus llamas no eran de fuego, sino de una luz roja que lo simulaba muy bien. Por supuesto, aquéllo era para evitar cualquier incidente que pudiese atentar contra los tesoros literarios de la familia Crowley.