•Juan Valdez Café ®• (MM B: 100831)

[Adryanie]

Adryanie

 

—Juan Valdes....— Susurró, no recordaba haber ido nunca ahí aunque si le parecía haber escuchado el nombre ya que uno de sus amigos era dueño del negocio o al menos lo era antes de que se hubiera desaparecido mágicamente.

 

Estaba en la entrada esperando a su compañero Hank creador del patronus murciélago que llegó volando hacía ella hacía unos cuantos minutos ensu negocio en el Callejón Diagon por suerte estaban relativamente cerca y no duró ni 5 minutos en aparecer frente al local. Era un local bien bonito y por un momento se preguntó si sería mortífago o no, pero bueno al fin y al cabo estaban ahí para apresar a uno de seguro el local no andaba en bueno pasos, aunque claro conocía muchos locales fenixianos que de vez en cuando alojaban mortífagos sin convertirlos en lo que se podría decir "malo".

 

Su vestido negro largo hasta las rodillas se agitaba vigorosamente por el viento, ella intentaba con todas sus fuerzas mantenerlo en su lugar pero estaba a punto de desistir y se alegró de recordar que sus interiores eran apropiados para no quedar media desnuda allí. Se adentró al lugar donde en la mesa más lejana vio a un par de jóvenes, a una la conocía claro que si era su compañera de generales al otro no....

[Oniria]

-No te preocupes, no tienes nada por lo que disculparte.

 

Se hizo un silencio incómodo. De repente entraron dos personas con halos de luz sobre sus rostros. Me tensé instantáneamente y traté de serenarme autoconvenciéndome de que no tenía nada que temer. Podrían sospechar de mí, pero no me atacarían sin pruebas.

 

A pesar de todo, con la conversación con Otto ya zanjada, era mejor prevenir, por lo que me levanté del asiento esbozando una cálida sonrisa.

 

-Volveremos a vernos. -Susurré. Me encaminé a la salida. Pasé junto a aquellos fenixianos y reprimí una mueca de asco. No recaí en que una de ellas no era sino que mi compañera de Generales, y el otro, mi antiguo profesor.

 

-Adiós. -Me despedí de ambos cortésmente, con fingida dulzura, antes de desaparecer.

[Jank Dayne]

Miré hacia los lados. No me gustaba ese lugar, para nada. Una vez había caído muerto allí, y Athena había tenido que ponerme un parche de sangre para no botar tantos litros mientras caminaba. No me traumaba, pero le agregaba una desconfianza en mi de ese sitio que jamás se remediaría.

- Ardius Incendia Din.

Hice que la punta de la varita tocara al suelo. Como estaba sentado Otto, una llamarada azul rodeó la silla y parte de la mesa, rozando a Oniria. No la quería herir, pero al sospechoso necesitaba marcarle un límite. La llama lo rodearía hasta que quisera salir de allí, o hasta que alguien lo sacara. Saldría herido de cualquier forma aunque no hablara. No era mi intención matarlo tampoco, aunque nunca dejaría que un marcado en nuestras listas quedara impune. Como un hueco de ratón sin rellenar.

-- ¡Expelliarmus!

Conjuré con una voz de ultratumba. Odié hacerlo en realidad. El rayo traspasó las llamas invocadas y volaría su varita cinco metros hacia su lado. El rayo escarlata siempr era efectivo en casos así.

- Te hemos visto, muchas, muchas veces. ¿Qué haces aquí, qué hacías en la Malfoy, qué hacías en tantos lugares donde se hacen cosas.. - miré el recinto lentamente, rodeando el arma entre los dedos - .. malas?

Entonces vi a Oniria levantarse.

- Hey

Antes de que se fuera, y como nos seperaban siete metros, conjuré otro Incendia Din haciendo tocar la punta de mi varita con el suelo. La llamarada azul rodeó a Oniria en un círculo perfecto, casi tanto como la lámpara que nos alumbraba. Si intentaba salir, se quemaba. Si no lo hacía, también.

- ¿Qué haces aquí con él?

[Adryanie]

Adryanie

 

Apenas se acercó a ellos, ellos percibieron su llegada curiosamente la chica respondió y trató de irse pero era evidente que eso no era posible.

 

—Lo siento Oni.... No puedes irte, ya estás dentro de esto— Dijo sacando la varita. Tampoco esperaba que ella alegara de no ser mortífaga porque ya en más de una ocasión había demostrado lo contrario y citándose con unos mortífago no podía esperar más — No tienes buenas amistades Oni....Expelliarmus— Musitó enviendo un rayo rojizo a Oniria haciendo que su varita catera al menos a unos 4 metros al lado de ella.— Incancerus— Dijo de nuevo haciendo que 3 gruesas cuerdas volaran por los aires cayendo en el cuerpo de la mujer una atando sus manos , otras a su boca silenciándola y las otras en las piernas haciéndola caer por los suelos.

 

Miró al hombre Otto que seguía estupefacto mirando la escena sin apenas reaccionar cuando la mujer cayó a sus pies aún conciente por supuesto. Era Oniria no la iba a matar pero si hubiera sido cualquier otro asqueroso mortífago lo hubiera hecho sin más, odiaba aquellos seres enmascarados.

[Oniria]

-Eh, eh, eh -balbuceé, retrocediendo. Los vampiros detestábamos el fuego. Era quizás lo único capaz de dar por acabada nuestra vida inmortal. En mis ojos brilló el espectro de las llamas.

 

-Es un conocido. Me invitó a tomar algo y charlábamos tranquilamente. No veo dónde está el problema. -Expliqué con toda la calma de la que fui capaz.

 

Las cuerdas de Adry me hicieron perder el equilibrio y caer estrepitosamente al suelo. La que me mantenía sujeta la boca ahogó mi grito cuando me quemé la piel ligeramente. Apreté los párpados. Sólo era fuego encantado, sólo era fuego encantado... Y dos miserables aurores que me las pagarían.

[OttoBlack]

Todo bien muy bien una buena conversación con la chica que tenía al frente, andaban pasando un buen rato y mejor imposible ya que se andaba conociendo pero algo lo saco de concentración- Tenemos visitas no deseadas -dijo sincero el ojos claros mientras escuchaba unos pasos cerca suyo cuando se dio cuenta que los pasos, eran nada más y nada menos que Fenixianos gente de la orden del fénix que pensaba que eran los buenos solo porque tenían una lucecita en la cara tenía tiempo que no lo iban atrapar en la cárcel de los aurores más bien le sorprendieran que fueran por él lo cual se sintió muy halagado por la visita del enemigo de bando mientras lo miraba de un lado hacia otro.

 

- Si claro que se quiénes son la Orden del Fénix tampoco son tan distraído para no conocerlos, enserio la luz en su cara es necesario -dijo sincero viendo como Oniria había entendido su mensaje y había huido del lugar para estar en una zona más segura- O vamos caballeros no hecho nada mala solo estaba hablando con una señorita que estaba conociendo , sin más sin menos asi que supongo que vienen por mí porque no hay más nadie en esta tienda -dijo mientras se levantaba sin tiempo que perder luego de eso quemaron la mesa e comenzaron el ataque cuando se dio cuenta también atacaron a oniria la varita andaba lejos asi que tenía que salvar a su amiga.

 

- La estoy conociendo ahorita tampoco es para que la traten asi ella vino y solo la andaba acompañando o que ya uno puede estar con alguien porque según ustedes son mortifagos- dijo sincero mirando la situación pero sin éxito no había más remedio y tampoco iba pelear en vano a lo mejor tenía que entregarse tranquilamente ante los aurores con tal el chico sabia como salirse con la suya.

[Kahlan Blackthorn]

Juv Malfoy Haughton

-Salgamos a dar un paseo…-sonrió deslizando la punta de su varita sobre su marmórea faz, cubriendo esta con una azulada mascara de metal. Enfundando en su espalda su katana de plata, echándole una última mirada al rostro de su hijo Ian, le dedicó una inclinación de cabeza y abandono la sala del castillo Haughton. Enfilando sus pasos hacia la salida del Castillo, desapareció tras cruzar la puerta en una voluta de humo que le llevo hasta el centro de los jardines, emprendiendo una elegante carrera hacia la verja fue absorbida por una estela verdosa que le llevo hasta el callejón Diagon.

 

Su destino era el local, Juan Valdez. Ahí se estaba desatando una peculiar batalla, no le extrañaba que dentro de la misma estuviera inmiscuido algún Fenixiano-Es hora de darle lo que se merece…-asintió adentrándose en el loca, topándose con una escena digna de un Oscar para la magnífica actuación que estaba dando el Demon Hunter Hank-Parece que no aprendiste la lección, cosa que me causa mucho placer…-elevando con determinación su oscura varita, espero el momento justo para poder atacar al Fenixiano.

 

Quedando a 10 metros de donde estaba ubicado Hank, imposibilitandole atacarle como el lo deseaba hacer arteramente y sin miramientos.

 

Off-

 

Adr, no puede estar dentro de esta redada. Dado que su estado es muerta en combate y no ha sido valida su salida en el tercer post que dejo en San Mungo. El motivo radica en que la sanadora, no especifica que le han dado el alta y eso le impide estar dentro de esta situación de batalla, si tiene algo que argumentar al respecto, le invito cordialmente a tratarlo con los líderes de bando.

 

Saludos ^-^

[Valky]

El lo alto de una de las torres del hogar de los Haughton se encontraba la castaña, observando por el enorme ventanal que daba al patio, su mirada estaba triste y aunque sabía el motivo de su pesar se negaba a aceptarlo. Cerró los ojos para evitar que unas cuantas lagrimas rodaran por su mejilla más no lo consiguió, estas salieron sin que pudiera impedirlo, las limpio con su mano y abrió los ojos tan solo para ver como un mago de cabellos blancos aparecía en los jardines.

 

—No puede verme así... —murmuró mientras giraba sobre sus talones y desaparecía del lugar. Segundos más tarde ya se encontraba en las calles del callejón Diagón buscando un lugar en donde pudiera beber algo.

 

Mientras caminaba escucho a media cuadra un ruido procedente de uno de los negocios, Juan Valdez. A sabiendas que ese local pertenecía a uno de los miembros de la marca decidió investigar, observó a su alrededor y asegurándose que nadie la viera movió su varita y su mascara mortifaga cubrió su rostro.

 

—Me puedo unir a la fiesta? — dijo la castaña al ingresar al local en donde estaba su madre Juv con la varita en alto. Con cuidado se posiciono a unos ocho metros del fenixiano que estaba también en el lugar.

[Jank Dayne]

- Oniria - recordaba su nombre perfectamente. Era difícil de olvidar, porque me recodaba al cielo. No conocía las constelaciones pero algo me lo insinuaba - estás involucrada con él, y estamos investigándole por eso. Y sí, Otto, precisamente porque eres el único aquí he venido.

Las llamas seguían rodeándoles a los dos. No me imagiaba lo muy doloroso que podía llegar a ser si eran vampiros; ojalá no lo fueran. Estaban suficientemente heridos internamente para darle una visita a San Mungo, pero tampoco morirían en el camino. Guardé la varita cuando pensé en eso. Pero entonces, entonces entró la otra. No di espacio para otra cosa, y marqué una nueva distancia de ocho metros.

No perdí el tiempo. Apunté hacia Juv y Valkyria, ambas recién llegadas.

- Tripio Sectusempra

Tres rayos ámbar salieron desde Libra, mi varita, hasta dos destinos. Un rayo iría directamente hasta el pecho de Valkyria, otro al costado de Juv y el tercero al pecho de Juv.

- Strellatus

Inmediatamente, un flash mágico salió disparado desde mi varita hasta los ojos de Juv y Valkyria. Los ojos de ambas se vieron infectadas por el gran poder de aquel hechizo, hasta quedar ciegas.

- ¡Confundus!

Pensé, dejando a Juv en un completo trance mental del que no se libraría fácilmente.

[Kahlan Blackthorn]

Juv Malfoy Haughton

 

 

Centrando su atención en el único fenixiano que estaba delante de ella, no dudo en arremeter contra el mismo y sentenciar con fiereza.-Celerus Expectro Protego…-invocando una densa estela oscura que se extendió por todo su cuerpo, absorbiendo la esencia nociva de la Malfoy. Ascendiendo hacia arriba, adquiriendo a forma corpórea y solida de un fénix oscuro, este se coloco delante de la Ángel Caído. Tenía la orden de protegerle de cualquier hechizo que pudiera venir contra ella y causarle daños considerables a la rubia.

 

-Confundus…-pensó la Haughton enviando la mente de Hank a un pozo de confusión y divagaciones sin sentido. El Demon Hunter, no podría hacer nada, tras verse afectado por ese efecto que le nublo la poca cordura que parecía poseer.

 

-Levicorpus….-pensó la ojiazul oscuro, dejando suspendido en el aire a Hank, justo a dos metros del suelo y evitándole de esa forma poderse aprovechar de atacarle con libertad y puntería.

 

-Vamos, porque la te luce esa lamparita tan apagada…-murmuró centrando su atención en Oniria y Otto, ya se haría cargo de sanarlos y evitar que perdieran la vida a manos de Hank. aquello sin duda que sería una batalla interesante, tornándose por momentos tediosa y hasta aburrida.