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¤ Ladurée ¤ (MM B: 102947)


Helike R V PB
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La charla estaba yendo por buen rumbo, un tanto extraña pero agradable era el tema que estábamos entablando- Le hubiese criado algunos años, torturándolo y jugando con su cuerpo hasta que su carne y sangre fuera lo suficientemente tierna para consumirla - Admito sonriendo de la manera más angelical posible mientras mezclaba el azúcar de mi segunda taza de té, el ultimo tiempo me había dedicado a cazar muggles solitarios y miserables, los acechaba y cuando el momento era el adecuado iba a por su pellejo; sin embargo el ultimo fue mi favorito, vivía con su mujer e hijos y tener el banquete completo hizo que me pusiera de muy buen humor durante días.

 

 

Matthew mantenía el peso de su mirada en la mía, ninguno de los dos la desviaba del otro y esta pequeña lucha de miradas. Observando cada pequeño detalle del rostro del castaño, como sus ojos se achinaban a los costados mientras sonreía, aquellas cejas pobladas y esa sonrisa encantadora hacia de Matthew todo un bombón. Si Candela tenía mas hijos/protegidos así pues bienvenidos sean a mis aposentos, que gustosa los atiendo.

 

 

Sentía que nos encontrábamos en una pequeña burbuja, donde solo él y yo podíamos determinar que pasaba. Lanzandole una sonrisa algo picara al sentir que su respuesta no era del todo cierta. Su reacción me había echo reír internamente, cambiando su expresión me acomodo en la silla acercando más mi torco a el - ​Todos huimos de algo en algún momento, cada quien ha pasado por lo suyo. Solo no bajes la guardia - Hablo mientras juego con un mechón de mi cabello.

 

 

Por lo pronto esperaba escuchar mas de el, mi conciencia pedía a gritos descubrir que escondían ese par de ojos avellana, y a que se debía su aura misteriosa.

 

 

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Editado por Zoella

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--Debo decir que me encuentro atraído, la manera en la que gustaría tratar un infante... Es un tanto sádica.--

 

Sentía al menos por el momento que podría confiar en la muchacha, no era muy libre de hablar y expresar sus emociones, pero en este momento sentía que todo era diferente, pero no sabia si contar los motivos reales por los cuales viajo a Londres, de todas maneras, sus madres se encontraban aquí. Era lo mas correcto pasar tiempo con ellas y con sus demás parientes.

 

La bruja tomo iniciativa y se acerco frente a Matthew para dedicarle unas palabras, se vio tentado a corromper su postura y pegarle un mordisco, muy propio de el, su mente perturbada lo llevan a hacer cosas que no debería con la gente equivocada, pero el riesgo era tentador. --Nunca bajo la guardia... Solo me divierto.-- Guiño su ojo con una sonrisa.

 

Poso el jarro sobre sus labios, observo dentro y el café estaba casi por terminar... Deseaba un poco mas, de ambos. --Nie ubivame mestnite zhiteli-- Carraspeo en Búlgaro. Esperaba que la bruja entendiera que deseaba matar a los empleados. Pequeñas señales que el Black otorgaba para que Zoella resolviera el acertijo... Si lograba entender las pequeñas frases que Matthew dejaba, sabría la verdad de el porque se encontraba en londres, quizás una de las tantas preguntas que rondan por su mente serian resueltas.

 

@Zoella

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El lugar me incitaba a destruirlo, mi mente maquinaba mil maneras de hacer una replica como en el Balck Magic, solo qué me hacia falta Susan mi fiel compañera de destrucciones. Ya la charla me estaba aburriendo, y despegando la mirada de los ojos avellanas de mi hermanastro busco en cualquier espacio algún incentivo que me provoque ganas de ***** un poco el ambiente.

 

 

Escuchando lo dicho por Matthew, una sonrisa traviesa surca mis labios - ¿A sí? - Suelto, dejando hasta ahí la conversación.

 

 

No entendiendo lo dicho por Matthew, arrugo el entre cejo esperando alguna señal de lo que sea que sus labios hayan soltado. Viendo como su mirada pasaba de mi a los empleados, una posible idea de lo que tanto intentaba decirme ilumina mi pensamiento - ¡Ah! Vamos a por ello - rió parándome de mi asiento y acercándome a la puerta de la cocina por donde venía el mesero. Agarrándolo desde atrás olfateo su cuello saboreando el exquisito aroma.

 

 

- Mhhh - Suelto para pasar la lengua por su cuello y mirar al castaño que aun se encontraba sentado en la mesa.

 

 

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Editado por Zoella

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  • 1 mes más tarde...

Todo se estaba poniendo un tanto aburrido, al gitano no le gustaban solamente las palabras, osaba mas buscar acción y porque no, destrucción al mismo tiempo. Dio un ultimo sorbo a lo que estaba bebiendo y dio una mirada a su hermanastra Zoella, acto seguido se levanto de la mesa y dirigió directamente a la barra, donde una cajera estaba atendiendo a unos cuantos clientes.

 

--Bien, este es el momento, ¿no?-- Susurro mirando al costado en busca la bruja.

 

Ya se encontraba saboreando su próximo aperitivo, ladeo su cabeza cerrando los ojos con una pequeña risa irónica. Habilidosa para cuando se trataba de algún atraco. Por supuesto, Matthew no se iría de aquel lugar sin unos cuantos galeones en sus bolsillos; quizás su hermanastra solo desee sangre, pero el buscaba mas y estaba dispuesto a hacerlo.

 

Cofringo Un rayo de color naranja salio disparado de la varita del brujo, en dirección a una de las mesas que se encontraban serca de la puerta haciéndolas explotar, dejando que pequeñas astillas de madera se esparcieran por doquier.

 

--¡Tu! pon todo lo que quepa en esta bolsa o te haré explotar la cabeza también, re decorare este lugar con tus sesos.-- Exclamo posando sobre el mostrador una extraña bolsa de tela café.

 

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Editado por Matthew B. Triviani

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  • 3 meses más tarde...

La apertura del local tras el verano traía consigo nuevos diseños de todo, incluído el tema del chocolate. El cocinero estaba avisado mediante lechuza y ahora, sólo tocaba limpiar y barrer todo el negocio. No era muy habitual que, por el tiempo estival los clientes pidieran para llevar o para tomar en el Ladureé. Las altas temperaturas también podían estropear el dulce oscuro.

 

Me aperecí dentro del negocio y parecía que realmente hubiese pasado un vendabal. Al menos estaba segura de que no quedaba un triste galeón dentro de la caja registradora. Ataviada con un chandal y zapatillas de deporte esperaba no encontrarme con ningún cliente, por las pintas que llevaba. El polvo se hacía notar cuando los rayos del sol traspasaban las grandes cristaleras. Con un movimiento de mi varita, hice que la fregona y la escoba empezaran el trabajo...

 

Revisé todas las botellas y la zona en dónde se guardaban los tés más preciados. Al menos, parecían estar intactos pero llenos de polvo. Estaría bien organizar una pequeña fiesta cómo muestra de un recorrido de los diferentes brebajes que se hacían por el mundo... Pero habría que hacerlo con bastante antelación y avisando con tiempo. Aunque, lo primero era lo primero. Revisé el libro contable y aunque estaba más o menos bien, no dejaba lugar a dudas...

 

Saqué un cigarrillo y lo encendí con la varita mientras el humo pasaba hasta mis pulmones. O revivía el local, o tendría que cerrarlo. Y la segunda opción, tampoco es que estuviese dentro de mis planes. Un poco de publicidad tampoco haría mal ninguno. O incluso además, renovar la carta, que buena falta le hacía, ya vería más tarde... Me dirigí hasta el despacho y estaba más o menos que lo de fuera... Lleno de polvo y con alguna que otra telaraña.

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  • 2 semanas más tarde...

Me costó mucho entrar en el negocio. En realidad, llevaba como dos horas fuera, paseando nerviosa de un lado a otro de la acera, parándome en algunos escaparates sin ver en realidad lo que se exponía en ellos. Era algo que debía hacer y, sin embargo, era algo que no me atrevía a hacer: hablar con Heliké para hacer las paces, recuperar la paz en la mansión y aceptarla como la hija que era ahora, era un paso muy pero que muy difícil de dar.

 

Sin embargo, al final entré. El local estaba vacío e incluso parecía algo abandonado. Revisé todos los detalles con un leve movimiento de cabeza, con la certeza de ser una gran comerciante. Me tuve que frenar porque aquel lugar no era mío y no era quien para decir cómo se ha de llevar un negocio. Arrugué el morro y me acerqué a uno de los servidores que limpiaba todo con una escoba y una pala.

 

-- Hola. Quisiera hablar con la dueña. ¿Puedo saber si se encuentra Heliké por aquí?

 

No me atreví a decir Heliké Blackner porque no había hablado con ellos sobre ese tema (ni sobre ningún otro, mala suegra) y no sabía si ella mantenía sus apellidos o había tomado el de mi hijo.

 

-- Dígale, por favor, que su... suegra quisiera hablar un ratito con ella, con un chocolate por delante...

 

Dije lo del dulce para que no pensara que llevaba la varita en la mano. Tendría las dos sujetas a la taza para evitar tentaciones. Sonreí al elfo y esperé que le dijera algo. Al menos que tuviera órdenes de lanzarme por la ventana si aparecía...

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Odiaba el papeleo pero si no lo hacía yo, no lo hacía nadie... Y de todas todas, era la única que podía hacer tal cosa. Dudaba mucho que, un elfo doméstico supiera de temas contables, cómo era el caso. Incluso llegando hasta el despacho, veía cómo había polvo por todas partes y farfullé molesta. No es que me gustara mucho, sinceramente. Saqué una petaca del bolsillo y le di un trago.

 

Estaba casi a punto de empezar a "trabajar" cuando un elfo abrió la puerta y casi me atraganté con el trago que había dado por el susto recibido. Tenía órdenes de no molestar a nadie, pero si lo hacía, la cosa, debía ser importante...

 

- Señora, la buscan - enarqué una ceja y mantuve la pose cuando me di la vuelta, asentí con la cabeza y el elfo se dispuso a hablar- no conozco a esa bruja, pero dice ser su suegra - mi rostro fue completamente de sorpresa- y que la busca para charlar con chocolate...

 

- Ésto sí que no me lo esperaba - susurré por lo bajo - bien, cuando terminéis de limpiar, hacerme el favor de pasarle un trapo por aquí también. Está tan lleno de polvo que hasta da asco sentarse en el sillón - el sirviente asintió con la cabeza y se dispuso a hacer los quehaceres que le había mandado.

 

Abrí la puerta completamente y ahí estaba ella. Cierto que el local sería un poco más de su gusto. O eso suponía. Y la ví ahí de espaldas a ella. Carraspeé para hacerme notar y esperaba que no lanzara ningún conjuro, no estaba para tonterías...

 

- Hola Sagitas - sonreí de lado y me acerqué a ella- me han dicho que quieres chocolate - no obvié el motivo de su visita pero se me hacía curioso - y charlar... bueno, en eso podemos hacerlo con tranquilidad con uno de los salones que tenemos por aquí. Me parece que es la primera vez que vienes, ¿verdad? Recuerdo que vi un encargo por ti, hecho por Harpo...

 

- Las cocinas por el momento están cerradas y limpiándose, pero creo que queda alguna reserva en buen estado... Tranquila, no te cobraré nada de lo que vayas a consumir - le dije con una sonrisa- vamos al salón Paéva, creo que te gustará, tiene un buen toque bohemio y es más íntimo y reservado que los otros... Pero si quieres tomar té, también tenemos, claro - le dije, manteniendo la sonrisa.

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La espera me ponía nerviosa. No es que me hiciera esperar mucho pero el mero hecho de quedarme a solas allá me hizo pensar que aún estaba a tiempo de huir. Ya encontraría tiempo de hablar con ella más adelante, mañana o pasado... O el año que viene... ¡Para Reyes...! Por eso salté sobre mis zapatitos de tacón cuando sentí el carraspeo a mi espalda. Me sentía como si me hubieran pillado tramando una travesura y no era cierto. Sólo quería escapar antes de que me arreara. Y es que Heliké, enfadada, eran tan temible como yo y sólo me salvaba mi destreza como funambulista que me permitía trepar como una ardilla por los lugares más insospechados y huir de su rabia.

 

Bueno, tal vez exageraba...

 

Yo era mejor que una ardilla. Me rasqué la oreja en un gesto instintivo de defensa mientras intentaba "ver" cómo reaccionaba. He de reconocer que estuvo bastante formal e incluso amable. Suspiré y sonreí levemente, nada forzado. Tal vez algo nerviosa esa sonrisilla pero sincera.

 

-- ¿Un encargo... ? ¿Harpo...? -- No lo recordaba. Seguro que fue sin mi permiso. Pero mantuve la sonrisa. -- Sí, claro, nos gustan los dulces... Sí, es mi primera vez aquí... Creo... Creo que una vez vine cuando aún estaba tu padre. -- Bajé la cabeza un poco. -- Le echo de menos. Deiwan fue un gran primo que me apoyó en todo momento.

 

¡Y yo peleándome con su hija! ¡No tenía perdón!

 

-- ¿Un toque bohemio? Pues entonces sí, vamos... Sobre todo me gusta que sea íntimo y reservado pues... quisiera hablar contigo...

 

Volví a tocarme la oreja y seguí su indicación aunque no sabía bien por donde moverme en aquel lugar.

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Me reí al escucharla. La conocía lo suficiente. ¡Estaba de los nervios!

 

- ¡Venga mujer, que no voy a morderte! -sonreí ante esa ocurrencia- mientras vengas en son de paz, sabes que conmigo no habrá problema con eso...

 

Le indiqué que me siguiera y pasamos los otros dos salones que eran más luminosos. Yo prefería al que nos dirigíamos en esos momentos. En cuánto llegamos, nos colocamos en la última mesa, cerca de la ventana, pero tapada con una de las cortinas...

 

- ¿Ah sí? - exclamé con cierta sorpresa y alegría - me alegra saber eso. Es cierto que con él las cosas iban mejor pero... - me callé al recordar sus palabras- la verdad, yo también le echo de menos - suspiré. Parecía que, mantuviésemos una charla cordial entre suegra y nuera. Pero aún así, no podía evitar tensarme. Me recordaba que era una cliente más, no una familiar cercana que venía a hablar con la dueña. Básicamente porque, si intentaba algún ataque, podía echarla sin miramientos del local sin preocuparme por nada más. Pero era cierto que, yo también sentía ciertos nervios que se me ponían en la boca del estómago...

 

- Cómo ves, todavía falta mucho, tras la luna de miel y todo eso, lo he cerrado. Sinceramente, no confío en nadie para dejar semejante responsabilidad... Por eso ves casi todo lleno de polvo. Los salones fueron lo primero que se limpiaron, salvo la parte principal y, lamento éstas pintas, pensé que hoy no vendría nadie -suspiré. La verdad es que no entendía porqué le daba tantas explicaciones. Llamé a uno de los elfos y le indiqué el té que quería tomar y chocolate- supongo que prefieres el básico, ¿no? Pero puedo pedir que te traigan otra cosa -elevé mis hombros y crucé las manos.

 

Realmente, estaba intranquila, esperaba algún ataque de su parte.

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  • 4 semanas más tarde...

Necesitaba un respiro. Todo esto me estaba dejando loca. Sean, SJ, la mansión, mi hija, mi madre, el trabajo ministerial, todo lo que tenia que hacer y todo lo que tenia que pensar se entremezclaban en una amalgama que no tenia ni un solo modo de desenredar, necesitaba un espacio y un tiempo para mi, para mimarme, para tomar una copa, para tener una borrachera y poder tener un día en la cama sin nadie que me molestara: no, no quería vivir sola solo quería estar un ratito sola.

 

Entre en Ladurée, era una especie de bar o café bar... total lo atendía mi prima Heliké y bueno si el lugar era lo suficientemente bueno quería pegarme una buena borrachera, miré alrededor buscando una mesa libre, pero no me atrevía a pasar de la entrada, se suponía que tenia que venir alguien a recibirte y llevarte a la mesa, hice una mueca esperaba que no se demoraran porque si no iba a ir a otro lugar a coger mi borrachera.

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

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