Jump to content

╚ Parque Acuático Witch ╝ (MM B: 102556)


Sunar PBT
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Me eché a reir, agarrándola por la cintura mientras me besaba.

- Lo siento, pero...debo decirte que hay algo qeu se interpone entre nosotros. - le dije, mientras desviaba la mirada hacia abajo, hasta su tripa. Volví a besarla, divertido por una broma tan tonta.

 

- Venga @ no protestes tanto, quieres? Nadar te vendrá bien, a ti y a Elentari. - comenté, convenciéndola. - Podemos quedarnos a pasar la noche aqui. Tendrás sol, nata, chocolate, fresas....todos los masajes qeu quieras. Pero nada de piscinas calientes, sabes qeu no es buena idea - le recordé.

 

Pero me detuve, y tiré con suavidad de ella hacia mi.

- Va, no eres un tonel, ni una ballena. Estás preciosa - murmuré antes de besarla.

 

Pero fuimos interrumpidos por un carraspeo tímido. Una elfina nos miraba, nerviosa. Sagitas, Jack e Ithilion estaban en una de las suites, y al parecer, mi madre esperaba verme. Asi qeu miré a Helike, y me encogí de hombros.

- Vamos, vemos que quiere y disfrutamos, eh? - pregunté cn una sonrisa.

M4xQXhr.jpg

XaIHB03.gif.8d9da3f22cdcf76478ba8b5e63d5666a.gif KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gifXXBPo79.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 9 meses más tarde...

El elfo entró a hurtadillas en la cocina. No esperaba encontrar a nadie pero, aún así, tomó precauciones. En aquel lugar, cerrado por fuera de temporada y aún a vistas de más de un mes de su re-apertura, aún no había gente, excepto la que estuviera de vigilancia. Pero nunca se sabe... Necesitaba comida. Rectifiquemos... Necesitaban comida, el grupito de elfos y elfinas que había entrado en el Parque Acuático, huyendo de la guerra y de la muerte de sus amos. Los elfos no saben ser libres, la mayoría al menos, y los que ahora no tenían familia a quien servir se sentían desamparados, angustiados y no sabían a donde ir.

 

Sin embargo, corrían los rumores. Desde hacía tiempo se decía que los miembros de ciertas familias del pueblo de Ottery trataban a sus elfos como criaturas libres y, ahora que no tenían a nadie a quien obedecer, cuidar, servir, aquel grupito decidió comprobarlo. Si los pillaban, puede que volvieran a la esclavitud, algo que muchos no querían, con lo mal que los trataron en sus familias anteriores. Pero... Si lo conseguían... Si encontraban qué familias eran las que admitían elfos libres... ¡El sueño de todo elfo! Sobre todo de los que han malvivido entre torturas, encierros e, incluso, mutilaciones.

 

Por eso, aquel elfo al que le faltaba un trozo de oreja, entró en la cocina. El grupito necesitaba comer. Y seguro que allá encontraría algo para ellos. Estaban débiles después de tantos días buscando un refugio.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 meses más tarde...

Llevaba todo el día encerrado en mi despacho. Como director de un departamento ministerial, me había acostumbrado a trabajar rodeado de pedazos de papel llenos de tinta aquí y allá, pero en el fondo no me gustaba demasiado trabajar encerrado constantemente.

 

Aquel día había decidido poner las cosas al día con el parque acuático. Primero la amenaza de guerra, y ahora el levantamiento del secreto habían provocado una situación de incertidumbre y caos. Sinceramente, no estaba seguro de abrir aquel año el parque al público. Primero porque dudaba en si acudiría alguien, y segundo, porque temía pensar que algún desalmado intentara hacer alguna locura que trajera más desgracias.

 

Tal vez aquel fuera el primer verano que permaneciese cerrado, tan solo abierto para la propia familia, pero nada más.

 

Salí, frotándome los ojos, directo hacia las cocinas. Sabía que teníamos comida y bebida, asi que un buen granizado de limón me ayudaría a aclarar mis pensamientos, y tal vez luego me marchara a casa. Consultaría la decisión con Sagitas antes de...

 

Un ruido de cacerolas cayendo al suelo me hizo sacar la varita, atento. La sostenía con firmeza, en alto, mientras avanzaba despacio y abría de una patada la puerta, apuntando a...

 

- Quienes sois? Que hacéis aquí? No sois del parque. - pregunté, mirando al par de elfos flacuchos y asustados que tenía delante.

M4xQXhr.jpg

XaIHB03.gif.8d9da3f22cdcf76478ba8b5e63d5666a.gif KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gifXXBPo79.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El elfo al que le faltaba un trozo de oreja, se escondió bajo una mesa desde la que sólo veía los pies y unos pantalones que entraban con violencia en el lugar. La voz era fuerte y dura, amenazando a sus amigos. El elfo no era cobarde pero aquello voz le intimidó unos segundos. Después, asomó la cabeza. La culpa de que les hubiera encontrado era toda suya, por tirar aquellas sartenes al suelo. Pero ahora estaban sin amo, no iba a dejar que nadie les maltratara. Fue por eso que chasqueó los dedos y una de las sartenes se levantó sobre la cabeza del hombre.

 

-- Suelte la varita, Se.... Señor.

 

Sí, tartamudeó un poco. No dejaba de ser un elfo doméstico y amenazar a un humano no entraba dentro de sus costumbres.

 

-- Déjenos ir. No queríamos robar, Señor. Sólo queríamos...

 

Uno de los elfos se apretujó hacia los pies del humanos.

 

-- ¡Tenemos hambre, señor! Sólo queríamos comer algo, señor. Pero nos vamos enseguida, Señor. No nos pegue. Nos vamos. Mire, no tenemos nada. Sólo queríamos algo para comer, Señor.

 

El elfo de la oreja partida lanzó un suspiro al hombre y dejó caer la sartén con estrépito.

 

-- Lo siento, Señor. Sólo entramos para comer algo. Nos vamos... ¿Podemos llevarnos ese mendrugo de pan mohoso? Seguro que ustedes lo tiran y nosotros... Tenemos hambre.

 

Era duro tener que implorar por comida, aunque fuera incomestible.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

Me quedé mirando al pequeño grupo de elfos, sintiendo lástima por ellos. El que hablaba, que además parecía el más valiente (pues había logrado levantar varias sartenes sobre mi cabeza a pesar de que temblaba) tenía un trozo de oreja menos. Todos parecían famélicos, y uno de ellos, que parecía ser el más joven, se lanzó a mis pies para rogar que no les hiciera daño.

 

Los miré con gesto torcido, antes de agacharme para quedar a su altura.

- No, no podéis llevaros ese trozo de pan mohoso. Es asqueroso. - contesté.

 

Ayudé al pequeño a ponerse de pie y miré al desorejado.

- Id a buscar a vuestros compañeros. Intentaremos sacar algo comestible de las cocinas. - desvié la vista hacia arriba, al menaje levitando sobre mi. - Pero por favor, no trates de amenazarme con esas sartenes y déjalas de nuevo donde estaban.

 

Sonreí

- Venga, marchaos. Os espero aquí.

 

Por su aspecto, y por su miedo, debían de ser elfos libres...con una libertad demasiado reciente, una epoca de esclavitud extremadamente dura, y probablemente alguno se abría escapado para evitar morir. Intentaría hablar con ellos cuando hubieran comido y se calmaran un poco.

 

Por cierto...que les daría de comer? Me puse de pie y comencé a revolver en las cámaras, en busca de algo para que pudieran comer.

M4xQXhr.jpg

XaIHB03.gif.8d9da3f22cdcf76478ba8b5e63d5666a.gif KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gifXXBPo79.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El elfo agachó las orejas, ni siquiera saldrían de allá con aquel mendrugo mohoso, no le daban permiso. Hizo un semigesto de reverencia, lo que acostumbraba a hacer cuando tenía dueño pero se detuvo. Aquel hombre que no le dejaba llevarse el pan incomestible no era su dueño. Tendría orgullo y no agacharía la cabeza. Pero ahora vino la sorpresa: el hombre se puso amable y ayudó a levanta al otro elfo, les dijo que podían coger comida y que no le amenazaran con las sartenes.

 

Su compañero corrió en busca del otro pero él se quedó allá, esperando, sospechando. Le vio mirar en la despensa y sacar comida. El hambre le hizo rugir sus tripas y al ver aquella comida encima de la mesa empezó a babear. Aún así, se hizo de nuevo el duro, aún cuando entraros sus compañeros, uno de ellos era llevado casi arrastrando, de lo desfallecido que estaba.

 

-- ¿Cómo sé que no está intentando envenenarnos? O devolvernos a la justicia como elfos fugitivos. Somos elfos libres.

 

Uno de los elfos le dirigió una mirada asesina.

 

-- ¡Wolfrang! ¡Tenemos hambre! No empieces con teorías conspiratorias. Comemos y nos vamos. Oliverio no se tiene en pie. ¿Puedes dejarnos comer en paz?

 

Se sentaron todos en la mesa y se les notaba incómodos. En el fondo, aquellos elfos neo-libres no estaban acostumbrados a estar quietos así que se levantaron y empezaron a poner la mesa, cubiertos, a mover comida, a preparar el horno...

 

-- Usted siéntense, señor Amable. Nosotros cocinaremos, con poca cosa nos conformamos.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Solté una risotada al escuchar las protestas de aquel elfo al que le faltaba un pedazo de oreja.

- Todos los elfos deberían ser libres - contesté, cargando con lo que había encontrado y dejándolo sobre la encimera. - Y si te preocupa ser envenenado, probaré todo lo que quieras antes de que te lo lleves a la boca. Te parece bien?

 

Los elfos regresaron. Traían una elfina y otro elfo más mayor, además de un elfo desfallecido que traían a rastras. Eso me preocupó mucho más.

 

- Dejadme ayudaros. - dije, tomando con cuidado al elfo desmayado, colocándolo sobre una mesa despejada. Lo miré un momento, asegurándome de que aun respirada,aunqeu de forma muy débil e irregular. - Lo siento, pero vuestro amigo no puede comer. Está deshidratado como poco. - agité la varita, convocando mi patronus, un lobo grande de color azulado. - Busca a Sagitas. Dile que venga al parque acuático lo antes posible. La espero en las cocinas....necesito sus dotes de sanación

 

El lobo desapareció para entregar mi mensaje, mientras acomodaba al elfo improvisando una almohada bajo su cabeza, y le colocaba los pies en alto.

 

- Pronto vendrán a ayudarle. Ahora sentaos.

 

Pero claro, ellos no estaban acostumbrados a que los magos les "sirvieran" por asi decirlo, y por eso se dedicaron a poner la mesa, moviéndose aquí y allá a mi alrededor.

 

- Mis amigos me llaman Matt - dije, levantando un momento la mirada de lo que estaba haciendo para sonreir a la elfina.

 

Usando la varita, llevé lo que había podido preparles: un poco de pan (sin moho), mantequilla, queso, huevos, bacon y algo de fruta, junto con jarras de agua fresca.

- No es gran cosa, pero comed.

M4xQXhr.jpg

XaIHB03.gif.8d9da3f22cdcf76478ba8b5e63d5666a.gif KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gifXXBPo79.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

¿Pero qué era aquello que escuchaban sus oídos? ¿Elfos libres? ¿En serio aquel señor había hablado de elfos libres? No, no podía ser. Su experiencia lo negaba y los rumores... Eran rumores. El elfo de la oreja partida sabía que eso no existía. Era el más escéptico del grupo.

 

-- Oliverio se pondrá... bien. -- Titubeó al decirlo cuando había intentado sonar firme. Dejó hacer a aquel hombre y no dijo nada sobre que llamara a alguien. Si era una trampa, no tenía fuerzas para resistirse. Ya daba todo igual. Ninguno podía moverse así que ¿qué más daba si allá les cogían? Se resignó y se sentó en un banco y empezó a comer un trozo de pan. Cuando el hombre sacó huevos , bacón y demás viandas, se le hizo la boca agua y cogió algo, aún mirando por encima de su hombro.

 

-- ¿Ha dicho el nombre de Sagitas, Wolfrang? ¿Esa Sagitas?

 

El elfo de la oreja partida se encogió un poco de hombros. Él no lo sabía, así que siguió comiendo, mirando al plato y sin mover más músculos que la mandíbula. Así, permaneció ajeno a las muestras de emoción del resto de sus compañeros, que saltaban, palmeaban a gritos sobre Sagitas, aquella mujer que era un mito en aquel mundo de elfos que ellos habían abandonado hacía días.

 

-- ¿Sagitas, la mujer que tiene elfos libres en su mansión? ¿Existe?

 

-- Dicen que es una gran mujer de más de 2 metros de altura y que da miedo mirarla a la cara.

 

-- Dicen que es muy fiera y que se come a sus enemigos.

 

-- Calla, calla, eso es mentira. Dicen que es una dueña de un circo enorme y que son los animales quienes se comen a sus enemigos. Es temible. Salva a todos los elfos del vasallaje y... ¡les paga!

 

-- ¡Les paga!! -- gritaron, entre excitados y temerosos. -- ¿Es esa Sagitas? ¿Usted conoce a esa Sagitas?

 

Una voz femenina sonó en la entrada del Hotel.

 

-- ¿Matt? ¿Estás aquí?

 

Unos pasos apresurados se acercaban a ellos.

 

-- Recibí tu Patronus. ¿Estás herido?

 

Los pasos ya estaban en la puerta de las Cocinas. Éstas se abrieron y una mujer con el pelo violeta despeinado, con un traje de gimnasia de pantalón largo negro y camiseta blanca sin mangas, zapatillas de gimnasia en blanco y un chaleco rojo con lentejuelas brillantes que resplandecían por todo el techo. En la mano derecha, con muñequera amarilla, un maletín muy usado de un cuero que casi parecía blanco en ciertas zonas.

 

-- ¿Qué pasa, cariño? Salí corriendo del circo. Estaba practicando equilibrios con los hipogrifos. ¿Hay algún herido por aquí?

 

La mujer miraba a los presentes, unos elfos hambrientos que devoraban unos platos casi vacíos ya. En un lateral, un elfo muy pálido yacía sobre una mesa. Se acercó a él y de una mirada supo lo que hacer.

 

-- Cielo, ¿cómo puedes tener a los elfos tan famélicos? ¿Les has hecho trabajar de sol a sol en la preparación del Parque para la próxima apertura? ¿Qué te he dicho de que no pueden estar más de cuatro horas bajo este sol tan intenso?

 

El elfo de la oreja partida acabó su plato, bebió un amplio vaso de agua y, después, se levantó despacio para acercarse a ella y al elfo desmayado. Parecía sorprendente ver a una mujer cuidando de un elfo en vez de tirarlo a los perros.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Dejé que comieran tranquilos, pero supongo que habían oido hablar de Sagitas. Como no? Todo el mundo la conocía, de una forma u otra, todos sabían su nombre. Desde el fregadero, con las manos bajo el agua, los miraba con una sonrisa de medio lado. Me parecía divertido y un poco tierno verlos hablar así de ella, tan entusiasmados, como...como si Sagitas fuera un ser sobrenatural.

 

Los miré, cerrando el grifo, dispuesto a contestar a su pregunta cuando la voz de Sagitas llegó hasta mi.

- Por una vez no soy yo quien necesita atención sanitaria! - contesté en voz alta.

 

Su atuendo era...el qeu cabría esperar cuando estaba en el circo. Parecía estar practicando algún nuevo número qeu incorporar al espectáculo, ya qeu los hiopgrifos más jóvenes ya estaban listos para comenzar a participar en el circo.

 

Me coloqué al otro lado de la mesa, esperando a que me dijese que necesitaba qeu hiciera, o si necesitaba que trajese algo. No tenía concimientos de primeros auxilios, más allá de poner una venda o entablillar un brazo, pero si que podía ayudar.

- Venga mamá, sabes que no tengo elfos trabajando aquí. Se marcharon hace tiempo. Además no se me ocurriría tenerlos trabajando tanto tiempo con este tiempo. - contesté, ruborizándome ligeramente. - Me encontré a tres de ellos aquí, rebuscando algo para comer. Les he dado lo qeu quedaba en las cocinas, pero me preocupa este. No podía caminar cuando llegaron.

M4xQXhr.jpg

XaIHB03.gif.8d9da3f22cdcf76478ba8b5e63d5666a.gif KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gifXXBPo79.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Me reí ante la reacción de Matt ante mi acusación. Me encantaba cuando se ponía rojo de vergüenza.

 

-- Jajaja, Matt, lo sé, lo siento... Era para romper el hielo. ¿Quiénes son estos elfos, entonces? No los conozco, a ninguno, y mira que he visto elfos en mi vida. Pero a éstos no les conozco.

 

Les sonreí. Dos de ellos parecían muy agradecidos a Matt por darles de comer, se les notaba enseguida por la forma de hablar y de inclinarse ante él mientras saciaban su hambre. El otro, el de la oreja partida, parecía no mirar más que su plato, algo curioso pero bueno, cada uno reacciona como mejor puede. No le di más importancia. Además, mi hijo me había llamado para que atendiera al cuarto elfo, el que estaba tumbado y a él le dedicaba mi esfuerzo.

 

-- ¿Cómo habéis llegado a este estado? -- les pregunté a los elfos, de espalda a ellos. Yo estaba tomando la temperatura del enfermo, comprobaba su estado. Sus labios agrietados me informaban que tenía una deshidratación aguda, así que moví la varita y atraje a mi mano un vaso de agua, al que le añadí unas gotas de una poción herbovitalizante que saqué de mi maletín de medicinas.

 

Los dos elfos parlanchines empezaron a explicar, interrumpiéndose el uno al otro, aclarándose otras veces, interponiéndose en las explicaciones, de manera que me produjeron risa. El tercer elfo, sin embargo, se acercaba, con curiosidad para ver qué tenía entre las manos y cómo curaba a su amigo.

 

No tardé mucho en mezclarlo y que tomara un color verdoso. Al principio le hice caer gotas con una pipeta en la boca, muy despacio, dejando que se filtrara por su tráquea y que su cuerpo la fuera absorbiendo. Poco a poco, despacísimo. El elfo pareció reaccionar al rato y parpadeó. Sólo cuando abrió los ojos me atreví a darle el resto, incorporándolo un poco para que él mismo fuera tragando por sí mismo.

 

-- En media hora puedes tomar un zumo, con unas gotas de Filtro de la Paz y una buena dosis de Poción Vigorizante. Si no la vomitas, en otra media hora podrás comer. ¡Y listo!

 

Me giré a tiempo esperando una ráfaga de "¡Oooh's!" y "¡Aaaaah's!" de los elfos, con una gran sonrisa en la boca y sacudiéndome las manos, dando por finalizada la tarea. Sin embargo, nunca esperé que el elfo de la oreja partida se tirara sobre mí y me atravesara el pecho con una daga. Apenas grité, enseguida me di cuenta que la herida era profunda y me impedía respirar. Puse la mano en la herida y caí sentada al suelo, con los ojos interrogantes, intentando saber porqué pero sin llegar a pronunciarlo.

 

-- ¡Muere, asesina! ¡Mataste a mi Amo y a mi amada! -- Levantó de nuevo la mano con aquella daga y todo se hizo muy lento, muuuuuy lento. Noté que la daga brillaban con un líquido azulado, como si estuviera impregnada de alto, tal vez un veneno. Noté que los labios del elfo seguían diciendo algo pero las palabras flotaban en el aire. Noté que los otros dos elfos gritaban y hacían movimientos con las manos. Y noté que Matt se giraba del fregaplatos y se acercaba a nosotros.

 

Después ya no noté nada.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.