Chateau Dumbledore (MM B: 78647)

[Kahlan Blackthorn]

-Celerus Expectro Protego…-sentenció la Ángel Caído invocando un ente de oscuridad, aquel que rodeaba su cuerpo para luego ascender hacia el firmamento adoptando la forma corpórea de un fénix oscuro. Este se posiciono delante de la Malfoy, protegiéndola de cualquier hechizo que pudiera ser lanzado contra su creadora, salvo de los efectos, ya que esos serian certeros contra la joven.

 

Quedando a 10 metros sitio en donde pudieran aparecer los Fenixianos, no les daría un solo ápice de ventaja. Estaba dispuesta acabar con ellos, ya era hora de volver a colocar las cosas en el cauce debido, obligándolos a mantenerse a raya por las buenas o por las malas.

 

-Morphos…-bramó la rubia tras elevar su varita transformando una roca que estaba en el pasto en una araña de rincón. Ordenándole a la misma esconderse donde no pudieran encontrarle los pies de los Fenixianos, aquella criatura esperaría el momento justo para atacar y terminar con la vida de alguno de ellos tras inyectarles su veneno.

 

-Morphos…-volvió a realizar aquel conjuro ahora sobre un tronco que estaba a pocos metros a su derecha. Aquel se transformo en una mamba negra que se refugió en un escondite donde nadie podría apreciar su presencia, aguardando la orden de su creadora para poder atacar e inyectar su ponzoña en algún rival.

[Alyssa Black Triviani]

Al parecer ya estábamos todos, no éramos muchos pero si los suficientes como para llevar a cabo la tarea. Antes de ingresar a los terrenos del recinto me fijé primero en los objetos que me rodeaban, no muy lejos de mi ubicación había una zona circular sobre la carretera y en el centro se erguía la estatua de un viejo hombre que se mostraba orgulloso y bastante heroico. Sonreí para mis adentros ante la idea que se me vino a la mente, me giré encaminándome hacia dicho monumento y me detuve a tan solo escasos metros de él.

 

- Vitae – mascullé apuntándole con la varita.

 

La figura de piedra pronto cobró vida, sus manos se convirtieron en garras y de su boca salieron colmillos. Con una simple orden lo puse bajo la tarea de protegerme ante cualquier amenaza que pudiera surgir, con lo que al yo desplazarme la vieja estatua comenzó a seguirme celosamente con sus pesadas pisadas. Acto seguido me concentré en una gran roca que se encontraba a un costado del camino, había descartado varias antes pero aquella parecía ser perfecta para lo que me proponía.

 

- Morphos – sentencié apuntando a dicha piedra.

 

La misma mutó de inmediato hasta convertirse en un hermoso león, con su gran melena y aquel porte orgulloso digno de los de su raza. Al igual que la estatua viviente el animal fue encomendado con una sola tarea, protegerme ante todo. Armada ya con mis defensas me encaré hacia el castillo Dumbledore, junto a mis compañeros ingresamos a los terrenos del mismo hasta llegar al jardín frontal que resultaba ser la antesala de la puerta principal del edificio.

[Leah Snegovik]

~Leah Atkins

 

 

 

-Detritus -murmuró, a medida que sus pasos la acercaban al patio que daba a la entrada del lugar.

 

Una densa voluta de humo apareció de inmediato sobre su cuerpo, haciendo que su silueta estuviera cuidada por una cantidad de vapor azulado bastante curiosa. En un principio podía parecer las consecuencias de una aparición mal realizada, incluso, como si los restos del aire se hubieran quedado contra su cuerpo. Pero, en realidad, se trataba de una protección poderosa que la dejaría libre de los ataques físicos que pudiera recibir en los minutos posteriores a su creación. Con la mirada puesta en su objetivo, se detuvo a cinco metros de sus compañeros y cualquier cosa morpheable, una vez que estuvo ahí.

 

-Morphos.

 

Con un movimiento de varita, convirtió una roca en una araña venenosa pequeña y ésta se perdió bajo las órdenes de la Atkins. Ya regresaría, por supuesto, pero para hacer otra cosa más agradable.

[Arya Macnair]

—¡Expecto Patronum!

 

La exclamación fue clara. Se hallaba en las afueras de un pequeño y silencioso pueblo, en el conocido Valle de Loire. A un lado de la vía que conducía directamente hasta ese bello y atrapante Lóndres. Se le había informado que un grupo de rezagados invadía propiedad privada; Mortífagos profanando las tierras Dumbledore, ¿Es que no se cansaban de molestar?. Arya, quién se hallaba corriendo en dirección a los jardines principales de la reconocida familia, sin temor, sin miramientos, sin ocultarse, esperaba a que sus compañeros recibieran el llamado y acudieran cuanto antes, era momento de jugar un rato, de sacar las malas hierbas y dejar aquel jardín bello y florecido.

 

Al cruzar los límites, con la luz cubriendo sus bellas facciones, comprobó la presencia de cuatro de ellos. Alzó su varita separando sus pies para ganar estabilidad, estaba preparada para lo que fuese, no moriría sin dar pelea, ¡Ella era dura de roer!, se había ganado una reputación haciéndolo y debía mantenerla; además, solo esas eran las escasas oportunidades que tenía para frecuentar a aquel Mortífago que recordaba vagamente haber besado antes de morir, unas cuantas semanas atrás.

 

¿Se habría presentado?, se preguntó, mirando en todas direcciones.

[Helen Evans]

Había pasado demasiado tiempo desde que un patronus había ido a visitarme, observé al lobo huargo entrar en la habitación que ocupaba temporalmente en la madriguera y me sobresalté al reconocer el invocador de dicho patronus, Arya se encontraba en peligro, tal vez era otra cosa, tal vez una reunión pero no podía dejar de preguntarme que había ocasionado que nos llamara.

<<Ataque, familia Dumbledore>> fue todo el mensaje del patronus, eso lo explicaba todo me incorporé de inmediato y me dirigí a los jardines del lugar, antes de salir del refugio de los Weasley me coloqué una luz en el rostro; salí fuera de los límites de seguridad de aquella casa y desaparecí.

 

Esa sensación de nuevo.... me había desacostumbrado a ella, tanto que me había costado adaptarme para que ahora todo el trabajo fuera en vano; mi túnica azul se arrastraba a cada paso que daba, sabía que estaba en las afueras del pueblo, más específicamente en el valle de Loire... me conocía ese camino, después de todo estaba a un costado de la vía principal que conduce a Londres y yo había recorrido esa vía más de una vez. Al fin divisé a un grupo de gente, suspiré al ver que no había llegado tarde todos estaban ahí con la varita en mano aún esperando, mis compañeros se encotraban bien, al menos por ahora, me acerqué a dónde se encontraban dispuesta a escuchar órdenes.

[Ley Gryffindor Rosier]

Ley Gryffindor Rosier

 

Me gustaba pasear por el bosque y sentir el viento en mi cara, era algo que me tranquilizaba bastante y me ayudaba a acomodar mis ideas. Subía los árboles y observaba todo desde arriba, unos pajarillos andaban por allí y me observaban claramente molestos por el atrevimiento de invadir sus aposentos. Salté y vi un río allí cerca, el sonido me empezó a atraer a él, pero mis pensamientos se vieron interrumpidos por un patronus de lobo huargo. Su mensaje era: ir a las afueras del pueblo, en el valle de loire, a un costado de la vía principal que conduce a Londres... ¿Cómo se atrevían a molesar a los Dumbledore? Tan fina familia ellos. Pasé mi varita por mi rostro conjurando una máscara de luz que me protegería de ser reconocida y dejando una voluta de humo desaparecí hacia ese lugar.

 

Al llegar sentí el frío, el clima estaba fresco y solo traía puesto una falda y una blusa que dejaba ver mis atributos ligeramente, unas zapatillas y no más.

 

-Buenas- saludé a los presentes -¿Algo se les perdió?- y preparé la varita para comenzar los ataques, querían guerra y guerra iban a tener, no se saldrían con la suya tan fácil, no dejaríamos que interrumpieran la paz de ese lugar solo porque si y defendería a mis amigos así tuviera que morir en el lugar.

[Leah Snegovik]

~Leah Atkins

 

 

 

-¡Absorvere!

 

Las muñecas funcionales de Arya y Helen, se rompieron con un estruendo que llenó el lugar. Tomando la posición de ocho metros de sus adversarias, había alzado la varita en una floritura que prometía ser bastante letal. El hechizo había hecho efecto al mismo tiempo en que la araña que había creado buscaba a su víctima, subiendo por la pierna de Arya y picándola de inmediato para inyectar su veneno. Acto seguido, había ido contra Ley para hacer lo mismo.

 

-¡Seccionatus! -pensó, ésta vez apuntando a Helen.

 

Doce medias lunas veloces y cortantes atravesaron el aire con el siseo metálico de su estructura, dispuestas a cortar la piel del pecho y crear cortes profundos donde se enterrarían. Aquello era doloroso y bastante efectivo, suficiente como para hacer sufrir a cualquiera que se pasara de listo.

[Mica Gryffindor]

Estaba atardeciendo y una tormenta intensa amenazaba con desatarse sobre Ottery. Caminaba hacia las afueras del pueblo, hacia allí donde el llamado de los suyos la guiaba. El valle de Loire estaba a pocos metros de distancia, era allí donde sus compañeros ya estaban reunidos a atacar.

Se trataba de un valle al costado de la vía principal que conducía a Londres, conocía el lugar pues no pocas veces lo había visitado, tanto en su antigua vida como en la “nueva “.

Pronto, estuvo frente a la residencia Dumbledore. A través de los orificios de su máscara pudo identificar la edificación. Algunos de los suyos se hallaban en el jardín, así que apresuró el paso hacia ellos.

El viento de tormenta agitaba su túnica negra hasta los pies, queriendo arrancarla de su cuerpo mientras avanzaba. La capucha que le cubría el rubio cabello cayó, revelando una improvisada trenza que lo contenía.

Calzaba botas de alto tacón, las cuales resonaban a cada paso, la batalla estaba comenzando, había llegado justo a tiempo.

[Alyssa Black Triviani]

Por fin alguien acudía al lugar, aunque me resultó extraño ver la solitaria figura que se acercaba a nosotros sin ningún tipo de respaldo o compañía. Aquella mujer tenía agallas, o era demasiado imprudente… De un modo u otro sabía que moriría, no podía permitirme perder el tiempo pensando en sus acciones a no ser que fueran ataques contra mí o mis compañeros. Estaba a punto de atacarla cuando vi llegar dos más, no pude fingir mi satisfacción ya que al menos así sería más interesante.

 

- Anular Strellatus – sentencié apuntando con mi varita a una de aquellas brujas (Helen).

 

Con esto al menos me quitaba una gran molestia de encima, odiaba aquel hechizo con toda mi alma. Aun con la estatua viviente y el león protegiéndome, alcé nuevamente mi varita dispuesta a atacarla.

 

- Fuego Maldito – rugí en esta ocasión.

 

Una llamarada en forma de guepardo se formó ante mí y se lanzó fugaz contra la misma chica (Helen), quien ahora tenía una muñeca rota gracias a un ataque de Leah.

[Mica Gryffindor]

Focalizó su atención en una de las brujas del bando contrario que se había presentado a defender el lugar. Una sonrisa se curvó en sus labios mientras por su mente pasaban infinidad de posibilidades. Solo esperaba una rival digna ¿era mucho pedir?

-Séneca- dijo con voz firme concentrada en Ley, si el efecto llegaba a ella no podría pronunciar hechizos por largo tiempo, lo cual signifiacaría una importante ventaja. - Fuego Maldito- agregó, creando una leona de fuego que se materializó para correr hacia su víctima (Ley).

Si la leona impactaba en ella, graves quemaduras se expandirían por su cuerpo, generandole intenso dolor y acercándola a una pronta muerte.

Sonrió con calma esperando respuesta de su rival, sabiendo que podría defenderse si lo quería, pero ella estaría lista para más...