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Metamorfomagia


Amara Majlis
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~ Con @ Maida Black Yaxley

 

⎯⎯¡Y es una muy elaborada máscara es! ⎯terció Amara, guardándose el ejemplar entre el ropaje. Le agradaba esa dualidad que presentaba su alumna, mostrándose como la polémica Vuelapluma para el gossip mágico, mientras que por otro lado era Maida Yaxley ⎯. Para el ojo menos entrenado, sí, una figura pública relevante en la comunidad; pero si uno es más observador, se encontrará contigo. Huelga decir, que es una interesante dinámica que te ayudará a dominar esta habilidad. 

Le invitó a ingresar a su vivienda, extendiendo un brazo hacia la entrada en la que minutos antes había acudido a su encuentro. En el recibidor, algunos de los retratos de propios y extraños, todos estudiantes suyos, comenzaban a difuminarse debido al humo proveniente de la cocina. Seguro el té ya se le había pasado de hervido, pero estaría a la temperatura justa para compartir una taza con su aprendiz.

⎯⎯Te sorprendería saber lo mucho que te ahorrarías en muchas cosas, señorita Yaxley. Dominar la metamorfomagia no sólo nos permite embellecernos, sino también es una ventana de oportunidad a una nueva historia. O un cúmulo de historias, considerando que podemos tomar el rostro de quién se nos antoje, ¿qué historia asociaremos a esa piel, tan ajena y tan familiar? 

Dio un golpecito al suelo, y empleando su magia arcana, Amara las transportó a una estancia circular, coronada con espejos de cuerpo completo a donde fuera que el ojo pudiera fijarse. En el centro de la misma, se encontraba una mesita de servicio con la infusión de cardamomo en la tetera y dos tacitas, acompañada por dos cojines, propios de una clase de Adivinación. Fuera se escuchaba la algarabía que uno normalmente encontraría en los parques de atracciones, sin importar que se tratase de un evento mágico o no mágico. 

⎯⎯Ahora bien, el espectro electromagnético es más un tema que han venido investigando los muggles, y en el que no ahondaré en demasía. Pero, bien, resulta que hay una franja que el humano percibe, y que conforma lo que nosotros conocemos como el color ⎯ se permitió dejar a la castaña en suspenso, para servir ambas humeantes infusiones ⎯. ¿Y de qué nos sirve conocer esto? Bien, es más una cuestión metafórica, pero se resume a lo que te he comentado anteriormente. La gente a tu alrededor verá ciertos rasgos físicos, pero no tendrá el panorama completo. Al igual que el espectro visible, tú sólo estarás mostrando tal o cual característica, pero a través de esta maravillosa habilidad, puedes elegir quién ser. 

Se detuvo junto al espejo que mostraba a su alumna de frente, sin ninguna distorsión. La Arcana le dio un pequeño toque al cristal, que comenzó a ondear como si estuviese hecho de agua y una roca hubiera perturbado su superficie. Poco a poco, la imagen de la Yaxley se tornó borrosa. Era como si el espejo se empañara y evitara que la autora de Vuelapluma se viera a sí misma.

⎯⎯Iniciemos con algo sencillo, ¿te parece? El cabello generalmente es el punto de partida más cómodo para mi alumnado, así que, ¿por qué no intentas con un nuevo peinado? Descuida, que si terminas quedándote sin cabello, me encargaré de devolvértelo al instante. O al menos, una buena parte de este. 

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  • 2 semanas más tarde...

— Permítame ver si entendí, mis ojos son azules, pero, en determinadas ocasiones y a antojo mío, los que estén alrededor podrían percibirlo de otras tonalidades, ¿es así? Y lo que he estado haciendo, es jugar con mi propia percepción, aunque no lo haya hecho conscientemente, ¿correcto? — Maida tenía los ojos medio entrecerrados mientras, según ella, llegaba a una buena conclusión acerca del concepto del espectro electromag, ¿qué era?— Comenzar con el cabello dice, yo, que nunca he cambiado ni el estilo ni el corte. No es tan sencillo para mí.

Y hubiese completado con un "me falta voluntad", pero no quería poner de mal humor a su maestra. La mujer se concentró en la superficie del espejo que tenía al frente, se vio a sí misma, con detenimiento. Algo que evitaba si podía. Jamás había tenido la suficiente auotestima como para verse sin encontrarse mil fallas en su físico. Era un pequeño obsequio que le había dejado su primer novio, la ex novia de este había sido un monumento de mujer y por mucho que él se lo dijo, ella siempre sintió que era un estropajo a su lado. Además, tenía que verla seguido, una tortura que se hizo más grande cuando él simplemente desapareció, demostrándole a la Yaxley que no era un ancla suficientemente pesada para mantenerlo cerca de ella. 

Ahí estaban de nuevo, los recuerdos, torturándola en cada pensamiento. ¿Cómo debía concentrarse en obtener un mayor conocimiento si su mente le decía que no se detuviera con el cabello? ¡Qué lo cambiara todo! Sus ojos brillaban, no por azul de sus pupilas, sino por las lágrimas agolpadas, tratando de no rodar sobre sus mejillas. Sin mucha intención, sus uñas se habían vuelto afiladas, como si quisiera convertirse en una leona encerrada en el cuerpo de una mujer. Y acto seguido, lo que su mente si buscaba, en el reflejo, vio como su melena se hizo más espesa, más voluminosa, con ondas castaño oscuro que simulaban las olas del mar, un largo que rozaba la altura de las caderas. El cabello, pasó del típico castaño oscuro que siempre lucía a un borgoña intenso, brillante, que fue acompañado por unas pupilas violetas. 

Debía detener su mente, puesto que sentía que pronto acabaría queriendo cambiar todo. Esa no era la indicación.

— Pelirroja, ¿Quién lo diría? —musitó frente a su nueva imagen. 

@ Amara Majlis

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~ Con @ Maida Black Yaxley

 

⎯⎯Es correcto, la metamorfomagia funciona de esa manera, sí. Le felicito por su ávida comprensión, la mayoría queda peor de cuando llegó cuando intentó explicarles lo del espectro electromagnético ⎯ terció Amara, dando tres rápidos aplausos, cual docente orgullosa de que su alumnado trascienda en la adquisición del conocimiento, o en este caso, de la habilidad ⎯. En general, creo que es lo más difícil de cambiar, incluso teniendo en cuenta que también tendrá la capacidad de modificar su masa corporal o estatura a voluntad, y en apariencia, eso sería impensable para alguien que está dando sus primeros pasos. 

Le dio el merecido espacio a la Yaxley para que pudiera efectuar su transformación a gusto. Lo primero que percibió, fue el crecimiento desmesurado de las uñas de su alumna, un efecto secundario normal cuando se estaba aprendiendo, y además, la persona pasaba por demasiado estrés al intentar transformarse. Fuera de eso, la ejecución de su cambio de cabellera la consideró exitosa, y mas aún, excelente con la modificación del iris de sus ojos a juego. Hasta debía admitirlo, que esa combinación escarlata en el cabello y violeta en los ojos, era lo más a la moda que veía en sus alumnos hasta ese momento. 

⎯⎯Me ha encantado ese color, querida. El de ambos, cabellera y tus ojos, ¿por qué no lo conservas? Ahora tómate un poco de esto, para los nervios, te ayudará.

Regresó al encuentro con Maida sosteniendo las dos tacitas del té de cardamomo, entregándole la suya a la Yaxley para que le diera un sorbo. Acto seguido, se apoyó en su Vara de Cristal, cual cayado; por un momento, pensó que la ex rubia volviera a su apariencia natural, ya fuera por cansancio o desconcentración, pero no fue el caso, por lo que estaba complacida con su avance. 

⎯⎯Ahora, lo de las uñas se nos ha salido un poquito de las manos, y vaya que no es un mal chiste ⎯ añadió, al ver que había elegido mal juego de palabras. Con una mano que sostenía su bebida, parecía más bien una de esas tías que juzgaban a sus familiares ⎯. La metamorfomagia, al igual que la animagia y la legilimancia, suele estar muy asociada con las emociones. Dependiendo de éstas, y a veces, de nuestro grado de concentración, podemos tener estos que llamamos efectos secundarios. Esta vez fueron las uñas, pero quizá si vuelves a intentarlo más adelante y no te sientes bien, termines con una nariz más reducida, o un brazo más largo. 

Pidió que le acompañara a uno de los rincones que formaban la disposición en la que se habían acomodado los objetos. Para un individuo adulto, sería casi imposible pasar, pero para un infante de no más de diez años, seguro sería pan comido. Le dio un pequeño toquecito con la varita, como si quisiera que su estudiante le pusiera atención a esa imperfección. 

⎯⎯¿Lo ves? Aún cuando nos esforzamos al máximo, siempre hay pequeñas lagunas que dejamos, y de las que no nos percatamos. No es un asunto de perfección, verás, sino de perseverencia. Es parte de nosotros, la transformación, al igual que cada uno de nosotros, sólo aspira a un estado de perfección, más no ésta en la extensión de la palabra. 

Apuró el té, depositando la taza en el servicio, y volviendo rápidamente al encuentro con Maida. ¡Seguro que la joven ya estaba enredada con tanto acertijo!

⎯⎯Para nuestro siguiente intento, quisiera que intentes cruzar este hueco. Como puedes ver, no se puede cruzar así, por más que intentemos estirarnos, así que tu siguiente reto conlleva el reducir tu estatura, o bien, la extensión de tus extremidades, para que sea más fácil cruzar ⎯ mientras ella recitaba las sugerencias para Maida, ponía un pie dentro del hueco y, como si fuera de goma, se contorsionaba para poder entrar en el espacio entre los espejos ⎯. Te estaré esperando del otro lado. Sigue la luz, ¡pero no la blanca! Deberías llegar a la entrada de la casa de espejos, cuya iluminación es más bien verdosa, como un pantano. 

Dicho esto, atravesó lo que faltaba de su cuerpo por el orificio, y se desvaneció entre la oscuridad, permitiendo a Maida que resolviera el tema del cambio de forma en el resto de su cuerpo. 

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  • 2 semanas más tarde...

Se vio al espejo por unos instantes, esa mujer del reflejo no era ella, era muy parecida a una caricatura exuberante y sinuosa, sin embargo, algo en su mente la instaba a quedarse así, a pasearse por el recinto aunque fuese solo por unos segundos. ¿Esa ferocidad en los ojos le habría permitido mantener cerca a quiénes quería? Lo dudaba, sonrió de lado. Se vio interrumpida en sus pensamientos por Amara y tomó entre sus dedos la taza de té. Inhaló con fuerza y sólo entonces, con el aroma a cardamomo envolviendo su mente, notó lo puntiagudas y afiladas que se veían sus uñas, sin duda alguna sus emociones se blandían entre la ira y la tristeza, una muy mala combinación.

— En algunos países toman esto con el café, nunca entiendo que tan especial tiene el café pero así es —decía algo irrelevante sólo para calmarse así misma, necesitaba controlar esa habilidad, debía no derrumbarse entre las cosas que le estaban sucediendo, y entendió lo que le decía Amara porque justo en el instante en el que logró calmarse un poco, las uñas regresaron a la normalidad—. Una cosa es modificar la superficie, pero atravesar esa puerta es modificar mi esencia física. Sigo siendo una aprendiz, Amara.

Alzó las cejas.

Perdón la tuteada —pero nunca supo si su maestra la había oído o no, porque ya había cruzado el umbral de la puerta.

Maida se inclinó un poco para ver a través de la puerta, pero no la vio. ¿Iba para otra dimensión? Con los arcanos nunca se sabía, bien podían estar teniendo la clase en mitad del Ministerio de Magia y nadie se percataría de ellos. Ahora, modificar su cuerpo. ¿Un hechizo de por medio? Diffindo la iba a partie en dos, pero no estaba segura de que fueran dos partes funcionales. Engorgio servía, pero tenía entendido que sólo para las cosas, esto era algo más. Algo más... estiró una de las piernas pero solo logró agacharse un poco, por muy pequeña que era, sus metro sesenta no le permitían ingresar por esa puerta.

— Vamos Maida... —se animó sacudiendo las piernas y concentrándose en una imagen suya de cuando tenía unos siete años, le tomó unos minutos, quizá una docena, pero de pronto, sus piernas se hicieron mucho más delgadas y cortas, su cabello se hizo menos largo y sus brazos fueron reemplazados por unos más cortos. Estaba transpirando al momento que notó que ya podía pasar sin dificultad alguna por la puerta—... ¡Eso!

Al cruzar, se vio rodeada de espejos, como si de un sitio nebuloso se tratara, aunque la iluminación no era tan gris como verdácea. ¿Dónde estaba Amara? Iba a buscarla con la mirada, pero se topo con su reflejo, con una mini Maida de cabello borgoña y ojos violetas, ahora no pensaría en su verdadera estatura como muy pequeña. No pudo evitar reírse de sí misma, pero había tanto tiempo entre su última risa y esta que el sonido le pareció diferente, como si le perteneciera a otra bruja. 

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~ Con @ Maida Black Yaxley

 

Amara había tomado la delantera en aquel camino de la habilidad, con sus esperanzas puestas en que Maida lograra modificar su cuerpo para poder acompañarla en esa travesía. No bien se escabulló del agujero de la sala de los espejos, corrió a refugiarse entre el nebuloso sendero, que por momentos parecía ser más propio de un episodio de alucinaciones. Redujo su estatura para estar casi a la par de la versión pequeña de Maida, pero en sus brazos aún estaba la fuerza física que le permitiría afianzarse de su Vara de Cristal. 

Entre las sombras, apreció el gran avance de su aprendiz, por lo que se permitió de tomar unos minutos para elogiarla. 

⎯⎯Tienes razón, mi querida señorita Yaxley. Pero también recuerda que el aprendiz supera al maestro, al menos, eventualmente. 

Su voz resonaba en el pasillo como las de un altavoz que solía anunciar el piso al que se descendía o sobre alguna oferta en la sección de calderos. Reapareció ante los ojos de la Yaxley, apelando la posible sorpresa que acarrearía su estado físico actual, mientras ahogaba una risa con la mano que llevaba libre. No le dijo nada al llegar a su encuentro, enfocándose a escudriñar en su aspecto adquirido más reciente; no había mucho que examinar, pero sin duda lo vital era que su alumna comenzaba a tener control en la extensión y reducción de extremidades a voluntad. 

⎯⎯ Ya lo tienes, o estás muy cerca de establecer una transformación casi perfecta ⎯ opinó Amara, pasando sus dedos por la cabellera de su alumna por unos instantes, con un dejo de seguridad ⎯. Entiéndase por ello, que lo harás casi de la misma forma que respiras, es decir, como una función natural del cuerpo. Continuemos estimulando esa resistencia al cambio, ¿te parece? 

La Arcana de Metamorfomagia, considerablemente más joven en lo físico, saltó unos cuantos pasos hacia delante en el misterioso sendero, antes de detenerse y girar sus ojos hacia la autora de Vuelapluma, quien estaría expectante de cómo desembocaría todo ese asunto de los espejos. Señaló hacia el final de la luz, donde el tono verdoso reinaba por encima de las otras derivaciones de la luz. 

⎯⎯ Encontrarás una puerta de madera más adelante, tallada a mano, muy bonita. Pero no tiene picaporte, ya que se abre de una forma muy especial, ¿sabes? Intenta descifrar el cómo; te puedo adelantar que es sensible al color, pero no a cualquiera, sino a una combinación de un rasgo inherente tuyo, algo sobre tus...orígenes. Bien podría decirte de qué se trata, pero me gustaría que intentaras ahora cambiar dos aspectos de ti a esos colores asociados con tus orígenes. 

Se situó a un lado del camino para que la búlgara pudiera proceder a resolver el reto que le había sugerido, lista para solventar las dudas que pudieran surgirle. Sin necesidad de mover sus manos, recurrió a la magia de su pueblo para influir en el colorido humo que adornaba el corredor. En apariencia inofensivo, sería poco recomendable quedarse encerradas mucho tiempo allí, ya que tras varios minutos de exposición a éste, su alumna comenzaría a tener retorcidas visiones. 

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  • 1 mes más tarde...

Yuriko Oyama

Japón, su natal país, el lugar en el que había vivido gran parte de su vida y claramente su formación como bruja destacada. Para la oriental volver a su escuela de magia le causaba una gran satisfacción pues siempre había disfrutado de su estancia en aquel lugar y había aprovechado al máximo las enseñanzas de sus maestros. Ahora decidía regresar para cursar una habilidad que si bien sabía que poseía, no tenía idea de como explotarla y beneficiarse de ella. Fue gracias a ello que finalmente decidió tomarse unas semanas libres y volver hacia el ateneo donde tomaría la clase de metamorfomagia con la arcana Majlis.

Sabía algunas cosas de aquella mujer aunque en realidad todo le parecía un gran misterio y secreto. Su forma de ser y enseñanzas le causaban curiosidad pues sabía muy bien que aquella arcana era bastante anciana para la edad que aparentaba. Sin duda disfrutaría de sus conocimientos y se mostraría abierta en todo momento.

Aquella mañana justo después de recibir su aceptación, se dispuso a ir hacia las cabañas de los arcanos y se dirigió hacia una de las últimas donde sabía que vivía aquella mujer. Llevaba un pantalón negro largo y ajustado a sus caderas y una camisa del mismo estilo, su cabello largo negro lo había peinado con una cola de caballo y su calzado era deportivo, solo portaba su varita. Un poco nerviosa se colocó frente a la puerta y tocó diciendo.

-Hola, me llamo Yuriko Oyama, soy la nueva estudiante de la arcana Amara.

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~ Con Ludwig Malfoy

Había dado un modesto sorbo a la humeante infusión que preparó minutos antes, cuando escuchó que llamaban a la puerta. Aún desde su biblioteca personal, bastante retirada de la entrada, la Arcana de Metamorfomagia percibía cuando nuevos estudiantes llegaban para pedirle consejo o solicitarle que les apoyara con el desarrollo de la habilidad; como un sexto sentido que quizá habría sido más propio de su compañera Suluk Akku. 

Levantándose con una fortaleza inusual para sus casi doscientos años, la anciana atrajo su Vara de Cristal, de un resplandor azulado, para usarlo a manera de cayado. Antes de abandonar la estancia, se detuvo un momento para dedicar sus respetos al retrato de Zuhayr, su mentor y predecesor en el puesto, como un ritual de buena fortuna que efectuaba antes de dar inicio a una nueva travesía. 

⎯⎯¡Yuriko de la casa Oyama! ⎯ pronunció Amara, instantes más tarde, cuando abría la puerta para recibir a su más reciente alumna ⎯. Sí, estaba aguardando tu llegada, me da gusto que hayas podido llegar sin problema. Mi humilde morada está un poco escondida a la vista, pero si uno se acerca es inconfundible. Pasa, por favor. 

Le invitó a que accediera al vestíbulo, no sin antes reparar en su vestimenta, que era casual y, a su juicio, adecuada para una clase a campo abierto, como en ocasiones solían ser las cátedras en Mahoutokoro. Para la Arcana, parte del éxito de la metamorfomagia, además de la destreza misma del usuario, era saber camuflarse aprovechando su atuendo; Yuriko parecía entender este mensaje a la perfección, pues si le pidiera que se perdiera entre una multitud que cruza una amplia avenida, sin duda lo podría hacer, y ni siquiera sin tener que cambiarse el tono o forma del cabello. 

⎯⎯¿Gustas una taza de té? Preparé una infusión de diente león y boldo hace poco, pero aún está humeando. Quizá podamos compartirla mientras me cuentas un poco más de ti y de lo que te ha traído aquí. 

Miró de soslayo los diversos recuadros que adornaban la estancia, mientras extendía un brazo, el que no se apoyaba en la Vara de Cristal, en dirección a su biblioteca, coronada con estantes de diversos tomos sobre artes mágicas como la transformación y los encantamientos, pero también sobre otros temas como la herbología y las pociones. Amara Majlis sabía perfectamente que su alumna pretendía trascender como una meta, como solía llamar a los que como ella podían modificar su apariencia a gusto, pero quería conocer el contexto tras esa decisión. 

⎯⎯Cuéntame, ¿tienes alguna experiencia con cambiar tu aspecto, te ha pasado alguna vez?

Editado por Amara Majlis
Corregir errores ortográficos.
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Había escuchado bastantes buenas referencias de la arcana de metamorfomagia, su actitud agradable y llevadera, su manera de tratar a sus alumnos como amigos y darles una bienvenida bastante calurosa. Pese a todo la oriental era bastante reservada y no pudo estar preparada para tan afectuoso saludo que Amara le había proporcionado. La pelinegra solo pudo hacer tres reverencias e ingresar a la morada de aquella mujer poco después de quitarse los zapatos y caminó por el vestíbulo lleno de retratos de personas que en su vida había visto. Acto seguido se le invitó una infusión la cual accedió con gusto, sonrió levemente mientras se acomodaba el cabello y se sentó cerca de una mesita mientras se preparaba para hablar un poco de ella.

-Muchas gracias sensei – dijo haciendo otra reverencia – pues soy originaria de Tokio, mi familia es descendiente del clan Abe por lo que fui criada con sus enseñanzas desde pequeña conociendo muchas de sus técnicas sagradas, pude convertirme en ninja pero decidí seguir mi propio camino convirtiéndome en asesina a sueldo por un tiempo y posteriormente en guardaespaldas, no me avergüenza mi pasado, tuve que hacer lo que tuve que hacer para sobrevivir – dijo tranquila lista para contestar la última pregunta – fue gracias a todo lo que viví y aprendí que descubrí la manera de cambiar mi tono de piel para poderme ocultar entre la naturaleza y pasar desapercibida, algo parecido a lo que hacen los camaleones.

No le gustaba mucho hablar de su pasado pero entendía que era importante para crear un vínculo con su profesora, tampoco le gustaba mucho enseñar su “don” de transformarse así que decidió no hacerlo a menos que la mujer se lo solicitara, en cualquier caso seguiría todos los consejos y peticiones que la arcana le solicitara. Continuó bastante tranquila en la espera de la respuesta de Amara.

 

@ Amara Majlis

 

 

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  • 2 semanas más tarde...

~ Con @ Ludwig Malfoy

 

Pudo percatarse de que su nueva alumna era un tanto reservada, pero aquello no le quitaba la cortesía, pues era la primera en retirar su calzado para ingresar a la morada de Amara, aunque claramente su memoria de casi dos siglos comenzaba a fallarle. Con todo, aguardó a que la joven ingresara, para poder acompañarle de vuelta al recinto en el que había estado previo a su llegada. La Vara de Cristal, la cual resonaba cada que la anciana se desplazaba apoyándose en ella, invocó una taza de té adicional con la infusión que había mencionado, depositándola sobre las manos de Yuriko. 

Acomodándose en su sillón, prestó oídos a la historia que le contaba, de su ciclo de vida y el arte de pasar desapercibida, algo que muchos animagos no siempre desarrollaban, ni siquiera en la clase que ella dictaba. 

⎯⎯Cada quien elige cómo explotar mejor sus talentos, ¿no lo crees? Asesina a sueldo y guardaespaldas son profesiones tan honorables como lo sería un funcionario de algún Ministerio de Magia, o si nos vamos a esas, una Arcana ⎯ sonrió de lado, mientras inclinaba su propia taza en torno a su alumna, antes de beber un poco de la esencia de diente león ⎯. Me ha agradado tu mención a los camaleones, porque de hecho podemos decir que nosotros los usuarios de la metamorfomagia somos, en cierta medida, parientes de estos. Conocí a un metamorfomago, y además animago, con esa forma animal, pero de eso hace muchísimo tiempo. En tantos años de enseñanza, los rostros van y vienen, pero todos quedan inmortalizados aquí. 

Dejando el cuenco vacío, junto ambas manos, como si pretendiera hacer crujir los huesos de sus dedos, a la par que dedicaba la mirada a los recuadros que coronaban la estancia privada de la Arcana, y que estaban conformados por su mentor y algunos miembros de su familia, principalmente. 

⎯⎯Esta habilidad, como creo que has podido averiguar, se basa mucho en las emociones y sensaciones. Un pensamiento que nos distraiga del momento puede cambiar el color de una ceja o un ojo y generar una anécdota graciosa, pero cuando es una situación de vida o muerte, donde el sigilo y la discreción son vitales, un solo segundo será la diferencia entre la vida y la muerte. 

No pretendía con esto sermonear a Yuriko ni mucho menos, sino más bien ponerla en el contexto de lo vital que era el control de uno mismo cuando efectuaba ese tipo de transformaciones. Prácticamente, era el principio del funcionamiento gran parte de las Habilidades que su pueblo estaba destinado a enseñar a la comunidad mágica. 

⎯⎯Me gustaría ver tu transformación en acción, como parte de un pequeño paseo que tendremos ⎯ añadió con el tono jovial que le caracterizaba, golpeando el suelo con la Vara de Cristal unas cinco veces ⎯⎯. Eres libre de seleccionar el destino, tu pensamiento será nuestra brújula, mi varita hará el resto. ¿En qué lugar te sentirías a salvo?

Era fácil invocar un portal usando el hechizo del Haz de la Noche, el cual reconocía como una magia Uzza bastante útil; en esta ocasión, lo dejaba todo a su magia Arcana, que se concentraría en el sitio que su estudiante decidiera, y los transportaría ahí, de forma muy similar a como lo hacían los trasladores en la actualidad. 

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  • 2 semanas más tarde...

Yuriko Oyama

Se sentía bastante tranquila y en confianza con su nueva profesora, el cálido aroma del té que los arcanos acostumbraban a servir más la linda fachada en la que se encontraba le hacía sentir como si fuera en su propia casa. Le agradaba mucho que aquella mujer no la hubiera juzgado por su pasado oscuro y al contrario era como si aquello no le hubiera causado mayor importancia. Lo que si le había interesado a su mentora era lo que precisamente había llevado a la oriental a las puertas de su morada. Su habilidad de cambiar la tonalidad de su piel.

Asintió con la cabeza en distintas ocasiones, le agradaba la manera en la que pensaba Amara, se veía muy amena y una persona con la que uno podía incluso desarrollar una amistad por lo que no le sorprendió que la mujer decidiera llevar la clase a algún otro lado donde Yuriko se pudiera sentir un poco más en confianza. Lo que si le sacó un poco de su zona de confort era el hecho de que sería ella quien debería decidir el lugar al que irían. Yuriko pensó durante unos minutos el destino en el que se podría sentir más a gusto para demostrar su habilidad hasta que finalmente decidió a donde le agradaría ir. Se concentró y pensó en una jungla y acto seguido cruzaron el portal que las llevaría hacia aquel destino.

Evidentemente el clima había cambiado bastante, ahora hacía un calor muy húmedo obligando a las brujas a sudar terriblemente. Se podía escuchar el revoloteo de las aves que huían asustadas por la presencia de aquellas mujeres. Los grandes árboles se imponían y a la vez vegetaciones tan largas que todo lo que se veía en el lugar era verde. Un agradable lugar de no ser por los depredadores que podrían acechar. Decidió no hacer esperar a su profesora y mostrarle su habilidad. Se desnudó por completo y se colocó justo frente a un árbol y lo tocó, cerró los ojos intentando ser una con el árbol, ser parte de este y poco a poco su piel fue adquiriendo el color de aquel imponente perenne, primero sus manos y el color fue avanzando conforme iba recorriendo su piel hasta que finalmente todo su cuerpo se hizo café oscuro, incluso con algunas estrías negras.

-He practicado algo aunque me cuesta mucho tomar tonalidades de dos cosas a la vez como árboles y pasto me sería imposible – dijo agachando los hombros.

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